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La experiencia Unae.

Carta desde Unae Amazonía a Unae Matriz


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La presente no es por motivo de celebración, tampoco para indicar resultados. Trata de
una experiencia. La experiencia Unae.
¿Qué conllevaría está experiencia? sino la decisión de una puesta en límite de los sentidos
de las diferentes búsquedas y concepciones que sobre la vida, en cada instante, en
intimidad, cada quien quizá presiente o afirma con certeza efímera.
Tal puesta en límite, revela entonces una apuesta, es decir, un riesgo.
El riesgo de la pérdida y la invención de sentidos, ante los cuales cada quien responde
con la invención y creación de perspectivas que pretenden intencionalmente, pues se trata
de educación, de su sentido e insensatez, y claro de lo que la rebasa, que se ocupa.
Está ocupación que hace del oficio, de la labor docente una acción creadora, no
corresponde sólo a exigencia de producción, sino a su cuestionamiento, a lo que de
incalculable tiene el trabajo y que le expone como un don.
Un don se precia por desapropiarse, es decir que se expone en la decisión de dar, donar,
práctica que genera intercambio, pero, sobre todo, reciprocidad.
La reciprocidad no es una cuestión de romanticismo o esperanza cifrada en ansias de
reconocimiento. Es una decisión política que conlleva la praxis crítica y creativa de dar
intencionalmente.
En este sentido, la reciprocidad implicaría comparecer ante otros. También una
provocación, también una profanación.
La reciprocidad como decisión política implicaría la toma de decisión por el riesgo de la
transformación que conllevaría cada vez perder todo, sin temor.
Para las ciencias, esta política de reciprocidad evidenciaría una episteme de lo
desconocido, pues expondría la insuficiencia de sus demostraciones por lo inacabado de
los saberes.
Para las estéticas quizá sugiera la cifra diseminada de sus sensaciones, significados,
insensatez y sentidos.
Para las instituciones y tecnologías, el presentimiento de un temblor con epicentros
plurales, quizá simultáneos. (Y quizá por eso la continua y renovada lubricación de sus
mecanismos de crisis y refundación de la lógica del terror, sustentada en el "populismo
industrial" endulzado y al calce, del don pervertido o el "regalo envenenado").
La política de reciprocidad referida aquí desde lo que se evoca como una experiencia
Unae, comprendida como toma decisión por comparecer ante sí, otros, lo que cada quien
decida; es un movimiento, un trazo, un gesto, un silencio, de la intención de una búsqueda
de sentidos infatigable, sin temor.
La experiencia Unae, sería entonces, el inicio siempre inacabado de la conjuración de los
temores al riesgo y la desesperanza; por tanto, una política de la reciprocidad crítica y la
creación de sentidos sin límite.
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En el encabezado se menciona que se trata de una carta de Unae Amazonía a Unae Matriz,
quizá se preste a confusión o prejuicio y se crea que se trate de reclamos, quejas,
condenas, lecciones o demás. (Porque se trata de una economía diferencial de las
relaciones cuando se menciona una política de la reciprocidad crítica y creativa). Pero no,
se trata de los lugares, de lo que permite la generación o invención de perspectivas
La generación e invención de perspectivas implica, no sólo explica, pues acontece por
complicidad. La complicidad con el territorio conlleva entonces comprender la
experiencia Unae como la vivencia de una formación entre ecosistemas activos de
conocimientos en continua remoción y provocación de cambio, por tanto, de innovación,
comprendida como una concepción de tiempo diferente para el establecimiento de
relaciones con la realidad, las culturas, provocada por la invención de perspectiva.
De esta manera se trata entonces de dimensiones para la creación de sentido, de la
creación de lenguajes, conceptos, iconos, imágenes, símbolos, gestos, lo que implica una
estética y una política de la comunicación de la reciprocidad crítica.
La estética y política de comunicación de la reciprocidad crítica, conllevaría asumir el no
entender y la distancia que permite ser entre comunes diferencias, no por tolerancia o
fraternismo, sino por comparecencia, es decir, intencionalmente entre diferencias,
divergencias, alteridades y alteraciones, de las relaciones de las tramas inacabadas de los
tejidos socio-diversos" de los territorios, que exponen la interculturalidad como siempre
por venir y por lo que no se deja reducir a proyecto.
Las distancias son cuestión de perspectivas, en relación con la estética y política de
comunicación de la reciprocidad crítica, implican la invención de una geo-política de la
comunicación que desconstruye la obsesión por la "visibilidad" y los espejismos
administrativos que pudieran cegar, velar, por sobreexposición, lo inaudito de los sentidos
nuevos a comunicar.
No se trataría de esconderse o "anularse en la eternidad", sino de invertir y "transvalorar"
desde, entre, para, por, según, sin, sobre, tras, la invención de sentidos, los valores de la
comunicación.
Comunicación entonces, más disruptiva que persuasiva, creativa por rebasamiento de la
referencialidad, que se inaugura en el momento en que no se entiende a otro y se le da la
atención que su dignidad expone y no solo merece.
Las telecomunicaciones (al menos para políticas de comunicación incuestionables), como
mega tecnologías para anular las distancias, pretenden empequeñecer, infantilizar quizá
el planeta, promocionando que la distancia no existe, pero si en comunicación se trata de
sentidos, se trata de prolongar la comprensión de la creación de sentidos y de esta forma
de una dimensión que no solo capture la atención, sino que la remueva y provoque.
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Las distancias entre Unae Amazonía y Unae matriz serían otra manera de afirmar las
diferencias de la pluralidad de los territorios y las “socio-diversidades” de las tramas que
las componen en complicidad y complejidad. Antes que negativa, esta distancia es
afirmativa, pues rebasa el mero re-conocimiento al provocar un conocimiento distinto y
de esta manera una evocación y convocación a una diversidad epistémica y de esa manera
a una ecología de saberes.
La universidad en territorio consciente de esta distancia no empequeñece, ni infantiliza
los lugares, los habitantes de sus espacios, las temporalidades diferenciales de sus
concepciones de saber, conocimiento y educación, más bien da atención a los sentidos
innovadores de sus tradiciones ancestrales, en tanto exponen conceptos, proposiciones,
prácticas de formación de lo que podría comprenderse como los rasgos, trazos y gestos
de una educación que ya estaba y de la que no solo cabe resaltar la preocupación por
rememorarla, con la intención de re-conocimiento y rescate.
Dar atención conllevaría en este sentido, en relación a la estética y política de la
comunicación de la reciprocidad crítica, comprender la dimensión educativa de la
“formación de la atención”, como la práctica de una política educativa de la atención a
los saberes inauditos, no por exclusivos en relación a los lugares en donde se producen y
que pudieran exigir sus derechos de propiedad, sino por la prolongación de sus sentidos
en la confluencia de la actualidad y la coalescencia crítica de sus saberes en la
contemporaneidad.
La distancia afirmativa, permite ampliar las perspectivas y de esta manera desenfocar-se,
para ver de otro modo la realidad y comprender las tramas de sentidos de la
contemporaneidad, en tanto dimensión intercultural expuesta en los territorios.
Decidir tomar distancia en relación a la “formación de la atención” implicaría entonces
una forma de recogimiento reflexivo y crítico, una disposición a la dislocación, una
locomoción, si se quiere una geo-sofía, una relación con los saberes del territorio en tanto
epicentros plurales de las remociones del conocimiento. La universidad en territorio sería
de esta manera un epicentro para la provocación de la remoción de la formación, es decir
de la transformación, de la comprensión de la trascendencia de la educación plural.
Una educación plural sería de esta forma una praxis crítica y creativa de sentidos, que
respondería a los territorios, no solo por prestar atención a las necesidades, sino, sobre
todo por la disposición a la creación en común diferencia, de las propuestas que requiera.
Esto conlleva comprender que la educación rebasa la necesidad, pues se ocupa de lo que
aún no se sabe o conoce. En este sentido, inaugura dimensiones para la invención de
relaciones diferentes con los territorios, en tanto dimensiones de comunidades por venir.
Mario Madroñero Morillo.
10 – 11 de febrero.
Trayecto Lago Agrio – Quito. 2018

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