1 La presente no es por motivo de celebración, tampoco para indicar resultados. Trata de una experiencia. La experiencia Unae. ¿Qué conllevaría está experiencia? sino la decisión de una puesta en límite de los sentidos de las diferentes búsquedas y concepciones que sobre la vida, en cada instante, en intimidad, cada quien quizá presiente o afirma con certeza efímera. Tal puesta en límite, revela entonces una apuesta, es decir, un riesgo. El riesgo de la pérdida y la invención de sentidos, ante los cuales cada quien responde con la invención y creación de perspectivas que pretenden intencionalmente, pues se trata de educación, de su sentido e insensatez, y claro de lo que la rebasa, que se ocupa. Está ocupación que hace del oficio, de la labor docente una acción creadora, no corresponde sólo a exigencia de producción, sino a su cuestionamiento, a lo que de incalculable tiene el trabajo y que le expone como un don. Un don se precia por desapropiarse, es decir que se expone en la decisión de dar, donar, práctica que genera intercambio, pero, sobre todo, reciprocidad. La reciprocidad no es una cuestión de romanticismo o esperanza cifrada en ansias de reconocimiento. Es una decisión política que conlleva la praxis crítica y creativa de dar intencionalmente. En este sentido, la reciprocidad implicaría comparecer ante otros. También una provocación, también una profanación. La reciprocidad como decisión política implicaría la toma de decisión por el riesgo de la transformación que conllevaría cada vez perder todo, sin temor. Para las ciencias, esta política de reciprocidad evidenciaría una episteme de lo desconocido, pues expondría la insuficiencia de sus demostraciones por lo inacabado de los saberes. Para las estéticas quizá sugiera la cifra diseminada de sus sensaciones, significados, insensatez y sentidos. Para las instituciones y tecnologías, el presentimiento de un temblor con epicentros plurales, quizá simultáneos. (Y quizá por eso la continua y renovada lubricación de sus mecanismos de crisis y refundación de la lógica del terror, sustentada en el "populismo industrial" endulzado y al calce, del don pervertido o el "regalo envenenado"). La política de reciprocidad referida aquí desde lo que se evoca como una experiencia Unae, comprendida como toma decisión por comparecer ante sí, otros, lo que cada quien decida; es un movimiento, un trazo, un gesto, un silencio, de la intención de una búsqueda de sentidos infatigable, sin temor. La experiencia Unae, sería entonces, el inicio siempre inacabado de la conjuración de los temores al riesgo y la desesperanza; por tanto, una política de la reciprocidad crítica y la creación de sentidos sin límite. 2 En el encabezado se menciona que se trata de una carta de Unae Amazonía a Unae Matriz, quizá se preste a confusión o prejuicio y se crea que se trate de reclamos, quejas, condenas, lecciones o demás. (Porque se trata de una economía diferencial de las relaciones cuando se menciona una política de la reciprocidad crítica y creativa). Pero no, se trata de los lugares, de lo que permite la generación o invención de perspectivas La generación e invención de perspectivas implica, no sólo explica, pues acontece por complicidad. La complicidad con el territorio conlleva entonces comprender la experiencia Unae como la vivencia de una formación entre ecosistemas activos de conocimientos en continua remoción y provocación de cambio, por tanto, de innovación, comprendida como una concepción de tiempo diferente para el establecimiento de relaciones con la realidad, las culturas, provocada por la invención de perspectiva. De esta manera se trata entonces de dimensiones para la creación de sentido, de la creación de lenguajes, conceptos, iconos, imágenes, símbolos, gestos, lo que implica una estética y una política de la comunicación de la reciprocidad crítica. La estética y política de comunicación de la reciprocidad crítica, conllevaría asumir el no entender y la distancia que permite ser entre comunes diferencias, no por tolerancia o fraternismo, sino por comparecencia, es decir, intencionalmente entre diferencias, divergencias, alteridades y alteraciones, de las relaciones de las tramas inacabadas de los tejidos socio-diversos" de los territorios, que exponen la interculturalidad como siempre por venir y por lo que no se deja reducir a proyecto. Las distancias son cuestión de perspectivas, en relación con la estética y política de comunicación de la reciprocidad crítica, implican la invención de una geo-política de la comunicación que desconstruye la obsesión por la "visibilidad" y los espejismos administrativos que pudieran cegar, velar, por sobreexposición, lo inaudito de los sentidos nuevos a comunicar. No se trataría de esconderse o "anularse en la eternidad", sino de invertir y "transvalorar" desde, entre, para, por, según, sin, sobre, tras, la invención de sentidos, los valores de la comunicación. Comunicación entonces, más disruptiva que persuasiva, creativa por rebasamiento de la referencialidad, que se inaugura en el momento en que no se entiende a otro y se le da la atención que su dignidad expone y no solo merece. Las telecomunicaciones (al menos para políticas de comunicación incuestionables), como mega tecnologías para anular las distancias, pretenden empequeñecer, infantilizar quizá el planeta, promocionando que la distancia no existe, pero si en comunicación se trata de sentidos, se trata de prolongar la comprensión de la creación de sentidos y de esta forma de una dimensión que no solo capture la atención, sino que la remueva y provoque. 3 Las distancias entre Unae Amazonía y Unae matriz serían otra manera de afirmar las diferencias de la pluralidad de los territorios y las “socio-diversidades” de las tramas que las componen en complicidad y complejidad. Antes que negativa, esta distancia es afirmativa, pues rebasa el mero re-conocimiento al provocar un conocimiento distinto y de esta manera una evocación y convocación a una diversidad epistémica y de esa manera a una ecología de saberes. La universidad en territorio consciente de esta distancia no empequeñece, ni infantiliza los lugares, los habitantes de sus espacios, las temporalidades diferenciales de sus concepciones de saber, conocimiento y educación, más bien da atención a los sentidos innovadores de sus tradiciones ancestrales, en tanto exponen conceptos, proposiciones, prácticas de formación de lo que podría comprenderse como los rasgos, trazos y gestos de una educación que ya estaba y de la que no solo cabe resaltar la preocupación por rememorarla, con la intención de re-conocimiento y rescate. Dar atención conllevaría en este sentido, en relación a la estética y política de la comunicación de la reciprocidad crítica, comprender la dimensión educativa de la “formación de la atención”, como la práctica de una política educativa de la atención a los saberes inauditos, no por exclusivos en relación a los lugares en donde se producen y que pudieran exigir sus derechos de propiedad, sino por la prolongación de sus sentidos en la confluencia de la actualidad y la coalescencia crítica de sus saberes en la contemporaneidad. La distancia afirmativa, permite ampliar las perspectivas y de esta manera desenfocar-se, para ver de otro modo la realidad y comprender las tramas de sentidos de la contemporaneidad, en tanto dimensión intercultural expuesta en los territorios. Decidir tomar distancia en relación a la “formación de la atención” implicaría entonces una forma de recogimiento reflexivo y crítico, una disposición a la dislocación, una locomoción, si se quiere una geo-sofía, una relación con los saberes del territorio en tanto epicentros plurales de las remociones del conocimiento. La universidad en territorio sería de esta manera un epicentro para la provocación de la remoción de la formación, es decir de la transformación, de la comprensión de la trascendencia de la educación plural. Una educación plural sería de esta forma una praxis crítica y creativa de sentidos, que respondería a los territorios, no solo por prestar atención a las necesidades, sino, sobre todo por la disposición a la creación en común diferencia, de las propuestas que requiera. Esto conlleva comprender que la educación rebasa la necesidad, pues se ocupa de lo que aún no se sabe o conoce. En este sentido, inaugura dimensiones para la invención de relaciones diferentes con los territorios, en tanto dimensiones de comunidades por venir. Mario Madroñero Morillo. 10 – 11 de febrero. Trayecto Lago Agrio – Quito. 2018