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General
Determinar las características de los comportamientos
estereotipados en equinos.
Específicos
Conductas Estereotipadas.
Se describen las conductas estereotipadas como patrones de
comportamiento invariantes y repetitivos, que no tienen una meta o
función obvia. Los estereotipos pueden generarse en aquellos animales
enfrentados en su medio ambiente a problemas sin solución (como el
encierro en una pesebrera). Hay que tener en cuenta otras causales de
este tipo de conductas, tales como daño cerebral, condiciones
psiquiátricas, o efecto de alguna droga como la d-anfetamina. En el caso
de las personas, las conductas estereotipadas han sido relacionadas con
psicopatologías, siendo éstas un componente característico de la
esquizofrenia y el autismo temprano. Es por esto que, previo a
diagnosticar una conducta como estereotipada, se hace esencial la
exclusión de cualquier factor de tipo patológico, que pudiese originar un
cambio conductual en el animal. En éstos, las primeras descripciones de
estereotipias se realizaron en equinos y en animales silvestres en
cautiverio en la década de 1960 y luego en animales de granja
mantenidos en sistemas altamente intensivos de producción. En años
recientes se ha estimado que las conductas estereotipadas son realizadas
por cerca de 85 millones de animales, incluyendo de granja, laboratorio y
zoológico, siendo los ungulados los más afectados. En el caso de los
equinos, a este tipo de conductas se les denomina comúnmente “vicios
de pesebrera”. Este término es incorrecto, ya que le otorga al equino la
capacidad de tomar una decisión de tipo moral, actuando o no de una
manera inadecuada. Como la mayoría de estos “vicios” son consecuencia
del manejo o estabulación entregados por el hombre, resulta ilógico
utilizar dicho término. Se asume que los estereotipos no son producto de
una selección natural, ya que no representan un beneficio para el
individuo y, por otra parte, involucran un costo en términos de energía
para éste. Se considera más bien que ellos son el resultado de un cambio
neurológico en respuesta a un estrés crónico. (3)
Fisiología de las estereotipias.
Algunas investigaciones apuntan a la fisiología neuroendocrina y la
función cerebral para explicar el desarrollo y la continuidad de los
comportamientos estereotipados, correlacionando el sistema hipotálamo-
pituitario-adrenal al sistema de recompensa. La dopamina ha sido el
neurotransmisor más asociado al desarrollo y mantenimiento de las
estereotipias. La adaptación neural debido al estrés por el ambiente en
individuos maduros puede contribuir inducción o exacerbar desórdenes
conductuales, teniendo la función de la dopamina cerebral gran
participación en la fisiología de estos desórdenes.
El sistema dopaminérgico influye en los mecanismos de recompensa y
refuerzo comportamientos en animales y humanos, siendo que los
cambios en las vías dopaminérgicas pueden estar subyacentes a la
búsqueda de recompensas que a su vez disparan la secreción de
dopamina y producen sentimientos placenteros. El estrés causa cambios
significativos en la densidad de los receptores de dopamina.
Comportamientos estereotipados espontáneos pueden ser atenuados con
el uso de antagonistas de la dopamina, así como La administración de
agonistas de la dopamina induce a un cuadro más severo de estereotipias.
La serotonina es uno de los neurotransmisores relacionados con los
trastornos de control de impulsos, estando involucrada con la regulación
del humor, el sueño y los comportamientos y que su reducción puede ser
asociada a la impulsividad aumentada. Inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina se han utilizado para tratar los desórdenes
compulsivos en los humanos y también para reducir el comportamiento
estereotipado en equinos. En el pasto, los equinos presentan mayores
niveles de serotonina y triptófano que aquellos estabulados y alimentados
con granos. (10)
Conductas estereotipadas.
Aerofagia
Durante esta conducta el equino se fija a un objeto con los incisivos
superiores (generalmente cerco o puerta de la pesebrera), retrae el
cuerpo con fuerza y contrae los músculos del cuello, ingresando aire a la
porción craneal del esófago, emitiendo un ruido característico. A medida
que la conducta va evolucionando se puede hacer más compleja, tal como
lamer el objeto antes y después de la fijación. Por otra parte, algunos
tragan aire sin necesidad de fijación, especialmente cuando se eliminan
las superficies aptas para esto. A estos equinos se les llama “tragadores
de aire”, término que puede confundirse con problemas de neumovagina
en yegua. Esta actividad puede observarse en equinos que se encuentran
solos en la pesebrera o en algunos casos en sincronía con otros caballos.
(3)
La aerofagia se clasifica dentro de las estereotipias de tipo oral o
ingestiva, con un patrón diurno definido, presentándose de manera
postprandial, con una causal ambiental. (3)
La aerofagia con fijación es reconocida como problema de
comportamiento de quinos desde 1578. Este es el comportamiento
en el cual el equino mueve los labios, pudiendo lamer y sostener
objetos fijando con los dientes incisivos flexiona y arquea el cuello
y tira de atrás tragando aire y gruñiendo al mismo tiempo.
Normalmente se gastan hasta seis horas al día con este estereotipo.
El hábito de morder el cocho es exclusivamente atribuido a equinos
domesticados, creados individualmente o en grupos, no siendo
verificada la ocurrencia de ese comportamiento en manadas
salvajes en el mundo y ni en equinos salvajes mantenidos en
zoológico. Los métodos de prevención actúan para proyectar
adecuadamente las bahías optando por evitar superficies de apoyo,
uso de electrochoque, utilización de collar electrónico para
adiestramiento de perros, uso de collar de cuello para evitar el
movimiento de deglución, intervención quirúrgica que envuelve la
incisión de la incisión muchas combinaciones de músculos y nervios
en la región ventral además de los manejos nutricionales y sociales
adecuados (4)
Prevalencia
Estudios en chile afirman que la prevalencia de aerofagia
encontrada es similar pero levemente más baja a la reportada en
caballos chilenos, que era de 2% y 2,46%, respectivamente. Lo que
confirmaría que hay una baja predisposición en los caballos chilenos
para desarrollar aerofagia, tal vez por predisposición genética como
ha sido observado en la raza caballo finés, sobre todo considerando
que hay una serie de factores de riesgo asociados al manejo de los
caballos chilenos que deberían aumentar la prevalencia de
aerofagia, tales como no usar cama de paja, no tener acceso a
pastoreo y recibir concentrado como parte de la alimentación. Sin
embargo, también dentro del manejo del caballo chileno hay
acciones que podrían disminuir este riesgo como el destete tardío y
la posibilidad de contacto visual entre los caballos. Lo anterior, en
comparación con caballos de otras razas que tienen prevalencias de
aerofagia mayores como ocurre en FSC y los caballos de sangre
templada o salto. (5)
Control
Existen variados métodos para controlar la aerofagia, desde simples
métodos mecánicos hasta complejos procedimientos quirúrgicos y
terapias conductuales. El método más simple es la aplicación de un
collar, el cual se ajusta alrededor del cuello por detrás de la nuca.
Al arquear el caballo el cuello para tragar aire, el collar ejerce
presión produciéndole dolor, dificultando así la realización de la
estereotipia. Cuando un collar liso no funciona, se ha descrito el uso
de collares con puntas, los cuales deben ser removidos a la hora de
la alimentación. Existen algunos collares que presentan un receso a
nivel de la tráquea, los que pueden ser utilizados sin riesgo.
También se emplean frenos gruesos de madera o goma para
impedir que el equino cierre la boca, los cuales pueden ser efectivos
en algunas ocasiones. En general estos métodos son considerados
poco adecuados desde el punto de vista del bienestar animal,
además de sólo restringir la conducta sin eliminar la causal de ésta.
(3)
Balanceo
También conocido como “mal del oso”, es una conducta no deseada
estereotipada de tipo locomotor, preprandial, de origen social. Se
caracteriza por el balanceo de la cabeza, pudiendo también involucrar
cuello y miembros anteriores y en ocasiones miembros posteriores.
Ocurre en posición de pie, con la cabeza por sobre la puerta de la
pesebrera, a pesar de existir individuos que realizan la conducta en el
centro de la pesebrera o a potrero. Frecuentemente se asocia a animales
de temperamento nervioso, mantenidos bajo sistemas de manejo donde
los requerimientos nutricionales y de ejercicio no son satisfechos.
Generalmente este balanceo es realizado como una respuesta
condicionada frente a una señal, la cual indica la llegada próxima de
alimento. (3)
Dentro de los factores de riesgo asociados al mal del oso, destacan el uso
de cama de paja, número de horas en que el animal trabaja durante la
semana, tipo, sexo y el tipo de freno utilizado, aumentando el riesgo con
aquellos frenos más agresivos. El el uso de frenos más agresivos se utiliza
por lo general en animales de temperamento más nervioso, lo cual podría
representar un incremento en su restricción física, reduciendo el control
del animal sobre su ambiente, lo cual le causaría distrés. (3)
Prevalencia
La prevalencia encontrada si bien está dentro del amplio rango
reportado en otros estudios realizados tanto en América del Sur
como en el resto del mundo, la cual varía de 0.1% a 50%, es
cercana al promedio de otros estudios realizados en caballos FSC
en competencia en Italia, Suecia, Australia, Chile y Reino Unido, los
que reportan frecuencias entre 0.1 y 5%. (7)
Caminata estereotipada
También conocido como “caminar en la pesebrera”, se caracteriza por un
deambular en círculos de manera constante, en una misma dirección
dentro de la pesebrera, alternando direcciones o en forma de ocho. Al
aumentar el espacio dentro de la pesebrera, ellos incrementan también el
espacio para realizar la conducta, a veces efectuando circuitos más
complejos. Esta conducta se clasifica como estereotipada locomotora de
presentación preprandial. En los équidos mantenidos en parques
zoológicos también se ha descrito esta estereotipia. Algunas de las
posibles causas serían obstáculos a la actividad motora, especialmente en
animales altamente activos mantenidos en un recinto limitado, falta de
estímulos en el medio ambiente que puedan distraer su atención hacia
otra actividad, anticipación a la llegada de alimento. También como
respuesta de escape ante la presencia de personas o ante individuos
dominantes dentro del recinto y estrés por separación o cuando puede
oler, ver o escuchar a antiguos compañeros. (3)
Este comportamiento es explicado como una manifestación de aversión a
la pesebrera, ya que el sistema de manejo del caballo de enduro implica
gran cantidad de horas fuera de la pesebrera, recibiendo incluso su forraje
fuera de ésta, por lo que la pesebrera no es el refugio que pudiera
representar para caballos que tienen un manejo en que pasan pocas horas
al día fuera de la pesebrera, situación que podría coincidir con el manejo
del caballo Chileno, el cual pasa la mayor parte del día amarrado al aire
libre fuera de la pesebrera o, menos frecuentemente, en un corral o
potrerillo, lugar donde recibe alimento; además, el entrenamiento del
caballo Chileno considera el trabajar en pareja junto a otro caballo. (8)
Asociación de la caminata estereotipada con el género
No se encontró asociación del género con la prevalencia de paseo
circular en pesebrera, lo cual coincide con lo hallado en otros
estudios realizados en caballos FSC y de otras disciplinas. No
obstante, dos estudios realizados en caballos FSC muestran que la
prevalencia de esta estereotipia es menor en machos enteros que
en machos castrados y hembras. Por otro lado, en un estudio
realizado en caballos de raza chilena, se registró una mayor
prevalencia en machos enteros que en machos castrados y
hembras, por lo que se sugiere que el aislamiento social de los
machos enteros es el factor predisponente. (6)
Prevalencia
En el Reino Unido se reportaron prevalencias de 3,8% para equinos
de adiestramiento, 3,6% en equinos de prueba completa y 5,5% en
enduro, mientras que para equinos Fina Sangre se reportaron una
prevalencia de 1,2%, mientras que para el Caballo Chileno se ha
reportado una prevalencia del 8%. (3)