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Entre los individualistases frecuente el sesgo de egocentrismo: los éxitos se explican por cau-
sas internas estables (como la capacidad) y los malos resultados por causas externas inestables (la si-
tuación, la mala suerte). Sin embargo, los colectivistas suelen incurrir en el sesgo contrario, el sesgo de
modestia, es decir, atribuyen sus buenos resultados a causas externas (por ejemplo, la situación propi-
cia) y los fracasos a causas internas. Esta es la razón por la que en las culturas individualistas se suele
recurrir a elogiar los éxitos como forma de incentivo, mientras que en las colectivistas se hace más hin-
capié en animar a la superación personal ante el fracaso.
Otra consecuencia de las diferencias en cuanto a la concepción de la relación entre el individuo y
el grupo se produce en los juicios que las personas hacen sobre los demás. En las culturas colectivistas,
debido a que la evaluación de uno mismo está más vinculada a las relaciones sociales, se muestran
algo más rápidos en prejuzgar a las personas por sus grupos de pertenencia. En estas culturas un dicho
popular es ndime a qué familia pertenece una persona, en qué escuela ha estudiado y en qué empresa
trabaja, y sabré mucho sobre esa personan. Por su parte, los individualistas advierten contra los estere-
tipos y prefieren no juzgar a las personas por sus antecedentes y afiliaciones; aunque también prejuz-
gan, suelen hacerlo por atributos personales, como, por ejemplo, el atractivo físico.

LA INFLUENCIA DE LA EVOLUCI~NY LA CULTURA EN LA


INTERPRETACIÓNDEL CONTEXTO

Vivimos en una sucesión de contextos diferentes y, consistentementecon una


de las funciones de la cultura, tendemos a atribuir significados a estos contextos.
Esta atribución de significados, cuando es compartida por los miembros de una
misma cultura, es la base de la conducta normativa, que vendría a ser el com-
portamiento que en cada cultura se espera que las personas realicen cuando se en-
frentan a un determinado problema o situación. Se trata de un claro ejemplo de
la influencia que la presencia implícita de los otros tiene sobre nosotros (véase el
Capítulo 1).
Para analizar cómo el contexto modela los procesos psicológicos y la conducta
de las personas a través de la interpretación que hacemos de él nos serviremos del

-
modelo propuesto por David Matsumoto (Figura 2.2). En él se refleja la influencia
que tienen las variables propias de la naturaleza humana (producto de nuestra
evolución) y las variables relativas a la cultura en el significado que damos al con-
texto situacional.
Este modelo postula que los procesos mentales y las conductas sociales de las O av~dMatrumto [unirnidad
de San Fnnciuol. Hawaianode
personas no ocurren en un vacío, sino en un contexto situacional particular, con ja&. er pmbablnrnie ru
mullicultural la me le llevó a i
una historia evolutiva y cultural. Según Matsumoto (20071, las contribuciones re-
lativas de la naturaleza humana básica (vía procesos psicológicos universales) y
Es, además, un afa'mado entrena
de la cultura a la explicación de la conducta se producen a través de la influen- judo en Esta& Unid-.

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