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Director
WILLIAM BARRERA MUÑOZ
Abogado
REPUBLICA DE COLOMBIA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS
Rector de la Universidad:
R.P. GERARDO REMOLINA VARGAS S.J
Director de Tesis:
Dr. WILLIAM BARRERA MUÑOZ
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CONTENIDO
Pág
INTRODUCCION
I. EVOLUCION DE LA RESPONSABILIDAD ESTATAL 3
1.1 A NIVEL COMPARADO 3
1.1.1 Francia 3
1.1.2 España 6
1.1.3 Italia 8
1.2 COLOMBIA 10
1.2.1 Primera Etapa: Siglo XIX- 1964 11
1.2.2 Segunda Etapa: 1964- 1991 18
1.2.3 Tercera Etapa: Constitución de 1991 19
II. ACERCAMIENTO AL DERECHO DE LA RESPONSABILIDAD
ESTATAL 22
2.1 REGIMENES EXISTENTES 22
2.1.1 Régimen de Responsabilidad Subjetiva 22
2.1.1.1 Falla en el Servicio 23
2.1.1.1.1 Falla Probada del Servicio 26
2.1.1.1.2 Falla Presunta del Servicio 26
2.1.2 Régimen de Responsabilidad Objetiva 28
2.1.2.1 Daño Especial 28
2.1.2.2 Riesgo Excepcional 29
2.1.2.3 Expropiación y Ocupación de Inmuebles en Caso de Guerra 30
2.1.2.4 Ocupación por Trabajos Públicos 31
2.1.2.5 Bodegajes Oficiales 31
2.2 TEORIA DEL DAÑO 32
5
INTRODUCCION
La teoría de la responsabilidad del Estado por el hecho del legislador que en principio fue
abordada bajo la óptica de la irresponsabilidad absoluta de la administración, bajo el
entendimiento, que la ley por ser expresión de la soberanía y de la voluntad del pueblo no
podría constituirse como fuente de la obligación estatal de indemnizar los daños causados
a un particular; ha evolucionado en la medida en que sus argumentos no solo han sido
cuestionados sino que además países como Francia, desde el año de 1938, han
establecido precedentes importantes, que nos muestran como Colombia siendo un Estado
Social de Derecho, cuyo fin último es el respeto de las garantías ciudadanas, está en
mora de desarrollar un régimen que permita la indemnización de los daños antijurídicos
causados por el hecho de la ley.
1.1.1 FRANCIA
El dogma de la soberanía entendido por Jean Bodino como “El poder supremo
sobre los ciudadanos y súbditos, no sometido a las leyes”1 hizo que incluso
Francia creyera que dicha soberanía, al ser atributo esencial del Estado, lo hacía
irresponsable y lo constituía en fuente de derecho, esto es, no sometido a las
leyes. Por otra parte, el Estado liberal dentro del marco del laissez- faire con
limitadas funciones por su ideal de no intervención en la economía, “tenía también
pocas ocasiones para causar daños”. 2
1 En: NARANJO MESA, Vladimiro. Teoría Constitucional e Instituciones Políticas. Bogotá: Temis,
1995. p. 217
2 RIVERO, Jean. Derecho Administrativo. Instituto de Derecho Público. Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas. Universidad Central de Venezuela. Caracas. 1984. p. 292
4
Una vez atenuados los ideales del Estado liberal e incrementadas las
desigualdades sociales por las relaciones capitalistas, el Estado se transformó en
intervencionista y comenzó de esta forma a ampliar sus actividades y por lo mismo
a aumentar las posibilidades de causar daño a los particulares. En este momento
tomó fuerza la tesis de que el Estado debe responder por los perjuicios que cause;
la responsabilidad es, como lo afirma PAUL DUEZ, “hija del triunfo de las
doctrinas intervencionistas”.3
3En: URUETA AYOLA, Manuel. La Responsabilidad Extracontractual del Estado. En: Revista
Universidad Externado. Bogotá. Vol. XX, Núm. 2 y 3; Junio- Diciembre 1979. p. 258.
5
A raíz del célebre Fallo Blanco del Tribunal de conflictos Francés del 8 de
Febrero de 1873, se sentaron las bases no sólo para someter la responsabilidad
del Estado a un régimen jurídico propio, con reglas y principios diversos a los
vigentes para el derecho privado, sino que también a raíz de él se consagró el
principio de responsabilidad del Estado y se “estatuyó la jurisdicción administrativa
como la única competente para su conocimiento”4. En efecto, el Fallo Blanco
expresaba que: “La responsabilidad de la administración no puede estar regida por
los principios establecidos en el Código Civil, sino que obedece a reglas
especiales que varían según las necesidades del servicio y la necesidad de
conciliar los derechos del Estado con los derechos privados”5.
1.1.2 ESPAÑA.
Si bien a lo largo del siglo XIX existieron textos legales que reconocían la
responsabilidad del Estado, debe afirmarse que se trataba de textos totalmente
aislados y de los cuales se deducía la existencia de responsabilidad únicamente
porque así lo expresaba la ley.
Habría que esperar entonces a que el Régimen Local de 1950 extendiera a los
entes locales lo consagrado por la Ley Municipal Republicana de 1935 y se
estableciera que se configuraba una responsabilidad directa cuando:
“Los daños fueran producidos con ocasión del funcionamiento de los servicios
públicos o del ejercicio de las atribuciones de la entidad local, sin culpa o
negligencia graves imputables a sus autoridades, funcionarios o agentes”.
Por lo tanto, en el marco del derecho español deben indemnizarse no sólo los
daños causados como consecuencia de una actividad culpable, sino que también
deben resarcirse los perjuicios que se causen con prescindencia de la noción de
culpa.
Por último cabe anotar que gracias al gran aporte de García De Enterría, el
derecho español recurre en materia de responsabilidad del Estado a la noción de
lesión resarcible, según la cual el “detrimento patrimonial será antijurídico, no ya
porque la conducta del autor sea contraria a derecho, sino simplemente porque el
sujeto que los sufre no tiene el deber jurídico de soportarlo”. Este concepto es de
trascendental importancia para nuestro ordenamiento jurídico vigente a partir de la
Constitución de 1991, como se verá más adelante.
1.1.3 ITALIA
A partir del artículo 28 de la Constitución Italiana han surgido dos teorías. Esta
Constitución dispone:
Algunos sostienen que si bien la primera parte del artículo hace referencia a la
responsabilidad personal del funcionario y la segunda parte hace extensiva esa
Paralelamente otra parte de la doctrina, planteada entre ellos por el profesor Elio
Caseta, afirma que el artículo 113 de la Constitución “no aclara para nada la
responsabilidad directa o indirecta, sino que simplemente asegura la más amplia
tutela jurisdiccional a los particulares frente a la administración pública”10. En
conclusión, para éstos la responsabilidad del ente público es en definitiva,
indirecta.
1.2 COLOMBIA12
10 Ibidem.
11 En esta óptica ver: HOYOS DUQUE, Ricardo. La Responsabilidad de la Administración Pública.
Bogotá: Temis, 1984. p. 66.
12 Además de la bibliografía citada textualemente, para la elaboración de éste capítulo se consultó
• Una primera aproximación al tema que abarca la mitad del siglo XIX hasta la
expedición del decreto 528 de 1964, mediante el cual la jurisdicción de lo
contencioso administrativo pasa de detentar una competencia residual en
cuanto a los temas de responsabilidad del Estado, a tener una competencia
general excluyendo las materias relacionadas únicamente con derecho
privado;
• Como segunda etapa se explica la evolución a partir del citado decreto, hasta
la expedición de la Constitución de 1991;
13Esquema similar al utilizado por HENAO, Juan Carlos. Conferencia dictada en el marco de las II
Jornadas Colombo – Venezolanas de Derecho Público. Presentación General de la Responsabilidad
Extracontractual del Estado en Colombia. 1996.
12
Hasta la primera mitad del siglo XIX se estimó que dada la soberanía del Estado
para dictar las leyes, éste no debía someterse a ellas; considerándose entonces
como el creador del ordenamiento legal, no existía fundamento para que dicho
Estado se hiciera responsable por los daños causados con ocasión de su
actividad.
Con el transcurso del tiempo, se abre paso la idea de que el Estado debe
hacerse responsable, y es así como en el año de 1864, según lo anota Juan
Carlos Henao, se produjo un fallo declarando la responsabilidad del Tesoro
Nacional por la expropiación de una casa que tuvo que ser ocupada por el ejército
federal y que finalmente resultó destruida como consecuencia de un incendio del
parque de artillería. Es interesante resaltar como en éste fallo se condena al
Tesoro Nacional al pago de una indemnización, no obstante tratarse de un hecho
fortuito.
de Colombia, desestima las pretensiones de la demanda por no existir disposición alguna que “reconozca la
13
Inicialmente, para fundamentar la responsabilidad del Estado por los daños que
podía causar en desarrollo de sus actividades, se recurrió a las normas que rigen
la responsabilidad de los particulares; por lo mismo la jurisdicción encargada de
dirimir tales conflictos era la jurisdicción común.
obligación del gobierno de pagar los daños y perjuicios causados por la guerra.. corresponde entonces al
legislador reparar esa injusticia”. Ibidem. p. 683
17 Compendio de Jurisprudencia CD – Room. RODRÍGUEZ, Libardo. Ob Cit. Remisión N. 243.
14
“así como el hombre responde por los daños que causen sus órganos, así
también las personas jurídicas deben indemnizar los perjuicios causados por
sus órganos; ahora bien, como todos los individuos que sirven a una persona
jurídica no pueden ser sus órganos, el problema se desplaza hacia el
conocimiento de aquellos cuerpos o personas que puedan considerarse
órganos del Estado”20
cual la Corte Suprema - explícitamente a partir del fallo “TINJACA” del 30 de junio
de 1962- dejó de aplicar esta teoría por considerarla artificiosa y carente de
verdaderas razones que sirvieran para diferenciar la existencia de una
responsabilidad directa o indirecta.
Desde el año de 1939, la Corte Suprema acudió a la noción de falla del servicio
público para fundamentar la responsabilidad extracontractual del Estado
colombiano, paralelamente el Consejo de Estado también acudió a esta doctrina.
Esta teoría que se esbozó inicialmente en 1939, a raíz del fallo de casación
anteriormente citado, se consolidó aproximadamente en el año de 1941.
“Es deber del estado procurar la realización del bien común, principio
consagrado en el artículo 16 de la Constitución; para ello dispone y
organiza los llamados servicios públicos, y si como consecuencia bien
de un mal funcionamiento del servicio o de su no funcionamiento, o del
tardío funcionamiento del mismo se causa una lesión o un daño, el
Estado es responsable y por consiguiente está en la obligación de
indemnizar los perjuicios ocasionados.”21
reparar los daños que cause a los ciudadanos por el funcionamiento inadecuado
de los servicios públicos”.22
Las características esenciales de éste régimen así como los presupuestos para
que proceda una indemnización a cargo de la administración, serán analizados en
el capítulo siguiente.
Es así como el 29 de Julio de 1947 con ocasión del caso del periódico El Siglo, se
esbozó la teoría del daño especial de origen francés, según la cual
mismos frente a las cargas públicas, o la equidad que debe reinar ante
los sacrificios que importa para los administrados la existencia del
Estado”23.
Para ese entonces la jurisprudencia del Consejo de Estado ya mostraba una clara
inclinación para fundamentar la obligación de reparar del Estado en normas de
derecho público, sosteniendo de esta forma la “autonomía del derecho de la
responsabilidad del Estado”.25
24 C.E. Sala de lo Contencioso Administrativa – Sección Tercera. Sentencia del 23 de Mayo 1973.
Bogotá.
25 URETA AYOLA, Manuel . Ob Cit. p. 270
19
éste y el derecho civil, dadas las materias que regulan ambos derechos,
los fines perseguidos y el plano en que se encuentran colocados...”26
Tercera: Sent.24 de Junio 1965; Sent.28 de Abril 1967; Sent.15 de Mayo 1975; Sent.12 de Diciembre;
Sent.30 de Marzo de 1990; Sent.4 de Noviembre 1975.
20
Si bien la Constitución, no define como tal qué debe entenderse por daño
antijurídico, la doctrina y la jurisprudencia se han encargado de definirlo como “un
detrimento patrimonial que carece de título jurídico válido y que excede el conjunto
de cargas que normalmente debe soportar el individuo en su vida social”.29
28 "El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables,
causados por la acción o por la omisión de las autoridades públicas.. “
29 HENAO, Juan Carlos. Ob Cit. p.771
30 HERNADEZ, Enríquez Alier. Apuntes de la cátedra “Responsabilidad del Estado”. Pontificia
El régimen subjetivo se fundamenta en una falta del Estado, de ahí que el título
jurídico de imputación del daño en ésta clase de responsabilidad sea la falla del
servicio. Por el contrario en el régimen objetivo no entra en juego el concepto de
falta, de ahí que el daño sea imputable a título de daño especial, riesgo
excepcional, expropiación y ocupación de inmuebles en caso de guerra, entre
otros.
31 Gaceta Constitucional No 56. Abril 22 de 1991. “ Mecanismos de protección del orden jurídico y
de los particulares”. Ponente: Juan Carlos Esguerra Portocarrero.
32 En este sentido ver: C.E, Sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Tercera. Sentencia del
Sin embargo dicho concepto fue revaluado por el Consejo de Estado y es así
como desde 1989 se entiende que la falla del servicio es “la violación de una
obligación a cargo del Estado”34.
C.E, Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 13 de julio de 1993.
33
Por otro lado cabe mencionarse que el Estado al incumplir con sus obligaciones,
incurre en una falta anónima, no predicable de un funcionario en particular sino
imputable a la actividad pública causante del perjuicio. En consecuencia cuando
se alega responsabilidad con fundamento en la falla del servicio no es necesario
demostrar la acción u omisión de un agente determinado.36
Los nexos perceptibles, como su nombre lo indica, son aquellos que se pueden
percibir por los sentidos, como lo son el nexo espacial, temporal y el nexo
instrumental.
37En este sentido ver: C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 27
de abril de 1989. Consejero Ponente: Dr Antonio José Irrisarri. Bogotá.
26
38 Ibidem.
27
La falla presunta del servicio ha sido aplicada por el Consejo de Estado de forma
casuística. En principio se aplicó para los casos en los cuales el daño había sido
causado con armas o vehículos de dotación oficial, posteriormente se extendió a
las lesiones o muertes causadas a personas retenidas en lugares de reclusión,
conscriptos durante la instrucción militar o reclutamiento y finalmente se empezó a
aplicar a los servicios médicos oficiales.
“ los daños provenientes de las redes eléctricas así como del uso de
armas de fuego o la conducción de automotores son conceptos que no
presentan diferencia alguna pues se trata de la creación de un riesgo
excepcional por el ejercicio de actividades peligrosas, en cuyo caso la
responsabilidad es objetiva y el Estado sólo se exonera o se libera por
medio de la prueba de una fuerza mayor, del hecho de un tercero o de
culpa exclusiva de la víctima.”39
Por otro lado la presunción de falla que existe en los servicios médicos oficiales,
surgió de la imposibilidad del demandante para obtener las pruebas. Actualmente
los médicos y los centros clínicos oficiales podrán exonerase de responsabilidad si
demuestran haber actuado con prudencia, eficacia e idoneidad, según las
circunstancias propias del caso.
Lo expuesto sobre el daño especial nos lleva a concluir que sus elementos son los
siguientes:
40En esta óptica ver: LEDESMA BUSTAMANTE, Alvaro. La Responsabilidad Extracontractual del
Estado Bogotá: Leyer, 1999. p. 73.
30
La persona que invoca la acción de reparación directa bajo éste criterio, debe
acreditar la ocupación del bien raíz, la relación de la ocupación con la ejecución de
trabajos públicos y el nexo causal entre el hecho y el daño. Si la ocupación es
permanente debe además demostrar el dominio y que se encuentra en
condiciones de trasmitir la propiedad a la entidad estatal.
El Estado siempre que ocupe un bien inmueble en razón de trabajos públicos debe
indemnizar los perjuicios ocasionados, salvo que se pueda exonerar por
rompimiento del nexo causal gracias a la existencia de una fuerza mayor, caso
fortuito, hecho de un tercero o culpa exclusiva de la víctima.
Se entiende entonces, que existe daño antijurídico cuando se está frente a “un
detrimento patrimonial que carece de título jurídico válido y que excede el conjunto
de cargas que normalmente debe soportar el individuo en su vida social”41
Como puede observarse la ilicitud del daño está dentro del daño mismo, sin
referencia alguna a la ilicitud o licitud de su causa, quedando la causa ilícita como
un simple criterio de imputación de daños como el riesgo creado a terceros, el
enriquecimiento sin causa o la ilegalidad del acto. En consecuencia, se puede
afirmar que el daño antijurídico puede ser efecto de una causa licita o de una
causa ilícita.
“no basta que exista un daño antijurídico sufrido por una persona; es
menester, además, que dicho daño sea imputable, vale decir atribuible
jurídicamente al Estado; la imputación según lo enseñan GARCIA DE
ENTERRIA y RAMON FERNANDEZ, es un fenómeno jurídico
consistente en atribución a un sujeto determinado del deber de reparar
el daño, con base en la relación existente entre aquel y éste”43.
• Daño personal
• Daño cierto.
Cabe anotar que los herederos pueden actuar también como perjudicados
directos, cuando la desaparición del causante, en virtud de las relaciones de
dependencia económica, afecto y parentesco que lo unían a éste, le generan un
daño moral o patrimonial.
Lo que se exige con este requisito es que no exista duda alguna sobre la
ocurrencia del perjuicio y se rechaza a los perjuicios que se apoyan en conjeturas,
así sean de posible ocurrencia, pero de imposible demostración.
En: C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 13 de julio de 1993.
43
La certeza del daño no tiene que ver con la cuantía, ya que un perjuicio puede ser
cierto pero no ser objetivamente cuantificable, como ocurre con los perjuicios
morales o con los futuros; estos últimos a pesar de su realidad no son fáciles de
cuantificar. De igual manera la certeza es independiente del carácter pasado,
presente o futuro del daño.
El daño futuro puede ser estudiado por el juez a partir de situaciones tanto
existentes como inexistentes.
Esta clase de daños se divide en daño emergente y lucro cesante, los cuales se
explicarán a continuación:
• Daño Emergente
Conforme al artículo 1614 del C.C, el daño emergente es el perjuicio o pérdida que
proviene de no haberse cumplido una obligación o de haberse cumplido
imperfectamente. La doctrina y la jurisprudencia lo han precisado y lo tratan
como todo empobrecimiento directo que sufre la víctima del hecho.
• Lucro Cesante
Conforme al artículo 1614 C.C, el lucro cesante es toda ganancia o beneficio que
deja de reportarse a consecuencia de no haberse cumplido la obligación,
cumplirse imperfectamente o cumplirse extemporáneamente.
Hay lucro cesante cuando un bien económico que conforme al curso normal de los
acontecimientos debía ingresar y no ingreso ni ingresará a causa del hecho
dañoso.
El lucro cesante no puede asimilarse con daño futuro, ya que este a pesar de ser
siempre futuro al momento de los hechos, si podrá ser pasado, presente o futuro
según el momento en el que se dicte sentencia. Teniendo en cuenta este aspecto
la jurisprudencia habla de lucro cesante consolidado y lucro cesante futuro.
Definiéndose el primero de ellos, como perdida de ganancia que una persona
experimenta desde el suceso del hecho dañoso hasta la sentencia que impone la
obligación de indemnizar y el segundo es la pérdida que se sufre entre la fecha del
fallo y la fecha en que la obligación de indemnizar se extingue.45
Son daños inmateriales aquellos que no tienen una naturaleza económica. Estos
daños no son medibles en dinero, por lo tanto su indemnización es compensatoria
en la medida en que la pena sufrida se alivia a través de dinero o aceptando las
peticiones razonables hechas por la víctima o por cualquier otra decisión que
tome el juez.
• Daños Morales
Los daños morales se encuentran relacionados con los sentimientos, los afectos y
con el dolor de las personas afectadas por el hecho dañoso.
El daño moral se puede dividir en daño moral subjetivo y daño moral subjetivado.
El primero de ellos se ubica en lo más intimo del ser humano, no se exterioriza al
mundo, lo cual lo hace inmedible. El daño moral subjetivado se da cuando a pesar
de recaer en aspectos íntimos de la persona, se afectan actividades ordinarias de
la misma, generando una disminución en su productividad económica.
Por regla general el daño moral se presenta frente a los sufrimientos que se
producen por lesiones físicas o por la muerte de una persona, también se puede
concebir en situaciones que afecten la dignidad humana. Sin embargo, La
aplicación del daño moral no se limita a los tres casos mencionados, su campo de
aplicación es tan amplio que basta con que el juez tenga la plena convicción de
que la víctima padeció un sufrimiento o una aflicción por el hecho dañoso, para
que se pueda hablar de daño moral.
40
Dentro de ésta misma sentencia, se precisan los siguientes puntos sobre el tema:
Una vez aceptada la responsabilidad del Estado por los daños que éste cause en
ejercicio de sus funciones, se han presentado diversas controversias con relación
a la delimitación de las actividades por las cuales el Estado debe efectivamente
indemnizar a los perjudicados.
47 Básicamente son tres los casos contemplados para que exista responsabilidad en este campo: a)
Detención injusta. b) Error judicial. c) Indebido funcionamiento de la administración de justicia.
Ley 270/96
48 SAYAGUES LASO, Enrique. Tratado de Derecho Administrativo. Tomo V. Montevideo: 1974. p.
60.
49 BIELSA, Rafael. Derecho Administrativo. Tomo V. Buenos Aires: Editorial La Ley, 1966. p. 23.
50 MARIENHOFF, Miguel S. Tratado de Derecho Administrativo. Tomo IV. Buenos Aires: Editorial
• Debido al carácter general que ostenta la ley y en virtud del cual crea
situaciones jurídicas impersonales y abstractas, no se podía configurar la
“especialidad” del daño como requisito para su indemnización. Bajo ésta
óptica se consideró que las leyes no afectaban situaciones jurídicas
determinadas y por lo tanto, si como consecuencia de su aplicación se
producían perjuicios, estos constituían cargas públicas que los
administrados debían soportar por el hecho de vivir en comunidad.
Es así como en Francia el Consejo de Estado a raíz del caso La Fleurette en 1938
y posteriormente con el asunto Cacheteux en 1944, reconoció el derecho a la
indemnización de un daño derivado de un acto legislativo, cimentando tal
responsabilidad en el principio de igualdad ante las cargas públicas; esto a pesar
de que la ley que causó el perjuicio no contemplaba una indemnización. El estudio
pormenorizado de la evolución de esta clase de responsabilidad en los dos países
mencionados se llevará a cabo en el capítulo siguiente.
Ahora bien, con el abandono del dogma de la soberanía tomada como sinónimo
52
de infabilidad, y con el crecimiento de una conciencia colectiva hacia el respeto
de los principios que conforman el Estado de Derecho, se empieza a cuestionar
porque la conducta del legislador a diferencia de lo que ocurre con el juez y el
administrador, no es susceptible de crítica alguna.
En este punto vale recalcar que la Constitución como primer fundamento del orden
jurídico y del Estado, es norma de normas según su artículo 4, lo cual significa que
el actuar de todas las autoridades de la república y de todos los particulares debe
someterse a ella; en efecto tal y como lo afirma KELSEN53 “supuesta la existencia
de la norma fundamental, la Constitución representa el nivel más alto dentro del
derecho nacional”.
Por el contrario los países que cuentan con una Constitución flexible, en la medida
en que su “modificación sigue el mismo procedimiento establecido para la reforma
Los partidarios de la tesis que sustenta la responsabilidad del Estado por el hecho
de las leyes, formularon severas críticas a quienes propugnaban por el
mantenimiento de un régimen irresponsable56:
56 En este sentido ver: SAYAGUES, Laso Enrique. Ob Cit. p. 601 y ss, y MARIENHOFF, Miguel S.
Ob cit. p. 730 y ss.
57 MARIENHOFF, Miguel S. Ob. Cit. p 720.
49
• A pesar del carácter general de la ley, debe tenerse presente que ello no
implica que su aplicación sea igual para todos; solo el grupo de personas
cuya situación fáctica se ajuste a la hipótesis contemplada por el legislador
se verá beneficiado o perjudicado por ella. Adicionalmente, considerar que
los daños que cause la ley deben ser tomados como una carga pública no
puede excluir por sí mismo, la responsabilidad del Estado en este campo.
• En relación con las grandes sumas que debería reconocer el Estado, cabe
aclarar que al plantear éste régimen de responsabilidad la teoría debe
decantarse de forma tal que no implique que cualquier clase de daño deba
ser indemnizado; las leyes en sí mismas pueden generar molestias a los
asociados, empero de igual manera pueden producir beneficios. Por ello
los requisitos para su indemnización deben ser claramente definidos.
Todos éstos factores han influido para que cada día sea de mayor aceptación la
idea de un Estado responsable por el hecho del legislador, más aun cuando no
existen verdaderos argumentos para negar la obligación de reparar los daños
causados por las leyes que se han sido expedidas.
58Citado por MONROY CABRA, Marco Gerardo. Responsabilidad Internacional del Estado y
Responsabilidad Penal Individual por Hechos Internacionalmente Ilícitos”. Revista de la Academia
Colombiana de Jurisprudencia. Bogotá: Mayo de 1999. p.49.
51
59 En este sentido ver: BIDART CAMPOR, Germán G. Omisión Inconstitucional. En: Omisión por
Inconstitucionalidad. Bogotá: Temis, 1997. p. 6
60 MONROY, Cabra Marco Gerardo. Ob. Cit. p. 50
52
61 VEDEL, Georges. Derecho Administrativo. Madrid: Biblioteca Jurídica Aguilar, 1980. p. 347 y ss.
62 Ibidem. p 349.
53
A pesar del convencimiento que pueden otorgar los anteriores razonamientos, con
relación a que el Estado cuando actúe a través de la rama legislativa debe reparar
los daños, es necesaria una clara delimitación de éste tipo de responsabilidad.
Por ello a continuación se analizan las diferentes posibilidades que pueden
presentarse con relación a la posición asumida por el Legislador:
Es pertinente señalar que en nuestro concepto, el hecho de que una ley sea
dictada por motivos de interés general, no excluye por sí mismo el derecho
a ser indemnizado. Por ello se sostiene que deben examinarse las
circunstancias específicas de cada caso y determinar si en ellos se
configuran los elementos del daño antijurídico, como se verá en el capítulo
V.
64Ibidem. p. 345.
65En este sentido ver: AMALFI ALVAREZ, Lisy Rossana y CALA MONCALEANO, Gonzalo. La
Responsabilidad del Estado Legislador. Tesis. Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
Bogotá: 1984. p 127.
56
La omisión del legislador toma hoy importancia ante la efectividad real que las
normas constitucionales deben tener en un Estado Social de Derecho; lo anterior
57
era impensable bajo la óptica de que “ el parlamento y la ley eran algo así como
los árbitros de la Constitución”66
66 CAMPOS BIDART, Germán. Algunas Reflexiones sobre las Omisiones Inconstitucionales. En:
Inconstitucionalidad por Omisión. Bogotá: Temis, 1997. p 2.
67FERNANDEZ SEGADO, Francisco. La Inconstitucionalidad por Omisión. En:
En último termino, el parámetro bajo el cual se debe analizar cada caso y que se
considera válido se refiere a la trascendencia que tenga la omisión legislativa; así,
si con ocasión de ella la norma se hace absolutamente inaplicable y a la vez esta
situación deviene en la violación de principios y derechos constitucionales,
ocasionando daños antijurídicos a los ciudadanos; debe admitirse que el legislador
sobrepasó el termino que tenía para cumplir con su obligación concreta de actuar.
Cabe analizar por último, cuáles serían las posibilidades con que cuenta el juez
frente a las omisiones del legislador. Al respecto se han esbozado diferentes
teorías. Una de ellas que ha sido realmente de difícil aceptación, patrocina la idea
de que el funcionario jurisdiccional dicte la norma objeto del encargo
constitucional, lo cual atenta gravemente contra el principio de división de poderes
y con el hecho de que el juez solo dirime situaciones particulares. Otros
consideran que el juzgador debe advertir al legislador la urgencia y conveniencia
de dictar la norma. En última instancia se encuentran quienes, respaldan la teoría
de que el juez puede solucionar el caso objeto de estudio, aplicando otras normas
constitucionales a través de la analogía.
4.1 FRANCIA
Dicha sociedad argumentando un daño especial exigió por la vía contenciosa ser
indemnizada. Este resarcimiento que en principio fue negado por el Comisario de
Gobierno posteriormente fue admitido por el Consejo de Estado bajo los siguientes
fundamentos: 71
En este sentido ver: Los Grandes Fallos de la Jurisprudencia Administrativa Francesa. Bogotá:
71
otros intereses particulares, es así como en ambos casos con el fin de proteger
ciertas fabricaciones, las normas prohibieron la producción de productos inocuos.
En 1963, dentro del caso del Ministro del Interior contra Boveró, el Consejo de
Estado reconoció de forma más amplia la responsabilidad del Estado-Legislador, y
admitió la indemnización a pesar de tratarse de una ley de interés general. En
éste caso se admitió la reparación de los daños causados a un propietario en
aplicación de un decreto extraordinario que prohibía la expulsión de los militares
radicados en Argelia y de sus familiares.
4.2 ESPAÑA
En este sentido ver: PARADA, Ramón . Derecho Administrativo. Tomo I .Parte General. Madrid:
73
A pesar de que dicha solución ha sido reiterada por el Tribunal Supremo en varias
sentencias relacionadas con la anticipación de la edad de jubilación de los
empleados públicos, a nivel territorial se encuentra un antecedente que cabe
resaltarse.
Por último, la Sala expresó que si bien el daño producido por la ley es un perjuicio
justificado en la medida en que proviene de una norma, éste es antijurídico cuando
supera las cargas públicas que normalmente se deben asumir y señalo que
4.3 ARGENTINA
74 Citado por GARRIDO FALLA, Fernando. Sobre la Responsabilidad del Estado Legislador. En:
Revista de Administración Pública España: No 118, Enero- Abril 1989.
75 Fallo, 180:107. “Gratry”. Corte Suprema Argentina. 1938.
66
Esquema similar al presentado por: DIEZ, Manuel María. Derecho Administrativo. Tomo V.
76
77En este sentido ver: CANASI, José. Derecho Administrativo. Volumen II. Buenos Aires: Depalma,
1977. p 555
67
Argentina.p566.
68
Conforme a lo anterior, la doctrina ha concluido que una ley que lesione los
derechos de las personas, podrá aplicarse siempre y cuando ésta haya fijado
la indemnización de los daños. Quedando entonces purgada la lesión del
derecho no con la declaración de inconstitucionalidad sino con la reparación
del agravio.
Por otro lado, frente a la responsabilidad del Estado por omisión legislativa cabe
mencionarse que a pesar de que la figura de la incostitucionalidad por omisión no
está institucionalizada en el orden federal, es importante señalar el paso que se ha
dado a través del artículo 270 inciso 2 literal “d” de la Constitución actual de la
Provincia de Río Negro, el cual expresa:
4.4 CHILE
En Chile, al igual que en otros países, no existe una norma general que trate el
tema de la responsabilidad por actos legislativos. A pesar de esto, la Constitución
de 1980, se refiere a ello, cuando trata el derecho de propiedad en su artículo 19,
numeral 24 inciso 3, el cual establece lo siguiente:
Artículo 19, Numeral 24, Inciso 3: “Nadie puede, en caso alguno, ser
privado de su propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de los
atributos o facultades esenciales del dominio, sino en virtud de ley
general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad
pública o de interés general, calificada por el legislador. El expropiado
podrá reclamar de la legalidad del acto expropiatorio ante los tribunales
ordinarios y tendrá siempre derecho a indemnización por el daño
patrimonial efectivamente causado”.
En esta óptica ver: BAZAN, Victor. Hacía la Plena Exigibilidad de los Preceptos Constitucionales.
81
Este fallo surge de la demanda instaurada por los copropietarios del predio
Galletue contra el Estado, por medio de la cual se exigía la indemnización de los
perjuicios causados por el decreto No 29 de 1976, al prohibir el corte, destrucción
y explotación de la especie “Araucaria araucana”, en la medida que ésta especie
era la única explotación económica viable dentro del predio.
4.5 URUGUAY
Fallo por medio del cual el Consejo de Estado estimó que si bien las
circunstancias del caso en concreto no tenían la suficiente amplitud para crear
jurisprudencia sobre la responsabilidad del Estado por el hecho de la ley; en otras
situaciones distintas a las registradas en el proceso sería posible “abrir paso a un
73
Ante los perjuicios sufridos, la Sociedad demandó la nulidad de las normas citadas
y solicitó la suspensión provisional de las mismas. A pesar de que la suspensión
provisional fue despachada favorablemente, el recurso de apelación instaurado
por el gobernador provocó que los impuestos se siguieran cobrando hasta la
expedición de la Ley 14 de julio de 1983.
El Tribunal Administrativo del Valle del Cauca, en sentencia del día 13 de junio de
1984, declaró nulos los artículos 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 de la Ordenanza No. 025 del
diciembre 2 de 1981 y el Decreto 0623 de marzo 30 de 1982. Los argumentos por
los cuales el a-quo determinó la existencia de nulidad, se fundamentaron en el
hecho de que “el impuesto cobrado era de carácter nacional por lo cual, tales
actos invadían esferas de competencia del Congreso de la República”. La nulidad
de dichos textos legales fue confirmada por el Consejo de Estado.
“no por ello puede surgir para el Departamento del Valle del Cauca
una responsabilidad. El administrado estaba asistido del derecho de
demandar los actos administrativos que estimaba no solo contrarios a
normas superiores de derecho, sino gravosos a su patrimonio, y en
efecto lo ejerció con éxito. De allí a concluir que la conducta oficial debe
ser tomada como fuente de indemnización, cuando no se le puede
encajar dentro de las vías de hecho o la operación administrativa, está
por fuera de una exacta valoración jurídica de lo sucedido.” (Negrillas
fuera del texto).
Por último se señaló que los casos en que la jurisprudencia francesa ha aceptado
excepcionalmente la responsabilidad por el hecho de las leyes, permiten concluir
que dentro de circunstancias distintas a las que se recogen dentro del proceso
objeto de estudio, bien podría abrirse paso, por la vía jurisprudencial, a este nuevo
frente de responsabilidad del Estado - Legislador.
En este orden de ideas y dadas las circunstancias fácticas que motivaron las
pretensiones de la demanda, la sentencia afirma
Ahora bien, el concepto emitido por el Ministerio Público dentro de éste proceso
constituye uno de los antecedentes más importantes sobre el tema específico de
la responsabilidad del Estado por el hecho del legislador.
Adicionalmente agrega,
Aduce también que “no se puede negar la responsabilidad en principio del poder
constituyente como lo hace el a- quo, se trata de una descalificatoria simplista y
facilista de la responsabilidad basada en la hoy desechada teoría del príncipe”.
De esta forma afirma que “debe observarse que el daño causado es de aquellos
que la víctima tiene el deber jurídico de soportar, por la particular relación que la
unía con el derecho que se tenía”.
85Concepto del Procurador Primero Delegado ante el Consejo de Estado. Dr. Juan Carlos Henao.
Folios 539-565. Proceso de la referencia No. 9549.
80
En el mismo fallo los Consejeros Daniel Suárez Hernández, Carlos Arturo Orjuela
y Amado Gutierrez, expresaron su disentimiento con la sentencia acogida por la
mayoría de la sala. El salvamento de voto realizado por el primero de los
magistrados - al cual adhirieron los otros dos-, hace referencia también a la
responsabilidad del Estado por el hecho de la ley.
Ante la muerte del señor Cesar Julio Cuervo, cuya muerte se produjo luego de
haber sido arrollado por un vehículo diplomático, propiedad de la Embajada
Norteamericana y el cual al momento de los hechos era conducido por un Coronel
del ejercito de éste país; su esposa - la señora Vitelvina Rojas- y sus hijos, en
ejercicio de la acción de reparación directa, instauraron demanda contra la
Nación, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Congreso de la República,
representado éste último por el Ministerio del Interior; y solicitaron que se
declarara al Estado patrimonialmente responsable de las consecuencias
deducidas de la aplicación de la ley 6ª de 1972.86
86 C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sala Plena Sentencia del 15 de Agostode 1998.
Consejero Ponente. Jesús María Carrillo. Bogotá
87 Aparte de la sentencia de primera instancia, transcrito dentro de la sentencia estudiada.
82
Dicho fallo fue apelado tanto por la parte actora como por la parte demandada. Por
su lado el Ministerio Público manifestó estar de acuerdo con la decisión pero
aclaró que la responsabilidad del Estado - Legislador sólo se da ante las hipótesis
de leyes que son declaradas inconstitucionales.
Por último el Consejo de Estado señaló que para el caso en cuestión era
pertinente aplicar el régimen de responsabilidad por daño especial, ya que el
Estado a través de una actividad legítima, como lo es la incorporación de un
83
Los Doctores Daniel Suárez, Mario A. Méndez y Manuel Ureta en sus aclaraciones
de voto, consideran que en este caso no se puede hablar de responsabilidad del
Estado – Legislador porque en primer lugar, la conducta legislativa se ajustó a la
Constitución y por otro lado se trata de la aplicación de un tratado público, el cual
es un acto complejo donde intervienen diferentes Estados y distintas ramas del
poder público, del cual no puede extraerse la ley que lo aprueba para deducir
responsabilidad por el hecho del legislador.
Otro de los supuestos bajo los cuales el Estado – Legislador puede comprometer
su responsabilidad se configura cuando el órgano legislativo “no hace aquello a lo
que, de forma concreta, está constitucionalmente obligado”88, en estos casos se
configura una omisión legislativa. Pues bien, en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional encontramos un antecedente de enorme trascendencia sobre el
tema, se trata del fallo del 16 de octubre de 1996.
Corte Constitucional. Sentencia No. C – 543 del 16 de octubre de 1996. Magistrado Ponente:.
89
En el primer caso, se presenta una omisión legislativa absoluta, por cuanto falta la
disposición de desarrollo legislativo de un determinado precepto constitucional;
mientras que en los restantes existe una omisión legislativa relativa.
“si no hay actuación, no hay acto qué comparar con las normas
superiores, si no hay actuación, en conclusión, no hay acto que pueda
ser objeto de control. En efecto, si lo que se pretende mediante la
acción de inconstitucionalidad, es evaluar si el legislador al actuar, ha
vulnerado o no los distintos cánones que conforman la Constitución
Política, las omisiones que sí pueden ser objeto de control son las
omisiones relativas, en las que el legislador actúa, pero lo hace
imperfectamente”.
Por otra parte los magistrados realizaron una interpretación profunda del artículo
214 de la Carta, que lleva a concluir que salvo los vicios de formación de las
normas, “el control constitucional no recae sobre el texto legal como tal sino sobre
su contenido material, esto es sobre las normas contenidas en la ley; lo cual
demuestra que el control constitucional recae sobre las normas, es decir sobre las
reglas o contenidos normativos derivados de los textos legales, más que sobre los
textos en sí mismos considerados”.
Además de las notas generales de certeza y propiedad que debe reunir el daño
antijurídico, para que éste sea resarcible con ocasión de una ley deben existir
ciertas particularidades.
Así, cuando el daño revista cierta gravedad, sea excepcional y sobrepase los
sacrificios que debemos tolerar, debe indemnizarse. A contrario sensu, el daño de
poca entidad no se indemniza. Esta es la opinión de VEDEL, para quien “solo
puede concederse indemnización si el perjuicio, por su especificidad y gravedad,
sobrepasa los normales sacrificios impuestos por el legislador. 90
El Dr. Juan Carlos Henao, afirma que en las diferentes ponencias presentadas a la
Asamblea Nacional Constituyente, se entendió el daño como “aquel que causa un
detrimento patrimonial que carece de título jurídico válido y que excede el conjunto
de cargas que normalmente debe soportar el individuo en su vida social”91. En
este sentido, sostiene que son dos los elementos de esta definición:
El daño que debe ser resarcido, será entonces aquel en el cual no existan “causas
de justificación que legitimen el perjuicio sufrido. Esas causas deben ser expresas
y deben consistir siempre en un título jurídico que determine o imponga como
jurídicamente querido el perjuicio contemplado”.92
Ahora, bien dentro de la doctrina nacional se destaca lo expuesto por el Dr. Martín
Bermúdez Muñoz94; por el análisis profundo que realiza de la teoría del daño.
Para iniciar, el autor parte de la idea de que cualquier orientación que se le desee
dar a la existencia o no responsabilidad a cargo del Estado, debe examinarse en
todos los casos a partir de la noción de daño antijurídico. Así, afirma:
El mismo autor, señala algunos supuestos en los cuales la víctima está obligada a
soportar el daño y enumera entre ellos “el hecho de que exista alguna causa que
obligue a recibirlo en su patrimonio, como cuando se deben soportar las
consecuencias dañosas de un ataque injusto que se ha realizado”96. En este
sentido, MARTÍNEZ HERNÁNDEZ97 afirma que esas causales no deben estar
necesariamente previstas en la ley ya que pueden provenir de “una legítima
Por lo anterior, se piensa que la carencia de un título jurídico válido para soportar
el daño, se predica de la inexistencia de una obligación constitucional o legal
válida que le imponga al particular el deber de soportar el daño.
Otra de las causales en las cuales la víctima sí está obligada a soportar el daño,
consiste en los eventos en los cuales el daño “no exceda las cargas que implica
vivir en sociedad y que todos los ciudadanos deben soportar por igual.”98
C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 9 de abril de 1992.
100
CE. Sala de los Contencioso Administrativo. Sentencia del 26 de noviembre de 1992. Magistrado
101
102 En: C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera Sentencia del 22 de Noviembre
de 1991. Bogotá.
103 C.E . Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 27 de Enero de 2000.
“De acuerdo con el postulado constitucional (Art. 90) el Estado responde por el
daño antijurídico, cualificación que se deduce al comprobar que el derecho no le
impuso a la víctima el deber de soportar el daño”.104
C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 2 de Marzo de 2000.
104
C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 25 de febrero de 1993.
105
106 C.E .Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 23 de septiembre de
1994. Bogotá.
107 C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sentencia del 21 de junio de 1995. Consejero
En segundo lugar, el daño debe ser directo, es decir debe derivar en forma
inmediata de la ley. De esta forma si entre la ley y el daño existen otros factores,
se rompe el nexo de causalidad indispensable para proceder a la indemnización.
Por último, El daño debe ser “ especial”. Siempre se ha sostenido que para
deducir la responsabilidad del Estado por el hecho de la ley, el daño debe ser
“especial o particular” y no “general o universal”.
C.E Sala de lo Contencioso Administrativo- Sección Tercera. Sentencia del 25 de febrero de 1993.
108
han enunciado las características que debe ostentar el daño antijurídico, pero sin
desconocer que será la jurisprudencia y la ley las encargadas de delimitar
claramente el tema.
Una vez analizados los motivos por los cuales en un verdadero Estado de
Derecho, éste debe responder por los daños antijurídicos que cause cualquiera
que sea el órgano de la rama a través del cual actúe; se debe profundizar sobre
cuál sería el régimen jurídico de responsabilidad estatal (Subjetivo u Objetivo), en
el cual se ubicaría la responsabilidad del Estado por el hecho del Legislador, y
dentro de ellos cuál se constituiría como el título jurídico de imputación del daño
(imputación iuris).
Como primera medida, es necesario realizar una breve contextualización sobre los
rasgos más sobresalientes de la acción pública de inconstitucionalidad, para lograr
relacionarlo con el tema objeto de estudio.
control por vía de acción, radica en que una vez decidida la excepción de
inconstitucionalidad, ella únicamente tiene efectos inter partes. Sin embargo a
partir del Auto ICC- 235, proferido por la Corte Constitucional el día 27 de febrero
de 2001, con Magistrado Ponente Manuel José Cepeda; se ha empezado a hablar
de efecto Inter pares, con el cual se dio paso a que la excepción de
incostitucionalidad no solo tenga efectos para el caso concreto, sino en todos los
casos semejantes.
Dicho pronunciamiento surgió a raíz de la orden dada a los jueces de tutela para
que apliquen la excepción de inconstitucionalidad del artículo 1 del Decreto No
1382 de 2000, regulatorio de la acción de tutela. A pesar de esto la Corte aclaró
que dicha providencia no puede tener efectos erga omnes, debido a que no puede
exceder su competencia funcional.
113 En este sentido ver: SACHICA, Luis Carlos. Nuevo Derecho Constitucional Colombiano. Bogotá:
Temis, 1994. p120 – 121.
114 NARANJO MESA, Vladimiro. Ob Cit. p. 372 –373.
104
Bajo la posición que se asume en este punto, se anota que lo anterior es así
debido a la naturaleza propia de la acción y no por los argumentos expuestos verbi
gracia, por el Dr. Luis Carlos Sáchica, de los cuales respetuosamente se disiente.
El autor afirma, que ésta acción pública, no se puede confundir con las que se
ejercen ante lo contencioso administrativo, de allí que “no cabe hablar de
perjuicios, pues la ley solo crea situaciones jurídicas impersonales y abstractas
cuya formulación a nadie puede lesionar directamente, como sucede en las
situaciones jurídicas concretas, particulares, propias de la actuación administrativa
encargada de aplicar la ley...”.115
Ahora bien, si las razones argüidas por el demandante, son acogidas por la Corte,
lo que se logrará es el triunfo de la legalidad y el respeto de la Constitución como
norma de normas. Sin embargo, bajo el amparo de ésta acción el ciudadano no
podrá obtener indemnización alguna. De ahí, que si por la aplicación de la ley
surgen para el particular daños antijurídicos con todas las características
mencionadas en líneas precedentes, se pueda plantear la existencia de
responsabilidad del Estado por el hecho del legislador; siempre y cuando se haya
obtenido la sentencia declaratoria de la inconstitucionalidad de la norma.
106
Si bien estos criterios para restringir y condicionar los casos en que el Estado sea
declarado responsable son válidos, pues de lo contrario su patrimonio se vería
gravemente afectado; se considera que en lo relacionado con la obligación del
Estado- Legislador de emitir leyes ajustadas a la Constitución, algunos de ellos no
Solo de esta forma, el legislador, tomará conciencia de que su actuar al emitir las
leyes, no se encuentra al margen de la ley.
Por otro lado, se quiere resaltar, que muchas veces la ley inconstitucional puede
no haber causado daño, en otras ocasiones puede causarlos; pero si ellos no
cumplen con las exigencias del daño antijurídico planteadas en el acápite anterior,
no serán indemnizables. Solo en la medida en que se trate de daños antijurídicos,
podrá solicitarse ante la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, su resarcimiento.
Hoy en día, la falla del servicio como se anotó en capítulo II, se entiende como:
“La violación al contenido obligacional que se impone al Estado, y que puede ser
infringido ya sea por que así se deduce nítidamente de una norma que estatuye
con precisión aquello a lo cual está obligado el Estado frente al caso concreto, ya
108
sea porque así se deduce de la función genérica del Estado que se encuentra
plasmada prioritariamente en el artículo 16 de la Constitución Política”117 (Art. 2
C.P de 1991).
Con respecto al principio de legalidad, según el cual los servidores públicos solo
pueden realizar aquello que la ley expresamente les autorice, se estima que a
pesar de que se cometa, en estricto sentido, una falla al expedir leyes que causen
daños antijurídicos, el responsable será el Estado–Legislador, sin hacer
responsable directamente a quienes hayan sido los autores del proyecto de ley. Al
igual que MARIENHOFF, se considera que “la eventual responsabilidad de los
legisladores queda, entonces, absorbida por la eventual responsabilidad del
Estado – Legislador”. 119
117 Consejo de Estado. SCA. Consejero Ponente: Antonio José de Irisarri Restrepo. Actor: Luis
Alberto Cifuentes Lindarte. En HENAO, Juan Carlos. ....conf. venezuela. Pág. 749.
118 VEDEL, Georges. Ob cit. Pág. 341.
119 MARIENHOFF, Miguel S. Ob Cit. Pág. 784.
109
Del hecho de que el daño antijurídico sea uno de los elementos indispensables
para la declaración de la responsabilidad, y tomando como daño antijurídico “aquel
que causa un detrimento patrimonial que carece de título jurídico válido y que
excede el conjunto de cargas que normalmente debe soportar el individuo en su
vida social”121, se desprende que todos los regímenes de responsabilidad
aplicados por la jurisprudencia buscan salvaguardar un principio esencial como lo
es la igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley, una de cuyas
manifestaciones es la igualdad ante las cargas públicas, objetivo al que no escapa
la responsabilidad por el hecho del legislador.
120 C.E. Sala de lo Contencioso Administrativo - Sala Plena. Sentencia del 25 de Agosto de 1998.
Consejero Ponente: Dr Jesús María Carrillo. Bogotá.
121 HENAO, Juan Carlos. Conferencia dictada en el marco de las II Jornadas Colombo- Venezolanas
A pesar de contar dentro del régimen objetivo con un título de imputación como el
“daño especial “, donde cabe perfectamente nuestra posición, en la medida en que
éste
VI. CONCLUSIONES
- El temor de que cualquier daño que cause una ley deba ser indemnizado,
se minimiza con la noción misma de daño antijurídico y con las
características mencionadas. Además, en cada caso el juez deberá actuar
prudentemente para no convertir éste régimen de responsabilidad en un
atentado contra el patrimonio del Estado.
Por otro lado, si el Estado a través de una norma válida genera un daño
antijurídico, surge para éste una responsabilidad objetiva, fundamentada en
el equilibrio de las cargas públicas y el cual debe declararse bajo un título
que revele que ha surgido responsabilidad por el hecho del legislador.
- Dentro de los fundamentos por los cuales a la luz del ordenamiento jurídico
colombiano esta clase de responsabilidad es totalmente viable, se
encuentran además de los claros pronunciamientos jurisprudenciales al
respecto; la teoría de la soberanía popular, el establecimiento de Colombia
como un Estado Social de Derecho, la vigencia efectiva y la supremacía
que deben tener los derechos consagrados en la Constitución, y el claro
tenor del artículo 90 de la misma, que plasma el deseo de indemnizar los
daños antijurídicos que cualquiera de las tres ramas del poder cause.
117
BIBLIOGRAFIA