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Uno de los elementos clave para el entendimiento del mundo empresarial y el mercado de
valores es conocer el funcionamiento de las acciones.
Esto porque, en la medida en que se tenga un esclarecimiento de ellas se podrán aplicar las estrategias
ajustadas al manejo efectivo de la planificación e inversión financiera. Por lo tanto, queremos abordar está
temática con el fin de mostrar aquellos aspectos relativos al desenvolvimiento y manejo de ellas dentro de
la empresa, como también para la gestión de inversiones.
Tabla de Contenido
¿Qué son las acciones?
Tipos de acciones y función
¿Qué tipo de acción es mejor?
La razón de ser de ellas es, entre otras cosas, definir cuáles son las atribuciones de derecho y tenencia que
tiene el/la accionista dentro de la sociedad empresarial. Es decir, en la medida en que se tenga un mayor
número de acciones entonces se tiene una mayor influencia y un nivel más alto de beneficios, como
también un mayor nivel de proporcionalidad ante el riesgo que se asume en cualquier emprendimiento
comercial.
En ese sentido, y de forma resumida, las acciones proporcionan horizontes jerárquicos de decisión,
tenencia y beneficios dentro de una empresa determinada. Y sirven como parámetro de ejecución de las
diferentes iniciativas que se manejen dentro del negocio.
Es decir, una acción ordinaria es meramente una porción dentro de la empresa en la que su valor,
dependiendo de si la empresa es pública o privada, está sujeta a la volatilidad del mercado, y le confiere
participación dentro de la junta de accionista de la empresa.
Cuando la empresa es pública, en otras palabras que cotiza en bolsa de valores, si se presenta una
fluctuación en el mercado, de forma directa o indirecta, puede afectar el valor de la acción. El precio se
mueve partiendo de cómo se comporte el mercado.
En el caso de las preferentes tienen cierto nivel de primacía respecto de las ordinarias en dos niveles: Pago
de dividendos y que la tasa de retorno o beneficios puede ser fija o variable. Aunque, es importante aclarar
que estas no tienen influencia de voto dentro de la junta de accionistas y que dicha rentabilidad, aunque
puede ser mayor que la de las ordinarias, está sujeta a que la empresa tenga beneficios al final de su año
fiscal. Por lo que es posible que quien posea una acción ordinaria, durante un período determinado reciba
beneficios, mientras que el/la accionista preferente, a razón de la ausencia de utilidades en la empresa no
perciba dividendos.
Usualmente las acciones ordinarias están disponibles al público en general, mientras que las preferentes,
como implican ciertos niveles de privilegios, son propuestas a personas o empresas de capitales duros o
fuertes. Por lo tanto, tanto el acceso como la elección del tipo de acción dependerán de la aproximación
que se quiera tener dentro de la inversión, ya sea a nivel de bolsa de valores o bien dentro del marco de
quien capitalice una empresa privada.
En ese sentido, si desea profundizar más en el tema de las acciones, le invitamos a adquirir el libro Todo
Sobre La Bolsa: Acerca de los Toros y los Osos escrito por José Meli. Y si esta entrada te ha sido de
utilidad compártela y comenta. Tus aportes y opiniones son de importancia para nosotros.
Por ejemplo: Una determinada empresa ha emitido 20 millones de acciones, que actualmente cotizan a 30
euros cada una. Esto quiere decir que el mercado valora la empresa en 600 millones de euros. Es el precio
que otra compañía debería desembolsar para hacerse con todas las acciones de la empresa. Lógicamente, el
precio de mercado también varía, según las leyes de la oferta y la demanda.
Valor contable de una empresa: Es el patrimonio neto de una empresa, es decir, el valor de los recursos
propios que aparecen en balance.
Valor contable de una acción: Es el valor contable de la empresa dividido entre el número de acciones
emitidas. Normalmente, el precio de una acción es mayor que su valor contable, pero no siempre.
Valor de liquidación de la empresa: Es el precio de venta estimado en el caso de que se liquidaran sus
activos y se cancelaran sus deudas. Para un inversor, que suele busca empresas con capacidad para generar
beneficios en el futuro, el valor de liquidación tiene poco interés.
Valor actual: Es el valor, en el día de hoy, de la corriente de flujos futuros que se espera de una inversión, a
un tipo de interés determinado.
Valor fundamental o intrínseco: No se trata de un valor exacto, ya que depende de previsiones futuras de
beneficios que pueden variar según el analista que las realice. Para su cálculo, un tanto complicado, se
analizan una serie de “fundamentos” empresariales, incluyendo ventas, beneficios, recursos propios, activo,
perspectivas de negocio, etc.
Fiscalidad
Fiscalidad de los dividendos:
Los dividendos se consideran rendimientos de capital mobiliario y se integran en la base imponible del ahorro,
que actualmente tributa por tramos, en función de su importe total, como se recopila en la siguiente tabla:
Tipos de acciones
Casi todas las acciones negociadas en las bolsas de valores son acciones ordinarias, que son las que
hemos descrito hasta ahora. Dan derecho a participar en el reparto de beneficios y en el patrimonio resultante
de una liquidación, a la suscripción preferente en la emisión de nuevas acciones o de obligaciones
convertibles en acciones, a asistir y votar en las juntas generales de accionistas y a impugnar los acuerdos
sociales.
Existen otros tipos de acciones que tienen pequeños matices en cuanto a los derechos incorporados, comos
las acciones preferentes, nominativas, sin derecho a voto y rescatables. Sin embargo, se tratan de emisiones
muy escasas en el mercado español.
Para el inversor es mucho más interesante conocer otros criterios de clasificación:
Según la “calidad” de la empresa emisora:
Valores estrella o “blue chips”: Son acciones de empresas con sólidas estructuras económico-financieras,
bien situadas en su sector y que además suelen pagar dividendos. Son valores de alta capitalización bursátil y
elevada liquidez, por lo que el inversor raramente tendría problemas para venderlos.
Valores especulativos o “chicharros”: Situados al otro extremo, están las acciones de empresas de
cualquier sector, de pequeño o mediano tamaño y baja capitalización, que incorporan un alto componente
especulativo y, por tanto, un elevado riesgo.
Según lo “cíclico” que sea el sector:
Acciones cíclicas: Pertenecen a empresas cuya generación de beneficios está vinculada a la tendencia
general de la economía. Los productos o servicios de estas empresas son menos demandados por los
consumidores durante ciclos económicos negativos y más demandados durante los períodos más boyantes.
Acciones defensivas: Al otro extremo están las acciones de empresas menos afectadas por las subidas y
bajadas de la economía en general. Estas acciones son más estables durante tiempos difíciles porque la
demanda de los consumidores no disminuye de forma tan dramática durante ciclos negativos.
Acciones “valor” (value stocks): Son acciones que se consideran baratas en relación con las de otras
empresas de sectores y tamaños comparables o por tener una buena relación precio / beneficio por acción
(PER). El inversor compra este tipo de acciones con la esperanza de que el precio de cotización se ajuste al
alza y conseguir así una plusvalía.
Acciones “de crecimiento” o “de revalorización” (growth stocks): Son acciones de empresas con una
previsión de crecimiento de sus ventas y beneficios. Normalmente, no pagan dividendos, por lo que el inversor
busca rentabilidad a través de la revalorización a medio y largo plazo. Suelen tener precios medio-altos en
relación a sus beneficios actuales. Una subdivisión de esta categoría son las acciones “de crecimiento
agresivo”, que son las más arriesgadas.