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1543, 1 de mayo.

Carta de Carlos V a los Reyes y


Repúblicas de las Indias Orientales, solicitando amistad
y colaboración

Provisiones, Cédulas, Capítulos de Ordenanças, Instruciones y Cartas libradas y


despachadas en diferentes tiempos por sus Magestades los señores Reyes Católicos don
Fernando y doña Ysabel, y Emperador don Carlos de gloriosa memoria y doña Iuana
su madre y Católico Rey don Felipe, con acuerdo de los señores Presidentes y de su
Consejo Real de las Indias, que en sus tiempos ha auido tocantes al buen gouierno de
las Indias y administración de la justicia en ellas. [Cedulario Indiano de Encinas]
Madrid : En la Imprenta Real, 1596. IV 221-22.

[GARCÍA-GALLO, A. (ed.). Antología de fuentes del antiguo Derecho. Madrid :


1975, pp.669-671.]

Don Carlos, por la gracia del verdadero Dios que crió el cielo y la tierra, etc. A los
Reyes, Príncipes y señores, Repúblicas y comunidades de todas las provincias, tierras e
islas que están al Mediodía y al Poniente de la Nueva España. nuevamente en nuestros
tiempos descubierta por la bondad de nuestro verdadero Dios a nuestro señorío sugeta,
salud y verdadera y perpetua felicidad. Como todos los hombres sean obligados a amar
y servir a Dios verdadero, por los aver criado y por los sustentar y conservar cada hora y
momento, aquellos tienen a esto más especial obligación, que de El han recebido
mayores y mas beneficios. Por lo cual, Nos, considerando cómo Dios nuestro Señor, por
su sola misericordia y bondad y sin algunos merecimientos nuestros ha querido darnos
tan gran parte en el señorío deste mundo por él criado, que demás de ayer sido servido
de juntar en nuestra persona muchos y muy grandes Reynos, que nuestros agüelos y
progenitores tuvieron, siendo cada uno por sí poderoso rey y señor con ellos, ha sido
servido que después que començamos a reinar se ha dilatado mucho nuestra real Corona
en grandes provincias y tierras descubiertas y señoreadas hazia la parte del Mediodía y
el Poniente destos nuestros Reinos: Nos tenemos mas obligación que otro ningún
príncipe del mundo a procurar su servicio y la gloria de su nombre, empleando todas las
fuerças y poder que El nos ha dado, en trabajar que sea conocido y adorado en todo el
mundo por verdadero Dios, como lo es, y Criador de todo lo visible e invisible. Y
desseando esta gloria de nuestro Dios, como somos tan obligados, y aviendo gran
compassión de los que con tanto daño y peligro suyo no le conocen, no podemos dexar
de dolernos mucho de saber, cómo sabemos, que, en muchas partes de la tierra que El
ha criado, los hombres que El hizo a su imagen y semejança, y a quien dotó de tan
grandes perfecciones sobre todas las criaturas vivan sin tener noticia de él, y andando
rastreando las cosas divinas, con el apetito natural que dellas tienen, y él les dio las
almas, ayan caído en tan gran ceguedad e ignorancia que muchos tengan por Dios a
algunas criaturas suyas, y las adoren ofreciéndoles sacrificios, siendo todas ellas sin
comparación de menor valor que los hombres, y las adoren, y criadas para servicio del
hombre, y no para otro fin.
Y porque hemos entendido que en[tre] otras partes del mundo que carecen deste
conocimiento, en essas vuestras provincias y tierras, hasta agora no hay noticia de
nuestro Dios verdadero; o porque El con sus secretos e incomprensibles juicios no ha
querido hasta agora manifestarse en essas partes, o por ventura por la negligencia y
flaqueza de vuestros antecessores se ha perdido la memoria de la predicación de su
nombre y Fe que en ella se hizo en los tiempos passados, desseamos cumplir con
vosotros y vuestras gentes y pueblos la obligación que en esto tenemos, porque es tan
grande la bondad del verdadero Dios a quien servimos, que como es Padre de todos los
hombres, assí nos manda que a todos los hombres tratemos como a sus hijos y hermanos
nuestros, haziéndoles obras de tales, y encaminándoles en el camino de la verdad, de
que estuvieren desviados. Y acordamos de embiaros al reverendo in Christo padre don
fray Juan de Zumárraga, Obispo de México, del nuestro Consejo, y a los devotos padres
fray Domingo de Betanços y fray Juan de la Madalena, e otros religiosos, que estas
nuestras cartas os mostrarán, varones siervos de Dios, y que menospreciando las honras
y riquezas deste mundo, que con estos cuerpos corruptibles se acaban siempre, se
ocupan en merecer para sí y para sus próximos la vida eterna, que comiença después de
la muerte, la qual a todos los christianos promete la Fe y religión christiana que
guardamos, para que, como sabios y muy informados en las cosas de Dios, os enseñen a
quién aveis de reconocer por vuestro Criador y de todo lo que veis y no veis en el
mundo, y os den a entender cómo el Sol y la Luna y otras criaturas suyas que os
agradan, a quien algunos engañados suelen servir y reverenciar, son ministros suyos,
por El criados para executores de su voluntad, para la buena governación y
conservación deste mundo, el qual su summa sabiduría hizo de nada; y para que,
finalmente, os comuniquen los grandes secretos que por Dios están revelados a los que
en la religión christiana le servimos y adoramos. Con los quales, después de oídos y
entendidos por vos, tenemos por ciento que mucho holgareis en vuestros coraçones,
porque las ánimas que goviernan estos cuerpos siempren andan con desseo de conocer
la verdad y saber de donde vinieron, y para donde son criados, porque bien sienten que
pues nada de lo deste mundo enteramente le satisfaze, que en otra parte está su reposo y
contentamiento.

Mucho os rogamos, quan affectuosamente podemos, que pues nuestro fin de


embiarlos a vos es, principalmente, por vuestro bien, como esperamos lo conocereis
presto, y ellos por sólo vuestro provecho, sin otro interesse alguno, se disponen a sufrir
los grandes peligros y trabajos que avrán passado quando ante vosotros llegaren, los
recibais y trateis benignamente, y los oigaís y deis entero crédito a lo que de nuestra
parte os dixeren, porque todo será en gran bien y provecho vuestro, y para mejor
govierno de vuestros súbditos, y para mucha prosperidad de vuestras tierras, como por
la experiencia vereis si con paciencia oís sus palabras y con atención recebís sus
consejos y con diligencia los poneis en execución.

Y porque Nos desseamos tener con vosotros toda amistad y buena confederación,
para que aviendo conformidad todos sirvamos a Dios como devemos, les hemos dado
todo nuestro poder cumplido, para que puedan con vos hazer qualesquier concordias y
assientos, para que aya entre Nos y vosotros verdadera amistad y mucha benevolencia, y
entre nuestros súbditos y los vuestros toda hermandad y compañía, y vuestras tierras
gozen de lo que en estos nuestros Reinos Dios ha criado, que allá no tengais, y lo que
los ingenios y la industria de nuestros súbditos en todos los siglos passados ha hallado e
inventado: de lo qual creemos que, quando tengais entera noticia, terneis mucho
contentamiento. Y también esperamos, que como la summa sabiduría de Dios en todas
las partes del mundo cría cosas de mucho provecho para los hombres, y en cada
provincia da a los naturales della ingenios e industria bastantes avrá alguna cosa en essa
vuestra tierra de que nuestros Reynos sean aprovechados y reciban beneficio. Por lo
qual huelgan de os ir a ver y llevar las cosas con que sientan que teneis mas
contentamiento. Dada en la ciudad de Barcelona a primero día del mes de mayo, de mil
quinientos y quarenta y tres años. Yo el Rey. Yo Juan de Samano, secretario de sus
Cesáreas y Católicas Magestades, la fize escrivir por su mandado. El Obispo de Cuenca.
El Doctor Bernal. El Licenciado Gregorio López. El Licenciado Salmerón. Registrada,
Ochoa de Luyando. Por chanciller, Ochoa de Luyando.

http://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/CarlosV/9_16.shtml

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