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Formación de Catequistas.
I
Introducción
El presente libro fue escrito por Albino Luciani, quien llegó a ser, años más
tarde, Juan Pablo I. Su contexto es Italia, pero su contenido es válido en
todo el mundo aunque se hace necesaria su readaptación a la realidad de
la Diócesis de Santa Rosa en California.
Dios le bendiga y pague con creces todo el trabajo que usted hace en la
tarea de la Iglesia por llevar adelante su obra. La Diócesis de Santa Rosa
agradece su trabajo y colaboración en este servicio a la Iglesia. La Oficina
de Ministerio Hispano de Humboldt y Del Norte está más que complacida
con su tarea y trabajo.
Muchas gracias,
P. Ramón Pons.
I
I. EL CATECISMO
Por ejemplo: hay dos catequistas, el primero habla y explica bien, pero no
logra mejorar a sus alumnos; el segundo es menos listo, pero con su
ejemplo, con la convicción que lo anima, con su fervor y exhortación lleva
al bien a los niños; en su clase los niños se vuelven mejores, se acercan
con frecuencia a la Iglesia, oran con más gusto. Como catequista, el
segundo vale mucho más que el primero.
Hay dos niños: uno sabe de memoria el texto y lo entiende, pero su vida
no corresponde a las enseñan zas del mismo texto. El otro recuerda poco
el texto, pero se esfuerza por llegar a ser mejor y poner en práctica lo que
ha estudiado. Este segundo ha tomado el Catecismo en serio.
1
¿Pondrán ante sus ojos la dignidad humana? Los pequeños no la
entenderán, los mayores se burlarán de ella.
Hay que hablar a los pequeños y a los grandes de Dios que todo lo ve,
que premia y castiga, que ha dado una ley santa e inviolable, que nos
ofrece los sacramentos para fortalecer nuestra buena voluntad, bastante
débil e inconstante por desgracia.
2
Sin decir nada de tanta gente que frecuenta la Iglesia y se cree hasta
piadosa y a veces carece de ideas religiosas, cree tener fe y tan sólo
experimenta un poco de ternura sensible y busca en la piedad no la
voluntad de Dios sino impresiones, sentimientos y vagas emociones;
ignoran la verdadera devoción y practican una multitud de devocioncillas
ligadas a ciertas fórmulas y números cabalísticos y llenos de
superstición.
8. De los pequeños se dice: “Son aún muy chiquitos, es muy pronto para
enseñarles la religión”.
3
Otro tanto se debe hacer con el alma: aprender el catecismo, el temor de
Dios, a fin de que los vicios no entren; no esperar que las malas pasiones
se hayan adueñado para tener el consuelo de arrojarlas con la religión.
Las leyes divinas se refieren sobre todo a los obispos y a los padres de
familia: a los primeros, Jesucristo les mandó: “Id y enseñad”; a los
segundos, Dios, a través de la voz de la naturaleza, les dice: “En este hijo
que te confío no debes ver sólo un cuerpo para alimentar y nutrir, sino
también un alma para educar y elevar”.
4
Las leyes humanas precisan y definen la divina. El Papa interviene con
ocho famosos cánones del derecho (1,329 a 1,336) y con otros
documentos célebres; y luego interviene el Concilio provincial, después el
Obispo con el Sínodo, el estado para la escuela pública, la Acción
Católica para sus afiliados.
PREGUNTAS Y CASOS
5
II. EL MAESTRO CATEQUISTA
6
Aun Napoleón enseñó el catecismo en sus últimos años y Carlos Alberto
instruía personalmente a sus hijos sobre el modo de confesarse,
comulgar y asistir a la Santa Misa.
San Pío X dijo: “El apostolado del catequista, es el más grande de los
apostolados hoy día”.
7
2.- LAS DOTES DEL CATEQUISTA
Depende sobre todo del catequista que su misión tenga éxito o no. San
Felipe Neri y San Juan Bosco catequizaban a los muchachos en
cualquier rincón de la sacristía, hasta en la calle, sin lujo de ambiente,
sin medios y sin embargo los encantaban como si fueran magos y los
transformaban. Tenían lo que es más importante: las bellas dotes, que se
pueden dividir así:
• Dotes religiosas, que hacen al cristiano.
• Dotes morales, que hacen al hombre.
• Dotes profesionales o del oficio, que hacen al maestro.
• Dotes externas, que no hacen nada nuevo y no son indispensables
pero que dan pleno resultado y relieve a las dotes precedentes y
permiten al catequista brillar delante de sus chicos, con luz
completa del cristiano, del hombre o del maestro.
a) Dotes religiosas
8
hará bien a sus discípulos; separado de Dios por el pecado mortal, su
trabajo será estéril para la vida eterna.
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Se pregunta al segundo: ¿Qué he visto? ¡No lo podría haber soñado
jamás! ¡Rocas y más rocas, prados y torrentes, azul del cielo, sol, cosas y
espectáculos maravillosos!
Los dos han visto lo mismo, pero qué diferentes las impresiones. El
primero, no entusiasmará a nadie a intentar una subida a la montaña; el
segundo, al contrario, con su entusiasmo encenderá la pasión por la
montaña y el alpinismo y guiará a otros a nuevas ascensiones.
b) Dotes morales
8. Amar a los niños. Lacordaire escribió: “Dios quiso que ningún bien se
hiciera a los hombres sino amándolos”. Y es
verdad.
10
En esta materia las cosas que para nosotros son como de juego y broma,
para los niños adquieren una importancia extraordinaria. Es necesario
tratar de evitarías, buscando tratar a todos de la misma manera,
guardándose de las simpatías hacia los más ricos, mas listos, mejor
vestidos, etcétera. Si puede haber alguna preferencia, debe ser para los
más pobres, más rudos, más deficientes.
c) Dotes profesionales
Es pues como una escala: el que sabe muy bien, enseña bien; el que
sabe bien, enseña apenas pasablemente; quien sabe apenas
pasablemente, enseña mal.
Con más razón es necesario saber y tener ideas claras y precisas. Hablar
con lenguaje fácil y sencillo, es difícil.
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He aquí lo que sucede cuando el catequista sabe poco: en las
inteligencias de los niños entran errores, dudas y confusiones; el
catequista habla y adelanta la materia sin seguridad, sin brío y sin
confianza en si y los alumnos se dan cuenta de su poca ciencia, y ¡adiós
al prestigio del maestro!
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d) Dotes externas
16. Esté atento a la expresión del rostro. Los niños lo observan, leen
en él los pensamientos que el catequista tiene para con ellos.
17. Vigile las miradas. A los niños les habla más el ojo que la boca del
catequista; en los ojos se ve como el matiz de la palabra. Por otra parte,
con los ojos es como el catequista los domina y hace sentir que los quiere
dominar. Un ojo vigilante, penetrante, agudo, impresiona y domina a los
niños.
13
demasiado bajo, entre los dientes, de modo que los niños no entiendan o
les dé trabajo para entender.
14
Sempronio es muy nervioso y exaltadísimo y reparte, por poca cosa,
pescozones y palabrotas; no sirve tampoco.
Ticio tiene timidez notable, cierra los ojos hablando a los niños, no se
atreve a mirar en el rostro a las personas; servirá para catequista a
condición de que se corrija.
No basta haber estudiado, hay que estudiar ahora textos más amplios,
bien hechos, con atenta reflexión, sin decir jamás basta.
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Se ha dicho: los diez primeros años, el maestro enseña con daño de los
alumnos. Esto es un poco exagerado tal vez, pero es un hecho que
ningún oficial de la enseñanza no quede como aprendiz por mucho
tiempo.
PREGUNTAS Y CASOS
16
III. EL ALUMNO
17
Viceversa, a los peces no les gustaban las fresas pero sí los gusanillos
que el pescador no quería tocar.
4. Es preciso conocer a los niños no sólo en general, sino uno por uno,
porque entre ellos no hay ni siquiera dos que sean perfectamente iguales.
Y hay que añadir: cada niño tiene diversas condiciones de sí mismo y por
eso jamás se le conoce bastante y no se acaba nunca de conocerlo y
estudiarlo.
18
pecaminosas, sobre las cuales debemos tener los ojos abiertos.
Todas estas cosas que no vemos, pero que existen, ayudan desde el
interior la obra del catequista.
Pero alguno dice: los niños no pueden entender ciertas fórmulas, ciertos
conceptos.
Se responde: Por sí solos, con los únicos métodos naturales, no; pero con
la ayuda de la gracia y de la fe, con la pedagogía sobrenatural, sí.
19
Hay otros libros que describen la juventud de los santos o de los
hombres grandes. Aun estos en su lectura, pueden ser más útiles al
catequista.
Y se lee observándolo: su
posición, sus gestos, la palabra,
las acciones, los silencios
obstinados, el llanto, los juegos
predilectos y los compañeros
más frecuentados son otras
tantas cosas que observadas
atentamente, reflexionadas
después, sirven para llevarnos a
conocer los gustos, las
tendencias, los caprichos, las
cualidades y el temperamento
de cada uno.
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Algunos niños están dotados de buenas cualidades, pero en la casa
respiran un aire viciado, corrompido por las blasfemias y las palabras
que se dicen y los malos ejemplos que reciben. El catequista debe tener
en cuenta estas cosas para su enseñanza.
21
El buen catequista debe tener en cuenta esta gran sensibilidad; a los
sentidos del niño debe dirigirse en modo particular: hágale ver y tocar,
sise puede, objetos religiosos, bellas imágenes; enséñele cantos variados;
dé satisfacción a su curiosidad, dejándolo preguntar, etcétera.
Hay catecismos que pretenden ser serios y son broma. Hay catecismos
que parecen en broma y son los que dan mejores resultados.
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El catequista se guardará de ofender el sentimiento del niño: la ironía no
debe emplearse con él; la represión y el castigo si se emplea, jamás deben
hacerse sin hacer sentir que se aplican para hacerle bien, con amor y con
disgusto de aplicarlos.
Los grandes educadores, todos, han tenido ternura de madre para con
los pequeños: Don Bosco, San Felipe Neri, etcétera. El Obispo Dupanloup
amonestaba a los catequistas: “Sed padres, sed madres”.
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Es bueno unir a una idea difícil un hecho o imagen viva; así será más
fácil que la recuerde después.
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Dulcemente, pero con firmeza, es preciso ponerlo en su puesto: no en el
de mando sino en el de obediencia y de docilidad. Conviene que no
piense en poder plegar la voluntad del que le es superior; y al contrario,
debe él plegarse en manera absoluta a los padres, al maestro, al
catequista. Si esto no se obtiene de él desde el principio, hay poca
esperanza de educarlo debidamente.
PREGUNTAS Y CASOS
¿Entre los grandes y los pequeños hay sólo diferencia de estatura? (2).
¿Es necesario estudiar al niño? (1).
¿Todos los niños son iguales? (4).
“El niño es todo bondad: cuidado, no lo arruines” (8).
¿Cuántos medios conozco para estudiar a los niños? (9).
“Pablo se aburre con los niños y se cansa cuando les habla”. ¿Será un buen
catequista? (3-11-12).
“La fantasía, la memoria entre los pequeños y entre los grandes. Diferencias”
(18-19).
“Cayo, catequista, se burla de los niños”, ¿hace bien? (17).
25
IV. EL MÉTODO DEL CATEQUISTA
1.- LOS PRINCIPALES MÉTODOS
1. A una misma meta se puede llegar por varios caminos con viajes
diferentes.
Así para enseñar una verdad el catequista puede escoger varios caminos
que se llaman métodos.
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Una parte importante. Sin el alma, el cuerpo de Adán quedaría
inanimado por tierra, rígido, frío como una roca. Pero por el alma ya ha
podido ponerse en pie, moverse y caminar. Es el alma la que da la vida, y
hace vivir. Una roca no se mueve, ni crece, ni ve, porque está sin alma:
los conejos, los lagartos, los pajaritos, comen, etc., porque tienen alma
(inmaterial). (Y así los niños entienden que el alma es la que hace vivir).
Cuando finalmente ve que todas las ideas y palabras las entienden bien,
el catequista presenta entonces la fórmula y dice: ahora, estad atentos
porque aprendemos una fórmula interesante: “El alma es...”, ya la
fórmula los niños no harán mala cara porque ya la conocen, la entienden
en seguida y se convencen que la entienden fácilmente.
Este método es racional, agradable para los niños, pero un poco difícil
para el catequista.
Le agrada a los niños porque antes de que la respuesta llegue, los hace
navegar a la aventura y a lo imprevisto; conocida la respuesta, clara y
límpida, le da alegría como por un descubrimiento.
Este método es más fácil para el catequista pero menos atrayente para
los niños.
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el método deductivo desmonta pieza por pieza el mecanismo de la
fórmula, mientras que el método inductivo la reconstruye.
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mostrará una roca y un grano de trigo, preguntando qué diferencia hay
entre uno y otro; y después los hará levantarse para dar gracias al Señor
por habernos dado el alma.
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10. Las interrogaciones se hacen para ver si el alumno ha logrado
asimilar lo explicado (forma catequística) o para llevarlo poco a poco a
conocer otra verdad (forma socrática). La forma socrática es difícil, más
fácil y frecuente es la forma catequística.
11. Las preguntas hechas al niño deben ser sencillas y claras, que
tengan una sola respuesta. No se dirá: quién y cuándo se fundó la
Iglesia? Traería confusión a los niños, sino ¿quién fundó la Iglesia? y
obtenida la respuesta; ¿cuándo se fundó?, no preguntas demasiado
fáciles porque terminarán en juego y desorden; ni tampoco muy
difíciles, porque se les de scorazonará, sino variadas para no producir
monotonía.
30
Habilidad; para hacer guardar bien la disciplina, (“hacer hablar” no
“dejar hablar”), para no perder tiempo inútilmente, para distinguir en
seguida al pequeño que interroga para distraer y hacer reír, para desviar
la pregunta que no tiene nada qué ver con la lección del día.
b) Hacer retener
Por otra parte, ¿no es la memoria una facultad para ejercitar y hacer
trabajar recordando?
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16. Pero se equivoca también quien abusa de la memoria y hace
consistir el catecismo en sólo aprender de memoria fórmulas y
definiciones.
19. Los ojos tienen como hambre y sed de colores, de vistas y por esto
se quedan como extasiados ante las proyecciones luminosas, los
cartelones o láminas bellamente coloreados.
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Cuando se hace ver un cuadro, la primera impresión del niño es de
estupor: “¡Oh!...”. Después de aprobación: “¡Qué bello cuadro!”. Después
vienen los comentarios y observaciones: “La Virgen es mona”, “El sol
entra por la ventana”. Se nota que los niños se impresionan, sobre todo
por las cosas particulares (la cola de un perro, la cabeza de un caballo, el
gorro de un soldado), al contrario de las personas mayores que ven
enseguida el conjunto y después pasan a lo particular.
22. El tablero ayuda también mucho para hacer ver a los niños: un
nombre difícil que excita la curiosidad y el interés, visto con los ojos,
además de oírlo, se recordará fácilmente; un dibujo, un esquema, un
título de la lección que sirve para excitar la atención y recordar mejor el
hecho.
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fuerte voluntad de no caer, pero al mismo tiempo prevé que caerá; la
una no destruye la otra.
25. Pero sobre todo le gustan a los niños las historietas. Los cuentos
tienen las ventajas del parangón y de los ejemplos y además dan luz a la
inteligencia, incitan al bien obrar, y sirven para guardar la disciplina de
la clase. Las mejores narraciones son las tomadas del Evangelio y de la
Historia Sagrada. Otras pueden tomarse de la vida de los santos o de la
historia, con tal de que sean verdaderas. Alguna vez, si contamos
cuentos, hechos inverosímiles, parábolas, entonces es preciso decir a los
niños que son cosas inventadas.
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26. El saber contar bien es una de las mejores cualidades del
catequista. Tendrá éxito si se hace niño como los niños y se adapta a sus
gustos, haciendo ver y hablar a través de los personajes de la narración,
dramatizando las cosas.
Así por ejemplo debemos contar a los niños el hecho de la capa de San
Martín; no bastará decir: “Un pobre pidió un día limosna a San Martín:
éste no teniendo otra cosa, cortó con la espada su manto y le dio la
mitad”. Este modo de contar no le dice nada al niño: él desea saber el
largo de la capa, las palabras, los personajes. Quiere casi ver la cosa. Y
entonces es preciso describir el ambiente, los vestidos, hacer hablar a los
personajes. De este modo: Ahora todos atentos, porque voy a referir una
bella historia. Era una mañana de invierno, había caído la nieve y hacía
mucho frío. Por el camino se hallaba un pobre: descalzo, vestido con
unos andrajos, castañeteaba los dientes y tiritaba de frío. Y entonces
venia por el mismo camino un soldado a caballo. Se llamaba Martín. El
pobre extendió la mano temblorosa y dijo: Tengo tanto frío, hágame la
caridad. Martín respondió: perdóneme, no tengo nada en este momento.
Pero en seguida pensó: ¿y si le diera la mitad de mi manto? Paró el
caballo, llamó al pobre y le dijo:
toma un pedazo de mi manto y
con la espada lo dividió en dos y
le dio la mitad, etcétera.
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hacer aceptar un alimento o medicina desagradable. No diga: Estén
atentos que después les contaré una historia interesante. Con esto
parece como que el catecismo no fuera interesante. Sin embargo esto no
impide que se cuente algo cuando se nota cansancio en los niños o hacia
el fin de la explicación.
28. Los niños no saben aún escribir y tienen en la mano con delirio,
tiza, pedazos de carbón y con ellos emborronan papeles y hacen figuras y
mamarrachos en las paredes de la calle, en los libros o periódicos, que
tienen al alcance. Eso explica que expresan gustosamente con el diseño
lo que se les ha sugerido y lo mismo pueden aprovechar de sus pequeñas
experiencias en la enseñanza religiosa. Así nació lo que se llama
“cuaderno de religión” o el “cuaderno activo de apuntes”.
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cuentos, etcétera. Y no importa que los dibujos sean toscos, o las
expresiones llenas de errores gramaticales. Lo importante es que el
muchacho exprese espontáneamente, como mejor pueda y sepa, sobre el
cuaderno sus pensamientos y sentimientos religiosos.
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funcionar bien produce varias ventajas: hace trabajar mucho a los niños,
estimula una sana emulación (se trabaja por el partido o escuadra, no
por uno en particular), educa en la fraternidad, hace animada y serena la
escuela, enseña a los capitanes a preocuparse por sus compañeros, por
tanto los habilita para el apostolado, pone a los niños en contacto con el
catequista, quien así los puede conocer e instruir mejor.
35. Para que el trabajo en esta forma tenga éxito, es necesario que los
capitanes sean aptos, niños de energía, que tengan prestigio entre los
demás de la escuadra; las escuadras sean al menos tres, equilibradas en
sus fuerzas o sea casi iguales en la inteligencia y capacidad de sus
miembros; se escoge para cada escuadra un hermoso y llamativo
nombre de batalla, un distintivo; para anotar los puntos se toma algo
imaginativo (recorrido del mundo, subida a la montaña, etcétera), se
procura que la escuadra vencedora tenga su premio y aun premios
individuales por la buena conducta, por la presencia.
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V. LA CLASE DE CATECISMO
1.- PREPARACIÓN DE LA LECCIÓN
1. Es necesaria. No se construye una casa sin hacer antes el proyecto y ver
cómo debe ser de grande, cuántos cuartos, cuántas puertas, cuántas
ventanas, etcétera. Una lección es como una casa pequeña para
construir: antes de hacerla es preciso ocuparse de ella, ver cuánto
tiempo ha de durar, cuántas partes tendrá, qué adornos hay que
añadirle, qué fruto debe llevar.
39
Fijar el resumen y la obra buena que se propone para hacer.
6. Algunas anotaciones:
40
La oración no se empieza hasta que no estén todos quietos y sosegados.
41
Mantenerse firmes en lo dicho. Cuando se ha dicho no y las
circunstancias no han cambiado, no se debe mudar la orden. ¿Por qué
de ordinario el papá se hace obedecer mejor que la mamá? Porque se
mantiene firme en lo dicho, no cede y el niño lo sabe.
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Los niños deben ver que el catequista es bueno y los ama, pero al mismo
tiempo deben mostrar una cierta docilidad a él; de otro modo lo toman
todo en “broma” y se acaba el prestigio.
17. Los castigos deben darse con mucha prudencia si se quiere que
sean eficaces.
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Comenzar con poco (mostrarse no contento, menos benévolo, miradas
severas, reclamos; amenazas de castigo) llegar al castigo fuerte sólo con
los pertinaces que no obstante los avisos y reclamos, se hallan faltando
tres o cuatro veces; no infligir castigos corporales, más bien privar de
alguna cosa que tengan los niños.
18. Usar bien los ojos, para hacer sentir al niño que lo observamos y
que se le ve en todos sus movimientos. Para esto, que las clases sean
poco numerosas, y cuando se usan las bancas, que no estén en líneas
paralelas sino en semicírculo o herradura. Así todos los niños son vistos
completamente y a ninguno de la tercera o segunda banca, le entra la
tentación de molestar con los pies o las piernas a los compañeros de la
primera o segunda banca.
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Alabar a los que ya se han colocado en sus puestos sin desorden,
exhortando a los otros a componerse pronto; solamente se comienza a
rezar cuando haya completo silencio y atención de todos.
Es probable que se consiga un efecto mejor con éste que con el primer
sistema.
24. ¿Jamás has montado sobre un potro furioso? ¿Sí? Entonces sabes
que es necesario tener las riendas y darle de vez en cuando algún
respiro, pero no soltar las riendas del todo bajo el cabezal, porque si no el
animal te lanzará lejos. Así en la clase, hay que dejar un poquito de
respiro, de vez en cuando un cuento a tiempo, algo que suavice: pero no
dejar reír demasiado, dejando libre la hilaridad; son muy pocos los que
con una sola señal traen todos al orden interrumpido.
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25. Ensayar en bajar la voz cuando los niños comienzan a distraerse o
a charlar entre sí. De pronto todas las cabezas se fijan en el profesor y
preguntan: ¿Pero qué pasa? ¿Qué querrá con esa voz suave y baja con
que nos habla? Pues nada, sólo deseo que estén atentos. El catequista
sabe que para hacer callar no hay que gritar, sino que se habla
suavemente y se obtiene silencio.
PREGUNTAS Y CASOS
“Hace ya muchos años que enseño: siempre estoy preparado” (1, 25, 26).
“Doy una ‘ojeada’ al texto y ya estoy preparado” (2).
¿Cómo se hace la preparación próxima a la clase? (2).
¿Cómo divides los tiempos de la preparación de la clase? (5).
“¡La libreta de calificaciones no sirve para nada!” (7-8).
¿El catequista es un pequeño gobernante que tiene en sus manos los tres
poderes? Explicarlo (...).
¿Cómo es el arte de mandar? (8).
“La mejor disciplina es la alemana” (9).
¿Qué cualidad se debe poseer para tener bien la disciplina? (14).
¿Cuando los niños están indisciplinados de quién puede ser la culpa? (9).
“La disciplina consiste en el silencio yen la inmovilidad” (9).
¿Cuáles son las dificultades principales para la disciplina? (18-26).
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VI. LA ORGANIZACIÓN DEL CATECISMO
1.- LOS ÓRGANOS PROPULSORES
1. El motor es un centro, del cual parten todos los movimientos de la
máquina; la cabeza es un centro que dirige y vigila toda la actividad del
cuerpo. Los movimientos y la actividad del catecismo tienen unos centros
directivos que son como el motor de la máquina y como la cabeza del
cuerpo.
3. En el centro de la
diócesis, cerca de la Curia
Episcopal, está la oficina
catequística diocesana,
órgano del que se sirve el
Obispo para promover,
ordenar, dirigir, en toda la
diócesis, la instrucción
religiosa del pueblo.
La actividad de la oficina,
que se llama “pequeño
ministerio de la instrucción
religiosa”, se extiende:
a) A la instrucción catequística parroquial de niños y adultos.
b) A la enseñanza de la religión en las escuelas y colegios.
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6. Como local es deseable la Casa de la Doctrina Cristiana, construida
para este fin, con diversas aulas provistas de bancos, escritorio, tablero,
mapas, y todo aseado, lleno de aire, de luz, de orden.
7. El personal de la Escuela lo
pone la Congregación de la
Doctrina Cristiana.
Los catequistas pueden ser ayudados, cada uno por un suplente o vice-
catequista, que ayude a mantener la disciplina, se adiestre a la
enseñanza y supla al catequista, el cual en caso de ausencia debe avisar
oportunamente al secretario.
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El examen final establece y muestra quién ha sido aprobado o no para
pasar al curso siguiente, quién puede repetir luego el examen y quién
debe repetir el curso.
PREGUNTAS Y CASOS
¿Cuál es el órgano que pone en movimiento el catecismo en todo el mundo? (1-
4).
¿Cuál es en la diócesis y cuál es en la parroquia? (1-4).
“Sigamos con el catecismo como siempre lo habíamos hecho en la Iglesia a la
buena de Dios” (6).
Saúl quería enviar una limosna para San Antonio. Pero un amigo le indicó:
más vale hacer la oferta a la Congregación de la Doctrina en honor de San
Antonio”. ¿Ha sugerido bien la idea? ¿Por qué? (4-6).
“Ayudad a las misiones internas”. ¿Es justa la apreciación? (7).
¿Qué debe hacer el vicecatequista o suplente? (7).
49
CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN DE CATEQUISTAS
INTRODUCCIÓN ............................................................................................... I
I. EL CATECISMO.............................................................................................1
1.- QUE ES EL CATECISMO ....................................................................................................... 1
2.- S E NECESITA EL CATECISMO.............................................................................................. 2
3.- EXISTEN LEYES SOBRE EL CATECISMO ............................................................................ 4
PREGUNTAS Y CASOS................................................................................................................ 5
III. EL ALUMNO............................................................................................. 17
1.- ES NEC ESARIO CONOCER AL NIÑO .................................................................................. 17
2.- COMO CONOCER AL NIÑO ................................................................................................. 19
3.- COMO ES EL NIÑO .............................................................................................................. 21
PREGUNTAS Y CASOS.............................................................................................................. 25
V. LA CLASE DE CATECISMO....................................................................... 39
1.- PREPARACIÓN DE LA LECCIÓN ......................................................................................... 39
2.- ITINERARIO DE LA LECCIÓN .............................................................................................. 40
3.- DISCIPLINA DE LA CLASE................................................................................................... 41
a) Acerca del “poder legislativo”..................................................................................................41
b) Acerca del “poder ejecutivo” ...................................................................................................42
c) Acerca del “poder punitivo” ....................................................................................................43
d) Sagacidad práctica para la disciplina......................................................................................44
PREGUNTAS Y CASOS.............................................................................................................. 46
50