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

CUENTOS
para trabajar
en Clases DE
VALORES
HUMANOS
 SHANTI SHANTI SHANTI

Cortesía Sra. Mirta Pedalino

Valor Absoluto: VERDAD


Valor Relativo: AUTOCONOCIMIENTO
Edad Sugerida: DESDE 3 AÑOS

DOBI EL OSITO VALIENTE


0
Había una vez un osito llamado Dobi, vivía con su mamá en el bosque, cerca del lago.
Una mañana, la mamá decidió cocinar para su hijo, su plato favorito, fideos con salsa.
Cuando Dobi se levantó, el olorcito ya invitaba a mojar un pancito en la olla, cosa que
mamá impedía, siempre que llegara antes de que Dobi retirara la tapa. Esta vez lo logró,
y arrebatando el pan de la mano de su hijo, puso en ella una canasta y le dijo:
- Por favor, ve hasta el lago, y tráeme las hierbas que necesito para aromatizar la
salsa.
- Está bien – dijo Dobi, mirando la olla con muchas ganas.
Tomó el camino que llevaba al lago, de muy buen humor silbando una canción.
De pronto oyó que lo chistaban.
Miró hacia todos lados, sin ver a nadie
- ¡Chst, Chst.! Aquí arriba oso, ¡Aquí!
Un mono, arriba de un árbol, lo llamaba ¿Qué querría?
- ¿Es a mí? – preguntó Dobi
- Si, ¿a dónde vas?-
- Al lago, a buscar unas hierbas para mi mamá.-
- ¿Y no tienes miedo de ir solo?
- ¿Por qué habría de tener miedo?
- Porque en el lago vive un monstruo, feo, peludo y gritón
- ¿Cómo sabes eso?
- Yo mismo lo he visto. Cuando llegues al lago asómate al agua y lo verás
El oso, siguió su camino, pero con algo de temor. ¿Y si el mono decía la verdad?
Al llegar al lago, sus temores habían crecido durante el camino, se asomó al agua, y al
ver su propia imagen reflejada, se asustó tanto que salió corriendo.
Llegó donde estaba el mono, y le dijo:
- Tenías razón, lo vi. Era amenazante y salí corriendo.
El mono bajó del árbol y buscó un palo grueso y fuerte.
- Toma esto – le dijo – Asómate sigilosamente y en cuanto lo veas, le pegas con el
palo
- Gracias, lo llevaré y seguiré tu consejo
Partió nuevamente, y al llegar y asomarse al agua, volvió a ver su reflejo blandiendo el
amenazante palo.
Su temor aumentó, arrojó el palo lejos de sí y corrió a su casa.
Al pasar por donde estaba el mono, éste le gritó:
- ¿Qué pasó? ¿Le pegaste con el palo?
- No – gritó el oso en carrera – Él tenía un palo también.
Llegó a su casa asustado, sin las hierbas ni la canasta. Contó todo a su madre y ella le
contestó.
- Dobi, ve otra vez al lago, y cuando veas al monstruo, sonríele, verás que el
también te sonríe.
- No mami, tenía un palo.
- Hazme caso hijo, si tu no lo amenazas el tampoco lo hará
El oso obedeció, no quería que su madre pensara que él era un cobarde.

1
Volvió a encontrarse con el mono, quien insistió con sus recomendaciones, pero Dobi
sólo quería recordar lo que su mamá le había dicho, si le sonreía, el monstruo también
sonreiría.
Llegó al lago, se asomó al agua, sonrió tímidamente, y vio su propia imagen sonriendo
también.
Entonces sonrió más, y más, hasta que rompió a reír a carcajadas. Entonces tomó su
canasta, que había quedado tirada y comenzó a recoger las hierbas para aromatizar la
salsa.

(Recreación sobre el argumento de un dibujo animado ruso.)

Mirta Pedalino

Valor Absoluto: AMOR


Valor Relativo: FE
Edad Sugerida: DESDE 3 AÑOS
2
EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS

Un niñito que estaba por nacer, le dijo a Dios.


- Señor, me enteré que vas a enviarme mañana a la Tierra. Dime, ¿ cómo viviré tan
pequeño e indefenso como soy?
- Entre muchos ángeles, escogí uno para ti, que te estará esperando, y se encargará
de cuidarte.
- Pero Señor, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso me basta para
ser feliz
- Tu ángel te cantará, sonreirá todos los días, y tú sentirás su amor y serás feliz
- ¿Cómo entenderé cuando la gente me hable? No conozco el idioma que hablan los
hombres.
- Tu ángel te dirá palabras dulces y tiernas. Y con paciencia y cariño te enseñará a
hablar.
- ¿Qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar
- He oído que en la Tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá, aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste, porque ya no te veré
- Tu ángel te hablará de Mí, y te enseñará el camino para que regreses a mí
presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado
En ese instante una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres, y el niño
presuroso, decía suavemente:
- Dios mío, si ya debo irme, dime su nombre ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tu sólo le dirás mamá.

Valor Absoluto: VERDAD


Valor Relativo: AUTO CONOCIMIENTO
Edad sugerida: 3 A 5 AÑOS
3
LA ARAÑA SARA

En la rama de un árbol estaba Sara, la araña tejedora.


Punto arriba, punto abajo
punto derecho, punto revés...
Tejía bufandas largas y sacos cortos. Tejía frazadas de colores y gorros con pompón...
Tejía de día, tejía de noche. Un día dijo:
- Tejo y tejo todo el día. ¡Estoy aburrida!
En ese momento, pasó por allí el grillo cantor con su guitarra.
- Te cambio mis agujas de tejer por tu guitarra – le dijo Sara.
- ¡Bueno! – Contestó el grillo y se alejó tejiendo el aire.
Mientras tanto, Sara se quedó tratando de tocar una canción.
El grillo saltó por todos lados y como el tejido lo aburría, fue hasta la flor amarilla,
donde vivía la abeja y le dijo:
- Te cambio estas agujas por un frasco de miel.
- ¡Bueno! – dijo la abeja y guardó las agujas para tejer más tarde.
El grillo se alejó comiendo miel, sin cuchara y sin servilleta.
La abeja tomó las agujas y se puso furiosa, porque los puntos se le escapaban.
- Esto es un lío- dijo y salió volando.
Cuando llegó a la casa del caracol, lo encontró regando las flores de su jardín, con la
regadera, y le dijo:
- Te cambio unas agujas de tejer por tu regadera.
- ¡Bueno! – dijo el caracol, y guardó las agujas de tejer en su casita, mientras la abeja
se iba contenta a regar su flor amarilla.
Cuando el caracol buscó las agujas, se dio cuenta que no sabía tejer, y como no le
servían para nada, se las regaló a una vaquita de San Antonio que pasaba por allí.
- ¡Gracias!- le dijo la vaquita, pero a ella tampoco le eran útiles. Las guardó bajo su
ala, y siguió paseando, por las flores blancas, las flores rojas, las flores azules. De
pronto oyó que alguien lloraba desde una rama. Se acercó y vio que quien lloraba era
la araña Sara.
- ¿Por qué lloras?- le preguntó.
- Porque mis hijitos tienen frío, y no tengo con que tejerles un saquito.
- ¡Sorpresa! – gritó la vaquita de San Antonio, y sacó las agujas de tejer de debajo de
sus alas
- ¡Gracias! – dijo la arañita tejedora y le regaló, a cambio la guitarra.
- ¡Tralalá! ¡Tralalá! ¡Tralalero, lero, la! – cantaba la vaquita.
Mientras tanto, Sara empezó:
Punto arriba, punto abajo.
punto derecho, punto revés

Fuente: Los cuentos de jardincito Autora: Edith Mabel Russo

Valor Absoluto: AMOR


Valor Relativo: AUTO ESTIMA
Edad Sugerida: 3 A 5 AÑOS
4
PALMIRA

Justo en el medio de la plaza estaba Palmira. Una palmera altísima, preciosa, pero de mal
carácter. Siempre estaba enojada, protestando y protestando.
En cambio el roble, que estaba a su lado, redondo, como un abrazo, se sentía feliz. Los
pajaritos lo habían elegido, para armar en él sus nidos.
Los pinos jugaban por las noches, a las escondidas con las estrellas y, durante el día,
dormían la siesta, mientras el sol los acariciaba.
Estaban contentos todo el tiempo.
El sauce se divertía, formando con sus ramas, anillos en el agua cristalina de la fuente. En
una palabra, todos los árboles eran felices. Palmira, la palmera, no.
Un día cuando se quedó dormida, después de protestar, durante horas y horas, los árboles
decidieron reunirse para hablar del asunto.
- ¡Esto no puede seguir así! – dijo un pino muy enojado.
- ¡Yo ya no la soporto! – agregó el sauce – A veces me dan ganas de levantar mis
ramas cargadas de agua y mojarla toda. Así se le pasa el mal humor.
Otro pino dijo:
- Si pudiera mudarme de plaza, lo haría hoy mismo.
- Yo quisiera saber qué le pasa – dijo el roble – pero cada vez que quiero hablarle, se
da vuelta y mira para otro lado
- ¿Qué le pasará? – dijeron las flores – Nosotras, desde aquí abajo, no nos enteramos
de nada.
Conversaron tanto, que ninguno de ellos, se dio cuenta, que había llegado la noche.
El cielo se salpicó de estrellas, y apareció la luna brillante y redonda.
Cuando vio los árboles tan preocupados, se acercó y les preguntó:
- ¿Qué les pasa amigos? ¡Qué caras tienen! ¿Qué les preocupa?
- Nos preocupa Palmira, no sabemos qué le pasa. Siempre está enojada – dijeron
todos juntos
- Yo sé qué le ocurre, porque por las noches, cuando ustedes duermen, ella habla
conmigo.
- ¡Cuéntanos por favor! Queremos saber qué le pasa.
- Está enamorada.
- ¿Enamorada?
- Si, está enamorada del roble. Y dice que el no la mira, porque siempre está
despeinada.
- ¿Y quien la despeina?
- El viento, y para colmo siempre se burla de ella, y le grita
¡Palmira, plumero
Palmira es el plumero del cielo!
- ¡Pobre Palmira! Tenemos que ayudarla
- Yo sé como hacerlo – dijo el roble- mientras despertaba a los pajaritos que, como
cada noche dormían en sus ramas.
Les habló en secreto, y mirando a sus amigos los árboles, les dijo:
- Ahora, todos a dormir. Mañana Palmira, tendrá una sorpresa.

5
Apenas el sol empezó a bordar su camino amarillo en el cielo, empezaron a llegar los
pajaritos uno a uno. Cada uno traía en el pico, un broche de colgar la ropa. Volaron
hasta la cabeza despeinada de Palmira, y armaron trenzas con sus ramas, sujetándolas
con los broches de colores.
Palmira no lo podía creer, se veía hermosa. Hasta se puso a cantar.
Cuando el roble se despertó, la vio tan linda y sonriente, que le tiró un beso grande,
verde y saltarín.
Desde ese día en la plaza, todo fue alegría. Llegaron pajaritos de todos lados, para
piarles canciones románticas al roble y a la palmera.
Estaban tan enamorados, que entrelazaban sus hojas, suspiraban y se escribían
cartitas de amor.

Fuente: Los cuentos de jardincito Autora: Edith Maria Russo

Valor Absoluto: AMOR


Valor Relativo: COMPASIÓN
6
Edad sugerida: 3 A 5 AÑOS

Palomina y Palomino adoptan un pichón.

Había una vez, una paloma gris, de esas que a veces anidan en los balcones. Se llamaba
Palomina. Un día decidió tener amigos; encontró a Palomino y empezaron la amistad.
Juntos buscaron comida, jugaron a las escondidas entre las ramas de los árboles, se
bañaron con las gotitas que escapaban de las fuentes, y por las mañanas, tomaron agua de
rocío.
Cuando quisieron hacerse un nido, buscaron pajitas, encontraron clavos y se
confundieron.
Un carpintero los había olvidado en el techo de un edificio que estaba construyendo. Uno
a uno, los amigos llevaron los clavos, hasta una lata de dulce vacía, que estaba en el
balcón.
Y... ¡patatín, patanado, nido clavado! Que es lo mismo que decir, hecho con clavos.
Pero... ¿Sirven los nidos clavados? ¡Pobre Palomina y Palomino! Era tan duro y frío, que
pronto decidieron desarmarlo, y, uno a uno, devolvieron los clavos al carpintero.
Pasaron unos días, encontraron pelos de caballo, de los que se llaman crines, pajas,
palitos, y plumas, y.. ¡Para arriba, para abajo, terminado el trabajo! El nido listo.
¿Lo usaron? No. Un gorrión lo necesitaba para sus gorrioncitos, que tenían frío. Harían
otro. Lo fabricaron, pero esta vez, se lo dieron a una paloma mensajera, que por tanto
“mensajear”, no tenía tiempo para hacerse uno.
Otro lo hicieron en el campo, junto a los yuyitos. Se lo prestaron a una perdiz, que nunca
se los devolvió.
Así fueron haciendo y regalando nidos, y ellos durmieron sobre ramas de los árboles.
Con tanto ir y venir, trabajar y trabajar, pasó el tiempo y se olvidaron de poner los
huevitos, de donde salen los pichones.
Cierta vez en un nido vecino, descubrieron palomitos. ¿Cómo hacer para tenerlos ellos
también? Ya eran viejecitos. Preguntaron pero nadie les dio razones. Los pichones nacen
de los huevos, y ellos habían olvidado como fabricarlos.
Un día que el sol desparramaba sus rayos por todos lados, porque ninguna nube se los
tapaba, en el suelo vieron un pichoncito sin plumas que apenas podía piar.
Curiosos bajaron hasta donde estaba el palomito que, con el pico abierto, pedía comida
Como ellos recién habían comido unos sabrosos gusanitos, sacándoselos del buche le
dieron de comer. Al día siguiente, y al otro, y al otro, sucedió lo mismo, entonces los
palomos decidieron llevarlo con ellos hasta el nido.
Cuando el pichoncito pudo piar, bajito empezó a decirle papá a Palomino, y mamá a
Palomina. ¡Que alegría tuvieron! No había salido de un huevito de ellos, y les decía papá
y mamá... ¡Ya era su hijo!
Con unos bonitos “gurugú, gurugú”, así hablan las palomas, agradecieron a Dios, por
habérselos enviado, y desde ese día fueron la familia de palomos más feliz del mundo
Y colorín, color aromo, se acabó el cuento de los palomos.
Fuente: Los cuentos de Jardincito Autora: Teresa Alvado de Lardizábal

Valor Absoluto: RECTITUD


Valor Relativo: CORAJE
7
Edad sugerida: 3 a 5 años

EL PAYASO PLIN PLIN

El payaso Plin Plin estaba muy, pero muy, triste. Cada vez que los chicos lo nombraban,
era para recordar aquella tarde en que se pinchó la nariz y empezó a estornudar.
- ¡Yo hice cosas más importantes en mi vida que pincharme la nariz! – decía muy, pero
muy disgustado – Por ejemplo, - se recordaba – una vez se escapó el tigre de su jaula,
y yo no tuve nada de miedo, lo acorralé con una silla y lo encerré nuevamente, para
que ningún chico que vino al circo, corriera peligro.
- Otro día, le quité una espina de la pata al elefante, para que no sufriera el pobrecito.
¿Porqué entonces sólo me recuerdan por algo tan insignificante como haberme
pinchado la nariz. ?
Mientras daba vueltas y vueltas alrededor de un árbol, se hacía esta pregunta una y otra
vez.
Un ratoncito que vivía arriba del árbol, lo escuchó, y salió de su escondite.
- Payasito Plin Plin, no me gusta ver a nadie tan preocupado. ¿Por qué no me cuentas
cómo fue que te pinchaste la nariz, a lo mejor entre los dos, entendemos por qué los
chicos te recuerdan por eso, en lugar de por tus actos tan valientes? – le propuso el
inquieto ratoncito.
- No creo que nadie pueda ayudarme pero por las dudas te cuento – contestó Plin Plin
Resulta que una tarde, cuando la función estaba por comenzar, me agaché para
sacarle brillo a mis enormes zapatos y ¡zas!, Se me descosió la parte de atrás del
pantalón. Tomé una aguja y un pedazo de hilo, muy apurado porque tenía poco
tiempo. Como no tenía mis anteojos, no podía enhebrar la aguja. Entonces para ver
mejor, me acerqué más y más a ella, un poquito más, y otro poquito más, hasta que
¡zas! Me pinché la nariz. El fuerte pinchazo me hizo estornudar veintitrés veces
seguidas. Cuando pude parar de estornudar, sentí que todos los chicos reían con más
ganas que nunca. Miré a mi alrededor y, con sorpresa, vi que alguien había
descorrido el gran telón que me tapaba. ¡Los chicos habían visto todo!
Plin Plin estaba colorado de vergüenza.
- ¡Ahora entiendo! – gritó el ratoncito muerto de risa. Uno puede olvidarse de un
payaso
que encierra a un tigre o ayuda a un elefante. Pero Plin Plin, ¿quién no se va a acordar
de un payaso que se pincha su colorada nariz, con la punta de una aguja, en medio de
una función de circo? Y para colmo con todo el pantalón descosido
Plin Plin tomó al ratoncito entre sus manos, lo miró serio, y luego se largó a reír tanto
como su amiguito.

Fuente: Los cuentos de jardincito Autora: Claudia Mazzeo

Valor Absoluto: AMOR


Valor Relativo: SOLIDARIDAD
8
Edad sugerida: 3 A 5 AÑOS

MARIA CHUCENA TECHABA SU CHOZA

Otra vez más, Chola, la chanchita, techaba su choza, y seguro que el viento pasaría
jugando y silbando y se lo llevaría hasta las nubes, como si fuera un barrilete.
Al verla afligida, un techador que por allí, pasaba, le dijo:
- ¿Qué pasa doña Chanchita? ¿Está techando otra vez su choza, o techa la ajena?
- No techador, no es la choza ajena. Estoy techando mi choza, porque el viento ha
vuelto a pasar, jugando y silbando...
- ¡Oh!...¡Que calamidad, señora Chola!
- Si, es un gran inconveniente, pues fíjese usted, señor techador, que esta noche
vendrán a visitarme, mis amigos Lucho, Pirucho, y Pucho, y seguramente se
sentirán muy incómodos en una casa sin techo. ¿Qué le parece amigo?
- Mmmmm... Le daré una idea. ¿Qué opina si le pedimos ayuda a Maria Chucena?
Ella sabe techar a las mil maravillas su choza y la choza ajena.
- ¡Tiene razón... ! ¿Usted cree que aceptará?
- No se preocupe doña Chanchita... Vendrá. Y mientras usted, prepara cosas ricas
para sus invitados, nosotros compondremos su techo.
Y entonces vino María Chucena, con su escalera hecha con ramas de primavera. Y
mientras Chola, hacía la sopa, ella techaba la choza ajena, con muchas pajas y zunchos,
con varios tallos de enredadera sin ningún pinche.
El techador sujetó todo con tachuelas y moños de chala de choclo en las esquinas.
Y cuando el viento pasó, jugando y silbando, frente a la choza de doña Chola, le dijo a las
nubes:
- ¡No! Esta vez no la toco. ¡Está muy linda!
En la primavera, las ramas de enredaderas florecieron y los pajaritos anidaron, cantando
en el techo de la choza, que había techado María Chucena.

Fuente: Los cuentos de jardincito

Valor Absoluto: VERDAD


Valor Relativo: CURIOSIDAD
9
Edad Sugerida: DE 3 A 6 AÑOS

LA MONA DETECTIVE

Monona es una mona muy inteligente. Vive con su familia, en los árboles de la selva,
comiendo frutas y brotes tiernos de las ramas.
Duerme la siesta en una camita que se hizo entre los árboles bien altos, a la sombra.
Cuando se levanta, juega a las monerías, con sus hermanos y primos monos, que siempre
vienen a visitarla.
Pero a Monona, lo que más le gusta es investigar. Se sienta pacientemente a estudiar las
hormigas, para aprender la forma ordenada que tienen de trabajar.
Se va por las ramas bien lejos, buscando un panal de miel, y observa cómo las abejas la
preparan, con el néctar que traen de las más lindas flores de la selva.
Estudia a los pájaros, y ve como arman sus nidos y cuidan de los pichoncitos.
Mira con atención, como camina la serpiente, que no tiene patas.
A veces, vuelve a casa con un picotón de abeja, o un chichón por caerse de alguna rama
muy alta. Pero vuelve contenta, porque a ella le gusta curiosear.
No se conforma con lo que le cuentan los otros monos, le gusta saber. Si en la selva
hubiera libros y Monona aprendiera a leer, ella solita podría escribir uno con todo lo que
aprende observando pacientemente a los animales, las plantas, las nubes. Le gusta juntar
flores de diferentes colores, y hojas de árboles y las guarda. Mira con atención la marcha
de los elefantes y no tiene miedo a los leones, porque ya sabe que ellos no pueden subir,
adonde está ella.
Los otros monos le hacen burla, pero ella no les hace caso y se va de rama en rama, en
busca de algo interesante para aprender.
Un día la mamá de Monona, le hizo una gran torta de cumpleaños, cubierta de bananas,
higos y cerezas. La dejó sobre una piedra para que se enfríe, mientras iba a buscar el
dulce de leche para decorarla.
Cuando volvió, la torta ya no estaba más. La buscó por todas partes, y nada. Alguien la
había robado. ¿Pero quién?
La noticia corrió de boca en boca y cuando todos estuvieron enterados, comenzaron a
preguntarse quién se había llevado la torta de Monona.
- Yo no fui- dijo uno
- Yo tampoco – dijo otro
- ¿Nadie fue? - preguntó Monona
- ¡Nadie! – le contestaron todos
- Entonces, yo voy a descubrir quien fue, ya verán- dijo Monona, y se puso a mirar
muy seria el lugar de donde la torta había desaparecido.
- Era una torta muy grande, así que el que se la llevó debe tener mucha fuerza, y
también dos manos- pensó
- Así que los pájaros no pueden ser. Si se la llevó caminando, debería haber dejado
huellas, y huellas de pies aquí no hay – siguió pensando.
- Así que elefantes no pueden ser y jirafas tampoco. Tiene que haber venido por las
ramas, colgándose de la cola o de los pies para poder llevar la torta con las manos
Dando vuelta y vueltas, alrededor de la piedra, Monona encontró pedacitos de fruta caída.
- Ajá, se fue por acá –descubrió.
10
Y siguiendo el rastro, llegó casi hasta el borde del bosque, hasta donde viven los gibones,
que son monos, que son monos que viajan por los árboles, andando con manos y pies.
Y justo bajo un árbol encontró a dos monos gibones, relamiéndose de gusto, a punto de
comerse la torta.
- ¡Piedra libre para mi torta de cumpleaños! - gritó Monona, y los monos
sorprendidos huyeron por los árboles.
- Acá está mi torta, mami. – Dijo Monona llegando a su casa.
- Por ser tan estudiosa e inteligente, resolviste el misterio hija- le dijo su madre.
- ¡Que tengas un muy Feliz Cumpleaños! Y todos los monos aplaudieron

Fuente: Los cuentos de jardincito Autora: Lili del Vals

Valor Absoluto: AMOR


Valor Relativo: FE
11
Edad Sugerida: DESDE 4 AÑOS

ALEGORÍA PARA AYUDAR A ENFRENTAR LA MUERTE

En el fondo de un viejo estanque, vivía un grupo de larvas que no comprendían por qué
cuando alguna de ellas ascendía por los largos tallos de lirio hasta la superficie del agua,
nunca más volvía a descender donde ellas estaban. Se prometieron una a otra, que la
próxima de ellas que subiera a la superficie, volvería para decirles a las demás lo que le
había ocurrido. Poco después, una de dichas larvas sintió un deseo irresistible de
ascender hasta la superficie.
Comenzó a caminar hacia arriba por uno de los finos tallos verticales y cuando
finalmente estuvo fuera, se puso a descansar sobre una hoja de lirio. Entonces
experimentó una transformación magnífica que la convirtió en una hermosa libélula, con
unas alas bellísimas
Trató de cumplir su promesa, pero fue en vano. Volando de un extremo a otro de la
charca podía ver a sus amigas en el fondo. Entonces comprendió que incluso si ellas a su
vez hubieran podido verla, nunca habrían reconocido en esta criatura radiante a una de
sus compañeras.
El hecho de que después de esa transformación que llamamos muerte no podamos ver a
nuestros seres queridos, ni comunicarnos con ellos no significa que hayan dejado de
existir.

Walter Dudley Cavert

Adaptación para niños

Pablito volvió del colegio y como siempre, entró corriendo. Pasó por la cocina le dio un
beso grandote a su mamá; colgó el guardapolvo en su perchero, dejó los útiles, y siguió
su carrera hacia el patio de atrás, con el grito de todos los mediodía en la voz:
-¡Tobi. Tobi! Ya llegué.-
Pero no sintió las patitas de Tobi sobre su pecho como siempre. Extrañado volvió a
llamarlo varias veces, sin advertir que su mamá estaba también en el patio, detrás de él.
Cuando la vio, su expresión de tristeza, le cerró la garganta de angustia.
-¿Dónde está Tobi?-
Pero no esperó la respuesta. Los ojos de su madre, se la habían dado, antes que las
palabras entrecortadas que salían de sus labios.
Corrió a su cuarto y se arrojó sobre la cama a llorar amargamente.
La mamá se sentó a su lado, y lo dejó llorar todo lo que necesitara. Cuando por fin
Pablito pudo hablar, solo dijo:
-¿Por qué?
La mamá por respuesta, tomó el libro de cuentos que su hijo conocía tan bien, y leyó.

12
En el fondo de la fuente que hay en la plaza del pueblo, vive una familia de larvas. Son
muy unidas y se cuentan sus secretos y sueños. Un día una de ellas sintió un gran deseo
de subir por un tallo de lirio, que creció en la fuente, y les dijo a sus amigas:
- Iré hasta la superficie del agua, veré que hay fuera del estanque y volveré a
contarles.
Pero nunca regresó. Las larvas no podían entender, como había olvidado su promesa.
Al poco tiempo, una de ellas quiso repetir la aventura, pero antes prometió no hacer lo
mismo que la que había ido primero,
- Yo volveré, se los prometo. ¡Cueste lo que cueste, volveré!
Comenzó a caminar por un fino tallo y cuando finalmente estuvo fuera, se puso a
descansar
sobre una hoja.
El sol calentó su cuerpecito, y empezó a sentir, que cambiaba, que se desprendía de él.
Era una transformación muy bella, ahora tenía alas transparentes. Las agitó y se dio
cuenta que podía volar.
Miró a su alrededor, y un mundo desconocido atrajo su atención.
¿Qué eran esas bellísimas cosas, agarradas de tallos como los que crecían en la fuente?
- ¡Pero si ahora tengo alas! Puedo volar y ver de que se trata. – Se dijo
Al llegar se encontró con que alguien salía de adentro.
- ¿Quién eres? – preguntó
- Soy abeja, estoy recolectando néctar para hacer miel
- ¿Qué es esto?
- Una flor.
- ¡Que hermosa! Donde yo vivía no había flores.-
Al decir esto, recordó su promesa de volver al fondo de la fuente, para contarles a sus
amigas las cosas que había visto en este nuevo lugar.
- ¡Chau abeja! Tengo que volver con mis amigas.
Voló de vuelta a la hoja de la que había partido, desde allí podía ver a sus amigas. Al
dirigirse hacia el agua, se vio reflejada. Entonces comprendió, que no podría cumplir su
promesa.
Sus amigas no hubieran reconocido este nuevo, bello y radiante cuerpo que ahora tenía.
Además estaba preparado para otro espacio, en el aire libre, no debajo del agua.
Sintió un poquito de pena, pero enseguida se dio cuenta, que llegaría el día en que ellas
también conocerían este otro lugar, fuera de las aguas de la fuente.
Pablito miró a su mamá, y preguntó:
- ¿Tobi estará en algún lugar mas lindo?
- Así es hijo, los cuerpos no duran siempre, pero el alma sí.
- ¿Tobi tenía alma?
- Todos los seres, son creación de Dios, y Dios esta en todo lo que creó y es eterno.
- ¿Podré querer a otro perrito, algún día?
- Tu amor por Tobi, ¿está aún en tu corazón?
- ¡Si mami!
- Bueno, no tienes mas que trasladarlo a otro perrito que lo necesite.
Pablito abrazó fuerte a su mamá, y sintió que su corazón se llenaba de ternura.
Mirta Pedalino

13
Valor Absoluto: RECTITUD
Valor Relativo: TRABAJO-ORDEN
Edad sugerida: DESDE 6 AÑOS

LA HORMIGUITA VICKY

Había Una vez una hormiga que no quería trabajar. Vicky prefería mirarse las patitas,
jugar y correr. Cualquier excusa era buena para no trabajar. Sin embargo se aburría
mucho porque no tenía con quien jugar, las otras hormigas, preferían trabajar cuando
había que hacerlo, y jugar cuando llegaba la hora de jugar.
Un día en que Vicky se había ido al bosque, llegó al hormiguero, un hada hormiga
voladora. Este hada explico al grupo, que estaba buscando la mejor hormiga del mundo,
y que para ello iba a hacer un concurso, Cada hormiga, podría acumular puntos, si
trabajaba, cuando fuera la hora de trabajar, jugaba en el momento oportuno, y si también
tenía muchos amigos. El hada vigilaría el desarrollo del concurso
Así, las hormigas se pusieron a trabajar, porque cada una de ellas sabía, que podía ganar.
Parecían infatigables, sus finas patas estaban siempre en movimiento, no sentían el
cansancio ni los calambres.
Cuando Vicky regresó al hormiguero, encontró que había mucho trajín. Nadie le habló,
no había tiempo. Todas las hormigas cantaban, sonreían, y transportaban provisiones.
Ella se sintió un poco aislada. Al atardecer, por fin, logró saber lo que pasaba y porqué
todo el mundo estaba tan agitado.
Entonces se dijo, que quería ganar el concurso y, sobre todo que era capaz de ganarlo.
Desde el día siguiente, nuestra hormiga acompañó a las otras al trabajo. Al principio sus
patitas se cansaron mucho porque Vicky, no estaba acostumbrada a jornadas tan largas.
Sin embardo, no se desanimó, pues quería ganar el concurso y convertirse en la mejor
hormiga del mundo.
Trabajó cuando debía trabajar y jugó cuando era el momento de jugar. Consiguió muchos
amigos porque estaba siempre contenta y era muy agradable trabajar con ella.
Luego llegó el momento de la gran final. Todas las hormigas inscriptas en el concurso,
estaban ansiosas. Finalmente el hada hormiga voladora, nombró a la ganadora:
-“Por haberse esforzado mucho, y haber mejorado su rendimiento, nombro ganadora a la
hormiga Vicky”-
Todos aplaudieron. ¡Se sentía tan contenta y orgullosa de si misma! El hada , le entregó
un certificado y también un secreto.
El hada le dijo: “Serás siempre muy trabajadora, y cuando sientas que tus patitas están
cansadas, o te falta ánimo, harás tres respiraciones profundas, y entonces te envolverá
una nube azul, que te dará fuerzas y el valor que necesites para continuar. Solo tu podrás
ver esa nube. De este modo, seguirás siendo la mejor hormiga del mundo”

Michel Dufour

14
Valor Absoluto: RECTITUD
Valor Relativo: CONCENTRACIÓN
RESPETO POR LAS REGLAS
Edad sugerida: DESDE 6 AÑOS

RAPIDÍN Y LA SIRENA

Rapidín era un pez pequeño y juguetón, que parecía todo de oro, porque cuando nadaba
cerca de la superficie del mar, los rayos del sol se reflejaban en su cuerpo. Era muy
inteligente, y también tenía un corazón de oro. Todos lo querían y él era amable con
todos los que lo rodeaban.
Sin embargo, le resultaba muy difícil quedarse quieto. Cuando estaba con sus amigos, y
debía escuchar al Gran Delfín, que era el que enseñaba todo respecto al mar donde
vivían, no lograba dejar quietas, ni su cola, ni sus aletas. Se movía en todas direcciones,
nadaba a izquierda o derecha, todo el tiempo sin parar.
Un día en que estaba especialmente inquieto, vio aparecer una sirena, que le hizo señas
de que se acercara. Rapidín se sintió impresionado, porque aunque había escuchado
hablar mucho de sirenas, era la primera vez que veía una de verdad.
La sirena le habló con amor, le dijo que había observado su necesidad de moverse
continuamente. Rapidín le explicó que había intentado todo, pero no lograba controlarlo,
era mas fuerte que el.
Entonces la sirena le pidió que moviera la cola, y luego la dejara quieta. Rapidín lo hizo
sin problemas. Después le pidió que hiciera lo mismo con las aletas, y pudo hacerlo.
La sirena le explico, que su cabecita era la que controlaba todo su cuerpo. Rapidín lo
comprobó, cada vez que pensaba, -“cola quédate quieta” – la cola le obedecía.
Se puso muy contento, y le agradeció a la sirena sus consejos. Ella antes de irse, le dio
otra enseñanza muy valiosa. Le dijo que si quería que su cabecita tuviera aún mas poder,
solo tenía que hacer varias respiraciones profundas y lentas varias veces al día, pero
sobre todo cuando empezaba a ponerse inquieto.
Rapidín puso en práctica todo lo que la sirena le enseñó, sabía que era una gran suerte
haberla conocido. Pronto aprendió a controlarse y hacer bien todo lo que se proponía.
El Gran Delfín le dio un diploma, por haber mejorado tanto en sus clases. Porque ya no
estaba nervioso, y su aprendizaje era cada día mejor.

MICHEL DUFOR

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: AUTOACEPTACIÓN
Edad Sugerida: DESDE 6 AÑOS

EL SAPO VERDE

Humberto estaba muy triste, entre los yuyos del charco. Ni ganas de saltar tenía. Y es que
le habían contado, que las mariposas del jazmín, andaban diciendo que era un sapo feo,
feúcho, feísimo, re-feo.
- Feúcho, puede ser... - dijo mirándose en el agua oscura, - pero tanto como re-feo...
Para mí que exageran... Los ojos un poquito saltones, eso sí. La piel, un poco
gruesa, eso también. Pero, ¡Qué sonrisa!
Y después de mirarse un rato, le comentó a una mosca curiosa, pero prudente, que andaba
dando vueltas sin acercarse demasiado.
- Lo que a mí me falta, son los colores. ¿No te parece? Verde, verde, todo verde
Porque pensándolo bien, si tuviese colores sería igualito a las mariposas.
La mosca, por las dudas, no hizo ningún comentario.
Humberto se puso la boina, y salió corriendo al almacén de los Bichos.
Timoteo, uno de los ratones más atento, que se viera nunca, lo recibió, como siempre,
con muchas palabras.
- ¿Qué lo trae por aquí, Don Humberto? ¿Anda buscando fosforitos para cantar de
noche? A propósito tengo una boina a cuadros, que le va a venir de perlas.
- Nada de eso, Timoteo. Ando necesitando colores.
- ¿Piensa pintar la casa?
- Usted ni se imagina, Timoteo, ni se imagina
Y Humberto, se llevó el azul, el colorado, el fucsia y el anaranjado. El verde no, porque
¿Para qué puede querer el verde, un sapo verde?
En cuanto llegó al charco, se sacó la boina, se preparó un pincel con pastos secos y
empezó: una pata azul, la otra anaranjada, una mancha amarilla en la cabeza, una
estrellita colorada en el lomo, el buche fucsia. Cada tanto se miraba en el espejo del
charco.
Cuando terminó, tenía mas colorinches, que la más pintona de las mariposas. No le
quedaba ni un pedacito de verde, igualito que las mariposas.
Estaba tan alegre, que saltó tanto, que las mariposas del jazmín lo vieron y vinieron en
bandada hasta el charco.
- ¡Más que feo, re-feísimo! – dijo una de pintitas azules, tapándose los ojos con las
patas.
- ¡Feo, feo, feo! – dijo otra, sacudiendo las antenas de las carcajadas
- Un sapo no es una mariposa – dijo otra
- Lo único que falta, es que quiera volar – terminó otra
¡Pobre Humberto! Y él que estaba tan contento, con su corbatita fucsia. Tanta vergüenza
sintió, que se tiró al charco para esconderse, y se quedó un rato largo en el fondo,
mirando como las aguas le borraban los colores
Cuando salió, todo verde, como siempre, todavía estaban las mariposas, volando y
riéndose.
- Sapo verde. Sapo verde. – le gritaban
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Pero en eso, pasó una calandria lindísima. Linda con ganas, requetelinda, tan linda que
las mariposas, se callaron para mirarla revoloteando entre los yuyos.
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Al ver el charco, bajó para tomar agua, y peinarse las plumas con el pico. Lo vio a
Humberto en la orilla, verde, triste y solo. Entonces dijo, en voz bien alta:
- ¡Que sapo tan buen mozo! ¡Y qué bien le sienta el verde!
Humberto le dio las gracias, con una sonrisa gigante de sapo, y las mariposas, perdieron
los colores de pura vergüenza, y así anduvieron, caiduchas y transparentes todo el verano.
El sapo verde nunca mas se sintió feo, y alegraba siempre la laguna con su canto feliz.

Adaptación Graciela Montes

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Valor Absoluto: PAZ
Valor Relativo: UNIDAD
Edad sugerida: DESDE 6 AÑOS

El MILAGRO GUITARRERO

Esta es la historia de un rey petiso, gruñón y cascarrabias.


Aquel rey no quería risas, fiestas de cumpleaños, ni juegos. Si los chicos salían a la
vereda, llevaban un caramelo pirulín en la boca. ¿Saben para qué? Para no gritar, reírse ni
cantar “buenos días su señoría, mantantiru- liru-la. ¿Se imaginan qué lugar más triste?
Pero cierta vez, antes de dormirse un chico dijo a Dios:
- Padre de la alegría: te pido que algún día podamos cantar remontar barriletes y
jugar a las esquinitas..
Cuando Dios se enteró del pedido, pensó un ratito. Después llamó a un ángel que era
músico, y que siempre andaba con su guitarra de acá para allá.
- Vas a viajar a la Tierra- le dijo Dios.
Y el ángel pensó que tenía que tocar en una guitarreada. Pero Dios sonrió y contestó:
- Nada de eso, mi lindo. Tenés que enseñar a sonreír a un rey.
Claro el angelito se asustó un poco.
- ¡Nada menos que a un rey! Me da susto, Dios...Siempre ayudé a chicos, y con los
chicos todo es más fácil...pero...¡a un rey...!
Entonces Dios sonrió y explicó.
- No se ponga así, mi pequeño. Los poderosos son buenos... solo que a veces están
un
poco solos, eso es todo. Por eso, tal vez, tengas que regalarle...tu guitarra...
- ¿Mi guitarra? – dijo el ángel- ¡no me pidas eso...! Vos sabes lo difícil que es
conseguir una guitarra...¿No tengo más remedio que dársela?
Y mirando la Tierra, Dios dijo:
- La paz bien vale una guitarra, mi pequeño. Y... quién te dice, si haces bien las
cosas, por ahí tenés un premio a la vuelta...
Entonces el ángel guitarrero confió en Dios. Tuvo fe. Y esa misma noche partió hacia la
Tierra. Al llegar escondió sus alas, y disfrazado de chico golpeó la puerta del palacio.
- ¿Quién hace escándalo? – Vociferó el rey desde su cama - ¡Cómo se atreven a estas
horas!
- Soy yo, señor rey... ábrame...- dijo el angelito haciendo linda voz....
- ¡Justo cuando estaba soñando que ganaba una batalla...! – gritó el rey revoleando
los puños.
Por fin encendió la vela, se echó la capa de rey sobre el pijama, y se puso la corona.
Después abrió pasadores, candados, cerraduras y cadenas, y se asomó a la puerta. El
angelito sonreía. Al verlo el rey gritó:
- ¡Un chico! ¡Yo sólo recibo visitas importantes!
- Hola, don rey... –dijo el pequeño – Buenas noches, ¿Estás bien?
- ¡Ni siquiera sabes hacer la reverencia! – dijo el rey tan enojado que casi se le cae la
corona.
- Vengo a hacerte un regalito. Para vos

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- ¿Cómo? Regalitos...¿Regalitos a mi...? ¿Al rey? Ay, que lindo... Pero, pasa de una
vez, que hace frío.
Al entrar, el ángel vio que la casa del rey era un poco tristona. No había ni una flor,
imagínense. Las ventanas están cerradas con trancas y cadenas. Había retratos de señores
enojados. Y en una jaulita bostezaba afligido un gorrión embalsamado.
- Con razón no está contento. Vivís muy solo. ¡No tenés ni una maceta con un
geranio!
Entonces el rey suspiró, se quitó la corona y se sentó en el suelo. Mientras se rascaba la
cabeza, habló despacito:
- Y, para eso soy rey. Mi deber es estar siempre enojado. A mí me enseñaron que
la alegría es algo poco serio...
- ¡Nada de eso rey...! – gritó el ángel disfrazado - ¡Al revés! Todos quieren quererte
Y vas a ver que lindo es querer a todo tu pueblo.
El rey quedó pensativo. Al ratito dijo:
- Este... ¡ejem, ejem...! Vos... digo yo, ¿serías capaz de quererme a mí?
El ángel no lo pensó dos veces. Ahí nomás le dio al rey dos abrazos suavecitos y como
cinco besos juntos.
Y claro el rey petiso se puso colorado de gusto. Enseguida pidió más.
Con los mimos, el rey hacía fuerza para no sonreír. Pero no pudo al final lo venció el
amor...¡y sonrió!
Cuando sonrió por segunda vez, se acordó de un cantito que no cantaba desde que era
chico. Cuando terminó de cantar, el ángel le dijo:
- Tomá esta guitarra es par vos. Te pido que la cuides mucho...
En medio del silencio azul de la noche, el rey pulsó las cuerdas. Y se pudo escuchar un
sonido muy dulce y melodioso.
Aquel sonido despertó a las palomas blancas. Y las palomas blancas, alborotaron a las
campanas. Y las campanas cantaron “din, don,” locas de contentas. Y entonces el sol
obediente amaneció. Y la gente despertó.
Al ver estos milagros, el rey se entusiasmó y tocó una chacarera doble.
Entonces la gente fue reuniéndose frente al palacio. Al terminar la música sonó bien
fuerte un aplauso. Y todos gritaban vivas y hurras a su rey.
Poco a poco, el monarca olvidó guerras y pleitos. Salía en bicicleta por esos caminos del
reino con la guitarra al hombro. Allá se iba a dar conciertos a su gente, que poco a poco
aprendía a cantar
Desde aquel día la paz fue posible.
Y en el cielo funciona una fábrica de guitarras.

Carlos Joaquín Durán

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo AMISTAD
Edad Sugerida: DESDE 6 AÑOS

PIKY EL PUERCO ESPÍN

Piky era un puerco espín. Tenía un aspecto muy gracioso. Parecía una bolita de espinas,
con sus ojos brillantes y su hocico puntiagudo. Al verlo los demás animales del bosque
solían acercarse a él, queriendo conocerlo. Pero cada vez, que alguno de ellos se le
aproximaba, Piky se sentía incomodo y de pronto, sin poderlo remediar, sus espinas se
erizaban y ¡zas! El otro animal terminaba con la nariz pinchada y la cara lastimada por
las espinas.
Muy pronto, todos sabían que no había que acercarse a él, pues resultaba peligroso. Era
imposible saber como iba a reaccionar.
Un día Piky se paseaba solo por el bosque, como de costumbre, y estaba muy aburrido.
Le hubiera gustado mucho tener amigos para jugar con ellos, pero en cuanto veía otro
animal éste salía huyendo rápidamente. Trató de correr tras ellos, para invitarlos a jugar,
pero cuanto más corría él, más rápido escapaban los otros.
Ese día, Piky vio al lado de un árbol, a un animal que, extrañamente permanecía inmóvil.
Era la liebre Orejas Largas, que estaba allí descansando. Piky se aproximó lentamente,
para no asustarla. Se sorprendió al ver, que Orejas Largas no huía, sin embargo estaba
temblando.
- ¿Por qué te quedas allí? – le preguntó
- No me hagas daño, te lo suplico.- Le dijo - ¡Me he fracturado una pata!
Piky sintió que sus espinas se bajaban, pues no corría ningún peligro, y además alguien lo
necesitaba.
- Me quedaré contigo – le dijo – Te voy a ayudar, me encantará hacerlo.
Nuestro amigo se quedó varios días con Orejas Largas, cuidándola y llevándole alimento
y todo lo que necesitaba, hasta que su pata se curó. Así, Piky tuvo un amigo, el amigo
que tanta falta le hacía.
Un día, Orejas Largas, le dijo a Piky:
- Me voy, quiero volver a ver a mis amigos.-
- ¿Por qué no te quedas conmigo? Estamos muy bien aquí – le dijo Piky – mis
espinas ya no se erizan cuando estoy contigo. ¿Me vas a abandonar?
Al decir esto, nuestro amigo sintió, que sus espinas se enderezaban de nuevo, sintió enojo
y miedo
- Tranquilo, no te voy a abandonar – dijo Orejas Largas – Si quieres te presentaré a
mis amigos.
- ¡De acuerdo! – dijo Piky emocionado – Te espero aquí, ¡Vuelve pronto! – Y sus
espinas se bajaron otra vez.
Y de ese modo, día tras día, Orejas Largas fue a buscar a sus amigos y, con mucho
cuidado, enseñó a Piky, a no tener miedo, a acercarse a los demás a jugar y a dejar que lo
acariciaran sin erizar sus espinas.
De vez en cuando, las espinas de Piky se erizaban sin avisar. En estos casos, Orejas
Largas, lo invitaba a tranquilizarse rápidamente, y pedía a los demás animales que no
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huyeran y que volvieran con el, precisamente para ayudarle a aprender a no erizar sus
espinas. Poco a poco, nuestro puerco espín consiguió permanecer tranquilo y mantener
sus espinas a lo largo de su cuerpo. Cada vez tuvo más amigos, que aprendieron a
conocerlo y a apreciarlo.
Cuando terminó la temporada, Piky irradiaba felicidad. Estaba rodeado de amigos, y
todos querían pasear, jugar, o simplemente estar a su lado.

Michel Dufour

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: COMPASIÓN
Edad sugerida: DESDE 7 AÑOS

OLOR A CHURRASCO

Había una vez un ángel que se llamaba Gorosito Cholele. Vivía en un castillo todo de
nubes, en compañía de otros angelitos.
Y mientras Tata Dios no los llamara para ningún mandado, los ángeles jugaban a las
escondidas por el cielo, daban serenatas a la Virgen o remendaban nubes rotas.
Muy bien. Una tardecita de verano, Gorosito estaba pintando una nube con acuarela,
cuando de pronto oyó la gran voz de Dios.
- Gorosito, hijo mío ...¿me oís?
Imagínense. El corazón del ángel se alborotó de alegría. No era para menos. Dios le
hablaba
- ¡Viva el cielo! – gritó Gorosito - ¡Dios me llama!
Y dicho esto se largó por un tobogán celeste hasta llegar a su castillo. Entonces se estiró
la ropa, peinó sus alas y se lavó la cara.
Después voló feliz hasta la gran casa del Padre.
- Buenas y santas, mi Tata...Ave María purísima.. – saludó
Tata Dios estaba tomando un mate. Miró a Gorosito con mucho cariño, y el angelito se
llenó de luz. Entonces Tata Dios, contestó el saludo:
- Sin pecado concebida... Venga para acá mi regalón. Lo ando necesitando para un
mandado, ¿sabe?
- ¡Siempre listo, mi Señor...! – dijo Gorosito, haciendo el saludo scout.
- Así me gusta, mi hijo.
- ¿Me llegó la hora de ayudar a alguien? ¿Hay que hacer algún mandado a la Virgen
María?
Pero Tata Dios dijo que no con la cabeza, y señaló la Tierra.
- ¿Ves aquella ciudad?
Cuando Dios señaló el lugar, las nubes se corrieron obedientes. Entonces pudieron ver
claramente aquella ciudad. Era bastante gris, la pobrecita. Estaba llena de casas, una
encima de la otra. La gente andaba apurada, y mientras miraba el reloj de pulsera de
reojo, entraba y salía de un lugar a otro. Las calles estaban llenas de autos y colectivos.
- Ya veo mi Señor... – comentó el ángel. - ¿Hay que plantar algún rosal?
De nuevo Tata Dios hizo que no con la cabeza.
- Hay que ir a visitar un matrimonio que tiene....
- ¡Ya sé...! Tienen un hijo, y yo voy a ser su ángel guardián....¿verdad?
- Es un matrimonio sin hijos. Cuidan un perro pekinés.
Gorosito abrió los ojos así de grandes. Su corazón se asustó. ¿Acaso lo mandaría a cuidar
un perro pekinés?
Entonces Dios vio la trompa de Gorosito, y sonrió. Enseguida le dijo un secreto:
- Bss...bss...bsss
A medida que Dios explicaba su plan misterioso, la cara del ángel se iba iluminando
como

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una naranja- Es que el plan de Dios siempre es un misterio. Muy pocos pueden
descubrirlo.
Gorosito se entusiasmó tanto, que ahí nomás le dio a su Tata un besote con ruido. Y como
a Tata Dios le encantan los mimos, sentó al ángel en sus rodillas – como hacen los papás-
y le dio tres abracitos y dos besos. Después Gorosito partió.
Al llegar al lugar señalado por Dios, espió por la ventana. Entonces vio: Un perrito
descansaba muy triste, sobre un almohadón de seda. A su lado tenía dos chiches, un
terrón de azúcar y un plato de leche. Un señor rogaba al animalito:
- Vamos hijito... toma un poco de leche... mira que está tibia... ya viene mamita con
el churrasco.. no te hagas rogar..
Pero el perro miraba para otro lado, haciéndose el orgulloso.
Por una hendija de la ventana, salió olor a churrasco. Entonces Gorosito, tomó la punta
del humo con olor a churrasco, y fue llevándola... llevándola... llevándola... Allá abajo, en
la vereda, había un chico.
No tenía mamá ni papá. Estaba solito en el mundo. Andaba por esas calles a la buena de
Dios. Un día pedía limosna.. otro día lustraba zapatos... y casi siempre tenía hambre.
Pero justo en ese momento – Oh, misterio del amor – el chico, sintió un perfume muy
rico. Era un olorcito a churrasco que lo hizo relamer de gusto. Fue... como si alguien
invisible lo estuviera tomando de la nariz, y lo levantara por el aire... y lo pusiera en
camino... y lo hiciera tocar el timbre.
- ¿Quién sos? – Dijo el señor
- Hola. Buen día...- dijo el chico sonriendo – Tengo un poco de hambre...
Entonces el señor miró para adentro, y vio al perrito. Y miró para afuera, y vio al chico
que sonreía. Y se le apretó un poquito el corazón.
- Vení, hijo. Pasa... – dijo el señor.
Cuando el chico entró, el perrito se levantó y se puso a hacerles fiestas. Claro, lo que
pasaba es que el perro pekinés, estaba harto de que lo confundieran con un cristiano.
Él quería su lugar de perro en el mundo, que tanto.
Al oír los ladridos juguetones, se asomó la señora desde la cocina y vio: un perrito, un
niño y un papá.
Cuenta la historia, que desde aquel día un chico, tuvo un hogar, una mamá y un papá, y
un perrito para jugar... y hasta un ángel guardián, que ustedes saben cómo se llama.
Y en el rostro de Dios padre, floreció una sonrisa. Una sonrisa de color caramelo.

Carlos Joaquín Durán

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Valor Absoluto RECTITUD
Valor Relativo APROVECHAMIENTO DEL TIEMPO
Edad Sugerida: DESDE 7 AÑOS

LA ABEJA HARAGANA

Había una vez, en una colmena, una abeja que no quería trabajar. Recorría las flores, una
por una, para tomar el jugo, pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo
tomaba todo.
Era pues, una abeja haragana. Todas las mañanas, apenas el sol calentaba el aire, la
abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con
sus patitas, y se echaba a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba de flor en flor,
gustando de su rico juguito, entrando y saliendo de la colmena. Así se pasaba todo el día,
mientras las otras abejas trabajaban todo el día, para llenar la colmena de miel. La miel es
el alimento de la abejitas recién nacidas.
Las abejas, son muy trabajadoras y responsables, y la falta de colaboración de esta
hermanita, comenzó a molestarles.
En la puerta de la colmena, hay siempre abejas de guardia, para cuidar que no entren
bichos. Estas abejas suelen ser muy viejas y con experiencia, un día detuvieron a la abeja
haragana cuando iba a entrar.
Guardiana: -Compañera, es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos
trabajar.-
Abeja haragana: - Hay, ¿qué me dices? Yo ando todo el día volando, me canso mucho.-
Guardiana: - No es necesario que te canses mucho, sino que trabajes un poco. Es la
primera advertencia que te hacemos.
Abeja haragana: - ¡Está bien, Está bien.! Mañana traeré juguito para todas.
A la tarde siguiente, la abejita golpea la puerta de la colmena
Guardiana: Hola compañera, ¿Has trabajado hoy?
A. Haragana:- Mañana lo haré sin falta.
Guardiana: Hay que trabajar, hermana.
Y la deja pasar.
Vuelve a salir la abeja, pasea de flor en flor, y al volver, golpea otra vez la puerta de la
colmena.
Guardiana: Hola compañera,¿has trabajado hoy?
A. Haragana: Uno de estos días lo haré.
G. – No es cuestión de que lo hagas uno de estos días, sino mañana mismo. Recuerda que
lo prometiste.
A. H:- Si, si. Ya me acuerdo que lo he prometido.
G. : Si recuerdas que lo has prometido, debes cumplirlo. Hoy te dejo entrar, pero si
mañana no traes ni una gota de juguito de flores, no podrás entrar.
Es mi última advertencia.
: El día siguiente se presentó soleado, pero al caer el sol un viento frío comenzó a soplar.
La abejita haragana voló apresurada a su colmena.
A. H: - ¡Hay, hay que frío! Que linda y calientita debe estar mi colmena!
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Llega y golpea la puerta
A. H:¡Abran, abran, que hace frío!
G.: ¡No se entra!
A. H: ¡Yo quiero entrar!
G.: ¡Esta es la colmena de abejas trabajadoras! ¡No hay lugar para las haraganas!
A. H.: ¡Mañana sin falta voy a trabajar!
G.: No hay mañana para las que no trabajan.
A. H: ¡Hay mi Dios va a llover! Me voy a morir de frío.
Golpeando la puerta.
A. H: ¡Perdón! ¡Déjenme entrar!
G: Ya es tarde.
A. H: ¡Por favor, tengo sueño!
G.: Es más tarde aún
A. H: Compañeras, tengo frío
G: Imposible.
A. H.¡Por última vez!¡Me voy a morir!
G.: No, no morirás. Aprenderás en una sola noche, lo que es el descanso ganado con el
trabajo. Vete
La abejita haragana, voló sin rumbo bajo la lluvia, temblando de frío y con sus alitas
mojadas.
Cuando creyó que ya estaba todo perdido, encontró un refugio en un árbol. Pero en el
mismo lugar, se había refugiado una víbora, que al verla se preparó para comérsela de un
bocado. A las víboras les gustan mucho las dulces abejitas.
A. H.: ¡Hay de mi! ¡Adiós mi vida!¡No me comas por favor, no me comas!
Víbora: ¡Ja, Ja, Ja!¡¿Qué haces aquí a estas horas?!No debes ser muy trabajadora si aún
no has regresado a tu colmena.
A. H: Es cierto. No trabajo, y yo tengo la culpa de lo que me pasa.
V.:Siendo así, voy a quitarle al mundo un mal bicho como tu. Voy a comerte.
A. H: No es justo. No es justo que Ud. me coma porque es mas fuerte que yo. Los
hombres saben lo que es justicia.
V. : ¿Tu conoces a los hombres? ¿Crees que los hombres que les quitan la miel, son más
justos? Perdóname pero eres una tonta.
A. H.: No, no es por eso que nos quitan la miel.
V.: ¿Y porque entonces?
A. H. Porque son más inteligentes.
V. ¡Ja, Ja, Ja! Bueno con justicia o sin ella te voy a comer
A. H.: Ud. Hace eso porque es menos inteligente que yo.
V:¿Yo menos inteligente que tu?
A. H: ¡Así es!
V: ¡Pues bien, vamos a verlo!
A. H: Juguemos a las escondidas, si me encuentra me come.
V.: ¿Y te crees inteligente? No puedes escapar de mis ojos. Mi vista es muy aguda y mi
lengua veloz.
A. H.: Bueno, solo le pido que cierre por un momento los ojos y cuente hasta tres.
V.: Ahora si que estoy totalmente convencida que eres una tonta. En tan corto tiempo no
podrás esconderte. Ni siquiera, podrás salir del árbol.
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A-H.: Probemos.¡Deme aunque más no sea, una oportunidad!
V.: Está bien.
. Lo que la víbora no sabía, era que la abejita, había observado que al lado del árbol que
les servía de refugio, crecía una planta de sensitiva. Esta planta tiene la particularidad, de
cerrar sus hojas, alrededor de cualquier insecto que se la acerque. Y en cuanto la víbora
cerró sus ojos y contó:
V: uno, dos, y tres.
La abejita había desaparecido, envuelta por la hoja de la planta.
V.: ¡¿Dónde estás?! No puede ser, hace un segundo estaba aquí. Es imposible que haya
desaparecido. No hay lugar donde esconderse tan rápido.
:Así la abejita se quedó muy quietita, envuelta en la hoja de la sensitiva. Esperó hasta que
la víbora cansada de buscarla se quedó dormida.
Fue la noche mas larga de su vida. Pero al salir el sol, mientras la víbora aún dormía,
voló rapidísimo a su colmena.
Golpeó la puerta.
A. H: Hermanitas, he aprendido la lección. Nunca mas me aprovechare de Uds., desde
hoy trabajaré todos los días, igual que las demás Yo usé la inteligencia para salvar mi
vida. Pero la inteligencia, no vale gran cosa si no va acompañada del trabajo.
Yo perdía mi tiempo, volando de aquí para allá. Me cansaba sin hacer nada útil.
Me faltaba saber, que cuando uno cumple con su deber no se cansa, como cuando
desperdicia su tiempo.
También tuve que aprender, que cuando colaboramos todos, la tarea se hace más liviana,
aprendemos más rápido, a la vez que nos conocemos y queremos más.

Adaptación : Mirta Pedalino Autor: Horacio


Quiroga

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: AUTOESTIMA
Edad Sugerida: DESDE 8 AÑOS

LA HOJA DE PAPEL

Sobre un escritorio había dos pilas de papel. De un lado estaban las páginas escritas, y
del otro, las hojas en blanco. Y entre ambas pilas, la lapicera.
La lapicera miró las páginas escritas y dijo:
- ¡Han quedado preciosas! Todas llenas de letras. Ahora sí que están hechas unas hojas
realmente importantes.
- ¿ Y nosotras? – preguntó una hoja blanca del otro montón.
- ¿Ustedes? Por el momento, no son nada. Si yo les escribo algo, entonces sí que será
otro cantar. Porque una hoja en blanco no tiene historia – agregó solemnemente, la
lapicera - ¿Has entendido, charlatana? Y no me contradigas, o te borroneo.
A la hoja en blanco, se le escapó un pequeño suspiro, blanco, como ella, y exclamó:
- ¡Que triste es no tener historia!
Entonces, de pronto, se oyó un shhhh.....
Pero no era de la lapicera imponiendo silencio. Era una ráfaga de viento que entraba por
la ventana, y que en un remolino, alzó la hoja blanca y se la llevó volando por la ventana
abierta.
- Miren lo que le pasó a esa charlatana – dijo la lapicera – Aquí termina su historia.
Pero no era cierto.
La hoja voló sobre los techos de la ciudad, y a caballo del viento, llegó el parque donde
revoloteó junto a los gorriones y las palomas.
Cuando el viento ya no sopló, la hoja bajó y bajó y quedó abandonada sobre el césped del
parque.
- ¡Aquí si terminó mi historia! – Se lamentó la pobre hoja.
Pero no fue así, porque al poco rato un chico la levantó. Después la plegó varias veces y
por fin hizo con ella un lindo barquito. Después se fue con su barquito a la gran fuente
del parque.
La hoja de papel se convirtió en hoja marinera. Recorrió la fuente de una punta a otra, ida
y vuelta. Corrió con otros barcos de papel y les ganó carreras.
- ¡Viva mi barco, es un campeón! – gritó el niño.
Cuando se cansó de jugar, lo sacó del agua, y lo llevó a su casa. Lo dejó en un estante,
cerca de la ventana para que se secara.
La hoja se aburría en el estante. Tenía la esperanza de que pronto la sacaran de allí. Pero
un poco más tarde, a su corazón blanco, le dio un vuelco, y volvió a decirse con gran
tristeza:
- ¡Esta vez sí que se terminó mi historia!
Había aparecido el chico, su dueño, con una gran cantidad de papeles. Todos de colores
brillantes, papeles glasé y papeles de seda.
- Se olvidará de mí – se dijo la hoja - va a fabricar barcos de colores.
Pero se equivocaba. El chico estaba por hacer un barrilete. Quería hacer el barrilete más
lindo y grande de todo el barrio.

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Lo hizo de papel de seda rojo. Alrededor le puso adornos de papel recortado, lilas,
rosados, anaranjados y verdes.
- ¿Y en el centro? – se dijo de pronto el chico - ¿Qué color le pongo?
Probó todos los colores que tenía, pero ninguno quedaba lindo.
Buscó entre todos sus papeles pero no encontró el color... el color....¿qué color?
Miró a su alrededor y vio el barquito sobre el estante.
- ¡El barquito! ¡La hoja blanca! – dijo el chico - ¡Blanco, me había olvidado del
blanco!
Tomó entonces el barquito, lo desplegó cuidadosamente, alisó la hoja y la pegó sobre el
barrilete rojo, justo en el centro. Después recortó un círculo violeta, y lo pegó a su
alrededor.
- Ahora parezco la luna – se dijo la hoja blanca, cuando pasó frente a un espejo, en las
manos del chico que iba a remontar su barrilete.
Y allí quedó, blanca y linda entre tantos colores. Y voló muy alto en el cielo, como una
verdadera luna.

BEATRIZ FERRO

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Valor Absoluto: VERDAD
Valor Relativo: AGRADECIMIENTO
Edad sugerida: DESDE 8 AÑOS

DIOS SE MANIFIESTA EN CUALQUIER FORMA Y MOMENTO

En una escuela rural, los chicos, además de las materias que estudian los alumnos de las
ciudades, cultivan la tierra.
Pedro era un alumno que se destacaba, por los cuidados y esfuerzos con que trabajaba la
huerta. Cuando maestros o visitantes lo alababan, Pedro sentía mucho orgullo, y se
vanagloriaba de su trabajo. El resto de los alumnos, con los que compartía la tarea en el
huerto, guardaban silencio, pero con cierto fastidio por la actitud de Pedro.
En una ocasión un perro enfermo entró al huerto. Al verlo, unos alumnos alertaron al
resto, para evitar que destrozara las plantas.
Pedro que estaba alejado, en ese momento, tomó un palo y lo arrojó al perro. Mas, en el
momento en que el palo tocó al perro, el animal se desplomó y murió.
Todos miraron a Pedro, no podían comprender lo que pasó.
Poco después llegó, al lugar del hecho, el maestro, y preguntó:
- ¿Quién mató a este pobre perro?
Todos volvieron a mirar a Pedro. El maestro interrogó directamente al chico.
- ¿Me puedes decir, por favor, quien mató este perro?
- Debe haber sido la voluntad de Dios. ¿Podría haber caído como fulminado, solo
porque lo tocó un pequeño palo?
Tan pronto el maestro, escuchó esto, le dijo:
- Todo el tiempo te vanaglorias por todo lo bueno que sucede en el huerto. Pero cuando
sucede algo malo, culpas a Dios. Creo que tienes que modificar esta actitud. Ser más
humilde y agradecido con el amor de Dios manifestándose en la tierra. Y también
más compasivo con su manifestación a través de los animales.

Adaptación : Mirta Pedalino

Fuente: Parábola del Discurso de Swami del 6 de Septiembre de 1984

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: SOLIDARIDAD, AMISTAD
Edad Sugerida: DESDE 8 A 11 AÑOS

LARA Y FILOMENA.

Era una hermosa mañana de sol. Desde el amanecer, el campo se llenó de colores,
perfumes y ruidos de los animales que comenzaban su diaria labor.
También Mabel, la abejita, zumbaba de aquí para allí. Entre las flores, muy alegre y
feliz trabajaba sin parar.

- ¡Hum! ¡que delicia de perfume! ¡Cuánto polen para llevar a mis hermanas.!
Y así siguió trabajando y cantando: - Lara, la, la, la, lara, lara, la, la...
- ¿Quién me llama?- preguntó Lara despistada, mientras pastaba las tiernas hierbas
húmedas por el rocío de la mañana.
Mabel se le acercó revoloteando...
- Solo cantaba, querida oveja - Le dijo a Lara y siguió tarareando: Lara, lara, la...
- Mi nombre es Lara y creí que me llamabas...
- Mucho gusto, Mabel. Me encanta cantar y tarareaba... Ahora si me perdonas,
seguiré libando, tengo que llegar a mi panal a horario, sino me quedaré sin
almuerzo.- explicó Mabel y siguió entre las flores.
- Que gracioso - dijo Lara - tu tarareas mi nombre... y solo por una letra casi
somos IGUALES - y deletreó - O-V-E-J-A, A-B-E-J-A - y comenzó a reirse sin
parar.
- JA JA JA JA JA... Claro que no tan iguales, tu eres así... de chiquitita y yo
GORDA y lanuda...
- Bueno, mis hermanas y yo somos pequeñas, pero trabajamos mucho para
construir nuestro hogar, el panal esta lleno de dulce miel y muy limpio.-contestó
muy tranquila Mabel. - Y tú, ¿Qué haces? - preguntó la abejita.
- Como hierbas y doy mi lana para cobijar al hombre del frío.- dijo Lara.
- ¡Qué bueno! Nosotras también brindamos miel y otros productos que el hombre
utiliza para alimentarse y curarse. Entonces... - pensó Mabel y exclamó - ¡Somos
casi iguales! Sí, como hermanas.

Y se hicieron muy amigas.


Lara ayudaba a Mabel a descubrir nuevos rincones con perfumadas flores y Mabel le
traía deliciosa miel.
Un día... Lara correteaba siguiendo a Mabel y no se fijó que se alejaba de su campo.
De pronto, perdió de vista a su amiga y no supo muy bien para que lado ir.
Comenzó a andar y andar... Empezaba a oscurecer. (El horizonte se ponía como el
fuego y las nubes parecían capullos rozados de algodón). Cansada, Lara bostezó:
- Ahhh...me echaré a dormir aquí y mañana temprano encontraré el camino a casa-
Y se quedó dormida...
Lara soñaba con prados floridos, jugando con Mabel...Cuando despertó asustada...
Una voz desconocida, le gritaba:
- ¡Que haces aquí! Este no es tu lugar.
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- Oh me quedé dormida y ¡ya es de día! Me perdí jugando con Mabel, mi amiga la
abeja- explicó Lara a la oveja que le preguntó gruñona y siguió muy amable:
- ¡Hola!, soy Lara ¿Cómo te llamas?
- Yo soy Filomena, y no creo en tus tontas historias, así que puedes marcharte
inmediatamente.
- ¡Oh! - exclamó Lara - ¿Porqué me tratas de ese modo? Podríamos ser
amigas...Tengo hambre y sed, y debo encontrar el camino de regreso a mi casa,
¿te importaría si tomo algo antes de irme?
- No acepto intrusos en mi campo, la hierba y agua son mías y no estoy dispuesta a
compartirlas. Así que, ¡Vamos! Levántate y ve a tu casa.
Cuando Lara escuchó esto, sintió pena por Filomena y pensó que una oveja que se
comportara así, debía estar muy sola.
- Bueno me marcho. Pero recuerda que el agua, el pasto, es de todos, y
compartirlo nos da alegría.
- ¡Vete ya! - gruñó Filomena.

Lara se fue caminando despacio, anduvo largo rato y si bien tenía hambre y sed, se
distrajo contemplando el hermoso paisaje y disfrutando de la fresca mañana soleada.

- ¿Por dónde quedará mi casa? - se preguntó, sin tener miedo, pues tenía fe que
pronto encontraría su lugar.
- ¡Por aquí! ¡Ven!. Escuchó que alguien le decía.
- ¡Mabel, que alegría! - gritó Lara, muy contenta al ver a su querida amiga - Me
perdí y...
- Si, si... - interrumpió Mabel - No importa, ya pasó todo, aquí tienes un poco de
miel, toma y vamos a casa.
- ¡Gracias! Es muy bueno tenerte de amiga. ¡Vamos!

Regresaron juntas y así continuaron sus días trabajando, cantando y compartiendo


lindos momentos.
Una tarde, cuando Lara volvía con Mabel de ayudarla a buscar flores, observaron que
en el cielo habían extrañas nubes grises, que no eran de lluvia.
- Parece humo... - comento Mabel.
- Sí - afirmó Lara - ¿Qué habrá ocurrido?

A la mañana siguiente nuestras amigas lo supieron, cuando vieron venir andando muy
despacio, a una oveja negra, ¿negra? Un momento, no, no era negra, más bien gris,
cubierta de hollín.
La oveja gris, sucia, o, bueno, la oveja en cuestión..., se les acerco y Lara compasiva
le dijo:
- ¡Oh pobrecita! ¿Qué te pasó? - todavía no se había dado cuenta de quien se
trataba.
- Snif, snif... -lloriqueó la oveja - Mi campo se quemó y tuve que huir. No quedó
nada. No tengo a donde ir, ni que comer.
- ¡No te preocupes! Aquí somos todos amigos y tú podrás encontrar cobijo-
Adelantó Mabel
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- Sí, sí, claro - Aprobó Lara, que ya sabía que la oveja era, ni más ni menos que
¡Filomena! y agregó:
- Puedes quedarte aquí y compartir casa y comida, solo que deberás cumplir con
nuestros reglamentos ¿Estás de acuerdo?
- Sí, si, lo que tu digas. ¿Qué debo hacer?
- Bien -dijo Lara- Primeramente aquí todos nos ayudamos y somos amables con los
demás, procuramos el bienestar de todo el mundo. Compartimos lo que tenemos,
trabajamos con alegría y agradecemos lo que se nos brinda.

Parecía tarea difícil para Filomena. ¡Cumplir con todas esas reglas!. Cuando ella
estaba acostumbrada a actuar de otra manera.
Sin embargo, ocurrió un milagro...
A los pocos días de llegar, Filomena estaba en el camino de entrada al campo y
encontró que allí al costado había un pájaro herido. Con mucho cuidado, lo tomó
con su boca y lo llevó a donde darle agua y cobijo. Mabel la vio, y fue a buscar a
Lara para avisarle:

- ¡Lara, estamos en una emergencia!. Filomena encontró un pájaro enfermo. ¡vamos


a ayudarla!
- ¿Dónde está? Si, si vamos.

Juntas ayudaron al bicho, que pronto se recuperó y pudo volver a su nido.


Ahora las tres son muy amigas, trabajan, cantan y ríen juntas.

Marta Brandes

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: AUTOCONFIANZA
Edad sugerida: DESDE 8 AÑOS

NO PUEDO?

En un pueblo alejado de las atracciones de la gran ciudad, la llegada de un circo es todo


un acontecimiento. Toda la gente concurre, pues las funciones se programan por pocos
días y el circo vuelve a partir.
Un hombre que concurría por primera vez a ver una función, quedó muy impresionado
con la actuación del elefante. De que forma obedecía al entrenador, con qué fuerza
levantaba pesos impresionantes, y a la vez, que ágil demostraba ser en las pruebas de
equilibrio sobre una sola de sus extremidades.
Así pidió ver otra vez al elefante, ya fuera de la función.
Al verlo, no podía salir de su asombro, pues estaba atado a una pequeña estaca de
madera, clavada a unos pocos centímetros en el piso.
Preguntó entonces, porqué no la arrancaba y se iba. Las respuestas que recibió fueron
muy variadas: aquí lo tratan bien, está cómodo, los chicos lo visitan, etc. Hasta que un
viejo cuidador del circo le dijo:
- Este animal, ha estado encadenado a esa misma estaca, desde que era muy chico,
desde que era un bebé. Y desde el primer día en que fue encadenado, trató, empujó,
tiró y sudó, tratando de soltarse. Hasta que dijo “No puedo”, y no volvió a intentarlo.
Hoy mismo vive pensando que no puede, por eso no volvió a intentarlo poniendo a
prueba su fuerza otra vez.

Todos somos un poco como el elefante, vamos por el mundo atados a cientos de estacas,
que nos quitan libertad.
Vamos creyendo que hay muchas cosas que no podemos hacer, simplemente porque
alguna vez, probamos y no pudimos. Grabamos el recuerdo de NO PUEDO, NO PUEDO
Y NUNCA PODRÉ.

“LA ÚNICA MANERA DE SABER, ES INTENTAR NUEVAMENTE PONIENDO EN


EL INTENTO, TODA LA FUERZA Y TODO EL CORAZÓN”

Se desconoce el autor

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: SOLIDARIDAD
Edad Sugerida: DESDE 8 AÑOS

LA NIÑA DEL PARQUE

Había una vez, una niñita sentada en un parque. Todos pasaban a su lado, pero nadie se
detenía a preguntarle que le pasaba.
Vestida con un traje descolorido, zapatos rotos y sucios, la pequeña niña se quedaba
sentada, mirando a la gente pasar. Ella nunca trató de hablar, no dijo una palabra. Muchas
personas pasaron, pero nadie se detuvo.
Al día siguiente, decidí volver al parque, para ver si la niña estaba ahí.
Si, ahí estaba. En el mismo lugar que ayer. Con la misma mirada triste en sus ojos. Decidí
acercarme a ella, y noté que en su espalda había una joroba. Me miró con una tristeza tan
profunda que me llegó al alma.
Me senté a su lado y la saludé. Me miró sorprendida y respondió a mi saludo, en voz muy
baja. Hablamos hasta que los últimos rayos del sol desaparecieron.
Cuando solo quedábamos, los dos y la oscuridad, le pregunté por qué estaba tan triste.
Con lágrimas en los ojos respondió:
- Porque soy diferente –
- Lo eres – respondí con una sonrisa
- Lo sé –
- Pequeña, ser diferente no es malo. Tú me recuerdas a un ángel, dulce e inocente.-
Ella me miró, sonrió, y por primera vez, sus ojos brillaron con la luz de la alegría.
Despacio se levantó y dijo:
- ¿Es cierto lo que acabas de decir?
- Si – le respondí – eres como un pequeño ángel guardián, enviado para proteger a
todos los que caminan por aquí.
Ella movió su cabeza afirmativamente, sonrió, y ante mis ojos algo maravilloso ocurrió.
Su joroba se abrió y dos hermosas alas salieron de ahí. Entonces dijo:
- Yo soy tu ángel guardián.
No sabía que decir
- Por primera vez pensaste en alguien más. Mi misión está cumplida.
- ¿Porqué nadie se acercó a ayudarte?
- Tú eres la única persona que puede verme, porque soy tu ángel guardián.
- ¿ De hoy en adelante, estarás siempre a mi lado?
- Siempre lo he estado, sólo que tú no lo advertías.
Después de ese encuentro, mi vida cambió totalmente. No he vuelto jamás a estar solo.
Mi ángel guardián está siempre junto a mí.

Autor desconocido

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: COMPASIÓN
Edad Sugerida: DESDE 8 AÑOS

¿DÓNDE ESTÁ LA PERFECCIÓN DE DIOS?

Algunos niños no concurren a escuelas comunes. Por alguna razón nacen con una
capacidad de aprendizaje más lenta que los demás.
Ellos concurren a escuelas especializadas, donde son ayudados hasta que alcanzan el
nivel de los otros niños. A veces lo logran y otras no. Los que no alcanzan el nivel se
quedan en estas escuelas, mientras que los más aventajados pueden ser enviados a
escuelas convencionales.
En una cena que se realizó en una escuela especial, estaba el padre de uno de los niños
preparando un discurso, que jamás olvidarían
Después de la cena, todos los presentes, entre los que se hallaban, profesores, ayudantes y
padres de todos los alumnos, se dispusieron a escuchar.
El hombre se levantó, miró a los presentes y dijo:
- ¿Dónde está la perfección, en mi hijo Sebastián? Todo lo que Dios hace, está
hecho a la perfección. Pero mi hijo no puede comprender cosas que otros niños, si
entienden. Mi hijo no puede recordar hechos y figuras que otros niños si recuerdan.
¿Dónde está la perfección de Dios?
La audiencia quedó sorprendida ante esta pregunta, viendo la cara angustiada del padre, y
murmurando entre ellos.
- Yo creo – continuó diciendo el padre – que cuando Dios nos brinda un niño así al
Mundo, la perfección de Él, está en la forma de reaccionar de la gente ante estos
niños.
Contó entonces la siguiente historia acerca de su hijo Sebastián.
Una tarde, Sebastián y su padre paseaban por el parque, donde algunos niños estaban
jugando fútbol.
- Crees que ellos me dejen jugar – preguntó Sebastián
El padre sabía que su hijo no era para nada un atleta y que los niños no lo querrían a él en
su equipo.
Pero pensó que Sebastián, quería sentirse parte de un equipo de “normales” . Entonces
llamó a uno de los niños y le preguntó si lo dejarían jugar.
El chico miró a sus compañeros de equipo sin obtener respuesta alguna de ellos. Tomó él
la decisión y dijo:
- Estamos perdiendo 1 a 0, y el partido está a punto de terminar. Son muy buenos, es
muy difícil que podamos
empatar. Lo dejaremos avanzar hacia el área y le haremos algunos pases hasta que el
referí dé el pitazo final.
El padre estaba atónito ante la respuesta del chico y Sebastián sonreía satisfecho.
El equipo avanzó hacia el campo contrario, cerca del área le hicieron el pase a Sebastián
que avanzó confiado hacia el arco.
Uno de los defensores apenas rozó a Sebastián, entonces el referí le otorgó un penal.
Colocaron la pelota, y todos los chicos, de los dos equipos, alentaron a Sebastián para
que pateara fuerte. Así lo hizo, el arquero premeditadamente se arrojó hacia el otro lado.
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Todos los chicos lo alzaron en hombros y lo hicieron sentir un héroe, Sebastián logró
empatar el juego para su equipo.
- Aquel día – dijo el padre de Sebastián, con lágrimas rodando por sus mejillas –
esos 22 niños mostraron con un gran nivel, la Perfección de Dios. Es curioso como
gente simple y normal nos muestra lo maravilloso que es vivir en Dios y con Dios.
Es curioso como tantas veces estamos preocupados por lo que las personas piensan
de nosotros, en vez de preocuparnos acerca de lo que Dios piensa de nosotros.

Adaptación de Mirta Pedalino Se desconoce el autor

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: FE- AUTOESTIMA-PACIENCIA
Edad sugerida: DESDE 8 AÑOS

ÁNGEL DE LA LUZ

Como todo el mundo sabe, los ángeles saben ser buenos narradores. Se reúnen de vez en
cuando, se sientan en ronda, y mientras toman mate de leche, cuentan aventuras y
sucedidos.
De a uno por vez, cada uno relata el último mandado que ha hecho para Dios.
Pero esta es la historia de un angelito sin historia. No tenía nada que contar.
- ¿En serio que nunca Dios te pidió un favor? – le decían
- No... de veras... - decía el angelito avergonzado
Entonces se iba a sentar lejos, en el borde de la nube, y se ponía a suspirar. “Dios nunca
me habla...”, pensaba, y hacía un puchero.
Finalmente, se secaba una lágrima, juntaba coraje y volaba hasta Dios.
Llamaba a las puertas de su casa: toc, toc...
- ¿Quién es?
- Soy yo...- decía el angelito
Enseguida se abrían las puertas. Se sentaba a los pies de Dios y decía:
- Soy un ángel inútil... nunca me encargas un trabajo...Nunca, nunca, Dios...Siempre
pregunto y para mi no hay nada.
Y Dios, que no es muy amigo de andar contando por ahí sus planes misteriosos,
acariciaba al angelito y lo miraba con un montón de amor. Pero el angelito estaba tan
impaciente, que no entendía el silencio de Dios.
Dos por tres repetía su visita, y dos por tres Dios despedía al angelito con unas pocas
palabras:
- Tenga paciencia, mi pequeñito... Ya lo voy a meter en mis planes.
Pero el momento no llegaba. Y el angelito decía a sus hermanos:
- Que le voy a hacer... soy un ángel inútil...
Pero sucedió una noche, que a punto de dormirse el angelito se sobresaltó.
- Algo grande está sucediendo en la casa de Dios, estoy seguro.
Y volando se fue par allá.
Cuando llegó vio que había un revuelo general. Ángeles, arcángeles y querubines
entraban, salían, llamaban, llevaban mensajes y miraban de vez en cuando hacia un lugar
de la Tierra
- Tal vez me equivoqué... – suspiró el angelito – lo que sucede es demasiado
importante como para que Dios me necesite a mí...
Ya estaba por volverse, cuando de pronto, Dios lo llamó.
- Venga a mi lado, mi angelito... Ha llegado su hora.
El corazoncito del ángel se puso como una bandada de palomas.
- ¡Al fin te acordaste de mí, Señor! Dime qué debo hacer, y te aseguro que trataré de
hacerlo lo mejor que pueda.
Entonces Dios señaló una estrella desconocida.
- ¿La ves?
- Sí, mi Señor, la veo. Es... ¡hermosa!
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Dios dijo:
- La tuve reservada hasta hoy. Como vos, esperó desde el principio. Tenés que llevarla
esta misma noche, hasta un lugar en la Tierra
Ni más ni menos, el angelito era el elegido para llevarle luz al mundo en medio de la
noche
- Detrás de vos, irán todos los ángeles del cielo. Vos vas a abrirles camino en medio de
la noche
El rostro del angelito sonreía como una mariposa de oro.
Y aquella noche quieta, partió la luz desde la casa de Dios Padre, rumbo a la oscuridad
del mundo. Ya la luz fue llegando.
Y con la luz se acercaba el canto de los ángeles.
En la Tierra muchos vieron aquel prodigio. Eran reyes, chicos y pastores.
Todos estaban con la boca abierta. Se decían unos a otros:
- Algo grande está por suceder...
- Es un misterio...
- Sigamos el camino de la luz, hermanos... – comentaban.
Todos seguían la estrella. Por el cielo, los ángeles. Por la Tierra, pastores y reyes
asombrados.
Y en la noche serena, el angelito que antes se creía inútil llevaba la luz al mundo.
Los ángeles sabían y por eso cantaban. Los hombres no sabían, y por eso tropezaban
asustados siguiendo la luz.
Por fin la estrella llegó al lugar señalado por Dios. Entonces los ángeles volaron hacia la
gente reunida para decirle:
- Paz, ¡paz a la buena gente!
- Paz, y mucho amor a los pequeños de Dios...
- ¡Esta es la noche que hizo el Señor...!
Esa noche los hombres vieron el rostro de los ángeles
La luz de la estrella invadió aquel lugar, que Dios había elegido
Y no era un palacio, no. Era un simple corral.
Acurrucada, llena de luz, una mujer sonreía a su bebito recién nacido. Lo miraba y lo
llenaba de mimos. Lo besaba pedacito por pedacito. Y el bebito se dejaba querer. Y un
hombre fuerte cuidaba la familia.
Allá, en lo alto, Dios Padre no se perdía nada. Miraba todo y sonreía lleno de amor.
¿Y al angelito?
Pues. Que nunca fue inútil. Cambió de nombre. Fue el ángel de la luz para siempre.
Y, además, aprendió a esperar en el silencio de Dios.

Carlos Joaquín Durán

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Valor Absoluto: RECTITUD
Valor Relativo: ORDEN – RESPONSABILIDAD
Edad sugerida: DESDE 9 AÑOS

BONY EL CONEJITO DESORDENADO

Bony es un conejito, que vive en el bosque con su familia. Es bastante desordenado y


muy distraído.
En la escuela, la maestra coneja, lo reprende por no traer al aula, los útiles que necesita
para hacer su tarea. Cuando no le falta la goma, es el lápiz, cuando no el sacapuntas o la
regla.
¡Bony! – dijo la maestra- ¿Porqué no traes tus elementos para trabajar? Yo sé que te los
compraron a principio de año.
Bony promete hacerlo, pero nunca recuerda, donde deja sus cosas.
Cuando llega a su casa, toma lo que necesita, de las cosas de sus hermanos, se trate de
ropa o de útiles escolares.
Luego no las devuelve, porque no pone atención, ni responsabilidad, igual que con lo que
le pertenece.
Y vuelve a repetirse la historia en la escuela. Pero aquí la reacción de los compañeros, no
es como la de sus hermanos, que lo perdonan aunque se enojen.
En la escuela lo acusaron de ladrón, y no quisieron seguir siendo sus amigos, ni jugar en
el recreo con él.
Bony se sintió muy triste y solo. Les explicó, a su maestra y compañeros, que no era su
intención tomar lo que no era suyo y no devolverlo, sino que olvidaba donde lo ponía.
Los compañeros no le creyeron.
Esa noche Bony, rezó mucho, pidiendo a Dios que le diera una solución.
Al día siguiente, al llegar a la escuela, se enteró que la maestra, trajo al aula una lista, con
las siguientes reglas:
Regla N° 1: Los alumnos no debían prestar sus útiles, a quien no era capaz de cuidarlos y
devolverlos.
Regla N° 2: Cada alumno debía estar atento al preparar su mochila, y no olvidar traer sus
´ útiles. Mantenerlos ordenados en su mesa.
Regla N° 3: Si algún alumno pierde algo que un compañero le prestó deberá reponerlo.
Si no se supiera quien lo perdió, todos deberán contribuir para reponerlo.
La Srta.Coneja puso un cartel de letras grandes y claras, enunciando las reglas.
Los días que siguieron, fueron un poco difíciles para Bony. No es fácil cambiar hábitos
de desorden y falta de responsabilidad. Pero aprendió a respetar la propiedad ajena.
Con el tiempo, se fue dando cuenta, que le daba menos trabajo aprender a ser ordenado,
que enfrentar los problemas que el desorden le ocasionaba con sus hermanos y
compañeros.
Por lo tanto, se esforzó y lo logró.
Puso mucho empeño porque quería a sus hermanos y le gustaba que sus compañeros
fueran sus amigos.
De allí en más, todos volvieron a confiar en él.

Mirta Pedalino
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Valor Absoluto NO VIOLENCIA
Valor Relativo: UNIDAD
Edad Sugerida: DESDE 10 AÑOS

REUNIÓN EN LA CARPINTERÍA

Hace muchos años, en una carpintería, las herramientas llamaron a todas sus compañeras
a una reunión, para arreglar sus diferencias.
El martillo, quiso ser el presidente, y dirigir la reunión. Pero las demás se opusieron. ¿El
motivo? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo. Había que darle
muchas vueltas, para que sirviera de algo.
Ante este ataque, el tornillo aceptó, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver
que era muy áspera en su trato, y siempre tenía fricciones con los demás.
La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro. Pues
siempre se la pasaba midiendo a los demás, según su medida, como si fuera el único
perfecto.
En eso, entró el carpintero, se puso el delantal, e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la
lija, el metro y el tornillo. Finalmente la tosca madera inicial, se convirtió en un bonito
mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, se reanudó la deliberación. Fue entonces
cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
-Señores, ha quedado demostrado, que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con
nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya, en
nuestros puntos malos, y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.
Aceptaron entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía, la lija era especial para
afinar y limar asperezas, y el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo, capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron
orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos,
¿Ocurre lo mismo con los seres humanos?
Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso
es para los espíritus superiores, que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
Cuando tratamos con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es ahí donde
florecen nuestras mejores cualidades humanas.

Se desconoce el autor

40
Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: EVOLUCIÓN
Edad Sugerida: DESDE 10 AÑOS

CRECER

Recuerdo que yo era una piedra que se desprendió de una roca.


Reposaba ese día sobre la arena a la orilla de un inmenso mar azul. Cada tanto me
bañaban las aguas y me volvía brillante, lustrosa. Las olas me empujaban hacia un lado u
otro, o me enterraban un poco en la arena. Cuando bajaban las aguas quedaba tendida al
sol que me quemaba hasta hacerme arder.
Otras veces el viento me movía hasta que llegaba a chocar con otras piedras y el ruido
que producíamos formaba un canto que se unía al coro de las olas.
No necesitaba nada, era solamente quedarme quieta y sentir el efecto que las aguas, el sol
o las otras piedras me producían.
No puedo decir cuanto tiempo pasé así, porque ni siquiera sabía qué era el tiempo. Yo
estaba ahí, feliz, nada más.
Hasta que una vez se desató una tormenta muy fuerte, las olas se alzaban varios metros
por los aires y caían sobre la arena con furia. El ruido que producía el viento trataba de
ganarle al rugido del mar. Arriba los relámpagos y truenos iluminaban la playa y la
volvían azul, rojiza, ruidosa. Nada quedaba quieto en su lugar, era un ir y venir entre
choques, luces y el ulular del viento aterrorizador. Recuerdo que rodé y rodé hasta que
quedé atrapada entre dos rocas. Aumentaron los truenos, el suelo temblaba, un fulgor
anaranjado y... ese calor que me desagarró... Me había pulverizado un rayo. Ahora estaba
convertida en miles y miles de granitos, en medio de otros granitos iguales. Era arena.
Pasó la tormenta, se aquietaron las aguas y todo volvió a la normalidad.
Llegó el día y alumbró el sol, ese polvillo que yo era ahora bailaba con los campases que
dictaba una suave brisa y se integraba al resto de la arena aterciopelada y movediza
depositada en ese lugar.
Pasaron muchísimos años, nada hizo presentir lo que estaba por pasar. Fueron muchos
cambios pequeños, pero dolorosos, un juntarse a la vez varios granos de arena, mezclarse
con la sal del mar, calentarse por el sol, cambiar el color y la forma, respirar de otro
modo... hasta que me convertí en planta, con células muy simples al principio, pero, ¡esta
sí que era vida!
Ahora sabía cuando estaba por salir el sol y aprovechaba sus rayos para crecer y hacerme
más colorida y vigorosa, mis raíces buscaban alimento para el cuerpo y lo convertían en
savia, hasta utilizaba la luz en mi beneficio, y me servía de insectos para multiplicarme...
No puedo contar cuantas veces nací de semilla, ni cuantas veces morí en el vientre de
algún animal. Tampoco llevo la cuenta de las flores que fui, en el frío o en los trópicos. Sí
sé que mi estado de felicidad era permanente, aún cuando pasara por alguna situación que
hiciera peligrar mi vida, yo era feliz. Pasé por miles de etapas distintas y de cada una
saqué provecho.
Fui alga en el mar, y también cactus en el desierto, orquídea en una selva, árbol
frondoso...
Me sentía útil acunando pájaros entre mis ramas y purificando el aire con mi respiración,
hasta que un día, en un lugar del que no me está permitido hablar, hubo una reunión. En
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ella los señores que controlan el desarrollo del Reino Vegetal en este mundo,
seleccionaron las plantas que ya habían cumplido con esa etapa del crecimiento y estaban
en condiciones de formar parte de otro Reino para continuar el aprendizaje. Por las
“buenas notas” que acumulé durante cientos de miles de años, me encontré entre los
favorecidos. No sabía lo que me esperaba en el Reina Animal...
Ahí las cosas fueron más difíciles. Si nacía como insecto, terminaba devorado por las
aves. Si era pez, tenía que cuidarme de los más grandes, hasta que fui pez grande y me
alimenté de los que eran como yo había sido. Fui batracio, reptil, ave, desde colibrí a
buitre o águila, o pingüino, según el millón de años de que se tratara. Varias veces nací
como tortuga y morí antes de alcanzar el mar, hasta el día que, más rápida y pícara, logré
sumergirme y dejarme llevar por el agua.
Conocí lo que siente el león cuando acecha a su presa, y lo que siente esa víctima cuando
es atacada.
El instinto dominaba todos los actos de mi vida, guiándome, llevándome a los lugares de
las hierbas más tiernas, o haciendo que me envuelva el sueño en invierno, según lo que
yo necesitara en cada época. Aprendí a sobrevivir y puedo asegurar que fue un duro
aprendizaje, siempre salía ganador el más fuerte.
Recuerdo también esa selva especial, la que sirvió de escenario para otro de mis
aprendizajes intensivos.
En esa época era una linda monita con varios galanes que me cortejaban, pero uno de
ellos me atraía más que el resto y lo elegí como compañero. Habíamos dejado atrás los
tiempos en que los machos peleaban y el más fuerte se quedaba con la dama, así que me
quedé con el menos lindo, pero más inteligente. Hice una buena elección, pasábamos los
días inventando juegos nuevos: él subía hasta lo más alto de un árbol y esperaba el
momento en que salía el sol, con un grito estridente y profundo me llamaba y yo llegaba
hasta su lado para mirar esa pelota roja que subía, y luego de un rato estirábamos las
palmas para sentir en ellas el calor, como si pudiéramos atraparlo.
Jugando aprendimos a compartir la comida con los vecinos y a ubicar los mejores lugares
para quedarnos a vivir con todas las comodidades.
Fue tanto lo que aprendimos por aquella época, que estuvimos listos para dar el gran
salto; en la vida siguiente fuimos llamados por la Jerarquía y al fin ingresamos en el
Reino Humano. ¡Cuánto costó! Millones de años para llegar a esto. Ahora tenía
conciencia de mis actos. Si obraba con maldad, era culpa mía y de nadie más. Si se
quiere, la etapa de las cavernas fue la más suave. De ahí en adelante conocí el odio y el
amor, la derrota y la victoria, el rencor y el perdón. Fui guerrero, comerciante, rey,
mendigo, actriz, princesa, astronauta, filósofo, guía espiritual de millones de
personas.......
Y después fui planeta que albergó a esos millones de personas.
Y ahora que soy sol, brillo en el espacio acompañado por mis planetas. Formamos un
sistema solar y en realidad somos átomos de un Ser mayor, junto con el resto de las
estrellas de la Galaxia. Como cuando era piedra, ahora ya no importa el tiempo ni el
espacio, más bien sabemos que no existen, que sólo existe una cosa: el Amor.
Averiguar esto nos llevó tanto tiempo, que el tiempo dejó de existir. Y ahora brillo, soy
Amor, e ilumino a las piedras dispersas a la orilla del mar.

Marta Fleischer
42
Valor Absoluto: VERDAD
Valor Relativo : AUTOCONOCIMIENTO
Edad Sugerida: DESDE 10 AÑOS

EL VALOR DEL ANILLO

Un joven muchachito, fue a ver a un maestro, reconocido por su sabiduría


- Maestro, vengo a verlo, porque me siento tan poca cosa, que no tengo fuerza para
hacer nada. Me dicen que soy torpe, que no hago nada bien.
El maestro sin mirarlo, le dijo.
- Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte. Tengo un problema urgente que
resolver. Si quisieras ayudarme a mi, luego podríamos ver que hacer para ayudarte
a ti.
- Encantado – dijo el muchacho. Pero sintió otra vez que se lo desvalorizaba, que su
problema quedaba en segundo lugar.
El maestro se quitó un anillo que llevaba en la mano izquierda, se lo entregó y dijo:
- Necesito que vendas este anillo en el mercado. Pero no aceptes menos de una
moneda de oro. Vete y regresa con la moneda lo más rápido posible.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó comenzó a ofrecerlo a los mercaderes.
Ellos lo miraban con algún interés, hasta que decía lo que pretendía por el. Algunos se
reían, otros daban vuelta la cara, hasta que un viejecito le explicó, que era mucho lo que
pedía.
Pero el joven siguió ofreciéndolo, hasta que cayendo ya la noche, se dio cuenta de que no
podría venderlo, y decidió regresar.
- Maestro, lo siento, no pude vender el anillo. Tal vez podría haber conseguido, dos
o tres monedas de plata, pero no una de oro. En realidad no sé cuál es el verdadero
valor del anillo.
- ¡Que importante lo que dijiste, joven amigo! Debemos saberlo antes de intentar
venderlo. Ve al joyero, y pregúntaselo. ¿Quién mejor que él para saberlo?
Dile que quieres saber su valor, pero sin importar cuanto te ofrezca, no se lo
vendas.
Regresa de inmediato.
El joven buscó al joyero, y le entregó el anillo. El hombre lo examinó con una lupa, lo
pesó, y luego dijo:
- Dile al maestro, que si quiere venderlo ya, no puedo darle mas que 58 monedas de
oro.
- ¿ 58 monedas? – exclamó el joven
- Si, - replicó el joyero – sé que con tiempo, podríamos obtener hasta 70, pero si la
venta es urgente.....
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate – dijo el maestro, después de escucharlo. Tú eres como este anillo, una
joya valiosa y única. Como tal solo puede evaluarte verdaderamente un experto.
¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a colocarse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Autor desconocido
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Valor Absoluto: RECTITUD
Valor Relativo: APROVECHAMIENTO CORRECTO DEL TIEMPO-
ADHESIÓN AL TRABAJO - ECOLOGÍA
Edad Sugerida: DESDE 10 AÑOS

EL DUENDE

Federico era un niño perezoso y dormilón que no llegaba a tiempo a ninguna parte, ni
siquiera a jugar con sus amigos. Siempre llegaba tarde, llegaba tarde al colegio, llegaba
tarde a los cumpleaños, llegaba tarde a su clase de guitarra.
Cuando su mamá lo despertaba por la mañana, él respondía:
-¡Quiero dormir un ratito más!
Y ella estaba tan acostumbrada a ese hijo perezoso, que accedía a su pedido y volvía a
llamarlo una y otra vez.
Un día, mucho antes de llegar la hora de levantarse, despertó a Federico un brusco
sacudón.
- ¡Eah! ¡Arriba! ¡Vamos! Tenemos que hablar.
No podía creer lo que veía: parado sobre su pecho, saltando y gritando, estaba un ser
transparente, un duende, enano de Blanca nieves, o vaya uno a saber qué. Tenía barba
rubia y larga, cabellos enrulados y sobre la cabeza una corona. Las ropas eran verdes, y
una capa azul le llegaba hasta los pies.. Federico habría y cerraba los ojos tratando de
entender de qué se trataba e intentaba sentarse para sacudir de encima a tan extraño
personaje.
Como si con uno fuera poco, cuando alzó la vista encontró su habitación colmada de
seres de las más diversas formas y colores, con vestimentas extrañas, gorros, zapatones,
caras risueñas y caras melancólicas, con narizotas y naricitas... algunos lindos y otros no
tanto.
El caso es que todos lo miraban, y hablaban a la vez, agitaban los bracitos en el aire y
algunos saltaban y lo señalaban. Cerró el niño las manos, alzó los puños e iba a gritar con
todas sus fuerzas, cuando el duende que estaba parado sobre su pecho – de un salto – se
instaló sobre la silla, al costado de la cama.
¡Zúmbatele!
Federico lo siguió con la mirada y cerró la boca. Después de todo, pensó, el enanito no le
inspiraba miedo, casi casi le agradaba.. Si hasta parecía un rey.
- En efecto, yo soy el rey de los duendes, y estoy rodeado por parte de mi corte.-
Al pronunciar estas palabras de presentación el monarca, el resto de la comitiva calló de
inmediato.
- ¿Ehhh? ¡Ahhh! Hooola, yyyo ... este, ... yo...
- Ten calma, no hacemos daño. Y no hace falta que te presentes porque ya sabemos
quien eres.
El niño se tranquilizó, secó con el revés de la mano el sudor de su frente y comenzó a
mirarlos uno por uno. Había varones y mujeres, algunos eran jóvenes y otros viejos.
Nuevamente notó que lo miraban con dulzura. Sintió dentro de sí, que no eran peligrosos,
eran chiquitos, transparentes, distintos, pero amigables.

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Cuando Federico los miraba, saludaban agitando las manos o moviendo la cabeza. Alargó
un brazo con la palma de la mano abierta y dos de los visitantes subieron caminando
hasta llegar al hombro y se abrazaron al cuello del niño.
Percibió en la mejilla izquierda el suave contacto, como si se tratara de las cosquillas que
produce el ala de una mariposa. Con suavidad apoyó los labios en las cabecitas y le
pareció que tocaba un “copo de nieve calientito”. Qué ridículo – pensó – no existe la
nieve caliente, nunca toqué un copo de nieve en mi vida, y tampoco sé si existen estos
muñequitos.
- Mírame Federico, - otra vez hablaba el rey – he escuchado tanto hablar de tu pereza,
que decidí venir a visitarte... ¿Sabes quienes somos los duendes?
- No... Sí... Bueno, los vi dibujados.
- Somos los encargados de cuidar la riqueza de la madre tierra. Tenemos muchos
parientes: unos trabajan para que el agua de los mares mantenga su humedad, otros se
encargan de que las raíces de las plantas crezcan con vigor, de que sus frutos sean
sabrosos, que los árboles aparezcan lozanos y los colores de las flores maravillen a
quien las mira.
- Será una familia muy grande.
- Sí. Tenemos parientes que se ocupan de mantener el calor en los fuegos y otros que
trabajan con los truenos y las lluvias. Somos los espíritus de la naturaleza.
- ¿Y tienen nombres como las personas?
- Parecidos. A los que trabajan en el agua los llamamos ondinas y nereidas, a los que se
ocupan del aire: silfos y elfos. Nuestras hermanas las hadas, también están siempre
muy atareadas, cuidan a los niños y les inspiran buenos pensamientos, viven y crecen
entre los árboles de los bosques.
- Pero, ¿son amigos de la gente?
- Nosotros respondemos a los humanos de pensamientos puros y trabajamos a diario
con ellos, por eso mismo es que estamos tan cerca de los niños, porque ustedes aún
no tienen pensamientos y sentimientos contaminados.
- ¿Contaminados, y eso qué es?
- Es lo que resulta cuando las personas hieren, odian, matan, o cuando ensucian los
mares y el cielo, destruyen los bosques y hasta envenenan el aire que respiran..
- Aire, agua, fuego, y cuando nos asusta una tormenta ¿Ustedes qué hacen?
- Cuando los humanos dicen que se desató una tormenta, en el aire soplan los silfos y
se escucha el ulular del viento. Con su fuerza empujan a las ondinas y nereidas del
mar y bailan las olas. Los gnomos y las hadas nos sacudimos en la tierra y los
árboles, y las salamandras alumbran en los relámpagos. Algunas veces, cuando
sucede esto, es porque estamos manejados por pensamientos de las personas
enojadas, ya que a ustedes respondemos. Nuestro deseo es que trabajemos juntos los
dos reinos: el humano y el reino elemental, así nos llaman, guiados por el Amor para
que la Tierra sea un planeta colorido, amistoso y feliz.
- Pero... entonces ustedes viven trabajando.
- No solo en nuestro mundo el trabajo se realiza sin cesar, veo a tu mamá siempre
ocupada lavando, planchando, cocinando, levantando lo que tú y tu hermana dejan
caer. Otras mamás que conozco, además, trabajan fuera de casa: como maestras, o
empleadas, o vendedoras, o...
- Bueno, pero yo soy un poco chico y...
45
- Federico, gracias al trabajo del panadero tienes el pan, y por el trabajo del zapatero
tienes zapatos, y porque trabajó un albañil tienes casa y así todo. En tu mundo como
en el nuestro, y en otros que aún no conoces, el trabajo de cada uno es necesario
porque en realidad funcionamos como engranajes de una gran maquinaria.
- Claro...La verdad es que nunca lo había pensado.
- ¿Adivinas quién es el que cuida que toda la tarea se realice a la perfección?
- Mamá dice que todos somos hijos de Dios...
- Cuando en algún lugar un pequeño engranaje se niega a cumplir con la parte que le
tocó, entorpece el funcionamiento de toda una “sección”.
- ¡Qué bruto!
Federico se puso colorado el escuchar sus propias palabras. Cuantas veces habría sido él,
pensó, el culpable de que la “fábrica” no funcione. Miró al rey de los gnomos
avergonzado.
- No volverá a pasar.
- Eso espero.
Calló el rey y la habitación se colmó de tenues sonidos: la comitiva se despedía.
Inclinaban graciosamente las cabecitas y desaparecían de la vista.
Por último quedaron solos el niño y el soberano.
- Vamos, si comprendiste ya sabes lo que tienes que hacer. Y no olvides que nuestros
mundos colaboran uno con el otro. Cuando juegues en la plaza, cuando te moje la
lluvia o calientes tu comida, piensa con cariño en nosotros...
Oscuridad total. Encendió la luz. Claro que comprendí, se dijo.
- Federico...¡Federico! Vamos hijo, que ya está servido tu desayuno. Pero, ¡qué veo! Ya
estás levantado y vestido y encuentro tu habitación acomodada.
¡Por Dios! ¡Ni que te hubiera hablado un duende!

Marta Fleischer

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: FÉ
Edad Sugerida: DESDE 10 AÑOS

LA VIDA PUEDE SER UN PASEO

Cuando era chico, creía que Dios era alguien, aunque no sabía quien. Que estaba en algún
lugar, aunque no sabía dónde. El siempre estaba observándome, y me premiaba cuando
me portaba bien, o castigaba cuando me portaba mal.
Cuando crecí, me di cuenta, que Dios no premia, ni castiga, el mismo acto trae la
recompensa, o la desgracia. También empecé a darme cuenta que Dios estaba mucho más
cerca de lo que había creído de niño.
En realidad pensé que la vida era como un paseo en bicicleta, una bicicleta de dos
asientos, uno adelante donde yo iba manejando, y otro atrás donde Dios viajaba
ayudándome a pedalear.
No sé bien en que momento de mi vida, Él sugirió que cambiáramos de lugar, y yo
acepté.
Desde que ÉL maneja, mi vida se transformó en una aventura maravillosa.
Me lleva a conocer lugares, antes insospechados, donde encuentro bellas personas, que
me hacen regalos, de compañía, comprensión, sanación y amor. Dios me dice que acepte
esos regalos, y que a la vez, los haga a otras personas.
Él sabe imprimir la velocidad justa en las rectas, la inclinación que nos conviene en las
curvas, saltar los escollos, o aminorar la velocidad cuando se hace necesario.
Si en algún momento, tengo dudas, o miedo, o me canso, el se vuelve, me mira a los ojos,
toca mi mano y solo me dice: ¡PEDALEA!

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo FE
Edad sugerida: DESDE 10 AÑOS

¿CUÁLES SON TUS PIEDRAS GRANDES?

Esa mañana la maestra entró tan cargada de bolsas al aula, que varios alumnos corrieron
a ayudarla. Además traía un frasco de vidrio transparente.
¿Qué experimento estaría por hacer? Los chicos se entusiasmaron, y le preguntaron,
- Ya verán, ya verán- fue la respuesta de la Señorita.
Primero colocó el frasco, sobre su escritorio, bien a la vista de todos. Luego levantó una
de las bolsas más pesadas, y sacó de adentro piedras del tamaño de un puño.
Las fue colocando en el frasco, una a una, cuidadosamente, hasta llenarlo hasta el borde.
- ¿Está lleno este frasco? – preguntó a los alumnos
Todos a coro contestaron:
- ¡¡S i!!
- No – dijo ella.
Entonces tomó otra de las bolsas que había traído, que contenía piedras más pequeñas.
Las colocó por la boca del frasco, y lo movió haciendo que las piedras más pequeñas se
acomodaran en el espacio vacío entre las grandes.
- ¿Está lleno este frasco? – preguntó una vez más.
Los chicos no contestaron. Sólo uno se arriesgó a decir:
- Probablemente no-
- ¡Muy bien! – dijo la maestra.
Tomó otra bolsa que contenía arena, y la echó en el jarro. La arena, se acomodó en el
espacio que quedaba entre las piedras grandes y las chicas.
- ¿Está lleno ahora?-
- ¡¡No!! – dijeron a coro.
- ¡Muy bien!
Vació entonces, en el frasco, el contenido de una jarra de agua que tenía de antemano en
el escritorio
- Ahora sí, ¿Está lleno verdad?
- ¡Sí!- dijeron los alumnos
- ¿ Y cual creen que es la enseñanza de esta demostración?

Ante el silencio de todos, explicó:


- La enseñanza es, que si no ponen las piedras grandes primero, no podrán ponerlas
nunca. En nuestra vida, las piedras más importantes, las que deben ocupar el
primer lugar son: la fe, la familia, y la educación.
Por favor, piensen muy bien, y no pongan primero las que deben ir al último.

Adaptación de Mirta Pedalino Autor desconocido

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Valor Absoluto: RECTITUD
Valor Relativo: TRANSFORMACIÓN
Edad sugerida: DESDE 10 AÑOS

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO

Un científico que vivía preocupado por lo mal que estaba el mundo, se pasaba horas
trabajando en su laboratorio. Investigaba las enfermedades, tanto físicas, como las
psíquicas.
Su tarea era muy importante, y le ocupaba todo su tiempo. Su hijo, le pedía que juegue
con él, y el científico prometía hacerlo, y realmente lo deseaba, pero su trabajo lo
absorbía tanto que no cumplía con su promesa.
Un día el niño, se presentó en el laboratorio y reclamó a su padre que cumpliera, y lo
llevara al parque a jugar a la pelota.
El científico, como siempre, estaba en medio de un experimento que no podía abandonar.
Buscó con que entretener a su hijo, hasta que concluyera su trabajo. Encontró sobre el
escritorio un mapa del mundo, y lo recontó en muchos pedazos.
- Mira hijo.- dijo el hombre – Me falta muy poco para llegar a una conclusión.
Mientras tú armas este rompecabezas, yo terminaré y podremos salir a jugar.
- ¿Me prometes que en cuanto arme el rompecabezas me llevarás al parque?
- Lo prometo – dijo el padre, calculando que la tarea era difícil, y le llevaría su
tiempo
- ¡Viva! Gritó el niño, e inmediatamente se enfrascó en la tarea.
A los 10 minutos, con una gran sonrisa, dijo a su padre
- ¡Ya está! – mostrándole el mapa perfectamente armado
- ¡¿Ya lo armaste?! – Dijo el padre no pudiendo creer lo que veía.-¿Cómo lo hiciste?
- Muy fácil, - dijo el niño- di vuelta la hoja y del otro lado había la foto de un
hombre todo roto y desarreglado, arreglé el hombre y el mundo se arregló solo.
- ¡Si los grandes enfrentáramos cada problema con la sencillez con que los niños ven
todo, ya habríamos logrado arreglar el mundo!
Se sacó el guardapolvo, tomó a su hijo de la mano, y salió feliz hacia el parque.

Adaptación: Mirta Pedalino Se desconoce el autor

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Valor Absoluto: VERDAD
Valor Relativo: ATENCIÓN – CONCENTRACIÓN
Edad sugerida: DESDE 10 AÑOS

EL MUY DISTRAÍDO

La señora planchaba la ropa al lado de la mesa del teléfono. Sonó el timbre de la puerta,
apoyó la plancha, y salió a atender.
En el mismo momento, sonó el teléfono. Su esposo estaba muy concentrado en un
partido de fútbol que pasaban por televisión.
-Querido, atiende el teléfono por favor.- dijo dos veces.
Por fin se levantó él, sin dejar de mirar la pantalla, y tomando la plancha la apoyó en su
oreja.
Al día siguiente, sale a la calle, con sus dos orejas quemadas, encuentra un amigo que le
pregunta.
-¿Qué te ha pasado hombre?
- Mi mujer dejó la plancha enchufada al lado del teléfono. Sonó y por error tomé la
plancha -
-Ya veo, Pero y ¿la otra oreja?
-El señor, que llamó equivocado, volvió a llamar.

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Valor Absoluto : RECTITUD
Valor Relativo : APROVECHAMIENTO DEL TIEMPO
Edad Sugerida: DESDE 10 AÑOS

ABRAHAM LINCOLN NIEGA UN PRÉSTAMO

Abraham Lincoln escribió esta carta a su hermanastro John D Johnston, quien le había
escrito a Lincoln, que estaba en bancarrota, y sufría aprietos financieros en su granja y
necesitaba un préstamo. Sin embargo, Lincoln pensaba ,que toda dificultad, radica en el
hábito de desperdiciar el tiempo, y que es mas importante adoptar el hábito de trabajar,
que obtener un préstamo.

24 de Diciembre de 1848
Querido Johnston:
No creo que sea conveniente, que cumpla con tu requerimiento de darte ochenta dólares.
En diversas ocasiones, cuando te he ayudado un poco, me has dicho, que con eso te
arreglarías, pero al poco tiempo te has encontrado nuevamente en las mismas
dificultades. Esto sólo puede obedecer a un defecto de tu conducta. Creo saber cual es ese
defecto. No eres perezoso, pero eres amante del ocio. Desde que te he visto, dudo que
hayas consagrado un día entero al trabajo. No te disgusta demasiado el trabajo, pero no
trabajas demasiado, simplemente porque no crees que puedas ganar mucho con ello.
Toda la dificultad radica en ese hábito de desperdiciar el tiempo, es muy importante para
ti, y más aún para tus hijos, que rompas con ese hábito. Es más importante para ellos
porque tienen más vida por delante, y les resultará más fácil evitar el hábito del ocio,
antes de adquirirlo, que renunciar a él después.
Ahora necesitas dinero urgente, y mi propuesta es que vayas a trabajar, con el mayor
empeño, para alguien que te de dinero por ello.
Que tu padre y tus hijos se encarguen de la casa y de todo lo que concierne a la siembra,
mientras tú vas a trabajar por el mejor sueldo que consigas, o por el mejor modo de
cancelar tus deudas. Y para asegurarte una justa recompensa por tu labor, ahora te
prometo que por cada dólar que obtengas por tu trabajo, entre el corriente día y el
primero de mayo, sea en constante y sonante, o en descuentos de tu deuda, te daré otro
dólar.
De esta manera si te contratan a diez dólares mensuales, obtendrás de mi otros diez
dólares, ganando veinte dólares mensuales por tu trabajo. Con ello no quiero decir que
vayas a St.Louis, a las minas de plomo, ni a las minas de oro de California, sino que
busques la mejor remuneración que puedas obtener cerca de tu hogar, en Coles County.

Si haces esto, pronto saldrás de tus deudas, y lo que es mejor, adquirirás un hábito que te
impedirá endeudarte de nuevo. Pero si ahora te ayudo a salir del atolladero, el año
próximo estarás en similares aprietos.
Dices que casi estarías dispuesto a cambiar tu lugar en el cielo, por setenta u ochenta
dólares. Entonces valoras en muy poco tu lugar en el cielo, pues sin duda con mi
ofrecimiento puedes obtener los setenta u ochenta dólares en cuatro o cinco meses de

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trabajo. Dices que si te entrego el dinero escriturarás la tierra a mi nombre, y que si no
devuelves el dinero me cederás la posesión.
¡Pamplinas! Si ahora no puedes vivir con la tierra, ¿cómo vivirás luego sin ella? Siempre
has sido amable conmigo, y no quiero ser rudo contigo. Al contrario, si sigues mi
consejo, lo encontrarás más valioso que ocho veces ochenta dólares.

Afectuosamente
Tu hermano
Abraham Lincoln

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Valor Absoluto: RECTITUD
Valor Relativo: APROVECHAMIENTO DEL TIEMPO
Edad sugerida: DESDE 10 AÑOS

MONEDAS

Federico se despertó, se bajó de la cama, y al dirigirse hacia la puerta, tropezó con algo.
Después de decir: - ¡Ay, ay, ay! ¡ Mi dedito, mi dedito!- se preguntó - ¿Con qué tropecé?
¿Qué me olvidé en medio de mi cuarto?
Encendió la luz, y miró. - ¿Un cofre? - ¿De donde podía haber aparecido esto?
Sin más trámite, se dispuso a abrirlo. ¡Estaba lleno de monedas de $ 1! También había
una nota. La leyó.

Querido Federico:
Este cofre contiene $ 86.400. - en monedas de $ 1. - Te lo aclaro para
evitarte la molestia de tener que contarlas. Son tuyas, podés gastar lo que quieras. Esta
noche retiraré este cofre, con las monedas que no hayas gastado, y mañana encontrarás
un nuevo cofre con otras 86.400 monedas.
Cada día, repetiré la acción de retirar el cofre con lo que no hayas
gastado, y al día siguiente volveré a poner uno nuevo lleno.
Espero que sepas invertir muy bien este tesoro.
Merlín El Mago.

Federico, loco de alegría, revoleaba monedas al aire, mientras pensaba en todo lo que
compraría en el quiosco de la escuela. Después se dio cuenta de que era mucho dinero y
se dispuso a hacer una lista de cosas. Pensó en un lavarropas para mamá, en las gomas
del auto de papá que estaban bastante gastadas, en una bicicleta para ir a la escuela.........
La lista se terminó cuando sonó el despertador y se dio cuenta que todo había sido un
sueño.
Está bien pensó, era demasiado hermoso para ser cierto. Se apuró a higienizarse y
vestirse para no llegar tarde al colegio. Durante el desayuno le contó el sueño a su mamá.
Ella le dijo:
- Los sueños a veces, tienen un mensaje importante, estate atento todo el día y
podrás descubrirlo.-
Llegó al colegio y en la primera hora estudiaron matemáticas. La maestra habló de las
horas que tiene un día, de los minutos que tiene una hora y de los segundos que hay en un
minuto.
24 horas del día, por 60 minutos que tiene cada hora, resultan 1.440. minutos. Cada
minuto tiene 60 segundos, por lo tanto al día vivimos 86.400 segundos.
Federico no salía de su asombro la misma cantidad, que las monedas de su sueño.
Cuando volvió a casa, le contó a mamá la coincidencia, y le pidió que le ayudara a
descifrar el mensaje.
-Recuerda que la nota que encontraste en el cofre, decía que retiraría el cofre con las
monedas que no gastaste.- dijo la mamá- ¿Dónde están los segundos de nuestros días que
usamos para pelear, mirar malas películas en TV., o cualquier otra cosa , que sabemos
que no sirve, o nos hace menos humanos, menos amorosos?
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- Se van y no vuelven más- respondió Federico
- Exacto hijo, acabas de descifrar tu sueño. ¡Te felicito!
- ¡Es cierto mamá! ¿Sabes lo triste, que estaba Lucas cuando repitió? ¡Ya no podrá
venir al viaje de egresados con nosotros!
- ¡Ese es el valor de un año! Ahora, ¿Te imaginas lo que significa, que un bebé nazca
un mes antes de completar su gestación, tanto para el como para su mamá?
- ¡Mami, mami,! ¿Y perder un tren por un minuto?
- ¡Ay, que feo! ¿Y que te parece, perder por una milésima de segundo la medalla de
oro en las Olimpíadas?
- ¡Si que es importante valorar el tiempo!
- ¡Ya lo creo hijito! ¿Será por eso que a un regalo se le dice presente?
- ¡Claro, vivir el hoy, el presente, es un regalo maravilloso!
- ¿Y como se aprovecha mejor este regalo llamado tiempo?¡ Piensa Federico!
Abrazando fuerte a su mamá, Federico contestó:
- ¡¡¡ En buena compañía!!!!!!

Adaptación de Mirta Pedalino

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Valor Absoluto: VERDAD
Valor Relativo: CAPACIDAD DE OBSERVACIÓN
Edad Sugerida: DESDE 12 AÑOS

LA SUPOSICIÓN

Tres sabios de un lejano país, emprendieron un largo viaje de aprendizaje, porque, a pesar
de ser considerados por todos, muy sabios, eran lo bastante humildes, para reconocer, que
no lo sabían todo.
Pensaron que un viaje, les permitiría conocer nueva gente, y ampliar sus conocimientos.
Anduvieron muchos y largos caminos, hasta que llegaron a un país, que sabían por
referencia, era más desarrollado que aquel del que venían.
Al acercarse a la primera ciudad, divisaron a lo lejos un rascacielos.
¿Qué podría ser ese enorme objeto? – Se preguntaron.
La respuesta más obvia, habría sido: “Vayan allá y averígüenlo”.
Pero, eso podría ser peligroso. ¿Y si aquella cosa explotaba, cuando se acercaran a ella?
Era más prudente, decidir qué era antes de acercarse.
Expusieron y examinaron varias teorías. Pero sus experiencias, no les permitía, siquiera
imaginar de que se trataba.
Por fin decidieron, que el objeto en cuestión, fuera lo que fuera, dado su tamaño, debería
haber sido puesto allí por gigantes.
Aquello les llevó a la conclusión, de que sería más seguro evitar aquel país.
De manera que regresaron a su país , contentos de haber añadido, una más a su cúmulo
de experiencias.

Adaptación Fuente: “La oración de la rana” Atoni de


Mello

55
Valor Absoluto: VERDAD
Valor Relativo: AUTOCONFIANZA
Edad sugerida: DESDE 12 AÑOS

UN ASUNTO DE RANAS

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo
profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan
hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se
debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y
siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían
insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente una de las ranas puso atención a
lo que las demás le decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continúo saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud
de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron:
¿No escuchaste lo que te decíamos? La rana le explicó que era sorda. Ella pensó que las
demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

"Una palabra tiene el poder de salvar o hundir una vida...cuidemos lo que


decimos
y oímos".

"Esfuérzate en ser feliz, y si de corazón crees que estás en lo correcto, se


SORDO"

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: SOLIDARIDAD
Edad Sugerida: DESDE 12 AÑOS

SEAMOS MÁS GANSOS

En el otoño cuando veas los gansos, dirigiéndose al norte para pasar el invierno, fíjate
que vuelan formando una V. Tal vez, te interese saber, lo que la ciencia descubrió acerca
del por qué vuelan de esa forma.
Se ha comprobado, que cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el
aire
que ayuda al pájaro que va adelante. Volando en la bandada completa aumenta más su
poder que si volara solo.

Las personas que comparten una dirección común, pueden llegar a donde deseen más
fácil y rápidamente, porque van ayudándose mutuamente.

Cada vez que un ganso se sale de la formación, siente inmediatamente la resistencia del
aire
Se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente vuelve a la formación para
beneficiar el poder del compañero que va adelante.

Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso, nos mantendríamos con aquellos que


se dirigen en nuestra misma dirección

Los gansos que van detrás, graznan para alentar a los que van adelante a mantener la
velocidad.

Una palabra de aliento produce grandes beneficios

El ganso que va adelante es el que hace el mayor esfuerzo, por ello cada tanto rota con
uno de los que van atrás.

Es bueno compartir el liderazgo, para que no sea siempre el mismo quien asuma la mayor
responsabilidad

Finalmente cuando un ganso se enferma o cae herido, otros dos gansos salen de la
formación, y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan acompañándolo, hasta que
esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muera, y solo entonces los dos
acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo.

Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del


otro ayudándonos y acompañándonos

MORALEJA
Seamos más gansos.
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Incompetencia inconsciente ......No sabe y no sabe que no sabe (necio)
Incompetencia consciente -........No sabe y sabe que no sabe (ignorante)
B u s q u e d a..............................................................................
Competencia consciente............Conocimiento (piensa- siente – actúa)
Competencia supra-consciente... Sabiduría (Testigo interno) Intuición

bueno
Pensamiento.......genera..................sentimiento
malo
sentimiento.........promueve........... acción

acción ................fija........................hábito

hábito.............establece ...................carácter

carácter...........define........................destino.

Pensamiento : se controla con oración, repetición del nombre, meditación y


fundamentalmente servicio y límite a los deseos, práctica de Valores Humanos.
Formar un testigo interno. Se puede poner en lugar del otro, y sentir lo que siente.
Desde esta segunda posición verme a mi mismo.
Tercer posición ver que vínculo establezco con el otro, observando interactuar a ambos.
Para nosotros el testigo es Swami, para otros su maestro, Buda, Jesús. Es la forma que le
damos a nuestra conciencia-
Nasrudim

Los que saben cuéntenle a los que no saben, cuales son las 5 D

¿Qué se logra practicando las 5 D?

¿Qué es un líder?

¿Quién es confiable? 3 C (3 H) auto auto, guiar desde atrás, y desde adelante

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: AUTOCONFIANZA
Edad Sugerida: DESDE 12 AÑOS

LA ACTITUD

Jerry era una persona encantadora. Siempre estaba de buen humor, siempre tenía algo
positivo que decir.
Su trabajo de gerente de restaurante, le permitía estimular con su trato, tanto a clientes
como a empleados.
Era un motivador natural, si un empleado tenía un mal día, él siempre sabía como hacer y
que decirle, para que vea el lado positivo de la situación.
Ver este estilo de vida, me causó curiosidad, así que un día busqué a Jerry, y le pregunté:
- No lo entiendo, no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. ¿Cómo lo
haces?
Jerry me respondió:
- Cada mañana, al despertar, me digo a mí mismo”Jerry, tienes dos opciones el día de
hoy, estar de mal humor, o estar de buen humor. Escojo estar de buen humor
Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de
ello. Escojo aprender de ello.
Cada vez, que alguien viene a mi casa para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo
señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida”
- Si, claro, pero no es tan fácil... – protesté.
- Si, lo es – dijo Jerry – Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo
demás, cada situación es una elección. Tu eliges como reaccionar a cada situación.
Tu eliges como las personas afectarán tu estado de ánimo. Tu eliges estar de buen
humor o de mal humor. En resumen, tu eliges COMO VIVIR LA VIDA.
Reflexioné en lo que Jerry me dijo. Poco tiempo después, cambié de trabajo y dejé de
verlo. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Jerry, cuando tenía que hacer
una elección en la vida, en lugar de reaccionar a ella.
Varios años más tarde, me enteré que Jerry hizo algo, que nunca debe hacerse en un
negocio de restaurante. Dejó la puerta de atrás abierta, y fue asaltado por tres ladrones
armados.
Mientras era obligado a abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo,
resbaló de la combinación.
Los asaltantes, sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Jerry fue encontrado
relativamente pronto, y llevado de emergencia al hospital. Estuvo 18 horas en cirugía, y
semanas en terapia intensiva, por fin fue dado de alta.
Me encontré con él, seis meses después, su buen humor no se había alterado.
- ¿Qué pasó por tu mente en el momento del asalto? – le pregunté
- Primeramente, que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba
tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones. Podía elegir vivir o podía elegir
morir. Elegí vivir.
- ¿No sentiste miedo?
- Los médicos y enfermeras no dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero sus caras
de preocupación decían otra cosa: Es hombre muerto.
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- ¿Qué hiciste entonces?
- Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y respirando
profundo, grite: ¡ Sí, a las balas! Ellos comenzaron a reír, entonces agregué,
¡¡¡ ESTOY ESCOGIENDO VIVIR, ASÍ QUE OPÉRENME COMO SI ESTUVIERA
VIVO, NO MUERTO!!!
Jerry vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo, por su asombrosa actitud.
Aprendí de él, que cada día, tenemos la elección de vivir plenamente. La actitud, al
final, lo es todo.

Se desconoce el autor.

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Valor Absoluto: NO VIOLENCIA
Valor Relativo: SABIDURÍA
Edad Sugerida: DESDE 12 AÑOS

EL TEMIDO ENEMIGO

Había una vez, en un reino muy lejano, un rey al que le gustaba mucho sentirse
poderoso. Su deseo de poder no se satisfacía con tenerlo, necesitaba que todos lo
admiraran por ser poderoso. Por eso, siempre preguntaba a cortesanos y sirvientes,
quien era el más poderoso del reino.
A pesar de que les daba temor contestarle con la verdad, ellos lo hacían e
invariablemente contestaban.
- Alteza, eres muy poderoso, pero tú sabes, que el mago tiene un poder que nadie
posee: Él conoce el futuro.
(En aquel tiempo, filósofos, alquimistas, pensadores, religiosos y místicos eran llamados
en general, “magos”)
El rey estaba muy celoso del mago, pues no solo tenía fama de ser bueno y generoso,
sino que el pueblo entero lo amaba.
No sentían lo mismo por le rey. Quizás porque necesitaba demostrar que era él quien
mandaba, no era justo, ni ecuánime, y mucho menos bondadoso.
Un día cansado de que la gente contara lo poderoso y querido que era el mago, o
motivado por esa mezcla de celos y temores, que genera la envidia, el rey preparó un
plan.
Organizaría una gran fiesta, a la cual invitaría al mago. Después de la cena, pediría la
atención de todos. Llamaría al mago el centro del salón, y delante de todos, le
preguntaría si era cierto que sabía leer el futuro. El invitado tendría dos posibilidades,
decir que no, defraudando así la admiración de los demás, o decir que sí, confirmando el
motivo de su fama.
El rey estaba seguro que escogería la segunda posibilidad. Entonces, le pediría que le
dijera la fecha en la que el mago del reino iba a morir. Este daría una respuesta, no
importaba cual. En ese mismo momento, el rey planeaba sacar su espada y matarlo.
Conseguiría con eso dos cosas de un solo golpe: la primera deshacerse de su enemigo
para siempre; la segunda, demostrar que el mago no había podido adelantarse al futuro,
ya que se había equivocado en su predicción. Se acabarían en una sola noche, el mago y
el mito de sus poderes.
Muy pronto el día del festejo llegó. Después de la cena, el rey hizo pasar al mago al
centro del salón y le preguntó:
- ¿Es cierto que puedes leer el futuro?
- Un poco – dijo el mago.
- Entonces, quiero que me des una prueba – dijo el rey - ¿Qué día morirás? ¿Cuál es la
fecha de tu muerte?
El mago sonrió, lo miró a los ojos y no contestó.
- ¿Qué pasa mago? – dijo el rey sonriente - ¿No lo sabes? ¿No es cierto que puedes ver
el futuro?
- No es eso – dijo el mago – pero lo que sé, no me animo a decírtelo.

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- ¿Cómo que no te animas? – dijo el rey – Yo soy tu soberano y te ordeno que me lo
digas. Debes darte cuenta que es muy importante para el reino, saber cuando
perderemos a sus personajes más eminentes. Contéstame pues, ¿Cuándo morirá el
mago del reino?
Luego de un tenso silencio, el mago lo miró y dijo:
- No puedo precisarte la fecha, pero sé que el mago morirá exactamente, un día antes
que el rey.......
Durante unos instantes, el tiempo se congeló. Un murmullo corrió por entre los invitados.
El rey siempre había dicho que no creía en los magos ni en las adivinaciones, pero lo
cierto es que no se animó a matar al mago.
Lentamente el soberano bajó los brazos y se quedó en silencio. Se dio cuenta que su odio
había sido su peor consejero.
- Alteza, te has puesto pálido. ¿Qué te sucede? – preguntó el mago.
- Me estoy sintiendo mal – contestó el rey – voy a ir a mi cuarto, te agradezco que
hayas venido.
Confuso y silencioso, se encaminó a sus habitaciones. El mago era astuto, había dado la
única respuesta que evitaría su muerte. ¿Habría leído su mente?
La predicción no podía ser cierta. Pero....¿Y si lo fuera?
Estaba aturdido. Se le ocurrió que sería trágico que le ocurriera algo al mago, camino a
su casa.
El rey volvió sobre sus pasos, y dijo en voz alta.
- Mago, eres famoso en el reino por tu sabiduría, te ruego que pases la noche en
palacio, pues debo consultarte, por la mañana sobre algunas decisiones reales.
- ¡Majestad! Sería un gran honor... – dijo el mago, con una reverencia.
El rey dio ordenes que acompañaran y custodiaran al invitado, para asegurarse de que
nada le pasara.
Esa noche, el soberano, no pudo conciliar el sueño. Estuvo inquieto pensando en la
seguridad del mago.
Bien temprano en la mañana, golpeó en las habitaciones del invitado.
Él nunca había pensado en consultar ninguna de sus decisiones, pero necesitaba una
excusa para ir a ver al mago.
La respuesta que recibió fue correcta, creativa y justa.
El rey pidió a su invitado que se quedara un día más, para hacer otras consultas.
(Obviamente el rey sólo quería asegurarse de que nada le pasara)
El mago aceptó. Así todos los días, el rey iba a las habitaciones del mago a consultarlo, y
comprometerlo por un día más.
No pasó mucho tiempo, antes que el rey notara, que los consejos de su nuevo asesor, eran
siempre acertados, y terminara casi sin notarlo, teniéndolos en cuenta en cada una de
sus decisiones.
Pasaron los meses y luego los años. Y como siempre...estar cerca del que sabe, vuelve al
que no sabe, más sabio.
Así fue, el rey fue volviéndose poco a poco, más y más justo.
Empezó a comprender, que la humildad también podía tener sus ventajas.
Empezó a reinar de una manera más sabia y bondadosa.
Y sucedió que su pueblo empezó a quererlo, como nunca lo había querido antes.

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El rey ya no iba a ver al mago, investigando su salud. Iba realmente para aprender. Para
compartir una decisión o simplemente para charlar. Así llegaron a ser grandes amigos.
Después de más de cuatro años, el rey recordó, que este hombre, a quien consideraba
ahora su mejor amigo, había sido su más odiado enemigo.
Recordó el plan que había ideado para matarlo, y se dio cuenta que no podía seguir
manteniendo el secreto, sin sentirse un hipócrita.
El rey fue a ver al mago, y le dijo:
- Hermano mío, tengo algo que contarte que me oprime el pecho.
- Dime – dijo el mago – y alivia tu corazón.
- Aquella noche, cuando te invité a cenar y te pregunté sobre tu muerte, yo no quería
en realidad saber sobre el futuro. Planeaba matarte, cualquiera fuera tu respuesta. Quería
que tu muerte inesperada terminara con tu fama de adivino. Te odiaba porque todos te
amaban. ... Estoy tan avergonzado.
Hoy he sentido que no puedo seguir ocultándote mi infamia. Necesité decirte esto, para
que tu me perdones o me desprecies, pero sin ocultamientos.
El mago lo miró y dijo:
- Has tardado mucho tiempo en poder decírmelo, pero de todas maneras me alegra que
lo
hayas hecho, porque es lo único que me permitirá decirte que ya lo sabía.
Cuando me hiciste la pregunta y acariciaste con la mano el puño de tu espada, fue tan
clara tu intención, que no hacía falta ser adivino para darse cuenta de lo que pensabas
hacer. – el mago sonrió y puso su mano en el hombro del rey – Como justa
devolución
a tu sinceridad, debo decirte que yo también te mentí ... Te confieso que inventé esa
absurda historia de mi muerte antes de la tuya Sólo quería darte una lección. Una
lección que recién hoy estás en condiciones de aprender, quizás la más importante
cosa
que te haya enseñado

“VAMOS POR EL MUNDO ODIANDO Y RECHAZANDO ASPECTOS DE LOS


OTROS Y HASTA DE NOSOTROS MISMOS, QUE CREEMOS DESPRECIABLES,
AMENAZANTES O INÚTILES... Y, SIN EMBARGO, SI NOS DAMOS TIEMPO,
TERMINAMOS DÁNDONOS CUENTA DE LO MUCHO QUE NOS COSTARÍA
VIVIR SIN AQUELLAS COSAS QUE EN UN MOMENTO RECHAZAMOS”

Tu muerte, amigo mío, llegará justo, justo el día de tu muerte, y ni un minuto antes.
Es importante que sepas que yo estoy viejo, y mi día seguramente se acerca. No hay
ninguna razón para pensar que tu partida debe estar atada a la mía. Son nuestras vidas
las que se han ligado, no nuestras muertes.
El rey y el mago se abrazaron y festejaron brindando por la confianza que cada uno sentía
Por esa relación que habían sabido construir juntos...
Cuenta la leyenda, que misteriosamente, esa misma noche, el mago murió durante el
sueño.
El rey se enteró el día siguiente, y se sintió desolado.
No estaba angustiado por la idea de su propia muerte, había aprendido del mago a
desapegarse hasta de su permanencia en este mundo.
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Estaba triste por la muerte de su amigo.
¿Qué coincidencia extraña había hecho que el rey, le pudiera contar esto al mago, justo la
noche anterior a su muerte?
Tal vez, de alguna manera desconocida, el mago había hecho que él pudiera decirlo, para
quitarle la fantasía de morirse un día después.
Un último acto de amor, para librarlo de sus temores de otros tiempos.
Cuentan que el rey, con sus propias manos, cavó en el jardín, bajo su ventana, una tumba
para su amigo el mago.
Enterró allí su cuerpo, y lloró como sólo se llora la pérdida de los seres más queridos.
Cuenta la leyenda.... que esa misma noche ... veinticuatro horas después de la muerte del
mago, el rey murió mientras dormía...... quizás por casualidad.....quizás por dolor.....
Quizás para confirmar la última enseñanza de su maestro.

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Valor Absoluto: NO VIOLENCIA
Valor Relativo: TRANSFORMACIÓN
Edad sugerida: DESDE 12 AÑOS

LOS SIETE COLORES

Esta es la historia de una caja de pinturas especial, como nunca hubo otra, pero mejor
será comenzar la historia por el principio: Germán era un niño muy inquieto e
imaginativo, con bondad y curioso.
El relato comienza el día que decidió subir al cuarto de las cosas antiguas y olvidadas
para investigar.
Ese día Germán estaba más inquieto y curioso que bondadoso e imaginativo, además
estaba solo en su casa. Si subió porque no estaban sus padres, o porque lo empujaron las
dos cualidades nombradas, eso no está muy claro.
Cuando era más chico subía acompañado por alguna persona mayor porque el cuarto le
daba un poco de miedo, pero ahora había cumplido sus 7 años y se sentía grande y fuerte,
tal vez por eso decidió subir solo.
No vayan a creer que esta fue una decisión tomada de un día para el otro, no.
Primero surgió el recuerdo de las anteriores visitas “guiadas”, que terminaban cuando la
situación se ponía más interesante: generalmente en el momento en que estaba disfrazado
con el uniforme de algún tío lejano del padre y descubría en un bolsillo secreto un papel
arrugado, o una moneda antigua, en ese preciso momento terminaba la limpieza y lo
obligaban a bajar dejando inconclusa su investigación.
Pensándolo mejor, talvez fue este recuerdo el que lo empujó para que subiera solo. No,
esta no era una visita improvisada, venía preparándola desde unos días atrás y buscaba el
instante adecuado, bueno, buscaba el momento en que padre, madre y hermana mayor
salieran juntos de la casa y quedara él como único dueño del lugar.
Cuando llegó el momento preciso, el de la situación ideal, buscó en el cajón donde su
madre guardaba las llaves hasta que encontró lo que necesitaba.
También buscó un plumero y lo empuñó fuertemente con la mano derecha, para quitar el
polvo y por las dudas. Hernán no era un chico de esos que puedan ser tomados
desprevenidos.
Por fin subió, eso sí, antes miró a un constado y al otro, también miró hacia atrás y hasta
corrió a desconectar el teléfono, así estaba seguro de que no sería molestado.
Primero la llave no daba vueltas, hasta que luego de forcejear un rato, la puerta se abrió.
Había poco polvo y la habitación estaba iluminada por un rayo de luz que entraba por la
ventana
El viejo encanto que ejercía esa habitación en el niño, revivió. Parecía una mezcla de
sastrería teatral, mapoteca del colegio, bazar antiguo y gabinete de barco, todo a la vez,
confabulado para consumar el hechizo.
Se propuso revisar con método, comenzar por los estantes altos y luego ir bajando.
Enseguida desechó la idea por la simple razón que no alcanzaba esas alturas, ni aún
subido a una silla. Dejó el método para mejor ocasión, olvidado ante las maravillas que
se presentaban ante sus ojos. era todo más lindo de lo que recordaba, probablemente
porque al ser más grande podía apreciar el valor de cada objeto depositado ahí por años
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Sombreros con plumas de avestruz, un tucán embalsamado, el cofre repleto de trajes de
hombres y mujeres de otras épocas, anteojos con mucho aumento, un cubilete con dados
amarillentos, discos grandes de tangos y óperas (qué bueno que ahora sabía leer), zuecos
y botas de lluvia de algún marino. Hasta que la vio. No recordaba haberla visto antes.
Una vieja máquina de escribir en el estante del aparador, rodeada de libros gordos. Subió
a una silla e iba a apretar una tecla cuando reparó en que tenía colocado un papel con
algo escrito. Leyó:

Dejo mis lápices de colores a mi nieto recién nacido, Germán.


Firmado: Valentín

- Valentín... ¿Valentín?
Recordó que ese era el nombre de su abuelo. El corazón latía apurado, luego de la firma
había una fecha. Notó que era el día de su cumpleaños, es más, era exactamente el día de
su nacimiento.
Se imaginó chiquito, un bebé en brazos de su madre, visitando la tumba de su abuelo y
recordó las veces que lo descubrió en fotografías de otros tiempos, con barba y ojos
claros, sonriendo siempre.
Volvió a leer: “Dejo mis lápices de colores a mi nieto recién nacido, Germán... Valentín”
Y eso qué quería decir. Qué lápices de colores, Por qué no se los habían dado, o ni
siquiera le avisaron.
- Ya sé, seguro que no me avisaron porque nunca encontraron los lápices. O porque
yo era muy chiquitito y no sabía escribir. Los tengo que encontrar, los busco ahora
mismo.
En ese momento, Germán estaba más imaginativo que inquieto, curioso o bondadoso.
También estaba muy agitado...
Un ruido como un trueno le hizo volver la cabeza, alzó la vista y casi se cae de la
impresión: ¡Alguien se le tiraba encima para atacarlo!
- ¡Mi espada!
Se hizo a un lado saltando de la silla como en las películas y el atacante se estrelló contra
el suelo. Lanzó un grito feroz a la vez que empuñaba la espada para repeler el ataque, el
rostro colorado, un hilo de saliva corriendo por el costado de la boca y un sudor frío que
subía por la espalda, una mueca agresiva cambiaba la expresión de su cara y todo su
cuerpo se había convertido en una máquina...
Bueno, en honor a la verdad a esta altura de la historia hay que hacer un alto y contar las
cosas como son, o como fueron: Un Germán todo colorado lloraba sentado en el suelo,
mientras que con el plumero propinaba golpe tras golpe... al maniquí caído.
Continúa el relato: se incorporó, soltó la espada, (bueno no hay que ser tan estricto) tragó
saliva, limpió su nariz con la manga del pulóver, se recompuso en la dignidad de nieto
heredero y pudo sonreír.
- Pero si era un maniquí, seguro que estaba apoyado en la máquina de escribir y yo
mismo lo moví. Je, je, je.
Con esa falsa risita que pretendía ocultar su vergüenza, volvió a lo suyo.
- ¡Mis lápices de colores! Pero cómo los encuentro. ¿Por qué no me dejó alguna
pista, por donde empiezo a buscar?

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Se dedicó a revolver y revolver, nada por acá, nada por allá. Mejor dicho, encontraba
toda clase de maravillas pero no lo que buscaba. Encontró tijeras oxidadas, un antifaz
dorado, un traje de marinero, un trompo de lata, una careta y los lápices seguían sin
aparecer. Colocó una caja de madera sobre la silla para alcanzar los estantes altos y
también hurgó en las alturas: latas que habían contenido té de Ceilán (y eso que será) un
farol sin bombilla, ¡boleadoras! Las arrebató del estante y bajó al suelo de un salto.
- Chan chan chan, charachachán chan chan, chan chan chan.
Germán canturreaba y bailaba el malambo a la vez que intentaba mover las boleadoras
como había visto hacer a los gauchos en televisión.
Chan chan chan y… ¡CHUN!
Como era de esperar en estos casos, una de las bolas manejada torpemente por el gaucho-
malambeador- aprendiz, en lugar de dar una graciosa vuelta por los aires fue a parar a la
cabeza de Germán, ya que de eso se trataba el CHUN
Un Germán bastante destruido en lo físico y el ego, masajeaba la cabeza que ya dejaba
asomar un insolente bulto morado.
Tenía calor, estaba cansado y dolorido, y con un chichón nuevo. Sus manos estaban
sucias, buscó algo para limpiarlas, abrió un cajón, revolvió y :
- ¡ACA ESTÁN, SON ESTOS, LOS ENCONTRÉ!
Era una caja antigua que tenía dibujado un arco iris y algo escrito. Leyó:
Los siete colores de la vida. Úsense con precaución. Ver las instrucciones.
Abrió la caja. Aparecieron los 7 colores más brillantes que jamás había visto. Observó
que no tenían madera, eran sólo eso: colores luminosos. Tomó con cuidado el azul y
recordó “ver las instrucciones”. Buscó en la caja y encontró un papel amarillento, bien
doblado, que decía:

Instrucciones

Estos 7 colores aceptan un solo dueño por vez y pasarán de abuelo a nieto,
únicamente bajo las siguientes condiciones:

Si con esfuerzo y gran VOLUNTAD


un día domingo quieres pintar
utiliza el azul color del poder
y emprende el trabajo con toda la FE.
Deja el día lunes para el dorado
el de la SABIDURÍA, tesoro preciado.
El martes usa el rosa, color del AMOR
y haz de él tu amo, único señor
Para el miércoles deja el blanco
color de PUREZA, el máximo encanto
El verde esmeralda para el día jueves
con él SANARÁS a quien desees.
Y si es tu anhelo alcanzar FORTUNA
con naranja un viernes pinta sin duda.
Queda el día sábado y el color violeta
para CAMBIAR tu vida y borrar el dolor
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en todo el planeta.

Los 7 colores pueden usarse en otro día de la semana, pero su efecto será menor. Si
son utilizados de manera incorrecta desaparecerán inmediatamente. Cada color se
activa en el corazón de la persona que lo necesite.

Germán se sentó en el suelo. Miles de ideas iban y venían en su cabeza. Lo raro era que
no le sorprendía lo que había leído. Era como recordar algo ya conocido.
Guardó el color azul y el papel con las instrucciones. Acomodó la caja entre su pantalón
y la remera. Recogió el plumero. Le mandó un beso con el pensamiento al abuelo
Valentín. Le dijo ¡GRACIAS! Cerró la puerta con llave y bajó.
No queda muy en claro el uso que Germán dio a la caja de colores. Se dice que un día
regaló sus juguetes a unos chicos y parece que ese día era martes. También se sabe que le
gustaba imaginar un mundo sin guerras, sin hambre, ni pobreza y que además de
imaginarlo disfrutaba compartiendo con su amigos, se comenta que la alegría volaba
libre como un pájaro y subía y crecía y ... cuentan que esto sucedía los sábados...
En fin, que se dicen muchas cosas sobre Germán, lo cierto es que muchos de sus amigos
también empezaron a pintar sus vidas con colores. Y parece que para que pasen estas
cosas los lápices mágicos no hacen falta...

Marta Fleischer

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Valor Absoluto: AMOR
Valor Relativo: FE
Edad sugerida: DESDE 12 AÑOS

LOS TRES ANCIANOS

Una mujer salía de su casa cuando vio a tres ancianos sentados a pocos metros de la
entrada. Pensó que no los conocía, pero se interesó en ellos, pues podrían tener hambre.
Se acercó y les ofreció algo de comer.
- ¿Se encuentra el dueño de casa?- preguntaron
- No – respondió la mujer.
- En ese caso aguardaremos que regrese – respondieron
Por la tarde, el hombre regresó de su trabajo. La esposa, le contó lo ocurrido, entonces el
hombre le dijo:
- Ve a decirles que estoy en casa. Invítalos a pasar.
La mujer así lo hizo, pero ellos le respondieron:
- No podemos pasar a la casa juntos.
- ¿Por qué es así? – quiso saber ella.
- Su nombre es Riqueza – dijo un anciano apuntando a otro – Él es Éxito, y yo soy
Amor. Ve y decide con tu marido a cual quieren en su casa.
La mujer entró y dijo todo a su esposo, quien exclamó:
¡Que bueno! Ve y dile a Riqueza que entre.
Su esposa no estuvo de acuerdo,
¡No, mejor invitemos a Éxito!
La hija que estaba escuchando la conversación, sugirió que lo mejor sería hacer pasar a
Amor. Así la casa estaría en adelante llena de amor-
- Hagamos caso a nuestra hija, - dijo el hombre – Sal e invita a Amor a ser nuestro
huésped.
La mujer salió y preguntó:
- ¿Cuál de Uds. es Amor?
Amor se puso de pie, la mujer dijo:
- Por favor, pase y sea bien venido.
Amor comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos se pusieron de pie y lo siguieron.
Sorprendida la mujer les preguntó a Riqueza y a Éxito
- Solamente invité a Amor, ¿Por qué están pasando Uds. –
Los ancianos respondieron:
- Si Ud. hubiera invitado a Riqueza o a Éxito, los otros dos nos hubiésemos quedado
afuera, pero como Ud. invitó a Amor, dondequiera que él va nosotros lo
acompañamos

Se desconoce el autor

69
Valor Absoluto: VERDAD
Valor Relativo: TRANSFORMACIÓN
Edad Sugerida: DESDE 12 AÑOS

EL PUEBLO DIVIDIDO

Hace muchos, pero muchos años, en un lugar, que ya ni me acuerdo, existía un pueblo
dividido en dos por una gran muralla.
Nadie recordaba, quien la había construido. Estaba allí desde hacía mucho tiempo atrás.
Un peregrino, muy sabio, llegó al pueblo para convivir un tiempo con cada sector, a cada
lado de la muralla. Quería saber el porqué de la división. Y llegó a descubrir, que ambos
eran sumamente perezosos. Unos para pensar, y otros para trabajar.
Los que eran perezosos para pensar, no lo eran para trabajar. Sembraban la tierra y
cuidaban animales para vivir. Todo lo habían aprendido de sus mayores, y lo repetían
rutinariamente sin pensar. Cuando surgía una situación desconocida, se sumían en la
desesperación, no sabiendo que hacer.
Los otros, se pasaban todo el tiempo pensando. Hechos pasados y posibilidades del
futuro ocupaban sus mentes. Muchas veces pasaban hambre, pues las faenas del campo
no eran de su agrado. Salían a pescar o cazar, pero no siempre conseguían lo suficiente
para su sustento.
El peregrino, pensó que podría ayudarles a ambos. Buscó entre los trabajadores, alguien
dispuesto a convencer a los otros, de los beneficios de la siembra y la cría de animales, a
fin de que tuvieran reservas para alimentarse.
Pero resultó que el único que se esforzaba en trabajar era él, que trataba de enseñarles,
mientras los otros aprovechaban los beneficios.
Si bien sus esfuerzos no alcanzaron para enseñarles, pues sus hábitos estaban muy
arraigados, casi sin darse cuenta aprendió mucho de todos ellos. Se acostumbró a resolver
problemas, y poco a poco, observándolos aprendió mucho de si mismo
Cuando volvió a encontrarse con sus compatriotas, también los observó, pero desde una
nueva visión.
Mientras tanto, el sabio, había llevado al otro sector, a uno de los grandes pensadores.
Para poder comunicarse con el pueblo trabajador, no tuvo otro remedio que seguirles al
campo. Así comenzó a disfrutar del contacto con la naturaleza, la belleza de los
amaneceres, y la serenidad de los atardeceres.
Su mente se aquietó, no recordó el pasado, no se inquietó con el futuro. Empezó a
trabajar la tierra y descubrió que le gustaba. Se dio cuenta que debía vivir en el presente.
Una persona a cada lado de la muralla, alcanzó la transformación. Con esto el sabio, se
dio por satisfecho, el cambio había comenzado.
Tal vez, les parezca muy pequeño el logro, pero no es así. La transformación procede, de
la voluntad personal de querer lograrla. Los buenos ejemplos cunden y ayudan a los que
tiene voluntad de mejorar.

Mirta Pedalino.

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VIRTUDES CHOIQUE
(adaptación del cuento a obra de teatro)

1er ACTO

Voz en off: Había una vez, una escuela en medio de las montañas.
Como suele suceder en estas escuelitas perdidas, el lugar tenía una sola maestra.
Amasaba el pan, trabajaba una quinta, hacía sonar la campana y también hacía la
limpieza.
La maestra de aquella escuelita, se llamaba Virtudes Choique-
Sus alumnos la querían mucho, y también la respetaban mucho.
Virtudes sabía mimarlos, pero también los respetaba y sobre todo sabía poner los límites,
con la firmeza que da, el amor verdadero.
Los chicos no se perdían un solo día de clase, porque con su maestra
aprendían de todo, principalmente aprendían a convivir respetándose mutuamente, y lo
más importante sin darse cuenta aprendían a aprender.
Maestra.: (Aula sin luz, se oye un gallo cantar.Virtudes se despereza.
Se levanta del catre, al final de la hilera de bancos. Enciende la luz, y en su improvisada
cocinita comienza a preparar el mate cocido y el pan)
José: Permiso señorita, ¿puedo pasar?
Maestra: Adelante Josecito, ¡Buen día! ¡Parece que hoy madrugaste más que de
costumbre!
José: ¡Buen día maestra!( Entra con la pelota en la mano) Es que la chancha, antes de que
saliera el sol, parió 8 chanchitos, y mi papá nos despertó a todos, para darnos la buena
noticia.
Maestra: ¡Que bien, me alegro mucho!
José : Maestra ¿hoy, vamos a jugar al fútbol?
Maestra: Primero veremos como anda la matemática, y la historia, y después el deporte.
Todo es importante Josecito.
Apolinario: Permiso maestra, puedo entrar.
Maestra: Claro, adelante. ¡Buen día Apolinario!
Apolinario: Aquí mi padre, le manda de su farmacia, los yuyos que me encargó, con las
instrucciones por escrito.
Maestra: Muchas gracias, decile a tu padre que las seguiré atentamente.
Apolinario: No hay de que maestra.
Juanita: (Entra corriendo, abraza a la maestra)¡Buen día, Señorita!
Maestra: Buen día Juanita. Sos muy cariñosa, pero no te olvides, que para entrar en todo
lugar hay que pedir permiso. Aquí nos conocemos todos, y a veces la confianza hace
olvidar algunas normas de cortesía, pero es preciso practicar siempre las buenas
costumbres, así lo haremos naturalmente.
Juanita: Sí maestra.
Zoilo: (Subido en una grada, mezclado entre el público) Maestra, mire que ya llegué, he.
Maestra: Zoilo,¿ esa es tu forma de saludar y dar el presente?
Zoilo: Perdone Maestra, es que estaba mirando cuantos huevitos hay en este nido.
Maestra: ¡Por favor, Zoilito, no se te ocurra tocarlos!

71
Zoilo: No, Seño, ya me acuerdo que nos dijo que si la hembrita, olfatea un olor diferente
abandona el nido.
Maestra: Tu entusiasmo por la naturaleza, no te tiene que hacer olvidar el respeto por
toda vida , que es sagrada.
(Zoilo baja del árbol y se une al grupo. Se sientan en los bancos.)
Maestra: (Coloca las manos en posición de orar. Los alumnos hacen lo mismo)
Agradecemos a Dios por este nuevo día que nos regala para aprender, a respetarnos,
amarnos y a saber matemática y también historia. Amén.
Chicos a coro: Amén
Maestra: Josecito, ¿estudiaste la tabla del 3?
José: Un poquito bastante , maestra.
Maestra: ¿Poquito o bastante?
José: Es que anoche se nos acabaron las velas....
Maestra: ¿3x2?
José: eeee ......
Maestra: Es lo mismo que 2x3.
José: A 2x3, llueve , mi abuelo dice que dos por tres llueve y mi abuelo sabe mucho de
estas cosas.
Maestra: Tu abuelo sabe del clima, pero vos no sabés las tablas .
Y los payasitos, los necesitamos en las fiestas, no en la clase de matemática.¿A ver la
clase? Prestá atención que así se aprende.
Maestra: 3x6... 3x8 ..... 3x4 (señalando un alumno por vez, que responde correctamente)
¡muy bien , muy bien!
(Mirando a José ) Mañana te la tomo salteada, y estudiá de día que no te van a hacer falta
las velas.
Pasemos a la clase de historia. El viernes es 25 de Mayo. No habrá clases , y el pueblo
va a estar de fiesta.¿ por qué Juanita?
Juanita: Porque va a haber carrera de sortijas, mi tata, está preparando el zaino, para
correr . ¡Yo quiero que gane, Seño!
Maestra : La carrera de sortijas es parte de los festejos. ¿Pero porque se festeja ese día?
José: (levanta la mano, la maestra con un gesto lo autoriza) Festejamos que se destituyó
al Virrey Cisneros, y se constituyó el primer gobierno patrio.
Maestra : Muy bien José. ¿Cómo fue ese primer gobierno?
Apolinario: (levanta la mano)
Maestra: Apolinario
Apolinario: Se formó una junta, presidida por Cornelio Saavedra.
Maestra: Muy bien. ¿Quiénes eran los secretarios?
Zoilo: (Levanta la mano)
Maestra: Sí Zoilo.
Zoilo: Manuel Belgrano y Mariano Moreno.
Maestra : Muy bien. Pueden salir al recreo, tomaremos el mate cocido y luego a trabajar
la quinta.
Alumnos ¡Bien! ¡Bien!
Maestra: Bien qué, el mate cocido o la quinta?
Todos a coro: ¡ Las dos cosas , maestra!
Zoilo : La quinta Maestra.
72
2do ACTO

(en distintos lugares del escenario, cada chico muestra el cuaderno a sus padres )

José: Mire tata, la maestra me ha puesto una nota en el cuaderno.


Padre: Hijo vos sabés , que no tuve la suerte de aprender a leer. Leémela vos mhijo.
José: Señores padres: Les informo que su hijo José, es mi mejor alumno. Firmado:
Virtudes Choique.
Padre:(Abrazando al hijo) ¡Qué bendición hijito!

Juanita:¡ Mama, mama! La Seño, me escribió una buena nota en el cuaderno.


Madre: A ver, a ver. (Deletreando) Sres padres: Les informo que su hija Juanita es mi
mejor alumna. Firmado: Virtudes Choique
¡Muy bien Juanita! ¡Te felicito!

Zoilo:¡ Ma, Pa! La maestra me felicitó , dice que soy su mejor alumno!( Deja el cuaderno
en manos de sus padres, para que lo lean, y sale corriendo)

Salen todos y la escena siguiente se desarrolla entre Apolinario y su padre el


farmacéutico.
Apolinario: Padre, ya entregué a la Srta. Virtudes los yuyos que le mandó.
Farmacéutico: ¿Entendió las instrucciones?
Apolinario: ¡ No le voy a preguntar eso!
Padre : Tenés razón.
Apolinario: Mire padre, la maestra me puso una felicitación en el cuaderno
Padre ( Asombrado) ¿Por los yuyos?
Apolinario: ¡¡¡ No padre!!! ¿ Como se le ocurre?
Padre ( riendo, toma el cuaderno. Lee en voz alta) Sres padres : Su hijo Apolinario es mi
mejor alumno. Firmado: Virtudes Choique.
Padre: ¡Te felicito mhijo! ¡Esto hay que festejarlo! ¡Mi hijo el mejor alumno! Vamos a
hacer un asado con baile. Escribiré una carta a la maestra para invitarla.
(Busca papel y lápiz, y escribe )
Mi estimadísima. Distinguidísima y hermosísima maestra.:
El próximo domingo voy a hacer un asado en honor de mi hijo.
Ud. es la primera invitada. Le ruego que avise a los demás alumnos para que vengan con
sus padres. Muchas gracias. Beso sus pies .Pantaleón Quiroga Farmacéutico

3er ACTO
Voz en off: Al día siguiente, al salir del colegio, cada chico corrió a su rancho para avisar
del convite. Como sucede siempre entre la gente sencilla, nadie faltó a la fiesta. Bien sabe
el pobre, cuanto valor tiene el saludarse, reunirse, festejar y comer un asadito de cordero.
Por eso, ese domingo, todos se encontraron en la casa del farmacéutico.
(En escena todos reunidos, el mate pasa de mano en mano, una fuente con pasteles, una
parrilla simulando el asado. Risas, música criolla de fondo)

73
Farmacéutico: (Dando unas palmadas) Atención!! .. Atención!! (Toma un banco, y se
sube en el ) Ejem...ejemmm...Señores . Señoras. Señorita Virtudes. Niños. Queridos
convidados, los he reunido a comer el asado, aquí presente (señala la parrilla). (Risas de
los convidados, mal disimuladas) Para festejar, una noticia que me llena de orgullo. ¡Mi
hijo, mi muchachito, mi Apolinario, ha sido nombrado por la maestra , el mejor alumno!
¡¡Así es, nada más ni nada menos!!!
(Apolinario se acerca al padre y le entrega un vaso de vino. La madre reparte entre los
invitados los vasos servidos en una bandeja)
Por eso Señoras y Señores les invito a levantar el vaso, y brindar, por este hijo que ha
honrado a su padre, a su apellido y a su país.
¡He dicho! (Nadie levanta el vaso, el silencio se torna pesado, mientras los padres se
miran unos a otros desconcertados)
Padre de José: ¡Yo no brindo nada! Acá el único mejor es mi hijo José.
Madre de Juanita: (Mirando fiero al padre de José) ¿Qué está diciendo? Aquí la única
mejorcita, es mi Juanita. (Griterío de todos, protestando que su hijo/a es el mejor)
Maestra: ¡Párense! ¡¡Cuidado con lo que están por hacer!! ¡Esto es una fiesta!
Padre de José: ¡Maestra Ud. ha dicho mentiras! ¡Ud. ha dicho a todos lo mismo!
Maestra: (Ríe a carcajadas) ¡Ya veo que ni acá, puedo dejar de enseñar!
Escuchen bien, abran bien las orejas, pero más aún el corazón. Porque si no entienden,
¡Chau fiesta! ¡Yo, seré la primera en irme!
(Todos toman asiento)
Maestra : ¡Yo no he mentido! ¡Yo he dicho verdad! Verdad que pocos ven. Voy a darles
ejemplos de que he dicho la verdad.
Cuando digo que José, es mi mejor alumno, no miento. Porque si bien es cierto, que no
sabe las tablas de multiplicar, es el mejor deportista de mi escuelita........Cuando digo que
Juanita es la mejor, no miento, porque aunque anda un poco floja en historia, es la mas
cariñosa de todos.........Cuando digo que Apolinario es el mejor, y se destaca en historia,
me callo cuando observo que no es solidario con sus compañeros....... Tampoco miento
cuando digo que Zoilo es el mejor, Dios es testigo de cuanto ama la naturaleza y trabajar
en la quinta, aunque las reglas de cortesía no son su fuerte precisamente.
¿Tengo que seguir explicando?¡Acaso no entendieron? Soy la maestra, Tengo que
construir la patria con estos chicos. ¿ Con qué lo haré con lo mejor o con lo peor?
( Cada padre busca su hijo y lo abraza )
Maestra: Tal vez hasta ahora, habían aprendido a mirar los defectos, con la buena
intención de corregirlos. Así los educaron a Uds. Pero en verdad les digo, cada defecto
tiene una virtud, que le hace contrapeso. Concéntrense en las virtudes, estimulen lo mejor
, porque con ello se construye lo mejor
José: “Nadie es perfecto, firmado Nadie”
Maestra: Apareció otra vez el payasito, ¡Esta vez, en el lugar adecuado!
Farmacéutico: ¡Ahora sí, brindemos por todos estos dignos hijos, de nuestra querida
patria!
(Todos levantan el vaso y brindan. Comienza la música y se ponen a bailar. )
Farmacéutico: ¡A comer, el asado ya está listo!
Todos. ¡¡¡Bien , Bien!!!!
FIN Adaptación: Mirta Pedalino
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POEMA DE LA ACEPTACIÓN

Yo también
Si no puedes ser pino de la cumbre,
sé la mata del valle, la más linda
de las matas que van junto al arroyo,
sé el arbusto, si el árbol está arriba.

Si no llegas a arbusto, sé la hierba,


que al camino feliz y humilde vista,
de no ser almizcleña, sé la atocha.
que entre todas el lago más estima.

Tripulantes, si no los capitanes,


que un lugar siempre guárdanos la vida,
hay que hacer cosas grandes y pequeñas,
pero siempre há de hacerse la más chica.

De no ser el camino, sé el sendero,


si no sol, sé la estrella que titila,
no busquemos tamaño en la pelea,
sino ser el mejor en nuestras filas.

Douglas Malloch

“Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes"

El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza en la medida de la fe. El que tiene el de
servicio, en servir. El que tiene el don de enseñar, que enseñe.
El que tiene el don de la exhortación, que exhorte.
El que comparte sus bienes, que dé con sencillez.
El que preside, con solicitud.
El que practique misericordia, que lo haga con alegría.

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Cuando pensabas que no te veía

Cuando pensabas que no te veía, te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador, e


inmediatamente quise pintar otro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer todo en nuestra casa, para
que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas, son
las cosas especiales de la vida.
Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios, y supe que existía un Dios, al
que le podría yo platicar y en quien confiar.
Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos, sanos y enfermos, y
aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.
Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas
que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con
quienes no tienen.
Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche, y me sentí amado
y seguro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella, y
aprendí a cuidar lo que se nos da.
Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades, aún
cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, vi lágrimas salir de tus ojos, y aprendí que algunas
veces las cosas duelen y que está bien llorar.
Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba, y quise ser todo lo que puedo
llegar a ser.
Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que vi,
cuando pensabas que no te veía!

“No te preocupes porque tus hijos no te escuchan, preocúpate porque te observan todo el
día”

Este material completo ha sido facilitado gentilmente a quien Coordina el ÁREA DE


EDUCACIÓN EN VALORES HUMANOS en la Región del Litoral, por la Sra. Mirta
Pedalino y su esposo para CONTRIBUIR EN LA TAREA DE FORMAR NUEVOS
LIDERES DE RECAMBIO.

!POR FAVOR CUIDÉMOSLO¡

CENTRO SAI POSADAS

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