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Los amores de Primavera en Botticelli

La Primavera de Botticelli, con un elenco de 9 personajes de la mitología clásica, impacta por su carácter
simbólico, por su preciosismo y por la misteriosa función para la que fue creada.

Venus mira al espectador desde el centro de la obra, parece invitarlo a contemplar la escena que se
desarrolla a su derecha. Sin embargo, a su izquierda también hay acción: un suceso oscuro acontece entre
lo que parecen ser tres personajes. Las grandes protagonistas y destinatarias de la obra son las mujeres.
Etéreas, angelicales, bellas… son una combinación única de técnica y de sentido estético.

Desde el inicio, el nombre de la obra desorienta al espectador. Se trata de zanjar una cuestión mitológica. El
personaje principal de la obra no es propiamente la primavera conocida como Perséfone, la bella muchacha
raptada por el dios Hades y llevada a los infiernos. Aquella que, gracias a la ayuda de su madre Ceres y el
arbitraje de Zeus, permanece seis meses en el mundo subterráneo y seis meses bajo tierra. Historia que dio
origen al famoso culto mistérico de Eleusis. Aquí quien rige la obra es Venus, la diosa del amor.

Un Cupido de ojos vendados, situado por encima de la diosa apunta su fulgurante flecha hacia una de las
tres Gracias, que se encuentran danzando en ronda. De espaldas al espectador, la muchacha concentra su
mirada hacia el dios Mercurio. Pero el dios de alados pies se encuentra ocupado intentando obtener una de
las apetitosas naranjas que abundan en los árboles del jardín. La Gracia mira con deseo a Mercurio pero
Mercurio no lo sabe. Podría tratarse de una alusión a la manzana edénica.

Mercurio parece sometido a la tentación de “comer el fruto”. Éste podría ser una alegoría de las
disposiciones para el amor heterosexual, pero también un eufemismo para delatar relaciones entre pares
masculinos. Es poderosamente llamativa la estilización de la figura, que contrasta con otros dioses en otras
pinturas y con el mismo Céfiro, dios del viento que se encuentra a la izquierda de Venus. Otra posibilidad es
que se trate de un retrato idealizado de Lorenzo de Médici, como se afirma comúnmente.

Las tres figuras de la izquierda, por su parte, relatan el mito romano de la primavera. Cloris, la ninfa que
huye es violentada por Céfiro y como consecuencia, se transforma en la diosa Flora. La unión de ambas
jóvenes se afirma a través del brote de hojas que parte de la boca de Cloris y acaba envolviendo a Flora.
Tanto Flora como Venus presentan un abultamiento en la zona del abdomen, que podría obedecer a los
dictados de la moda o exaltar la fertilidad. En Primavera todo florece y ofrece frutos.

La obra fue un encargo de Lorenzo de Médici a Botticelli en 1482, como regalo de casamiento a su sobrino
Lorenzo di Pierfrancesco. Su matrimonio con la joven Semirámide, cerraba una alianza con una poderosa
familia rival. Se crea así una duda: ¿Qué hace una escena de violación en un cuadro sobre el amor y el
matrimonio? Se trata de una obra de carácter didáctico, sobre todo para la mujer ya que representa lo que
es el matrimonio. Y el amor matrimonial nada tiene que ver con el amor romántico.

Las representaciones de violencia sexual eran materia común en las obras que se regalaban a las parejas
recién casadas, para ser colocadas en su dormitorio. Se trataba de dar un mensaje tranquilizador a una
temerosa novia adolescente. El tema resulta un tanto tenebroso pero frecuente. En otro conjunto de obras:
Historia de Nastagio degli Onesti, Botticelli se dedica al mismo tema mostrando un grado de violencia. Allí
un novio no correspondido asesina a la amada y entrega, presumiblemente, su corazón a los perros.

Una singular manera de convencer a una novia de no rehusar la petición de matrimonio a un novio. Como
se ve, nada de ternura o cariño une a los novios, pero aunque la historia de una pareja comienza con
violencia, tiene un final supuestamente feliz. Con un tono perturbador, así se enseñaba que, el matrimonio
se iniciaba en el terror de Cloris y terminaba en la media sonrisa de Flora. La belleza del cuadro contrasta
con su intención, resultando una primavera sino extraña, por lo menos, inquietante.

Bibliografía

NAVARRO, Francesc (dir); Historia del Arte Salvat. t 15, p. 27

Para conocer más:

La vida privada de una obra maestra; “Botticelli”

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