Está en la página 1de 4

Hugo Carlos Morán Peraza

La ciencia en el siglo XX

Sin duda alguna todas las lecturas recomendadas por el profesor no solo son
increíbles sino inspiradoras, te llevan a un lugar para profundizar lo leído en el que
a lo largo de mi corta vida pocas veces he estado.
En esta ocasión hablaré solo de un párrafo que ha llamado mi atención para poder
comprender la situación en donde se encontraba al inicio el grupo Bourbaki, una
vez comprendido como era la situación en la ciencia y en diferentes ámbitos al
inicio del siglo pasado podremos comprender cuál era el objetivo o la razón de ser
de Bourbaki.
El párrafo proviene de la lectura “Nicolás Bourbaki: el matemático que nunca
existió” y dice lo siguiente: “El primer tercio del siglo XX contempló una gran
cantidad de cambios profundos en muchos aspectos de la vida cultural y científica,
caracterizados por la búsqueda de nuevos paradigmas y la ruptura con la historia
anterior: La imagen del universo sufre un cambio radical con la aparición de la
Teoría de la Relatividad y la Mecánica cuántica; en la pintura, el cubismo y otros
movimientos artísticos pretenden romper con los principios de la forma,
centrándose en las relaciones entre los elementos de un tema y desarrollando así
una nueva forma artística”.
Sin duda en la parte subrayada del párrafo anterior convendría adherirle la curva
peligrosa de los Bourbaki, ya que es de suma importancia entender esa idea…,
pero como en los cuentos empecemos por el comienzo.
En una cálida mañana del 14 de marzo de 1879 en un pueblito llamado Ulm
localizado en Alemania, una mujer de nombre Pauline Koch llevaba ya 9 meses de
gestación y ese día estaba lista para dar a luz; en esa misma mañana nace un
bebé de género masculino sin ninguna peculiaridad más que su diminuto tamaño.
Conforme pasa el tiempo el niño va creciendo como cualquier otro niño, pero con
una imaginación ya elevada para su edad, un día de su infancia su padre llega con
un regalo que le cambiaría la vida; el regalo no era más que una simple brújula,
pero el infante quedó anonadado por ver que la aguja en el aparato se movía
aparentemente sin motivo alguno, esto creó en él una curiosidad por entender
cómo funcionaban las cosas que le cambiaría su vida y la de todos nosotros para
siempre.
En una hermosa y frívola tarde de verano el niño ya con más de 10 años, se
encontraba jugando con un foco de su cuarto, al parecer llevaba horas y horas
jugando con el interruptor del foco, apagándolo y prendiéndolo una y otra vez, y al
mismo tiempo pensando que se sentiría o que pasaría si se pudiera sentar en un
rayo de luz, el niño se preguntaba que vería al voltear a un lado suyo si iba
montado en el rayo de luz.
Hugo Carlos Morán Peraza

El niño se convierte en un joven apasionado por la física y por los fenómenos que
lo rodeaban, a la edad de 21 años se graduó de la Escuela Politécnica Federal de
Zúrich, y cinco años más tarde le brinda al mundo un conjunto de trabajos hechos
por él donde explica su visión del mundo, este conjunto de trabajos se tituló como
La teoría de la Relatividad especial y 10 años posterior publica la teoría de la
Relatividad General.
Tal vez el lector piense que ha sido mucho drama o se le ha dado una idolatría a
Albert Einstein por presentarlo de la forma hecha en el escrito, pero lamento
decirle que esto no ha sido una necedad sino una necesidad, ya que es lo menos
que uno puede hacer por la persona que cambió los paradigmas de la ciencia a
principios de 1900s.
El texto no trata de explicar y comprender todo lo que abarca la teoría de la
Relatividad si no solo recalcar un elemento que es indispensable para comprender
el cambio en la forma de pensar o de concebir el Universo (note que se escribe
Universo con mayúscula por pensamientos Panteístas del autor) que es el tiempo,
así es, aunque muchas personas ignoren, la forma de pensar en el tiempo en la
época de Newton es muy diferente a la forma de ver lo en la época de Einstein.
Para Newton el tiempo era algo absoluto, era lo mismo aquí en México, en
Inglaterra o en Alfa Centauri, y se medía igual sin importar la velocidad u otros
factores como la masa, todo era rígido, el tiempo era el tiempo en todos lados,
lamentablemente esta forma de pensar aún sigue vigente en el día de hoy, sin ir
muy lejos mi hermano una vez me dijo después de que yo le explicara el a, b, c de
la Relatividad que todo era una ilusión que la paradoja de los gemelos no podría
ocurrir (irónicamente el lector debe saber que mi hermano es gemelo mío) que
todo era mentira.
Si en el siglo vigente todavía es muy fuerte la forma de pensar como lo hace mi
hermano sobre el tiempo, imagínese usted, a principio de 1900s. Llegar y decirle
al mundo que el tiempo es diferente para dos personas que vayan a diferentes
velocidades o que el tiempo se contrae cuando estamos sobre una masa
considerable, no logro imaginar la reacción que tendría las personas en ese
momento sin duda les cayó como una bomba, imaginarse al tiempo como una
mera ilusión después de que toda la vida lo hayan visto como algo absoluto debió
ser algo muy fuerte para digerir.
Pero esto no es todo después de que Einstein por varios años llevara la “bandera”
del nuevo pensamiento de la modernidad, citando lo que dijo: (con traducción mía)
“Me gusta pensar que la luna está ahí incluso cuando no la estoy viendo”. Con
esta frase rechaza por completo la teoría de la Mecánica cuántica,
paradójicamente (ni tanto) se le hace imposible concebir lo que está escrito en la
Mecánica cuántica, pero en todas maneras no fue impedimento para que le
llamaran pionero de la teoría cuántica.
Hugo Carlos Morán Peraza

Lo importante a resaltar aquí es la forma en que de un momento a otro Einstein se


encuentra como liberador de la forma de enseñar el funcionamiento de la física y
luego como conservador de la misma no permitiendo que cosas como el
entrelazamiento Cuántico fuera reconocido por el mundo, ya que al contrario de
cuando recién publicó su teoría ahora el llevaba la batuta en la ciencia del mundo.
Ahora imagínese todo el panorama completo, estamos en las primeras décadas
de un siglo en el que incluso un personaje como Albert Einstein se queda corto al
imaginar y comprender todo lo que se desarrollaba en ese tiempo, ese era el
espíritu que se vivía en ese tiempo, un espíritu de desarrollo de perfección de dar
lo mejor para llegar a ser alguien respetado a nivel mundial.
De la misma forma que hemos descrito el espíritu y la forma de ser de los
llamados científicos, de esa misma manera se creó el grupo bourbaki con esa
misma intención, de comerse al mundo hablando de una forma figurada, una
pasión por lo que se hacía y una ganas de completar todo lo que se proponían,
claro está que desde un principio todo lo que el grupo bourbaki se proponían era
demasiado incluso para ese espíritu que circundaba al mundo en ese tiempo, pero
que sin duda alguna hoy en día podemos decir de forma unánime que si lo
lograron, por más que hoy en día haya perdido su total fortaleza el grupo bourbaki
cambió el panorama de las matemáticas a nivel mundial, de ahí su importancia y
el por qué debemos siempre recordarlos.
Hugo Carlos Morán Peraza

También podría gustarte