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Animada Gala de inauguración de la 62 edición de la Seminci, con

reivindicaciones del papel de la mujer en el cine y un espacio propio para


el cine de autor.

Esta tarde ha tenido lugar una entretenida gala de inauguración de la mano del humorista José
Corbacho. Se ha procedido a la entrega de sendas Espigas de honor para el realizador mexicano
Arturo Ripstein y la actriz Marisa Paredes.

La gala de inauguración de la 62 edición de la Seminci ha dado el pistoletazo de salida al certamen


cultural más importante de la ciudad. Como viene siendo habitual en los últimos años, el glamour
de la llamada alfombra roja ha dado cabida también a las reivindicaciones de los colectivos sociales,
en este caso al de la plataforma solidaria con Palestina, que un año más ha reclamado que el festival
se sume al boycot cultural al estado de Israel, por sus violaciones de los derechos humanos. Debe
destacarse también que en esta 62 edición tampoco se programa ninguna película de nacionalidad
palestina en la sección oficial. Como viene siendo habitual ha habido una nutrida representación
institucional, encabezada por el alcalde de la ciudad, Óscar Puente, acompañado de su esposa, la
concejala de cultura, Ana Redondo, el teniente de alcalde de la ciudad, Manuel Saravia o la
concejala de medio ambiente María Sánchez. También destacar la “reaparición” por el festival de
Javier León de la Riva, que se ha dejado ver por el teatro Calderón.

La gala de este año, más animada que la de la pasada edición, ha venido amenizada por el
humorista y director José Corbachó, quien ha aprovechado la gala para endulzar con humor la
controversia que viene arrastrando Seminci desde hace unos años sobre su identidad como festival
de cine de autor. Se han sucedido innumerables gags y bromas sobre la tenue línea que separa el
cine comercial y el llamado cine serio de autor. Corbacho ha llegado a ironizar diciendo, “para mi
sería cine de autor una película argentina muda o una comedia disparatada con actores nórdicos
inexpresivos”. Tampoco faltaron referencias a la política con bromas relativas a la bajada del IVA
cultural o al conflicto catalán.

A ritmo de soy “Seminciero”, versión adaptada por el propio Corbacho del clásico de Antonio
Molina soy minero, ha arrancado una gala donde el humor, la reivindicación del papel de la mujer
en el cine y el recuerdo de todos aquellos cineastas, actores, actrices y productores que nos han
dejado en el último año, entre ellos el recientemente fallecido Antonio Isasi-Isasmendi compañero
de la actriz Marisa Paredes (Espiga de honor del Festival) para quien su hija María Isasi, presente en
la gala, ha tenido un emotivo recuerdo.

La madrina de la 62 edición, la actriz Paz Vega, ha procedido a dar lectura a la carta habitual del
director del certamen, Javier Angulo que ha aprovechado para reivindicar su labor al frente del
festival en los últimos diez años y para reclamar el apoyo institucional para los festivales de cine, “
la última trinchera del cine que vive en continua evolución”.

Posteriormente la actriz Marta Nieto ha sido la encargada de hacer un recorrido por la programación
de las distintas secciones del festival, destacando la programación de una sección oficial donde las
mujeres directoras alcanzan una representación paritaria, un auténtico hito en los festivales de cine.
A pesar de este gesto del Festival se incidió en que la mujer sólo representa una tercera parte del
total de los profesionales en activo y en el hecho de que la discriminación y el abuso de la mujer en
la industria del cine siguen muy presentes.
El momento más emotivo de la noche ha venido marcado por la concesión de dos Espigas de honor
al cineasta mexicano, Arturo Ripstein, un veterano del Festival, y a la actriz y musa de Almodóvar,
Marisa Paredes. El director colombiano Sergio Cabrera, uno de los encargados de entregar dicho
galardón, ha incidido en el carácter de pionero del cine iberoamericano del realizador mexicano y su
labor en defensa del cine de producción propia frente a la invasión del cine de Hollywood. Los
directores Jaime Chávarri y Pedro Almodóvar, este último por medio de un video grabado, han
alabado la labor de la actriz Marisa Paredes, quien muy emocionada ha agradecido a la ciudad de
Valladolid esta distinción que se le concede, recordando cómo ya había recibido previamente un
galardón teatral en esta ciudad cuando tenía diecisiete años, que no se atrevió a recoger entonces y
que ahora sí que recibe con honor y merecimiento, tras una dilatada y exitosa carrera de la mano de
directores como el propio Arturo Ripstein.

Otro momento muy destacado de la velada ha venido marcado por la presentación del ciclo de
homenaje a la llamada escuela de cine de Barcelona, cuya labor contribuyó a dotar de una “nota de
color en la España de blanco y negro del franquismo”, en palabras del historiador del cine Esteve
Riambau, quien aprovechó para agradecer a la ciudad de Valladolid la programación de este ciclo,
más en estos momentos de conflicto en el seno del estado. Riambau, acompañado de la musa del
cine de aquella escuela Serena Vergano y el veterano director Jorge Grau, quisó pedir disculpas por
aquellos que desde la ignorancia en Barcelona calificaron peyorativamente al nuevo cine español de
los 60s de ser un “cine insustancial y mesetario”.

Para concluir la gala la directora barcelonesa Isabel Coixet junto con el actor principal de La
Librería, Bill Nighy, pasaron a presentar la película al abundante público que abarrotaba las butacas
del teatro Calderón. Especialmente aplaudida por el público fue la referencia de Nighly a una
pasada vinculación amorosa del actor británico con la ciudad.

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