“La vida a prioridad no tiene sentido. Antes que ustedes vivan, la
vida no es nada; les corresponde a ustedes darle un sentido” Uno de sus aportes al sentido de la vida fue una respuesta o análisis de ella, la cual es: no hemos venido a nada en especial en esta vida, porque nuestra naturaleza es la libertad; el hombre está condenado a ser libre Sartre considera que el ser humano está “condenado a ser libre”, es decir, arrojado a la acción y responsable plenamente de la misma, y sin excusas. El hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Pero no, no hemos venido con manual de instrucciones por una cuestión muy sencilla; todos los objetos artificiales tienen una función concreta. Todos vienen con manual de instrucciones. Pero nosotros no, podemos decidir en qué nos convertimos y a qué nos dedicamos. Podemos elegir, siempre podemos elegir. Cada una de esas decisiones que tenemos que tomar es un ejercicio de libertad para Sartre. Por mucho que nos quejemos de la falta de libertad, lo que estamos haciendo es renunciar a ella y dejar que otros elijan por nosotros, preferimos la comodidad de ser miembros de un rebaño y dejarnos conducir por los perros pastores, que decidir libremente nuestro propio camino. Claro que ser libres no te garantiza ni que seas feliz ni que tengas éxito, pero es tu elección.