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Universidad Fermín Toro

Escuela de Derecho
Vice Rectorado Académico

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

PRINCIPIOS Y GARANTIAS DEL PROCESO PENAL VENEZOLANO

María Victoria Figueroa Benavides

C.I: 23.488.989
Dentro de nuestra legislación existe una ley que rige, entre otras cosas, los
principios y garantías procesales en materia penal, encargada de dar pautas para
los procedimientos penales y de dar garantías a los ciudadanos involucrados en
el. Estos principios y garantías se encuentran dentro del Código Orgánico
Procesal Penal (COPP) en cuyo primer artículo habla del juicio previo y el debido
proceso. Esta norma es muy clara, siendo uno de los principales derechos cuando
de procedimientos judiciales se trata, nos dice que ningún ciudadano puede ser
condenado o culpado de algún delito sin un "juicio previo, oral y público" ante un
Juez o Jueza o algún Tribunal imparcial por el cual toda persona tiene derecho a
que se le juzgue conforme, no sólo a una ley que establezca previamente el delito
y la pena, sino también a una ley que señale el procedimiento a seguir. Esta
garantía protege uno de los Derechos Humanos más importantes, el derecho a la
libertad y, además de estar consagrado dentro del COPP, su fuente principal
proviene de los artículos 22 y 23 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV); ambos artículos protegen la supremacía de los Derechos
Humanos y se respaldan y concatenan con varios artículos consagrados dentro de
tratados y convenios internacionales sobre Derechos Humanos suscritos y
ratificados por nuestra República. Uno de ellos es la Declaración Universal de
Derechos Humanos, cuyos artículos 7, 8 y 9 protegen la igualdad ante la ley, el
derecho a la protección por parte de los tribunales nacionales y tipifican la
prohibición de la prisión, destierro o detención arbitraria, respectivamente.

Por otro lado, siguiendo el orden de los principios y garantías procesales


contenidos en el COPP, se encuentro el Ejercicio de la Jurisdicción (Art. 2). El
artículo nos habla de la potestad de administrar la justicia; esta potestad le
corresponde a los ciudadanos y es responsabilidad de las autoridades de la ley,
como jueces, cuerpos de seguridad, entre otros, impartirla y de juzgar y ejecutar o
hacer ejecutar lo juzgado. Este principio procesal esta directamente concatenado
con el artículo 253 de la CRBV, cuyo enunciado tipifica exactamente lo contenido
en el artículo 2 del COPP, además se relaciona también con los artículos 26 y 49
de la Constitución, los cuales hablan sobre los fines de la justicia del Estado. A
pesar de no estar directamente relacionado con algún convenio o tratado
internacional, también puede clasificarse dentro de las garantías judiciales
contenidas en el Art.8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
específicamente en el numeral 1 donde dice: “Toda persona tiene derecho a ser
oída … por un juez o tribunal competente”.

La participación ciudadana es otro de los principios procesales que están


dentro de nuestra legislación. En el ejerció del artículo 6 de la CRBV, en donde se
considera a la Republica, como una entidad democrática, participativa, electiva,
descentralizada, pluralista y de mandato revocable, entre otros, el artículo 3 del
COPP posiciona a la participación ciudadana, ejercida a través de “los mecanismo
de control social previstos en el ordenamiento jurídico”, en un punto esencial para
la realización de estos enunciados constitucionales. Este principio también esta
concatenado con otros artículos de la Constitución: el 2 y 3, que hablan sobre la
democracia, por lo tanto de la participación ciudadana; los artículos 62 y 70, que
hablan sobre la participación política y los medios para ejercerla; el artículo 187
numeral 4: le corresponde a la Asamblea Nacional “organizar y promover la
participación ciudadana en los asuntos de su competencia” y por último el artículo
253 que muy claramente expresa la participación ciudadana dentro del sistema
judicial.

El artículo 26 de la CRBV provee que el Estado debe garantizar una justicia


imparcial, transparente, autónoma, independiente… Este precepto esta
concatenado con los principios de Autonomía e Independencia de los Jueces y el
de Autoridad de Juez o Jueza, tipificados en el artículo 4 y 5 del COPP,
respectivamente. Como su enunciado lo indica, esto principios hablan sobre la
autonomía que deben tener los jueces o juezas en el ejercicio de sus funciones
con respecto a los Órganos del Poder Público y sus sentencias deberán hacerlas
cumplir en ejercicio de sus atribuciones legales. La garantía anteriormente
mencionada esta también ligada al artículo 254 de la Constitución donde dice que
“el Poder Judicial es independiente y el Tribunal Supremo de Justicia gozara de
autonomía funcional, financiera y administrativa”.

Otra de las garantías fundamentales en materia procesal penal tipificada


dentro de nuestra legislación y que también se encuentra dentro de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, es la Presunción de Inocencia. Ninguna
persona puede ser declarada responsable hasta que no se pruebe su culpabilidad
a través de una sentencia condenatoria, consecuencialmente, se le debe presumir
su inocencia, y tomando en consideración la vigencia de esta garantía procesal es
necesario la realización de un proceso justo donde se respete el debido proceso.
En virtud de esta garantía de la presunción de inocencia, el fiscal debe probar la
culpabilidad y el imputado tiene el derecho de contrarrestar la acusación, y si se
da el caso de que el imputado no rinde declaración, su silencio no podrá estimarse
en su contra, el puede declarar cuando quiera y las veces que lo desee. El
imputado debe considerarse inocente antes y durante el desarrollo del proceso.

Con la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, se instauró


en Venezuela un sistema acusatorio oral, protegido con múltiples principios que lo
rigen y que garantizan un sistema respetuoso de los derechos constitucionales.
Entre estos Principios que establecen las garantías procesales de las que gozan
los intervinientes en el proceso penal, surge el Principio de Afirmación de Libertad,
establecido en el artículo 9 del Texto Adjetivo Penal: “Todas las disposiciones
restringen la libertad del imputado, limiten sus facultades las que definen la
flagrancia, serán interpretadas restrictivamente”. Esta disposición está relacionada
con el artículo 44 de la CRBV, que protege la libertad personal y la clasifica como
un derecho inviolable, dentro de los Derechos Civiles Constitucionales.

“En el proceso penal toda persona debe ser tratada con el debido respeto a
la dignidad inherente al ser humano, con protección de los derechos que de ella
derivan.” Esta garantía es la de “Respeto a la Dignidad Humana” y se encuentra
plasmada en el artículo 10 de la Norma Adjetiva Penal. Este precepto es aplicable
a quienes sean citados como testigos y puedan suponer que se les trata de
incriminar de manera tacita o indirecta, todas las personas que se encuentren en
esta condición pueden solicitar estar acompañadas por un abogado de su
confianza y esta concatenado con los artículos 2, 3 y 19 de la CRBV.

Dentro de las Garantías Judiciales dispuestas en el artículo 8 de la


Convención Americana sobre derecho se establece que durante el proceso, las
garantías deben estar en plena igualdad para ambas partes. Este precepto se
desarrolla dentro de nuestra legislación en el artículo 12 del COPP, que nos habla
de la “Defensa e Igualdad entre la Partes”. Si en el proceso penal no hay igualdad
entre las partes; no hay garantía alguna de justicia, por eso se le considera uno de
los principios fundamentales, además de estar basado en uno de los derechos
humanos dispuestos en la constitución, específicamente en el artículo 21: “Todas
las personas son iguales ante la Ley”.

Siguiendo el orden de los Principios Procesales, nos encontramos con el


principio de “Finalidad del Proceso”, tipifica en el artículo 13 del COPP. Este
principio se refiere a la búsqueda de la verdad, entendiéndose como aquella que
resulta de las pruebas puestas en manifiesto dentro del proceso. En el sistema
acusatorio la búsqueda de la verdad “verdadera” solo puede acometerse dentro de
la actividad probatoria de las partes. Este Principio da pie a los demás Principios
que rigen el cómo debe ser el proceso: oral, de forma pública y con características
de inmediación, concentración y contradicción (Artículos 14, 15, 16, 17 y 18 del
COPP). El artículo de la Constitución que se relaciona con estos principios es el
257, el cual se encuentra dentro de las disposiciones generales que se refieren al
Poder Judicial y el Sistema de Justicia. Este artículo define al proceso como un
“instrumento fundamental para la realización de la justicia” y le dan las
características anteriormente mencionadas (oralidad, publicidad..). Los artículos
del COPP no son más que una ratificación de las disposiciones constitucionales
con respecto a las características del proceso.

El Código Orgánico Procesal Penal en su artículo 20, establece el Principio


de Única Persecución. Dicha norma prohíbe de forma expresa que se abra un
nuevo proceso a una persona que tiene pendiente un proceso penal por un mismo
hecho, atendiendo al principio de Única Persecución, ya sea en el mismo tribunal
o en otro, e impide de manera definitiva la manipulación de los “Operadores de
Justicia” con la interposición de varios modos de proceder presentados por los
mismos hechos. Esta garantía es una de las más importantes en materia judicial,
prueba de esto es que la misma se encuentra dentro de las Garantías Judiciales
dispuestas en la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, numeral 4,
que dice textualmente: “El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser
sometido a nuevo juicio por los mismos hechos”. Además también se encuentra
en las disposiciones constitucionales sobre el debido proceso, tipificadas en el
artículo 49, numeral 7: “Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los
mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgado anteriormente”,
también relacionada al principio de Cosa Juzgada, plasmado en el artículo 21 del
COPP.

Por último, pero no menos importante se encuentran los principios de


Apreciación de las Pruebas y el de Protección a las Victimas. El primero, al hablar
de la valoración de la prueba, esta constituye, indudablemente, una operación
fundamental, de gran importancia en todo proceso y, más aún en el proceso penal,
puesto que de ella depende que el tribunal llegue o no a una certeza; es decir va a
determinar el carácter absolutorio o condenatorio de la sentencia para el acusado.
Y el segundo principio, se refiere al deber del Estado Venezolano de garantizar la
seguridad de las personas y sus bienes, de proteger a las víctimas de delitos y/o
del abuso de poder, al igual que sus familias, testigos y otras personas que les
prestan ayuda, que frecuentemente están expuestas injustamente a pérdidas,
daños o perjuicios; a sufrir dificultades cuando comparecen en el enjuiciamiento de
los delincuentes; y también protegerlos de no obtener respuesta por parte de las
Instituciones de Control, ocurriendo así una doble victimización.

Todos los principios y garantías de los que anteriormente se habló, que


fueron desarrollados uno por uno y concatenados con la norma constitucional y los
distintos convenios o tratados internacionales ratificados por la Republica, son la
base fundamental para todo proceso penal y su importancia, como se dijo
anteriormente, se prueba a través de todas las normas que la disponen y tipifican;
además de ser derechos fundamentales cuando de materia de Derechos
Humanos se trata, debido a la gran cantidad de violaciones a los mismos que
diariamente ocurren por la mala gestión de los órganos judiciales y de justicia o
incluso por el abuso de poder de los funcionarios involucrados.

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