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 Se quedó sin hijo, sin hija y sin nieto

Sentada sobre una piedra, frente a lo que alguna vez fue su casa –que también
funcionaba como una chatarrería–, encontramos a Celedonia Álvarez Luque, de
42 años. No paraba de llorar. Ni los calmantes que sus sobrinas le daban
lograban contener sus lágrimas.

“Los tres no se pudieron salvar. La ola los tapó. Los tres están muertos. Yo estaba
en Chosica cuando me dijeron ‘tu gordito está muerto’. Yo me quise matar. Solo supe
que el huaico se trajo abajo una pared, que los aplastó”, cuenta.

Se trata de Misael Mariño Álvarez, de 11 años; Ana María Mariño Álvarez, de 22 años,
y del pequeño Estefano del Piero León Mariño, de 3 años. Estos últimos, madre e hijo,
fueron encontrados abrazados, debajo de un muro, por Jesús Capcha y su familia,
vecinos de las víctimas. Solo le queda su hijo Jesús, quien tenía un parche en el
lado derecho de la cabeza debido a que una piedra le había causado una herida.

Para poder costear los gastos del sepelio, la familia Mariño Álvarez realizó una
colecta en medio de las rocas que bloqueaban la Carretera Central. El velorio se
realizó en el local comunal Moyopampa.

Celedonia no quiere vivir nunca más en el cauce del huaico. Menos, aún, en las faldas
de un cerro porque no quiere vivir otra tragedia

Huaico: El nombre correcto para un huayco es flujo de detritos (debris flow, en inglés) y son
fenómenos geológicos de velocidad rápida a extremadamente rápida (entre 3 metros por minuto a 5
metros por segundo) que transcurren principalmente confinados a lo largo de un canal o cauce con
pendiente pronunciada. Se inician como uno o varios deslizamientos superficiales de detritos
(rocas muy pequeñas que junto con el limo forman el barro) en las cabeceras de las quebradas. Al
bajar por los cauces de las quebradas, usualmente incorpora bloques de roca de varios tamaños,
llegando algunos a ser muy grandes.

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