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Según el "Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2014", de la CNDH,

en el 70% de las cárceles más sobrepobladas existe "autogobierno". Derechos de


autor de la imagen Reuters La sobrepoblación es uno de los mayores problemas de
las cárceles mexicanas

Estar encarcelado en México cuesta caro… Y no sólo por la sentencia que debe
cumplirse, sino también porque los reos deben pagar para sobrevivir en las
prisiones.

En las cárceles mexicanas hay cuotas por todo: el derecho a dormir acostado, recibir
un poco de agua para beber y asearse, evitar golpizas y asaltos…

La justicia mexicana, "a juicio" ante las cámaras

Organizaciones civiles y estudios académicos señalan que un preso puede


desembolsar un promedio de 5.000 pesos al mes (unos US$300) por vivir en relativa
calma dentro de una prisión mexicana.

En otros casos la cuota es mayor, según el sitio donde se encuentre o los servicios
que necesite.

Prisiones estatales

Los problemas se presentan sobre todo en las 277 prisiones estatales del país. En
prácticamente todas ellas existen cuotas informales, según la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (CNDH).

Se cobra por todo en las prisiones mexicanas: ONG

En México, la población penitenciaria es de 254.705 internos, la mayoría en cárceles


que dependen de los estados.
No se sabe cuánto dinero pagan los reos, pero un dato de la organización civil
Documenta ofrece una dimensión del problema.

Según la entidad, tan sólo en 4 prisiones de Ciudad de México -Oriente, Sur y Norte,
así como la Penitenciaría de Santa Martha- los internos pagan un total de 336.000
pesos al día (unos US$20.000).

Y esto es sólo por un trámite: cumplir con la lista diaria de asistencia.

Todo cuesta

Los cobros a prisioneros empiezan desde el momento en que pisan la cárcel.

Primero para que se le entregue una muda de ropa beige, el color reglamentario
para los procesados. La cuota puede ser de unos 20 pesos (US$1,20).

Cárcel de mujeres en Ciudad de México

Permanecer en áreas menos peligrosas cuesta hasta US$300. Luego hay que pagar
por ocupar una plancha de cemento para dormir y también por conseguir una cobija.

El cobro es, en promedio, 100 pesos (US$6) aunque varía según el tipo de prisión.

Enseguida vienen otras cuotas: por entrar al baño, por cumplir con la lista de
asistencia, salir de la celda o el pasillo donde se encuentre, por cruzar cada puerta
o recibir un aviso o notificación del juzgado.

En estos casos, los pagos varían entre 5 y 10 pesos (US$0,3 y US$0,60) cada vez.

Seguridad

Las cuotas aumentan según otras necesidades: 2 pesos (US$0,12) por cada litro de
agua, 15 pesos (US$0,90) semanales por recibir la comida de la prisión, 20 pesos
(US$1,20) por rentar una mesa de plástico en las visitas familiares o entre 100 y
260 pesos (US$6 y US$15) a la semana por dormir acostado.

No es todo. Para evitar agresiones dentro de la cárcel se pueden contratar


guardaespaldas. La tarifa: entre 2.500 y 5.000 pesos mensuales (US$150 y
US$300).

Familiares de presos.

Muchos familiares temen por la integridad de los reos.

Una cantidad similar a la que se cobra por no ser trasladado a las áreas donde se
encuentran la mayoría de los internos o a dormitorios considerados peligrosos. Los
pagos se prolongan durante todo el tiempo que el reo permanece en la cárcel.

Las cuotas se entregan a internos, custodios y empleados de los juzgados, pero


ellos no se quedan con todo, le dice a BBC Mundo Saskia Niño de Rivera, presidenta
de la organización Reinserta, que trabaja por mejorar la situación en las
penitenciarías del México.

"Ese dinero llega muy alto, los custodios no se lo quedan y tampoco los directores
de los penales. Llega mucho más arriba", afirma.

"No es verdad", le dice al diario Reforma la secretaria de Gobierno de Ciudad de


México, Patricia Mercado, pues el dinero por corrupción en las cárceles de la capital
se queda entre los custodios.

"No necesariamente sube hasta arriba", asegura.

Los perdedores

En la mayoría de los casos, el costo de vivir en una cárcel lo pagan las familias de
los internos.
Y es un precio alto, dice el estudio "Las mujeres invisibles: los verdaderos costos
de la prisión", de la investigadora Catalina Pérez Correa.

"Para muchas personas ha implicado perder su casa y/o carro, tener que comenzar
a trabajar o tomar un trabajo adicional, dejar de estudiar, dejar de frecuentar amigos,
de cuidar a sus hijos", afirma.

Cárcel en Acapulco, Guerrero, México.

El 70% de las cárceles estatales son gobernadas por los presos: CNDH

No es sólo entregar dinero para cuidar a su familiar preso, sino también cada vez
que lo visitan.

Son otras tarifas que casi siempre están a cargo de los custodios: 20 pesos
(US$1,20) por introducir una tarjeta telefónica, 80 pesos (US$4,80) por un alimento
no autorizado o 120 (US$7,20) para no cambiar de zapatos por los que señala el
reglamento.

Un aparato electrónico como televisión o equipo de sonido paga entre 800 y 1.000
pesos (de US$48 a US$60) como cuota de ingreso.

Y llevar a los internos un teléfono móvil cuesta entre 1.500 y 2.000 pesos, según la
prisión (es decir, de US$90 a US$121).

Una vez dentro de la cárcel, los familiares también pagan algunas de las cuotas de
los reos.

Pedirle a un interno que avise de su llegada cuesta 10 pesos (US$0,60) y, luego,


entre 2 y 5 pesos (US$0,12 y US$0,30) por cada puerta que cruzan.

México, donde los presos escapan por la puerta grande: Esta cantidad se multiplica
por cada uno de los visitantes a las prisiones. Sólo en Ciudad de México, por
ejemplo, se realizan un promedio de 3,2 milones de visitas anuales.
Pero el dinero es parte del problema. En contextos vulnerables, como vive la
mayoría de los reos en México, el precio de vivir en prisión crea un círculo vicioso
que no ayuda a la rehabilitación, advierte el estudio de la investigadora Pérez
Correa.

Un costo que no se queda tras las rejas.

"Se incrementan las probabilidades de que existan problemas de abuso de


sustancias, violencia y delito en las familias", añade el documento.

Autogobierno

En el fondo, lo que hay detrás del problema es la falta de control de las prisiones
estatales.

Según el "Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2014", de la CNDH,


en el 70% de las cárceles más sobrepobladas existe "autogobierno".

Prisión en Ciudad Juárez, MéxicoDerechos de autor de la imagenREUTERS

Image caption

La sobrepoblación es uno de los mayores problemas de las cárceles mexicanas.

Es decir, que el verdadero control lo ejercen los reos.

Saskia Niño de Rivera lo supo de cerca. En una prisión de Zacatecas "me tocó que
me abriera la puerta un Zeta con un rifle AK47".

La presidenta de la organización Reinserta insiste que parte del problema es la


sobrepoblación penitenciaria y los bajos sueldos de los custodios.
Pero sobre todo la omisión de las autoridades. "No hay interés por crear un sistema
penitenciario que funcione", dice.

"No concluyen que la cárcel es el último eslabón del sistema de seguridad en el


país".

Esta es una de las principales conclusiones que expone la Comisión Nacional de


Derechos Humanos (CNDH) en su Diagnóstico Nacional de Supervisión
Penitenciaria 2015, en el que subraya graves deficiencias en el sistema
penitenciario mexicano, como que hasta 73 cárceles están autogobernadas por los
reos, la persistente falta de atención médica y las malas condiciones de higiene, o
que en algunas cárceles las celdas alberguen a 30 ocupantes cuando están
diseñadas para cuatro personas.

“En la mayoría de las prisiones mexicanas no hay condiciones de vida dignas para
los presos”, concluyó el ombudsman nacional, Luis Raúl González, durante la
presentación del Diagnóstico de la CNDH.

Para realizar el diagnóstico la CNDH midió cinco rubros: aspectos que garantizan la
integridad física y moral del interno, aspectos que garantizan una estancia digna;
condiciones de gobernabilidad; reinserción social del interno; y grupos de internos
con requerimiento específico.

Tras evaluar esos cinco rubros, la Comisión señaló que, del 1 al 10, el promedio
nacional de calificación de los centros penitenciarios estatales fue de 6.21 en el año
2015. Cifra que si bien supone un ligero aumento respecto de 2014 (6.02), “no
implica un avance o cambio radical” en el panorama de las prisiones.

13 estados tienen cárceles en situación grave de violaciones a derechos humanos.

Los tres estados con peores prisiones son Nayarit, Quintana Roo y Guerrero. Por el
contrario, los tres con mejores calificaciones fueron Guanajuato, Aguascalientes y
Chihuahua.
No obstante, el informe hace hincapié en que hasta 13 estados tienen prisiones en
situación grave por violaciones a los derechos humanos de los internos: Campeche,
Colima, Nuevo León, Sinaloa, Oaxaca, Baja California Sur, Tamaulipas, Chiapas,
Tabasco, Hidalgo, Guerrero, Quintana Roo y Nayarit.

La prisión que enfrenta peores condiciones en cuanto al respeto a los derechos


humanos es la Cárcel Pública Municipal de Bahía de Banderas, en Nayarit, con una
calificación de 3.9 puntos sobre 10.

El Centro de Reinserción Social Benito Juárez de Cancún, en Quintana Roo, es la


segunda peor cárcel, con 4.38 puntos.

Faltan custodios, malas condiciones de higiene, sin protocolos en caso de motín..

Del total de los 130 centros penitenciarios estatales visitados, la CNDH refiere que
en 104 detectaron que personas procesadas –aún sin condena- y presos ya
condenados conviven en las mismas habitaciones y espacios comunes.

Asimismo, en 92 casos se observó falta de actividades laborales y de capacitación


para el trabajo; en 95 hay falta de personal de seguridad y custodia; y en 86 falta de
prevención y atención de incidentes violentos como riñas, lesiones, fugas,
homicidios y motines.

En 84 centros visitados no se cuenta con algún programa para la prevención de


adicciones y de desintoxicación voluntaria, mientras que en 81 prevalecen malas
condiciones de higiene en dormitorios, cocina y comedor.
Además, hasta en 75 centros es una constante la falta de manuales de
procedimiento para ingreso, traslado de internos en caso de motín, uso de la fuerza,
visita íntima, así como una deficiente difusión de la normatividad.

Sobrepoblación, privilegios y falta de oportunidades laborales

La CNDH subraya que otro problema reiterado en 65 prisiones estatales es la


sobrepoblación de reos y la falta de oportunidades para la mayoría de los internos
de servicios y de actividades educativas, laborales y deportivas.

Además, en 71 centros existe hacinamiento. En este sentido, la tercera visitadora


general, Ruth Villanueva, explicó que detectaron centros donde 30 reos comparten
una celda diseñada para cuatro personas.
Las riñas, el acontecimiento violento más recurrente

Otra situación grave que expone la CNDH hace referencia a las riñas en los penales.

De los 2 mil 110 incidentes registrados en 2015 (mil 142 en cárceles estatales y 968
en cárceles federales), el acontecimiento violento con mayor número de incidencia
corresponde a las riñas con un total de mil 382 (808 en cárceles estatales y 574 en
centros federales).

Le siguen los desórdenes con 280 (205 en prisiones estatales); los homicidios con
54 (52 en centros estatales); los abusos con 55 (48 en cárceles estatales); los
suicidios con 23 (todos en prisiones estatales), y los motines con 6 (también todos
en cárceles estatales).

Otro problema: en 73 centros se detectaron áreas de privilegios, así como presencia


de objetos, sustancias prohibidas e internos que ejercen control mediante la
violencia sobre el resto de la población.
Universidad Autónoma de Nuevo León.

Facultad de Ingeniería Civil

Derechos Humanos

“Los derechos humanos con relación a Prisiones en México”

Catedrático: Lic. Sebastián Hernández Barbosa


Alumno: Sergio Enrique Guzmán Martínez

28 Febrero 2018

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