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La nueva ley de seguridad interior, una puerta para la militarización de

México

Por: Axel Martínez Betanzos


“el poder sin legitimidad provoca las
pruebas de fuerza; la legitimidad sin
poder sólo provoca actitudes
inútiles”.
Henry Kissinger
Imagen 1
A partir del fraude electoral de 2006 y la entrada al poder de Felipe Calderón, este
en búsqueda de conseguir legitimidad interna declararía su “guerra contra el
narcotráfico”, el gobierno mexicano comenzaría a emplear a las Fuerzas Armadas
sacándolas de los cuarteles para ser usadas en labores policiacas en diversas
regiones del país esto ante la ineficacia y corrupción de estás ante la presencia del
narcotráfico en Estados como Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero y
Chihuahua. En este marco la violencia se intensifico así como las desapariciones,
asesinatos a periodistas y las violaciones a los derechos humanos se
incrementaron, a 11 años de iniciarse la guerra esta ha dejado más de 172, 652
muertes[1].
El actual gobierno de Enrique Peña Nieto ha continuado con la fallida estrategia de
contención al narcotráfico a través de los medios militares, lo que solamente ha
traído consigo un incremento en la inseguridad, el fortalecimiento económico y
político de los cárteles de la droga, así como el aumento de asesinatos, se pensaba
que 2016 había sido el año con más violencia en el país [2], pero lamentablemente
a menos de días para terminar el año 2017 las cifras siguieron en aumento teniendo
en promedio 80 muertes al día [3], incluso la capital del país la cual se consideraba
“blindada” ante lo que pasaba en los demás Estados, ha sido envuelta por el clima
de violencia[4].
Es en este contexto en donde se da origen a la nueva Ley de Seguridad Interior la
cual ha sido aprobada “fast track” por las cámaras legislativas, a pesar del rechazo
de la sociedad civil, las universidades más importantes del país, la Organización de
Estados Americanos (OEA), la Organización de Naciones Unidas (ONU), la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y demás organizaciones civiles,
quienes han manifestado su inconformidad y exigido su revisión de manera más
detallada ya que este nuevo marco jurídico solo vendrá a reforzar las acciones de
las fuerzas militares las cuales muchas veces llegan violentar la constitución y los
derechos humanos [5] y en dónde no se ve una estrategia de reforzamiento a las
fuerzas policiales, ni se ve a la vista la vuelta a los cuarteles de las fuerzas militares.
Esto ha generado el miedo del uso de esta ley para poder controlar y erradicar
manifestaciones de protesta social y movimientos político-electorales esto en el
marco de las próximas elecciones en 2018, a pesar de que según los legisladores
en el texto se buscó proteger el libre derecho de manifestación siempre y cuando
esta sea una “protesta pacífica” de conformidad a lo estipulado en la constitución,
lo que deja muy ambiguo y a interpretación de los militares y funcionarios dicho
derecho, vulnerando con esto la seguridad jurídica de los ciudadanos.
Ante esto la misma ONU se pronunció por la no aprobación de dicha ley, incluso el
Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, quien visitó
México en 2015, declaró que esta nueva ley "es un proyecto muy preocupante"[6]
ya que no presenta ningún reforzamiento a las fuerzas policiales nacionales el cual
es un pilar fundamental de la seguridad interna [7], ni tampoco una estrategia
gradual para que las fuerzas armadas pongan fin a las tareas policiacas, incluso se
les da mayores poderes a los militares en determinadas circunstancias poniendo a
las autoridades civiles bajo su control, a lo que se suma la carente supervisión del
uso excesivo y arbitrario de la fuerza sin respetar los derechos humanos,
concluyendo que esta no es la respuesta para hacer frente al problema de seguridad
del Estado mexicano. Por su parte el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos en México Jan Jarab declaro: "Deberíamos dar un paso más
atrás y preguntar, '¿es la seguridad interior el marco conceptual adecuado para
abordar los retos de criminalidad y violencia que enfrenta México?' El concepto de
'seguridad interior' se asocia a un entendimiento de la seguridad propio de los
regímenes autoritarios"[8].
La nueva Ley de Seguridad Interior cuenta con 34 artículos y 5 transitorios y fue
promulgada por el ejecutivo el 21 de diciembre del 2017[9], los detractores de dicha
ley han denunciado que esta le otorga demasiado poder al Ejecutivo y a las fuerzas
armadas ya que estas podrán actuar unilateralmente y sin contrapesos jurídicos
ante su actuar, el cual muchas veces ha rebasado los límites constitucionales y
siendo el ejército la institución que más violenta los derechos humanos [9], por su
parte el gobierno ha defendido la normatividad argumentando que lo que se busca
es solamente regularizar la presencia del ejército en las calles.
Todo esto marca un escenario en donde las fuerzas armadas seguirán en las calles,
estas contaran con la venia de la ley para seguir realizando tareas de seguridad que
le corresponderían a las fuerzas policiales, se seguirá afrontando el problema de la
inseguridad solamente con la fuerza, estrategia que ha mostrado ser fallida, y que
solo ha recrudecido la situación del país, teniéndolo al borde del caos interno. Se
suma a esto las próximas elecciones presidenciales en donde se vislumbra una
tensión clara entre los poderes hegemónicos y la oposición, la cual ha seguido la
protesta pacífica como estrategia pero que ante la nueva ley esta podría ser erradica
a consideración del Ejecutivo y las fuerzas militares al considerarla en contra de la
paz y seguridad interna. ¿Estaremos ante una militarización de México? La
respuesta es clara, hemos estados inmersos en ella desde hace 11 años, la
diferencia es que ahora es legal, más no legitima.

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