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apuntesFRACTURA PDF
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Conviene recordar el concepto de ductilidad que definiéramos al estudiar las curvas tensión
deformación. La ductilidad de un material se define como la cantidad de deformación plástica máxima
que es capaz soportar un material antes de romper. Los parámetros principales utilizados para medir la
ductilidad son la deformación a fractura f o la reducción de área a fractura Af /A0. Esta magnitud, la
ductilidad, determina el tipo de fractura que se produce en el material: fractura frágil o fractura dúctil. Las
principales características de estos dos tipos de fractura se resumen en la siguiente tabla:
Fractura frágil Fractura dúctil
Las superficies de fractura son La fractura adopta la forma típica copa-cono. Por
macroscópicamente planas. La fractura se tanto, la fractura se produce formando un ángulo de
produce a un ángulo de 90º con la carga aplicada y 45º con la carga aplicada y se origina por tensiones
es originada por tensiones normales de cizalladura.
Todos los materiales pueden presentar uno u otro tipo de comportamiento a fractura (frágil o dúctil)
dependiendo de la temperatura. Existe para todos ellos una temperatura de transición frágil-dúctil, de
forma que si la temperatura es mayor que dicha temperatura crítica, el comportamiento es dúctil, y si es
menor, frágil. Esto es lo que le ocurrió al acero del “Liberty”, que al botarlo al agua se enfrió por debajo
de su temperatura de transición y se agrietó el casco.
Por otro lado, la energía elástica almacenada en la deformación provocada por una fuerza F que
estira los enlaces una cantidad a vendrá dada por:
a a
U E Fd (a) Kad (a) 12 Fa
0 0
F a
que considerando y y la ley de Hooke ( E ), conduce a:
S a0
2
U E Sa0
1
2
1
2 Sa0
E
Para que el inicio de fractura pueda producirse de forma espontánea (es decir, para que sea
energéticamente favorable), ha de verificarse que U E U S lo que implica:
t2
1
2 Sa0 2 s S
E
sE E
t 2
a0 3
Por tanto, la resistencia a fractura teórica, al igual que el módulo elástico, es una magnitud cuyo
valor está íntimamente relacionado con la energía de cohesión (energía de enlace) de los átomos. Sin
embargo, el cálculo anterior no es exacto, ya que la ley de Hooke no puede considerarse válida hasta la
rotura a nivel de enlaces atómicos porque la fuerza interatómica deja de ser lineal cerca de la rotura.
Haciendo un cálculo más exhaustivo, considerando la verdadera forma funcional de las fuerzas de enlace
(a partir del potencial Lennard-Jones), se obtiene que:
E
t
10
Sin embargo, paradójicamente, las medidas experimentales de f arrojan valores que son entre 100-
1000 veces inferiores a E. ¿Cuál es el motivo de esta discrepancia entre los valores de resistencia a
fractura experimentales y los teóricos, entre f y t?
Al igual que sucediera con la paradoja del límite elástico, la explicación a esta famosa paradoja de la
fractura frágil hay que buscarla en la existencia de defectos en un los materiales reales. En efecto, la
tensión en la punta de defectos tridimensionales preexistentes en el material (poros, grietas, etc.) es muy
superior a la tensión aplicada macroscópicamente sobre él, es decir, estos defectos actúan como
concentradores de tensión. En 1913, Inglis calculó la concentración de tensiones en defectos elípticos
bajo tensión uniforme, obteniendo que la tensión en la punta del defecto viene dada por:
c c
C A 1 2 A 2
b
2
b el radio de curvatura en punta del defecto y
siendo C / A el
c
factor de concentración de tensiones, que depende por tanto de la forma y
del tamaño del defecto. Como se aprecia en el gráfico, la alteración de las
tensiones apenas afecta a una región de tamaño c, pero en dicha región
las tensiones son muy superiores a las existentes en el resto del material.
Puesto que la formación de los defectos en el proceso de fabricación de una pieza es un proceso
aleatorio, la población de defectos introducidos varía de una pieza a otra, tanto en número como en
distribución de tamaños. Por tanto, la resistencia a fractura también variará aleatoriamente dentro del
grupo de piezas, dependiendo del tamaño de los defectos que contenga cada una, de ahí que se hable de
que la fractura frágil tiene una naturaleza inherentemente estadística. Se hace pues necesario recurrir a
análisis estadísticos para describir completamente este fenómeno.
Si analizamos la fractura de una determinada
población de piezas en cualquier aplicación, la
probabilidad de fallos durante la vida útil sigue una curva
tipo bañera: primero muchos fallos debido a defectos de
fabricación, luego fallos al azar a ritmo constante y,
finalmente, se incrementa el número de fallos debido al
desgaste por fatiga de los materiales.
donde V0 es el volumen elemental. R sería el riesgo o probabilidad de rotura por unidad de volumen,
que depende sólo de la tensión aplicada . Weibull postuló que:
m
u
R lnS (V0 )
1
V0 0
m
u
V
0
P 1 e
1
log ln log V m log( u ) m log 0
1 P
Esta fuerte componente aleatoria en la fractura de materiales frágiles plantea cuestiones acerca de la
fiabilidad en servicio (que en ocasiones se denomina confiabilidad) de estos materiales y que está
relacionada con el valor del módulo de Weibull, m. Para hacer frente a este problema se pueden buscar 3
tipos de estrategias:
Incrementar la tolerancia a defectos: En lugar de intentar detectar o eliminar los defectos en nuestro
material, lo que se busca en este caso es optimizar su microestructura para que resista la presencia de
defectos y evite su propagación, impidiendo que se conviertan en fisuras macroscópicas. Esto es lo
que se intenta conseguir en muchos materiales compuestos (hormigón, materiales reforzados con
fibras, etc.) mediante la incorporación a la matriz de elementos de refuerzo que dificulten la
propagación de fisuras, como veremos en la sección 6.8.
El criterio de tensión crítica aplicado a la punta de la fisura es una condición necesaria, pero no
suficiente, para que se propague una fisura. Además es necesario que esta propagación sea
energéticamente favorable. Por otro lado, el tratamiento utilizado hasta ahora para describir la fractura
frágil es formalmente poco riguroso porque aplica teoría de la elasticidad en un rango atómico donde la
aproximación de sólido continuo deja de ser aplicable. Estos problemas fueron sorteados por Griffith en
1920 al desarrollar su teoría de la fractura frágil a partir de consideraciones energéticas, considerando el
problema de la fractura desde un punto de vista termodinámico:
dQ = dU + dW
U = UE + US
Griffith consideró que la condición crítica para el crecimiento de la fisura es que los cambios
energéticos asociados al crecimiento de la fisura se equilibren, es decir, que se minimice la energía del
sistema:
d (U E U S W ) dU
0
dc dc
dU
Cuando el sistema está fuera del equilibrio, si 0 la grieta crecerá espontáneamente y si
dc
dU
0 la fisura tendería a cerrarse, a decrecer.
dc
6.5.1 Resistencia a fractura en una grieta elíptica bajo tensión uniforme.
Utilizando este criterio de fractura que acabamos de obtener, Griffith estimó la resistencia a fractura a
partir de los resultados de Inglis para una grieta elíptica bajo tensión uniforme:
dU 2E '
0 f
dc c c*, A f c *
Este valor de resistencia a fractura es coherente con el valor obtenido a partir del las tensiones en
punta de fisura pero el tratamiento seguido para calcularlo es más riguroso. En este caso, se cumple
d 2U
0
dc 2 c c*; A f
se trata de un máximo de energía y, por tanto, el sistema estaría en equilibrio inestable: mientras A<f
la fisura no crece, pero si A>f la fisura crece hasta el final sin necesidad de incrementar la tensión
(crecimiento inestable).
Ed 3h 2
UE
8c 3
entonces,
1
dU 3Ed 3 h 2 4
0 c
dc c c*, A f 16
por tanto, se trata de un mínimo de energía, de un equilibrio estable: la fisura crece o decrece según h
hasta ese tamaño de equilibrio (crecimiento estable).
En su experimento, Obreimoff constató que existe una gran influencia del entorno en la fractura
frágil, que se traducen en fuertes variaciones del tamaño estable, c, de la fisura. Por otro lado, observó
retardos y variaciones en la velocidad de crecimiento de la fisura dependiendo de la velocidad de
introducción de la cuña, por lo que dedujo que la fractura es un proceso dependiente del tiempo. Además,
observó que se trata de un fenómeno sólo cuasi-reversible: aunque aparentemente las grietas se cierran al
retirar la cuña, se produce una reducción en la resistencia cuando se realiza un segundo ensayo sobre la
lámina y existe disipación de energía en el proceso. Es decir, el curado de la fisura es imperfecto porque
átomos extraños se introducen en la grieta, reduciendo la resistencia mecánica del material.
Inicio o nucleación: Este régimen inicial es muy complejo de describir y está gobernado por
fuerzas locales que se denominan fuerzas de nucleación. Aunque existen modelos para estudiar
las fuerzas atómicas que rigen la nucleación de fisuras, éstos son demasiado complejos para
analizarlos en esta asignatura.
Propagación: Se entiende por propagación el crecimiento de la fisura más allá de la región donde
actúan las fuerzas de nucleación, es decir, el crecimiento de fisuras bien desarrolladas. Las
complejas fuerzas de nucleación no intervienen en este segundo régimen y por tanto su
descripción está al alcance de las teorías de fractura.
6.6 PROPAGACIÓN DE FISURAS. MECÁNICA DE LA FRACTURA DE IRWIN.
En 1957, Irwin estableció con un formalismo más correcto la equivalencia entre la formulación
energética y la formulación basada en tensiones de la mecánica de la fractura para la descripción del
proceso de propagación de fisuras (seguimos ignorando la nucleación).
Modo I. Apertura: El desplazamiento relativo de las superficies de fractura es normal a las paredes
de la fisura. Es evidente que este modo de fractura se debe a tensiones de tracción.
Modo III. Desgarramiento: Desplazamiento tangencial de las paredes de fisura en dirección paralela
al frente de fisura. Producido por tensiones de cizalladura pura (no hay tensiones normales
(ver ecuaciones en sección 6.6.1).
El modo de fractura dominante depende de la orientación del defecto respecto al campo de tensiones
pero también del tipo de material. Así, por ejemplo, en materiales frágiles domina el modo I hasta el
punto de que las fisuras rotan si es necesario para propagarse según este modo. En materiales dúctiles
(metales y polímeros) prevalecen los modos de cizalladura II y III. En geología, el modo I está
completamente suprimido, incluso en materiales frágiles, porque las rocas rompen siempre por
compresión.
A partir de los resultados de Westergaard (1939), Irwin estableció que la distribución de tensiones
completa entorno a una fisura puede escribirse, en primera aproximación (1er término del desarrollo en
serie) como:
Modo I:
Modo II:
Modo III:
donde
Km
ij f ij ,m ( )
2r
Km r
u i ,m f i ,m ( )
2E 2
donde Km es el denominado factor de intensidad de tensiones, que depende del modo de fractura y de
las condiciones de contorno aplicadas (es decir, de las cargas aplicadas, de la longitud de la fisura, forma
de la pieza, etc.). El factor de intensidad de tensiones, como su nombre indica, es la magnitud que
determina la intensidad de las tensiones locales entorno a la fisura. Esta magnitud es la fuerza motriz de
la propagación de la fisura. Como veremos más adelante, en la formulación en tensiones de la mecánica
de la fractura de Irwin la propagación de la fisura se produce cuando esta magnitud iguala o supera un
cierto valor crítico.
Conviene notar que las tensiones varían con r-1/2 mientras que los desplazamientos lo hacen con r1/2,
independientemente de las condiciones externas. Ello implica que las tensiones justo en punta de fisura
serían infinitas, lo que significa que este tratamiento no es aplicable muy cerca de la punta de fisura.
Además, tampoco es aplicable lejos de la fisura puesto que se necesitarían términos de orden superior en
el desarrollo en serie que se han despreciado para obtener las ecuaciones anteriores. En definitiva, como
ya hemos comentado la mecánica de fractura de Irwin, sólo es aplicable a la propagación y no a la
nucleación de fisuras y no pretende poder calcular qué sucede en regiones alejadas de la fisura ya que lo
que suceda en estas regiones no afecta a su propagación.
dU M
G (UM=UE+W)
dS
que considerando una longitud de frente de grieta unitaria puede escribirse alternativamente como:
dU M
G
dc
u
1 u2 1 2
U E P(u )du P
0
2 2
1 2
dU E P d
2
Por otro lado,
du dP Pd P Pd
cte
y por tanto
dW Pdu P 2 d
Al tratarse de un trabajo realizado sobre el sistema es negativo. Como vemos que se verifica lo que
habíamos comentado anteriormente: dW=-2dUE .
Finalmente, se obtiene:
1
dU M dP 2
2
dU M 1 2 d dG 1 2 d 2
A P=cte: G P P
dc 2 dc dc 2 dc 2
Mientras que para u=cte:
dU M 1 u d dG 1 u d 2 u d
2 2 2
G
dc 2 2 dc dc 2 2 dc 2 3 dc
G
dU E
dc
2 c
lim 12 yy (r x c, 0) u y (r c dc x, ) dx
dc0 dc c dc
Sustituyendo los valores de yy y uy correspondientes al modo I (ver sección 6.6.1), se obtiene:
2 K I2 c dc c dc x 2 K I2 dc dc y
E ' dc c E ' dc 0
G dx dy
xc y
4 K I2 4 K I2 sen2 2 K I2
G sen d
2 2
K I2 K II2 K III2
GI , GII , GIII (1 )
E' E' E
con E’=E si la lámina es delgada (tensión plana) y E’=E/(1-2) si es gruesa (deformación plana).
Queda, por tanto, demostrada la equivalencia entre G y K: conocida una de las dos magnitudes es
inmediato calcular la otra, a través de esta relación. Como ya se ha comentado, ambas magnitudes
caracterizan de algún modo la fuerza motriz de propagación de fisuras: a mayor G y K más favorable será
el que la fisura se propague.
6.6.4 Superposición de G y K.
Puesto que las tensiones del mismo tipo (cizalladura o normales) verifican el principio de
superposición y pueden sumarse, también los factores de intensidad de tensiones correspondientes a un
mismo modo de fractura se suman:
KI= KI (1)+KI (2)+KI (3)
En cambio, cuando los modos de fractura son diferentes, los factores de intensidad de tensiones no
pueden sumarse pero la energía liberada sí es aditiva:
G
dU E
dc
2 c
dc0 dc c dc
K2 K2 K2
lim 12 yy u y xy u x zy u z dx I II III (1 ) GI GII GIII
E' E' E
Por eso es tan interesante la mecánica de la fractura de Irwin, porque utilizando bien la formulación
en tensiones (K) o bien la energética (G) es posible aplicar el principio de superposición y se simplifica
mucho la resolución de cualquier problema de fractura.
Una vez que hemos identificado las fuerzas motoras de la propagación de fisuras y sus propiedades,
es necesario incorporar el concepto de balance energético de Griffith a la mecánica de la Fractura de
Irwin para completar el esta teoría. Al igual que G caracteriza la energía mecánica disponible para la
propagación de fisuras, se hace necesario definir una magnitud que represente la energía necesaria para
que dicha propagación tenga lugar y que, en ausencia de otros fenómenos, se identifica con la variación
de energía superficial del sistema por unidad de área, es decir, con el trabajo necesario para romper
los enlaces:
dU s dU s
R
dS dc
Esta magnitud es la fuerza que se opone al crecimiento de la fisura (notar que es positiva), es decir,
la fuerza de resistencia a la propagación de fisuras. Esta fuerza resistiva puede identificarse, de forma más
general, con el trabajo de adhesión de Dupré por unidad de área. Es decir, el trabajo necesario para
separar dos superficies unitarias y crear las respectivas interfases con el medio que rodea al material o
materiales. En el caso de un sólido homogéneo este trabajo se identifica con la energía superficial de
cohesión (2 veces la tensión superficial, recordar la teoría de Griffith) y, si se trata de cuerpos distintos,
con el trabajo de adhesión propiamente dicho, es decir, la diferencia entre las tensiones superficiales de
los cuerpos por separado y la energía interfacial de la unión entre ambos materiales:
Como se muestra en el esquema, ambas magnitudes pueden modificarse en presencia de un medio E
determinado, lo que explica el efecto del entorno en la propagación de fisuras que Obreimoff constató en
sus experimentos. Al efecto pernicioso que en muchos casos tiene el entorno químico en la fractura de los
materiales se le denomina fatiga química.
Teniendo en cuenta esta definición, la condición de equilibrio de Griffith queda expresada como:
dU dU M dU S 0 GdS RdS G R GC
es decir, la fractura se produce cuando G alcanza un cierto valor crítico (GC=R) o, equivalentemente en la
formulación en tensiones, cuando K lo alcanza:
K=KC
2
K
Basta recordar que G (modos I y II). El valor crítico KC se denomina tenacidad a fractura del
E'
material. Por tanto, según esta condición crítica, si G > R (K>KC) la fisura crece, mientras que si G < R
(K<KC) la fisura se contrae, tendería a cerrarse.
La condición anterior es condición necesaria para que se produzca el fallo de una pieza, pero no
suficiente. Para que la pieza falle, además, la propagación de la fisura ha de ser inestable, es decir, se debe
cumplir que:
d 2U R cte dG dK
0 0 0
dc 2 dc dc
donde el cambio de signo de “<” a “>” se debe al distinto signo entre U y G. Por supuesto, es posible que
en un determinado sistema, debido al campo de tensiones que actúa sobre la grieta, se alternen periodos
de propagación estable-inestable-estable… Estos diferentes periodos de crecimiento de las fisuras en un
material reciben nombres como incubación (crecimiento estable inicial), pop-in (crecimiento inestable) o
detención o arrest (frenado de la propagación de una fisura tras un crecimiento inestable o pop-in).
La mecánica de la fractura de Irwin que acabamos de explicar no serviría de nada si no fuera posible
calcular los valores de las fuerzas motrices de la propagación de fisuras: G y K. En esta sección
estudiaremos algunos valores típicos de estas magnitudes para algunas configuraciones tensionales de
interés:
Fisuras bajo tensión uniforme: En este caso, el factor de intensidad de tensiones toma siempre la
misma forma funcional, independientemente del modo de fractura:
K I AI c
1
2
1 1
K II AII c 2 K c 2
K III AIII c 2
1
E (a / c) 1 1 c
0
2
2
a
sin d
2
2
1
2
c
c
I ( x) 2
c
r I ( x)
KI 2
0 c x
2 2
o KI
c 0 c 2 r 2
donde los términos 1 son funciones peso de r
y
c x 2
c r2 2 2
Green que tienen en cuenta que las tensiones más relevantes son las que se encuentran próximas a
la punta de fisura. A partir de estas expresiones, y sabiendo que
dx x xdx
c2 x2
arcsen
c
y c2 x2
c2 x2
es fácil obtener los valores de K para los casos de tensión constante que
acabamos de ver: basta con sustituir (x)=A o (r)=A. También es fácil
calcular los casos de carga lineal en la boca de una fisura recta (ver figura),
para ellos se sustituye (x)dx=F(x)dx, siendo F la fuerza por unidad de
longitud aplicada y (x) la función delta de Dirac. Entonces, integrando se
obtiene:
2F
KI
c
y de forma análoga para el caso de una carga puntual sobre una fisura
medio-penique (ver figura), sustituyendo (r)rdr=P(x), se obtiene:
2P
KI
c 2
3
En ambos casos el parámetro que aparece es un factor de corrección de borde similar al que
aparece en el caso de fisuras bajo tensión uniforme.
Geometrías experimentales: otras geometrías de interés práctico son las que se producen en los
diferentes ensayos mecánicos habitualmente realizados para estudiar fenómenos de fractura:
o Flexión en 4 puntos: En este ensayo entre los dos cilindros interiores la tensión de tracción
es constante (ver figura), y se puede suponer que existe una
fisura recta, bien porque la hayamos introducido nosotros
(entalla) o porque asumimos que los defectos preexistentes
tienen esa configuración. Entonces, si c<<d, podemos utilizar la
con = , sabiendo que:
1
expresión K c 2
3Pl
4wd 2
o Flexión biaxial: En este tipo de ensayo la tensión de tracción es
de nuevo uniforme en el centro de la muestra (ver figura). Por
1
tanto, de nuevo, si c<<d podemos utilizar K c 2 con, por
ejemplo, = 2(si en este caso suponemos que la fisura
es de medio penique). En este caso la tensión viene dada por:
3Pl b 2b 2 a 2
(1 ) 2 ln 1 (1 )
16d 2 a 2R 2
o Doble cantiléver: Este tipo de ensayo consiste en flexionar simultáneamente dos láminas de
material, por ejemplo, introduciendo una cuña en una entalla para hacer crecer la fisura.
Utilizando la energía mecánica, UM = UE, que vimos al estudiar el experimento de Obreimoff
pero multiplicada por dos (son dos láminas), es fácil calcular G para esta condición de
desplazamiento constante (h=cte.). En los otros 2 casos posibles, carga constante (P=cte.) y
momento constante (M=cte.), G también puede
calcularse a partir de la teoría de vigas bajo flexión, de
forma que finalmente se obtiene:
Todas estas configuraciones de carga no son igualmente estables, que es lo que hace a este
dG
tipo de experimento tan interesante. Por ejemplo, a h=cte., 0 y por tanto la
dc
dG
propagación es estable, mientras que para P=cte., 0 y el crecimiento es inestable.
dc
Finalmente el caso M=cte. G(c) es independiente de c lo cual hace este tipo de configuración
especialmente útil para poder conocer G sin tener que medir c, aunque lamentablemente es
una configuración difícil de realizar experimentalmente.
Pw0
K 12(1 ) 1
w 2d 2
2F
K K A K F A c
c
2 2
K=KF=KC → c I 2F
4 F
1/ 2 K
C K C
Cuando comienza a actuar la tensión externa A y hasta que se alcanza un valor crítico M, es decir,
para M >A > 0 (por ejemplo, A =0.25M), para K=KC (línea discontinua horizontal en la gráfica)
existen 2 puntos de equilibrio: uno de equilibrio estable (c=cI’>cI → dK/dc<0) y otro inestable (c=cF →
dK/dc>0). La fisura crecerá desde el tamaño inicial de equilibrio cI hasta cI’, que es el nuevo tamaño de
equilibrio para esta tensión aplicada. El otro tamaño cF que también cumple la condición de equilibrio no
tiene ninguna relevancia real porque se llega al otro equilibrio antes.
Conforme A aumenta cI’ crece establemente, manteniéndose en todo momento el equilibrio K=KC.
Pero conforme esto sucede cF va decreciendo de forma análoga hasta que ambos valores se igualan y se
alcanza la condición de equilibrio inestable final: c= cI’= cF cM , que se producirá para A = , y que
podremos calcular haciendo K=KC y dK/dc=0:
2F 2
K K C K C M c M
c M K 2F 2F c 4F
C
c M c M
M K
C
dK 1 F 2F 2
0 M 0 M M C2
K
dc 2 cM 3
c M2 c M 8 F
Estos valores de tamaño de fisura y de tensión son los críticos para provocar el fallo de la pieza, es
decir, esa sería la resistencia al fallo del material.
Hasta ahora hemos considerado que el sistema en que se propaga la fisura se comporta como un
medio elástico continuo. Sin embargo, en la práctica existen múltiples desviaciones respecto de este
comportamiento ideal de fractura lineal. En lo que sigue trataremos de identificar estas fuentes de
desviación respecto de la linealidad (el problema de la punta de fisura, presencia de deformación plástica,
etc.) y de extender la teoría de la fractura que hemos estudiado para abarcar estos casos.
La mecánica de fractura de Irwin es una poderosa herramienta para describir múltiples aspectos del
proceso de fractura. Sin embargo, no está exenta de limitaciones. En particular, aunque permite
determinar cuándo una fisura debe propagarse, no puede explicar cómo lo hace. Es decir, al igual que la
teoría de Griffith no permite describir lo que sucede justo en la punta de fisura: como ya dijimos, la
mecánica de de fractura de Irwin predice una singularidad ( ~ r -1/2) para las tensiones en punta de fisura.
Sin embargo, es precisamente en dicha región inaccesible a la teoría donde verdaderamente tiene lugar el
proceso de ruptura de enlaces que conduce a la fractura. El origen de esta singularidad es doble: por un
lado, la utilización de la aproximación de continuo y, por el otro, la aplicación de la ley de Hooke, de la
teoría elástica lineal. Al utilizar la ley de Hooke, en la punta de fisura se obtienen tensiones y
deformaciones infinitas, asumiendo la forma parabólica de Irwin para la punta de fisura, porque en
elasticidad se asume que no hay límites para la deformación elástica, es decir, que la tensión de límite
elástico es infinita.
R0 WBB p (u )d (2u ) 2 B
0
Bajo estas hipótesis, << c << L, es posible calcular los factores de intensidad de tensiones
asociados tanto a las fuerzas externas como a las tensiones de cohesión. Ambos factores presentan
singularidades en la punta de fisura pero al sumarse se cancelan, como veremos a continuación. En primer
lugar calculemos el factor K0 asociado a las tensiones de cohesión:
c c I ( x) 2 p ( X )
X c x , c
K 0 2 dx K 0 dX
0
c2 x2 0
X
donde el signo negativo indica que es un factor de tensiones que se opone a la propagación de la fisura. Se
define el módulo de cohesión o tenacidad intrínseca como: T0 K 0 , que es independiente de c y es por
tanto una propiedad del material. La condición de equilibrio se reduce entonces a:
K=KA+K0 = 0 KC = T0
Claramente, debe existir una relación entre T0 y R0, usando la relación entre G y K se obtiene:
T0 E ' R0
Es posible calcular la forma de la punta de fisura
resultante de considerar este modelo, calculando a partir
de la teoría de elasticidad los desplazamientos debidos a
fuerzas de cohesión y a las fuerzas externas, obteniéndose
(ver figura) que:
u( X ) X 3/ 2
en la mecánica de la fractura de Irwin donde u X1/2 implica que la deformación es infinita en la punta de
du
lim 12 X 2 .
1
fisura: lim
X 0 dX X 0
Sigue existiendo, sin embargo, una cierta incertidumbre acerca de cuál debe ser la definición de
punta de fisura: ¿El punto donde p(u) alcanza el máximo?, ¿o el límite de la zona de cohesión..? Además,
es posible estimar el tamaño de la región de cohesión haciendo una serie de aproximaciones, y se obtiene
que ~ 0.2-1 nm. Este tamaño es demasiado pequeño para justificar el haber reemplazado las fuerzas
interatómicas discretas por una distribución uniforme de tensiones, con lo cual surgen dudas acerca de la
validez formal de este modelo, a pesar de que permite solventar el problema de la singularidad de las
tensiones en punta de fisura.
Como se aprecia en la tabla los valores de R son superiores a los valores de energías de cohesión,
especialmente en algunos materiales como los metálicos (las energías de cohesión de los metales son
similares o menores a las de los cerámicos). Pero incluso en cerámicos R0=1-10 J·m-2 mientras que
R=1-1000 J·m-2 o, equivalentemente, T0=0.4-4 MPa m-1/2 mientras que T=0.4-20 MPa m-1/2. Es decir,
deben existir otros fenómenos de disipación de energía en el proceso de fractura además de la creación de
nuevas superficies. Cuanto más intensos sean estos procesos de disipación de energía, más resistente a la
propagación de fisuras, más tenaz, será el material.
Para incorporar estos procesos de disipación de energía a la mecánica de la fractura de una forma
simple se emplea la aproximación de Irwin-Orowan, que asume que el medio en torno a la fisura puede
dividirse en 2 regiones: una zona externa elástica que transmite las cargas externas y una región interna
donde ocurren los procesos de disipación de energía (incluida la formación de nuevas superficies, R0). Si
la región interna es pequeña en comparación a la externa:
i) El trabajo de separación de las dos superficies se produce en la región interna y lleva asociado un
factor de intensidad de tensiones, K, siendo independiente de la configuración de cargas externas
y, por tanto, R es una propiedad del material.
ii) Por otro lado, la velocidad de liberación de energía mecánica está gobernada exclusivamente por
la configuración elástica y no se ve afectada por los fenómenos que tienen lugar en la zona
interna.
Bajo estas condiciones, podemos seguir empleando la mecánica de la fractura de Irwin para
describir la propagación de fisuras en medios no elásticos (también denominados disipativos) sin más
que sustituir R0 por R y T0 por T. Esto se denomina extensión de Irwin-Orowan del concepto de Griffith.
Si bien estos nuevos valores de la tenacidad, T, o de su homólogo energético, R, no pueden calcularse
teóricamente sino que han de ser medidos experimentalmente. Se suele escribir:
R = R0 + RP = 2B + RP
Existen modelos de fractura más elaborados que permiten entender por qué y cómo se incrementa el
valor de R debido a los procesos disipativos. En concreto, el modelo de Thompson (y Lawn) afirma que
los procesos disipativos incrementan la tenacidad del material porque apantallan la punta de fisura de las
cargas externas. Por tanto, estos procesos disipativos no afectan al proceso de separación de las
superficies propiamente dicho y la forma de la punta de fisura no se ve afectada, de modo que el modelo
de Barenblatt sigue siendo aplicable (aunque esto, evidentemente, es una aproximación).
En este modelo existen, por tanto, sumideros de energía que están determinados por la
microestructura y que se activan debido al fuerte campo
de tensiones existente en el entorno de la fisura. Se
considera, por tanto, que su actividad se limita a un
dominio anular r0 > r >r. De esta forma el modelo
distingue 3 regiones (ver figura): un enclave elástico,
una zona de apantallamiento donde suceden todos los
procesos disipativos y resto del sólido, que también es
elástico. El tamaño del enclave es muy superior al de la
zona de cohesión (r0 >>.) pero pequeño en
comparación con la distancia de separación promedio
entre sumideros de energía. A pesar de que dichos
sumideros están distribuidos de forma discreta se
mantiene la aproximación de continuo para poder seguir
aplicando el formalismo de Irwin. Además, conviene
mencionar que al crecer la fisura, la zona de
apantallamiento deja tras de sí una estela, donde los
sumideros pueden permanecer en un estado de actividad residual.
k =KA+K+K0 = 0
ii) Enclave: En esta región, en cambio, un observador percibe el termino asociado a las tensiones de
cohesión como una fuerza resistiva: T0 = -K0. Este término resistivo, al ser la zona de cohesión
pequeña, puede considerarse independiente de la fisura y por tanto es una propiedad del material.
La condición de equilibrio sería ahora:
K*=KA+K= T0 =(E’R0)1/2
iii) Observador externo: en este caso, el observador percibe el termino de apantallamiento como
parte de la resistencia del material: T = -K. Por lo que el equilibrio queda:
KA=KR= T0 +T =T
En algunos casos, cuando los sumideros permanecen activos en la estela, la tenacidad puede
depender del tamaño de la grieta, T = T(c), creciendo conforme evoluciona la zona de apantallamiento.
Bajo estas condiciones, definiendo k(c)=KA(c)-T(c), o análogamente g(c)=GA(c)-R(c), la condición de
“fallo” puede expresarse de la siguiente forma:
Condición de equilibrio:
Condición de inestabilidad:
Los materiales que tienen valores de tenacidad dependientes de la longitud de fisura se dice que
exhiben un comportamiento tipo curva-T o, más comúnmente, comportamiento tipo curva-R (ver
figuras). Estos materiales exhiben una mayor
resistencia a la propagación inestable de fisuras.
En efecto, la condición de equilibrio se cumpliría
para determinados tamaños de grieta cuando G
fuera la recta marcada por 1 o 2, pero la
propagación inestable no se produciría hasta que
G aumentará, debido a un aumento de la tensión,
hasta el caso 3. De esta forma, el apantallamiento
estabiliza el crecimiento de fisuras hasta que la
tensión alcanza dicho valor, proporcionando al
material una mayor tolerancia al daño.
Hasta ahora hemos hablado de la existencia de procesos disipativos y sumideros de energía, pero sin
explicar exactamente qué son. En esta pregunta analizaremos los distintos procesos disipativos que
aumentan la tenacidad de los materiales. Los mecanismos de refuerzo de tenacidad pueden clasificarse en
dos categorías: los mecanismos de apantallamiento frontal y los mecanismo de puenteado de fisuras.
Mecanismos de apantallamiento frontal: Disipan energía en punta de fisura tal y como hemos
descrito anteriormente y en ocasiones dejan una estela que continúa actuando de forma residual,
dando lugar al comportamiento tipo curva-R. Como mecanismos dentro de esta categoría cabe citar:
Transformación tenaz: En circona (ZrO2) es posible estabilizar la fase tetragonal (T), estable a
alta temperatura, a temperatura ambiente, donde la fase estable es la monoclínica (M). Para
ello se usan determinados procedimientos de fabricación, especialmente el dopaje con MgO,
CaO, Y2O3, CeO2, etc. Las tensiones de tracción en punta de fisura pueden inducir entonces la
transformación martensítica de la fase tetragonal a la
monoclínica. La transformación T→M. de la circona lleva
asociado un cambio de volumen del 4% y unas deformaciones
de cizalladura del 7 %. El aumento de volumen en los granos
transformados genera tensiones de compresión sobre la punta
de fisura y se opone a su propagación. Este proceso es muy
efectivo para apantallar las tensiones porque, además, la zona
transformada sigue favoreciendo el cierre de la fisura incluso
en la estela (ver figura), produciendo un comportamiento tipo
curva-R. Lamentablemente, hasta la fecha, este tipo de
transformación tenaz solamente ha sido observado en circona.
Fases dúctiles: En materiales cerámicos no es posible que se produzca deformación plástica per
se, sin embargo, introduciendo una segunda fase dúctil (formando un material compuesto) es
posible activar estos mecanismos. La eficacia de estas partículas dúctiles para incrementar la
tenacidad en cerámicos se ve incrementada por los fenómenos de puenteado, que analizaremos
a continuación.
Los propios granos: Este mecanismo es especialmente efectivo en materiales con tamaño de
grano elevado. Se basa en la deflexión de la fisura según interfases débiles y en la existencia de
tensiones de origen térmico. Cuando las interfases entre los distintos granos del material son
débiles la fisura se propaga de forma intergranular, rodeando los granos. La deflexión ya de por
sí puede considerarse un mecanismo de refuerzo, aunque el hecho de que las interfases sean
débiles reduce sus beneficios. Sin embargo, lo verdaderamente importante es que si existen
además tensiones residuales, al propagarse la fisura y dilatarse los
granos se genera fricción entre las caras de la fisura (ver figura) y se
produce una fuerte disipación de energía que conduce a un aumento de
R y T. Además, el crecimiento la fisura es estable al acumularse el
efecto de puenteado en la estela.
Fibras y whiskers: El efecto es el mismo pero ahora la extracción o
separación de estos ligamentos de la matriz es más difícil, al ser más
largos, por lo que se incrementa la disipación de energía si la fibra
resiste la tensión. Como una alta resistencia a fractura es deseable en la
fibra, en ocasiones se usan whiskers, aunque como son más cortos el
beneficio obtenido es limitado.
Partículas dúctiles: Pueden actuar de ligamentos de forma que, si no
son extraídos, disipan mucha energía mecánica al ser deformados
plásticamente, como se muestra en la figura de la derecha.
Los mecanismos de puenteado suelen requerir de interfases débiles para reflectar las fisuras dejando
atrás los ligamentos. A consecuencia de ello, aunque se aumenta la resistencia a la propagación de fisuras
largas, se disminuye la resistencia al inicio de daño, es decir, a la generación de fisuras cortas. Por tanto,
la utilidad de estos mecanismos dependerá de la aplicación concreta: En concreto, la existencia de estos
mecanismos es buena en aplicaciones estructurales pero nefasta en aplicaciones donde se reuniera
resistencia erosión o en las que el inicio de cualquier tipo de daño sea intolerable (por ejemplo, en
implantes y aplicaciones biomecánicas). En efecto, un material cerámico dado puede exhibir alta
resistencia o alta tenacidad dependiendo de su tamaño de grano pero, desafortunadamente, no de forma
simultánea.
Como acabamos de comentar, en la mayoría de materiales existen procesos disipativos que alteran
los valores de tenacidad a fractura respecto de los valores intrínsecos del material. Se hace, por tanto,
indispensable disponer de métodos de medida de esta magnitud si deseamos estudiar con detalle el
proceso de fractura de los materiales. Entre los distintos métodos disponibles, cabe destacar:
Ea=mg(h-h’) =mgL(cos-cos )
2
K
B 2.5 IC
Y
F
K IC f (c / W )
B W
siendo
f (c / W )
2 c /W
0.886 4.64c / W 13.32c / W 14.72c / W 5.6c / W
2 3 4
1 c / W
3
2
6.10 FATIGA
Rotura final inestable: El fallo final de la pieza se produce bruscamente, a gran velocidad, una
vez se ha alcanzado un cierto tamaño crítico de grieta. Puede ser fractura frágil o dúctil
dependiendo del material.
La contribución a la vida a fatiga de la última etapa es despreciable, por tanto, puede considerarse
que depende exclusivamente de los periodos de iniciación, Ni, y propagación de la grieta, Np:
Nf = Ni+ Np
De las dos contribuciones cuál sea la dominante depende mucho del nivel de tensión aplicado. A
baja tensión, el periodo más largo es el de iniciación de la grieta, pero conforme S aumenta disminuye Ni
en relación a Np .
Finalmente, conviene indicar que la resistencia a fatiga, e, está muy relacionada con la resistencia a
tracción del material, verificándose en metales que:
e ≈ 0.33 ts.