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JILL MAGID. Una carta siempre llega a su destino.

Autor: Dr. Juan Pablo Díaz González.


juanpablo@matcuer.unam.mx
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Ahora nos ocuparemos de la exposición de Jill Magid (1973) en el


Museo Universitario de Arte Contemporáneo llevada a cabo del 27
de abril al 8 de octubre de 2017: un arte vivo que deviene en volver
arte el cadáver de un artista. Que cuestiona (la propiedad de) la
memoria y el patrimonio: los archivos. Que habla de lo efímero y de
lo eterno. De la muerte, del amor, del vacío. Del vacío sí existencial,
físico,... pero también del vacío legal.

Una pieza de artes visuales de esas que basta con saberse. Que
ocupa otro ojos para contemplarlo. En la exposición de Jill se
muestran los registros y las huellas de la acción. Los carbones
renegridos de lo que fue el fuego luminoso. En la exposición curada
por Cuauhtémoc Medina y Alejandra Labastida no hay mucho
donde hacerse una buena selfie aparatosa. Pero eso sí: nos invita a
ser cómplices.

Se nos cuenta que a la Dra. Federica Zanco le ha ofrecido su


pretendiente como regalo de compromiso el archivo profesional del
arquitecto Luis Barragán Morfín (1902-1988), el gran artista
mexicano. Ella lo guarda celosa bajo tierra desde 1995 en una
bóveda suiza. Ella trabaja en él. Ha editado ya alguna parte en su
Guía Barragán pero falta mucho por hacer. Ella lo hará a su modo.
Ella es la directora de la Barragan Foundation que ha creado el
corporativo Vitra de su esposo. Ella es la única dueña legítima de
los derechos del archivo Luis Barragán, de su memoria y de su
nombre.

Jill le pidió a Federica exponer parte del archivo pero no se le


concedió. Desconozco como se transforma la mariposa en el
interior del capullo. También la metamorfosis en este punto de la
historia de una mujer interesada casualmente en Luis a la mujer que
trama ir a exhumar al arquitecto para volverlo diamante y negociar
la repatriación de los restos de Barragán, su archivo profesional, a
México.

Por medio del sobrino Hugo, Jill citó a los demás miembros de la
familia Barragán en el Museo de Arte de Zapopan para por decirlo
de algún modo, pedir la mano de Luis para un anillo de
compromiso. Se votó la decisión: sí por unanimidad.

El MUAC guarda una serie de 41 obras que atestiguan esta


intervención de Jill. Como templo del arte contemporáneo guarda
las joyas y las reliquias que conforman esta pieza. La osada
aventura de Jill de pedir lo impedible a cambio de lo imposible:
(re)objetualizar al artista. Un trueque improbable. Volver a traer su
presencia física en un símbolo de lo eterno, el diamante.

La polémica no se hizo esperar: cuatro consejeros de la fundación


Arquitectura Tapatía Luis Barragán renunciaron. Los medios y los
enteros se rasgaron las vestiduras. Se cazaron brujas, se les
acusaba de trata de las cenizas de Luis por su cuerpo de trabajo.
De profanar tumbas. -¿Vendrán a sacar más? ¿Venderán a todos
nuestros hombres ilustres como baratijas?- cuestionaron desde la
rotonda tapatía. En el MUAC César Cervantes quién si vive en una
casa Barragán y cuida cariñosamente les encaró a Jill y a
Cuauhtémoc "Es incongruente criticar una fundación sin fines de
lucro, para adueñarse de un personaje público y utilizarlo con fines
de lucro". Algunos contribuyentes y patrocinadores de la UNAM se
quejaron de que la expo costo casi un millón de pesos. Discusiones
sobre lo público y lo privado, la ley y el arte, la mercadotecnia, la
filosofía y la religión.

Incluso por aquellos días el papa se pronunció en nombre de Dios


sobre los ritos de los restos mortales de los católicos prohibiendo
que sus cenizas sean esparcidas o convertidas en un objeto
fetichizante como es el caso de Barragán: "Como católico que soy
he visitado con reverencia los conventos que heredamos de
nuestros antepasados, nunca ha dejado de conmoverme el
sentimiento de paz y bienestar que se apodera de mi espíritu. Como
me gustaría que se reconociera en alguna de mis obras las huellas
de esa experiencia". Aunque fascinante por sus claroscuros alguna
vez confesó "yo pertenezco a la iglesia en calidad de pecador".

Lo cierto es que además de mujeriego, el arquitecto es un sublime


creador de espacios de experimentación de la belleza.

Uno entra a la exposición por una puerta monumental construída


para la ocasión en el museo, creación arquitectónica de Barragán y
apropiación de Magid. Arte conceptual. ¿Quién la construyó en el
MUAC? ¿Quién o quiénes se ensuciaron las manos? ¡Qué importa!
Es Magid.

Auto retrato pendiente

Una cajita vacía muestra un anillo de oro con cuatro patitas listas
para engarzar a Jill Magid vuelta diamante. El anillo vacío. Allí falta
el diamante de un ser. Una pieza que antecede al anillo Barragán.
Este gesto de Jill enfatiza la ausencia pero sobretodo la idea de
lapresencia del objeto material que es el diamante elaborado a
partir de un ser humano, signo y parte. El anillo vacío nos habla de
la ausencia corporal, de la añoranza por los muertos. ¡La obra está
completa!

Al anillo se le colocará el diamante de un quilate y corte redondo


elaborado con el carbono de los restos cremados de Jill cuando ella
fallezca. ¡Entonces el anillo estará completo? Y esta sensación de
vacío al ver ahora las patitas del anillo Magid será transformada.
Será otra obra de arte y será la misma mostrando así la organicidad
de la pieza la cual se acompaña del contrato corporativo y del
beneficiario firmados en 2005 además de una carta de Jill en la que
urge la realización de su anillo, cuando sea tiempo. Para entonces
todavía faltan algunos papeles más que ir agregando.

El archivo enmarcado, mujer con sombrero

Enmarcar la publicación de Federica Zanco. La publicación del


archivo de Luis Barragán. Un marco que sirve como portarevistero.
Precioso diseño. Es apropiación de la obra ajena pero ¿qué no es
apropiación? Jill: "The work of an artist is to make questions". Un
collage de objetos apropiados a modo de homenaje nos llevan a la
atmósfera Barragonesca: Cuadros, sillas, la mesa de noche y los
libros del arquitecto todavía con sus separadores.

El diálogo

Dear Federica en esta


exposición se exhiben nuestras
cartas. Una italiana y una
estadounidense interesadas en
un hombre mexicano. De estós
diálogos dear Federica sólo se exhibe mi voz pues se consideró
que era mejor censurarte bajo recuadros negros para no meterse en
problemas legales... Ya sé que es sarcasmo. Exhibo mi propuesta
de aquel 31 de mayo del año 2016. Dear Federica una carta
siempre llega a su destino. También muestro tu respuesta...

El video

En el video se registra el acto fundamental que carga al objeto


performático: la extracción de las cenizas de Luis Barragán de la
rotonda de los hombres ilustres de Guadalajara. Jill acompaña a
algunos de los 9 familiares
cercanos que firmaron la
autorización para abrir la
tumba. Los martilleos
escuchados en silencio
recuerdan los mismos
sonidos de aquel día en el
que esta tumba se cerraba.
Recuerdan la razón por la

cuál se estaba allí entonces y nos


devuelven a considerar la razón que
nos trae aquí ahora. El martillo
rompe un ladrillo y una fila de
hormigas sale de ese agujero. ¡Allí
todavía hay vida! Una cajita es sacada con cuidado. Lleva una cruz
que es puesta boca abajo para quitar la tapa y extraer con cuidado
los 255 gramos necesarios para lo planeado. Nosotros observamos
atónitos lo que familiares y Jill. Quizás se rece algo, se hable algo
en silencio, quizás se trate de hacer comunicación en ese preciso
momento en que las cenizas se hallan abiertas.
Justo cuando la urna sería tapada Jill interviene y ofrece un caballo
de 255 gramos de plata pura. Una ofrenda para armonizar al
universo.

El anillo Barragán: La propuesta

Un anillo como de compromiso detrás de una vitrina. Un diamante


verdoso, opaco, heterogéneo. ¿Un diamante? Una piedra de carbón
de 2.02 kilates engarzada en un anillo de plata. Un anillo cargado
de significado. Estamos reencontrándonos físicamente con el
arquitecto vuelto joya. He aquí el momento más esperado de la
exposición. La resacralización. Ese sentimiento sublime de
presencia de un ser querido ante la reliquia. Pero bien puede no
pasar nada. Ninguna conmoción estética. Es sólo un anillo. Incluso,
-no es muy bonito-. La fascinación proviene del concepto y del
proceso recorrido para llevarlo a cabo. Lo sagrado es subjetivo. El
diamante no es transparente ni luminoso radiante, la piedra de
carbón muestra impurezas que la reliquia Barragán sublima en
belleza.

La pieza se nos presenta como un arte-objeto huella de una acción.


No es el objeto en sí. Es su arte-acción. Lo vivo del arte, el artevivo.
¿Cuánto dura un performance? Desde que se piensa, desde que se
pretende, desde que se comienza a accionar. ¿La acción del
performance fue aquella de elaborar un anillo convenciendo a cien
gentes y venciendo mil obstáculos, escribir una carta y entregarla?
¿O se concretó sólo hasta cuando Federica la lee por primera vez?
¿O cuando manda una respuesta?... ¿O no ha terminado aún, la
propuesta sigue abierta y la acción revive cuando nosotros nos
enteramos y (re)accionamos, cuando se abren las mesas de debate
en los museos y en las cámaras legislativas y se escupe desde el
púlpito? No lo sé. La pieza de arte vivo (el diamante hecho de las
cenizas de un finado) incluye el debate y las (re)acciones alrededor.
Como si el performance actuara como el fregadazo de una piedra
que cae al agua generando una onda expansiva de performances a
su alrededor que le son parte: el mitote. Ciclos de debates,
conversatorios y mesas redondas y muchísimas pláticas como de
pasillo, cama y sobremesa conforman lo que el curador de la
exposición Cuauhtémoc Medina describió como "arquitectura del
ruido".

¿Cuál será el futuro del anillo? En el contrato se establece que no


debe venderse. Quizás quede en la Fundación Barragán. Quizás
luzca alguna vez en la mano de Federica. Hay quien plantea
destruirlo y devolverlo a la rotonda de los hombre ilustres. Jill
considera esto violencia, un llamado a la censura. Pulverizar el
diamante forjado de las cenizas. Quizás el objeto, el arte-objeto la
propuesta pueda ser destruído. Pero el performance no. La
paradoja del arte efímero. La acción de la propuesta fue un hecho
que pasó, con la posibilidad de ser olvidado pero con la dignidad de
recordarse.

Lo cierto es que la existencia del anillo aumentó el patrimonio


Barragán. Ahora hay una obra material de arte más del arquitecto
que (ya) no existía: Luis Barragán mismo.

Si el anillo Magid que en el hecho de esperar guarda su estética


devendrá en otra obra de arte cuando ya no sea tema el vacío sino
la presencia misma. El gran arquitecto artista siendo él mismo arte
ha devenido en otra y la misma pieza con aspiraciones de
permanencia.

Cuatro caballos, los milagros

En nuestra cultura popular mexicana un ex-voto es una ofrenda de


agradecimiento a un ser sobrenatural por un milagro realizado. Jill
realiza cuatro caballos de estaño en honor a la familia Barragán, al
gobierno de Jalisco, al caballo de plata y al diamante. A Luis le
gustaban los caballos, el montaba en el club hípico francés, en la
cuadra San Cristóbal. Los ex-votos son en agradecimiento a Luis
por un milagro ya cumplido y que aquí nos ocupa.

Un ausente caballo deseado, el milagro del legado

Una urna vacía. Un quinto caballo queda pendiente en la promesa


de materializarlo cuando el anillo sea aceptado y el archivo
profesional regrese a México. El vacío se nos presenta
nuevamente, nos recuerda el auto-retrato pendiente. Nos presenta
la posibilidad (o no) real y simbólica de la existencia. La posibilidad
del intercambio propuesto. Después de los 4 caballos en sus urnas,
esta urna vacía está llena de significado. Urna establo deseo del
milagro.

Al fondo se observa un patio en el


que hay una mexican-style ofrenda
minimalista hecha de aserrín y flores
de plástico con una paleta de colores
que le agradaban a Luis alrededor
del bermellón cempasúchil. La hizo
Jill en Estados Unidos, ahora ya no
quedá más que la base en el MUAC.
La obra se fue destruyendo. Se
entiende muy bien que la expo es
sobre arte conceptual. Que nada
permanece. ¡Ni la técnica ni la
disciplina artística! La instalación de
la ofrenda se la lleva el viento. Al
diamante se lo llevará el viento
también. Si hoy sobrevive a los que exigen su pulverización una
mañana del 2345 quizás, siendo optimistas, el mundo reviente
como una pompa de jabón por un coraje nuclear de algún alguien.
Nada es para siempre, el sol, incluso el universo son lámparas que
agotan su energía. Ese es nuestro destino. El destino final de todo:
la muerte, el olvido, el silencio, el negro.

Dear Jill “Gracias por tu visita. Disfruté reuniéndome contigo y


comparando nuestras respectivas visiones de Barragán. En tu más
reciente carta, escribes: ‘Ambas sabemos cómo se construyen las
historias: parte verdad, parte especulación’. No puedo estar más de
acuerdo, particularmente en relación con la historia que tú has
inventado sobre los archivos de Barragán. De hecho, has
convertido la especulación en arte y, en el proceso, me has
transformado en un personaje de ficción. Por lo tanto, mi ser real es
irrelevante para tu proyecto y mi actual participación, innecesaria.
Estás por mucho servida por tu imaginación.

Sin embargo, estaría encantada de verte de nuevo”.

Federica.

Dr. Juan Pablo Díaz González

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