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La Adivinación y las Artes Mágicas

La tradición de la Europa Occidental se compone por


un crisol de conocimientos y tradiciones diversas que la
definen atractiva y compleja a la vez, así tropezamos con
disímiles mundos, cosmovisiones y creencias. Celtas,
Romanos, Visigodos, Árabes, Normandos y Cristianos
proporcionarán un rasgo distintivo a esta porción
particular del territorio europeo.
Como el futuro solo corresponde a Dios, y es condenable el
intentar conocerlo, varios concilios reprobaron estas
prácticas1.
Derrotados los visigodos en el año 711, los musulmanes se
extendieron rápidamente por toda la península. Los
fugitivos se refugiaron en los valles Cantábricos, y allí,
unidos a los pueblos celtas de la región, se defendieron y
lograron contener el avance árabe. Esta coyuntura
histórica, da origen una larga transición que permitió la
integración de ritos, mitos, imágenes y símbolos que
imbricaron lo pagano y lo cristiano.
Debido a su mayor antigüedad en la Península y sus
primitivas tradiciones los Vascones, tuvieron ya desde
fines del Imperio Romano fama de adivinos y agoreros.

Precisamente el historiador romano Lampridio2, en: La vida


de Alejandro Severo Marco Aurelio (208-235), se atribuye
gran maestría en la orneoscopia3 y mil años después en las
Primeras Crónica General, ordenada por Alfonso X en el

1
Véase, hacia el 511, el canon 30 del Concilio de Orleans I.
2
Documento biográfico de fecha incierta posiblemente su elaboración se
pueda situarse entre los siglos III y IV de nuestra era.
3
Pues se tenía por factible, adivinación por el vuelo de las aves.
Siglo XIII, advertimos como aún se recurre a dichas
prácticas:

Un águila cabdal ferrera que estava encima de un pino.


Muchol peso de coraçón a ese Nuño Salido
Estas aves nos lo muestran, tornemos nos, mios fijos
[…] e dexose caer en tierra muerta a pie del pino.

Imaginaban a Dios Todo Poderoso, dominando el mundo desde


las alturas y, por tal razón, las aves, por hallarse más
próximas de la divinidad, deberían percibir mejor la
voluntad del Creador y por tanto manifestarla en su vuelo,
inequívocamente.
Tal vez, la Crónica de Enrique de Livonia4 permita
visibilizar la tenacidad -en este caso de los livonios- en
preservar sus tradiciones:

Convocado el pueblo se busco una lanza, un caballo


sobre ella, considerando que la “pata de la vida”
manifestaría la voluntad de Dios. El hermano [un monje]
ora con la boca y bendice con la mano. Ariolus [el
sacerdote pagano] aseguró que el Dios cristiano estaba
sentado sobre el lomo del caballo. Y que por esa razón
el lomo del animal debía ser frotado, de tal manera que
el Dios [de los cristianos] se resbalara.

Por lo cual no debe sorprendernos la prolongada resistencia


ofrecida por los habitantes de los Pirineos en ser
convertidos al Cristianismo, y aun después de ser
evangelizados retuvieron muchas de sus tradiciones mágicas.
Huelga decir que obraron injustificadamente aquellos
primeros historiadores que supusieron como monoteístas
desde los tiempos más remotos a los vascongados, sabemos

4
Sacerdote de las actuales Estonia y Letonia hacia fines del Siglo XII
por las fuentes consultadas que ya en el siglo VI San
Amando “trabajó mucho para extirpárselas”, derribando en
algunas partes ídolos paganos5.
Nos revelan los documentos consultados como hacia el mismo
lapso, los ocupantes de la parte francesa estaban
entregados al culto de los demonios, es decir, a la magia,
según nos lo indica la Crónica de Santa Rictrudis6. Y
sabemos fehacientemente del esfuerzo de los reyes francos
por introducir -a sangre y fuego- el cristianismo entre los
sajones y demás pueblos, condenando a muerte a todos
aquellos que “coman carne humana” pues se tenía por
verosímil que los magos, brujas y adivinadores comían el
corazón de niños, hombres y mujeres para acrecentar sus
poderes.
De igual modo resulta inapreciable el registro dejado por
San Martin de Dumiense, con respecto a los ritos de
numerosos campesinos7: Muchos demonios de los expulsados
del cielo presiden en el mar, en los ríos, en las fuentes o
en las selvas, y se hacen adorar por los ignorantes como
dioses. A ellos hacen sacrificios: en el mar invocan a
Neptuno, en los ríos a las Lamias, en las fuentes a las
Ninfas, en las selvas a Diana.
Anclada en el mundo antiguo, observamos que Tetis será una
de las primeras divinidades marinas, madre de los ríos y
las fuentes que han sido veneradas desde tiempos
inmemoriales. Igualmente, el termino Ninfas, alude a la
idea femenina de jóvenes hermosas casamenteras, y de igual
manera las que habitan en las montañas llevan el nombre de

5
Audivitque ab eis gentem quandam Vacceiam appellavit antiquitas, quae
nunc vulgo nuncupatur VASCONIA, nimio errore deceptam, ita ut
auguriis, vel ovni errore deceptam, IDOLA etiam pro Deo coleret.
6
“Cujus incolae liceo illo tempore pene omnes demoniacis essent dedito
cultibus, a Deo tamen praelecta Rictrudis, sic ex eisdem impiis, et
sine Deo, prodiit hominibus, velutu solet rosa de spinosis efflorere
sentibus: quae ab ipsis incunabulis cum aetatis tenerae provectibus
honestis est alta et instituta moribus.” (La Vasconia del P. Risco)
7
En su mayoría de lo que hoy podríamos denominar el territorio de
Galicia.
Oréadas u Orestíadas; las que residían en los prados
Limníades; en los valles Napeas y en los bosques Dríadas8.
Ya en el Siglo I Plinio el Viejo, registraba como en
Hispania:

Al emperador Tiberius le fue enviada una legación


olisiponense para comunicarle que se había visto y oído
en una caverna a un tritón que tocaba la concha [y]
tampoco es falsa la forma que se da a las Nereidas9,
solo que el cuerpo lo llevan cubierto de escamas
incluso allí donde toma la forma humana.

La alternativa cristiana, proponía un modo diferente de


integrar al bagaje que la sociedad traía del Mundo Antiguo.
Ahora, bajo “inspiración Divina” la doctrina romana
intentaba -no siempre con éxito- cooptarlas a su favor,
pues: El creador de todas las cosas [había dispuesto] para
la salvación de las almas de los hombres el baño
purificador del Bautismo.
Que de hecho así lo creían no debería ponerse en cuestión,
sin embargo, los antiguos pueblos germánicos resistieron
reciamente el avance eclesiástico. Para tal propósito
ensayaron -siempre que pudieron- algunos ritos liberadores,
a saber:

El viento ya había hinchado las velas y he aquí a los


traidores livonios emergiendo de sus acostumbrados
baños, echándose agua del Duina, mientras decían:
“Eliminamos el agua del bautismo y al mismo
cristianismo con el agua del río. Nos frotamos para
alejar la fe que hemos recibido y la enviamos a los
sajones que se alejan. Aquellos que se habían alejado
habían cortado una rama de cierto árbol que se
asemejaba a una cabeza de un hombre. Los livonios

8
Véase: Nerac G., Mitología griega y romana, Bs.As., EDICOL, 2007.
9
Se las considera las Ninfas del Mediterráneo.
supusieron que era el Dios de los sajones y creyeron
que esto traería inundación y pestilencia sobre ellos.
De común acuerdo, cocinaron carne según sus ritos,
bebieron juntos y tomaron la cabeza del árbol, la
colocaron sobre maderas que habían atado y enviaron
esto, como si fuera el Dios de los sajones, junto con
la fe cristiana, hacia aquellos que volvían a Gotland
por mar.

Expresión fantástica de la antigüedad tardía y medieval,


las aguas, las fuentes y los ríos, disfrutaban de poderosos
dones curativos, que la mentalidad de época propugnaba. Así
lo demuestra este dialogo entre dos caballeros en la España
del siglo XIII:

[…] pero antes que nos vayamos quiero que probéis la


gran virtud de esta fuente. No hay ponzoña en el mundo
que tenga fuerza contra esta agua. Muchas veces sucede
que vienen aquí a beber bestias ponzoñosas y revientan
en seguida. Todas las personas de esta comarca acuden a
curarse aquí sus enfermedades10.

Todavía en el siglo XVI las muchachas casaderas, con el


cabello suelto y el pie en una vasija de agua clara y fría,
esperaban atentas la primera voz que sonase, la cual debía
traerles el nombre de su futuro esposo. Miguel de Cervantes
Saavedra, daba un lugar privilegiado a este rito, en su
comedia Pedro de Urdemalas:

Tus alas, ¡oh noche! extiende


Sobre cuántos te requieran,
Y a su gusto justo atiende,
Pues dicen que te celebran
Hasta los moros de allende.
Yo, por conseguir mi intento,

10
Véase: Anónimo, Amadís de Gaula, S.XIII.
Los cabellos doy al viento,
Y el pie izquierdo a una vasija,
Llena de agua clara y fría
Y el oído al aire atento.

Siguiendo esta vía de análisis no debe sorprendernos que


tanto en Asturias, Galicia o Portugal, pervivan historias
sobre aguas minerales llenas de tesoros y al mismo tiempo
hechizadas, así lo demuestra Vicente Gil11 cuando hablando
de las Mouras encantadas, rescata este antiguo poema:

Eu tenho muitos thesouros


Que lhe poderao ser dados,
Mas ficaram [enterrados]
D´elles do tempo dos mouros,
D´elles do tempo pasado12.

Bien entrada la Edad Moderna, aun pervivían en


Bohemia, varias ceremonias bien estatuidas que se remontan
a tiempos medievales. Nos interesa substancialmente la
práctica de expulsar a La Muerte de las ciudades. La
representaba un muñeco que era lanzado desde lo alto de un
risco o precipicio mientras se cantaba:

La Muerte flota en el agua.


Pronto estará aquí el Verano;
Os alejamos la Muerte
Y trajimos el Verano.
Danos o Santa María!!!
Un prospero año
De trigo y centeno.

11
Obras de Gil Vicente, Hamburgo, Tomo II, Pág. 489.
12
Esta leyenda, nació quizá de un error en la traducción de la palabra
celta mahra o mahr, que designa ciertos espíritus infernales.
Así, la figura de la muerte -que es ahogada en el agua-
acarrea simultáneamente una nueva estación. Y las gentes
creen que de esta manera, sus aldeas y villas quedarán
libres de toda fetidez hasta el año próximo en el que se
deberá, obligatoriamente, repetir la ceremonia.
Prima indicar que aun ante la reprobación hacia los
adoradores de ídolos, piedras, fuentes, árboles y demás
“entidades” de la naturaleza (frecuentes en todo el
territorio de la Europa Occidental) los propios servidores
de Dios no eran ajenos a estas prácticas.
En las vísperas de San Juan Apóstol -de noche en algunas
partes y por la mañana en otras- se celebran al santo con
purificaciones en ciertas fuentes o cursos de agua, de
igual manera son bien conocidas las prácticas de
inmersiones en el mar de Biarritz13 el domingo siguiente a
la Asunción.
De estos y otros usos da cuenta en sus escritos el
Arzobispo de Sevilla y más tarde Doctor de la Iglesia, San
Isidoro, el cual promediando el año 633 y durante el IV
Concilio Toledano afirmaba:

Si algún Obispo, Presbítero o Clérigo consulta a magos,


arúspices, ariolos, agures, sortílegos, o a cualquiera
que profese artes ilícitas, sea depuesto de su dignidad
y condenado a perpetua penitencia en un Monasterio14.

Hacia 1211, el mismísimo Arzobispo Compostelano, Don Pedro


Muñoz, fue tenido por nigromante15 y fue recluido en el

13
Comuna del suroeste de Francia, en la región de Aquitania.
14
San Isidoro (560–636), convoco dos sínodos 619 a 625 y presidio el
IV Concilio de Toledo en el año 633, de este último véase: Canon
XXIX.
15
Arte supuesto de evocar a los muertos para conocer el futuro.
eremitorio de San Lorenzo por indicación del Papa Honorio
III16.
El Papa Silvestre II, cargó durante un considerable período
el mote de El Mago. Se le endilgaba una robusta fascinación
por las artes oscuras y la astrología, que aún se
practicaban en la Ciudad de Toledo. Al decir de Menéndez
Pelayo, el Papa, aprendió de los mahometanos la necromancia
o evocación de los muertos, la interpretación del canto y
del vuelo de las aves, etc. Sabedor de que otro mago poseía
un libro de conjuros de extraordinaria virtud, enamoró a su
hija y robó al padre aquel tesoro. Con ayuda de tal volumen
hizo maravillas, entre ellas una cabeza de plata, que
hablaba y revelaba el porvenir. Las artes mágicas le
abrieron camino hasta el solio pontificio17.
En esta vía y próximo al año mil, Geriberto escribía a
Reynaldo, monje de la Abadía de Bobio:

…Sabes con qué ardor busco libros (prohibidos) por


todas partes; también sabes cuantos copistas encuentra
uno en las ciudades y campos de Italia. Ponte pues en
marcha y, sin decírselo a nadie, de tu bolsillo, hazme
copiar M. Manilius, De la Astrología…

Y trecientos años después cronista de una Florencia


medieval- no omite señalar como:

[…] bastante después de la hora de vísperas, se


oscureció el sol, casi en toda su mitad hacia el final
del siglo de Cáncer.
La oposición provocada entre la luna y el sol,
oscureció la luna en el Sagitario. Luego, el 26 de
diciembre siguiente, se oscureció la luna en signo de
Cáncer.

16
Véase: Menéndez Pelayo, Historia de los Heterodoxos Españoles, Tomo
III.
17
Ibídem, p. 298.
Ciertos sabios astrólogos dijeron que esto significaba
(entre otras cosas que) la ciudad de Lucca, habría de
sufrir muchas pérdidas y humillaciones.

Claro está que la Astrología estaba lejos de coincidir con


las prácticas habituales de la Iglesia Católica y por lo
tanto se la tenía por demoniaca.
Como era de esperar, no solo los clérigos recibían una
fuerte dosis de control. La tutela hacia los laicos, debía
ser tanto o más rigurosa que la recibida por los monjes y
curas ya que su vida, por lo general alejada de los caminos
de Dios, los hacía presas fáciles de los artilugios
demoniacos.
En este contexto, el hombre ingenuo -es decir libre- que
incurriese en tales prácticas quedaba sujeto a la pérdida
de todos sus bienes y a la servidumbre perpetua, del mismo
modo el esclavo podía ser azotado, decalvado18 y vendido en
tierras ultramarinas. Si esto fuera poco, se podía
atormentar al trasgresor de diversos modos (diverso genere
tormentorum) y en caso de que no fuera suficiente y que no
renegase de sus prácticas contrarias a la cristiandad, se
le podía encadenar perpetuamente y/o hacerle perder la
19
vida .
Al decir de Menéndez Pelayo: San Paciano de Barcelona, en
su Codex Cervus o Kerbus, reflejaba la costumbre pagana que
tenían sus feligreses y fieles ya que al parecer era
práctica común, recorrer las calles disfrazados en enero es
decir durante las calendas, con pieles de animales
cometiendo “excesos y abominaciones”.
Pasajes análogos encontramos en las “Crónicas Florentinas”
invalorable documento del siglo XIV. Precisamente en 1332
luego de muchos incendios que estallaron en la ciudad de
Florencia se advierte como en esta ciudad “la influencia

18
Práctica común visigoda.
19
Véase: Fuero de Juzgo, Libro VI, Leyes I, III y IV.
del planeta Marte, que al encontrarse en conjunción con el
signo del León en su tercer decanato, es signo de fuego,
puesto que en poco más de un año estallaron tantos
incendios en nuestra ciudad20”.
Y acaso no es cierto que ya en el siglo V estaba
establecido férreamente, más allá de la Galia, el culto a
San Dionisio, protector de animales y de aquéllos cuyas
vidas estuvieran en peligro.

20
Véase: el magnífico trabajo de Nilda Guglielmi en el manuscrito del
S. XIV, Crónicas Florentinas.

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