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En 1836 Marx llega a Berlín a la facultad de Derecho en donde se encuentra por primera vez
con el pensamiento filosófico de Hegel. En éste, se aproxima a dos académicos seguidores
de dicho pensador. Por un lado, se encontraba Eduard Gans el cual resaltaba la importancia
de la revolución francesa en la historia de la humanidad; y por otro lado estaba Savigny, el
cual “vinculaba el derecho con el espíritu y la historia de la nación y teorizaba acerca del
Estado cristiano-germánico.” (p.31) A pesar de haber asistido a sus clases, no expresaba un
vínculo de interés con respecto a las interpretaciones por ambos académicos. Al contrario,
pasaba por un momento de desencanto con el Derecho.
En 1838, se unió al Club de los Doctores en el que congenió con el historiador J.F. Koppen el
cual le compartió un folleto de “Federico el Grande; a Bruno Bauer, el jefe de los jóvenes
hegelianos…” (p.32) que hacia parte de la crítica que estaba viviendo la época y que pronto
direccionaría su tesis. En el Club de los Doctores. Aquí, Marx pudo encontrar un espacio de
liberación para sus pensamientos polémicos y críticos, los cuales no podía expresar de la
misma manera en la Universidad.
Desde entonces hasta 1844, Hegel, Feuerbach, Bauer, Ruge, Moses Hess y Heine se
destacaron como las principales influencias en el jóven Marx, de ellos tomaba metáforas,
giros y pensamientos filosóficos. Con ellos dialogaba y a la vez construía por medio de la
crítica-polémica sus pensamientos propios y a la vez alimentaba nuevas ideas. Estos diálogos
le servían para contribuir a sus propios proyectos y constantemente introducía y relacionaba
diferentes campos de conocimiento. Esta peculiaridad filosófica de Marx fue asociada con el
estilo alemán “de relacionarlo todo con todo” (Pg. 52).
2. Mapa conceptual
3. Lo que Petruccelli nos explica con esta reflexión es que se deben entender como
simultaneas las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Mediante esta
comprensión es posible entender la profunda relación que existe entre las relaciones de
producción, de trabajo y de clase; estas son dinámicas entre sí, es decir, interactúan y por
ende son posibles los cambios.
Petruccelli hace énfasis en como las relaciones de trabajo no deben ser únicamente
entendidas como parte de las relaciones de producción sino también como parte de las
fuerzas productivas, puesto que los medios de producción y la fuerza de trabajo también dan
cuenta de una organización entre los trabajadores la cual responde a una relación de trabajo
ya sea natural o espiritual para con los otros (hombres) lo cual designan como paralelo a los
medios de producción, por medio de la apropiación de estos.
El capital y el capitalismo son sistemas de relaciones no solo económicas, sino sociales. Para
comprender una dinámica productiva en la sociedad, es necesario tomar las fuerzas
productivas como relaciones de producción y viceversa.