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Aprender desde la práctica. Se aprende a leer leyendo, se aprende a escribir escribiendo.

Crear
espacios de lectura y de escritura permanentes con el seguimiento de la maestra o del maestro,
tanto individual como colectivo. Si en el hogar no hay la costumbre de leer o escribir, es
importante que en la escuela se garanticen estos espacios de ejercitar la lectura y la escritura y
progresivamente ir involucrando a la familia en este proceso.

Ir de lo conocido a lo desconocido, de tal manera que los niños y las niñas se vayan familiarizando
con otros vocablos u otros repertorios. Leer cuentos, fábulas, historias u otros contenidos
referentes a alimentación, salud, deportes, entre otros.

Promover y propiciar espacios colectivos de lectura y escritura, hay docentes que lo hacen en el
suelo con tapetes, cojines y los libros están a la disposición de quienes deseen sentarse a leer (no
encerrados en estantes).

Apoyarse en la Canaima Educativa y en los libros de texto de la Colección Bicentenario.


Contextualizar y construir contenidos con pertinencia sociocultural.

La lectura y la escritura no pueden estar aisladas al resto de las estrategias que se impulsan en la
escuela. Por ello, es necesario que se integren con el Programa Todas las Manos a la Siembra en
los Conucos Escolares, teatro, música, danza con el Movimiento César Rengifo, en las áreas de
formación, con los proyectos de aprendizaje, entre otros.

En el marco del artículo 6 numeral 3d de la LOE, en el cual se promueve la importancia de


armonizar lo cognitivo, afectivo, axiológico y práctico, se orienta a los maestros y maestras a
generar y propiciar cuaderno Pedagógico

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