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2oipuyjCiudades después del neoliberalismo?
Neil Smith
ult6 evidente que habia participado en un
acontecimiento tnico y valioso. Habia vivido en una comuni
Ia esperanza era mAs normal que la apatia el cinis-
mo, donde la palabra «camarada» significaba camaraderia
no, como en la mayoria de los paises, engafio. Hebia respi
rado el aire de la igualdad,
George Orwet1: Homenaje a Catalufia
0, dificil y violen-
millones, si no miles de millones de personas de todo
el mundo. La crisis financiera que empez6 a revelarse piib
camente en 2007 sefalé en cierto sentido el final del neolibe-
ralismo, eso han sugerido muchos comentaristas, pero también
dio luga amplia por parte de quienes se
ocupan més del capitalismo in tofo que de su variance especi
ficamente neoliberal. A diferencia de la llamada crisis econd-
mica asidtica de 1997-1999, cuando las metaforas en vigor se
referian a Ta amenaza de «contagio», diez aftos después el
lenguaje se refiri6 a «activos téxicos». El cambio de una mi
fora epidemiolégica por una ambiental puede que sea sinto-
matica de un cambio politico mas amplio en las ideologias
dominantes, pero las dos meta
El neoliberalismo ha supuesto un trayecto la
ras expresan ademas un cier
to rechazo de la gravedad de las crisis. En 1997, «contagio»r
expresaba el miedo a que un cuerpo por otra parte sano (el capi
talismo europeo y norteamericano) fuera infectado por una
rmedad econémica (Asia); diez afios
aje expres6 un miedo paralelo, pero menos espacializa-
pués, el nuevodo, de que un capitalismo sano quedara contaminado por una
toxicidad aberrante. Cuando esa contaminacién se produjo de
hecho, y el propio capitalismo se volvi6 t6xico a escala global,
los financieros desesperados de todo el mundo exclamaron
asombrados: «jPero no es asi como se suponia que iba a funcio-
nar el capitalismo!»
La funcién y la situacién de las ciudades vari6 de modo signi-
ficativo durante el momento neoliberal del capitalismo, que se
puede datar mas 0 menos hacia los afios setenta, y el propési
de los trabajos de este Volumen es explorar, por medio de varios
studios casuisticos, algunas de las dimensiones de ese cambio,
célcaos urbano sistémico que produjo, y la expansién igualmente
dsistémica del caos que acompaiia de modo creciente-a ta debi
| liacién del neoliberalismo, Cada una de las ciudades examinadas
‘por esos autores ofrece un relato muy concreto aunque existan
temas compartidos. Los trabajos se ofrecieron en una confe-
rencia en el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA),
en noviembre de 2008, en un seminario titulado: «Después del
neoliberalismo: ciudades y caos sistémico». Aunque planeado
meses antes, se celebr6 justo cuando la profundidad de la crisis
global se estaba haciendo evidente, y ocupaba diariamente los
tulares de los periddicos del mundo entero. La atencién, sin
embargo, no se dirigié a los conflictos de las ciudades mas alli
del hecho consabido de que el disparador inmediato (si no la
causa definitiva) de la crisis radica en los mercados de viviendas
urbanas, esto es las hipotecas «sub prime» en Estados Unidos.
La situacién de las ciudades solo est empezando a recibir aten-
cién cuando la crisis pasa a filtrarse en los presupuestos esta
tales y a recaer en los ayuntamientos. Antes de abordar la cues-
tin de las ciudades y tratar del cambio y proceso urbano
contemporéneo es importante, sin embargo, asegurar que prime-
10 quede claro el significado del neoliberalismo, su historia,
sustancia y conflictos.
{CIUDADES DESPUES DEL NEOLIBERALISNO!
El neoliberalismo: muerto pero ain vigente
Es innegable que a partir de los afios setenta en muchas partes
del mundo, de Chile a Londres, de Nueva York a Shanghai, las
iniciativas neoliberales de derechas dominaron los enfrent
0s ideolégicos y politicos por corazones, mentes y poder
social. Hubo excepciones, pero en las tres iltimas déadas por
lo general la izquierda fue derrotada, aplastada inclaso cuan-
do llegé al poder. El edificio del neoliberalismo cuenta con tres
pilares fundamentales: [a entronizacién de una economia de
eda Tegitima de ict
Sangalo ras a ete)
social; Ta
algunas de Tas Funciones estatales y Ta renuncia por parte del
Estado al proyecto keynesiano de ayuda social y apoyo a la n
produccidn social; ya santidad de la propiedad privad:
con la progresiva privatizaciGir de Tos recursos socisles. Todo
«so vino unido a un estatuto casi de culto de los beneficios, las
acciones, el individualismo y el capital financiero —la
cializacion de la vida cotidianar'—. También se tiene que
Fqueaunque et aeoliberalisino tuvo indudablemente
sus primeros origenes reconocidos en economistas austriacos
norteamericanos y décadas después como politica exterior
de Estados Unidos y el Reino Unido, fue un fendmeno autén-
ticamente global. Con pocas excepciones, los lideres nacio
nales de Europa y Africa, Asia y Sudamérica, llegaron a abra.
zar el neoliberalismo como una estrategia de clase que
transciende por completo la raza; los lideres de Zimbabue
México, Chile y China contribuyeron todos tanto como el
Reino Unido y Estados Unidos al progreso del neoliberalismo.
De hecho fueron los activistas politicos de Latinoamérica quie-
nes en los afios setenta popularizaron «neoliberalismio» como
an término critico.
Randy Martin: Financialization of Everyday Life. Filadefia: Temple
nivetsty Press, 2002.
*Nei aT
Desde el comienzo de la Ersis econdrhica, es Se mente
innegable que los tres dogmas del neoliberalismo han sido
abolidos en términos generales. Primero, la crisis de las «sub
prime» y la crisis resultante del mercado de la vivienda en el
mundo entero golpeé en el corazén mismo del régimen-de
Brapiedad privada detaeoliberalismo mientras cortaba
nexo entre finanzas-¥-el-capital de la propiedad; los activis-
tas de muchas ciudades han ocupado propiedades abando-
nadas mientras los funcionarios estatales responsables y hasta
Jas instituciones financieras se han negado a expulsar a la
gente, Segundo, aunque todavia se suprimen muchos servicios,
algunos gobiernos locales y nacionales se han visto forzados
a reinvertir env desempleo y ot
‘Tercero, el Estado ha intervenido diversas economias, nacio-
nalizando efectivamente bancos y algunas de las mayores
empresas industriales de varios paises donde la ideologia del
neoliberalismo era sacrosanta. En Estados Unidos, donde se
inici6 la crisis, varios bancos han sido en realidad nacionali
zados al igual que las dos mayores industrias automovilisti-
cas. En un determinado momento, el gobierno estadouni-
dense, bajo sus estimulos y planes de financiacién, poseyé el
79,9 por ciento
sa capitalista del mundo; en junio de 2009 solo esta en manos
privadas el 10 por ciento de General Motors, Entretanto, con
su fomento del «compre americano», el proteccionismo empe-
26 a reverdecer en Estados Unidos y otras partes. De mo-do
buscado o no, los planes de estimulo, desde el Reino Unido
hasta China y Estados Unidos, suponen varios grados de
inversi6n al estilo keynesiano en infraestructura y ayuda
social.
Es innegable que la ideologia del neoliberalismo ha perdi-
do su poder. También en la practica el neoliberalismo parece
“Haber Perdido impulso, Lo mismo que el neoconservadurismo
perdié su poder ideolégico después de que la guerra de Irak
fracasara de modo creciente, hoy el neoliberalismo tampoco
General Motors, una vez. la mayor empre-
{;CIUDADES DESPUES DEL NEOLBERALISHO?
st generando fluevas ideas. Eso no sucedi6 repentinamente
ino que se produjo a lo largo de por lo menos una década. Al
10s cinco factores contribuyeron a esa pérdida de impulso
politico. Primero, Ta crisis econdmica asistica dé 1997-1997
Feferal descubierto el fracaso del neoliberalismo en sus propios
términos econémicos, convenciendo a varios defensores impor-
tantes, desde Joseph Stiglitz hasta Jeffrey Sachs, a lanzar criti-
cas fulminantes y entonar mea culpas. Segundo, la emergencia.
de la oposicién politica, especialmente en Latinoamérica, supu-
.0 un significativo desafio a un conjunto de ideas y practicas
econ6micas que faeron impuestas al continente a comienzos de
los afios setentaS’Percero, y mas importante, el movimiento
sntiglobalizacidn de finales de los noventa y comienzos del
iglo x1 —de Vancouver a Génova, de Seattle a Canciin
también dej6 al descubierto la brutalidad e hipocresfa del neoli
beralismo; aunque se fragmenté pronto, ese movimiento mere
ce una valoracion positiva considerable por traducir la acusa-
cidn al neoliberalismo en un desafio abierto. Cuarto, la guerra
de Irak, encabezada por Estados Unidos y el Reino Unido, que
¢ limité a confundir la guerra al terrorismo con los planes
politicos y econ fel neoliberalismo, fue un grave error
diplomatico incluso en los propios términos de la administra
cidn Bush, por no mencionar la gran incompetencia con la que
se llevé a cabo. Hacia los primeros afios del siglo xx1, pues, un
‘a anquilosado neoliberalismo fue, en el mejor caso, llenando
Jos intersticios sociales y geogréficos de un proyecto que se
habia estancado. El colapso econémico que se produjo en
2008 con la crisis de las «sub prime», y la resultante debacle
econémica global, fue solo el dltimo y quinto clavo en el atatid
Jel neoliberalismo. Aunque una mejoria en la caida del merca-
Jo de valores en la primavera de 2009 animé a algunos econo-
mistas y comentadores estadounidenses a pre:
cidn de la crisis, otros, considerando de modo mas global la
bajada de la produccién industrial y del comercio global, detec-
tan un declive atin més promunciado que el de 1929 que inicié
if una atenua-
ala Gran Depresién2 Por supuesto, como siempre, la profun
didad y extensién del declive econémico estan muy desigual-
mente repartidas por el globo.
La ideologia neoliberal puede que ya esté fatalmente herida,
pero no deberiamos apresurarnos a declarar el final del neoli-
beralismo per se. Solo si aceptamos la autorrepresentacién ideo:
logica del neoliberalismo, esto es que represent6 un abandono
de la economia privada por parte del Estado y-un regreso a
mercados puramente libres y a la propiedad privada, tendria
sentido anunciar eT fin del neoliberalismo en cualquier cosa
excepto en términos ideol6gicos. Un neoliberalismo sin Estado
fue su propio mito. En realidad, claro, ef Estado air diversas
escalas nacionales, locales y globales contribuy6 asiduamente por
medio de la desregulacién empresarial, los gastos militares, la
politica de la vivienda, la politica de impuestos a las empresas,
el desarrollo urbano, la represién social, las politicas de «desa-
rrollo» global y la expansién de su propia iniciativa empresa-
rial, al avance del proyecto neoliberal. Muchas de las instita-
ciones y normas de esa época se mantienen firmes en su puesto
con muy pocas alternativas coherentes a la vista. Asi puede que
tenga mds sentido tomar prestada la afortunada frase que Jigen
labermasaplio en los afios ochenta ala situacién del moder-
‘OncTair que el neoliberalismo «ha muuerto pero sigue
Vigente» > ETneoliberalismo se encuentra en un estado de atro-
“Fa, sin duda, pero su poder econémico y militar ain perdura,
Ha dejado a su paso, y contintia dejando, una estela de destr
2 Barry Eichengreen y Kevin O'Rourke: «A Tale of Two Depressions»
2009), htepul/www.voxeu.orglindex.php?q=node/3421 &cref=patric.net
{consultada el 11 de junio de 2009)
® Jrgen Habermas: «Modernity, A Incomplete Project», en Hal Foster
(€d.): Postmodern Culture. Londres: Pluto, 1985, pp. 3-15. [Hay
cién castellana: La posmodernidad. Barcelona: Kairés, 1985,] Véase
también Neil Smith: «Neoliberalism is Dead, Dominant, Defeatable
‘Then What?», Human Geography, vol. 1.2, nim, 1-3 (2008)
“4
{CIUDADES DESPUES DEL NEOLBERALISMO?
cién humana, tanto en los barrios pobres del mundo, como ex
el medio ambiente, o entre personas desposefdas por raz6n de
clase, género, raza, nacionalidad, 0 por pertenecer aun pueblo
indigena.
Revolucién urbana. Ciudad global Xn Glob
La globalizacién y el neoliberalisma fueron formulados como:
mnundos gemeoe spar de los alos ocherta, pero noerangeme
los idénticos. Mientras el neolibecalismo representé una amplia
strategia politica, social y econémica —apropiacion por una_
2 del poder 50% ido mas ampliow, I global
to modo mie limitado del proyeao neoliberal. La globaliza”~
cién no fue un meno enteramente nuevo Como sus oe
han argumettade en Gan pare al captain
ido un proyeco global» pero por to smo Ca cca
mmarxista-que sugiere que la globalizacion no trajo nada nuevo
Stemi avon mg: Reps vara
economfas nacionales coherentes, ns unas de owas. Eso
estaba evidentemente solapado con el proyecto neoliberal mas,
amplio de privatizacion y desregularizacién (al menos en lo que
se refiere al capital), pero también trajo un nivel de emigraci6n
global del trabajo que tenia pocos precedentes. Esc en ningiin
modo sugiere un final sencillo del Estado-naciéns en términos
politicos y culturales més bien puede muy bien ocurrir lo opues-
to.|Sin embargo, eso sugiere que la relacién de las ciudades con
los Estados nacionales y con las economfas globales culturales_
y politicas cambié draméticamente,7 )
En 1970, Henri Lefebvre propuso que la urbanizacién habia,
venido a suplantar a la industrializacién como un momento de |
15NEL SMITHS
la historia mundial en la produccién de espacio.* Elabor6 algo
esta idea, pero, como siempre, fue eliptico sobre lo que signifi-
caba, aunque puede ser que Lefebvre apreciara algo que solo
ahora se esta haciendo mas aparente. Empez6 su libro, La revo-
lucién wrbana, con la hipétesis siguiente: «La sociedad ha sido
completamente urbanizada.»’ Esa fue, por supuesto, [a
bolica marca distintiva dialéctica de Lefebvre —solo en 2005,
fin Naciones Unidas, pas6 a ser mayoritariamente urbana
oblacién del mundo—, pero sirvi6 para centrar el punto de
interés de Lefebvre en lo que él lamé «revolucién» urbana. Al
escribir en 1970, no podia pasar por alto los acontecimientos
revolucionarios de 1968 —de hecho, Lefebvre estuvo implica.
do centralmente en ellos—, y sin embargo, curiosamente su
tratamiento de la revolucién urbana tiene poco que ver con esa
revuelta contemporénea que en lugar de eso se centré en histo
tias a mds largo plazo. La «problemética urbana», como la
planteé Lefebvre, sera la historia del futuro, y anticip6 el surgi-
miento de lo que él Ilamé «cindades mundiales
Qué connota el lenguaje de! mundo o las ciudades globa-
les? ¢Qué era la ciudad pre-global, y qué hace especialmente
global ahora a la ciudad? La cuestién casi nunca planteada es
que las ciudades en la historia previa del capitalismo eran p
ro y sobre todo criaturas de las economias nacionales. A pesar
de los intensos lazos internacionales que evidentemente conec-
taban a las ciudades, operaban simulténeamente como loci de
4+ Henti Lefebvre: La Revolution urbaine Paris: Gallimard, Collection
Idées, 1970. (Hay traducci6n inglesa: Urban Revolution, Minneapolis:
Univ Press, 2003. Hay traduccin castellanas La revo-
in urbana. Madrid: Alianza Ediorial, 1972.] Véase también Henti
Lefebvre: La Production de espace. Pacis: Editions Anthropos, 1974
[Hay traduccién inglesa: The Production of Space. Oxford: Black
1991. Hay traduccién eastellana: La produccién del espacio, Colombi
Universidad de Medelio, 1939.
5 Lefebvre: Urban Revolution, op. cit ps
16
rodueci6n y reproduccién de los capitalismos nacicnales. De |
hecho, fue un axioma de la teoria urbana del periodo de posgue-
bvre hasta Harvey, Castells o la teoria feminis-
{que faeran las que fueran ademas sus funciones, |a be
primariamente como el loc
fra, desdi
la‘ciudad capitalist se identifi
fe a reprox ‘con respecto a la economias nacional
Con el desmmantelamiears del apoyora las politcas ¥ pr
de reproduccién social por parte de muchos Estados
a globalizacion Hevé al establecimiento de una relaci6n nue
entre las ciudades y la economia global que hasta cierto grac
Sa ee
Be crabajo cara ls ceria nec onal, la
Bia siobal "Shanghai 8 Paulo, Mabel y Ciudad de Mid
son tada vez mas los modelos del fut ituro urbano, despla-
yando a Nueva York, Londres o incluso Tokio.
La cuestion aqui no es que las ciudades de Euzops y Norte-
pmérica o Japén hayan quedade en cierto modo obnoleta, a
escalas global, nacional y urbana. Indudablemente también se
estin transformando en regiones de produccién para la econo.
shit tonees cs cee cle ea esterase
cis delane eemiascoriang Poste ye lata a
ble de ese cambio sea la proliferacin de grandes zonas indus
invariablemente adyacentes o incorporadas a puertos y aero-
puertos para facilitar el transporte. Mientras en los ais seter
ta solo existian unas pocas docenas de esas zonas en varios
paises, hoy son varios miles segtin la Organizacién Internacio
nal del Trabajo, y son por lo general mucho més grandes. Las
Neil Smith: «New Globalism, New Urbanist: Gentrification as Global
Urban Stracegy>, Antipode, vol. 34, nim. 3 (2002), pp. 427-450,mayores de esas zonas especiales han surgido en Asia, de China
a Dubai, pero ya se encuentran en el mundo entero. Se calcula
que unos 30 millones de trabajadores solo chinos estaban emple-
ados en esas zonas antes de a crisis econémica.
La proliferacién de las zonas de comercio ¢ industria asoc
do con la globalizacién ejemplifica otro aspecto del argumento
de Lefebvre sobre la urbanizacién y la problematica urbana,
Representa un hilo de programa de lo que podriamos llamar
construccién de ciudades». La construccin de las infraestruc-
turas e instalaciones para tales zonas supone en si misma una enor
me inversidn de miles de millones de délares de capital produc-
tivo. De modo mas general, la reforma de los espacios urbanos
—infraestructutal o residencial, recreativa o de mejoras ambien-
tales; ha llegado a desempefiar un papel central en la econo~
mia global. Como ejemplifica la contribucin a este volumef de
Eva Garcia Pérez, Patricia Molina Costa y Emmanuel Rodriguez
Lopez, en nombre de Observatorio Metropolitano, la reforma de
‘Madrid como ciudad global ha suptesto muchos enormes proye
tos de desarrollo de la ciudad que relacionan no solo a empre
sas de construccién y urbanismo globales (en si mismas urrfené-
meno relativamente nuevo), sino al aspecto del consumo del
turismo global. La recalificacion urbanistica crecientemente
orquestada de los barrios mas pobres del centro de la ciudad es,
‘como en otros lugares, parte de ese proceso.
Y sin embargo la escala de tal reestructuracién urbana
y construccién de ciudades en Europa y Norteamérica queda
éempequefiecida por lo que ha ocurrido en otras partes. Por una
parte podemos pensar en la escala de.reconstruccién sin pr
dentes para los Juegos Olimpicas de Beijin de 2008, en la que
se calcula que fueron desplazadas un mill6n de personas;
y también podemos pensar en la reconstruccién actual
curso de Shanghai para la Exposicién Mundial de 2010,” o la
ase la contribucin de Andrew Ross a este volumen en las paginas
{CIUDADES DESPUES DEL NEOUBERALISMO?
liacién de los muelles y fébricas d
umalgama de capital internacional para el desarrollo urbano,
calificaciOn urbanistca y turismo es central. Por otra parte no
¢s ningin accidente que la crisis economica global posterior a
2007 fuera disparada por la crisis de las hipotecas «sab prime»
en los propios Estados Unidos. En eso fue completamente distin:
ta que la Depresidn de la década de los afios treinta que come:
26 con una crisis puramente financiera. La crisis esta vez dej6
alas claras la extensidn sin precedentes de cémo la construc
ion urbana ha venido integrandose en la esfera cel capital
financiero, y viceversa. Ninguna de estas consecuencias es en-
teramente nueva, por supuesto: las zonas industriales son ante
fiores a los aiios setenta, y el capical de la propiedad siempre
ha estado unido al capital financiero, Lo que hoy esauevo es
icin y consigniente
su union en un proyecto mayor de construccion uroana ani
cipate por la «problematica urbana> de Lefebvre,
tumbaj. De nuevo, la
La crisis urbana sistémica
Existe una larga historia de la emigraci6n rural-ucbana, un
proceso tan viejo como las propias ciudades, pero cuando
Naciones Unidas anuncié que en 2005 la poblacién del mundo
seria por primera ver mas de un SO por ciento urbana, pare
ci6 que se habia cruzado un umbral importante. La enigraci6n
masiva a las ciudades acompaiié a anteriores asaltos de creci-
miento y desarrollo urbano, sin duda, pero la escala de tales
cambios y la consiguiente explosién de la poblacién urbana
en Asia, Sudamérica y crecientemente en Africa, y la consi
guiente explosidn de la construccién inmobiliaria urbana, no
ha tenido precedentes en las dos o tres iiltimas décadas. En
muchos lugares la emigracién urbana-rural supone la mayor
parte de ese crecimiento urbano, y este se encuentra fntimamente
ligado al nuevo papel de las regiones urbanas dentro de la
9
sidad de esas relaciones—slobalizacién.* Puede que la confirmacién més directa de esta
‘nueva situaci6n Ilegara a comienzos de 2009, en China. Bajo el
efecto de la crisis de la economia global, la economia China, que
habia estado creciendo a una media estimada de casi el 10 por
ciento anual en afios recientes, se redujo a una media estimada
de solo el 6,5 por ciento. Aunque pueda ser una tasa envidia-
ble para casi cualquier otra econom economia estadou-
nidense entonces habia estado cayendo a casi el mismo ritmo—
Ja contraccién produjo un trastorno a gran escala en China
y se estima que 20 millones de trabajadores urbanos fueron
expulsados sin remedio de las ciudades y mandados de vuelta
a las aldeas de las que habian venido en afios recientes,
Varias dimensiones de la emigracién urbana reciente y la
cconsiguiente transformacién urbana suponen hoy una nov
dad, En primer lugar, un porcentaje creciente de esos flujos
* migratorios ahora tienen Ingar hacia mas alla, en lugar de en
el interior, de las fronteras nacionales. Eso no carece de prece
dentes y las migraciones de siglos recientes desde Europa hacia
América constituyen un buen ejemplo, pero lo que es nuevo hoy,
uuna vez més, es la escala de ese fendmeno y su extensién:
centroamericanos y antillanos se trasladan a Europa, asiaticos
del sur y filipinos se trasladan al Golfo, asidticos del este
y sudeste se trasladan en mayor o menor mimero a ciudades
de la mayor parte del mundo, europeos del este se trasladan a
la Europa del Oeste, enormes migraciones a menudo forzadas
dentro del Africa Subsahariana central o para salir de Irak,
asi sucesivamente. Esta escala de movimientos globales ha sido
facilitada en una parte significativa no solo por la disponibil
dad de tecnologia informatica y de comunicacién desde los
afios ochenta, que permite un contacto més facil con familia,
amigos, trabajadores potenciales y colaboradores en el nego-
cio en el pais y por todo el mundo, sino especificamente por
* Véase la contribucién de Raquel Rolnik a este volumen en las paginas
43559,
Fy
{;CIVOADES DESPUES DEL NEOUBERALISMO!
Spor le rurace de lon pats exceoctar sevenasfntiee
la disponibilidad y envio de moneda extranjera a y por indi
\uos (el mundo de los negocios quedaba significativame
cento): en el caso de Gran Bretaiia, por ejemplo, kasta fina-
de los afios setenta, un individuo que viajara al extranje
mcaraba limites de solo varios cientos de libras por afio en
neda extranjera, y cualquier cambio de monedz quedaba
viidadosamente registrado en el propio pasaporte. Hoy, al
‘ontrario, la destegularizacién de divisas ha abierto una econo:
nia global enteramente nueva de envios mandados a casa por
abajadores emigrantes ¢ inmigrantes que habria sdo impo-
sible tres décadas antes. Cada barrio de inmigrantes de ciuda-
Jes del todo mundo tiene sus oficinas de Western Union o de
Jelegaciones de empresas internacional de dinero
rable.
La segunda dimensién del cambio se refiere a la situacién
de las zonas de alojamiento informale
ss ciudades en un sentido mas amplio. No es sorprendente,
ui2d, que esos cambios sean a menudo contradictorios. Aunque
hubo claros precursores, el amplio reconocimiento académico
de un sector informal en las economias sociales de las cludades:
solo se produjo en los afios setenta y ochenta, y muchos de
\ajos procedian inicialmente de Latinoaméica; y aunque
tos entre la economia informal y formal se aprecia
pidamente,? sin embargo fue la diferencia entre esos
ectores la que dominé las investigaciones. Y razonablemente
El crecimiento de la importancia del sector informal fue prefe-
Fido al floreciente sector «formal» de la industrializacion de
s economias de posguerra del Tercer Mundo, como se
| sector infe
«The Persistence of the Proto-Prole
sriat: Occupational Structures and Planning for the Future of The Third
World Cities», Progress in Geography, nim. 9 (1976), pp. 3-38
Véase, por ejemplo, Terry McGNat sures
20 y el contraste parecié especialmente
las llamé en la época,
llamativo.
La globalizacién y neoliberalizacidn combinadas de las econo-
mias a partir de los afios ochenta ha cambiado esto, sin embar-
go. Por un lado, el desmantelamiento por grados o mas comple-
to de los derechos de importacién y otras formas de proteccién
‘econémica y comercial nacional, impuesto por el Fondo Mone-
tario Internacional, la Organizacién Mundial del Comercio, los
acuerdos comerciales multiestatales y otras instituciones esta
tales globales y nacionales, ha transformado el sector informal
aungue muchos pequefios empresarios hayan luchado p
«formalizar» sus actividades. A menudo con apoyo material 0
tacito de organizaciones especificas municipales, nacionales
0 globales 0 de Organizaciones No Gubernamentales (ONG)
—subsidios estatales, programas de préstamos a pequefia esca:
la, planes de microcrédito, provisi6n de infraestructuras, y otros
programas, a menudo fomentados por la corrupcién de una
economia crecientemente privatizada—, se ha llegado a que
resulten mucho més borrosos los limites entre los sectores formal
¢ informal." Tomemos un ejemplo evidente: si una mujer 0
grupo de mujeres estén trabajando en una aldea de las afueras
de Hanoi haciendo ropa de vestir en casa 0 en talleres en chozas,
y mandandola regular y directamente @ un importante distri-
buidor multinacional de la ciudad, que luego vende las prendas
a la cadena de supermercados Walmart, ¢funcionan esas traba-
jadoras en el sector formal 0 en el informal? Tomemos un segun-
do ejemplo, el alojamiento; no es infrecuente encontrar un
snya Roy y Nezar AlSayyad (eds.): Urban Inform
national Perspectives from Middle East, Latin Americ
Lanham, Md.: Lexington Books, 2004,
\Véase, por ejemplo, Arif Hasan: «The Changing Nature of the Infor
‘mal Sector in Karachi Due to Global Restructuring and Liberalization,
percussions», en Roy y AlSayyad (eds.), op. cit. pp. 67-68.
and its
2
és ‘CLBERALISHO?
mercado de viviendas estructurado y dividido por clases en
‘onas de alojamiento anteriormente informales, de modo que
scido a una mod.
Y sin embargo, To opuesto también ocurre, y en todo caso
\ una escala mucho mas enorme. Las mismas estrategias y poli
tucas de la neoliberalizacién y globalizacién tambiéa han deja-
do al descubierto actividades del sector informalen muchas _
judades ante los violentos vientos de la competiciér. global por___
los sticidos bajos y otras localizaciones preferibles para la prod
i6n. Muchos que vivian en el limite del sector informal han
expulsados de él, y su posibilidad de ganarse la vida creciente-
mente exprimida. El acceso al trabajo, a materiales de cons-
truccién o a la produccién de bienes, el acceso a la
mente privatizada agua (donde no se piratea), a la atencién
infantil, a los servicios privatizados de salud y educaci6n, a la
proteccién fisica, al transporte; el acceso a todas las necesicades
de la vida diaria ha sido crecientemente suprimido para millo-
nes de personas bajo el régimen neoliberal. Al mismo tiempo, las
zonas de alojamiento muy informales en las que
siones crecientemente densas en Ia periferias de grardes metr6:
polis, han arrebatado a la gente muchos de los terrenos abier-
fos aunque marginale haber sido ocupados por
tuna agricultura marginal
Todos esos cambios y muchos otros son sistémicos en la
medida en que son inherentes a la transformacién de la econo-
mia global social y politica. Son menos un resultado del cambio
lobal desde arriba hacia abajo que un factor integral a lo que
se reestructura en miltiples escalas geograficas. El resultado
queda captado draméticamente en Planet of Slums,!? de Mike
Davis, que se plantea sobre el anuncio de Naciones Unidas de
in mundo con mayoria urbana con una estimacion de que quiza
Mike Davis: Planet of Slums. Londtes: Verso, 2006, [Edi:ién espafio-
a: Planeta de ciudades miseria, Tres Cantos: Akal, 2007.]
23mil millones de personas de todo el mundo se encuentran vivien
do ya en chabolas. Acumulando una gran cantidad de datos,
Davis realiza, a veces con detalles atroces, un retrato de la explo-
sién de la pobreza urbana localizada en todo el mundo. U
sensacién de condena inminente y falta de sostenimiento plane-
tario impregna esa descripcién.
Aunque la mayor concentracién de barrios chabolistas del
plineta se puede encontrar en Asia, Sudamérica y América
Cent fica, la contribucién del Observatorio Metropol:
a este volumen deja claro que, en consonancia con la globa-
i6n del trabajo, la explosién de la forma urbana
g0 la expansién de la pobreza ya existente y la expansion paralela
de barrios también en Europa y, podriamos afiadir, Norteamé-
rica.!? Siempre han existido sectores y barrios informales en el
llamado nécleo, pero ahora estin crecientemente incrustados en
él tejido social y fisico. La imagen que emerge es la de una ciu-
dad mucho més dividida en dos partes que incluso la que provo-
6 las discusiones sobre la ciudad dual en los afios ochenta. No
solo esté la recalificacién urbanistica de zonas del centro de la
ciudad y los diversos enclaves y complejos enriquecidos por
inversiones de capital y negocios en contraste con los crecien-
tes barrios chabolistas. Esa existente dualidad geografica econ6-
mica de la ciudad contempordnea se ha intensificado, pero
también ha sido petrificada por la infusién politica de un nuevo
régimen de seguridad, Ciudades valladas, enclaves y urbaniza
ciones para ricos junto a una floreciente seguridad privada
y transporte seguro son la norma p
ricos; aumento de policia patrullando el espacio piblico, vigi-
lancia, represién y la militarizacién de las patrullas de vigilan
cia donde no estaba militarizada anteriormente son las nuevas
normas para muchos de los pobres. Esos son obviamente los
a cada ver mas urbanitas
+8 Véase también, Observatorio Metropolitano: Madr ma de todos?
Global
o
in, evrtorio, desigualdad. Madrid: Traficantes de suefios,
»
NEOUBERALISHO!
1graficos de una incisiva realidad social, es decir, que
ys niveles de desigualdad entre los ricos y los pobres se han
xpandido draméticamente en las tiltimas dos o tres décadas.
tho es cierto no solo en Sudamérica y Estados Unidos, donde
indices de desigualdad ya eran altos en los afios setenta, sino
incluso més en India, y todavia més en estados como Chi
Rusia que renunciaron a un socialismo nominal por un capi-
slismo neoliberal
Un aspecto mds de esta c
Jin la pasada década 0 més, el cambio climatico se ha convert
Jo cn la cuestién ambiental dominante en todo el mundo. Es
smposible establecer una distincién clara entre causas naturales
, si no por otra raz6n porque esa pulcra distincién
inceptual no puede llevarse efectivamente a la realidad empi-
rica. Sin embargo, la realidad de esa advertencia es indudable
mente innegable y las iltimas estimaciones de esa crisis son alar-
mantes. Segiin un informe preparado por el centro ce estudios
Wel anterior secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan,
«| Foro Humanitario Global, cl cambio climatico puede que ya
a responsable de 300.000 muertes al afio, una cifra que se
espera ascienda a los 500.000 hacia 2030, El coste monetario
pone una cifra estimada en 125 mil millones de délares al aio
wcender a mas del cuddruple durante las préximas dos
puede
décadas.™ Tanto silo merece como si no, el tono de la discusién
priblica sobre el cambio climatico es apocaliptico, y tanto mas
uuando las acciones para evitar las consecuencias parecen esca-
sas o inexistentes. En su contribucién a este volumen, Mike
Davis se une a la refriega, desafiando tanto los cAlculos cientifi-
105 pesimistas como los abiertamente optimistas, y proporcio-
nando una imagen del caos planetario que él tiene la sensacion
jue bien pueda ser ya inevitable. Sefiala que la gran mayoria de
New “Global Batteield”», The
John Vidal: «Climate Change Creat
Guardian Weekly (5-11 de junio de
2sNei sare
ictimas son predeciblemente aquellas mas vulnerables, lo que
significa que procederén del «mundo en desarrollo» (el centro
de estudios de Annan estima que el 99 por ciento de las muer-
tes resultantes y el 90 por ciento de pérdidas econdmicas). Davis
termina con la conclusién més optimista de que la accién social
concertada y organizada pueda resolver el problema.
i el problema va a ser atacado, es importante ha
juntas criticas respecto a por qué la cuestién del
adhesi6n politica global. Por ejemplo,
la epidemia global de malaria ya se lleva una cifra estimada de
tun millon de vidas al afio, muchas de ellas de nitios y también
de modo especial en los paises en desarrollo, pero solo ha gene-
rado una fraccién de la preocupacién, al menos en el norte global,
y nada de su palabreria apocaliptica. O estan los millones que
mueren cada aio en las ciudades del mundo, de hecho por la
Pobreza. Mas atin, a la luz de las incisivas criticas que marxis-
tas, feministas, historiadores de la ciencia y otros realizaron de
la «ciencia burguesa» entre los aiios sesenta y ochenta, ¢por qué
hay tanto silencio en la izquierda referido no solo a los detalles
del clima cientifico relevante sino referido a la cuestién més
amplia de propio interés de los cientificos por el consiguiente
flujo de fondos que han recibido y concerniente también al mas
amplio contexto social de la ciencia en estos tiempos neolibera-
Jes (que se marchitan por lo demas)? Nada de eso pretende negar
la realidad de la amenaza climética, ni menos apoyat el eviden-
te interés de las propias empresas en su negaci6n. Mas bien, con
vistas a ocuparse de la crisis, esas preguntas intentan separar las,
estrategias de accién reales de las quiméricas.
De caos en caos y vuelta a empezar
Con enfoques diversos sobre ciudades completamente distintas
como su material en bruto, los trabajos de este volumen no
parecerian, a primera vista, alentar grandes esperanzas sobre que
2%
{CIUDADES DESPUES DEL NEOU
as crisis urbanas sistémicas fomentadas durante el momento del
spitalismo neoliberal probablemente vayan a disminuir. Todo
lo contrario. En el contexto actual la perspectiva es que un
liberalismo atrofiado —muerto pero dominante—amonto
ara caos encima de la crisis. En muchos lugares, par supues
to, ¢s0 ya ha pasado, y el lenguaje de la era neoliberal ya lo trai-
siona. El lenguaje de los «Estados fallidos», por ejemplo, es
wrilizado habitualmente al unisono con el del caos civil y poli-
fico; de Irak a Somalia y Pakistan, a los propios Estados —mas
fexactamente sus poblaciones— se les hace cargar con la respon-
sabilidad de las desarticulaciones y exclusiones del capital global
jue son en si mismas partes constitutivas del caos.
Tiene que resaltarse, no obstante, y eso se impone er los traba-
js incluidos aqui, que cualquiera que sean las cosas en comin y
las relaciones que conectan a las ciudades en todo el globo, estas
experimentarén el acechante caos de modos radicalmente de
sales. Madrid no es Shanghai, y Laos no es Los Angeles, Dife
entes ciudades ejemplifican diferentes mezclas del neolberalismo
y sus secuelas, diferentes combinaciones contradictotias de
opalencia para algunos y profundizacién en la pobreza para
todos los demas, y el caos resultante no sera diferente. Como
se despliegue el caos en areas urbanas especificas, y hasta qué
do, tendré mucho que ver con la diferencia entre las insti-
tuciones sociales, politicas y econémicas y las relaciones exis-
tentes en diferentes ciudades; también dependeré de como
respondan diferentes ciudades no solo a los desarrollos de sus
propias regiones sino a los acontecimientos nacionales y globa-
les; dependera también del poder que tengan las ciudades y del
poder econémico y politico que puedan conseguir ce institu-
ciones nacionales y globales. Politicamente es importante de
‘modo especial entender la desigualdad de ese caos venidero. El
caso de la piraterfa en las costas de Somalia proporciona un
jemplo excelente de por qué. En Europa y Norteamérica y los
«demas en la cabina de mando del capitalismo global, los medios
de comunicacién y las clases politicas trataron la oleada de pira-
7tetia de comienzos de 2009 como pura barbarie sin civilizar
ue remitia a la pelicula Piratas del Caribe. Era una aberracion
tal que parecié ratificar el estatuto de Somalia como un «Esta-
do fallido». Llevaba mucho sin revelarse la historia y el contex
to dentro del que surgié la pirateria. De hecho, durante afi
recientes, buques contenedores habian estado navegando en
gran parte desde Europa, particularmente Fran.
desechos nucleares txicos en el mar cercano a la costa de Soma-
lia. La muerte resultante del océano diezmé rapidamente
modo marginal de ganarse la vida de muchos pescadores del
ugar que a final tomaron represalias al apoderarse de los barcos
y exigir un rescate por ellos. (El nico pirata capturado hasta
ahora por Estados Unidos es, de hecho, un pescador adoles-
cente.) Asi en Somalia, los piratas llegan a ser vistos como «los
nuevos guardacostas».
En su conjunto, la perspectiva de un caos que se amplia en
las ciudades del mundo no deberia ser tratada con visiones
apocalipticas. Aunque no se ha difundido piblicamente con
frecuencia, el miedo a las revueltas consecuencia de la crisis,
ceconémica global en la actualidad es un terror firmemente asen-
tado en las clases dirigentes del mundo. En una entrevista cana
diense de 2009, Niall Ferguson, el apologista de Harvard del
Imperio Briténico, predijo que antes de que se resolviera la cri
sis: «Habrd sangre.» Antes de que se haya terminado del todo,
continué: «Provocaré el estallido de guerras civiles» y «de-
rribaré gobiemnos [eso ya ha ocurrido en Islandia y Letonial..
y traera gobiernos que son extremos...» Agitacién civil, inter
na y de otras clases, también ronda por la cabeza de la CIA,
y el MIS briténico, y también por la cabeza de los militares de
los dos pafses. De acuerdo con eso, la CIA afiadié la crisis econé:
‘mica global a su lista de principales amenazas a la seguridad.
a, y vertiendo
™ Citado en Heather Scoffield: «There Will Be Blood, The Globe and Mail
de abril de 2009)
28
{;CIUDADES DESPUES DEL NEOLIBERALISH
Por auténticos que sean esos miedos, es dificil anticipar,
cluso mas dificil predecir, las formas que puede adquirir tal
wos y donde y cudndo se producirs.'* Aqui se hace aparente
ra cuesti6n de lenguaje. La retorica de «marginalizaci6n
lusién» se ha puesto de moda recientemente como medio
tar la dificil stuacién de aquellos de los cue podria
alquier sublevacién o respuesta al caos impuesto oficial-
wente. En realidad, sin embargo, ese lenguaje aparentemente
mprensivo emana del propio ncoliberalismo, sea 2 partir de
informes del Banco Mundial o los de las ONG. Presenta al
jundo como una dicotomia —aquellos felizmente en el centro
«condmica no geogréficamente) y aquellos que no—, y supri
me cualquier diferencia entre los que estin «marginalizados:
Sin embargo, el objeto de la organizacién politica consiste presu-
miblemente en hacer el trabajo duro que construya a partir de
extraordinarias diferencias un «nosotros» que sca lo bastante
poderoso para crear un diferente tipo de futuro.
Asi las declaraciones de Ferguson y las tendencias de la CIA
y cl MIS también sefialan implicitamente el hecho de que el
futuro se ha vuelto radicalmente abierto de un modo no valido
ia atrés en el cenit de la hegemonia neoliberal. Mien-
tras elcteciente caos sistémico parece inevitable, los resultados
dle ese caos no lo son. Podria ser un caos despiadado que no trae
«| bien, 0 podria ser un caos productivo. Podria ser ut: caos que
trae una fuerte (0 més fuerte) represidn estatal o podria ser
aos que regurgita alternativas muy reales para la organizacién
social. Es improbable que la producci6n de alternativas urba-
nas llegue tranquilamente, ni serd esponténea o instanténea por
mucho que es seguro que se vayan a producir esos levanta
mientos espontaneos. En lugar de eso, exigira trabajo y orga-
nizacién. Si fechamos el comienzo de la crisis en 2C07, tiene
Sobre la posbilidad inminence de conflagracién social en
brasileias, véase la con
piginas 43-59,
ciudades
icién de Raquel Rolnik a este volumen en las
2»ue decirse sin embargo que los signos de una oposicién crecien-
te todavia estan presentes solo esporddicamente, y que los distur-
bios de Grecia a Peri, de Francia a la China rural, aunque liga
dos retoricamente no estan ligados organizativamente, a pesar
del Foro Social Global con todo su incierto futuro. También
tiene que decirse que la construccién de tal oposicién coordina-
da en muchas partes sera desafiada a menudo violentamente por
tun despliegue estatal de ideologias de estricta seguridad que
pintan a los trabajadores en huelga, emigrantes, grupos étnicos,
j6venes airados, activistas del m
la guerra como amenazas «terroristas». Y més seriamente, nuevos
equipos y tecnologias de rigurosa represién desarrollados y justi-
ficados bajo la llamada guerra al terror (donde ya no estuvieran
en evidencia) estén ya dispuestos y preparados para desplegar-
se contra cualquier oposicién social y politica. Esta disponible,
en otras palabras, la exageracion del caos para reprimir en primer
lugar a los que luchen contra las fuentes de e
El desafio podria verse ahora asi: cOmo entender con clari-
dad y organizar la oposici6n al caos venidero sin provocar el
pénico por la seguridad que, al transmitir un miedo con muchas
caras, funcione como una poderosa fuerza de control social;
y sin al mismo tiempo recurrir a lo apocaliptico, y por ello.
capitular ante ese miedo. Cualquiera de esos errores —incre-
mentar el pénico por la seguridad o recurrir a lo apocaliptico—
tendré el efecto de inmovilizar a toda oposicién efectiva, sea por
miedo o por falta de esperanza. Més bien, dado que el futuro
urbano esté efectiva y radicalmente abierto de nuevo, podria
mos hacer un montén de cosas peores que inspirarnos en Orwell,
para encontrar medios, no solo retrospectivamente sino hacia
lo venidero, de abrazar la esperanza como «més normal que la
apatia o el cinismo» y respirar el «aire de la igualdad>.
20
Madrid. Explosién y crisis
del modelo urbano
Observatorio Metropolitano
(fva Garcia Pérez, Patricia Molina Costa
y fmmanuel Rodriguez Lopez)
la globalizacién metropolitana o la nueva
eentralidad de Madrid
Que Madrid se ha convertido en un «modelo de éxito» no pare
fe siquiera requ rmacién estadistica. Las image-
«s de la explosién urbana se suceden sin pausa: los bosques de
lias que salpican su geografia y construyen indistiatamente
wuevos barrios o imponentes rascacielos, la proyeccién multiét
ica de la mayor parte de sus barrios, las infraestructuras labe-
finticas que parecen estar en permanente multiplicacién... En
vualquier caso, y solo por acompaifar estas estampas con unos
datos: Madrid es a dia de hoy la tercera metr6polis de la
Uniin Europea, ya sea por tamafio demogrético 0 econémico;
Hl Observatorio Metropolitano es una red de investigadores 7 activistas
ue toma por objeto de intervencién y estudio el drea metropolitana de
Madrid. Su propésito es produ cartegrafias de
iad metropolitana en ransformacion y que, pera su ari-
aci6n politica en un proyecto alt
nceptual solo al alcance de s
ndlisis, informacion
tivo, requiere de una precisién
3s colectivos que mezclen tento cono:
jmientos disiplinares distintos nes hibridas entre a politi
ia y los saberes expertos. El principal trabajo de este exper:
nto ha sido el ibro colective Madrid. La sua de todos? Global
todo el aparato critico de este texto. Los nombres gue figeran como
s de este articulo son asi meros enunciadores de un proceso de inves
scion mucho mas amplio, y cuyo sujeto real solo puede reconocerse
mn propiedad en el nombre colectivo del Observatorio Metropolitano.
31(OBSERVATORIO METROFOLITANO
su renta per cépita la sitia en la lista de las veinte regiones mas
ricas de la Uni6n; en solo siete afios (2000-2006) su poblacién
ha erecido en més de un millén de habitantes y ya hay més de
800.000 extranjeros censados en la Comunidad. Pero 1
de estas imagenes, za qué responde dicho crecimiento? :Qu.
determina? gCual es, en definitiva, si es que existe, el «modelo
Madrid? A grandes rasgos, son tres los aspectos
haber contribuido de forma clara a esta explosin, todos ellos
relacionados con un proceso de globalizacién ventajoso para la
on los siguientes:
ciudad,
1, La consolidacién de la ciudad como centro turistico, nudo
logistico y mercado financiero de relevancia internacional
‘Madrid se ha consolidado como el cuarto aeropuerto euro
peo en volumen de pasajeros, y es un importante hub inter-
continental en las rutas areas entre Europa, América Latina
yel norte de Africa. De hecho, la ciudad es el segundo centro
ferial del planeta, solo por detrés de Londres. Las dimensiones
de su mercado interno se han traducido también en el de
rrollo de un fuerte mésculo logistico, que, apoyado ade
en la red radial de transportes, ha convertido a Madrid en
tuna de las principales plataformas logisticas europeas. Su
proyeccién global se ha visto asimismo reforzada por la
importancia relativa del mercado bursétil, que, aunque
modesto —ostenta la cuarta 0 quinta posicién a nivel euro
peo—, es reconocido internacionalmente.
2. La formacin de un aparato decisional compuesto por los
cuarteles operativos y los servicios centrales de un buen niime
ro de empresas multinacionales. En efecto, la expansi6n inter
nacional de los capitales espafioles en los iltimos quince afios
ha venido de la mano de la constitucién de un grupo de corpo-
raciones espafiolas que han sido los actores de una amb
sa politica de adquisicin de activos en el extranjero. De este
modo, Madrid es a dia de hoy la octava ciudad del mundo
MADRID. EXPLOSION Y CRISIS DEL MODELO URBANO
0 de sedes centrales dle grandes empresas (8 de las
rune y 23 de las 2.000 mayores empresas del plane-
blemente, el hecho de que este proceso se haya
politica de privatizaciones y liberalizaciones de
municaciones, y que se haya visto protegido (y en buena
medida promovido) por el paraguas monctario de! euro, no
tera el resultado final: actualmente, Madrid es centro de
decisién de ciclos de produccién y realizacién de valor que
¢ cjecutan a una escala territorial multirregional
ta). Ind
La formacién de economias de aglomeracién en sectores de
alto valor afiadido como los servicios avanzados a la produc
cidn. La proyeceién global de Madrid se ha sostenidio en una
suerte de feedback virtuoso con un ejército altamente activo
nte de asesores, publicistas, abogados, informéti-
0s, ingenieros, arquitectos y toda clase de profesionales que
han suministrado y suministran los inputs in
y culturales que doran de agilidad y de inteligencia alos érga-
nos corporativos de decisién. La importancia de este sector,
cualificadc del érea
metropolitana, se manifiesta también en su capacidad para
exportar y vender servicios tanto al resto del pais como a
Europa y a América Latina.
jue es ya el principal nicho de emp!
Sin embargo, la nueva centralidad de Madrid, sostenida
fundamentalmente en estos tres factores mencionados, dista
mucho de resultar completamente positiva. El «modelo de éxito»
otundo desde luego en términos macroeconémicos, se declina
Je wna forma mucho més ambivalente si se consideran otros
factores como el impacto social o los efectos en los modos de
jobierno.
Por un lado, el Madrid goes global solo puede set caracte-
fizado bajo la fsonomia arquetipica de la dualizacién social. Los
crores centrales de la globalizacién han gencrado efOBSERVATORIO METROPOLITAN
mente mercados de trabajo especializados, en ocasiones con
meets de remuneracién altos.o muy altor. Pero esta global
Blass 0 estos working rich, tal y como se los ha definido en
‘otros lugares, se ha visto claramente contrarrestada por la explo-
Sim del empieo presi inazremaneado propo dose
ees subsidiarios: empleos en la hosteeria, la restauraci6n, los
sore aed pice de seguridad, en elector de los cua
dos y Ia atencién o del empleo doméstico, en las industrias del
entretenimiento, y también en Ia construccién y en el sector
Towistico. Madrid es asi la comunidad autonoma con mayores
Gierencias ene los sectores de salatios mas altos y aquellos con
fos salarios mas bajos. Dos nuevos elementos, ademas, hacen
mucho més preocupante esta dindmica de polarizacion. De una
part, la ereiente fminizaion y etnzaion de eta fuerza de
Peabsjo precarizada: el 60 por ciento de los trabajadores madri-
jero ylo mujer, un porcentaje que tiende ademés
medida qu descendemos ena escala de cups
Siones y de ingresos. De ott, las diferencias de renta estén a
Sone erin esoral parla bajo a forma de
Ua creciente segregaciOn espacial, caracterizada por la huida
de las rentas altasy medias hacia los nuevos espacios suburbiales
fipicamente caracterizados por el unfamiliar y la movilidad
individual motorizada, y por fenémenos paralelos de recon
Guista de los centros urbanos y gentrifcacion de extensas zonas
dela ciudad.
Por otro iado, el flamante Madrid global, encarnado en las
estampas de los nuevos rascacielos corporativos, ha modifica
do de forma paulatinn pero defini el mapa de influencias
¥ procdadespoltieas. Una nueva oligarguia empresa ba
Teclamado para sila ciudad a la que supuestamente benefici
por el simple hecho de operat a partir d ella La prosperidad
Pein I aflenia de capa ay poise piss
sromoein y apoyo de las oportunidades de negocio activaron
eieteleraron los mercados inmobiliarios entre 1998 y 2006
Jomo quizés nunca ants en la historia de la ciudad (al igual que
»
MADRID. EXPLOSION Y CRIS
MODELO URBANO
pcurrié en el
t0 del pais). De forma nada paradéjica, los
grandes beneficiarios de esta orgia financiera han sido estas
grandes corporaciones, que ademas han tendido a subordinar
« las politicas pibblicas en un proceso acumulativo de nucvas
inversiones en infraestructuras y de captura de plusvalias inmo
biliarias y de transferencias de rentas puiblicas. Es es:a growth
machine, esta maquina de crecimiento en la que se ka conver
tido Madrid, lo que nos conduce a la siguiente pregunta: scémo
se han plasmado en el teritorio estas dindmicas asociadas a la
plobalizacién urbana y bajo qué formas de gestién y gobierno
uurbano se han producid:
Dinémicas de transformacién urbana y territorial
El continuo aumento de los precios de la vivienda en la tlti-
ma década ha proporcionado la energia financiera para una
extraordinaria explosién urbana, que ha reverberado —al
tiempo que se ha reforzado y se ha alimentado— con esta
nueva centralidad global de Madrid. Se pueden distinguir, en
ste sentido, dos procesos fundamentales que a su vez depen-
Hen de las dos administraciones principales de la regién. A
escala municipal, las politicas piiblicas se han caracter:zado por
a cteacién de un escenario urbano acorde con las nuevas dina
micas globales. Esta estrategia se ha materializado en proyec:
os de transformacién urbana dirigidos a consolidar la imagen
de la ciudad mediante una estrategia que podemos llamar de
produccién de «marca urbana»
A escala regional, aungue
también en el propio municipio, Madrid se ha caracterizado
por una politica territorial basada en la produccién de suelo
) vivienda como factor clave del crecimiento econémico, lo que
ba dado lugar a una fuerte expansion metropolitana gue ha
absorbido la pujanza del sector inmobiliario, sirviendo asf
somo terreno de experimentacién, inversion y desarrollo pata
los gigantes corporativos.OBSERVATORIO METROPOLITANO
4) Grandes opereciones urbanas
Fictwamente, a escala municipal se ha observado un erecien
te interés en Ia intervencién y el desarrollo urbano como meca
nismo casi exelsivo de ac polit. Las operaciones sigue
nesta direccién, dos patrones diferentes: por un lado, estn las
{ntervenciones puntuales sobre el tejido construido consolida~
doo en remodelacions por otro, aquellas que, dirigidas a la
produccién de grandes cansidades de suelo residencial,anuncian
vie modelo de ciudad que se ha reproducido también a escala
rmetropolitana.
[Las operaciones sobre la realidad construida se han encami
nadona mejorar la wescena urbana sirviéndose en primer lngar
Je proyectos tan emblematicos como discutibles: asi, por citar
slounes ejemplos, la remodelacion del eje Prado-Recoletos 0 las
inetalaciones asociadas al Madrid olfmpico. También deberia-
thos incluir aqui cl Plan de Revitalizaci6n del Centro o Ia recu-
peraci&n de barrios degradados. Estas operaciones han contri-
Duido sin dda a a paulatina mereantilizacion del espacio
mableo, convertido progresivamente en soporte publicitario
reen espacio de control de las inseguridades ciudadanas, El resul
ado ha sido un nuevo proceso de teatralizacién y museificacion
del centro urbano,
Asimismo, est los proyectos de creacia de ciudad ex novo
cen grandes vacios urbanos que quedaban por consolidar, normal
mente sobre bolsas de suelo pablico (en este capitulo se deberian
incluir los nuevos barrios periféricos conocidos por sus siglas
téenicas, PAUs, Proyectos de Actuacién Urbanistica). Algunas
de estas operaciones responden también a la nueva politica urba-
nna que trata de reforzar el pape! de Madrid como ciudad global
a teaves de la ampliacién de su aeropuerto (la ciudad aeropor
fuaria) la creacién de un nuevo centro financiero (el complejo
Gotacional Cuatro Torres), la atraccién de capitales (con la
ampliacién de los recintos feriales) y la inversién en infraes
fructuras de transporte (la llamada Calle-30, el soterramiento
del anillo de circunvalacién de Madrid que mantendra endeu
36
MADRID. EXPLOSION ¥ CRISIS DEL MODELO URBANO
Jada a la corporacién municipal los proximos treirta afios).
En cualquier caso, se puede decir que estas operaciones sobre
uelo paiblico han perseguido més la generacién de plus
tanto para organismos pablicos como para corporaciones
privadas— que el equilibrio funcional, la sostenibilidad o la
hesi6n social, en tanto en cuanto han fomentado una mayor
specializacion de las Areas, la segregacién por usos y la desi-
jaldad urbana
Valga aqui un solo ejempl
El complejo dotacional Cua
Torres, la mas escandalosa de estas operaciones, que dibuja el
tnuevo skyline de Madrid con cuatro grandes rascacielos, a su
ez sedes sociales de grandes entidades corporativas, solo
puede set entendido como un «gran pelotazo» inmobiliario.
Bfectivamente, este complejo se ha levantado sobre al anti
guo suelo deportivo que albergaba instalaciones del Real
Madrid, que fue recalificado de uso de dotacional a terciario
lucrativo, lo cual conllevé la revalorizacién de los suelos y las
consiguientes plusvalfas que iban a permitir saldar la deuda
historica del club. Simulténeamente, dichas instalaciones se
han erasladado a unos terrenos cercanos al aeropuerto compra-
dos a precio ristico, que comprendian ademas lo que va a
convertirse en una zona residencial de lujo (Valdebebas).
perdiéndose asf la oportunidad de reequilibrio ambiental de
In ciudad (segiin la planificacién original, el terreno debia
convertirse en un gran parque). El beneficiatio no ha sido solo
él Real Madrid, sino sobre todo la empresa de su antiguo
presidente, ACS, contratista de la construccién tanto de algu-
no de los nuevos rascacielos como del nuevo barrio ce Valde-
bebas que colinda con la nueva ciudad deportiva. Esta actua-
cion puede quedarse sin embargo pequefia frente al reciente
Jesbloqueo de la llamada Operacién Chamartin, también sobre
pblico: una gran operacién que comprende la cons-
truccidn de al menos 16.000 viviendas, 10 0 12 grandes rasca-
la prolongacién en 2,8 kilémetros del principal eje de
1 ciudad: el Paseo de la Castellana.(ORSERVATORIO METROPOLITANO.
Asimismo, el municipio de Madrid ha dispuesto también
una ambiciosa politica de construccién de nuevos barrios (los
PAUs) justificada por la demanda habitacional de los jévenes
de la cindad, Los nuevos PAUs destacan tanto por su impor-
tancia cualitativa —agotan todos los suelos vacantes del muni-
cipio— como cuantitativa —en total, se ha previsto la cons:
truccién de 200.000 nuevas viviendas, que podrian alojar a
mis de 500.000 personas—. Estos nuevos barrios son quizés
el paradigma del nuevo modelo urbano, que veremos amplia
do a escala metropolitana. Se trata de desarrollos unitarios
cada vez més grandes y menos densos, con una morfologia
homogénea, basada en una reticula de manzanas cerradas con
un espacio privado interior, todos ellos colgados de las infra:
estructuras de acceso y con zonas verdes que hacen las veces,
de barreras de proteccién, pero en los que no hay ni rastro de
verdaderos espacios piblicos.
) Lo produccién de suelo y vivienda come factor clave de crecimiento
‘Més alla por lo tanto del municipio, en el marco de la regién
metropolitan, el impacto del nuevo modelo econémico y social
se ha dejado sentir también de forma severa en el modelo terri
torial. En este sentido, es preciso reconocer dos grandes epigra
fes: el crecimiento exponencial del suelo urbanizado y poten-
cialmente urbanizable, y el desarrollo de grandes infraestructuras
de comunicacién con el fin de dar soporte a esa expansion
metropolitana,
El uso intensivo del territorio como factor clave de creci
miento econdmico ha llevado a que en la Comunidad de
Madrid, durante el periodo 1993-2003, el consumo de suelo
comprometido por el planeamiento se haya incrementado en
un 49 por ciento. {Esto significa que se ha hipotecado un suelo
equivalente a la mitad de lo que ha crecido Madrid en toda su
historia! De hecho, mas del 16 por ciento de los municipios de
la Comunidad de Madrid han duplicado la superficie de suelo
103, y en algunos pueblos este
‘ocupado entre los afios 1993 y
38
MODELO URBANO
jecimiento relativo ha alcanzado ci
400 por ciento y el 600 por ciento.
Ordenados en funcién de la distribucién espacial y funcio:
gal del érea metropolitana, estos mismos datos permiten dedu-
ir que la explosién urbanistica ha impulsado y repartido las
xpectativas de crecimiento sobre amplios espacios de ia regién
antes considerados periféricos. Decenas de municipios se encuen:
an en proceso de tramitacién de su planeamiento general. La
listribuci6n territorial del mimero de viviendas previstas (jun
illnt) parece confirmar esta tendencia. Asi, frente a un centeo
jue tiende a perder peso; la mayor parte del crecimiento p-
varse en las coronas suburbanas (40 por ciento} y en las éreas
adyacentes del resto de la region (35 por ciento). Es muy impor-
ante destacar el crecimiento de zonas que hasta ahora habian
ermanecido completamente al margen de las dinémicas metro:
politanas (Sierra norte y oeste, Vegas del sureste y limite sur de
|n regién). Incluso mas alla de la Comunidad de Madrid, la
xplosi6n urbana se esta trasladando a las provincias vec
Segovia, Avila, Guadalajara y Toledo.
; esta auténtica explosién urbana ha sido
idas en el incremento de la oferta
ablemente en el argumento de que
olucién a tal problema se encontraba en la liberalizacién del
mercado. De hecho, la Ley del Suelo autonémica aprcbada en
2001, heredera de la ley estatal de 1998, conocida como la «ley
Jel todo urbanizable», lleg6 a clasificar todo el sue.o como
wwhanizablea menos que nubira una ley sectoral —de A
de Montes, etc— que determinara la necesidad de proteger
Ni que deci iene que esta politica de hiberalzacin del suelo
na cnllevade el descenso de os precios del iver, sino
Pe
as que oscilan entre el
de suelo, amparadas inv
‘or otro lado, este inmenso despliegue de la urbanizacién se
infraestructuras de
mnicacién que han servido de armaz6n estructural para la
ha apoyado en el desarrollo de grand
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