Iceber a la vista, Miguel Á. Ariño - Pablo Maella.
Mecanismos de control en las empresas, Juan Antonio Pérez López
La toma de decisiones, es la capacidad de elegir un curso de acción entre varias
alternativas. La calidad de las decisiones tomadas marca la diferencia entre el éxito o el fracaso. Tomamos decisiones para resolver problemas y pensamos que, si los hemos solventado, entonces hemos decidido bien; y si no, hemos decidido mal. Sin embargo, aunque hayamos podido resolver el problema que teníamos, podemos haber tomado una mala decisión. Esto es así porque lo que decidimos, además de resolver o no el problema, puede tener otro tipo de consecuencias que, por no haberlas previsto nos generan un problema mayor. No podemos juzgar la calidad de una decisión por los resultados, sino por el proceso que se ha seguido para tomarla, es decir, si hemos aplicado los principios básicos de la toma de decisiones correcta. En el ámbito empresarial cada empresa es una organización humana y por tanto si nosotros entendemos al ser humano podremos facilitar la toma de decisiones en criterios humanistas, el ser humano se mueve por diferentes propósitos ya sea por motivos extrínsecos, intrínsecos o trascendentes, estos motivos se ven reflejados a nivel organizacional en tres temas que se denominan eficacia, atractividad y consistencia. Si nosotros logramos alinear estos propósitos de la persona con la organización, tendremos a una persona muy comprometida, que este por razones diferentes a las económicas y que tenga una perspectiva más clara a la hora de tomar decisiones. En definitiva para que una empresa permanezca en la cima del éxito deberá considerar todos y cada uno de los criterios propuestos cuando se presente un problema, comenzando por la consistencia y no la eficacia ya que una de las grandes capacidades que tiene un directivo es la de generar alternativas que cumplan con todos los objetivos de la organización y no solo el económico. Elaborado por: Jorgelys Facendo Salcedo