Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Origen Agua PDF
Origen Agua PDF
2.1 INTRODUCCIÓN
Los suministros de agua no son puros en el sentido de que estén desprovistos de todos
los productos químicos disueltos como sucede con el agua destilada, desionizada. En los
primeros tiempos de la química, se conocía al agua como el disolvente universal debido
a su capacidad para disolver lentamente cualquier cosa con la que llegara a estar en
contacto, desde gases hasta rocas. Así, conforme la lluvia cae a través de la atmósfera,
discurre sobre ya través de la superficie de la tierra, está constantemente disolviendo la
materia, creando un registro químico de su paso desde las nubes. Por lo tanto, los
suministros de agua tienen una variedad natural en la calidad, la cual depende
enormemente del origen del suministro. Todas nuestras aguas provienen del ciclo del
agua y es este proceso el que controla nuestros recursos de agua.
Cuando una precipitación cae en la zona de captación acontecerá uno de los tres
destinos principales. 1) Puede permanecer en el suelo como humedad de superficie y
finalmente retornará a la atmósfera por evaporación. Alternativamente, se puede
almacenar como nieve hasta que la temperatura aumente suficientemente para derretirla.
El almacenamiento como nieve es en algunas regiones una importante fuente de agua
potable. Por ejemplo, por toda Escandinavia se construyen lagos para recoger las
escorrentías de la nieve cuando funde, y esto provee la mayor parte de su agua potable
consumida en verano.
Los suministros de agua por tanto provienen de dos principales fuentes dentro del ciclo
del agua: aguas superficiales y aguas subterráneas. Cada una de estas procedencias está
interrelacionada y cada una tiene sus propias ventajas y desventajas como fuente de
agua potable. Claramente, como el agua se mueve a través del sistema de vías
superficiales y subterráneas su calidad se altera, frecuentemente de forma espectacular,
así la calidad del agua que sale de la zona de captación será diferente del agua que ha
caído en ella como precipitación.
Nuestra, casi exclusiva, dependencia de la lluvia para proveemos de agua potable exige
una gestión cuidadosa y a largo plazo. Aunque en teoría la lluvia caída en las Islas
Británicas es actualmente más que suficiente para cubrir todas nuestras necesidades, hay
dos problemas prácticos. El primero es que se tiene que recoger más agua que la
requerida para nuestras inmediatas necesidades y almacenaría durante los períodos de
fuertes lluvias, generalmente durante el invierno, de forma que este exceso pueda ser
utilizado como suministro suplementario durante los períodos de pocas lluvias.
Segundo, las áreas donde las lluvias son más abundantes son las áreas de menor
población, con la mayor parte de la población localizada en las áreas de menores
precipitaciones. Esto significa transportar el agua de las áreas de mayores
precipitaciones a las áreas donde la demanda es mayor, y encontrar y explotar tantos
suministros alternativos como sean posibles.
Agua superficial es un término general que describe cualquier tipo de agua que se
encuentra discurriendo o estancada en la superficie tales como arroyos, ríos, estanques,
lagos y embalses. Las aguas superficiales se originan por una combinación de
procedencias: (1) escorrentías superficiales: lluvia que ha caído sobre el terreno y que
fluye directamente sobre la superficie hacia la masa de agua; (2) precipitación directa:
lluvia que cae directamente en la masa de agua; (3) manto intermedio: exceso de
humedad en el suelo que está continuamente drenando en la masa de agua; y (4)
descarga de la capa freática: donde hay un acuífero debajo de una masa de agua y la
capa freática es lo suficientemente alta, el agua se descargará directamente desde el
acuífero a la masa de agua (BOWEN, 1982).
La calidad y cantidad del agua superficial dependerá de una combinación entre el clima
y factores geológicos. El actual perfil de lluvias, por ejemplo, es menos importante para
las aguas estancadas como los lagos y embalses donde el agua se recoge durante un
período largo y se almacena, mientras que en ríos y arroyos, donde el agua es un sistema
dinámico de constante movimiento, el volumen de agua depende de las condiciones
atmosféricas.
Conforme las grandes ciudades se expandían durante el siglo XIX confiaban en los
recursos locales de agua, pero conforme la demanda aumentó se vieron obligados a
invertir en embalses, frecuentemente alejados del punto de consumo. Como ejemplos
tenemos los embalses construidos en Gales, el Pennines y el Lake District para
suministrar a las grandes ciudades como Birmingham, Manchester y Liverpool, donde
se bombea el agua hasta los consumidores desde más de 50 millas. La mayoría son
embalses de almacenamiento donde toda el agua recogida se destina al abastecimiento.
Estos embalses se sitúan en las zonas altas, en las cabeceras (fuentes), de los ríos. Los
valles adecuados se inundan con la construcción de presas en el curso principal del río.
Puede costar varios años llenarlo y una vez en uso la gestión se debe realizar con
cuidado. Se debe mantener un equilibrio entre el agua que se toma para el suministro y
el agua que se incorpora por las corrientes superficiales. Generalmente las corrientes
superficiales durante el invierno superan con creces la demanda de abastecimiento así,
el exceso de agua puede almacenarse y utilizarse en períodos cuando las corrientes
superficiales son menores que las demandas de los consumidores. Hay, desde luego, una
cantidad finita de agua en el embalse y la racionalización del agua se hace necesaria
para prevenir el vaciado del embalse durante los veranos secos. Se produce un problema
importante cuando hay un invierno seco y no se produce el exceso de agua de forma que
el embalse no se llena adecuadamente para el inicio del verano. En estas circunstancias
puede darse escasez a pesar incluso de que el verano no sea excesivamente seco.
Muchos lagos poseen una entrada y una salida, por lo que de alguna manera se les
puede considerar como ríos de caudal lento. El largo período en el que el agua está en el
pantano o el embalse asegura que el agua se aclarará debido a la actividad bacteriana
que eliminará cualquier materia orgánica presente, y a la floculación física y procesos
de sedimentación, los cuales eliminan pequeñas partículas. Por lo tanto, el
almacenamiento del agua mejora la calidad, con lo que se reduce a un mínimo el
tratamiento antes del suministro (Sección 3.2). Sin embargo, la situación se complica
debido a dos factores. Primeramente, en las aguas estancadas la población de algas es
mucho mayor que en los ríos, y segundo, los Lagos y embalses profundos se pueden
estratificar térmicamente, especialmente durante los meses de verano. Estos dos factores
pueden afectar seriamente a La calidad del agua.
La termoclina, la zona que separa las dos capas, tiene una tendencia a moverse
lentamente hacia mayores profundidades conforme avanza el verano. Esta
estratificación del verano generalmente se rompe en otoño o al comienzo del invierno
cuando la temperatura del aire disminuye y la temperatura del epilimnion decrece. Esto
incrementa la densidad del agua haciendo a la epilimnion comparable a la hipolimnion,
convirtiendo la estratificación inestable. Con posterioridad, los fuertes vientos
provocarán que todo el agua se revuelva de forma que la estratificación desaparece y las
capas se mezclen. A lo largo del resto del año la totalidad del lago permanece
completamente mezclado, mejorándose significativamente la calidad del agua. Se puede
producir una limitada estratificación durante el invierno cuando la temperatura de la
superficie se acerca a los 0º C mientras que la temperatura de las aguas más profundas
permanecen a 4º C. Esta estratificación de invierno desaparece en la primavera cuando
las temperaturas ascienden y los fuertes vientos vuelven a aparecer La estratificación es
principalmente un fenómeno de los lagos profundos.
El agua se capta de los ríos por medio de la construcción de presas para asegurar una
mínima profundidad de agua en la presa, o con el uso de pontones flotantes. La
captación no debe de interferir con otros usos del río tales como la navegación, pero
debe asegurar que se pueda tomar agua durante todo el año. La cantidad de agua que se
puede captar está limitada por el caudal mínimo necesario para: (1) proteger la calidad
biológica del río incluyendo la pesca; (2) diluir los vertidos industriales y domésticos,
recordar que los ríos son vitales para eliminar los vertidos y en cierta medida para tratar
los vertidos a través de procesos naturales de purificación; (3) para asegurar que otros
usos del río no se vean afectados por la captación (tales como una suficiente
profundidad para la navegación); y (4) para permitir un caudal adecuado para prevenir
que la marea invada la corriente aguas arriba y convierta el agua dulce en salobre.
Para mantener la integridad del río se debe calcular el caudal mínimo en condiciones
atmosféricas de sequedad y mantenerse todo el tiempo. Una vez calculado, cualquier
exceso de agua sobre este caudal mínimo en condiciones secas se puede, en teoría,
utilizar para la captación. A la inversa, si el caudal del río disminuye hasta o por debajo
de este caudal mínimo, entonces la captación se debe reducir o detenerse
inmediatamente.
La calidad del agua del río es también un factor importante. Las aguas de río necesitan
un tratamiento complejo y caro antes de ser suministradas a los consumidores. La
complejidad y el costo del tratamiento se incrementan al mismo tiempo que la calidad
del agua del río se deteriora. También, como en los ríos desaguan grandes superficies de
terrenos, la contaminación es inevitable. Todos los vertidos depositados o productos
químicos utilizados en una cuenca de captación, finalmente se dirigirán hacia el río, de
forma que se deben de extremar las precauciones para asegurar que la calidad del agua
esté protegida y se controla continuamente. La mayoría de las captaciones tienen una
capacidad de almacenamiento de forma que el agua bruta se puede almacenar hasta siete
días antes de ser tratada y suministrada. Esto tiene una doble función. Primeramente,
proteger al consumidor del efecto de la contaminación del río, o de vertidos accidentales
de materiales tóxicos, permitiendo un tiempo suficiente para dispersar la contaminación
en el río antes de que se vuelva a reanudar la captación sin cortar el suministro a los
consumidores. Segundo, el almacenamiento del agua de esta manera mejora la calidad
del agua antes de su tratamiento.
Después del suministro el agua es devuelta al río como un efluente de aguas residuales
tratadas y puede perfectamente ser captada de nuevo aguas abajo. Éste es en concreto el
caso de muchos de los grandes ríos de las tierras bajas como es el Támesis, Severn y
Trent. Sin embargo, como la demanda ha continuado creciendo, los caudales naturales
de muchos ríos se han convertido en inadecuados para cumplir las actuales necesidades
de captaciones. También, la calidad de muchos ríos se ha deteriorado a través de nuestra
explotación de los ríos como portadores de efluentes de aguas residuales.
Estos depósitos de compensación están diseñados como una parte integral del sistema
del río. Se recoge el agua de las escorrentías de las tierras aguas arriba y se almacena
durante la época húmeda. El agua entonces se libera cuando se necesita para mantener
el caudal mínimo en la época seca y para permitir que las captaciones continúen. En
invierno, cuando se producen la mayoría de las precipitaciones y los mayores caudales,
todo el exceso de agua se pierde. Almacenando el exceso de agua con la construcción de
un embalse y usándolo para regular el caudal del río se maximiza la salida de la cuenca
de captación. Como extra tenemos que tales embalses pueden también jugar un papel
importante en la prevención de inundaciones. El cauce natural de un río se utiliza como
sistema de distribución para el agua, a diferencia de los embalses de suministro donde
se necesitan caras tuberías o acueductos para transportar el agua hasta el punto de
consumo. La gestión del río es también más fácil debido a que la mayor parte del agua
captada se devuelve al mismo río. Entre los ríos más importantes del Reino Unido que
están compensados se encuentran el Dee, Severn y Tees.
Los embalses no son una idea nueva y ya se utilizaron ampliamente para controlar la
profundidad de los canales y ríos navegables. Los embalses más pequeños,
frecuentemente llamados presas de cabecera, se construyeron para alimentar los molinos
de agua. Sin un embalse, hay veces que después de un periodo de sequía no hay
descarga desde el suelo de forma que el único caudal del río es el del agua subterránea
que sale de los acuíferos. Algunos ríos, surgidos en zonas de rocas permeables, pueden
incluso llegar a secarse completamente en épocas de sequías extremas. En muchos ríos
el caudal mínimo natural es un 10% del caudal medio. Cuando se regula un río este
caudal mínimo en época de sequía frecuentemente es el doble, y aunque esto puede en
teoría verse incluso aumentado, exigirá embalses de enorme capacidad.
Los embalses son caros de construir. Sin embargo hay ventajas significativas en la
regulación de un río con embalses de compensación en vez de suministrar agua
directamente desde un embalse vía un acueducto. Con la regulación del río se dispone
de mucha más agua para cumplir con todas las demandas que con el volumen
almacenado solamente, el embalse se alimenta únicamente con la sección del río aguas
arriba de la presa. Aguas abajo todo el agua que se drena en el sistema también está
disponible. Los embalses de compensación son por ello generalmente de un menor
tamaño y por ello más baratos de construir.
Los inviernos secos son frecuentemente más problemáticos que los veranos secos ya
que los embalses no están completamente llenos. Esto es, desde luego, un grave
problema en los embalses de almacenamiento, donde la mayor parte del agua a
suministrar en verano y otoño se recoge durante el invierno. Si el embalse no está
completamente lleno al inicio de la primavera, las restricciones en el suministro son casi
inevitables. Problemas similares ocurren con los embalses de compensación, si el
invierno es seco se requerirá aumentar el bajo caudal al inicio del verano y así se verá
peligrosamente disminuido si se requiere continuar aumentando el caudal durante el
resto del verano. Donde los embalses se utilizan para prevenir inundaciones se necesita
espacio para la venida del invierno. Esto significa que se debe disminuir el nivel del
embalse deliberadamente en el otoño o comienzo del invierno para disponer de
suficiente capacidad para contener la avenida del agua. Ésta es la práctica en el embalse
de Clywedog en el Severn. Sin embargo, si sucede que el invierno es más seco de lo
esperado, entonces el embalse estará únicamente parcialmente lleno al comienzo del
verano. Gestionar embalses y regular ríos es un delicado arte, y como las condiciones
atmosféricas son tan impredecibles, las decisiones realizadas meses antes con las
mejores predicciones pueden demostrarse que son incorrectas (PARR eraL, 1992).
Muchos de los mayores ríos del mundo discurren por más de un país, donde los países
aguas abajo dependen del comportamiento de aquellos que están aguas arriba para
asegurarse un volumen y una calidad del agua adecuados para sus necesidades. Cada
vez más, las captaciones intensivas y la construcción de presas están reduciendo
dramáticamente el caudal en algunos de los mayores ríos internacionales, con resultado
de importantes restricciones en los países ribereños aguas abajo. Esto está originando un
aumento en las tensiones y en muchos casos conflictos (PEARSE, 1992).
Los acuíferos se clasifican como cautivos y libres. Un acuífero libre es uno que se
recarga donde la roca porosa no está cubierta por un estrato impermeable de suelo o de
otra roca. La capa no saturada de roca porosa está separada de la capa saturada de agua
por una interfase denominada capa freática. La capa no saturada es rica en oxígeno.
Donde el acuífero está cubierto por una capa impermeable, el agua de la superficie no
puede penetrar en la roca porosa; en cambio, el agua migra lentamente lateralmente
desde las áreas libres. Éste es un acuífero cautivo. No hay zonas no saturadas porque
toda la roca porosa está saturada con agua ya que está por debajo del nivel de la capa
freática, y desde luego no hay oxígeno (Fig. 2.4) (BROWN et al, 1983). Debido a que
los acuíferos cautivos están entre dos capas impermeables el agua generalmente está
bajo una considerable presión hidráulica, de forma que el agua alcanzará la superficie
por su propia presión a través de perforaciones y pozos, lo cual es conocido como pozos
artesianos. Los pozos artesianos son muy comunes en parte de África y Australia, pero
se encuentran en muy pequeña escala en las Islas Británicas. La cuenca artesiana más
conocida está situada en Londres. Éste es un acuífero de creta que se alimenta de los
acuíferos libres del norte (Chiltern Hilís) y del sur (North Downs) (Fig. 2.6).
En el pasado siglo XIX la presión en el acuífero era tal que las fuentes de la Plaza
Trafalgar se alimentaban de un caudal artesiano natural. No obstante, si la presión
artesana se ha de mantener, entonces el agua que se pierde por extracciones se debe
reponer por recarga, en el caso de Londres, por infiltración en los bordes de la cuenca
del acuífero. La continua extracción en exceso sobre la recarga natural ha disminuido la
superficie piezométrica (el nivel que el agua alcanzaría en un pozo artesiano de forma
natural) en unos 140 m por debajo de su nivel original en la cuenca de Londres.
Posteriormente en esta sección se da un ejemplo detallado de un acuífero.
Es desde los acuíferos libres desde donde se realiza la mayoría de las extracciones de
aguas subterráneas. Es también desde estos acuíferos, en la forma de manantiales, desde
donde sale la mayor proporción del caudal de algunos ríos de las zonas bajas del este de
Inglaterra. Estos ríos están siendo muy utilizados para el suministro y por eso esta
fuente de agua potable depende enormemente de sus acuíferos, por eso la buena gestión
es vital.
A diferencia de los acuíferos cautivos, los acuíferos libres tienen tanto la zona saturada
como la no saturada. La zona no saturada se sitúa entre la superficie de la tierra y la
capa freática del acuífero. Aunque puede eliminar algunos contaminantes, la zona no
saturada tiene su mayor efecto en retardar el movimiento de la mayoría de los
contaminantes, por eso oculta sus efectos en las aguas durante largos períodos. Esto es
particularmente importante con los incidentes más graves de contaminación, donde
pueden pasar muchos años antes de detectar los efectos, por ejemplo, de un vertido o
fuga de un depósito de almacenamiento, debido a su prolongado período de migración
(ERIKSSON, 1985).
La mayoría de los acuíferos en Gran Bretaña tienen una relativamente profunda zona no
saturada. En creta varían de los 50 m de profundidad, lo que significa que los
contaminantes derivados de la superficie pueden permanecer en esta zona durante
décadas. Otro problema es que los suelos agrícolas que generalmente se encuentran por
encima del acuífero son delgados y muy permeab¡es, y ello permite la rápida infiltración
del agua a las zonas no saturadas llevando los contaminantes con ella. Las bacterias del
suelo y otros procesos del suelo por tanto tienen pocas oportunidades para utilizar y
eliminar los contaminantes. Esta zona no saturada no está seca; de hecho contiene
grandes volúmenes de agua bajo tensión en un proceso matriz, junto con proporciones
variables de aire. Sin embargo, por debajo de la zona de raíces, el movimiento de este
agua es predominantemente hacia abajo, aunque extremadamente lento (Fig. 2.5).
Es la zona saturada de los acuíferos libres donde se almacena el agua disponible para las
extracciones. Muchas veces el volumen de agua en un acuífero libre es la recarga anua
de las precipitaciones. Varía de acuerdo con el tipo de roca y la profundidad, pero por
ejemplo, en un roca caliza fina del Jurásico la relación puede ser hasta tres, mientras que
en una roca gruesa arenosa del Triásico puede exceder los 100. La zona saturada
también contiene un gran volumen de agua la cual está inmóvil, encerrada en la matriz
microporosa de La roca, especialmente en los acuíferos calizos del Jurásico.
Donde los acuíferos han comenzado a fisurarse (agrietarse), el movimiento es mucho
más rápido. Sin embargo, el movimiento de los contaminantes a través de la roca sin
fisuras, por difusión a través de la gran cantidad de agua inmovilizada que llena los
poros, costará considerablemente mucho más tiempo. Esto combinado con el tiempo de
retraso en la zona no saturada, resulta que sólo un pequeño porcentaje de la
contaminación que se infiltra a través de los suelos agrícolas pasará en unos pocos años
a la circulación natural del acuífero. El período típico de residencia varia pero
generalmente excede de los 10-20 años. Cuanto más profundo es el acuífero, más largo
será este período. Otros factores como el efecto de dilución, intensificado donde se
almacenan grandes volúmenes de agua, y la naturaleza de los poros de la roca afectan al
tiempo de retención de los contaminantes. PRICE (1991) ha preparado una excelente
introducción a los acuíferos y aguas subterráneas, mientras que RAGHUNATH (1987)
ha publicado un monográfico más técnico y avanzado. REJCHARD et al (1990) han
revisado la gestión y evaluación de los riesgos de la contaminación en las aguas
subterráneas.
2A.3 Calidad
La calidad del agua subterránea depende de una serie de factores: (1) la naturaleza del
agua de lluvia, la cual puede variar considerablemente, especialmente en términos de
acidez debido a la contaminación y a los efectos del aerosol marino que afecta
especialmente a las zonas costeras; (2) la naturaleza de las aguas subterráneas existentes
las cuales pueden tener una edad de decenas de miles de años; (3) la naturaleza del suelo
a través del cual el agua debe de infiltrar; y (4) la naturaleza de la roca que forma el
acuífero.
La mayoría de los acuíferos en el país tiene aguas duras. La dureza total se debe a la
dureza del carbonato (o temporal) formado por la presencia de carbonato ácido de calcio
(CaHCO3) y carbonato ácido de magnesio (MgHCO3), mientras que la dureza no
carbonato (o permanente) se debe a otras sales de calcio o magnesio (Sección 4.6). Es
difícil generalizar pero los acuíferos calizos y de creta contienen altas concentraciones
de carbonato ácido de calcio, mientras que los acuíferos dolomíticos contienen
carbonato ácido de magnesio. Los acuíferos de rocas de sedimentación son
frecuentemente ricos en cloruro de sodio (NaCl), mientras que los acuíferos graníticos
tienen elevadas concentraciones de hierro. La concentración total de iones en el agua
subterránea, la conductividad, es frecuentemente un orden de magnitud superior a la de
las aguas superficiales. El Departamento de Medio Ambiente (1988) tiene publicado
una excelente revisión sobre la calidad del agua subterránea en Inglaterra y Gales.
La conductividad (la cantidad total de aniones y cationes presentes) también se
incrementa con la profundidad debido a la menor entrada de agua nueva que diluya la
existente agua subterránea y al mayor tiempo que se dispone para disolver los iones en
el agua subterránea. En las aguas muy viejas y muy profundas la concentración es tan
alta que son extremadamente salinas. Esta alta concentración en sales puede ocasionar
problemas en situaciones de sobreextracción o en situaciones de sequía cuando las
aguas subterráneas viejas y salinas pueden entrar en las perforaciones a través de
desplazamiento vertical, o debido a la intrusión de agua de mar en los acuíferos.
Para aquellos que quieran más información en hidrología hay disponibles excelentes
libros. Dos textos especialmente buenos son los de WANIELISTA (1990) y WARD y
ROBINSON (1990).