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los pacientes que han sufrido un traumatismo contuso. Su papel en la evaluación de los
traumatismos pélvicos aun no se ha definido claramente. Aunque el ultrasonido proporciona una
importante exploración o evaluación inicial en el paciente traumatizado adulto, no es un
sustituto de otras pruebas por imagen más sensibles para identificar lesiones intraabdominales
específicas. En la mayoría de los pacientes, si están hemodinámicamente estables, se realizará
un TAC; por el contrario, si presentan inestabilidad hemodinámica por hemorragia
intraperitoneal identificada por ecografía, se procederá directamente a una laparotomía
diagnóstico-terapéutica. Así mismo, para los pacientes inestables en los que no se haya
identificado una fuente obvia de sangrado y en los que la ecografía haya resultado negativa (es
decir, sin evidenciar líquido intraperitoneal), una angiografía puede ser útil y necesaria para la
identificación de dicho punto sangrante. En los casos de fracturas pélvicas, el ultrasonido juega
un papel más limitado en la evaluación de estos pacientes, ya que es menos sensible para
detectar sangrado pélvico, no pudiendo detectar hemorragias retroperitoneales y por no poder
diferenciar entre sangre y orina (cuadros 1 y 2). A pesar de ello, su alta especificidad y la
disponibilidad a pie de cabecera ha llevado a su incorporación en los protocolos de gestión de la
pelvis. [29, 30] El propósito principal de este tipo de examen es determinar la presencia de
líquido libre intraperitoneal, que aparezca como una colección hipoecoica o anecoica. La única
contraindicación para la realización de eco-Fast sería la necesidad de cirugía inmediata.
Rx anteroposterior:
De urgencia, (perpendicular) informa sobre lesiones y desplazamientos del arco anterior y posterior,
observaremos la línea iliopectinea, la línea ilioisquiática, el labio anterior del acetábulo, el labio posterior
del acetábulo. Permite sospechar inestabilidad, permite además lesiones de pared, columna anterior y
fracturas transversas de acetábulo. Aire en la radiografía simple, en lugares no habituales puede ser útil.
Rx inlet:
Proyección cefalocaudal a 60º, Permite ver estado de la articulación sacroilíaca, desplazamientos
anteroposteriores en sacroilíacas y pubis, arrancamientos óseos en espinas ciáticas, tuberosidad isquiática
y sacro, fractura del sacro y asimetría del anillo pelviano.
Rx outlet:
Proyección caudocefalica a 45º, permite ver migración superior o inferior de la hemipelvis, precisar
fracturas o diástasis del arco anterior, fracturas de sacro (desplazamientos, asimetrías de los agujeros
sacros y alteración de las líneas arcuatas), ascenso o fracturas de las articulaciones coxofemorales y
desplazamiento cefálico del complejo posterior.
Rx para estudio de acetábulo:
AP ya descrita.
Alar: Hemipelvis lesionada en rotación externa a 45º, se observa cresta iliaca y todo el ilion, columna
posterior completa, labio anterior del acetábulo.
Obsturatriz: Hemipelvis lesionada en rotación interna a 45º, se observa el agujero obturador, columna
anterior completa, labio posterior del acetábulo.
LOWEINTEN
Paciente en decúbito supino, con las rodillas flectadas y las plantas de los pies en contacto. El haz de
rayos se dirige a un punto inmediatamente sobre la sínfisis del pubis, verticalmente pero angulado 10 o a
15 o hacia cefálico. Si se estudia una sola cadera el haz de rayos se dirige a la cabeza femoral
correspondiente
La pinza pélvica o Clamp en C es un tipo de fijador que se aplica con dos puntas en la parte
posterior del iliaco, en la región de la sacroiliaca. Provee compresión y estabilidad en la parte
posterior de la articulación sacroiliaca, en la región donde existe el sangrado originado por la
pelvis, creando un verdadero tamponade. El uso de este método puede ser limitado a los casos
de fracturas de iliaco y a fracturas luxaciones sacroiliacas. Las complicaciones reportadas con
este método se asocian a lesiones neurovasculares glúteas y secundariamente lesión de raíces
nerviosas sacras por compresión exagerada en las fracturas transforaminales sacras
TECNICA
La técnica de escogencia para realizar un lavado peritoneal es la abierta, por ser de mayor
seguridad, pero la punción percutánea por el método de Seldinger es una alternativa.
LA TECNICA ABIERTA
a. Se introduce sonda vesical y se conecta a drenaje
b. Se introduce sonda nasogástrica y se aspira el estómago
c. Se prepara la pared anterior del abdomen, ampliamente, como para una laparotomía, y se
colocan campos estériles
d. En un punto situado en la línea media, 2-3 cm por debajo del ombligo (o paramediano, 1 cm
lateral al ombligo), se infiltra anestesia local; se prefiere lidocaína al 1% con epinefrina
e. Se incide la piel por una distancia de 2-3 cm; en pacientes obesos pueden ser 6 cm
f. Mediante separadores adecuados y haciendo meticulosa hemostasia (para evitar resultados
falsos positivos por contaminación de la cavidad peritoneal con sangre de la pared) se avanza a
trav&eacut&;s del tejido subcutáneo y se separan los haces musculares
g. Se toma la fascia con "clamps", se incide la fascia y se atraviesa, con gran cuidado, la grasa
preperitoneal para exponer el peritoneo, el cual es tomado con pinzas y se procede a incidirlo
h. Se introduce suavemente un catéter de diálisis peritoneal tratando de llevarlo hacia la
pelvis, en la dirección del fondo de saco de Douglas. Si no se dispone de este tipo de catéter, se
puede emplear el tubo de un equipo de venoclisis desprovisto de empates distales, al cual se le
hacen unos quince orificios que abarque cada uno, como máximo, un cuarto de la luz del tubo
i. Se conecta a una jeringa y se aspira. Si se obtiene sangre, bilis, líquido intestinal, orina o
materia fecal, el procedimiento es considerado positivo y se procede con la laparotomía. Si la
aspiración es negativa se continúa con los pasos siguientes
j. Se coloca una sutura en jareta para asegurar que no haya escape de líquido alrededor del
catéter, y se instilan 10-20 ml/kg de lactato de Ringer o de solución salina tibias, hasta un total
de 1 litro, en un lapso de 10-15 minutos
k. Una vez que el líquido se encuentre en el abdomen, se balancea al paciente (o a la camilla)
para lograr su distribución en toda la cavidad peritoneal y su mezcla con la sangre que allí
pueda encontrarse
l. Luego de 5-10 minutos se procede a drenar el líquido a un recipiente colocado en el piso (a
no menos de 1 metro por debajo del abdomen del paciente): el drenaje es por sifonaje y
gravedad, por lo cual el recipiente debe tener escape de aire (no puede ser un sistema
cerrado). Si es posible, se cambia la posición del paciente y se comprime suavemente el
abdomen con la mano. Si el líquido no retorna, debe considerarse la posibilidad de ruptura del
diafragma.
m. Se examina el líquido, tomando por lo menos cuatro muestras: una para recuento de
eritrocitos y leucocitos, una para amilasa, una para bilis y una para coloración con Gram
n. Se sutura la fascia con material sintético absorbible, se cierra la piel y se coloca una venda.
Se considera positivo el lavado cuando está presente por lo menos uno de los siguientes
"criterios estándar":
1. el recuento es de >100.000 hematíes/ml
2. el recuento es de > 500 glóbulos blancos/ml
3. la amilasa es >100 U/ml
4. hay bilis, bacterias o partículas alimenticias
5. el líquido del lavado egresa por el catéter vesical o por un tubo de tórax
A través del tiempo se han cuestionado los "criterios estándar" para designar positivo un
lavado peritoneal, especialmente los 100.000 hematíes/ml, y varios autores han recomendado
disminuir el estándar a 50.000/ml. Por el contrario, otros han señalado que se puede caer en
laparotomías innecesarias cuando el recuento de glóbulos rojos es bajo o limítrofe. En algunos
de estos casos estaría indicada la laparoscopia para identificar la lesión y tomar alguna
decisión en cuanto a la necesidad de someter el paciente a laparotomía. Hallazgos negativos
no excluyen una lesión abdominal severa, especialmente del páncreas y/o el duodeno, que son
órganos retroperitoneales, o del diafragma. En estos casos se debe proceder, si la situación
clínica lo amerita, con TAC y otros métodos diagnósticos.
LA TECNICA CERRADA
La técnica, descrita por Lazarus y Nelson en 1979, es la preferida en varios centros. La
secuencia es la siguiente:
b. Se introducen sondas vesical y nasogástrica
c. Se prepara la piel del abdomen
d. Se colocan campos estériles y se infiltra la piel con lidocaína al 1% con epinefrina
e. Se hace una pequeña incisión en la piel, apenas lo suficiente para dar paso a la aguja calibre
y luego al catéter de lavado
f. Se introduce una aguja calibre 18 hasta la cavidad peritoneal y se pasa una guía flexible a
través de la aguja
g. Se retira la aguja y se pasa el catéter de lavado, con un movimiento como "atornillando", y
se retira la guía
h. Se aspira la cavidad peritoneal instilando 10-20 ml de solución salina o de lactato de Ringer.
Si se obtiene sangre libre (>5 ml) el lavado es considerado positivo y se da por terminado el
procedimiento. Si se obtienen <5 ml, se procede con el lavado con 1 litro de lactato de Ringer
en el adulto y 15 ml/kg en niños
5. Aspiración
• Eliminar el dolor.
• B2 B3 C
Fijación interna
Fractura tipo B1
Fractura tipo C