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ayaa C10] |v a\ 0] Dy ron SEMIOLOGIA yA siglo xxi editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MEXICO, 0. F. siqlo xxi editores, s.a. TUCUMAN 1621, 7°.N, C1OSOAAG, BUENOS AIRES, ARGENTINA siglo xxi de espajia editores, s.a. MENENDEZ PIDAL 9 BIS, 28036, MADRID, ESPANA portada de anhelo hemandez primera edicién en espafiol, 1972 trigésima edicién en espafiol, 2008 ©siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 978-968-23-0135-3 primera edicién en francés, 1971 © presses universitaires de france, paris titulo original: /a sémiologie derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico impreso en mjica impresor, s.a. de c.v. camelia nim. 4 col. el manto, iztapalapa junio de 2008 INDICE SNTRODUCCION: LA SEMIOLOGIA CAPITULO |: FUNCIONES Y “MEDIA” = LAS FUNCIONES 2 LOS*MEDIA” CAPITULO II: LA SIGNIFICACION: FORMA Y SUSTANCIA DEL SIGNO ye EL SIGNO Y LASIGNIFICACION LA FORMA DEL SIGNO " » LOS MODOS DE LA COMUNICACION bw . EL SENTIDO: CODIGOS Y HERMENEUTICOS CAPITULO III: LOS CODIGOS LOGICOS 1. LOS CODIGOS PARALINGUISTICOS. 2, LOS CODIGOS PRACTICOS: SENALES Y PROGRA- MAS 3. LOS CODIGOS EPISTEMOLOGICOS 4, EL “PENSAMIENTO SALVAJE”. LAS ARTES ADI- VINATORIAS CAPITULO IV: LOS CODIGOS ESTETICOS 1. ARTES Y LITERATURAS 2. LASIMBOLICA, LA TEMATICA 3. LA MORFOLOGIA DEL RELATO 12 23 33 33 42 51 61 61 61 67 FL 77 87 90 91 106 CAPITULO V: LOS CODIGOS SOCIALES 1, LOS SIGNOS 2. LOS CODIGOS CONCLUSION: MITOLOGIAS DE NUESTRO TIEMPO 107 109 118 127 LA SEMIOLOGIA La semiologia es la ciencia que estudia los sistemas de signos: lenguas, cOdigos, sefiala- ciones, etc. De acuerdo con esta definicion, la lengua seria una parte de la semiologia, En realidad, se coincide generalmente en recono- cer al lenguaje un status privilegiado y autd- nomo que permite definir a la semiologia co- mo “el estudio de los sistemas de signos no linguisticos”, definicién que adoptaremos aquil, La semiologia fue concebida por Ferdinand de Saussure como “la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida so- cial”. Este es el texto, frecuentemente citado: “La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por eso comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbélicos, a las for- mas de cortesia, a las sefiales militares, etc., etc. Sdlo que es el mas importante de todos esos sistemas. Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. Tal ciencia seria parte de la psicologia social, y por con- siguiente de la psicologia general. Nosotros la llamare- mos semiologia (del griego semefon ‘signo’). Ella nos ensefiaré en qué consisten los signos y cuales son las 1 No deve confundirse la semiologia asi definida con la semiologia médica que es un estudio de los sintomas e indicios naturales (cf. infra, p. 33) a través de los cuales se manifiestan las enfermedades, leyes que los gobiernan. Puesto que todavia no exis- te, no se puede decir qué es lo que ella sera; pero tiene derecho a la existencia, y su lugar esta deter- minado de antemano. La lingiifstica no es mas que una parte de esta ciencia general. Las leyes que la semiologia descubra seran aplicables a la lingiifstica, y asi es cOmo la lingiiistica se encontrara ligada a un dominio bien definido en el conjunto de los hechos humanos?”, Por esa misma época, el norteamericano Ch. S. Peirce concibe también una teoria general de los signos bajo el nombre de semidtica: \ “La logica en su sentido general es, creo haberlo de- mostrado, solamente otra palabra que designa a la semidtica, una doctrina quasi necesaria o formal de los signos. Al describir a la doctrina como “quasi necesaria” o formal, tengo en cuenta que observamos Jos caracteres de tales signos como podemos, y a par- tir de dichas observaciones, por un proceso que no me niego a llamar Abstraccion, somos inducidos a juicios eminentemente necesarios, relativos a lo que deben ser los caracteres de los signos utilizados por la inteligencia cientifica’3. Saussure destaca la funciOn social del signo, Peirce su funcion logica. Pero los dos aspectos estan estrechamente vinculados y los términos semiologia y semidtica denominan en la ac- tualidad una misma disciplina, utilizando los europeos el primer término y los anglosajones 2 Ferdinand de Saussure, Cours de lingiiistique géne- rale, Payot, Paris, 1949, p. 33, [Hay ed, esp.: Curso de lingtiistica general, Losada, Buenos Aires, 1945, p. 60]. 3 Charles S. Peirce, Philosophical writings, p. 98. el segundo4. Vemos asi como ya a principios de este siglo es concebida una teoria general de los signos. Desde sus comienzos, esta teorfa fue objeto de estudio sobre todo por parte de los 10- gicos, bajo el nombre de semdntica general: Recién muy tardiamente el programa de Saussure comenz6 a entrar en vias de reali- zacion, al punto de que en 1964, Roland Bar- thes puede presentar sus Elementos de setivio- logia destacando que: “Como la Semiologia no ha sido aun edificada, es comprensible que no exista ningun manual acerca de este método de analisis; mas aun: en razon de su carécter extensivo (puesto que sera la ciencia de to- dos los sistemas de signos), la semiologia no podra ser tratada didacticamente hasta que esos sistemas ha- yan sido reconstituidos empiricamente® ef En esas condiciones, se hace evidente Jo aven- turado de nuestra empresa. En realidad, no hay coincidencias en lo que respecta al domi- nio de nuestra ciencia. Algunos, los mas pru- dentes, sdlo la consideran como un estudio de 4 No debe confundirse semiologta, semidtica (“es- sudio general de los signos”, especialmente no lingiiis- ticos), y seméntica (estudio del sentido de los signifi- cantes lingiifsticos). En cuanto a la semasiologta (pala- bra que también pertenece a la terminologia lingiifsti- ca), es el estudio del sentido de las palabras por oposi- cién a la onomasiologia o estudio de los nombres que pueden adoptar las palabras designadas. Desgraciada- mente, esta terminologia esté muy lejos de ser acepta- da por todos. 5 Roland Barthes, Eléments de sémiologie, en Com- munications N° 4, [Hay ed. esp.: Elementos de semio- logia, en Comunicaciones/la semiologia, Tiempo Con- temporaneo, Buenos Aires, 1970, p. 17.] los sistemas de comunicaciones por medio de sefiales no lingujisticas. Otros, con Saussure, extienden la nocién de signo y de codigo a formas de comunicaciones sociales tales como los ritos, ceremonias, formulas de cortesia, etc. Finalmente, hay quienes consideran que las artes y las literaturas son modos de comu- nicacién basados en el empleo de sistemas de signos, derivados también de una teoria gene- yal del signo. Estos tres aspectos de la semio- logfa son los que consideraremos aqui. Pero evidentemente es posible argumentar, con toda razon, que hay muchos otros tipos de comunivacion, y que son parte también de una semiologia (0 de una semidtica): la co- municacién animal (zoosemiOtica), la comuni- cacién de las maquinas (cibernética), la comu- nicacién de las células vivas (bidnica). Los limites de la presente obra no nos per- mitieron abordar el conjunto de esos proble- mas. Nos hemos limitado a los tres primeros. Por lo tanto, encontraremos aqui, luego de una observaciOn general sobre la naturaleza, la forma y la funcion de los signos, tres capitu- los consagrados respectivamente a los signos cientificos y técnicos, a los signos sociales y a los estéticos. Pero sobre estos problemas que conocemos tan poco, un manual es una em- presa muy dificultosa. Las ideas aqui “expues- tas’? —es decir arriesgadas— no pretenden defi- nir una disciplina atin tan erratica. Agreguemos, para finalizar, que reciente- mente fue creada una Association Internatio- nale pour les Etudes Sémiotiques que edita una revista titulada Semiotica y una serie de obras sobre el tema. 10 CAPITULO I FUNCIONES Y “MEDIA” La funcién del signo consiste en comunicar ideas por medio de mensajes. Esta operacion implica un objeto, una cosa de la que se ha- bla o referente, signos y por lo tanto un co- digo, un medio de transmisién y, evidente- mente, un destinador* y un destinatario. A partir de un esquema tomado de la teo- via de las comunicaciones y desde entonces clasico, Roman Jakobson define seis funciones lingiiisticas, y su andlisis mutatis mutandis— Cédigo Emisor Receptor Referente es valido para todos los modos de comuni- cacién. Por otra parte, el problema de las funciones esta vinculado al del medio de co- municacion, vehiculo del mensaje 0 —adoptan- do una terminologia de moda en la actuali- dad— medium. * En francés destinateur. Segin Jakobson, el locutor, el sujeto de la enunciacién (Essais de_linguistique générale, chap. XI. Editions de Minuit, Paris, 1963). (N. del T.) 11 I, LAS FUNCIONES 1. La funcion referencial es la base de toda comunicaciOn. Define las relaciones entre el mensaje y el objeto al que hace referencia. Su problema fundamental reside en formular, a propésito del referente, una informacién ver- dadera, es decir objetiva, observable y verifi- cable. Es el objeto de la légica y de las diversas ciencias que son cédigos cuya funcién esencial consiste en evitar toda confusién entre el sig- no y la cosa, entre el mensaje y la realidad codificada (cf. infra p. 36). 2. La funcion emotiva define las relaciones entre el mensaje y el emisor. Cuando nosotros comunicamos —por medio del habla o de cualquier otro modo de signifi- cacién—, emitimos ideas relativas a la natura- leza del referente (o sea la funcién referen- cial), pero también podemos expresar nuestra actitud con respecto a ese objeto: bueno o malo, bello o feo, deseable o detestable, res- petable o ridiculo. Pero no debemos confundir la manifes- tacion esponténea de las emociones, del carac- ter, del origen social, etc. que sélo son indi- cios naturales, con la utilizacién que se puede hacer de ellos con el objeto de comunicar (cf. infra, p. 33). La funcion referencial y la funcién emotiva son las bases a la vez complementarias y con- eurrentes de la comunicacién. Por eso con frecuencia hablamos de la “‘doble funcién del lenguaje”: una es cognoscitiva y objetiva, la otra afectiva y subjetiva. Suponen tipos de 12 codificacion muy diferentes, tenienao la se- gunda su origen en las variaciones estilisticas y en las connotaciones (cf. infra, p. 41). El objeto de un céddigo cientifico consiste en neutralizar esas variantes y esos valores connotativos mientras que los cédigos esté- ticos los actualizan y desarrollan. 3. La funcién connotativa o conminativa defi- ne las relaciones entre e! mensaje y el recep- tor, pues toda comunicacion tiene por objeto obtener una reaccién de este Ultimo. La conminaci6n puede dirigirse ya sea a la inteligencia o a la afectividad del receptor, y encontramos, en este nivel, la misma distin- cién objetivo-subjetivo, cognoscitivo-afectivo que opone a la funcién referencial con la fun- cion emotiva. Del primer caso derivan todos los cOddigos de sefializacién, los programas operativos (trabajo, tactica militar, etc.) que tienen por objeto organizar la accion en co- mun. Del segundo caso provienen los cédigos sociales y estéticos que tienen como objetivo movilizar la participacién del receptor. Esta funci6n ha adquirido una gran importancia con la publicidad, en la cual el contenido re- ferencial del mensaje desaparece ante los sig- nos que apuntan a una motivacién del desti- natario, ya sea condicionandolo por repeticién © desencadenando reacciones afectivas suh- conscientes. 4. La funcion poética o estética es definida por Roman Jakobson como la relacién del mensaje consigo mismo. Es la funci6n estética por excelencia: en las artes, el referente es el mensaje que deja de ser el instrumento de la comunicacion para convertirse en su objeto. 13 Las artes y las literaturas crean mensajes- objetos que, en tanto que objetos y mas alla de los signos inmediatos que los sustentan, son portadores de su propia significacién y pertenecen a una semiologia particular: estili- zacion, hipdstasis del significante, simboliza- cién, etc. 5. La funcién fatica* tiene por objeto afir- mar, mantener o detener la comunicaci6n. Jakobson distingue con ese nombre a los signos ‘‘que sirven esencialmente para estable- cer, prolongar o interrumpir la comunicaci6n, para verificar si el circuito funciona (‘Hola, gme escucha usted?’), para atraer la atencion del interlocutor o asegurarse de que no de- caiga (‘gme esta escuchando?’ o, en estilo shakespeareano: “Présteme usted oido”, y en el otro extremo del hilo: ‘mm, mm! ’). * Hacia 1920, Bronislav Malinowski, estudiando los problemas del significado en las lenguas “primitivas’’, circunscribié un cierto tipo de uso lingiiistico caracteri- zado por desempefiar una funcién de aproximacion, contacto y familiaridad entre los hablantes, al que defi- nid como comuni6n fdtica, Cuaranta afios después y dentro de un contexto tedrico muy distinto, Roman dakobson, investigando la ubicacién precisa de la fun- cidn poética dentro de la variedad de funciones del lenguaje, se vio llevado a estudiar tanto los factores constitutivos de todo proceso lingiiistico como las fun- ciones lingwisticas correspondientes a esos factores. Determin6é asi que al factor “contacto” del proceso lingiiistico, correspondia una funci6n ‘‘fatica” que con- sistia en asegurar la filuidez del circuito de la comunica- ciédn, La misi6n de los mensajes pertinentes es, en este easo, la de “‘establecer, prolongar o interrumpir la co- municacién, verificar si el cireuito funciona (‘ ;Hola! gme escucha?’), atraer la atencién del inerlocutor o asegurarse de que no ha decaido (" ;Digame! ¢Me esta escuchando?’, y en el otro extremo de la linea: ‘jHm-hm! ’)”. Cf. R. Jakobson, Essais de Linguistique générale cit., p. 217. (N. del T.) 14 Esta acentuacién del contacto —la funcion fatica, en términcs de Malinowsky— puede dar lugar a un profusc intercambio de formas ritualizadas, es decir a dialogos enteros cuyo finico objeto es prolongar la conversacién’’s. La funcién fatica desempefia un papel muy importante en todos los modos de comunion (cf. infra p. 49): ritos, solemnidades, ceremo- nias, discursos, arengas; conversaciones familia- res, amorosas, donde el contenido de la co- municacion tiene menos importancia que el hecho de la presencia y de la reafirmacion de adhesion al grupo. Se repiten las mismas palabras, los mismos gestos, se cuentan las mismas historias, lo que la torna una comunicaciOn absurda, insopor- table para la persona extrafia pero euforica para el sujeto que “participa”, para el que “se siente aludido” y que se vuelve penosa a partir del momento en que ese sujeto se apar- ta de ella. El referente de] mensaje fatico es la propia comunicaciOn, asi como el referente de] men- saje poético es el propio mensaje y el del mensaje emotivo, el emisor. 6. La funcion metalingiiistica tiene por objeto definir el sentido de los signos que corren el riesgo de no ser comprendidos por el recep- tor. Por ejemplo, ponemos una palabra entre comillas y precisamos: “‘semiologia, en el sen- tido médico del término”. De ese modo, la funcién metalingiifstica remite el signo al co- digo del cual extrae su significacion. 6 Roman Jakobson, Essais de lingiistique générale cit., p. 217. Desempefia un papel considerable en todas las artes: la ‘‘escritura” es una sefial del cé- digo. La palabra democracia remite a sentidos diferentes segun el cédigo. Nel mismo modo, un retrato puede ser objeto de diversas inter- pretaciones segin el estilo: romAntico, realista, surrealista, cubista, etc. De la funcién metalingiiistica procede tam- bién la eleccion del vehiculo, del medium, E1 marco de un cuadro, la tapa de un libro sena- lan la naturaleza del cédigo. Con frecuencia, el titulo de una obra de arte remite mucho mas al cOdigo adoptado que al contenido del mensaje. Una pala de carbon en la entrada de una exposicion o de un museo adquiere, por ese hecho, una significacién estética, y el refe- rente del mensaje es, en este caso, el propio codigo. 7, Comprender y sentir. Las diversas funcio- nes, tal como acaban de ser definidas, son concurrentes. Se las encuentra mezcladas en diversas proporciones en un mismo mensaje. Unas u otras dominan segiin el tipo de comu- nicacién (cf. infra los media), En ese sentido, las funciones referenciales (objetiva, cognosci- tiva) y la funcidn emotiva (subjetiva, expre- siva) son caracteristicas. Constituyen los dos grandes modos de la expresion semiologica que se oponen antité- ticamente, de manera que la nocion de una “doble funcion del lenguaje” puede exten- derse a todos los modos de significacién. En efecto, comprender y sentir, el espiritu y el alma, constituyen los dos polos de nuestra ex- periencia y corresponden a modos de percep- cién no solamente opuestos sino inversamente proporcionales, al punto que podriamos defi- 16 nir a la emocién como una incapacidad de comprender: el amor, el dolor, la sorpresa, el miedo, etc., inhiben a la inteligencia que no eomprende lo que le sucede. El artista, el poeta son incapaces de explicar su arte, del mismo modo que no podemos explicar por que nos sentidos conmovidos por la curva de un hombro, una frase tonta, un reflejo en el agua. La comprension se ejerce sobre el objeto y la emoci6on sobre el sujeto. Pero comprender, “relacionar’’, intelligere, ‘‘reunir” significa so- Gre todo una organizacién, un ordenamiento de las sensaciones percibidas, mientras que la emocion es un desorden y una conmocién de les sentidos. Por lo tanto, se trata de dos modos de percepcién —y consecuentemente de significa- cion— totalmente opuestos, a raiz de lo cual los caracteres del signo logico y del signo ex- presivo se oponen término por término7 Signo logico Signo expresivo Convencional Natural Arbitrario Motivado Homologico Analégico Objetivo Subjetivo Racional Afectivo Abstracto Concreto General Singular Transitivo Inmanente Selectivo Total Légicamente, se trata de tendencias, siendo propiedades relativas, pues el signo es, > Cf. el capitulo siguiente, 17 como ya se vera, mds o menos “conven- cional”, mds o menos arbitrario, etc.; pero de todos modos, estamos en presencia de dos grandes modos de significacion que oponen a las ciencias y las aries. Esa es la causa del rechazo existente entre los signos légicos y la emocién por una parte y entre los signos expresivos y la comprensién por la otra: los modos semiologicos del cono- cimiento intelectual no influyen sobre la ex- periencia afectiva, e inversamente. Esto es lo que torna tan dificil y precario el estudio cientifico de los fenédmenos afectivos, dado que el espiritu se halla totalmente imposibili- tado de definir y estructurar, es decir de “comprender”, términos tales como pasion, deseo, emocion. En la definicion de conciencia, e] Vocabu- lario de la filosofia de Lalande anota: “La conciencia no puede ser definida. Podemos sa- ber lo que es la conciencia, pero no podemos comunicar sin confusién a los demas una defi- nicidn de lo que nosotros aprehendemos clara- mente”. Y prosigue el filosofo: “Lo que so- mos cada vez menos a medida que entramos gradualmente en un suefio (sommeil) sin sue- hos (réves)... lo que somos cada vez mas cuando el] ruido nos despierta poco a poco, eso es lo que se denomina conciencia.” Esta definicién, que Valery debia tener en mente cuando escribia La joven Parca, explica la incapacidad de los signos logicos de signi- ficar la experiencia psiquica. Es el fundamen- to de todas las artes que son, por su propia naturaleza, tributarias de modos de significa- cién icénicos y analdgicos. No tienen por funcion el hacernos com- prender las sensaciones percibidas encerrando- 18 las en una red de relaciones objetivas sino el hacernos experimentar frente a una imitacién de la realidad. : Esta oposicién muy marcada entre la expe- riencia objetiva y la experiencia subjetiva, en- tre la inteligencia y la afectividad, entre el saber y el sentir, entre las ciencias y las artes, es la principal caracteristica de nuestra cultura “cientifica” mientras que el pensamiento “po- pular” o “‘arcaico” tiende a confundir los dos planos. Las “ciencias” antiguas tales como la medi- cina o la alquimia, son “artes” en la medida en que su objeto es mal “comprendido”. La ciencia invade progresivamente el dominio de las artes mientras éstas se extienden sobre el inconsciente. La astronomia recluye a la as- trologia en el campo de la adivinacién, y las artes desplazadas del dominio invadido por la ciencia ganan terrenos aiin virgenes. En este marco, que opone los cddigos légi- cos y tecnologicos a los modos de expresién afectivos y poéticos, se evidencia el caracter mixto y ambiguo de los cédigos de la vida social en este vasto dominio que abarca en la actualidad el término todavia ambicioso y prematuro de “ciencias humanas”’. 8. Sentido e informacién. Hay tres tipos de codigos segin si los signos se encuentran en a © & 19 una relacion légica de exclusién, de inclusion o de interseccién que corresponden, respecti- vamente, a las funciones diacritica (o distin- tiva), taxondmica (0 clasificatoria), semantica (o significativa). La funcién de un sistema fonoldgico (y de la mayoria de los sistemas de sefales) es pu- ramente distintiva en la medida en que no hay relacién entre los rasgos pertinentes. Sa- ber que un fonema es Jabial no nos dice nada sobre la voz (sorda o sonora) debido al hecho de que voz y articulacion son independientes: el sistema encierra el maximo de informacion pero en él los signos no tienen sentido, pues éste resulta de una relacion. Un sistema taxondmico, en cambio, integra los signos en un sistema de relaciones, pero necesarias, univocas e inclusivas: mamifero implica necesariamente vertebrado y el segun- do término no agrega ninguna informacion al primero. Los términos slo poseen aqui defi- niciones. El] sistema lexical, en el que los signos tie- nen una relacién de interseccion, implica a la vez sentido e informacién: las hojas son por lo general verdes (lo que constituye su senti- do), pero todas las hojas no son verdes y to- dos los objetos verdes no son necesariamente hojas (lo que define la informacion). Asf, un pintor clasico tiene la posibilidad, la libertad de representar hojas verdes, amarillas, purpu- ras. Pero existen otros sistemas: aquél en el que las hojas seran unica y necesariamente verdes, aquél en el que seran cualquier cosa. Cuanto mas significante es un codigo, es més ; restringido, estructurado, socializado, ¢ inversamente. Ahora bien, el contenido de in- formacién de un mensaje y la redundancia (c 20 pérdida de informacion) que es su corola- rio son propiedades objetivas y mensurables. Cuanto mas fuerte es la redundancia, la co- municacién sera mas significante, cerrada, so- cializada y codificada. Cuanto mas débil,es, la ecomunicacion sera mas informante, abierta, individualizada y descodificada. Desde este punto de vista, podemos considerar que nues- tras ciencias y técnicas dependen de sistemas cada vez mas codificados y nuestras artes de sistemas cada vez mas descodificados. Esta estructuracion o “‘codificacion” del sis- tema plantea el problema de las relaciones del receptor con la comunicacion desde el doble punto de vista del mensaje y del emisor. 9, Atencion y participacion. El receptor que recibe un mensaje debe descodificarlo, es de- cir reconstruir su sentido a partir de signos cada uno de los cuales contiene elementos de ese sentido, es decir indicaciones relativas a las relaciones de cada signo con los otros. De ese modo, un rompecabeza es un men- saje cuyo sentido (la imagen) reconstruimos ubicando las diferentes piezas en sus respec- tivas posiciones por medio de las indicacio- nes de lineas, colores, figuras que esas piezas contienen, Cuanto mas numerosas y precisas sean las indicaciones, mas facil sera la cons- truccién. Por eso es dificil reconstruir un rompecabeza cuyas piezas estan poco diferen- ciadas. Pero un rompecabeza dificil es mas in- teresante en la medida en que es mayor la atencién del jugador en la reconstruccion (es decir en la descodificacién y en la interpreta- cion). Por esa misma raz6n, una actividad progra- mada con demasiado rigor —un trabajo en 21 cadena, por ejemplo, o una ensefianza muy acelerada— pierden interés. Lo mismo ocurre con aquellas artes en que una retérica estereo- tipada torna la interpretacion demasiado evi- dente y de todo mensaje muy codificado en el cual la redundancia relaja la atencion y el interés del receptor. Pero esta nocién de “interés” del receptor debe ser precisada. La atencién, tal como aca- bamos de definirla, mide el interés del recep- tor por el referente, objeto del mensaje: inte- rés de orden intelectual que tiene su origen en el placer que encuentra en interpretarlo re- constituyéndolo. Muy distinto es el “interés” puramente afectivo que el receptor experimenta al estar en comunicacién con el emisor y en el cual, por el contrario, la atencién intelectual es muy débil. Ese es el caso de la comunicacion amorosa que es puramente fatica (cf. supra _p. 14) y en la cual las palabras, los gestos, los comportamientos no tienen otro objetivo que afirmar y mantener una comunicacion que da a los participantes la sensacién de vi- vir al unisono, de ser “uno solo”. Esta comunion entre los participantes ad- quiere una gran importancia en las formas co- lectivas de la comunicacién: espectaculos, dis- cursos, ceremonias religiosas, politicas, etc. Los cantos, las danzas, las marchas tienen por objeto movilizar a los participantes al uniso- no, al mismo paso, al mismo ritmo, y su con- tenido sémico es secundario. La arenga poli- tica o militar contiene poca informacion e indudablemente es preciso que contenga lo menos posible pues su objetivo es reunir a los participantes alrededor de un jefe, de un ideal comin. 22 De la comuni6n (afectiva) se pasara a la colaboracion (practica) que es una coordina- cion y una sincronizacion del trabajo en co- mun y que postula también una codificacion y una socializacion del mensaje a expensas de su contenido de informacién. Por lo tanto, no hay que confundir la aten- cidn (intelectual) con la comunién (afectiva) o la colaboracién (practica). En realidad, los dos comportamientos son inversamente pro- porcionales. La comunion (y la colaboracion) postulan un aflojamiento de la atencion y po- seen, por lo tanto, sistemas de codificacion antinomicos. I. LOS “MEDIA” Bajo el nombre de medium, la semiologia an- giosajona designa los diferentes “‘medios” de comunicacién: el libro, la radio, el cine, la moda. Un medium implica, por lo tanto, una sastancia del signo® y un soporte o vehicuio de esa sustancia. Y es evidente que la natura- leza, la estructura y la funciOn del cOdigo es- tan estrechamente vinculadas al medium y que ése es también el caso de las diferentes funciones que acabamos de describir. Mas ade- lente haremos un breve inventario de los prin- cipales media y de su sistema de codificacion. Seria mas exacto decir una “‘materia’’, un “sopor- , Bues con el nombre de sustancia la lingiiistica mo- distingue las propiedades intrinsecas del signifi- y del significado. Desde este punto de vista los s 0, m, constituyen la sustancia del significante me hombre y la “masculinidad”, la sustancia del ado correspondiente, 23 Ahora expondremos algunos problemas genera- les que plantea la aparicion de nuevos media en nuestra cultura. Al respecto, diremos algu- nas palabras sobre las ideas de Marshall McLuhan?. Seguin McLuhan, los media son extensiones de nuestros sentidos y de nuestras funciones: la rueda es una extension del pie, la escritura una extension de la vista, el vestido una ex- tensién de la piel, los circuitos electrénicos una extension del sistema nervioso central, etc. Modifican —y con frecuencia perturban— nuestras relaciones con el mundo circundante. Ahora bien, esta relacion entre el hombre y su medio (incluidos los otros hombres) es mu- cho mas importante en si misma que sus efectos inmediatos y su producto. Asif, pode- mos admitir sin esfuerzo que en la industria- lizacion mediante la mecanizacién del trabajo lo importante no reside tanto en el producto de ese trabajo (autos, heladeras, tubos de pas- ta dentifrica, etc.) sino en la naturaleza mis- ma del trabajo: parcelizacion de la tarea, ale- Jamiento del trabajador de toda iniciativa y poder de decision. Igualmente, en la televi- sion, los programas y diferentes contenidos no son nada en comparacién con los modos de saber totalmente nuevos que ella implica. Lo importante consiste no tanto en las informa- ciones que el auditor —y en particular el ni- fio— recibe sino en el modo de recepcién que transforma totalmente su relacién con los media tradicionales que son el libro, la escue- la, el museo. El mensaje televisado tiene su 9 Cf. Marshall McLuhan, Understanding media: the extensions of man, New York, 1964, 24 propia finalidad que no reside tanto en su contenido referencial como en la relacion del receptor sensorial con el referente. Segin la dramatica formula del autor: “El medium es el mensaje.” Todos coincidiremos con McLuhan en que la escritura, luego la imprenta, la prensa y ahora la television han transformado nuestra cultura. Quizds algunos no estén de acuerdo con un analisis que puede ser considerado un poco superficial, es decir discutible. Pero al menos dicho andalisis tiene el mérito de recu- perar problemas que hasta ahora solo apare- efan anexados a las polémicas de los fildsofos y de los politicos, McLuhan divide a los media en hot y cool, “calientes” y “‘frios’, palabras que estan refe- vidas a lo que, en términos técnicos, se desig- na por la “temperatura” de la informacion o, en fotografia, por la “definicion” de la ima- gen. En un mensaje dado, cuanto mayor es el humero de elementos de informacién, mas densa es la sustancia informante, mas caliente es el mensaje, e inversamente. No debe con- fundirse esta temperatura del mensaje con su contenido referencial: um mensaje es mas 0 menos caliente en la medida en que propor- ciona mas o menos elementos de descodifica- eién para un significado dado, cualquiera sea ie riqueza o la pobreza de ese significado. Un retrato es caliente y uma caricatura fria. Una foto y un film cinematografico son calientes ¥ una imagen televisada fria en la medida en gue el namero de puntos que componen la mmagen es débil. El minué o el vals son ca- Gentes en la medida en que sus figuras estan das por el codigo, mientras que el twist es . El habla es mas fria que la escritura y 25 la escritura ideografica mas fria que la escritu- va alfabética. A la temperatura del mensaje esta vinculada la “participacion”!° del receptor, que debe interpretar el mensaje y, en consecuencia, tra- tar de encontrar los elementos de informacion que le faltan. En un mensaje caliente el sen- tido esta Gado por el emisor, en un mensaje frio esta dado (en mayor o menor medida) por el receptor que se encuentra, por ello, implicado en la comunicacién. Asi, el progra- ma de una cadena de montaje que es particu- larmente caliente, proporciona al obrero toda la informacion necesaria para su trabajo y lo priva de toda posibilidad de eleccién, decision y “‘participacion’’, en oposiciOn al sistema de instrucciones, de reglas, de recetas de una téc- nica artesanal fria. Desde ese punto de vista, la ciencia es caliente y las artes son frias. Nuestra cultura occidental es caliente y las culturas ‘“‘primitivas” o “subdesarrolladas” son frias. La vida urbana es caliente, la vida rus- tica fria. Segiin McLuhan, estamos pasando de una cultura caliente a una cultura fria, a raiz de una mutacién de los media del libro por la television, de la mecanizacién por la automati- zacion, de las artes figurativas por las artes no figurativas, etc. Esto tiene como corolario una “participacién”’ del individuo y un nuevo tipo de sociedad que, en ciertos aspectos, se empa- renta con la vida tribal de las culturas frias. En lo que nos concierne, sin embargo, ma- 10 La “‘participacion”, tal como Ja concibe McLuhan, esta relacionada con lo que anteriormente hemos deno- minado, la atencién. 26 tizaremos la oposiciOn establecida por Mc Luhan entre nuestra cultura occidental moder- na de tipo hot y las culturas arcaicas cool. Semivlogicamente, tenemos dos tipos de expe- riencia: inteligible y afectiva, experiencias que no son asimilables sino, muy por el conirario, imversamente proporcionales (cf. supra, p17). En consecuencia, y segin nuestro criterio, ~ una cultura hay una relacion inversa entre el saber y la afectividad. Ademas, debe distin- guirse lo individual y lo colectivo: lo indivi- dual define nuestras diferencias, lo colectivo muestras similitudes con los demas. Los dos dominios son una vez mas inversamente pro- porcionales, puesto que es evidente que cuan- to m4s diferentes somos, menos nos asemeja- mos. Segiin este doble criterio, el campo se- miolégico de nuestra experiencia puede divi- dirse de acuerdo con el siguiente esquema: Intelecto Afectividad Diferencias Descodificacién individuales Atencién Codificacién Similitudes Comuni6n sociales Colaboraci6n Ciencias Artes Cuanto mas codificado y socializado es el saber, la experiencia afectiva tiende a indivi- dualizarse en mayor medida. En ese marco, nuestra cultura aparece como un recalenta- miento de la experiencia intelectual. La aten- 27 cién individual es cada vez mas restringida y la iniciativa creadora cada vez mas pobre. No es que el individuo sea menos inteligente sino que su saber le es proporcionado cada vez mas por los cédigos: ciencias, programas, etc. En consecuencia, la experiencia afectiva esta cada vez mas descodificada, es decir mas di- versificada, mas rica y abundante, pero sin embargo desprovista de sentido. Aunque inte- grado en el plano del saber, el hombre mo- derno se encuentra “‘desorientado” en el del deseo. Eso es lo que expresa la semiologia de nuestras artes. En efecto, las artes no figurati- vas (y por lo tanto designificadas) representan una experiencia afectiva descodificada y deso- cializada. Son artes realistas, En cuanto a las artes “ingenuas’”, ‘‘arcaicas”, “populares” que adoptan las formas estereotipadas que son las artes de masas (westerns, historietas, novelas policiales, canciones, etc.) no son artes sino entretenimientos. Tienen una funcién simbo- lica cuyo objetivo es representar situaciones afectivas, deseos, rigurosamente codificados e investidos de una significacion de la que pre- cisamente carecen en la vida real. El mismo anilisis es aplicable a nuestros Juegos, que son representaciones mimadas de la accion individual o social (cf. infra p. 122) y que también son de dos tipos: “realistas” y “simbdlicas”. A una accion altamente sociali- zada corresponden juegos rigurosamente codi- ficados, lo que es una caracteristica de la ma- yorfa de los deportes modernos, incluso de los juegos de sociedad como el bridge y el ajedrez. Consecuentemente, la desindividualiza- cion de la accion y la frustracion resultante son compensadas con nuestras diversiones que yeintroducen la libertad y la iniciativa indivi- 28 dual en nuestra vida bajo la forma de hob- bies, jardineria, viajes, danza, etc. Los verbos jugar y entretenerse traducen esta oposicion. Hay correspondencia entre las dos funciones estéticas y las dos funciones lidicas (represen- faciOn realista y compensaciOn simbolica), pe- to la relacidn es invertida en la medida en que las primeyras significan la experiencia afec- tiva y las segundas la experiencia practica ra- cionalizada. A una experiencia estética (afec- tiva) individualizada corresponden artes de re- presentacion, no figurativas, débilmente estruc- turadas y diversiones estéticas, rigurosamente eodificadas. Es evidente que esas artes tienen una signi- ficacion muy diferente en las dos culturas. En un arte muy codificado como el de nuestra Edad Media, el “realismo’”’ refleja la vida mientras que lo fantastico y lo maravilloso re- presentan el suefio. En un arte descodificado como es el nuestro, esta relacién es invertida: el arte “abstracto” refleja nuestra vida afecti- ya real mientras que el romance sentimental, la comedia de boulevard, la novela popular simbolizan nuestros deseos. Lo mismo ocurre con los cédigos sociales: cuando son restricti- yos reflejan un estado real de la sociedad, de sas valores y de sus jerarquias, pero una vez Hberados, solo son la manifestacion de un de- seo de poder, de un deseo de aparentar. Finalmente, el mismo analisis se aplica ¢ los codigos de la vida social individual (insig- mias, uniformes, protocolos) o colectiva (ritos fiestas, ceremonias). Nuestra sociedad modernz s caracteriza por una alta estructuracion eco- némica basada en una gran diversidad y espe- izacion de las actividades, a lo que corres. nde, consecuentemente, una destruccién de 29 los cOdigos sociales. Los cédigos econédmicos y los cédigos sociales estan en esa misma rela- cin inversamente proporcional que opone los cédigos légicos y los codigos afectivos. Cuan- to mas codificada es la actividad practica, el marco social de esta actividad est4 mds desco- dificado. La estructuracién social compensa una desestructuracién econdmica, y el déficit del ser engendra una inflacion de la aparien- cia. Es notable cédmo las funciones poco dife- renciadas en sus actividades practicas se man- tienen mas adheridas a los signos sociales que las identifican: el uniforme hace al general, al presidente del tribunal, al arzobispo, al emba- jador, al académico o al faquir birmano. Pero para el ingeniero, el médico, el arquitecto, es distinto. En la medida en que la medicina se convierte en una ciencia altamente codificada y especializada, los médicos abandonan su sombrero puntiagudo. Los profesores vacilan todavia. Observamos asi la correspondencia existente entre los diversos cédigos y sus modos y gra- dos de codificacién. La estructuracién del sa- ber implica la de los juegos y la de los cédi- gos econdémicos y tecnolégicos y, en conse- cuencia, una desestructuracion de las artes, de las diversiones, de los cédigos sociales. El con- junto esta gestado por un cédigo perceptivo, definido por la relacién complementaria y an- titética entre el cédigo afectivo y el codigo intelectivo. El conjunto de esas estructuras forma un sistema cultural en el que todo se relaciona y toda modificacién de la estructura perceptiva (intelecto-afecto) —es decir el mo- do de percepcién de la realidad— implica una nueva estructuraciOn del sistema en su conjun- 30 to. Por eso se halla invertido en las culturas “arcaicas”, donde la relacion entre la expe- riencia intelectiva y la experiencia afectiva es diferente. En la medida en que la aparicion de nuevos media modifica esta relacion, coin- cidiremos facilmente con McLuhan en que constituyen la clave de todo el sistema cul- tural. / Pero estos problemas atin no son bien co- nocidos y el lector tiene el derecho de dudar de sintesis tan ambiciosas y prematuras. Nues- tro objetivo aqui fue demostrar la importan- cia, en realidad la primacia de los fenomenos semiolégicos, comprobando que toda cultura se define como un sistema (o mas exactamen- te un conjunto de sistemas) de comunicacion. al CAPITULO IL LA SIGNIFICACION: FORMA Y SUSTANCIA DEL SIGNO L EL SIGNO Y LA SIGNIFICACION Un signo es un estimulo —es decir una sus- iancia sensible— cuya imagen mental esta aso- ciada en nuestro espiritu a la imagen de otro estimulo que ese signo tiene por funcion evo- ear con el objeto de establecer una comuni- eacion. 1. La eomunicacién. Esta definicién excluye los indicios naturales. Se dice comtnmente que las nubes son signo de lluvia, el humo signo de fuego. Pero la semiologia les niega el status de signo porque el cielo nublado tiene la misma intencion de comunicarnos una in- formaciOn que el cazador y el malhechor que dejan indicios en el teatro de sus operaciones. Sin embargo, esos indicios pueden ser utili- zados como signos. Eso es lo que ocurre con las nubes de los mapas meteorologicos de la television o la descripcién (lingiiistica o codi- ficada de otro modo) de las huellas digitales transmitidas por la policia. El signo es siem- pre la marca de una intencién de comunicar un sentido. Pero seria erroneo negar la existencia de una afinidad profunda y problemas comunes entre la comunicacién asi definida y la per- cepcion. En efecto, esta Ultima puede ser con- 33 siderada con todo derecho como una ‘“‘comu- nicacion’’ entre la realidad sensible emisora de energia y los Grganos de nuestros sentidos que Ja reciben. Seria muy importante pensar una terminologia que designe con un mismo término el sentido de los signos (o de las co- sas) y los sentidos. Porque segtin la etimolo- gia arcaica, sentir, “dirigix”, significa “poner en linea (y por lo tanto en comunicacion)” el objeto percibido y los Organos sensoriales: el sentido de una sensaciOn acustica es el oido, y el sentido del oido es una sensacién acts- tica, Una vez dicho esto, sédlo veremos en los ejemplos citados indicios naturales, y definire- mos el signo como la marca de una intencién de comunicar un sentido. Pero esta intencién puede ser inconscien- te, lo que amplia considerablemente el campo de la semiologia. Las culturas antiguas o “‘pre- logicas’’ ven en el mundo visible mensajes del mas alla, de los dioses, de los antepasados y la mayor parte de sus conocimientos y de sus conductas se basan en la interpretacién de esos signos. El psicoanalisis moderno recupera ese vasto dominio. Si bien la “‘semiologia” médica es un puro estudio de los indicios pa- tolégicos naturales, la psicosomatica, en cam- bio, considera a esos sintomas como reaccio- nes del organismo destinadas a comunicar in- formaciones, deseos que el sujeto no llega a expresar de otro modo. El psicoandalisis —en particular la escuela de Lacan— considera a las manifestaciones del inconsciente como un modo de comunicacion y un lenguaje. La pa- rapsicologia también postula la nocion de mensajes subliminares no conscientes. Son tan. tas las nociones que la critica, el estudio de 34 los mitos, la psicosociologia de la conducta, la propaganda, la publicidad, etc., han recupe- rado bajo la forma de una “psicologia profun- da’”’, que la semiologia no puede ignorarlas. Sin embargo, es evidente que la senaliza- ciOn caminera y la psicosomatica dependen de sistemas de signos y modos de comunicaciéa profundamente diferentes. Lo cual no quiere decir que no se trate en los dos casos de signos que, al igual que todo signo, implican dos términos: un significante y un significado, a los que hay que agregar un modo de signifi- cacién o de relacién entre ambos. 2. La codificacién. La relacion entre el signi- ficante y el significado es, en todos los casos, convencional. Cuando se trata de signos moti- vados (cf. infra) o de indicios naturales utili- zados en funcion de signos, es la resultante de un acuerdo entre los usuarios. Sin embargo, la convenciOn puede ser im- plicita o explicita y ese es uno de los limites, si bien impreciso, que separan a los cédigos téenicos de los cédigos poéticos. Este andalisis, que es el de los lingilistas, es valido, mutatis mutandis, para todos los siste- mas de signos. Sin embargo, la nocién de convencién —y en particular de convencion implicita— sigue siendo relativa. La conven- cién tiene gradaciones, puede ser mas 0 me- nos fuerte, més o menos unaénime, mas o menos constrictiva. Es casi absoluta en un codigo de seiiales camineras, en la notacidn quimica o algebrai- ca, etc., sigue siendo fuerte en un protocolo de cortesia, en la interpretacion de los acto- res, en una retodrica mas o menos estereoti- pada y explicitada, etc. Pero la relacién entre 35 el significante y el significado puede también ser mucho mas imprecisa, intuitiva y subjeti- va. La significacion es mds o menos codifica- da y, en Ultima instancia, s6lo tenemos siste- mas abiertos que merecen dificilmente el nombre de cddigos por no ser sino simples sistemas de interpretacién de las hermenéuti- cas. Ese es el limite que separa las légicas y las poéticas, aunque ciertas poéticas puedan ser, como ya se vera, muy codificadas. La nocion de un signo o de un sistema de signos mds 0 menos codificados es fundamen- tal. En efecto, la codificacién es un acuerdo entre los usuarios del signo que reconocen la relacién entre el significante y el significado y la respetan en el empleo del signo. Ahora bien, esta convenciOn puede ser mas o menos amplia y mas o menos precisa. Asi, un signo monosémico es mas preciso que un signo poli- sémico (cf. infra, p. 39). La “denotacién objetiva es mas precisa que la connotacién subjetiva (cf. infra p. 40), un signo explicito es mas preciso que un signo implicito y un signo consciente mas preciso que un signo inconsciente. Cuanto mds vaga se torna la convencion, el valor del signo varia en mayor medida con los diferentes usuarios. Por otra parte, esta convencién posee un caracter estadistico, depende del nimero de individuos que la reconocen y la aceptan en un grupo dado. Cuanto mas amplia y precisa es la convenciOn, el signo es mas codificado. En la medida en que es de origen implici- to, la codificacion es un proceso: el uso pre- cisa y amplia la convencién y el signo se co- 36 difica. Aunque puede también darse el caso de que se descodifique. En el curso de ese proceso, es dificil preci- sar el limite a partir del cual un estimulo adquiere (o pierde) el status de signo explici- to. Esta relatividad de los caracteres del signo es comin a la mayoria de los conceptos ope- racionales de la semiologia: segin el caso, los signos son mds o menos motivados, los siste- mas mas o menos estructurados, etc. (cf. infra p. 58) 3. La motivacion. Como hemos visto, él signo esta basado en una relacion convencional (mas © menos fuerte) entre el significante y el sig- nificado. Podemos distinguir dos grandes tipos de re- laciones segin sea motivada 0 inmotivada (se dice también arbitraria). La motivacion es una relaciOn natural entre el significante y el significado. Una relacion que esta en su naturaleza: en su sustancia o en su forma. Es analogica en el primer caso, y homoldgica en el segundo. Algunas veces se las denomina también extrinseca o intrinseca. La analogia puede ser metafdrica 0 metont- mica segan si el significante y el significado posean propiedades comunes que permitan asi- milarlos o estén asociados por un nexo de contigiiidad en el espacio, en el tiempo. Al igual que la convencion, la analogia tiene gra- dos; es mas o menos fuerte e inmediatamente evidente. Bajo su forma mas completa, la ana- logia es una representacién: la foto, el retra- to, la representacién dramatica, etc. Pero el valor icénico de la representacién adopta en general una forma mas esquematica o hasta 37

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