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Para contestar a esa pregunta es necesario considerar tres aspectos: La migración desde
Europa hacia América, la vida en las ciudades y los perfiles de los transgresores. Es
importante pensar esos tres aspectos, porque condicionaron la forma en que se
relacionaron los habitantes del territorio y de esto surgieron diversas situaciones que
desencadenaron en fenómenos como la bigamia o el amancebamiento.
La libertad…
América siempre significo una nueva esperanza para los habitantes del viejo mundo, no
solo por los recursos tanto simbólicos como materiales que estaban correlacionados con
la idea de América, sino que en lo que respecta al movimiento de inmigración europea,
abrió una vista panorámica hacia un futuro distinto y una oportunidad de desligarse del
pasado.
Con el ansia de una nueva vida, los europeos que llegaban al nuevo mundo encontraban
la oportunidad ´perfecta para hacer un reinicio en su vida, de tal forma que América se
presentó como un sitio en el cual trasgredir normas era más sencillo.
Así que con la llegada de los españoles al territorio que posteriormente se denominaría
“América” se dio un proceso de colonización, que de manera implícita significo un
proceso de intercambio cultural. Una de las muchas instituciones traídas por los
españoles, que impusieron ya sea por la fuerza o por el mismo proceso de convivencia
fue la del matrimonio.
La distancia y el matrimonio…
Así pues, se reafirma que llegan muchos a Indias con este propósito, o bien, una vez allí,
nace en ellos el deseo de actuar de tal modo pensando que a nadie puede constar su
impedimento para contraer nuevo matrimonio. 1
La bigamia en esta época era un delito que implicaba cierta complejidad, pues tenía un
carácter herético debido a que se transgredía la norma del matrimonio el cual según la
cosmovisión católica era la unión con el mismísimo Jesucristo2, en este caso era un
asunto de los tribunales de la inquisición. Sin embargo, también era un asunto de los
tribunales seglares pues la bigamia en suma constituye un delito que transgrede la
institución civil del matrimonio, pero en la época colonial, la bigamia traía consigo aún
más problemas, debido a que, en una sociedad cuya base moral y legal estaba cimentada
en la religión católica, observaba al matrimonio como un sacramento.
Entonces hay que recalcar en la importancia del espacio. Las distancias del mundo
colonial eran mucho más que geográficas y cuando se tiene un Océano Atlántico de por
medio es fácil perder y caer ante los dominios de la pasión. Además, estas distancias
facilitaban el rompimiento de las leyes, por ejemplo, Carlos Navarrete en su texto Vidas
de bígamos en el Nuevo Reino de Granada, siglos XVII y XVIII, analiza casos de bígamos en
Nueva Granada y en el siguiente fragmento, se puede ver que una de las dificultades de
la justicia era la imposibilidad de evadir los problemas que generaba la distancia del
territorio:
1
(Torres, 1997, pág. 131)
2
(Ortega, 1986)
Para que Bartolomé del Valle pudiera casarse con María de Bolaños era indispensable que
se mostrara alguna prueba de su soltería. Dado que este provenía de un lugar lejano y
según las leyes eclesiásticas era necesario que se demostrara que no era casado en otro
lugar.3
Esto también era visto en el caso de los desplazamientos de los militares, los cuales
debido a su trabajo estaban en constante movimiento y les era fácil aprovechar la
distancia para dejar un amor en cada pueblo.4
El anonimato vs el control…
Todas estas funciones políticas que desempeña la ciudad colonial, todas estas funciones
sociales que tiene la ciudad, exigen una disposición urbanística según un plan regular;
exigen una monumentalidad, una centralidad de la plaza y sus estructuras que
3
(Navarrete Carrasquilla, 2014, pág. 30)
4
(O’Byrne, 2011)
5
(Tovar Pinzón, 2004)
representan la idea de orden en el caso hispanoamericano, lo cual queda consignado en
la rectitud del trazado urbano, en la utilización del ángulo recto, definiendo la ciudad
como un área regida por la razón, donde las energías de la naturaleza desbordantes se
ven domesticadas, sofocadas en el caso del agua corriente, elemento que es
domesticado frente a su “desorden” natural.6
Además, con el desplazamiento hacia las ciudades, las nuevas formas de vivienda
provocaron que las personas tuvieran una mayor posibilidad de desinhibir sus instintos:
6
(Zambrano, 2000, pág. 141)
7
(Tovar Pinzón, 2004)
8
Ibid
Espacios reducidos en los que con frecuencia se asentaban varias familias. Estos fueron
los escenarios cotidianos del amancebamiento.9
Hay que aclarar que evidentemente no estaba mal visto casarse nuevamente, sino que al no
estar instituido el divorcio, la única escapatoria era la viudez. Los bígamos eran ahora sombras
entre la clandestinidad, no había pie para “huecos en el contrato”. Y movidos, ya sea por
cuestiones sociopolíticas, laborales, pasionales, económicas o de cualquier otra índole,
lo cierto es que este fenómeno no era exclusivo de nadie. Y afectaba tanto a mujeres
como hombres.
Para la época colonial, los hombres y las mujeres estaban en planos distintos de
percepción social, de tal forma que para los hombres había mayores facilidades de
movimiento, voz, entre otros aspectos de la vida social, las mujeres en cambio estaban
bajo la adscripción del hombre a cargo (padres, hermanos mayores, esposos, etc.)
En el caso de la dualidad jurídica-social entre hombres y mujeres, hay que decir también que, si
bien el hombre poseía mayores recursos para moverse dentro de los planos geográficos,
políticos e inclusos jurídicos, esta “libertad” le hacía más propenso al pecado-delito, y sus
consecuencias variaban entre la pérdida del honor, y del patrimonio.
Las mujeres por su parte al estar sujetas al hombre se veían en la necesidad de estar con
un hombre que les dieran un estado de seguridad, tanto económico, como social. SI se
tienen en cuenta esta dependencia, junto con la “casi” invisibilidad de la mujer, se
contiene así una amalgama de razones que pudieron motivar, al menos en el caso
femenino, la búsqueda de la seguridad en un segundo matrimonio. Entonces a las
9
(Rodriguez P. , 1991, pág. 77)
razones ya presentadas anteriormente se suman, la idea de un bienestar y de seguridad
en el caso femenino.
El problema de estas trasgresiones cae en que las consecuencias sociales trascienden los
ámbitos privados y personales, volviéndose un problema general, creando fenómenos
como el madre-solterismo, infanticidio, hijos naturales, y la desintegración de la familia.
A modo de conclusión
10
(Burbano, 2005)
Bibliografía
Burbano, G. (2005). Las santafereñas del siglo XVII. Logos, 119-138.
Navarrete Carrasquilla, C. A. (2014). Vidas de bígamos en el Nuevo Reino de Granada, siglos XVII y
XVIII. Medellin: Universidad de Antioquía- Facultad de Ciencias Sociales y Humanas .
Torres, M. (1997). Algunos aspectos del delito de bigamia. Revista de la Inquisición ( intolerancia y
derechos humanos ), 117-138.
Tovar Pinzón, H. (1992). De una chispa se forma una hoguera: Esclavitud, insubordinación y
liberación (1780-1821). Tunja: UPTC.
Tovar Pinzón, H. (2004). La batalla de los sentidos: Infidelidad, adulterio y concubinato a fines de la
Colonia. Bogotá: Fondo Cultural Cafetero.