Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Daumal, R. - Libertad Sin Esperanza PDF
Daumal, R. - Libertad Sin Esperanza PDF
A René Daumal se lo recuerda, sobre todo, por El del Cuarto Camino en una lujosa mansión de las
monte análogo, su novela inconclusa y póstuma, afueras de París. Con Gurdjieff mantuvo esporá-
cuya traducc i ó n al castellano se conoció por pri- dicos contactos; nunca se separó, en cambio, de
mera vez en Buenos A i res (Editorial Mundonuevo, los entendimientos patafísicos de su maestro
Entregas del A Bao A Qu, 1961) y es cada tanto pla- Jarry, más interesado por la ciencia de lo par-
giada por abusivos fabricantes de l i b ros. Esta ticular, por el estudio de las leyes que rigen las
intermitente permanencia en la memoria de los excepciones.
lectores y en los anaqueles del comercio revela, al Los reclamos del espíritu —que en algún punto
mismo tiempo que la perdurabilidad de la obra del lo acercan a una perspectiva camusiana— no in-
escritor nacido en 1908 en Boulzicourt (Ardenas, trodujeron a Daumal sólo en la indagación filo-
Francia), el equívoco reconocimiento de algunos de sófica; nunca abandonó la poesía, que ejerció hasta
sus admiradores. Relato “iniciático” que describe sus últimos días. Usó versos secos y cortantes, a
las aventuras de un extravagante personaje que veces rocosas imágenes surreales extraídas de las
parte en busca de la montaña donde se unen la bóvedas de la desesperación: el grito de la negativa
t i e rra y el cielo, El monte análogo constituye sin de ser nada, la atracción de los pájaros muertos, de
duda un viaje anclado en re f e rencias simbólicas; los barcos que perd i e ron sus colores, el polvo de las
tampoco resulta ajeno a una personal vivacidad rutas, la ausencia de compañeros de exilio conci-
narrativa, aunque a menudo suela conectar con lian, empero, con la transparencia de “Hechos
las inquietudes astrales de un primario orienta- memorables”, iluminación sin duda memorable.
lismo reactivado por el fracaso de las ideologías No se ha registrado todavía un reconocimiento me-
modernas. recido de la poesía de René Daumal.
La experimentación de Daumal no pertenece, En 1928 fundó la revista Le grand jeu junto a
sin embargo, a esta categoría; conocedor tempra- sus amigos Rolland de Renéville, Roger Vailland y
no de las teorías de Hegel y de la filosofía hindú Roger Gilbert-Lecomte; la publicación duró tres
( a p rendió sánscrito en la adolescencia y tradujo números en plena etapa de ebullición del movi-
luego varios libros fundamentales del budismo), miento surrealista, con el que el grupo mantuvo
sus reflexiones parten de la “evidencia absurda”, sucesivos momentos de acercamiento y belige-
del “escándalo de la separación” y del estado de rancia. Todo fue intenso, breve y p re m a t u ro en la
sueño que caracteriza la vida de los hombres. vida del poeta: murió de tuberculosis a los treinta
Buceó sin concesiones en la búsqueda de un y seis años. El ensayo “Libertad sin esperanza”
camino unificador de lo Absoluto, que superara aparece recogido en el volumen Chaque fois que
la escisión entre conciencia y mundo. En ese re c o- l’aube paraît (NRF, París, 1953); “Hechos memo-
rrido conoció la experiencia de la droga, que rables” se incluye en Poésie noire, poésie blanche
abandonó tempranamente, y también a George (NRF, París, 1954). Ambos textos permiten apro x i-
Ivánovich Gurdjieff, un excéntrico caucasiano marse a las tensiones íntimas de un autor cuya
que predicaba el saber oculto y las enseñanzas existencia no pasó en vano.
vidual. El alma rehúsa modelarse a imagen del cuerpo, entre los muros de las instituciones. El individualista
de los deseos, de los razonamientos; las acciones se vuel- busca la paz encerrándose en límites precisos y sólidos;
ve n fenómenos naturales y el hombre obra como cae el igual vía adopta el estado nacionalista. Ni uno ni otro po-
rayo. De cualquier manera que me conciba debo decir: drán encontrar su camino verdadero, aquel por donde
no soy yo. A través de la abnegación arrojo toda forma puedan avanzar libres, más que en la rebelión que rompe
a la naturaleza creada y la hago aparecer objeto; todo lo los límites. El hombre o la sociedad deben estar siempre
que tiende a limitarme: cuerpo, temperamento, deseos, a punto de estallar, de renunciar, y rehusar siempre a ajus-
c reencias, recuerdos, quiero dejarlo en el extenso mundo tarse a una forma definida. La libertad consiste en entre-
suspendido y al mismo tiempo en el pasado, pues este garse a la necesidad de la naturaleza, y la verdadera volun-
acto de negación es creador de la conciencia y del pre- tad no es otra que la de una acción que se cumple. Esta
sente, acto único y eterno del instante. La conciencia sig- resignación es, al contrario de la abyección, la potencia
nifica el suicidio perpetuo. Si se asume en la duración, misma, porque el cuerpo participa entonces de la natu-
no obstante ella es sólo actual, es decir acto simple, inme- r a l eza entera. El Ni t c h e vode los rusos permite compren-
diato, fuera de la duración. El hombre se libera cuando der el éxito del marxismo en Rusia: “No es nada”, es decir:
abandona la búsqueda de la libertad; la verdadera re s i g- nada de lo que me empuja a obrar soy yo. Y el esfuerzo
nación es la de quien, por un mismo acto, se entrega a de la voluntad no es el querer cumplir una acción, sino
Dios en cuerpo y alma. el dejarla hacerse en un continuo desapego. Aceptar el
Pero hablar de resignación no supone un sortilegio materialismo histórico era para los re volucionarios rusos
que permita encontrar de inmediato la paz y la felicidad; encontrar la libertad.
a menudo no son los resignados, sino los débiles, quienes El hombre, antes de alcanzar el renunciamiento, re-
creen haber encontrado la calma interior. Ellos repiten corre siempre estas tres etapas: la aceptación estúpida,
como hechizos embrutecedores las escasas reglas de con- primero, de todas las reglas, de todas las convenciones
ducta que se les ha enseñado, y viven así en una abye c t a que le procuran tranquilidad; después la rebelión bajo
tranquilidad. Aceptan todo pero nada niegan, y por este todas sus formas: lucha contra la sociedad, misantropía,
consentimiento no desean vivir más que esta vida, orna- huida al desierto, pirronismo y, finalmente, la resignación,
da con esperanzas inaferrables que disimulan su cobar- que no deja de suponer un constante poder de rebelión.
día. La resignación no puede significar algo distinto al El renunciamiento es una destrucción incesante de
abandono voluntario de la voluntad posible. El resigna- todos los caparazones con los cuales el individuo busca
do debe rebelarse a cada instante; de lo contrario, la paz re vestirse; cuando el hombre, cansado de este trabajo más
se establecería en su vida y dormiría volviendo a consen- d u ro que el de la rebelión, se adormece en una paz fácil,
tirlo todo. El acto de renunciamiento no se cumple de el caparazón se ensancha y sólo la violencia podrá des-
una vez para siempre, representa un sacrificio perpetuo truirlo. Rechazar siempre todas las muletillas de las espe-
de la rebelión. ranzas, quebrar todas las creaciones estables de los jura-
Es por ello peligroso predicar la humildad en las almas mentos, atormentar sin cesar a cada uno de los propios
débiles; supone alejarlas aún más de sí mismas. El indi- deseos y no sentirse jamás seguro de la victoria, tal es el
viduo, fijado y replegado, no puede tomar conciencia de duro y seguro camino del renunciamiento.
su destino sino en la rebelión. Algo semejante sucede en Hace falta construir la desesperanza de los hombre s ,
la sociedad. Así como el individuo se encierra para dormir para que arrojen su humanidad en la vasta tumba de la
cobardemente detrás de las murallas de las esperanzas y n a t u r a l eza, y para que al entregar el ser a sus propias leyes,
los juramentos, de manera similar la sociedad se limita las trasciendan.