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Mientras que ha
habido algunos intentos a lo largo de muchos años recientes, de encontrar un terreno
común entre los dos grupos, el hecho es que las diferencias prevalecen, y ellas son tan
importantes en la actualidad como lo fueron al principio de la Reforma Protestante. A
continuación veremos un breve resumen de algunas de las diferencias más importantes.
Mientras que hay muchos versos en la Biblia que establecen su autoridad y su suficiencia
para todos los asuntos de la fe y la práctica, uno de los más claros es 2 Timoteo 3:16 ,
donde vemos que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia; a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Los católicos por otro lado,
rechazan la doctrina de “Sola Scriptura” y no creen que solo la Biblia sea suficiente. Ellos
creen que ambas; la Biblia y la tradición del sagrado catolicismo romano, son igualmente
importantes para el cristiano. Muchas doctrinas romanas católicas; tales como el
purgatorio, rezar a los santos, adorar o venerar a María, etc., tienen poca o ninguna base
en la Escritura, y están basadas únicamente en las tradiciones católicas romanas.
Esencialmente la Iglesia Católica Romana, niega la “Sola Scriptura” y su insistencia en que
tanto la Biblia como su “Sagrada Tradición” son iguales en autoridad, subestiman la
suficiencia, autoridad y unidad de la Biblia. La visión de la Escritura está en la raíz de
muchas, si no todas, las diferencias entre católicos y protestantes.
Esto es claramente visto en pasajes tales como Juan 14:16-17: “Y yo rogaré al Padre, y os
dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, el
cual el mundo no puede recibir, porque no le ve , ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros y estará en vosotros.” (Ver también Juan 14:26 y 1 Juan 2:27).
Mientras que el Catolicismo enseña que solo la Iglesia Católica Romana tiene la autoridad
y el poder para interpretar la Biblia, el Protestantismo reconoce la doctrina bíblica del
sacerdocio de todos los creyentes, y que los cristianos individualmente pueden confiar en
el Espíritu Santo para la guía en la lectura e interpretación de la Biblia por ellos mismos.
Los católicos y protestantes también difieren en lo que significa ser justificado ante Dios.
Para el católico, la justificación involucra el ser hecho justo y santo. Ellos creen que la fe
en Cristo es solo el principio de la salvación, y que el individuo debe construir sobre ello las
buenas obras, porque “el hombre tiene que merecer la gracia de la justificación de Dios y
la salvación eterna.” Desde luego, esta opinión de la justificación contradice la clara
enseñanza de la Escritura en pasajes tales como Romanos 4:1-12; Tito 3:3-7, así como
muchos otros. Por otra parte, los protestantes distinguen entre el hecho único de la
justificación (cuando somos declarados justos y santos por Dios, basados en nuestra fe en
la expiación de Cristo en la cruz), y la santificación (el proceso evolutivo de ser hechos
justos que continúa a través de nuestras vidas en la tierra.) Mientras que los protestantes
reconocen que las obras son importantes, ellos creen que son el resultado o el fruto de la
salvación, pero nunca la razón de ella. Los católicos mezclan la justificación y la
santificación juntas dentro del proceso evolutivo, el cual conduce a la confusión acerca de
cómo es uno salvado.
Una cuarta y mayor diferencia entre católicos y protestantes tiene que ver con lo que
sucede después de que el hombre muere. Mientras ambos creen que los incrédulos
pasarán una eternidad en el infierno, hay unas significativas e importantes diferencias
sobre lo que sucede a los creyentes. De sus tradiciones eclesiásticas y su dependencia de
libros no-canónigos, los católicos han desarrollado la doctrina del Purgatorio. El Purgatorio,
de acuerdo con la Enciclopedia Católica, es un “lugar o condición de castigo temporal para
aquellos que, dejando esta vida en gracia de Dios, están, no enteramente libres de faltas
veniales, o no han pagado totalmente la satisfacción debida a sus transgresiones.” Por otra
parte, los protestantes creen que a causa de que somos justificados por la fe en Cristo
solamente, y que la justicia de Cristo es imputada a nosotros – cuando morimos, iremos
directamente al Cielo para estar en la presencia del Señor (2 Corintios 5:6-10 y Filipenses
1:23).
Aún más desconcertante acerca de la doctrina católica del Purgatorio; es el hecho de que
ellos creen que el hombre debe o aún puede pagar o hacer la satisfacción por sus propios
pecados. Esto aunado a su malentendido sobre lo que la Biblia enseña acerca de cómo el
hombre es justificado delante de Dios; da como resultado que tengan una pobre
apreciación de la suficiencia y eficacia de la expiación de Cristo en la cruz. Simple, pero, el
punto de vista Católico Romano de la salvación, implica que la expiación de Cristo en la
cruz, no fue pago suficiente por los pecado de aquellos que creen en Él, y que aún un
creyente debe expiar o pagar por sus propios pecados, ya sea a través de actos de
penitencia, o de tiempo en el Purgatorio. Sin embargo la Biblia enseña una y otra vez que
es solo la muerte de Cristo la que puede satisfacer o aplacar la ira de Dios contra los
pecadores. (Romanos 3:25; Hebreos 2:17; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10). Nuestras obras de
justicia no pueden añadir nada a lo que Cristo ya ha realizado.
Mientras que hay otras numerosas diferencias entre lo que los católicos y los protestantes
creen, estas cuatro son adecuadas para establecer que existen serias diferencias entre los
dos. En mucho, se parece a la manera de pensar de los judaizantes (judíos quienes
decían que los cristianos gentiles tenían que obedecer la ley del Antiguo Testamento para
ser salvos) acerca de quienes Pablo escribió en Gálatas; los católicos, al hacer obras
necesarias para que uno sea justificado por Dios, terminaron con un evangelio
completamente diferente. Las diferencias entre el Catolicismo y el Protestantismo
Evangélico son importantes y significativas.
Es nuestra oración que Dios abra los ojos de cualquiera que lea este artículo, quien esté
poniendo su fe o confianza en las enseñanzas de la Iglesia Católica. Es nuestra esperanza
que cada uno entienda y crea que sus “obras de justicia” no pueden justificarlos, o
santificarlos (Isaías 64:6). Es nuestra oración que todos, en vez de eso, pongan su fe
solamente en el hecho de que somos “.. justificados gratuitamente por Su gracia, mediante
la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en Su sangre...” (Romanos 3:24-25). Dios nos salva, “no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por Su misericordia, por el lavamiento de la regeneración
y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por
Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por Su gracia, viniésemos a ser
herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.”