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LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY ALGUNAS CITAS CELEBRES DE STEPHEN R. COVEY: Miu oy FranklinCovey. ee eal PU sea Re en Nae Rao STEPHEN R. COVEY (1932 - 2012) ha sido una autoridad internacionalmente respetada en materia de liderazgo, experto en familia, profesor, consultor de organizaciones y escritor. El Dr. Covey dedicé su vida a ensefiar una forma de vida y de liderazgo basada en principios para construir tanto familias como organizaciones, EI Dr. Covey escribié varios libros de éxito, entre ellos el bestseller Internacional Los 7 habitos de la gente altamente efectiva, nombrado «El libro de negocios més influyente del siglo XX- y uno de los diez libros de gestin empresarial mas relevantes de todos los tiempos; una obra de la que se han vendido mas de quince millones de ejemplares en treinta y ocho idiomas en todo el mundo. Entre otros bestsellers del profesor Covey se encuentran los siguientes titulos: Primero lo primero, El liderazgo centrado en principios, La 3* alternativa y Los 7 habitos de las familias altamente efectivas, que elevan el ntimero de libros vendidos a mas de veinte millones. Por otra parte, el doctor Covey fue cofundador y vicepresidente de la Franklin Covey Company, empresa lider en servicios profesionales, con oficinas en 123 pais Todas estas organizaciones comparten su visi6n, su disciplina y su pasién por motivar, mejorar y prover herramientas destinadas al cambio y al crecimiento de individuos y organizaciones de todo el mundo, La sabiduria y las ensefianzas de Stephen R. Covey Biblioteca Covey re ae en ee La velocidad de la confianza. El valor que lo cambia todo, de S. M. R. Covey et : La sabid rari estes das de 8B Covey ¥oo8 a sabiduria Eom condom pne des 8 Cney y las ensefianzas Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, de S. R. Covey, B. Whitman Se ees de Stephen R. Covey de S, R. Covey y B. England Primero, lo primero. Vivir, amar, aprender, dejar un legado, de 8. R. Covey, ALR. Menvill y R. R. Merrill, Una porcion de confianza, de D. Hutchens y B. Rellaford La sabiduria y las ensenanzas de Stephen R. Covey, de Stephen R. Covey Traduccién de Montserrat Asensio Fernandez PAIDOS Titulo original: The Wisdom and Teachings of Stephen R. Covey, de Stephen R. Covey Publicado originalmente en inglés por Free Press, a Division of Simon & Schuster, Ine FranklinCovey and the FC logo and trademarks are trademarks of FranklinCovey Co., and their use is by permission» ‘Traduccién de Montserrat Asensio Fernandez Cubierta de Idee I*edicién, febrero 2013 ChdigoPena) Die « CHDRD (Cont Laat de Derechos Reon) a ext copnro © FranklinCovey Company © 2013 de la traduccién, Montserrat Asensio Fernndez © 2013 de todas las ediciones en castellano, Espasa Libros, S. L, U. Avda, Diagonal, 662-664. 08034 Barcelona, Espafia Paidés es un seilo editorial de Espasa Libros, S. L. U. www.paidos.com ‘www espacioculturalyacademico.com ‘www planetadelibros.com ISBN: 978-84-493-2838-1 Depésito legal: B-684-2013 Impreso en Reinbook Imprés (08750 Molins de Rei El papel utilizado para la impresién de este libro es cien por cien libre de cloro y esta calificado como papel ecol6gico Impreso en Espafta ~ Printed in Spain SUMARIO Introduccion ........ Nota para los lectores . . Responsabilidad ... Equilibrio .... Eleccién . Contribucién .. Valor ‘i Efectividad . . . Empatia . Integridad ... Liderazgo Aprendizaje . . Amor oo... 6055 Potencial Autodisciplina .. Sinergia Confianza........ Verdad .......... a 23 = 41 49 55 65 79 93 105 113 119 127 135 147 153 8 —_LASABIDURIA Y LAS ENSESANZAS DE STEPHEN R. COVEY 163 171 Vision . Ganar-Ganar . 181 195, Las citas predilectas de Stephen R. Covey . Referencias bibliograficas INTRODUCCION Este libro contiene la sabiduria cristalizada del doctor Stephen R. Covey, uno de los grandes maes- tros de nuestro tiempo. De joven, parecia destinado a trabajar en la em- presa hotelera familiar, pero ese no era su camino. Su contribucién iba a ser otra: queria ser maestro y dedicar su vida a liberar el potencial humano. «To- dos y cada uno de los seres humanos son preciosos y estan dotados de una capacidad y de un potencial practicamente infinitos», escribié. Con este objetivo, estudié en la Escuela de Post- grado de Harvard, obtuvo una plaza de profesor en la universidad, y luego amplié su cfrculo de influen- cia en su labor como asesor de lideres empresaria- les y politicos. En 1989 publicé Los 7 hdbitos de la gente altamente efectiva, que muchos consideran el libro més influyente de nuestra época y con el que ejercio (y sigue ejerciendo) un enorme impacto. Este y sus otros libros pueden encontrarse en bi- 10 LA SABIDURfA Y LAS ENSERANZAS DE STEPHEN R. COVEY bliotecas de familias y empresas de, literalmente, todo el mundo. Ademas de sus ensefianzas, su vida nos recuerda también lo potentes que pueden llegar a ser unos principios sélidos. No le interesaban las modas pa- sajeras y tampoco anhelaba publicidad. Lo que ver- daderamente le apasionaba era articular y ensefiar las verdades invariables, inmutables y atemporales de la vida; verdades que se aplican tanto al éxito profesional como a la satisfaccién personal mas profunda. Verdades que aplicé en su vida diaria, tal y como atestiguan innumerables amigos, familia- res y alumnos. Las anécdotas y las citas que se recogen en este libro son perlas de conocimiento accesible, agrupa- das bajo principios fundamentales en la vida, como la integridad, el equilibrio, la vision y el amor. El doctor Covey ya no esta entre nosotros, pero nos ha dejado sus ensefianzas atemporales: la ver- dad es la verdad y es evidente; no podemos vivir sin principios y esperar que sea el universo quien se amolde a nosotros, y la vida es algo precioso que podemos malgastar en el camino de la mediocridad o invertir en el de la grandez: NOTA PARA LOS LECTORES Esta coleccién de citas procede de varios libros y articulos del autor. Cada una lleva al final un supe- rindice, que remite a la bibliograffa final del libro. EL PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD Mi hijo Stephen tenta 7 afios cuando se ofrecié a encargarse del jardin. —Mira, eves lo verde y limpio que estd el jardin del vecino? Eso es lo que queremos: verde y limpio. Aho- ra, vamos a ver el nuestro. Fijate en que hay partes secas. Eso no es lo que queremos. Lo que queremos es verde y limpio. Dos semanas y dos palabras: verde y limpio. Era sdbado. Y no hizo nada. El domingo... nada. El lunes... nada. El martes, al salir de casa hacia el trabajo me fijé en cémo estaba el jardin: amarillo y leno de estorbos. El ardiente sol de julio empezaba a ascender. Era inaceptable. Estaba tan irritado como decep- cionado. Estuve a punto de desdecirme y volver a recuperar Ia responsabilidad sobre el jardin, pero entonces pen- sé en como afectaria algo asi a su capacidad interna de compromiso. 16 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY Asi que fingt una sonrisa. —Hola, hijo. ¢Cémo va el jardin? —jMuy bien! —contest6. Me mordt la lengua y esperé a después de comer. Entonces, le dije: —Stephen, vamos a hacer lo que acordamos. Aho- ra saldremos juntos al jardin, para que puedas ense- fiarme como lo estds cuidando. Nos dirigimos hacia la puerta y le empez6 a tem- blar la barbilla. Las lagrimas se le agolparon en los ojos y, para cuando llegamos al centro del jardin, ya estaba sollozando. —jEs que es muy dificil, papa! «cQué es tan dificil? —pensé— Si no ha hecho nada!» Sin embargo, sabia qué era lo que le costaba tanto: gestionarse y supervisarse a si mismo. Ast que le pregunté: —¢Te puedo ayudar en algo? —¢De verdad me ayudarias? —solloz6. —¢Cudl era nuestro trato? —Dijiste que me ayudarias si tenias tiempo. —Pues tengo tiempo. Salié corriendo hacia la casa y volvié con dos sa- cos. Me dio uno, serial los restos de la barbacoa del sdbado por la noche y me pregunté: —¢Puedes recoger eso? Me da mucho asco. Y ast lo hice. Hice exactamente lo que me pidio. EL PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD 17 Yese fue el momento en que firms el acuerdo de cora- zon. Se convirtié en su jardin, en su responsabilidad. En todo el verano, solo me pidié ayuda un par 0 tres de veces mas. Cuid6 del jardin y lo mantuvo mas verde y limpio de lo que jamas habia estado bajo mi cuidado.? a La responsabilidad engendra capacidad de res- puesta. a A todos nos interesan cosas ajenas a nuestra res- ponsabilidad. Y asi debe ser. Sin embargo, si quere- mos hacer algo al respecto, lo fundamental es mag- nificar nuestra responsabilidad.* a Hacer que los demas asuman sus responsabilida- des no es una humillaci6n, sino una reafirmacién.” 18 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY Errar es una cosa; no admitir el error cometi- do es otra bien distinta. Las equivocaciones se per- donan porque suelen ser errores mentales, erro- res de criterio. Por el contrario, los errores del corazén, los malos propésitos, las intenciones aviesas y las justificaciones orgullosas para en- cubrir ese primer error no se perdonan con tanta facilidad.’ Nunca prometa nada a no ser que esté plenamen- te dispuesto a pagar el precio que sea necesario para cumplir lo prometido. a Nada destruye la confianza tan rapidamente como una promesa incumplida. Por el contrario, nada construye confianza tan répidamente como una promesa cumplida.® EL PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD 19 Proteger al otro de las consecuencias de sus ac- tos le ensefia a ser irresponsable.* a La mayorfa de las dificultades relacionales tie- nen su origen en expectativas contradictorias 0 am- biguas acerca de las funciones y los objetivos de cada uno.” El principio de la responsabilidad es el principio de centrarse en las competencias y en las tareas que nos corresponden, sean las que sean. Debemos cen- trarnos en nuestras responsabilidades para magnifi- carlas; es decir, debemos hacer més de lo que se es- perarfa normalmente, conseguir mucho mas de lo que se ha conseguido antes. Por ejemplo, en tan- to que maridos, nos centraremos en la responsabili- dad de ser un ejemplo de nobleza para nuestros hi- jos y un compafiero amable y comprensivo para nuestras esposas. * 20 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY Si deseamos mejorar cualquier situacién, antes debemos mejorar nosotros. Para cambiar a su espo- sa, antes debe cambiar usted. Para cambiar la acti- tud de su marido, antes debe cambiar la suya. Para ganar ms libertad, debe demostrar mas responsa- bilidad y ejercer més autodisciplina.* Si queremos unos hijos obedientes, debemos mos- trarnos, en tanto que padres, mas obedientes ante determinadas leyes y principios.* Para reconstruir una relacién rota, debemos em- pezar por examinar nuestros corazones y descubrir nuestra responsabilidad y nuestros errores. Mante- nernos al margen y sefialar las carencias del otro es muy facil. Solo sirve para alimentar nuestro orgullo y justificarnos.* a No somos lo que sentimos. No somos nuestro es- tado de énimo. Ni siquiera somos lo que pensamos... EL PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD 21 Ser conscientes de nosotros mismos nos permite to- mar distancia y examinar incluso el modo en que nos «vemos».” Sin implicacién, no hay compromiso. Aptintelo, mérquelo con un asterisco, trace un circulo alrede- dor y subréyelo. Sin implicacién, no hay compro- miso.” EL PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO Imagine que, paseando por el bosque, se encuentra con un hombre que sierra febrilmente un drbol. —¢Qué hace? —le pregunta. —¢Es que no lo ve? Estoy serrando el drbol —le responde con impaciencia. —j;Parece agotado! ¢Cudnto tiempo lleva traba- jando? —Mas de cinco horas —responde- do! Es muy duro. —cY por qué no descansa unos minutos y aprove- cha para afilar la sierra? —le pregunta—. Seguro que adelantaria mas. —No tengo tiempo para afilar la sierra —responde el hombre enfaticamente—. ; Estoy demasiado ocupa- do serrando!” jEstoy agota- ¢Alguna vez ha estado tan ocupado conduciendo que no ha parado a repostar?!® 26 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY ¢Cuantas personas se arrepienten en su lecho de muerte de no haber pasado mas tiempo en el trabajo?! a Muchos parecen pensar que el éxito en un drea compensa el fracaso en otras. Realmente lo com- pensa? La verdadera efectividad exige equilibrio.’ a La clave no reside en priorizar las tareas, sino en hacer de las prioridades una tarea.” Hay un tiempo para dejarse llevar por la cabeza yun tiempo para dejarse llevar por el corazén.”* a Nunca debemos estar tan ocupados serrando que no tengamos tiempo para afilar la sierra.* a EL PRINCIPIO DE LA ELECCION En una ocasion, durante una conferencia sobre proactividad, una de las asistentes se puso en pie a ‘media charla y empez6 a hablar emocionada. Parecia muy feliz. —No puede ni alcanzar a imaginar lo que acaba de sucederme —explicé—. Soy enfermera y atiendo a jomnada completa al hombre mds desagradecido y mezquino que pueda concebir. Nada es lo bastante bueno para él. Jamas manifiesta la menor gratitud. Apenas me saluda. Me critica constantemente y en- cuentra fallos en todo lo que hago. Me ha hecho muy desgraciada y, con frecuencia, descargo la frustracion con la familia. Las otras enfermeras se sienten igual. Casi rezamos para que fallezca. »Y que usted haya tenido la desfachatez de estar ahi de pie y afirmar que nada ni nadie puede hacerme datio sin mi consentimiento, y que soy yo quien ha decidido mi vida emocional y quien ha optado por ser desgraciada... Al principio no daba crédito. 30 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY »Pero he seguido pensando en ello. He dirigido la mirada hacia mi interior y he empezado a preguntar- me si realmente tengo la capacidad de elegir cémo res- ponder. Cuando por fin me he dado cuenta de que si, de que tengo esa capacidad, cuando he pasado el amargo trago de reconocer que soy yo quien ha deci do ser desgraciada, me he dado cuenta de que también tengo la capacidad de no serlo. Y es entonces cuando me he puesto en pie. Me ha dado la sensacion de que escapaba de la cdrcel. Querta gritar al mundo: “;Soy libre! ;He escapado de la cdrcel! Ya no voy a permitir que la conducta de otra persona me controle!”.” Todos nosotros custodiamos una puerta que da acceso al cambio pero que solo se abre desde dentro.” a Todo ser humano tiene cuatro dones: autocono- cimiento, conciencia moral, voluntad independien- te e imaginacion creativa. Y, juntos, nos otorgan la libertad humana definitiva: el poder de elegir, de responder y de cambiar. a EL PRINCIPIO DE LA ELECCION 31 La felicidad, como la infelicidad, es una eleccién proactiva.” a La felicidad es, al menos en parte, fruto del deseo y de la capacidad de sacrificar lo que queremos aho- ra en aras de lo que queremos mas adelante.” a No soy producto de mis circunstancias. Soy pro- ducto de mis decisiones." a Ensefio a los demas cémo deben tratarme en funcién de lo que les permito.* a Si realmente quiero mejorar mi situacién, debo trabajar en lo que sf puedo controlar: yo mismo.? 32 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY Entre estimulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio se hallan la libertad y la capacidad de elegir nuestra respuesta. Y en esa eleccién radica el crecimiento y la felicidad.* a El libre albedrio es nuestra capacidad de actuar. Nos otorga el poder de trascender nuestros paradig- mas, de nadar a contracorriente, de reescribir nues- tro guién y de actuar en base a principios en lugar de reaccionar ante emociones 0 circunstancias.' Lo que nos hace dajio no es lo que nos hacen, sino cémo reaccionamos ante lo que nos hacen.’ a Si encendemos una cerilla, podemos incendiar un edificio o iluminar la oscuridad. La decisién es nuestra.?! EL PRINCIPIO DE LA ELECCION 33 Junto al timén de los grandes barcos hay un ti- mé6n en miniatura, la aleta de compensacion. El mi- nimo giro de la aleta mueve lentamente el timén, por lo que acaba modificando la direccién del bar- co. Véase a sf mismo como una aleta de compensa- cién. El més minimo cambio puede repercutir en el sistema y, posiblemente, modificar toda la cultura. Una de mis historias preferidas del Antiguo Testa- mento es la de José, a quien de nifio sus hermanos vendieron como esclavo en Egipto. ¢Puede imaginar lo facil que le hubiera resultado languidecer de autocompasion como sirviente de Po- tifar y concentrarse en la debilidad de sus hermanos y de sus captores, y en todo lo que ro tenia? Sin embar- £0, José era proactivo. ¥ en muy poco tiempo, ya diri- gia la casa de Potifar y controlaba todas sus posesio- nes; tal era la confianza que Potifar habia depositado endl. Un dia, José se vio en una situacién comprometi- day se nego a faltar a sus principios. Y, como conse- cuencia de ello, fue injustamente encarcelado durante trece afios. Sin embargo, de nuevo se mostr6 proactive. Se centré en su circulo de influencia y no tardé en dirigir 34° LA SABIDURfA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY la prision y, al final, dirigio todo Egipto, solo por de- tras del faraon.’ a Nuestra conducta es una funcién de las decisio- nes que tomamos, no de las situaciones con que nos encontramos.” a Nuestro lenguaje es un indicador muy real de hasta qué punto nos vemos como personas proacti- vas. El lenguaje de las personas reactivas les exime de toda responsabilidad: «Soy yo. Soy asf. No puedo evitarlo».7 a La libertad definitiva reside en el derecho y la capacidad de decidir cémo nos afectan las personas y las decisiones ajenas a nosotros.”! a Las experiencias pasadas suelen actuar como ca- denas en el presente y en el futuro. Las primeras im- EL PRINCIPIO DE LA ELECCION 35 presiones se convierten en impresiones duraderas. Los habitos se convierten en rutinas. La actitud men- tal de «es imposible» se convierte en una profecfa autocumplida.* Las personas reactivas suelen verse afectadas por su entorno fisico. Si hace buen tiempo, se encuen- tran bien. Si no, su actitud y su desempefio se ven afectados. Las personas proactivas crean su propio clima. Les da igual que llueva 0 brille el sol.” aH Las personas reactivas tienden a vivir en funci6n de programas antiguos que les han impuesto terce- ras personas. Tienden a apagar fuegos y a correr im- pulsivamente de un lado a otro.” a Los obstaculos son inevitables. La tristeza es una opcién® 36 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY La esencia de la persona proactiva reside en la capacidad de subordinar un impulso a un valor.” Cuando caemos en el victimismo, renunciamos al futuro. Una vez, durante una sesion de formacién a agentes de seguros, todos se quejaban de lo pésimos que eran los programas de formacién de la empresa. Pregunté: —Muy bien. ¢¥ por qué no los cambidis? Y contestaron: —¢cQué quiere decir? —Bueno, dects que los programas de formacién de la empresa no os satisfacen. Sentts que no son mas que fuegos artificiales y que no fomentan mejores practicas. Entonces, épor qué no los cambidis? —Es que no es responsabilidad nuestra. A lo que contesté: —Escuchad, no sois victimas. Sois los mejores agentes de seguros de la empresa. Podéis presentar las sugerencias que querdis a los directivos. Y si las pre- sentdis con inueligencia, es decir, si defendéis vuestra postura mejor de lo que lo hartan ellos mismos antes de defender la vuestra, os convertiréis en agentes de cambio.'* a EL PRINCIPIO DE LA ELECCION 37 E] entorno que creamos a partir de nuestros pen- samientos, creencias, ideales y filosofia es el tnico ambiente en el que viviremos.!! a El reflejo del paradigma social actual nos dice que estamos determinados en gran medida por el condicionamiento y las circunstancias.’ a Hay momentos cruciales en toda vida humana gue, utilizados adecuadamente, pueden determinar el futuro, Sea fuerte en los momentos dificiles.* Hay tres constantes en la vida: Cambio, Eleccién y Principios.” aH Hasta que podamos decir profunda y honesta- mente «Hoy soy lo que soy por las elecciones que hice ayer», no podremos decir «Quiero elegir otra cosa»? 38 LA SABIDUR{A Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY Somos libres de escoger nuestra conducta, pero no de escoger las consecuencias de la misma. Re- cuerde, una cosa lleva necesariamente a la otra.” a No somos nuestros habitos. Podemos sustituir antiguas pautas de conducta derrotista por pautas nuevas, por nuevos hdbitos de efectividad.” oa Una vez, un alumno me pregunt6: —¢Puede excusarme de asistir a clase? Tengo que viajar con el equipo de tenis. —<¢Tienes que viajar 0 has decidido viajar? —le pregunté. —Realmente tengo que ir —me explico. —¢Qué sucedera si no vas? —Me expulsaran del equipo. —2Y qué te pareceria esa consecuencia? —No me gustaria. En otras palabras, eliges ir porque quieres la con- secuencia de permanecer en el equipo. Perv ¢qué suce- der sino vienes a clase? —No lo sé. —Piensa. ¢Cudles crees que pueden ser las conse- cuencias naturales de no asistir a clase? EL PRINCIPIO DE LA ELECCION 39) —No me expulsarta, ¢verdad? —Eso seria una consecuencia social. Seria artifi- cial. Sino viajas con el equipo de tenis, no juegas. Es natural. Pero si no vienes a clase, ccudles serian las consecuencias naturales? —Supongo que no aprenderia. —Exacto. Por lo tanto, tendrés que sopesar esa consecuencia y la otra, y elegir. Sé que si fuera yo, me decantarfa por el tenis. Pero no digas nunca que tie- nes que hacer algo. —Elijo viajar con el equipo de tenis —dijo suave- mente. —c¥ perderte mi clase?” a EL PRINCIPIO DE LA CONTRIBUCION Uno de mis familiares ha trabajado toda su vida profesional para IBM. Ha crecido con cada una de las transformaciones de una empresa dindmica y se ha esforzado para seguir siendo importante en un sector que cambia totalmente cada pocos arios. Es muy bue- no en su trabajo y se lo toma muy en serio. Sus clien- tes le aprecian mucho. Y, lo que aun es mas impor- tante, disfruta de una vida familiar fantdstica, No es ambicioso en el sentido de necesitar sertales de éxito externo, como ascensos continuos o la admiracién ptiblica, pero consigue marcar una diferencia. Y, en mi opinion, eso ya es una gran profesion. Da lo mejor que tiene, al tiempo que se gana la lealtad y la confianza de sus clientes, de sus compaiieros y de su familia. La ambici6n es objeto de debate. ¢Ser ambicioso es bueno 0 es malo? Yo creo que depende de lo que se am- bicione... Si se ambiciona marcar una diferencia (una contribucién significativa) se experimenta la gran sa- 44° LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY tisfaccion del trabajo bien hecho y de una vida bien vivida. Esta es la ambicion en la que yo creo. a Todo el que ha marcado una verdadera diferen- cia, para bien o para mal, cuenta con tres atributo: isién, disciplina y pasién. Hitler los tenia, pero le faltaba un cuarto atributo fundamental: conciencia. Y el resultado fue la destruccién.’ a Sea una luz, no un juez, Sea un modelo, no un critico.” Todos anhelamos interiormente que nuestra vida sea una vida de grandeza y de contribuci6n; ser im- portantes, marcar una diferencia. Podemos decidir conscientemente dejar atras una vida de mediocri- dad para vivir una vida de grandeza en casa, en el trabajo y en la comunidad. EL PRINCIPIO DE LA CONTRIBUCION 45 La eficiencia ha dejado de ser algo opcional. La nueva era exige y necesita grandeza.* a Contemple las debilidades de los demas con com- pasion, no de manera acusadora. La cuestién no es Jo que hacen o dejan de hacer. La cuestin funda- mental es la respuesta que usted decida dar a la si- tuacién y lo que usted debe hacer.” El hombre no es holgazn ni indiferente por na- turaleza. Sus dones naturales y espirituales le otor- gan una energia y un entusiasmo ilimitados. Dia tras dia, vemos cémo estas cualidades se manifies- tan en las actividades donde encuentra un sentido y un significado personales.* La mayoria de nosotros dedicamos demasiado tiempo a lo que es urgente y demasiado poco a lo que es importante.”! 46 LA SABIDURIA Y LAS ENSENANZAS DE STEPHEN R. COVEY La grandeza primaria implica cardcter y contri- bucién. La grandeza secundaria es prestigio, rique- za y estatus.?! El hombre debe ser lo mejor que pueda ser.* a Con frecuencia, lo bueno es el mayor enemigo de Jo mejor.” a La clave de la vida no es la acumulacién, es la contribucién.”* a El trabajo mas importante de toda nuestra vida, de todo nuestro mundo, lo haremos entre las cuatro paredes de casa.?! a EL PRINCIPIO DE LA CONTRIBUCION 47 La cultura del mundo en el que vivimos nos orienta fundamentalmente a objetivos y a valores materiales y sociales, que con frecuencia son in- compatibles con los objetivos y valores que condu- cen ala realizacion personal. a Hay personas que triunfan y personas que contri- buyen. Muchos de quienes triunfan también con- tribuyen, pero en su mayor parte se preparan pa- ra contribuir. Vea su vida como la vida de alguien que contribuye. a

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