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3. LA ANTROPOLOGÍA DE ARISTÓTELES

El hombre es, para Aristóteles, una unidad sustancial natural compuesta de cuerpo y alma,
no una dualidad antinatural como en Platón; el tratamiento del alma en Aristóteles carece de
las fuertes connotaciones religiosas que hemos señalado en su maestro. La concepción
aristotélica de la naturaleza se halla presidida por una orientación de tipo biológico que le
presta el modelo básico de interpretación de la realidad. Aristóteles es el biólogo que se
pregunta por el alma, pero no en términos espiritualistas o religioso.
Para el estagirita, el alma es concebido fundamentalmente como el principio vital, el
principio de la vida; utilizando los conceptos básicos de su filosofía define el alma como forma
(del cuerpo, que es materia) y como acto (un organismo posee potencialmente la vida, es
decir, es en potencia viviente; el alma hace que el organismo sea actualmente viviente). Por
ejemplo, podemos utilizar la comparación entre visión-alma y ojo-cuerpo; la visión es el alma
del ojo, su principio vital; en cambio, un ojo que no ve es una especie de materia muerta, sin
alma, sin vida.
En la medida en que el alma es forma y acto respecto de un organismo, de un cuerpo
organizado, la unión del alma y el cuerpo se explica sin especiales dificultades: no se trata,
como afirma Platón, de una unión accidental ni antinatural, sino de una unión perfectamente
natural y esencial, ya que alma y cuerpo (forma y materia) constituyen una única
sustancia natural. Además, Aristóteles niega la inmortalidad del alma: muere el hombre en
su totalidad, su cuerpo y su alma. Cuando el hombre muere se produce un cambio sustancial y,
como hemos visto en la explicación aristotélica del cambio, eso supone la pérdida de una forma
y la adquisición de otra por parte de la sustancia "hombre": la forma que se pierde es la de "ser
vivo" (lo que equivale a decir "ser animado"), y la forma que se adquiere es la de "cadáver" (lo
que equivale a decir "ser inanimado").

Todo lo dicho anteriormente nos indica que todos los seres vivos tienen alma, aunque de
distintos tipos dependiendo del ser vivo en cuestión, es decir, Aristóteles se está refiriendo a las
distintas funciones biológicas de los seres vivos.

1. EL alma vegetativa, propia de las plantas, cuyas funciones son la nutrición, crecimiento y
la reproducción.
2. El alma sensitiva, propias de los animales, cuyas funciones comprende las del alma
vegetativa y además la posibilidad de tener sensaciones, y la “facultad locomotriz” o
movimiento local.
3. El alma racional, propia del hombre, que además de tener las funciones del alma
vegetativa y sensitiva, es principio de “conocimiento racional” y de la “voluntad libre”. De ahí
que Aristóteles defina al hombre como un animal racional. Aristóteles no consideraba el alma
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(ni siquiera el alma humana), inmortal, al modo de los pitagóricos y Platón, sino que la
consideraba corruptible, junto con el cuerpo. En cambio, sí habla Aristóteles de un
entendimiento inmortal, el entendimiento agente (que tiene la capacidad de razonar y
elaborar conceptos universales, que sería el mismo en todos los hombres, es decir, sería
inmortal en la medida en que las distintas especies incluida humana son eternas para
Aristóteles. La base de la actividad propia del hombre (la actividad intelectual) es el alma; pero
las acciones y pasiones son propias del individuo resultante de la unión de alma y cuerpo.

4. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Frente al Idealismo de Platón se encuentra el Realismo de Aristóteles, posturas filosóficas


distintas que abordan desde diferentes ópticas los temas que anteriormente hemos tratado. En
el caso del conocimiento ocurre lo mismo. Para el estagirita la tesis del conocimiento entendido
como una especie de recuerdo y, el tener como objetivo último, alcanzar la idea del Bien resulta
algo alejado de la naturaleza del hombre cuyo conocimiento de la realidad se halla limitado por
los sentidos.
La mente del hombre al nacer es como una especie de “papel en blanco” en donde no hay nada
inscrito a priori (sin experiencia). Esto supone que el conocimiento humano comienza por los
sentidos (especialmente la vista, que es el que más conocimiento nos proporciona de la
realidad). De esta manera, se aleja del conocimiento imperfecto, que a juicio de Platón, nos
proporcionan los sentidos y adopta una postura realista y empirista del conocimiento
humano que también tendrá en cuenta la razón.

El proceso del conocimiento humano se inicia con los sentidos y acaba en el


entendimiento, el mismo Aristóteles nos dice: “No hay nada en el entendimiento que no
haya estado antes en los sentidos”.

Ahora bien, el conocimiento sensible sólo es conocimiento de lo particular o singular, es decir,


tengo sensaciones o percibo cosas singulares: este árbol, aquel hombre, esta mesa, etc. En
cambio, el conocimiento científico (la episteme) es conocimiento de lo universal tal como
pensaba el mismo Platón, el cual se capta a través del entendimiento (nous) que es
exclusivo del alma humana; conocer lo universal es aprehender la forma o esencia de
las sustancias. Además, Aristóteles nos habla de la Imaginación, cuya función es conservar
y reproducir las sensaciones mentalmente (por ejemplo, si percibo este árbol ahora mismo y
cierro los ojos y ya no lo veo, mi imaginación conserva y reproduce la imagen del árbol) y
también de la Memoria que tiene como función evocar y localizar las imágenes en un
momento del pasado.
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Ahora bien, Aristóteles distingue dos tipos de entendimiento:

a) entendimiento paciente: es aquel que capta la verdad en potencia, esto es, recibe las
imágenes procedentes de los sentidos y retenidas en la imaginación pero sin captar aún la
forma universal de la imagen, es decir, recibe la imagen del árbol pero sin elaborar lo definición
de lo que es el árbol, esto es, el concepto universal.
b) entendimiento agente: es el que capta la verdad en acto, esto es, el que aprehende y
actualiza la forma universal o esencia que se expresa a través de la definición, es decir, el que
construye la definición o concepto universal del árbol.

De esta manera, la teoría del conocimiento de Aristóteles se caracteriza por ser empirista y
racionalista, comienza con los sentidos a través de los cuales tenemos experiencia de la
realidad a nivel individual y concluye en el entendimiento o razón que capta la esencia de las
cosas, que en el caso Platón eran las Ideas. Se trata de un proceso que va de lo particular a lo
universal, de los sentidos al entendimiento.

5. LA ÉTICA y LA POLÍTICA EN ARISTÓTELES

Tanto la Ética como la Política se incluyen en las denominadas Ciencias Prácticas, esto es,
en aquellas en las que el conocimiento tiene como objetivo orientar la acción (práxis) humana.
La ética aristotélica es de carácter teleológico o finalista, es decir, de la misma manera que
en el ámbito de la Naturaleza las sustancias naturales tienden hacia un fin, conseguir la forma o
esencia que le es propia, en el campo de la acción o de la ética los seres humanos tienen hacia
un fin, que se identifica con el bien.

Ahora bien, el problema consiste en determinar cuál es el fin último o supremo. El hombre
realiza muchos tipos de acciones pero no todas ellas son fines en sí mismos sino medios para
conseguir un fin: estudiamos (medio) para aprobar (fin-medio) y éste para obtener un titulo y
poder trabajar (fin-medio), y éste a su vez para ganar dinero (fin-medio) y éste poder vivir y
conseguir aquello que necesitamos. Para Aristóteles existe un FIN o BIEN SUPREMO que no
puede ser medio para otro fin, éste no es otro que la FELICIDAD. Este fin es el más perfecto
puesto que se elige por si mismo y no por otra cosa.

El problema estriba en determinar qué es la felicidad. No todos los hombres entienden por
felicidad lo mismo: para unos es el poder, para otros la fama, para otros el dinero, etc.,
Aristóteles considera que estas cosas no se pueden identificar con la felicidad dado que no son
fines sino medios, por lo tanto, considera que el concepto de felicidad depende de la
naturaleza humana, es decir, el hombre es feliz realizando la función que le es
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propia y natural, que no es otra que vivir conforme a la razón, dado que el hombre
es un ser racional.

Ahora bien, el hombre es una sustancia compuesta de alma y cuerpo, por lo que junto a las
tendencias apetitivas propias de su naturaleza animal encontraremos tendencias intelectivas
propias de su naturaleza racional. Habrá, pues, dos formas propias de comportamiento y, por lo
tanto, dos tipos de virtudes: las virtudes éticas (propias de la parte apetitiva y volitiva de la
naturaleza humana) y las virtudes dianoéticas (propias de la diánoia, del pensamiento, de las
funciones intelectivas del alma).

1. Virtudes dianoéticas o intelectuales. Aristóteles distingue las siguientes: el arte


(tékhne), la prudencia (phronésis), la ciencia (episteme), la inteligencia (nous) y la
sabiduría (sophía), son distintos tipos de virtudes intelectuales que se alcanzan a través de la
educación y la formación, y requieren tiempo y esfuerzo.

2. Virtudes morales: el hombre también tiene movimientos sensibles, apetencias; es decir,


actúa y tiene pasiones que nacen de su alma sensitiva; pues bien, el control de estos
movimientos por el entendimiento constituye otro tipo de virtudes que Aristóteles denomina
virtudes morales. Este regir las acciones nacidas del alma sensitiva por el intelecto lleva a
imponer a las propias acciones un cierto orden, una cierta medida, de modo que la virtud, en
este caso, consistirá en un cierto “hábito” por el que se trata de evitar los excesos y
mantenerse siempre en el medio entre dos extremos. A modo de ejemplo: en la guerra, una
manifestación exagerada de arrojo es una temeridad en la que se puede poner en peligro las
vidas de los compañeros, poco arrojo sería una cobardía e igualmente nefasto (y, en último
término, para uno mismo). El justo medio, en el ejemplo citado, sería la práctica de una
virtud: la valentía. Otro tipo de virtudes morales son la templanza, la generosidad, etc. Pero la
virtud moral esencial es la justicia (que Aristóteles considera la más importante de las
virtudes morales porque en cierta forma las engloba a todas). Estas se adquieren en relación
con los demás, viviendo en sociedad. Ahora bien saber determinar el justo medio entre los
extremos se debe a una virtud racional, la prudencia, el hombre prudente es el que sabe
elegir siempre el término medio entre los extremos

En lo que respecta a la política, Platón y Aristóteles no consideraron nunca la política como


algo separado, independiente de la moral, tal separación tuvo lugar históricamente más tarde,
con la aparición del individualismo, durante el Renacimiento. Para Aristóteles, el hombre no es
individuo, por una parte, y ciudadano, por otra. El hombre es ciudadano en el seno de la
ciudad, del Estado, de la polis, es aquí precisamente donde se desarrolla como hombre y por
tanto, se moraliza.
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En su obra titulada, Política, Aristóteles expone su contribución al pensamiento político que ha


consistido precisamente en su insistencia en que la naturaleza humana es esencialmente
social: el hombre es un ser social por naturaleza. La razón de esta sociabilidad
natural del hombre se justifica porque este es un ser dotado de logos (lenguaje,
razón) y puede comunicare a sus semejantes el sentido del bien y del mal, de lo
correcto y lo incorrecto, lo cual fundamenta la vida familiar y social de la polis. Frente
a ciertas teorías de origen sofístico que consideraban a la sociedad como un producto de la
convención, Aristóteles afirma que la sociabilidad es un rasgo o dimensión esencial de la
naturaleza humana y la polis es la comunidad natural resultado de la naturaleza social del
hombre. Ahora bien, la polis es el fin de otras comunidades primeras que son las siguientes:

-La unión de Hombre y Mujer da lugar a la Familia.


-La unión de Familias origina la Aldea.
-La unión de Aldeas crea la Polis o ciudad-estado, comunidad perfecta de carácter
autosuficiente, en la que los hombres pueden satisfacer sus necesidades materiales y que se
desarrolla para “vivir bien”, es decir, para que el hombre se pueda desarrollar moral e
intelectualmente. Por eso nos dice:

“…aquel que no puede vivir en sociedad o no tiene necesidad de ello, porque es autosuficiente,
ha de ser una bestia o un dios” (Política I, 2 ).

Una vez más se pone de manifiesto la concepción teleológica de la naturaleza que preside todo
el pensamiento de Aristóteles: la afirmación de que el hombre es naturalmente social equivale a
la afirmación de que el hombre tiende por naturaleza a la vida en comunidad.

Por otro lado, también analizó los tipos de gobierno o formas políticas y distinguió tres
tipos:
-monarquía :gobierno de uno sólo.
-aristocracia :gobierno de unos los mejores entendido en el sentido de los pudientes.
-democracia :gobierno del pueblo.
A estas formas políticas les corresponde su respectiva degeneración cuando el bien común
degenera en el bien propio:
-La monarquía degenera en tiranía cuando el tirano o los tiranos sólo miran por su interés.
-La aristocracia deviene oligarquia cuando sólo se mira por el bien de unos pocos en el poder.
-La democracia se convierte en demagogia cuando sólo se tiene en cuenta el bien los pobres.

Para Aristóteles el gobierno ideal es aquel que se halla gobernado por una clase social que se
halla alejado de los excesos, tanto de la pobreza como de la riqueza y tiene en cuenta el bien
general de la polis.
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