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“AÑO DE LA CONSOLIDACIÓN DEL MAR DE GRAU”

UNIVERSIDAD SAN PEDRO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE TECNOLOGIA MÉDICA

TEMA:

 Immanuel Kant
 Auguste Comte

CICLO: II

CURSO: Filosofía

DOCENTE: Nancy Jurado Guillen

INTEGRANTES:

 Cárdenas Tapia Aini Sol


 Rodriguez Ramos Yelina
 Lizano Villanueva Cynthia
Dedicatoria

A nuestros padres que nos han dado la vida; y la capacidad por


superar y desear lo mejor en cada paso de este camino difícil y
arduo de la vida. Gracias por ser como son, porque su
presencia y persona han ayudado a construir y forjar las
personas que somos actualmente.

A los maestros, y amigos; que en el andar por la vida nos


hemos encontrado; porque cada uno de ustedes ha motivado
nuestros sueños y esperanzas en consolidar un mundo más
humano y con justicia.

Gracias
INDICE
Paginas Titulo

1…………………………………………………………………………………………………………..Caratula

2…………………………………………………………………………………………………………..Dedicatoria

3…………………………………………………………………………………………………………..Índice

4…………………………………………………………………………………………………………..Introducción

5…………………………………………………………………………………………………………..Cuerpo

5.1……………………………………………………………………………………………………….Biografía

5.2………………………………………………………………………………………………………Teoría de Conocimiento

5.3………………………………………………………………………………………………………Religión

5.4………………………………………………………………………………………………………Ética

5.5………………………………………………………………………………………………………Política

5.6………………………………………………………………………………………………………Pensamiento, frases.

6…………………………………………………………………………………………………………Conclusiones

7…………………………………………………………………………………………………………Bibliografía

8………………………………………………………………………………………………………...Anexos
INTRODUCCION

En el siguiente informe hablaremos acerca de los filósofos


Immanuel Kant y Auguste Comte, les presentaremos su biografía,
donde estudiaron, sus teorías y su influencia en la filosofía, que con
sus conocimientos y forma de pensar hicieron un gran aporte.

Nuestro trabajo consistirá en analizarlos y que especifica cada uno


de ellos dentro de su contexto filosófico, como antes lo habíamos
señalado. Estos personajes han sido determinantes en la filosofía
desde su periodo hasta la actualidad.
Immanuel Kant
(Königsberg, hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724-id., 1804) Filósofo alemán. Hijo de
un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo. En 1740 ingresó en la
Universidad de Königsberg como estudiante de teología y fue alumno de Martin
Knutzen, quien lo introdujo en la filosofía racionalista de Leibniz y Wolff, y le imbuyó
así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton.

Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no


llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en
Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego
de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a
los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos
veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de
otras universidades, por último fue nombrado profesor ordinario de lógica y metafísica.

La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y


rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino, a diario a la misma
hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie
de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo
el día en que la lectura del Émile, de Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle
olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos.

Sus otras obras principales son la Crítica de la razón práctica, centrada en la ética;
la Crítica del juicio, en la que investiga acerca de la estética y la teleología y La
metafísica de las costumbres que tiene dos partes, una centrada en la ética, la
doctrina de la virtud, y la otra centrada en el ius, la doctrina del derecho.

Kant adelantó importantes trabajos en los campos de la ciencia, el derecho, la moral,


la religión y la historia creyendo haber logrado, inclusive, un compromiso entre
el empirismo y el racionalismo. Aceptando que todo nuestro conocimiento empieza con
la experiencia, no todo procede de ésta, dando a entender que la razón juega un papel
importante.
Kant argumentaba que la experiencia, los valores y el significado mismo de la vida
serían completamente subjetivos si no hubiesen sido subsumidos por la razón pura, y
que usar la razón sin aplicarla a la experiencia, nos llevaría inevitablemente a ilusiones
teóricas.

El pensamiento kantiano fue muy influyente en la Alemania de su tiempo, puesto que


proyectó la filosofía más allá del debate entre el empirismo y
el racionalismo. Fichte, Schelling, Hegel y Schopenhauer se vieron a sí mismos
expandiendo y complementando el sistema kantiano de modo que con él justificaban
el idealismo alemán. Hoy en día, Kant continúa teniendo una gran influencia en la
filosofía analítica y continental.
TEORIA DE CONOMIENTO DE IMMANUEL KANT

El pensamiento de Kant sintetiza, las dos corrientes filosóficas fundamentales de la


modernidad, el racionalismo y el empirismo.

La teoría del conocimiento de Kant, presentada en su Crítica de la razón pura,


pretende responder a las objeciones de Hume respecto al fundamento del
conocimiento científico, basado, según el filósofo inglés, sólo en la costumbre.

Una de las preguntas que Kant se plantea es: ¿qué puedo conocer? Para poder
responderla hay que señalar los principios y límites del conocimiento científico. Kant
defendió en un primer momento la metafísica dogmática racionalista (razonando
se puede alcanzar el conocimiento). Influenciado por Hume, Kant examinó la Razón y
propuso una “filosofía crítica”.

Para alcanzar el conocimiento, Kant propone la analogía de la revolución copernicana:


al igual que Copérnico consiguió comprender el movimiento de los astros modificando
las relaciones que se creía que existían entre ellos y el sol, Kant cree que es posible
comprender el conocimiento a priori si modificamos las relaciones entre el sujeto y el
objeto: se había considerado que el sujeto era pasivo en el conocimiento y se tenía
que adaptar al objeto para conocerlo. El giro copernicano consiste en rechazar la
concepción tradicional y considerar que el sujeto es activo, y que son las cosas las que
se deben adaptarse a nosotros. Estas ideas llevan a los conceptos de Noúmeno y de
Fenómeno: Noúmeno (o Cosa en sí) es la realidad tal y como es en sí misma,
independientemente de nuestra experiencia; Fenómeno es la realidad dependiente
del Sujeto, es el objeto tal y como lo percibimos, sólo conocemos fenómenos.

Hay que diferenciar también entre conceptos empíricos y puros. Los primeros son el
resultado de generalizaciones tomadas de la experiencia, como "casa" o "mesa". Los
segundos no dependen en absoluto de la experiencia: son a priori, y puestos
directamente por el entendimiento, al modo del espacio y el tiempo. Son las
estructuras a partir de las cuales se generan los conceptos empíricos y podemos, por
lo tanto, formular juicios.

Como la ciencia es un conjunto de juicios, Kant se preguntará acerca de los juicios y


los clasificará en: juicios analíticos (no dan información nueva); juicios (amplían
nuestro conocimiento); juicios a priori (independiente de la experiencia); juicios a
posteriori (a partir de la experiencia). Los juicios más importantes son los juicios
sintéticos a priori, que por ser sintéticos amplían nuestro conocimiento, y por ser a
priori son universales y necesarios.

A continuación, distingue entre conocimiento a posteriori, (procedente de la


experiencia) y el conocimiento a priori (independiente de la experiencia).

Para saber si la Metafísica es una ciencia debemos investigar antes las condiciones
que hacen posible la ciencia. Hay dos tipos de condiciones: empíricas (experiencia
sensible) y a priori(no dependen de las circunstancias del sujeto sino de la mente.
Estas condiciones son universales, necesarias y no pueden dejar de darse: espacio y
tiempo).

La Crítica de la razón pura, obra de Kant está formada por tres apartados que se
corresponden con las tres facultades del conocimiento. Kant llama trascendental al
conocimiento del que poseemos intuiciones y conceptos a priori y de cómo estos se
refieren a la experiencia permitiéndonos organizarla para conocerla.

Los tres apartados son:

-La estética trascendental, que estudia la facultad de la sensibilidad. La sensibilidad es


una facultad que consiste en la capacidad de captar el mundo. Nuestra mente lo
primero que hace es recibir impresiones o sensaciones que nos son dadas del
exterior. Existen en el sujeto unas formas a priori de la sensibilidad o intuiciones puras,
responsables de reordenar los datos que obtenemos por los sentidos y que Kant
identifica con el espacio y el tiempo.

-La analítica trascendental estudia la facultad del entendimiento. El entendimiento es


la capacidad de pensar un objeto a partir de los datos dados por la sensibilidad. Por
ello se puede definir esta facultad como la que ordena los fenómenos dados por la
intuición sensible en categorias o conceptos. Las intuiciones sensibles no pueden ser
pensadas sin las categorías. Las categorías se aplican a las intuiciones sensibles y se
forman conceptos empíricos, que forman los juicios sintéticos a priori. Todo ello nos
lleva a negar la posibilidad de conocer la realidad en sí misma

-La Dialéctica Trascendental examina la facultad de la razón y demuestra que la


metafísica no es una ciencia. La razón intenta unificar lo dado por el entendimiento en
unidades supremas. Las ideas de la razón se caracterizan por sobrepasar la
experiencia. Cuando estas ideas se toman como objetos de conocimiento se están
utilizando ilegítimamente. . Las tres ideas de la razón han dado lugar a tres ramas de
la metafísica: el alma, a la psicología racional, el mundo, a la cosmología, y Dios, a la
teología.

Alma, mundo y Dios son ideas que no se adquieren por intuición sensible ni hacen
referencia a la experiencia. Podemos pensar en ellas, pero no conocerlas, porque son
el límite donde nuestro conocimiento tiene que detenerse. El límite del conocimiento es
el límite de la experiencia.

La metafísica como disciplina científica es imposible, ya quiere alcanzar las cosas tal y
como son en sí mismas, sus objetos son transcendentes: el alma, Dios y el mundo
como totalidad. Ahora bien cuando hablamos de ciencia debemos diferenciar entre
percepción y conocimiento. La “percepción” incluye al cuerpo porque usa los sentidos
y parte de la mente, que los controla. La capacidad de percibir hizo que el cuerpo
fuese posible, tienes que percibir “algo” y percibirlo con “algo”. El conocimiento sin
embargo no solo se basa en lo sentidos, es más, desconfía de ellos, sino que se sirve
de la razón y de las ideas.

En conclusión: no se pueden establecer juicios sobre el alma, el mundo o Dios, y por


tanto, La metafísica NO es posible como ciencia. No podemos conocer aquellas
realidades de las que no tenemos experiencia ninguna. Nuestro conocimiento está
limitado a aquello de lo que podamos tener alguna experiencia. Si la metafísica no es
posible como ciencia, ¿cuál es su papel? Durante muchos siglos, el hombre se ha
empeñado en construir una ciencia que no está a su alcance. Sin embargo aunque la
metafísica no es posible como ciencia, puede tener algún papel en el conocimiento del
hombre. La metafísica es la expresión del afán del hombre por conocer la verdad. El
ser humano no se conforma con el conocimiento limitado o incompleto de la realidad,
aspira al conocimiento de todo. La metafísica en cuanto ideal sí tiene un papel en el
conocimiento, nos recuerda que nuestro conocimiento no es completo y nos impulsa a
aumentar el alcance de lo que sabemos.
RELIGION

Es probable que para entender adecuadamente a alguien, más que en lo que dice, hay
que fijarse en lo que no dice porque considera innecesario hacerlo, ya que lo da por
supuesto. Y es casi seguro que Kant da por supuesto el Dios del deísmo, hasta el
punto de que tal vez se hubiese sorprendido de haber podido saber que poco después
de su muerte irrumpiría, con toda su fuerza, la negación explícita de Dios, es decir, el
ateísmo contemporáneo. Pero tal escenario intelectual ya no es el de Kant; en el suyo,
Dios, más que una idea que se tiene, parece ser una creencia en la que se está (por
decirlo echando mano de la célebre distinción orteguiana), y acaso por eso, Kant no
fue capaz de dar el paso a la negación directa de Dios, manteniéndose (lo mismo que
Voltaire) en esa suerte de ateísmo cortés que es el deísmo. En este contexto parecen
cobrar pleno sentido aquellas palabras de Bonald, según el cual: «Un deísta es un
hombre que aún no ha tenido tiempo de hacerse ateo.» Según esto, Kant (al igual que
Voltaire) no lo tuvo nunca.
Mas habría que añadir que tampoco lo tuvo muy fácil (ahora en términos
meramente políticos), para hacerse ateo. Llegamos así a la segunda hipótesis (a la
que aludía anteriormente) capaz de ofrecer alguna explicación de por qué no dio Kant
el paso a un ateísmo plenamente asumido desde el punto de vista teórico
ETICA DE KANT
Destaca por que a pesar de ser de surgir en la ilustración tiene connotaciones
religiosas, por lo que fue alabado por los filósofos cristianos, y criticado por los
filósofos ateos. Kant partía del punto de vista de que la diferencia entre el bien y el mal
era algo realmente real, para Kant todos los seres humanos disponemos de la
capacidad de razonar en cada momento si algo es bueno o es malo moralmente, por
lo tanto la capacidad de distinguir entre el bien y el mal es innata como el resto de
cualidades de la razón. Para llegar al bien supremo de la razón práctica para Kant hay
tres postulados que se deben cumplir:

Primer postulado: la libertad. El mundo del fenómeno está regido por la necesidad,
mientras que el mundo de la razón práctica está regido por la libertad.

Segundo postulado: la inmortalidad del alma. Llegar al bien supremo supone la


santidad, perfecta conformidad entre la voluntad y la ley moral, lo que sólo es posible
suponiendo la inmortalidad del alma.

Tercer postulado: la existencia de Dios. Lograr el bien supremo requiere también llegar
a la felicidad adecuada a la moralidad y para ello tenemos que postular la existencia
de Dios como realidad en la que el bien supremo se cumple

Estos tres postulados posibilitan la ampliación el conocimiento.

Para Kant todo hombre o mujer posees la capacidad de distinguir el bien y el mal
moral, una acción moral correcta para Kant es cundo se hace uso de esa capacidad
para hacer el bien sin importar las consecuencias, lo único que cuenta es la intención.

La ética de Kant se refleja en las siguientes obras:

*Fundamentación de la Metafísica de las costumbres

*Crítica de la razón práctica

*Metafísica de las costumbres.

Kant se caracterizó por la búsqueda de una ética o principios universales como la


ciencia.

Kant separó las éticas en:

*éticas empíricas (todas las anteriores a él)

*éticas formales (ética de Kant).

Por esta separación Kant se considera el padre la filosofía moderna.

La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos.
Estos serán los pilares en los que se fundamenta la ética formal kantiana. La ética
debe ser universal, por ello sin contenido empírico, pues de la experiencia no se puede
extraer conocimiento universal. Debe, además, ser a priori, es decir, anterior a la
experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio
individuo y no desde fuera.

Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo "Si
quieres A, haz B".

En contraposición a la ética a Kant se encuentra la ética de Santo Tomás de Aquino.

El imperativo categórico tiene tres formulaciones:

-"Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne
en ley universal."

-"Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de


cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio."

-"Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un
reino universal de los fines".

Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido


cosmopolita», en tres preguntas:

*¿Qué debo hacer? (moral)

*¿Qué puedo saber? (análisis del saber

*¿Qué me está permitido esperar? (religión)

Que se puede resumir a:

*¿Qué es el hombre?

Kant concluye su estudio dándole mayor importancia al deber, que es donde reside la
virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de cualquier acción con la ley
práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y universal del obrar.
POLITICA

La filosofía política de Kant

Kant no escribió nunca una gran obra sobre filosofía política, al estilo de las tres
Críticas, sino lo que se han considerado siempre "obras menores" en las que, con
frecuencia, no se ha querido ver una filosofía política, como Ideas para una historia
universal en clave cosmopolita (de 1784), La paz perpetua, un esbozo filosófico (de
1795), y Metafísica de las costumbres (de 1797), entre otras. Y todo ello pese a que
con su escrito de 1784 ¿Qué es la Ilustración?, ha quedado fuertemente asociado a
los ideales políticos y emancipatorios de la Ilustración, conocedor ya de la declaración
de Independencia de los Estados Unidos de 1776, y a quien se presenta con
frecuencia, además, como un firme defensor de los ideales de la Revolución Francesa
de 1789, siguiendo las opiniones de Heine, primero, y de Marx y Engels, después.

El pensamiento político de Kant está dominado, en efecto, por los ideales de libertad,
igualdad y valoración del individuo, propios de una Ilustración a la que Kant se suma y
defiende en sus escritos políticos. Al igual que en la ética, -donde se le confiere al
individuo, en cuanto sujeto moral, la capacidad de convertirse en legislador de lo
moral, desde su autonomía-, en la política el individuo será considerado también, en
cuanto ciudadano, el sujeto creador del campo de la actividad pública común.

La capacidad legislativa del ser humano se funda en el carácter formal con el que Kant
concibe la ética, y que se expresa en el imperativo categórico. Este imperativo, como
principio formal de la razón práctica, se extenderá a todos los campos de aplicación de
esta, incluida la actividad política. Así, no es de extrañar que Kant haya propuesto tres
definiciones del imperativo categórico, subrayando ya el carácter universal de la norma
moral, ya el valor intrínseco del individuo como fin en sí mismo, dada su naturaleza
racional y su autonomía.

La política, en cuanto espacio público del ejercicio de la libertad, está ligada a la


noción de derecho, haciéndola posible. En consonancia con el carácter formal de la
moralidad, el derecho no se concibe como un sistema normativo de regulación de la
convivencia, sino como el marco formal en el que se establecen las condiciones y los
límites de la acción en el campo de la convivencia, del ejercicio de la libertad. La ley
jurídica ha de tener, por lo tanto, al igual que la moral, un carácter universal y a priori;
sin embargo, mientras la ley moral se autoimpone al individuo, la ley jurídica se le
impone mediante una coacción externa.

La ley jurídica, siguiendo el imperativo categórico, ha de ceñirse a la naturaleza


racional del ser humano, por lo que Kant afirmará la existencia de derechos naturales
(propios de tal naturaleza racional), que serán el límite de la acción del Estado. Las
relaciones entre los individuos y, por lo tanto, la organización de la convivencia, tiene
una naturaleza racional, por lo que la ley jurídica no puede actuar en contra de esa
naturaleza. La filosofía política kantiana entronca así con la filosofía política moderna
del Estado natural y de las teorías del contrato. Hay una naturaleza, anterior a la
organización política de los seres humanos, que es la fuente de derechos universales
contra los que no se puede legislar, y que actúan por sí mismos como principios de
organización de la vida política, que debería tender a una República universal.
Además de los derechos naturales, el legislador, en función de las necesidades
históricas, podrá desarrollar leyes (el derecho positivo) que correspondan al desarrollo
de la sociedad civil.

En Estado de naturaleza, los seres humanos se encuentran en una situación de


constante inseguridad, debido a las amenazas de otros que, por derecho natural,
siguen su propia voluntad sin tener en cuenta la voluntad de los demás. Viviendo en
familia o en pequeñas comunidades, los seres humanos se encuentran a merced de
las violencias de otros seres humanos ajenos a su comunidad. En el interior del grupo
hay normas de convivencia y una autoridad que sanciona su incumplimiento. Pero no
hay una autoridad que se imponga a todos los grupos dispersos, por lo que no hay
seguridad. El Estado civil, instaurado mediante el contrato, supone la sumisión a una
autoridad común, por lo que pasa a ser el terreno de la seguridad y del derecho. En
ese paso del Estado natural al Estado civil no hay ruptura, para Kant, sino continuidad:
mediante la imposición de una autoridad común, los derechos naturales, que ya se
poseían en Estado natural, se pueden ejercer realmente con seguridad.

Kant concibe el contrato social como la condición que hace posible la instauración del
derecho público, por el que quedan garantizados los derechos naturales. En realidad,
Kant admite un sólo derecho natural: el de libertad, del que derivan todos los demás,
los derechos civiles de igualdad y de autonomía. El derecho de libertad, al tiempo que
garantizado, queda limitado por el derecho de los demás, según el acuerdo tomado
por la voluntad pública. La idea de voluntad pública es claramente de corte
rousseauniano, pero en Rousseau la voluntad general representa el interés común,
mientras que en Kant representa la garantía de la libertad individual, es decir, se
establece como un vínculo jurídico formal entre los ciudadanos, en el que se funda el
Estado. Por lo demás, para Kant el contrato no tuvo nunca lugar, no es un hecho
histórico, sino una categoría o principio racional que opera como un eje de referencia
en la construcción de lo político y del Estado.

Vemos, pues, cómo Kant intenta reducir a una única síntesis los dos elementos
fundantes procedentes 1) de las teorías liberales (los derechos individuales de
libertad) y 2) de las teorías democráticas (la soberanía de la voluntad colectiva), que
todavía sigue inspirando en la actualidad a autores como J. Rawls y J. Habermas, en
sus intentos por fundamentar sus respectivas teorías del consenso.
AUGUSTE COMTE
(Auguste Comte; Montpellier, 1798 - París, 1857) Pensador francés, fundador del
positivismo y de la sociología. Con la publicación de su Curso de filosofía
positiva(1830-1842), Augusto Comte apadrinó un nuevo movimiento cultural del que
sería considerado iniciador y máximo representante: el positivismo. Tal corriente
dominaría casi todo el siglo XIX, en polémica y algunas veces en compromiso con la
tendencia antagonista, el idealismo. Como todos los grandes movimientos espirituales,
el positivismo no se deja fácilmente encasillar en las etiquetas de una definición
estricta y precisa. En sentido muy lato, puede decirse que es una revalorización del
espíritu naturalista y científico contra las tendencias declarada y abiertamente
metafísicas y religiosas del idealismo.

Muy buen estudiante, obtuvo varias veces "le prix de preéminence", dotado de una
gran memoria. Cursó estudios en la Escuela Politécnica de París de 1814 a 1816, de
donde fue expulsado por tomar parte en una revuelta estudiantil. No llegó a obtener un
título universitario, hecho que influyó negativamente en su carrera docente.

En 1818 se convirtió en secretario de Claude Henri Saint-Simon, un filósofo 38 años


mayor que Comte. Trabajaron juntos durante varios años, pero en 1824 se separaron
porque Comte pensaba que Saint-Simon no daba suficiente crédito a sus ideas. Más
tarde Comte escribiría sobre su relación con Saint-Simon calificándola de "enseñanza
mórbida en su adolescencia e impartida por un maquinador depravado".

El 19 de febrero de 1825, se casó a los 29 años con Anne-Calorine Massin. Pasan por
estrecheces económicas y aumentan sus deudas, por ello Comte decide ser profesor
de "filosofía postiva" y organiza un curso de 72 lecciones que prepara a toda prisa.
Entregado a un trabajo muy exigente que casi no le permitía dormir, sufre una grave
crisis nerviosa. Abre su curso ante un número reducido de oyentes y debe de
suspenderlo. Se halla enfermo y culpa al trabajo y a la conducta de su mujer como la
causa. Tras ser abandonado por su esposa a causa de los violentos accesos de
cólera, se trasladó a a Saint-Denis en busca de reposo y los médicos aconsejan su
reclusión siendo diagnosticado como un "maniaco megalómano" siendo sometido a
duchas frías y otros tratamientos de la época. Probablemente sufrió una psicosis
maniaco-depresiva. La enfermedad se prolonga y el 2 de diciembre de 1826, gracias
a la intervención de su madre, abandona la casa de salud. A la fase de exaltación le
sucedió otra de depresión, Comte se arroja al Sena desde el Puente de las Artes, un
guardia real le salvó de morir ahogado. En 1844, convaleciente de una erisipela, se
relaciona con Clotilde de Vaux, que lo rechazó en un principio y que falleció dos años
después. Tras su muerte el filósofo se entrega totalmente a la "Religión de la
H'umanite" que expone en la segunda parte de su "Systeme de Polítique positive"
cuyas 2500 páginas escribe en menos de tres años.

Sostenía que del estudio empírico del proceso histórico, se desprendía una ley que
denominó de los tres estados y que rige el desarrollo de la humanidad. Los estudió en
su obra Course of Positive Philosophy (1830-1842; Curso de filosofía positiva, 1853).
Cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estados teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; elmetafísico o estadio abstracto; y por último,
el científico o positivo". Afirma que el estadio teológico tiene su reflejo en esas
nociones que hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye
algunos conceptos tales como el contrato social. El estadio positivo es el análisis
científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política.

Deseaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara
métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos. Reconoció el valor de la
religión, pues contribuía a la estabilidad social. Consideraba que el medio para
establecer la armonía social es la propaganda de una «nueva» religión en la que el
culto a un dios personal se sustituye por el culto a un ser superior abstracto (al género
humano en general). En su obra Sistema de Política Positiva (1851-1854; 1875-1877),
propone una religión que estimulara una benéfica conducta social.

Auguste Comte falleció en París el 5 de septiembre de 1857. Fue enterrado por


disposición suya cuando su cuerpo se hallaba en estado de descomposición, con la
mano derecha sobre el corazón oprimiendo un medallón con cabello de Clotilde, su
último y arrebatado amor.

Obras seleccionadas

Curso de filosofía positiva, 1842


Discurso sobre el espíritu positivo, 1844
Système de politique positive, ou Traité de sociologie, instituant la religión de
l'humanité, 1851-1854
Catéchisme positiviste, 1852
Curso de Filosofía Positiva, 1851
TEORIA DE CONOCIMIENTO DE AUGUSTE COMTE
Teoría del Positivismo
Augusto Comte tomó el término positivismo del que había sido su maestro, Saint-
Simon, responsable de su acuñación a partir de la expresión “ciencia positiva”,
aparecida en el siglo XVIII. En la historia de la filosofía, se designa con esta palabra la
corriente de pensamiento iniciada por Comte; surgida así en Francia en la primera
mitad del siglo XIX, pronto se desarrollaría en todos los países occidentales durante el
resto de la centuria.

Aunque se entiende el positivismo como filosofía contrapuesta al idealismo y, en


particular, a la figura de Hegel (1770-1831), positivismo e idealismo hegeliano tienen
puntos en común. Ambas corrientes parten de Kant (1724-1804), aunque desarrollan
aspectos distintos: el idealismo, la idea kantiana de la actividad creadora de la
conciencia; el positivismo, la necesidad de partir de datos y la negación de que el
conocimiento metafísico pueda superar al científico. Como Kant, Comte cree
inalcanzable el objeto de la metafísica porque el saber humano no puede ir más allá
de la experiencia, y, al igual que Hegel, aborda la concepción de la historia universal
como un proceso unitario, evolutivo y enriquecedor.

A pesar de la constatación de tales puntos de acuerdo, en la configuración de la


filosofía del positivismo influyeron también otras corrientes varias, alejadas del
idealismo: el empirismo inglés representado por John Locke (1632-1704) y David
Hume (1711-1776), el materialismo (como negación de las substancias espirituales y
reconocimiento únicamente de la existencia de substancias corpóreas) y el
escepticismo del siglo XVIII francés.

La filosofía positivista

Inducido por el propósito de mostrar que la tendencia que sigue la filosofía es la de


acabar siendo absorbida por la ciencia, Augusto Comte enfocó su estudio hacia el
conocimiento de los hechos y de la sociedad, prescindiendo de cualquier tipo de
anteposición de doctrina filosófica alguna. Así pues, convencido de que el objeto de la
ciencia eran indudablemente el progreso y la paz, la metafísica tradicional (a la que
tildó de especulativa por recrearse en polémicas insolubles) fue el blanco de sus
críticas, si bien no como defensa de una postura filosófica o tesis elaborada, sino
como una conclusión ineludible: el final de la metafísica era el resultado natural de la
madurez que iba alcanzando la humanidad en su proceso evolutivo.

El positivismo de Comte es un discurso complejo que comprende al menos una teoría


sobre el conocimiento, una interpretación sobre el sentido de la historia y una posición
política ante la sociedad. En cuanto a lo primero, el positivismo afirma que, en sentido
estricto, el conocimiento lo es sólo de datos verificables o “hechos” (esto es, de
fenómenos cuya regularidad puede ser contrastada al modo de, por ejemplo, una ley
física o química) y que todo conocimiento, además de cierto (indudable, exacto) y
sistemático, ha de ser útil, es decir, ha de traducirse no en teorías, sino en un aumento
de la capacidad de control e intervención tecnológica sobre los fenómenos.
Lo que caracteriza el advenimiento de una ciencia es el paso de una explicación
teológica (las causas de los fenómenos son atribuidas a divinidades), o bien metafísica
(las causas de los fenómenos son abstracciones personificadas), a una explicación
positiva. Un saber positivo es un saber que instituye unas relaciones entre los hechos
y renuncia a la explicación absoluta; no busca las esencias ni las causas de las cosas
sino las leyes que las gobiernan. La ciencia positiva aspira a saber únicamente aquello
que es posible saber; es una actitud de pensamiento que sustituye la pregunta "¿por
qué?" por la pregunta "¿cómo?".

En cuanto a la historia, Augusto Comte considera que la humanidad progresa hacia el


bienestar y la felicidad generales, poniendo el desarrollo científico y tecnológico como
motor y meta de ese proceso. Es la llamada ley de los tres estados, según la cual la
humanidad había ya pasado por dos etapas, denominadas por el propio Comte
“teológica” y “metafísica”.

En la etapa teológica, los fenómenos naturales se explicaban por causas extrínsecas a


la naturaleza e intervenciones sobrenaturales (por ejemplo, dioses o seres
mitológicos); en la etapa metafísica, las fuerzas sobrenaturales fueron sustituidas en la
explicación por esencias, causas o fuerzas inmanentes a la naturaleza pero ocultas,
que sólo podían ser confiadas al pensamiento abstracto (por ejemplo, el concepto de
gravedad en física). La época contemporánea corresponde, a su entender, a una
tercera etapa: la “científica” o “positiva”. En el estado “positivo” acabarán por borrarse
los vestigios de las etapas anteriores, y el pensamiento abstracto y deductivista será
sustituido por la comprobación experimental.

Por esa misma razón, la filosofía se convertirá en “positiva”, y su característica será


que reconocerá que el verdadero saber humano se halla en las ciencias (una
matemática, física, química o biología desarrolladas ya de manera autónoma); tal
filosofía, ajena a cualquier intento de definir esencias, se dirigirá, en cambio, al
establecimiento de los hechos y de las leyes que los regulan. En sus últimos años, sin
embargo, Comte estableció una síntesis subjetiva de sus planteamientos anteriores
resumida en el concepto de “religión de la humanidad”, duramente criticada por su
discípulo Émile Littré por considerarla una vuelta al espíritu teológico.

Por último, el positivismo de Comte entiende los problemas sociales como desórdenes
orgánicos del sistema y propone como solución reformas (ejecutadas por el poder y a
la fuerza, si es necesario) que integren funcionalmente a todos los miembros de la
sociedad, a la humanidad entera. Comte considera que el progreso social es paralelo
al desarrollo de las ciencias positivas, advirtiendo en las ciencias una relación
inversamente proporcional entre el grado de complejidad y el ámbito de aplicación.
Así, la primera ciencia serían las matemáticas, aplicables a todos los campos, pero de
complejidad reducida. Después vendrían la física, la química, etc., hasta llegar a la
ciencia más compleja de todas y cuyo único ámbito de aplicación sería la sociedad
humana: la sociología. El objetivo último de la sociología sería controlar el sistema
social estableciendo de manera positiva y útil relaciones entre sus diversos
fenómenos.
La sociología

Por las ideas contenidas en el párrafo anterior se considera a Augusto Comte el


fundador de la sociología. Para Comte, la creación de una sociología independiente
está dirigida por la ley de la evolución del espíritu humano. Al emprender la famosa
clasificación de las ciencias, Comte enumera seis de ellas, que clasifica por orden
creciente de complejidad, de las más generales a las más particulares: las
matemáticas, la astronomía, la física, la química, la biología y la sociología.

Pero esta última todavía ha de ser creada. De ahí el tema constante del pensamiento
de Augusto Comte: el progreso científico no es nada si no culmina en una ciencia
social, y la ciencia social no puede establecerse si las ciencias que la preceden en la
clasificación no han sido lo suficientemente desarrolladas. Comte imaginaba esta
sociología aún no constituida (por la enorme dificultad que entraña explicar la
complejidad del comportamiento social) como una "física de las costumbres" o "física
social" que descubriría las leyes de las asociaciones humanas y permitiría formular
una reforma práctica de la sociedad, regulando su destino ético y político.

Comte entiende la sociología como ciencia de los hechos humanos, y, a tenor de lo ya


expuesto, es evidente que los hechos humanos se inscriben en la historia. Estudiarlos
desde el punto de vista de su evolución es estudiar la dinámica social. Esta rama de la
sociología encierra la ley del progreso de la humanidad, es decir, la ley de los tres
estados que constituye la filosofía de la historia de Comte, en la cual el estado político
está condicionado por el estado intelectual y por las creencias de una época.

Debe subrayarse sin embargo que, para Comte, la evolución de la humanidad no es


discontinua: el paso de un estado a otro es anunciado por signos precursores, y
siempre subsisten, en cada estado, vestigios del estado precedente. Así, el desorden
de las mentes que culminó en 1789 se fue preparando desde el siglo XIV (decadencia
del poder espiritual). Una época orgánica se extingue mientras otra se prepara.

Pero el progreso desemboca en el orden: toda evolución termina en un estado de


equilibrio cuyo estudio es objeto de la estática social (a la que está dedicado elSistema
de política positiva, mientras que el Curso de filosofía positiva tiene por objeto la
dinámica social). ¿Cuál es el fundamento del equilibrio de una sociedad positiva? No
la Providencia (idea teológica), sino el descubrimiento positivo de que todo individuo
sólo es lo que es por referencia a una vasta totalidad, la Humanidad. A partir de este
tema, Augusto Comte construyó una teoría del Estado fundada en la religión de la
Humanidad, una religión en la que los sumos sacerdotes tendrían que ser los sabios y
los filósofos; tal religión, en la formulación de Comte, contenía además una serie de
elementos cuanto menos pintorescos, y fue rechazada por muchos positivistas.
RELIGION
Dios queda eliminado en el sistema de Comte, éste no se declara ateo abiertamente ,
e incluso combate el ateísm, pero sustituye la idea de Dios , según afirma, cargada
de ” oscuros prejuicios retrógrados” por la idea del Gran Ser o de la Humanidad :” La
gran concepción de la humanidad … elimina irrevocablemente la de Dios” (Systeme de
positive I , p. 335)” El Dios cristiano llegará a ser cada vez más un vago símbolo de la
humanidad.” Catecismo positivista pag. 138 trad. esp.A. Zoraya , III ( Madrid 1899).

El Gran Ser está integradopor todos los seres humanos que han existido y existen
que en su totalidad forman la Humanidad que se perpetua a través de la generación
biológica; me viene a este respecto a la memoria la idea expresada en el musical del
Rey León cuyo hijo escucha una y otra vez: tu padre vive en tí, tu padre vive en tí, y
que incluye todos los elementos de la historia humana de sus civilizaciones, de sus
descubrimientos que perviven en cada etapa histórica de la humanidad “El Gran Ser
constituye necesariamente el mejor tipo de unidad, superior incluso a toda existencia
real.” ” La existencia del Gran Ser reposa sobre la subordinación continua de la
población objetiva presente, con la doble población subjetiva pasada y futura” (
Sistéme de politique positive IV)

También todos los seres vivientes y aún los inorgánicos tienden a formar una unidad
fundamental similar a la de la Humanidad tendencia que acaba por realizarse en la
especie superior que es el hombre: .”” No se puede concebir la Constitución del Gran
Ser sino combinando nuestra especie con todas las razas susceptibles de adoptar la
común divisa: Vivir para otro”. ( Ibidem I y VI).

Estas ideas nos llevan a pensar en la idea romántica y hegeliana de la realidad como
revelación progresiva de un principio infinito que obtiene su manifestación consciente
en la humanidad, y también en la concepción de la Humanidad de Feurbach.

Comte continúa configurando la nueva religión universal al determinar sus sacerdotes,


los lugares de culto, las fiestas anuales, los sacramentos sociales… como una imitación
del culto católico.
POLITICA
COMTE Y EL POSITIVISMO DENTRO DE LA POLITICA
La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último de los tres estados de
la sociedad según la ley de los tres estados, se define por oposición a la filosofía
negativa y crítica de Rousseau y Voltaire (postura a la que Comte atribuye los males
de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario).
El término «positivo» hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto.
Lo real se opone a todo tipo de esencialismo, desechando la búsqueda de
propiedades ocultas, características de los dos primeros estados.
Lo «positivo» tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y
relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún determinismo absoluto a
priori.
Se podría afirmar también que la filosofía positivista lo que hace es basar su
conocimiento en lo positivo, o sea en lo real, dejando a un lado las teorías
abstractas como la del fenomenalismo kantiano, al considerarlas como metafísicas.
Comte plantea tres estados del conocimiento humano: un estado teológico, un estado
metafísico (concreto / abstracto) y un estado positivo, el más deseado y al que en
teoría deberían tender los dos anteriores, ya que basa el logro del conocimiento en la
razón aplicada.
En fin, lo que busca la Filosofía positiva de Augusto Comte es una reorganización
social, política y económica en el contexto de la Revolución industrial.
ANEXOS: Immanuel Kant
AUGUSTE COMTE
CONCLUSIONES

Finalizamos el trabajo llegando a la conclusión de que estos


filósofos fueron y son relevantes y no debemos dejar de pasar sus
estudios y pensamientos ya que contribuyen en la Historia de la
Filosofía y así como otras ciencias, y gracias a ellos y sus
contribuciones nosotros estamos siendo guiados por un buen
camino en la rama filosófica ya que ellos son nuestros espejos a
seguir, y no dejar que nuestra capacidad de asombro pare, e ir en
busca de la verdad y un mundo mejor.
Bibliografia

Comte, A., Revuelta, J. M., & Berges, C. (2002). Curso de filosofía positiva:(lecciones I y
II). Folio.

Comte, A. (1868). The positive philosophy of Auguste Comte. W. Gowans.

Comte, A. (1965). Discurso sobre el espíritu positivo (No. 194.8 COM dis). Aguilar.

Kant, I., & Imaz, E. (1941). Filosofía de la historia (Vol. 1). El Colegio de México.

Kant, I., & Guyer, P. (1998). Critique of pure reason. Cambridge University Press.

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