Agradezco a Dios primeramente por este hermoso privilegio que me
concede de poder contar mi testimonio. Soy la Hna. Roció Pinedo un alma rescatada por la gracia y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo. Crecí en un hogar muy unido con mis padres y mis hermanos, tuve una niñez tranquila. Mis problemas comenzaron en la etapa de la adultez, tomando las peores decisiones en mi vida, no tenía experiencia de cómo era este mundo, comencé a comportarme de una manera rebelde, desobediente a mis padres, hacia lo que quería, me iba a fiestas con las amigas, pensé en ese momento que la vida era así, vivir y morir, porque no sabía realmente que Dios existía, andaba sin saber a dónde ir y venir, mi corazón se empezó a llenar de mucho dolor, angustia y tristeza. Acudía a mis amigas para que me ayuden pero nadie podía hacerlo, ni mi familia, me sentía sola en este mundo, mi corazón estaba lleno de muchos resentimientos, fui una mujer lastimada por el hombre, hasta pensé matarme porque yo decía nadie me quiere, solo nací para sufrir, y yo no quería vivir así, hasta que vi una luz de esperanza. El señor empezó a tocar las puertas de mi corazón, en mi familia uno de mis hermanos estaba buscando el rostro de Dios, clamando por nosotros. Dios llego a mi vida en el momento preciso, cuando más lo necesitaba, entregué mi vida al Señor, me arrepentí por todos mis pecados y las cosas malas que había hecho en mi ignorancia, ahora puedo decir que soy feliz, Cristo sano las heridas de mi corazón, me lleno de gozo, paz y amor, ahora amo a mis padres y hermanos, a mi prójimo, quiero servir hasta el último día de mi vida. Puedo decir hasta aquí nos ayudó Jehová. Dios les bendiga hermanos.