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INTRODUCCION
Ya en la primera página del primer artículo del primer volumen de Teología y Vida
(TyV), aparecen los nombres de Clemente, Orígenes y Agustín (1). Los Padres de la
Iglesia están presentes desde el inicio, pero de modo poco significativo. Más tarde, con
el correr de los años, numerosos artículos enfrentarán temas teológicos recurriendo a los
escritores de la antigüedad cristiana, hasta hacer alcanzar a la patrística un peso
considerable en el contexto general de la producción científica de Teología y Vida.
Queda fuera del examen sistemático una buena cantidad de citas patrísticas que
aparecen referidas, de modo más o menos tangencial, en diversos artículos de carácter
no patrístico. Siguiendo una tradición inaugurada por San Jerónimo, se incluye al judío
helenizado Filón de Alejandría entre los autores tratados (4). Cumplen con estas
condiciones poco más de cincuenta artículos.
Teniendo como guía las propuestas del Henri Crouzel, se pueden distinguir varias tareas
que competen al patrólogo (6). Junto con enunciarlas, se expondrá cuánto espacio ha
dado TyV a cada una de ellas.
Unos pocos artículos abordan problemas del lenguaje de los textos cristianos primitivos
(gramática, estilo, géneros literarios, retórica, vocabulario, etc.), entre ellos cabe
destacar el trabajo de Stone, sobre la retórica en la carta a los efesios de Ignacio de
Antioquía, el de Inostroza, sobre el término logos en dos autores antiguos, uno de
Zañartu, acerca de la relación entre el lenguaje filosófico en la teología y, nuevamente,
el de Arbea (9).
Más abundantes son los artículos de exégesis patrística. Tres son sobre el Antiguo
Testamento (Villegas, sobre el salmo 61; Castellano y Ossandón-Rodríguez, sobre el
Cantar de los cantares), los otros dos son sobre el Nuevo Testamento (sobre el
Evangelio de San Juan y acerca de unos versículos de la Carta a Romanos). Estos
artículos se centran fundamentalmente en los principios hermenéuticos para leer la
Biblia utilizados por los autores cristianos estudiados, lo que interesa no es tanto el
contenido, como el método de lectura de las Sagradas Escrituras. La interpretación
origeniana de la Biblia es la que cuenta con mayor número de investigaciones (12). Si
bien estos trabajos son de historia de la hermenéutica bíblica, no se puede omitir su
contenido doctrinal que poseen.
Como era de suponer, en una revista de Teología, la mayor parte de los artículos están
consagrados a cuestiones doctrinales. El estudio de la doctrina de los escritos patrísticos
es protagonista entre los artículos de patrología publicados por Teología y Vida. Y la
doctrina principal —no única— contenida en estos textos antiguos es, naturalmente, de
carácter teológico (13).
Muchos de los temas patrísticos, abordados en TyV, pueden ser clasificados de acuerdo
a una división tradicional de la teología. Otros, por el contrario, se resisten a entrar en
dicho esquema. Cuando el interés que impulsa la investigación patrística está motivada
por la teología sistemática, es natural que sus resultados se puedan inserir en la división
tradicional de la ciencia teológica; pero cuando es motivado por el interés en un autor
antiguo o en un texto determinado, es frecuente que sus resultados sean difícilmente
clasificables en el esquema clásico de los tratados (14). Los artículos serán agrupados de
acuerdo a su argumento teológico principal, sabiendo que la realidad es más compleja.
El tratado de creación está presente por medio de dos estudios sucesivos de S. Zañartu.
En 1981 aborda la creación del hombre y el mundo en el De opificio mundi de Filón de
Alejandría, y el mismo año expone el mismo tema en el Hexamerón de Basilio de
Cesarea (19). Ambos estudios guardan una cierta unidad por las afinidades doctrinales y
culturales que se verifican entre el ambiente alejandrino de Filón y el capadocio de
Basilio.
Un par de artículos de A. Meis enfrentan temas de carácter más pastoral, uno sobre la
religiosidad popular y otro sobre la teología pastoral en el Comentario origeniano sobre
el Cantar de los cantares y el De doctrina christiana de Agustín (32). También
relacionado con la actividad pastoral de un Padre, se encuentra el aporte de Mandouze,
leído en el último seminario de estudios patrísticos (33). En TyV se encuentran dos
artículos que podríamos clasificar dentro de la moral, uno de A. Meis sobre la paz y la
violencia en Agustín (34), y otro de O. Velásquez que se refiere a la diferencia entre la
conciencia pagana y cristiana en un caso presentado en el De civitate Dei de Agustín
(35). Y solo un artículo intenta una síntesis de la teología de un autor antiguo, es el caso
de un trabajo sobre Ildefonso de Toledo (36).
La primera página del artículo de M. McGrath, citada más arriba, resultó profética en lo
que se refiere a Orígenes y Agustín. Ellos son los Padres más estudiados en estos 40
años de TyV. Dejando fuera las referencias laterales, se pueden contar once artículos
dedicados a Orígenes (37), y diez a Agustín (38). Estos dos autores son notablemente
los más tratados en TyV. Además se encuentran tres estudios sobre Gregorio Niseno
(39), otros tres dedicados al Pseudo Dionisio el Areopagita (40), dos a Ignacio de
Antioquía (41) y dos a Jerónimo (42). Otros autores son abordados una sola vez:
Clemente Romano, Hilario, Ambrosio, Tertuliano, Filón de Alejandría, Basilio de
Cesarea, Ildefonso de Toledo, Atanasio, Sedulio, Justino y Bernardo (43).
Por último, una importante iniciativa que ha dado muchos frutos son los Seminarios de
Estudios Patrísticos, organizados por nuestra Facultad en conjunto con el Instituto de
Filosofía de la U.C., que se realizan, desde 1977, por iniciativa de O. Velásquez y S.
Zañartu. Los cinco Seminarios ya realizados han aportado más de treinta artículos a
Teología y Vida. El último Seminario fue publicado en su totalidad en dos números
sucesivos (48).
El año 1866 puede considerarse de gran significado para el florecimiento de los estudios
patrístico. Es el año en que se inicia la publicación del Corpus Scriptorum
Ecclesiasticorum Latinorum, conocido como el Corpus de Viena (CSEL). Junto a la
relevancia de la empresa en cuanto a la utilidad de proveer textos críticos de los
escritores cristianos antiguos, hay que señalar que esta iniciativa marca el inicio del
encuentro sistemático entre los estudios patrísticos, pertenecientes al ámbito teológico, y
la filología clásica, que desde inicios del s. XIX había hecho grandes progresos, en
especial, en el mundo germano (49). Otras colecciones similares surgirán
posteriormente. En 1897 saldrá a la luz el primer volumen de Die griechischen
christlichen Schriftsteller der ersten drei Jahrhunderte, Leipzig-Berlín. Estas iniciativas
editoriales marcan un nuevo acercamiento a los textos patrísticos. Ya no es la intención
polémica la que motiva el recurso a los Padres, al contrario, se comienzan a estudiar
críticamente los textos en sí mismos. El mismo fenómeno que se observa en la edición
de textos, se verificará más tarde en los resultados de los estudios patrísticos.
Pero hasta fines del siglo XIX, en ámbito católico, las ciencias teológicas de carácter
histórico eran poco estudiadas y con escaso sentido crítico (50). Tanto en exégesis
bíblica como en patrología, los protestantes desarrollaban investigaciones de hondo
sentido científico. Baste recordar figuras como la de Adolf von Harnack (1851-1930),
cuyas obras, algunas de ellas publicadas a fines del s. XIX como el Lehrbuch der
Dogmengeschichte (Freiburg-Leipzig, 1886-1890), son aún útiles, e incluso
indispensables, para el investigador de hoy (51). Este tipo de trabajos era poco frecuente
entre los estudiosos del mundo católico. Más aún, el propio Harnack afirmaba en su
Lehrbuch que hasta tal punto, en la teología católica, el dogma se considera inmutable,
que hasta hoy es imposible que un católico haga una investigación científica, libre e
imparcial de la historia del dogma (52).
A lo largo de los 40 años de TyV, no siempre se ha recurrido a los Padres del mismo
modo ni con los mismos propósitos. A continuación se ofrece un esquema de las
diversas etapas que se pueden distinguir en cuanto al recurso a los autores patrísticos. Si
bien las etapas no se suceden cronológicamente de modo estricto, sí es posible verificar
un "itinerario" en la presencia de los padres en Teología y Vida.
Con mayor o menor penetración, los escritores cristianos de la antigüedad serán citados,
pero el interés será normalmente dogmático e incluso polémico. Los autores patrísticos
no son valorados es sí mismos, sino que se recurre a ellos en busca de un argumento que
prueben el carácter tradicional de una determinada doctrina. El interés principal del
recurso a la patrística es el de certificar la antigüedad de las afirmaciones de la teología
posterior. A menudo se buscan referencias antiguas para reafirmar doctrinas que han
sido sistematizadas posteriormente (59).
Así, por ejemplo, un estudio de V. De Santiago ofrece una nota con abundantes citas
patrísticas para probar la canonicidad de los evangelios sinópticos (60); F. Hofmans
dedica media página a los testimonios patrísticos relativos a un tema eclesiológico y
algo similar en un artículo de mariología (61); los ejemplos se podrían multiplicar. Hay
autores como Agustín que son frecuentemente citados, aquí y allá.
b.2. "Buscar los caminos del futuro a la luz del pasado". Los Padres al servicio
del presente
El paso de la primera a la segunda etapa es claro y significa un gran avance en el modo
de acceder a la literatura cristiana antigua. El nuevo acercamiento marca el inicio de los
estudios estrictamente patrísticos.
La frase propuesta como título está tomada textualmente de la primera página del
primer artículo patrístico que se encuentra en TyV. Se trata de un trabajo de la hermana
Anneliese Meis, del año 1977, Clemente romano: el Espíritu Santo y el conflicto de
Corinto. Más allá del contenido del artículo, que también interesa, es paradigmático que
el primer párrafo del estudio esté consagrado a la justificación de la relevancia de la
patrística para la teología y para la vida eclesial de aquel entonces. Vale la pena citarlo
in extenso:
"En estas reflexiones volvemos la mirada hacia la historia. Esto puede parecer
a muchos un esfuerzo interesante quizás, pero de poco alcance para el día de
hoy. Sin embargo, hay momentos en la vida de un hombre, de un pueblo, de la
Iglesia, en que conviene volver al "origen" para encontrar una orientación
nueva. Son momentos de crisis que urgen a buscar los caminos del futuro a la
luz del pasado. Sucede entonces que hombres de épocas remotas comienzan a
entregar un mensaje de peculiar actualidad. Estimamos que esto sucede con
Clemente Romano, destacado personaje del siglo I, que vivió como nosotros en
un tiempo de transición, donde se cuestionaban las estructuras existentes en
busca de horizontes nuevos, haciendo peligrar así profundamente la unidad de
la Iglesia" (62).
Hay preocupaciones teológicas que son permanentes, por eso, el acercamiento desde el
dogma a un Padre está plenamente justificado, precisamente cuando la preocupación
dogmática está ya presente en el autor que se estudia. Por ejemplo, el artículo de
Maximino Arias sobre la doctrina Trinitaria de San Agustín (64), aborda un tema
dogmático, y lo enfrenta adaptándose a la forma mentis de Agustín y respetando el
modo agustiniano de exponer la doctrina. La mayor parte de la bibliografía secundaria
son estudios que están referidos a la obra del Doctor de Hipona. Sus resultados reflejan
el pensamiento de san Agustín y, a la vez, son útiles para la reflexión teológica actual.
La distinción entre la segunda y esta tercera etapa no es tajante desde el punto de vista
cronológico, y no significa, necesariamente, un avance y, por tanto, la superación de la
etapa anterior. Se trata más bien de otro tipo de acercamiento a los padres, una nueva
tendencia, que puede convivir pacíficamente con el anterior.
CONCLUSION
El recorrido realizado permite constatar una creciente presencia de los Padres en TyV. El
florecimiento del estudio de los Padres no está desvinculado del Concilio Vaticano II.
Pero este auge patrístico no se puede definir simplemente como una consecuencia del
Concilio. Al contrario, junto a otros factores, fue la mayor atención a las fuentes la que
impulsó la convocación y la doctrina del Vaticano. O, mejor, el recurso a los autores
patrísticos está animado por el mismo espíritu que inspiró la realización y desarrollo del
Concilio Vaticano II.
El año 1977 se puede considerar una fecha clave en este iter, es el año en que se publica
el primer artículo centrado en un autor patrístico y en que se celebra el primer
Seminario de Estudios Patrísticos en nuestra Universidad. Desde ese año, la producción
patrológica ha ido in crescendo hasta alcanzar un peso muy considerable en el contexto
general de la revista. La labor del Sergio Zañartu y de la Hermana Anneliese Meis ha
sido clave en este florecimiento del estudio de los Padres de la Iglesia en la Facultad de
Teología, tal como lo refleja TyV.
Algunas disciplinas de la patrología están casi ausentes en TyV, a saber, las más
literarias y filológicas. Los artículos de patrística de la revista se dedican, por lo general,
a estudiar el contenido teológico de la literatura cristiana antigua. Esto resulta natural, y
no debía ser de otra manera: Se trata de la revista de una Facultad de Teología y los
artículos de carácter más filológico normalmente se publican en órganos especializados.
En contraste con algunas tendencias actuales de la patrología, parece útil insistir en que
no es unilateral un estudio patrístico que se centra en los contenidos teológicos de los
textos, puesto que los Padres fueron principalmente teólogos y su intención fue la de
explicar el misterio de Dios a sus contemporáneos. Tal como se afirmó más arriba, un
estudio patrístico que descuida la centralidad de la teología, corre el riesgo de
desnaturalizar a los Padres que fueron principalmente teólogos.
Finalmente, las dos tendencias que se observan en los estudios patrísticos (una más
teológica y la otra más histórica), plantean la difícil y amplia cuestión de la relación
entre los datos históricos y la dogmática. Mientras en la primera orientación es la
teología sistemática la que plantea las preguntas a la historia, en la segunda es la historia
la que pone en dificultades a la dogmática. A este respecto, cabe citar una luminosa
afirmación de Adolf von Harnack. Reaccionando contra los que acusan de historicismo
la detallada atención a las fuentes, el sabio alemán declara: "Ciertamente, la historia
nunca tiene la última palabra, pero en el estudio académico de las religiones, y en
particular de la religión cristiana, ella tiene siempre la primera palabra" (70). La
patrística no ambiciona agotar la teología, no pretende ser la última palabra. En el
contexto general de la teología, el estudio de las fuentes es una fase inicial pero
imprescindible, y debe estar hecha con el máximo de rigor histórico. No se debe temer a
los datos que arrojan los documentos: la realidad fue tal como fue y no como debía ser
(de acuerdo a nuestros a priori doctrinales). Al contrario, el patrólogo católico debe
investigar con la mayor libertad y espíritu crítico, animado por la certeza que jamás
habrá una verdadera contradicción entre la realidad histórica y lo auténticamente
dogmático.
RESUMEN
El presente artículo intenta una descripción y un balance del material patrístico publicado en los
40 años de TyV. En primer lugar, se describe el contenido de los artículos patrísticos,
clasificándolos de acuerdo a su orientación (si es histórica o sistemática); luego se clasifican
según el autor estudiado, resultando Orígenes y Agustín los escritores más frecuentes. Se revisan
además las instancias que han favorecido el estudio de los Padres, destacándose la actividad
docente y los Seminarios Patrísticos. Posteriormente, se sitúa la producción patrística de TyV en
el contexto de la renovación de la patrología en el siglo XX, tanto en el ámbito protestante como
católico. Se observa, asimismo, la estrecha relación entre esta renovación y el Concilio Vaticano
II. Finalmente, se describen tres etapas del itinerario de la orientación de la patrística en estos 40
años: 1. la prueba patrística, 2. el estudio de los Padres en función del presente (que tiene el
peligro de forzar los autores), 3. el estudio de los autores patrísticos en sí mismos (que corre el
riesgo de perder en relevancia teológica). La conclusión propone el desafío de desarrollar un
estudio de los Padres que no renuncie a la precisión crítica ni a la relevancia teológica.
ABSTRACT
This article attempts a description and balance of the patristic material published in the 40 years
of Teología y Vida. Firstly, it describes the content of the patristic articles, and classifies them
according to their orientation (historical or systematic) and their authors being Origen and
Augustine the most frequent ones. The article also looks into the instances which have favoured
the study of the Fathers, such as the academic activity and Patristic Seminars. Then, it places the
patristic production of Teología y Vida within the context of the renovation of the patristic
studies in the 20th century, both in the protestant as in the Catholic environments. At the same
time, it also considers the close relation between such renovation and the Vatican Council II.
Finally, three stages of this patristic orientation are described along these forty years: 1. the
Patristic proof, 2. the study of the Fathers in relation to the modern theology (which runs the risk
of forcing the authors), 3. the study of the very same patristic authors (which runs the risk of
losing theological relevance). The conclusion presents the challenge of developing a study of the
Fathers, without leaving aside the critical accuracy, nor the theological relevance.
(3) Naturalmente, los herejes no se cuentan entre los padres de la Iglesia. Pero
sí son objeto de estudio del patrólogo. Así se revela la insuficiencia de la
tradicional definición de Padre de la Iglesia como aquel autor cristiano antiguo,
distinguido por su santidad de vida, la ortodoxia de su doctrina y la aprobación
eclesiástica. Hay autores eclesiásticos imprescindibles para la patrología tales
como Clemente, Tertuliano y Orígenes que, según la definición tradicional,
aplicada de modo estricto, no se pueden contar entre los Padres, en
circunstancias que todos los manuales de patrología le dedican importantes
páginas. El caso extremo es el de los herejes, por ejemplo, todo texto escolástico
de patrología debe contener un capítulo sobre Marción, a pesar que Marción ya
entre sus contemporáneos fue considerado hereje. Algo semejante sucede con los
gnósticos, si bien no siempre fueron tenidos por herejes entre sus
contemporáneos.
(8) Por ejemplo, en F. GARCÍA BAZÁN, Dios Padre como Uno y ser en los
escritos gnósticos de Nag Hammadi. En torno a la metafísica de Exodo, 3-14,
TyV XXXIX (1998), 270-287. También A. ARBEA, o.c., consagra algunas líneas
a este tipo de cuestiones.
(25) F. GARCÍA BAZÁN, "Dios Padre como Uno y ser en los escritos
gnósticos de Nag Hammadi. En torno a la metafísica de Exodo, 3-14", TyV
XXXIX (1998), 270-287.
(30) J.A. PACHAS, Bienaventurados los que suben al monte del Señor.
Aproximación a la visión antropológica-cristológica del ascenso del ser humano
en el De Beatitudinibus de Gregorio de Nisa, TyV XL (1999), 400-415.
(34) A. MEIS, Paz y violencia en San Agustín. De Civitate Dei, XIX, 10-17,
TyV XXV (1984), 39-62.
(37) A. MEIS, El problema del mal según orígenes (Peri Archon III,1,1-24),
TyV XXVI (1985), 175-195; A. MEIS, Religiosidad popular y evangelización en
la Patrística, TyV XXVIII (1987), 23-40; A. CASTELLANO, La exégesis de
Orígenes y de Heracleón en el Libro IV del "Comentario a Juan", TyV XXXI
(1990), 309-330; A. ARTEAGA, El lugar de la filosofía en la formación
teológica, TyV XXXIII (1992), 151-160; A. MEIS, La preeminencia de Jesús:
interrelación filosófico-teológica en la obra de Orígenes, TyV XXXIII (1992),
65-80; OSSANDÓN-RODRÍGUEZ, El método de Orígenes, TyV XXXIII
(1992), 185-191; A. MEIS, Teología patrística y pastoral según El Comentario
al Cantar de los Cantares, de Orígenes, y De Doctrina, TyV XXXVI (1995),
197-211; A. CASTELLANO, El perfume del Esposo. La dimensión sacramental
en el "Comentario al Cantar de los Cantares", de Orígenes, TyV XXXIX (1998),
237-252; CINER DE CARDINALI, El amor y la unión mística en Plotino y
Orígenes, TyV XXXIX (1998), 239-258; S. FERNÁNDEZ, Israel y las
naciones. Interpretación origeniana de Rom 11, 25-26, TyV XXXIX (1998),
253-269; A. MEIS, Gregorio y el Origenismo, TyV XXXIX (1998), 31-50.
(50) "En el curso del siglo XIX, los católicos habían quedado rezagados en
relación a los protestantes y racionalistas en el terreno de la crítica bíblica y de la
historia de los dogmas" R. AUBERT, en H. VORGRIMLER y R. VANDER
GUCHT, La teología en el siglo XX, vol. II (BAC maior 6), Madrid 1973, 3.
(51) Tal vez el caso más notable es la célebre monografía sobre Marción que
aun hoy sigue siendo punto de referencia obligatorio para quien quiera estudiar
este autor del s. II. Marcion. Das Evangelium vom fremden Gott (Texte und
Untersuchungen, 45), Leipzig, cuya primera edición data del 1921.
(54) Cabe señalar que las grandes guerras europeas no impidieron totalmente
el estudio de la patrología. Un estudio tan importante como el del benedictino
alemán B. STEIDLE, Neue Untersuchungen zu Origenes’ Peri Archôn, en
Zeitschrift für die neuetestamentliche Wissenschaft 40 (1941), 236-243, tal
como se desprende de su fecha, fue redactado en plena Segunda Guerra
Mundial.
(56) "Uno que surge al contacto con las fuentes, la tradición y especialmente
la Palabra de Dios: la renovación bíblica, litúrgica y patrística. Por otra parte, la
apertura al mundo moderno..." A. ARTEAGA, Creatio ex amore. Hacia una
consideración teológica del misterio de la creación en el Concilio Vaticano II
(Anales de la Facultad de Teología, XLVI) Santiago 1995, 40-41. Cf. R.
AUBERT, en H. VORGRIMPLER y R. VANDER GUCHT, La teología en el
siglo XX, vol. II (BAC maior 6), Madrid 1973, 30-31; A. ZAMBARBIERI, Los
concilios del Vaticano, Madrid 1996, 154-167.
(57) Naturalmente, son muchos y más complejos los factores que impulsan la
convocación y desarrollo del Concilio Vaticano II.
(65) A. ORBE, Antropología de San Ireneo, BAC 286, Madrid 1969, XIII.
(67) Si un teólogo sistemático revisa los títulos, por ejemplo, de las ponencias
del último Congreso de Oxford, probablemente, no encontrará mucho material
útil para su propia disciplina.
(68) Una rápida pero rica visión histórica de este proceso se encuentra en G.
DORIVAL, Où en sont les études sur Origène?, en Connaissance des Pères de
l’Église, 62 (1996), 4-12.