do en cuenta que no significaba nada para ¿I y lo signi
ficaba todo para m í.» «M e han vuelto a dejar en la
estacada. ¿Cuándo aprenderé?* T ristes lamentaciones de quienes perm itieron que otras personas abusaran de ellos, asi o asá, y , consecuentemente, se incautaran de su libertad. Toda esta disquisición sobre libertad no implica, de ninguna m anera, que deba usted aislarse de los demás. Por el contrario, las redim idas suelen ser personas a las que les encanta divertirse en grupo. Se desenvuelven a gusto, tienen inclinaciones gregarias y se manifiestan más seguras en sus relaciones p orq u e se niegan a perm i tir que los manipuladores rijan su vida. No necesitan adoptar posturas hoscas ni tener tendencia a la discu sión, ya que han aprendido a sentir desde d en tro que «ésta es mi vida, la experim ento yo solo y mi período de permanencia en la T ierra es muy lim itado. No puede adueñarse de m í ninguna otra persona. Debo estar alerta para rechazar cualquier intento que se realice para arre batarme el derecho a ser yo mismo. Si usted me aprecia, ha de quererm e por lo que soy, no por lo que usted quiere que sea.» Pero, semejante «lib ertad saludable», ¿cómo puede extraerse de un pasado repleto de hábitos de víctima cultivados por las tendencias avasalladoras de su socie dad y de su pasado?
ABANDONE SUS HABITOS DE VÍCTIM A
De niño, usted se veía oprimido a menudo, en virtud
simplemente de su talla en c! seno de la fam ilia. Accio naban sus mandos de modo continuo y , aunque usted se quejaba en secreto, sabía también que muy poco le era posible hacer para em puñar las riendas. Se daba cuenta de que no podía mantenerse y de que si no se ajustaba al programa trazado por las personas mayores
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m e ñ ruego rzul porque es hermosr. porp y crístrunr.