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Ensayos sobre

el fotógrafo
Sotero Constantino.
Demián Flores,
Juchitan Painter

This time, Demián Flores reaches back to a past that isn’t his but helps to define
him: the search for a powerful and inexhaustible origin. This exhibition is
about a town that belonged to his mother and his grandparents, full of stories,
keepsakes, amulets, games, tongue-twisters. A disturbing place that he got to
know with each visit –sometimes joyful, sometimes incomprehensible.

In that search, Demián finds images by Sotero Constantino, perhaps Juchitán’s


first photographer, and performs art interventions on those images that people
from Juchitán revere, since they depict the faces of our grandparents, as well as
uncles and aunts that we never got to meet but have been seeing for years on
home altars and table tops. Ah, the likenesses of those aunts showing us how
beautiful they were in their youth!

The book containing Sotero Constantino’s images was published in 1983 by


Editorial Era and Juchitán’s City Council. The photographs were taken in the
1930s and 40s, when Juchitán was a small city where everybody knew each
other and greeted each other using their family names –of great importance in
that context, since people always ask you who your parents are, and surnames
were complemented with your parents’ first names; so, if your surname was
López and you were Elena’s daughter, your surname would become López Lena.
In his prologue to the book, writer Carlos Monsiváis reminded us that barely
five thousand souls lived in Juchitán in the 1920s.

Contemporary Juchiteca women have copied the dresses that people used then,
inspired by Constantino’s photos, and have also imitated those women’s poise
and dignified manners. We have felt attracted by that mixture of the indigenous
and the traditional that lives on to this day. Demián Flores has carefully selected
which images to intervene. He dwells on women’s faces: hieratic, steady, and on
their dresses, of which they were so proud. They worked and saved to wear a
new dress for each Candle Eve or vela. Velas are nocturnal festivities, and each
person from Juchitán belongs to one, be it by surname, trade or neighborhood.
I include myself, as if touched by Grace, in the vision that Demián puts forward,
not only because I have lived and incarnated the ritual of wearing a huipil blouse
and a skirt, with everything they imply, but also because there are family links
that tie me to Sotero Constantino. He was married to my grandmother’s cousin,
aunt Manuela, who became a talkative and endearing old lady. For a year I lived
with her, when she and grandmother were expecting death. They waited for it in
a self-effacing and elegant way. I was familiar with her husband’s book and with
its images, and asked her to tell me about him and how he set about recording a
Juchitán that even then was beginning to fade. She chose to dismiss my questions
Demián Flores,
Pintor de Juchitán

En este trabajo Demián Flores vuelve a un pasado que no es suyo pero lo


define, la búsqueda de un origen: poderoso, inagotable. El Juchitán de la madre
y los abuelos, con él todos los relatos, reliquias, amuletos, juegos, mentiras,
trabalenguas, que fue conociendo en los regresos a ese lugar perturbador, a
veces gozoso, otras incomprensible.

En esa búsqueda encuentra las fotografías de Sotero Constantino, acaso el


primer fotógrafo de Juchitán, y decide intervenir esas entrañables imágenes
que todos los juchitecos veneramos porque son el rostro de nuestros abuelos
y abuelas, de los tíos que no conocimos pero hemos visto por años en las
mesas de los santos, de las tías que nos mostraban lo hermosas que fueron
en su juventud. El libro que contiene las imágenes de Sotero Constantino
está publicado por la editorial Era y el H. Ayuntamiento Popular de Juchitán,
Oaxaca, en 1983. La época de estas imágenes corresponde a la década de los
años 30 o 40, aproximadamente. Juchitán era entonces una ciudad pequeña,
donde la gente se conocía y todos se saludaban por sus nombres o el de
sus familias –importantísimo en ese contexto, ya que para decir que eras
hijo de alguien, el parentesco se quedó incluso como parte del apellido; por
ejemplo, si eres López, hijo de Elena, el apellido devino en López Lena, y lo
que siempre te preguntan es ¿de quién eres hijo?–. La población juchiteca en
los años veinte era de apenas cinco mil habitantes, según consigna Carlos
Monsiváis en el prólogo a dicho libro.

Las juchitecas actuales hemos copiado los trajes que se usaban antes,
inspiradas en las fotos de Constantino, e imitado la dignidad en sus maneras,
en sus poses. Nos hemos sentido atraídas por esa mezcla entre lo indígena
y lo tradicional que se muestra en ellas y subsiste hasta hoy. Demián Flores
hace una selección de las imágenes que interviene: no elige todos los rostros,
se detiene en el de las mujeres: hieráticas, inconmovibles; y en los trajes,
orgullo indubitable de las tecas: trabajan y ahorran para estrenar un
traje en cada vela. Las velas son las fiestas del pueblo, todos los juchitecos
pertenecemos a una, sea por el apellido, el oficio o el barrio donde vivimos.
Me incluyo, como si me tocara la gracia, en esta visión que Demián propone,
no sólo porque he visto y encarnado el ritual de vestir un huipil y una enagua
con todas sus implicaciones, sino también porque me unen lazos familiares:
Sotero Constantino fue el esposo de la tía Manuela, una viejita platicadora y
adorable, prima de mi abuela. El año en que conviví con ella, ambas esperaban
la muerte, lo hacían con formas pausadas y elegantes; yo conocía el libro de su
marido y las fotografías, le pedía que me contara de él y de cómo fue registrar
ese Juchitán que comenzaba a perderse. Ella desdeñó mis preguntas y se atuvo
Retrato de Manuela
Plata sobre gelatina
33 x 26 cm., CA. 1940
Sotero Constantino XIX
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
and instead told me how happy she was to be able to get some money from the
photographs, and especially to see his husband’s work acknowledged. She also
was sad that the true beneficiary of that had been her son. I didn’t insist, so as
not to dwell on unhealed wounds.

Demián is playful. He plays with the childhood of Na Manuela, Na Cástula and


Na Áurea, just like the photographer adjusts, organizes, sets a stage and defines
a historical moment: an instant within an instant. This is Juchitán, but with a
different piety. He eliminates characters by turning them around. He illuminates
them as if he didn’t want them to be recognized, as if all he wanted for them was
to hold the flicker of a promise. He doesn’t show, for example, how many women
wear shoes and how many of them go barefoot; he erases glaring luxury or stark
poverty. He chooses not to show beauty, shyness, youth or certain boldness that
gestures betray. Instead, he inserts other elements: birds, saints, dolls, the Virgin
of the Soledad, a warrior with a rabbit’s headgear, spots, points. The discourse is
basically constructed by the subject matter and the color selected; by the will to
transfigure something intimate into something that barges in, blurs and opens
up. The point is not to look at something new, but to look at something anew.

Demián is frisky. He plays with referents –sometimes ironic, sometimes


curious– as if wondering what these women, so forceful and resplendent, are
made of. He hails from the same place, and is well acquainted with the all-
embracing laughter hidden behind the gravitas of each photograph. He laughs
with them just as he is transfiguring them, when he inserts his hand in their soul
or their body, just as so many paisanas would laugh with him. And yet he meddles
with the town’s melody, with its strength to sustain and invent itself through its
women. This is a wide curiosity that poses questions and riddles, that makes us
co-conspirators. Several of these images show women in groups of two or more,
one next to the other or in clusters that display a precious resonance among
them, as if they were signing one of those “sisters’s pacts” that tie together their
destinies and display all the strengths of womanliness.

Demián is engaged in a serious game that never stops being playful. His sight
is always directed towards the others. It is a social gaze. How could it not be if it
is aimed at a place where life is a collective event? The artist invites us to listen
to the echoes of a past hungry of symbols, and delivers a mirror in which every
person will find a way to look at themselves.

Rocío González

Translation: Jorge Ruiz Esparza


a contarme lo contenta que se puso cuando logró obtener algo de dinero con la
venta de las fotos y el reconocimiento al trabajo de su marido, aunque después
se ensombreció cuando dijo que el verdadero beneficiario había sido su hijo. No
insistí, para no tocar heridas que no pueden curarse.

Demián juega. Juega con la niñez de Na Manuela, de Na Cástula, de Na Áurea y


así como el fotógrafo, acomoda, dispone, construye un escenario y un momento
histórico: un instante dentro de otro. Es aquel Juchitán pero la devoción es otra,
aquí elimina personajes, les da la vuelta, desfigura los rostros y los ilumina,
como si no quisiera que los personajes fueran reconocidos, como si pidiera que
reverbere en ellos sólo una promesa. Prescinde de mostrar, por ejemplo, cuántas
de estas mujeres llevan zapatos o cuántas muestran los pies desnudos, borra la
opulencia o la pobreza manifiestas; prescinde de mostrar la belleza, la timidez,
la juventud o el atrevimiento que se adivina en los gestos. Incorpora algunos
elementos: pájaros, santos, muñecas, la Virgen de la Soledad, un guerrero con
tocado de conejo, motas, puntos. El discurso se construye, sobre todo, en la
elección del tema y en el color; en la voluntad de transfigurar algo íntimo en
algo que irrumpe, desdibuja y abre. No es mirar algo nuevo, sino mirar de nuevo.

Demián juega. Juega con sus referentes, a veces irónico, a veces curioso, como
preguntándose de qué están hechas estas mujeres, tan rotundas y esplendentes:
él viene de ahí, conoce esas risas abarcadoras detrás de la seriedad de las fotos.
Ríe con ellas al transfigurarlas, al meterles una mano en el alma o en el cuerpo,
como reirían muchas paisanas con él; pero también hurga en la melodía de este
pueblo, en su voluntad de sostenerse y de inventarse a través de sus mujeres.
Esa curiosidad es amplia, formula preguntas y propone acertijos, nos implica.
En varias de estas imágenes las mujeres están en pares o en grupo, una al lado
de otra o en alianzas que manifiestan una sororidad valiosa entre paisanas;
esos “pactos entre mujeres” que hermanan sus destinos a los de sus hermanas y
despliegan la fuerza de lo femenino.

Demián juega un juego serio, sin dejar de ser lúdico. Su mirada siempre es
hacia los otros, es social. ¿Cómo podría no serlo en un lugar donde la vida es
colectiva? Nos convoca a escuchar el eco de un pasado hambriento de símbolos
y nos entrega un espejo en el que cada uno se mirará a su manera.

Rocío González
Sotero Constantino XXIII
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXI
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino II
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino I
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
The World of Demián Flores

More than a decade ago, I discovered Juchitán, Oaxaca, a place where artists
thrive and multiply. They seem to grow in bunches, like flowers wearing
perfume and becoming more like, well, flowers. As I remember it, Juchitán is
an assault on memory. Recollections of what it was and what it hasn’t ceased
to be. The evolutionary insight of plowing in order to sow again. With new
vigor. With renewed strength. Men and women dressed as what they once
were. The breath of times past strutting and fretting like iguanas. You can
almost taste it. That’s what it’s like. A sphere rolling at the call of universal
time. It pauses to admire itself on its very own, navel-crowded crystal. Root-
crowded. Full of salt and fermented corn drinks. Men’s and women’s.

It was 2006 when I meet Demián Flores. He was spirited, moved by


violence, full of ink. He had the kind of youth that engages with history’s
turns. Demián holding his brushes and stencils. Demián full of air-spray
paint, shouting “That’s enough!” on Oaxaca’s walls. For the umpteenth time.
That’s how history gets shaken and moves forward. Using your voice, your
feet, you art. Women and men know it well. History shouldn’t just pass us by,
they tell us. And the walls stand there, witnessing the artist’s tenacity.

Then, Demián and Juchitán converged at my home’s living room and at


Gabriel Macotela’s studio. Sipping mescal and elucidating struggles and
causes. Complicity appearing as if pulled by a magnet. We think of Mexico.
The other one. The one that people don’t want to see. The one no one wants
to speak of. And we do. Mutilated, as we are, we’re also a team. This text
springs from Demián Flores’ generosity. The man who exhibits art today
is also exposing himself. He’s got guts and he knows his way in the trade
of giving oneself to others. His artistic talent rather complements the man
honoring him. The man writing these lines is not me. It is the man dressed
as a painter, knowing that memories have to be woven afresh every day.
Memory should not pass us by, he says.
El mundo de Demián Flores

Descubro Juchitán, Oaxaca, hace más de una década. Artistas se dan en


racimos por allá. En ramos. Como las f lores que se visten de perfume,
que se trasvisten de f lores. Juchitán en mis recuerdos es un asalto a la
memoria. De aquello que fue y que no ha dejado de ser. Consecuencia
evolutiva la que ara para sembrar de nuevo. Con nuevos bríos. Renovados.
Ellas y ellos ataviados de lo que fueron. Hálitos de tiempos pasados se
pasean con el pavoneo de una iguana. Que se degusta. Así es allá. Una
esfera que rueda al tiempo universal. Y hace pausas para mirarse en su
propio cristal tan lleno de ombligo. De raíz. De sal y bupú. De ellas, de
ellos.

Descubro a Demián Flores allá por 2006. Pleno de bríos que se sacuden
ante la violencia. Lleno de tinta. De juventud que se compromete con el
devenir de la historia. Demián esgrimiendo sus pinceles, sus plantillas.
Demián lleno de aerosol que grita en las paredes de Oaxaca su ¡Ya basta!.
Enésima vez. Así se cimbra la historia. Con voz, con pies, con arte. Ellas y
ellos lo saben bien. La historia no nos tiene que pasar de largo, nos dicen.
Y la pared está ahí atestiguando su tesón.

Después Demián y Juchitán se juntan. En la sala de mi casa. En el estudio


de Gabriel Macotela. Se dilucidan a cada rato entre sorbos de mezcal las
luchas y las causas. La complicidad surge casi como atraída por un imán.
Pensamos en México. El otro. El que no se quiere ver. Del que no se quiere
hablar. Y hacemos. Mutilados como somos, hacemos equipo. Este texto
surge de la generosidad de Demián Flores. El hombre que expone hoy
aquí, se expone también. Tiene garra y oficio para brindarse con el otro.
Su talento artístico es más bien complemento del hombre que le honra. El
hombre que escribe estas líneas no soy yo. Sino el hombre que, ataviado de
pintor, sabe que la memoria se tiene que tejer todos los días. La memoria
no nos tiene que pasar de largo, nos dice.
That’s why those paintings are hanging over there. These Juchitán Portraits
expose the man. An intervention of memory by Sotero Constantino, a painter
of light. An intervention of the memory of Juchitán de las Flores by Demián,
whose surname entwines petals, thorns and pistils.

The light of the Tehuantepec Isthmus is renovated by the revisiting arts of


Demián Flores. At this point, the spirit that has been captured and disrupted
by light emanating from the first half of the last century, in the images of
Sotero Constantino, returns with renovating vigor. Memory needs a retouch,
now and then, in order not to stop being what it was.

The evolutionary insight of plowing in order to sow again. With new vigor.
With renewed strength. Men and women dressed as what they once were.
Only this time they have been revisited by Demián, a man engaged with his
time, his land, his people. With his town’s flowers. A surname that signals a
great artist’s fate. Congratulations!

Mardonio Carballo

Translation: Jorge Ruiz Esparza


Por eso penden aquí, exponiendo al hombre estos Retratos de Juchitán.
Intervención a la memoria de Sotero Constantino, pintor de luz. Intervención
a la memoria de Juchitán de las Flores por Demián, que lleva en su apellido la
conjunción de pétalos, espinas y pistilos.

La luz de la tierra de Istmo de Tehuantepec se renueva con las artes


revisitorias de Demián Flores. Aquí el espíritu retratado y trastocado por la
luz de la primera mitad del siglo pasado por Sotero Constantino vuelven con
nuevos bríos para renovarnos. La memoria, necesita retoques para no dejar
de ser lo que fue.

Consecuencia evolutiva la que ara para sembrar de nuevo. Con nuevos


bríos. Renovados. Ellas y ellos ataviados de lo que fueron siguen ahí. Sólo
que revisitados por Demián, el hombre comprometido con su tiempo, su
tierra, los suyos. Con las f lores de su pueblo. Apellido y sino de un artista
de su nivel. Enhorabuena.

Mardonio Carballo
Sotero Constantino III
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXV
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XVIII
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XVII
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XV
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XIII
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino X
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino VIII
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXII
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXVIII
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino IX
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino V
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino VI
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino IV
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XVI
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XI
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXIV
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XX
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XII
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XIV
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXVI
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXVII
Temple sobre estuco
103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino XXIX
Temple sobre estuco
123 x 103 cm. Enmarcada, 2015
Sotero Constantino VII
Temple sobre estuco
83 x 63 cm. Enmarcada, 2015
Esta obra no pertenece a Sotero Constantino. Se basa
en la fotografía: Joven oaxaqueña. Adkins Collection. Itsmeña
The University of Texas at Austin. Integrándose a la Temple sobre estuco
muestra por su valor estético y simbólico. 103 x 83 cm. Enmarcada, 2015
Demián Flores*
1971. Juchitán, Oaxaca, México

Es licenciado en Artes Visuales por la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. En sus inicios, se dedicó mayormente a las artes gráficas dándose a
conocer como un excelente dibujante, rasgos que permanecen como huellas distintivas en el desempeño de su trabajo pictórico que se ha destacado por
la complejidad y originalidad de sus propuestas conceptuales y plásticas. En su obra realiza una intrincada red de referencias y analogías que urden
la tradición istmeña de su región natal y el ámbito urbano donde creció y perfiló su quehacer artístico. Su búsqueda se ha centrado en el rescate y
reinterpretación de las tradiciones culturales zapotecas, cuya finalidad es transfigurarlas desde una mirada crítica plenamente contemporánea.

A lo largo de su carrera ha tenido diferentes becas y residencias artísticas como el Premio de Artista en Residencia de la Fundación Mex/Am Vermont
Studio Center (2004), la Beca de Residencia del Gobierno de Francia y México en la Cité des Arts. París, Francia (2002), Beca de Residencia Visiting Arts/
Arts Council en la Universidad de Essex en el London Print Studio (2004), Beca de Jóvenes Creadores del FONCA (1999-1995), Beca Pollock Krasner
Foundation en New York, E.U.A. (2006) y la Beca del Sistema Nacional de Creadores del FONCA (2010 – 2013). Fue tutor del área de gráfica del programa
Jóvenes Creadores del FONCA generación 2008-2010 y es fundador-director del Centro Cultural La Curtiduría A.C., un centro de producción y creación
artística que cuenta con el programa académico CEACO y el Taller Gráfica Actual de Oaxaca.

Entre sus series realizadas en distintos medios se encuentran: Luces en el espejo (2015), Frescos (2014), Desastres Colaterales y Estucos (2012), La Patria
(2010), Aztlán (2009), Oaxaca (2007) y Arena México (1999).

Sus gráficas, pinturas, dibujos e instalaciones se han exhibido en diversas galerías, museos e instituciones tanto nacionales como internacionales
como en el Museo Amparo en Puebla, México; Museo de Arte Contemporáneo No. 8 en Aguascalientes, México (2015), Museo de Arte Contemporáneo
de Goiás en el Centro Cultural Oscar Niemeyer y Galería Fayga Ostrower de Funarte en Brasil; Museo de Arte en Sinaloa (2014), Museo de los Pintores
Oaxaqueños en Oaxaca, México; Museo Arocena en Torreón, México (2013); Museo Nacional de Arte en México, D. F.; Fundación Fuendetodos Goya en
España, Madrid (2012); Museo del Caribe en Barranquilla y Museo de Arte de Tolima en Colombia, Bogotá (2011), Museo de Arte Moderno en México, D.
F. (2010), Museo de Arte Carrillo Gil en México, D. F. (2009), USC Fisher Museum of Art en CA, E. U. A.; Centro Cultural Banco do Brasil en Río de Janeiro,
Brasil (2006); Essex Collection of Art from Latin America, UK (2004); Museo de la ciudad de México (2000–2012), Casa de las Américas de La Habana,
Cuba (1997) y en la galería del Centro de Cultura Casa Lamm desde 1999 en México, D. F.

Su obra se ha incluido en bienales y festivales como en la XII Bienal de La Habana en Cuba (2015), Próximo Futuro de la Fundación Calouste Gulbenkian
en Lisboa (2014), Salón (inter) Nacional de Artistas en Medellín y La Otra en Bogotá (2013), Río Loco en Tolouse, Francia (2011), A–Part, Festival
Internacional de Arte Contemporáneo en León, México; Alpilles Provence en Francia (2012-13-14), Timer, Triennale Bovisa en Milán, Italia (2007),
Hangar 7, Salzburgo en Austria (2007) y en la 6a Bienal de Sharjah en Emiratos Árabes Unidos (2003).

Ha recibido varios premios: Reconocimiento Mentes Quo+Discovery: Vanguardia, Premio Proyecto de Inversión en la Producción de Pintura Nacional
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes e Instituto Nacional de Bellas Artes (2012), Premio de Adquisición. XX Encuentro Nacional de Arte Joven
en Aguascalientes, México., Premio de Adquisición. Primera Bienal Nacional de Estampa Rufino Tamayo en Oaxaca, México (2000), Premio Único del
Concurso Latinoamericano de Grabado “La Joven Estampa”. Casa de las Américas en La Habana, Cuba (1997), Premio de Adquisición. Segundo Concurso
Nacional de Grabado “José Guadalupe Posada” en Aguascalientes, México (1994).

Asimismo sus obras se encuentran en importante acervos de instituciones públicas y privadas como lo son: University of Essex Collection of Latin
American Art. Londres, Inglaterra; Museo Panstwowe. Majdanek, Polonia; Vermont Studio Center. Johnson, Vermont, E. U. A.; London Print Studio.
Londres, Inglaterra; USC Museum Fisher of Arts. Los Ángeles, California, E. U. A.; Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Valencia, España; Hangar
7. Salzburgo, Austria; Casa de las Américas. La Habana, Cuba; Museo de la Gráfica de Occidente José Luis Cuevas. Colima, México; Instituto de Artes
Gráficas de Oaxaca. Oaxaca, México; Museo José Guadalupe Posada. Aguascalientes, México; Fundación Cultural Televisa. México, D. F.; Museo de Arte
Contemporáneo de Oaxaca. Oaxaca, México; Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes. Aguascalientes, México; Museo de Arte Contemporáneo
(MUAC- UNAM). México, D. F.; Museo Universitario de Puebla. Puebla, México; Museo Nacional de la Estampa. México, D. F.

*Miembro Artístico del Sistema Nacional de Creadores de Arte.


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