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l a cuestión social como cuestión nacional, una mirada genealógica

Alfredo Carballeda

O P I N I Ó N

La cuestión social como cuestión


nacional, una mirada genealógica 1

The social issue as a national issue, a genealogical look

Por: Alfredo Juan Manuel Carballeda*


Artículo Recibido: Mayo 15 de 2010. Artículo Aprobado: Julio 15 de 2010. Páginas: 12-23
*Alfredo Carballeda
Licenciado en Servicio Social
(UBA), Doctor en Servicio
Social (Pontificia Universidad
Católica de Sao Paulo. Bra-
sil), Doctorando en Ciencias
Sociales. (Universidad de Resumen
Buenos Aires). Profesor de la
Universidad Nacional de La El estudio del concepto de cuestión social, entendido como categoría de análisis implica, por un
Plata, Universidad de Buenos
Aires y Universidad Nacional lado, la importancia de acceder a las diferentes maneras de comprenderlo y explicarlo, para poder
de Entre Ríos (Argentina). In-
vestigador CONICET – UNER así estudiarlo en función de reflexionar acerca de cuál sería la forma más apropiada para entender
– UNLP. Miembro del Grupo
de Investigación: Cultura Ciu- los diferentes fenómenos vinculados con los problemas sociales en América. Por otra parte, la
dadana y Poder en Contextos
Locales de la Universidas importancia del tema muestra la necesidad de un conocimiento más profundo y reflexivo, debido
de Cartagena, reconocido en a que el horizonte de la intervención social, la comprensión de los problemas sociales y el análisis
categoría C por Colciencias.
E-mail: carballeda@margen. de estos se encuentran estrechamente ligados a esta categoría de análisis. En el ensayo se presentan
org / alfredocarballeda@
yahoo.com.ar algunos desarrollos históricos del concepto y su relación con las particularidades del contexto
latinoamericano.

Palabras Clave: Cuestión social, Cuestión nacional, genealogía, América Latina.

Abstract
The study of the concept of social issue, understood as the analysis category that imply, first, the
importance of accessing to different ways of understanding and explaining, in order to study it in a
reflexive function on which should be the proper way to understand different associated phenomena with
social problems in America. Moreover, the importance of the topic shows the need for a deeper reflexive
knowledge, due the social intervention horizon; the comprehension of social problems and the analysis
of these are closely related with the analysis category. This essay presents some historical developments
of the concept and its relationship with the particularities of the Latin American context.

Keywords: Social issues, national issues, genealogy, Latin American.


1
Se retoman planteamien-
tos del artículo presentado
por el autor en la Revista
Márgen eición N° 51 – pri-
mavera 2008.
2
Se hace relevante definir
Introducción
el papel que tienen las rela-

E
ciones causa- efecto en las
ciencias sociales. Desde una
perspectiva apoyada en la n principio, las diferentes definiciones de cuestión social, pueden
noción de “determinantes”
sociales, esta relación es
casi siempre unilineal (una
ser clasificadas en dos grandes grupos. Por un lado aquellas que la
causa, un efecto). Otra
perspectiva es que las rela- entienden como producto de determinantes1 sociales y por otro los
ciones causa efecto funcio-
nan en forma diferente en que las explican desde condicionantes sociales. Ambas posturas muestran
las ciencias sociales, donde
las relaciones se transfor-
man en condicionantes; es disímiles tratamientos del tema que se expresan en formas diferenciadas de
decir en probabilística, mul-
tilineal, (diferentes causas analizarlo e intervenir sobre este.
para un mismo efecto).

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Foto: Sandra De la Cruz.


“Canaleteando en la Bahía. Cartagena 2010.

A su vez, una aproximación histórica de la noción de cuestión social la ubica


en la modernidad, en este aspecto, también, si bien existe una clara aceptación
de la condición moderna de esta, existen diferencias con respecto a la etapa
de la modernidad en que se origina.

De este modo, las posiciones más próximas a la noción de determinismo la


ubican en el siglo XIX, donde es vinculada con la conflictividad específica que
genera la Revolución Industrial y su impacto sobre la clase obrera europea
como nuevo sector de la población que padece los efectos de la cuestión
social.

Mientras que las relacionadas con la idea de condicionantes la relacionan con


los orígenes mismos de la sociedad moderna. Es decir desde la existencia de un
grupo o colectivo que construya mecanismos que garanticen su integración
desde la noción de individuo y sociedad.

Desde esta perspectiva, la cuestión social se asocia con el traspaso de una forma
de sociedad a otra, que en el caso europeo coincide con la salida del Medioevo
y la entrada en el Renacimiento. Allí, al entrar en crisis los dispositivos que
aseguraban la cohesión, la cuestión social emerge como expresión de un
cambio de época, donde surgen nuevas formas de desigualdad y conflictividad
social.

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Los problemas sociales, tal como son entendidos en la actualidad, nacen


en escenarios donde básicamente se pierden los mecanismos de sostén,
reciprocidad y solidaridad de diferentes grupos sociales que quedan fuera del
proceso de modernización y de integración social.

A partir de esta separación a estos nuevos “diferentes” se les atribuye desde


la propagación de enfermedades, la herejía, estar “poseídos por el demonio” a
partir de ser portadores del “mal”, sencillamente por poseer condiciones de vida,
cultura y condiciones económicas que no se adecuan a los nuevos tiempos y
que se relacionan con el ascenso de otros grupos sociales beneficiados por las
circunstancias económico sociales que generan el fin de la Edad Media.

Desde esta perspectiva, se presenta otro punto de conflicto, entre las dos
visiones planteadas más arriba. Este se relaciona con la dificultad del optimismo
moderno para reconocer que la modernidad también generó desigualdad,
manteniendo e incluso profundizando desigualdades sociales. De este modo,
la modernidad no logró cumplir con las promesas de progreso indefinido,
bienestar, sociedades organizadas desde el saber científico y especialmente
emancipación.

Lo social como cuestión

Si lo social se presenta como cuestión, es decir como interrogante, como


un conjunto de circunstancias que interpelan a la sociedad, no solo se liga
con la pobreza, se vincula también con formas específicas de esta, con los
procesos de pauperización, con el impacto en la vida cotidiana de estos. Pero
también con otros asuntos que interpelan a la sociedad en su conjunto que
trascienden la esfera de la pobreza, como la locura, la salud, la enfermedad,
la conflictividad, los mecanismos de cohesión, los derechos sociales y civiles
en definitiva: los emergentes de la tensión entre integración y desintegración
del todo que cada época desde la modernidad denomina sociedad.

Europa y los orígenes de la cuestión social

La cuestión social definida desde las diferentes tensiones que dan forma
a la sociedad moderna encuentra sus primeros antecedentes junto con la
modernidad, especialmente, en el Renacimiento asociada al surgimiento de
las Ciudades Estado. Substancialmente, esta aparición es relacionada con
el desvanecimiento de los mecanismos de integración de las sociedades pre

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capitalistas y necesariamente a partir de la ausencia de nuevos modos de


solidaridad y cohesión. Lo social como cuestión surge como una forma de
resolver la distancia entre la promesa de las igualdades cívicas y políticas,
los efectos de la desigualdad y la emergencia de nuevos acontecimientos
sociales que son problematizados como tales, por ejemplo, la locura, la
pobreza, la salud o la enfermedad. Estos cambian de connotación en los
imaginarios sociales que atraviesan la etapa de transición entre el Medioevo
y la Modernidad.

Lo social como espacio de intervención en tanto ligado a la cuestión


social naciente en la modernidad, comienza a constituirse como
una forma de resolver las dificultades de la integración de diferentes
poblaciones, personas o grupos al nuevo escenario de la modernidad.

Desde presupuestos e ideas diferentes a las anteriores, si los mecanismos de


solidaridad, cohesión, ayuda y organización eran visualizados como naturales,
a partir del ingreso a la modernidad se constituyen en dispositivos artificiales,
centrados especialmente en la nueva noción de individuo, donde este, ahora
lentamente se transformará en el culpable o responsable individual de sus
padecimientos. De este modo se construyen en la modernidad; lo diferente se
transforma en desigual y surge la diferencia (individual) donde antes había
homogeneidad (cultural).

El capitalismo moderno construye la supremacía política y social de la


burguesía europea, condicionando, reprimiendo o relacionando con la
conflictividad social y la disolución a los grupos sociales que quedan por
fuera de ese orden. Es decir, cuestionando a la organización popular y a, los
mecanismos de cohesión y solidaridad como poder. Así, los pobres de Europa
comenzarán a ser perseguidos por disolventes de las nuevas formas de sociedad
que se estaban gestando.

Durante la Edad Media, fundamentalmente en su última etapa, la vida de la


mayoría de la población europea estaba signada por la miseria, el rendimiento
de la tierra era muy pobre, el hambre y las enfermedades atravesaban la vida
cotidiana.

De este modo, la comida era exigua y los campesinos eran oprimidos por un
pequeño sector de guerreros y eclesiásticos. Sin embargo, no había una noción
de desamparo, de aislamiento en los problemas sociales, dado que las relaciones

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de solidaridad y fraternidad entre los campesinos europeos, otorgaban ciertos


niveles de previsión, acompañada por la vida en forma gregaria que hacía
que colectivamente se construyeran formas de supervivencia y resistencia
que generaron diferentes levantamientos políticos en un intermedio entre los
ideales de la burguesía naciente y el feudalismo.

Dentro del feudalismo el eje de lo que hoy se denominaría cuestión social estaba
atravesado por la supervivencia temporal. La modernidad, produce nuevas
formas de pobreza, y problemas sociales, ahora relacionados con la noción
de progreso, y especialmente la de individuo. De esta forma, la modernidad
construye a los problemas sociales como fenómenos individuales. Los despoja
de la historia, de la cultura, de la identidad.

La disponibilidad de bienes durante la modernidad tanto desde sus aspectos


cuantitativos como cualitativos, se continuó manteniendo dentro de una
brecha claramente preestablecida, con la diferencia de que en este nuevo
contexto lo que sobresale es la pérdida de los mecanismos de cohesión. Estos, se
comienzan a vincular con la esfera del contrato social y del mercado. Es decir
que las formas de la desigualdad se mantuvieron con la diferencia que crecía
especialmente desde su poder político un nuevo grupo social: la burguesía.
Desde esta surgirán la mayoría de los pensadores reformistas.

Junto con la modernidad surgen las teorías acerca de la pobreza y los


problemas sociales, estas se utilizaron para justificar los valores de libertad
e igualdad de oportunidades enfrentándolos con los problemas sociales. De
este modo, la modernidad construye nuevas formas de justificación de la
desigualdad, se pasa de una explicación relacionada con lo divino a otra que
se relaciona con el individuo. En la modernidad, la “culpa” de la pobreza, por
ejemplo no recae en la comunidad -sociedad-sino en el propio individuo. Este
es de algún modo el causante de su padecimiento y a su vez es generador de
la fractura de la sociedad.

La relación individuos o grupos étnicos y pobreza es frecuente en los escritos


del pensamiento moderno. De allí que en el siglo XVII se comenzase a distinguir
entre los pobres “dignos” e “indignos”. Estos últimos, ligados al alcoholismo,
la vagancia, la promiscuidad, etc. Por ejemplo, en 1656 se funda en París el
Hospital General, sus funciones se relacionan con: hospedar, alimentar a los
pobres que se presenten espontáneamente o aquellos que hayan sido enviados
por la autoridad policial.

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Este establecimiento se transforma en un lugar de vigilancia de la subsistencia


de aquellos que quedaron fuera de la sociedad. No es un establecimiento
médico aún, está ligado al poder del Rey pero funciona como una instancia
del orden burgués. Así la burguesía comienza a hacerse cargo del mundo de la
pobreza, construyendo la arqueología de la filantropía. Estos establecimientos
se multiplican en Francia donde la iglesia comienza también a tener un papel
dentro de esta trama. Los problemas sociales se relacionan de este modo con
lo político, lo social, lo religioso y lo económico.

En este contexto europeo surge la política del encierro de los pobres o los
portadores de problemas sociales. Ya en Inglaterra en 1575, se castigaba a
los vagabundos, así el Renacimiento, hace que la miseria pierda su condición
mística donde la caridad se equipara a la salvación.

La pobreza, los problemas sociales, al tornarse individuales, se transforman


en una forma de castigo divino especialmente luego de la reforma, donde
se cambia la visión de pobreza ligada a la santidad con otra relacionada
con la culpabilidad. Una larga saga de intervenciones relacionadas
especialmente con la miseria, ya el dolor no se glorifica, la salvación
deja de ser colectiva, sino que todas esas atribuciones se corren a la
esfera de lo individual, especialmente en clave de deberes con la sociedad.
En 1662, se escribe con respecto a la miseria: “Contribuir a hacerla desaparecer
es una tarea sumamente necesaria para nosotros los ingleses, y es nuestro primer
deber como cristianos”, este deber corresponde a los funcionarios, deben establecer
casas de trabajo forzoso, nadie deberá mendigar. (Foucault: 1974). En este
contexto surge Juan Luis Vives quien recomienda conocer en profundidad la
“vida de los miserables”.

La noción de cuestión social. Algunas definiciones vinculadas con la noción


de determinismo

James 0. Morris analizando la época que va desde 1880 hasta los años
1920, describe la “cuestión social” como una totalidad de: “… consecuencias
sociales, laborales e ideológicas de la industrialización y urbanización nacientes:
una nueva forma de trabajo dependiente del sistema de salarios, la aparición de
problemas cada vez más complejos pertinentes a vivienda obrera, atención médica y
salubridad; la constitución de organizaciones destinadas a defender los intereses de
la nueva “clase trabajadora”: huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques
armados entre los trabajadores y la policía o los militares, y cierta popularidad

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de las ideas extremistas, con una consiguiente influencia sobre los dirigentes de
los trabajadores” (Grez, 1995:9)

• La Iglesia Católica, desde la Encíclica Rerum Novarum de León XIII de


1891. El eje de la encíclica es la cuestión social, desde su definición y
se constituye en el fundamento de la primera expresión de la Doctrina
Social de la Iglesia.

En esta encíclica, se mencionan las características de la revolución industrial,


los cambios operados en las relaciones entre patrones y trabajadores; el
enriquecimiento de pocos y el empobrecimiento de muchos. En la época
de la primera industrialización occidental, la cuestión social se vinculó
desde esta esfera con los problemas de los obreros, especialmente con la
conflictividad entre capital y trabajo. La Doctrina Social de la Iglesia enfrenta,
dialécticamente, a las dos ideologías dominantes y alternativas entre sí: la
liberal, y la colectivista.

Otra corriente de opinión especialmente desarrollada dentro del Trabajo Social


brasileño, pone énfasis en que la cuestión social es producto de la contradicción
entre capital y trabajo. Haciendo hincapié en la sociedad burguesa, el tránsito
a la etapa monopólica de esta y la construcción de Políticas Sociales como
mecanismos de mediación y especialmente en la importancia de no tomar
el concepto de cuestión social en abstracto José Pablo Netto en su libro:
“Capitalismo monopólico y servicio social”, citando a Cerqueira Filho señala
que:“la cuestión social son las expresiones difusas y atomizadas del múltiple
y polifacético complejo de problemas que son congénitos a la sociedad burguesa
moderna. Son los problemas políticos, sociales, económicos expresados en el proceso
de constitución de la clase obrera. Se manifiestan en la cotidianidad de la vida
social” (1995:5).

Iamamoto y Carvalho plantean que la cuestión social refiere a: “las expresiones


del proceso de formación y desarrollo de la clase obrera y de su ingreso al escenario
político de la sociedad, exigiendo su reconocimiento como clase por parte del
empresariado y del Estado. Es la manifestación, en el cotidiano de la vida social,
de la contradicción entre el proletariado y la burguesía” (1983:77).

En Argentina, Estela Grassi se aproxima a la noción de cuestión social desde: “la


puesta en escena de esa falla estructural del capitalismo moderno cuya emergencia
expresada en el pauperismo , se ubica en el siglo XIX , cuando los conflictos toman
una forma que ya no pueden ser resueltos por la vieja filantropía” (2003:77).

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También, Margarita Rozas al colocar la atención en la intervención profesional


destaca la relevancia de la cuestión social para la profesión y señala que
esta se “construye a partir de las manifestaciones de la cuestión social y dichas
manifestaciones son las que configuran el campo problemático. La cuestión social
debe ser analizada como producto de la organización y funcionamiento de la sociedad
capitalista y la implicancia directa en la vida de los sujetos” (2001:238).

La comprensión de la cuestión social desde la noción de condicionantes


sociales.

Robert Castel (1997) define la cuestión social como: “una aporía fundamental
sobre la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar
el riesgo de su fractura” (1997:20).

Pierre Rosanvallon (1995) expresa que la noción de cuestión social del siglo
XIX se relacionaba con múltiples dificultades que surgían de la naciente
sociedad industrial. Relacionando los fenómenos actuales de la exclusión
social, este autor, plantea que se requieren nuevas categorías de análisis para
comprender la cuestión social donde esta se hace más compleja a partir de la
heterogeneidad de las diferentes expresiones del problema.

Este autor, plantea el concepto de “nueva cuestión social”, relacionándolo con


las dificultades de gestión de los instrumentos clásicos del estado de bienestar,
ligados a poblaciones homogéneas. Por otra parte, ante la crisis del Estado
de Bienestar, Rosanvallon propone una necesaria mirada a los mecanismos
de cohesión de la sociedad, dado que la crisis de estos es una expresión de la
“nueva cuestión social”. Poniendo el acento en la fractura social a partir de
múltiples causas de esta.

Juan Suriano, en el texto “La cuestión social en Argentina”, toma la definición de


James Morris, ya mencionada, pero le agrega diversos niveles de complejidad
…“para el caso argentino,… me parece relevante ampliarla e incluir dentro de la
cuestión social otros dos temas significativos; por un lado, los problemas suscitados
desde fines del siglo XIX en torno al género y relacionados centralmente con el
rol de la mujer en su carácter de trabajadora y/o madre; por otro, descentrado el
tema migratorio y obrero, la cuestión indígena, que tuvo su manifestación más
dramática al finalizar la campaña de 1880 cuando miles de indígenas fueron
exterminados y los que sobrevivieron sufrieron un proceso de desestructuración…

Para finalizar con la definición, merece aclararse que la cuestión social en un


concepto más abarcador y ajustado que cuestión obrera en tanto que este último
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remite específicamente a los problemas derivados de las relaciones laborales…


Sin embargo es importante remarcar que….aunque no fue la primera manifestación
de la cuestión social, el problema obrero está en el centro del debate y cruza
la mayoría de los problemas inherentes a la cuestión social; la pobreza, la
criminalidad, la prostitución, la enfermedad y las epidemias o el hacinamiento
habitacional” (2000: 38)

La cuestión social en América una forma de aproximación al problema

En América la cuestión social surge como producto de diferentes tensiones.


Una de ellas es la propia dispersión de culturas y civilizaciones que origina la
conquista, con la consecuente resistencia a estos nuevos signos del poder.

Como forma de respuesta a este avasallamiento, el asedio cultural del


colonizador, es respondido desde la tenacidad del colonizado como forma de
resistencia. Es allí donde se construyen nuevos signos de sociabilidad en la
búsqueda del lazo social perdido o avasallado. En otras palabras, la cuestión
social, como problema y como concepto llega a América de la mano de los
europeos, impuesta por la conquista.

Desde esta perspectiva, los inicios del orden capitalista en nuestro continente
son muy distintos a los europeos, faltan siglos para que se produzca la fase
fabril y mercantil del capitalismo. De allí que las leyes “universales” que
regulan a la sociedad capitalista, no se darán en forma mecánica en clave de
las relaciones capital- trabajo como ocurre en el contexto de la Revolución
Industrial europea. Por otra parte, la creación de la fuerza de trabajo en
América es una imposición del colonizador y no producto “evolutivo” que
llega desde el Medioevo.

Pero como toda imposición, esta creación de la fuerza de trabajo, implica


siglos de resistencia, de luchas y de diferentes formas de la opresión. En otras
palabras, la fuerza de trabajo, desde su propio devenir, en nuestro continente
es singular, está atravesada por la historia, ha generado movimientos
insospechados y, muchas veces incomprensibles para los observadores
europeos y también en los propios americanos.

En nuestro continente la “posesión privada de los medios de producción”


se impone por la mera fuerza de la conquista. No hay, por ejemplo, una
trasmutación del inca en gobernante capitalista, Pizarro se encargará de

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ocupar su lugar y exterminar la

Foto: Sandra De la Cruz.


estructura de gobierno, tomando de
esta, solo lo que le puede ser funcional
para su proyecto político, económico,
cultural y social.

En América, la separación entre


propietario y productor se construye
en forma diferente a Europa siglos
después de la conquista. Incluso
en los orígenes del Estado Nación
argentino la oligarquía terrateniente
es propietaria y productora, mientras
que la parte más “industrializada”
quedaba en manos de una nueva
metrópoli (Londres). Los obreros
que trabajaban la materia prima
argentina, curiosamente vivían en
Inglaterra.

Tampoco en América hubo una


absorción de artesanos a las fábricas.
Todo destino. Cartagena 2011.
Los primeros desarrollos industriales
nacionales en la Argentina, por ejemplo, fueron destruidos por el capital
británico luego de la batalla de Caseros en 1852. Argentina luego de esta
derrota, se constituye de esa manera en un país agrícola ganadero. El intento
de desarrollo industrial americano más poderoso y avanzado de esta región
en el siglo XIX (Paraguay), fue destruido en la Guerra de la Triple Alianza
donde Argentina, Brasil y Uruguay, fieles a las órdenes del coloniaje británico
obtuvieron para ese imperio las tierras que necesitaba para las plantaciones
de algodón, sencillamente, por una simple necesidad de territorios ya que
la guerra de secesión en los Estados Unidos hacía que el mercado británico
perdiera plantaciones y producción.

Los pocos artesanos que aún quedan en la generación del ochenta son excluidos
por su condición de gauchos, de mestizos, de orilleros, deberán permanecer
en el campo, donde serán explotados no como campesinos sino como peones
de estancia. Sus hijos recibirán la educación en las escuelas de Domingo F.
Sarmiento, donde se les enseñará a despreciar a sus padres por bárbaros.

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De este modo la creación de la fuerza de trabajo en América es singular,


diferenciada en una gran cantidad de aspectos de la europea.

Lo mismo ocurre con la cuestión social donde su génesis se vincula con el


propio origen de la patria, de la nacionalidad. En definitiva, en la génesis de
las primeras luchas por recuperar la integración perdida.

América, conquista y cuestión social

Los inicios de la cuestión social en nuestro continente se vinculan con


los efectos de la conquista en el marco de una modernidad naciente. Los
problemas sociales que surgen como consecuencia de esta están estrechamente
relacionados con la fragmentación de las sociedades conformadas por las
culturas originarias. Allí la diversidad, lo diferente, trocó en desigualdad.
Esa desigualdad es producto de factores económicos, políticos, culturales y
sociales. No implica ni capital ni trabajo (tal como se expresaron en Europa),
sencillamente: depredación, saqueo y desencuentro entre unos y otros. De
allí que la cuestión social se manifieste en América a partir de una hecatombe
demográfica, de la que el continente tardará más de tres siglos en recuperarse,
con el consecuente empobrecimiento, y disgregación producto de diferentes
formas de explotación y violencia.

Se moría y aún se muere, de hambre en nuestro continente. Enfermedades,


masacre de poblaciones, hambre, miseria, estigmatización, son algunos
efectos de la cuestión social en América, donde las primeras victorias de los
colonizadores, no solo se expresan en lo militar, sino en la ruptura del lazo
social de los dominados. Mientras que el producto económico del saqueo y
la expoliación de América, sirvieron para financiar la Revolución Industrial y
porque no, a la misma clase intelectual que se oponía a esta, pero muy poco
miraba nuestro continente.

Desde esta perspectiva, la cuestión social americana es una expresión del


colonialismo europeo que comienza a constituirse en cuestión nacional, a
partir de naciones, culturas y civilizaciones agredidas, desvinculadas de sus
tradiciones, de sus formas de producción, de su sabiduría y de su historia.

La cuestión social americana, también abarcará en poco tiempo a muchos


españoles y mestizos quienes son segregados y puestos en el lugar de la
barbarie junto con los aborígenes, por el solo hecho de no pertenecer a
la forma de sociedad que se estaba construyendo en América. Luego, las

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guerras de la Independencia, como expresión de la construcción de nuestras


naciones en un juego de pujas económicas, políticas, sociales y culturales,
fueron construyendo nuestra nacionalidad, pero desde allí también se generó
otra forma de cuestión social, donde la problemática de la integración de los
territorios que se iban liberando de España implicó mas y nuevos problemas
sociales.

Nuestros pueblos desde la historia, lucharon por su integración, participaron


de contiendas donde las formas de construcción de lo que más tarde fue la
sociedad tuvo derrotas y victorias. De allí que la cuestión social se relacione
con la génesis de los movimientos nacionales, donde, desde cada expresión de
estos se proponían formas de integración, y especialmente resolución de las
diferentes formas de la desigualdad. La Independencia traía consigo misma
una promesa de una vida mejor, un nuevo contrato social una resolución al
fin de los problemas sociales.

Bibliografía

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Buenos Aires.

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