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CAPM Mascareñas PDF
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ISSN: 1988-1878
Gestión de Carteras II: Modelo de Valoración de Activos
- La cartera de mercado, 2
- La Línea del Mercado de Capitales (CML), 5
- La Línea del Mercado de Títulos (SML), 8
- El modelo de mercado: riesgos sistemático y específico, 11
- La estimación de la beta, 14
- Las implicaciones del CAPM, 19
- La polémica sobre la validez del CAPM, 20
- La Teoría de Valoración por Arbitraje (APT), 21
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Monografías de Juan Mascareñas sobre Finanzas Corporativas
ISSN: 1988-1878
Gestión de Carteras II: Modelo de Valoración de Activos
1. La cartera de mercado
En el modelo de selección de carteras de Harry Markowitz1 todos los activos que in-
tegraban las carteras eficientes eran acciones, esto es, activos con riesgo. Además,
si tuviésemos dos inversores A y B cada uno con una cartera eficiente no podríamos
saber quién tiene la mejor cartera, porque ambas son similares (al inversor A le
gustaría la suya y a B le pasaría lo mismo pero, objetivamente, no podríamos saber
cuál es mejor).
Supongamos ahora, que los inversores pueden colocar su dinero en activos
financieros libres de riesgo2 como, por ejemplo, en Bonos del Tesoro. Esto introdu-
ce un elemento distorsionante en nuestra teoría, puesto que nuestros inversores A
y B podrán destinar parte de su presupuesto a invertirlo en dicho activo sin riesgo,
manteniendo el resto en sus carteras óptimas respectivas. De tal manera que el
rendimiento esperado (EP) y el riesgo (σP) de la nueva cartera del inversor A, será:
EP = (1-X) Rf + X EA
σP = X σA
donde X indica la parte del presupuesto invertida en la cartera A y (1-X) la parte in-
vertida en títulos sin riesgo (con un rendimiento de Rf); EA y σA muestran, respec-
tivamente, el rendimiento y riesgo esperados de la cartera A. En la figura 1, se
muestran las líneas RfA y RfB, representativas de las posibles combinaciones entre
las dos carteras óptimas y el activo libre de riesgo.
El inversor B, que no estaba muy de acuerdo con el riesgo que le proporcio-
naba su cartera, decide invertir una parte de su presupuesto en Bonos del Tesoro y
el resto lo deja en su cartera B. El resultado es la cartera denominada B´ (fig.1).
Esta cartera tiene el mismo riesgo que la cartera del inversor A pero da un mayor
rendimiento esperado, como se puede apreciar fácilmente en la figura. Antes de la
introducción del activo sin riesgo A y B eran semejantes, ahora ya no. El inversor A
observa como B, corriendo el mismo riesgo que él, consigue un mayor rendimiento
esperado. Así que al introducir la posibilidad de invertir en títulos sin riesgo, desde
un punto de vista objetivo, la cartera B, formada por activos con riesgo, es preferi-
ble a la cartera A, que también está formada por activos con riesgo.
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Ahora bien en la frontera eficiente no sólo están las carteras A y B, sino que
hay muchas más. Todas ellas son semejantes, desde un punto de vista objetivo, si
no se introduce la posibilidad de invertir en activos sin riesgo. Pero cuando esto úl-
timo ocurre, la historia cambia y unas carteras son mejores que otras al ser com-
binadas con dicho activo. Es fácil ver, en la figura 1, que la combinación RfB está
por encima de la combinación RfA, lo que hace preferible a la cartera B. Pero hay
carteras que al combinarse con Rf son preferibles a B, porque dicha combinación
está por encima de RfB. Y, de hecho, hay una cartera formada por títulos con riesgo
que al combinarse con el activo sin riesgo proporciona la mejor combinación posi-
ble, la RfM (véase la figura 2), donde M es el punto de tangencia con la frontera efi-
ciente.
Fig.2
3 Los supuestos básicos para que esto se cumpla son: Los inversores son diversificadores eficientes, el dinero puede
invertirse o pedirse prestado al tipo de interés libre de riesgo, los inversores tienen expectativas homogéneas, no
hay impuestos ni costes de transacción, y el mercado de capitales se encuentra en equilibrio.
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obtener un mayor rendimiento del proporcionado por la propia cartera M?, pues que
pedirán prestado dinero al tipo de interés libre de riesgo Rf. Así que, todos los in-
versores saben que hay que invertir en la recta RfMZ y cada uno de ellos elegirá su
combinación óptima sobre la misma, tal y como puede verse en la figura 3.
Fig.3
4 Tobin, James (1958): “Liquidity Preference as Behaviour Towards Risk”, Review of Economic Studies 25, nº2,
Febrero, pp.: 65-86
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Ep = Rf + r σp
EM = Rf + r σM
EM - Rf
r=
σM
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EM - R f
Ep = Rf + σp
σM
Otra forma de llegar a la misma ecuación reside en la idea de que los inver-
sores combinan la cartera de mercado, M, con préstamos o endeudamientos al tipo
de interés libre de riesgo (Rf). Luego el rendimiento esperado de dicha combinación
será:
Ep = (1 - X) Rf + X EM = Rf + [EM - Rf] X
σp = X σM
EM - R f
Ep = Rf + σp
σM
La teoría del mercado de capitales se refiere a las ideas de la gente sobre las
oportunidades existentes, por lo tanto, son estimaciones realizadas "a priori"; por
dicha razón los resultados reales diferirán de los predichos. La cartera de mercado
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Por convenio, el riesgo de una cartera se mide por la desviación típica de su renta-
bilidad. En el equilibrio se da una relación simple entre la rentabilidad esperada y el
riesgo de las carteras eficientes. Pero dicha relación no se cumple con las carteras
ineficientes ni con los títulos aislados. Habrá, pues que encontrar alguna otra medi-
da del riesgo.
La figura 7 muestra una situación típica de equilibrio donde el punto Z repre-
senta un título aislado, que se sitúa por debajo de la CML al ser la inversión en un
titulo ineficiente. Supongamos que repartimos nuestra inversión entre la cartera de
mercado, M, y el título con riesgo Z. El rendimiento esperado y el riesgo de esta
combinación serán:
EP = X EZ + (1-X) EM
Cuanto más próximo esté el valor X a la unidad más cerca nos encontrare-
mos del punto Z y cuanto más próximo a cero más invertiremos en la cartera de
mercado. A continuación vamos a calcular el valor de la pendiente de la curva MZ
en el punto M, puesto que presenta un interés especial. Comenzaremos calculando
la desviación típica de la combinación anterior:
δEP/δX = EZ - EM
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Fig.7
∂E p ∂E p / ∂X [E z - E M ]σ p
= =
∂σ p ∂σ p / ∂X [ ]
X σ Z2 + σ M2 - 2σ ZM + σ ZM - σ M2
∂E p
=
[E z - E M ]σ M
∂σ p σ ZM - σ M2
[E z - E M ]σ M =
EM - Rf
σ ZM - σ 2
M σM
EM - Rf
Ez = Rf + σ ZM
σ M2
5 Sharpe, William (1964): “Capital Asset Prices: A Theory of Market Equilibrium under Conditions of Risk”. Journal of
Finance 19, nº 3, septiembre, pp.: 425-442
6 Lintner, John (1965): “The Valuation of Risk Assets and the Selection of Risky Investments in Stock Portfolios and
Capital Budgets”, Review of Economics and Statistics 47, nº1, febrero, pp:13-37.
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Ei = Rf + [EM - Rf] ßi
EP = Rf + [EM - Rf] ßp
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Al disponer de la SML tenemos una herramienta capital que nos permite ob-
tener el rendimiento esperado de un activo financiero (título individual o cartera de
valores) en función de su riesgo sistemático.
Así, por ejemplo, si la ßeta de Repsol fuese del 1,25 y la prima de riesgo del
mercado de valores de Madrid (EM - Rf) es del 5%, sabemos que si el tipo de inte-
rés sin riesgo es del 4%, el rendimiento anual esperado de las acciones de Repsol
es del: 4% + 5% x 1,25 = 10,25%.
Ri = αi + ßi x RM + εi
donde Ri y RM son los rendimientos del título i y del mercado, los cuales son conoci-
dos puesto que se calculan "a posteriori" a través de las expresiones:
donde Pit es el precio en el momento t; Dit son los dividendos y cualquier otro flujo
de caja que se reciba durante el período; y Pit-1 es el precio en el momento inme-
diato anterior, lo mismo ocurre con It que es el valor de un índice bursátil en el mo-
mento t e Ii-1 que es su valor en el momento anterior.
Una vez calculados los rendimientos del título y del mercado tendremos un
par de series de valores representativas de cada uno de ellos, a través de las cuales
7 La diferencia entre ambos radica en que en el modelo diagonal se utiliza como variable exógena o independiente el
valor de un índice significativo, mientras que en el modelo de mercado éste se sustituye por su variación relativa, es
decir, por su rendimiento. Véase Mascareñas, Juan (2007): “Gestión de Carteras I: Selección de Carteras”.
http://www.ucm.es/info/jmas/load.htm
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calcularemos una regresión lineal mínimo cuadrática (ver figura 9 y el epígrafe 5). Y
de ella extraeremos los valores de alfa y beta. A la recta de regresión se la conoce
como línea característica del título.
Alfa indica el rendimiento promedio del título cuando el rendimiento del mer-
cado es nulo (esto es cuando el mercado no se mueve ni al alza ni a la baja). Mien-
tras que ßeta indica la volatilidad del rendimiento del título con respecto a una va-
riación del rendimiento del mercado, de ahí su nombre de coeficiente de volatilidad.
Por otra parte, εi es el error que indica la perturbación aleatoria equilibradora del
modelo estadístico.
Una vez que disponemos de los valores de alfa y de beta, podemos calcular
el rendimiento esperado de un título para un período de tiempo futuro. Para ello
aplicaremos la siguiente expresión8:
Ei = αi + ßi x EM
βi = σiM / σ2M
αi = Ei - ßi x EM
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Como usted bien sabe, cada vez que hablamos de rendimiento esperado de-
bemos referirnos al riesgo que lleva implícita dicha esperanza. La expresión del
riesgo es la siguiente:
Ei = Rf + [EM - Rf] ßi
y vea como la ßeta es la variable independiente del modelo, todo depende de ella,
y ella es la base del riesgo sistemático (ß2i x σ2M), puesto que la varianza del ren-
dimiento del mercado (σ2M) es igual para todos los activos que coticen en el mer-
cado, pero no así la ßeta.
Todo lo dicho hasta ahora para títulos aislados sirve exactamente para las
carteras de valores sin más que sustituir en las ecuaciones de la SML y de la línea
característica del título, los parámetros alfa y beta de una acción por los de una
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cartera. Para ello basta recordar que, como ya comentamos anteriormente, la beta
(alfa) de una cartera es igual a la media ponderada de las betas (alfas) de los títu-
los que la componen9.
Así que si tenemos una cartera eficiente estaremos seguros de que no tiene
riesgo específico sino sólo sistemático. De tal manera que si queremos cubrirnos del
riesgo de una cartera eficiente sólo nos concentraremos en cubrir su riesgo siste-
mático. Esto podrá hacerse con los instrumentos financieros del tipo de las opcio-
nes, futuros, swaps, etc.
5. La estimación de la beta
1º. Se determinan los rendimientos periódicos del activo y del índice. El rendi-
miento se calcula dividiendo el valor del activo, o del índice, entre su valor
la fecha inmediata anterior (el día antes, el mes antes, etcétera) y al resul-
tado se le extrae su logaritmo natural: Ln(Preciot / Preciot-1). Donde pone
Preciot se incluye no sólo su valor de mercado sino los dividendos reparti-
dos en esa fecha. Así, por ejemplo, Ln(19/17) = 0,111
2º. Se determina el rendimiento medio del activo (Ep = 0,048) y del índice (EM
= 0,022)
3º. Se calcula el valor de la varianza de los rendimientos del activo (σ2p) y del
índice (σ2M). Así como la covarianza entre ambos. Esta última se obtiene
para cada período t de la siguiente forma:
(Rpt - Ep)( RMt – EM), por ejemplo, (0,111-0,048)(0,123-0,022) = 0,006
Y luego se calcula la media aritmética de los productos para obtener σpM =
0,019
4º. El coeficiente beta se obtiene dividiendo la covarianza (σpM) entre la va-
rianza del rendimiento del mercado (σ2M): βp = σpM/σ2M = 0,019 / 0,012 =
1,537
5º. El coeficiente alfa se obtiene restando del rendimiento medio del activo
(Ep) el producto de multiplicar la beta por el rendimiento medio del merca-
do (EM):
αp = Ep - βp EM = 0,048 – (1,537 x 0,022) = 0,014
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0,30
Rp
0,20
0,10
0,00
-0,20 -0,15 -0,10 -0,05 0,00 0,05 0,10 0,15 RM 0,20
-0,10
-0,20
-0,30
-0,40
Ep = 0,014 + 1,537 EM
Ejemplo: A continuación se muestran los datos principales del cálculo de las ecua-
ciones de las líneas características para Endesa y Gas natural durante el periodo
que la primera estuvo sometida a la OPA lanzada por la gasista (5-sept-2005 hasta
10 Este tipo de cálculo se realiza mediante un software estadístico en el que además de los coeficientes alfa y beta, se
suministran otras variables que son muy útiles. Por ejemplo, el coeficiente de determinación, que indica hasta qué
punto la volatilidad de la cartera depende de la volatilidad del mercado; o la propia volatilidad de la beta, puesto que el
valor obtenido para ésta es un valor medio sujeto, por tanto, a una variación.
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END IGBM GN
9,00%
7,00%
5,00%
3,00%
1,00%
-3,00%
Endesa
Por otro lado, en cuanto a Gas Natural, su alfa es aún más pequeña y su be-
ta es casi idéntica a la del mercado. También su riesgo específico es mayor que el
sistemático (lógico, por otra parte) lo que viene corroborado por su coeficiente de
determinación, que es pequeño aunque no tanto como el de Endesa.
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9,00%
7,00%
5,00%
3,00%
1,00%
-3,00%
Gas Natural
σ2p = [(0,8461 Xend + 0,994 Xgn)2 x 0,764%2] + [1,231%2 Xend2 + 1,02%2 Xgn2]
0,3%
GN
0,2%
0,2%
0,1%
END
0,1%
0,0%
1,00% 1,05% 1,10% 1,15% 1,20% 1,25% 1,30% 1,35% 1,40% 1,45%
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Beta ajustada = Beta histórica x (2/3) + Beta del sector o mercado x (1/3)
El CAPM tiene una serie de importantes implicaciones entre las que destacaremos
las siguientes14.
Fig. 11
14 PEROLD, André (2004): “The Capital Asset Pricing Model”. Journal of Economic Perspectives, vol 18 nº3, verano pp.:
3-24
15 Riesgo sistemático = β σ = σ iσ M ρ iM =σ ρ
i M σM i iM
σ M2
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Utilizando las mismas palabras de Fama y French16, la atracción del CAPM es que
ofrece predicciones poderosas e intuitivamente favorables sobre cómo medir el
riesgo y sobre la relación entre éste y el rendimiento esperado. Por desgracia, el
historial empírico del modelo es pobre, tanto como para poder invalidar bastantes
de sus aplicaciones prácticas. Los problemas empíricos del CAPM pueden reflejar
fallos teóricos, resultado de los múltiples supuestos simplificadores, pero también
pueden ser debidos a las grandes dificultades en implantar test válidos del propio
modelo. Por ejemplo, el CAPM dice que el riesgo de un activo debería medirse con
relación a una “cartera de mercado” que debe incluir no sólo los activos financieros
negociados sino también los bienes de consumo durables, los bienes raíces y el
capital humano. Incluso, si nos limitamos sólo a los activos financieros, ¿la cartera
de mercado debería incluir sólo las acciones negociadas en una bolsa determinada?
O ¿deberíamos incluir también los bonos u otros activos financieros negociados en
el mundo?. En cualquier caso los fallos de las pruebas empíricas del modelo llevan a
señalar que la mayoría de las aplicaciones del modelo no son válidas.
El CAPM es triunfo teórico y un desastre empírico. Desde 1980 varios estu-
dios han demostrado las debilidades de la beta a la hora de predecir el rendimiento
esperado de un título o cartera. Así variables como el tamaño de las compañías, la
relación entre el precio de mercado y el valor contable, y el momento idóneo para
realizar la compra del título explican igual o mejor el rendimiento esperado del títu-
lo que el propio CAPM.
Por ejemplo, el estudio llevado a cabo por Eugene Fama y Kenneth French17
de la Universidad de Chicago en 1992. En su estudio encontraron que los rendi-
mientos de los títulos se relacionan inversamente con el tamaño de una empresa
medido éste a través de su capitalización bursátil y con el ratio "valor de mercado /
valor contable". Ambas relaciones explican el rendimiento financiero de los títulos
mejor que la propia beta. Es decir, que si disponemos de una tabla donde aparezca
el tamaño, la relación valor de mercado - valor contable y las primas de riesgo con
respecto a ambos valores, podemos estimar de una forma rápida y más fiable el
valor del rendimiento mínimo exigido a las acciones de una empresa.
Todo esto parece indicar que la aplicación práctica del CAPM es bastante inú-
til. Por ejemplo, los libros de finanzas suelen recomendar la utilización del CAPM pa-
16 Fama, Eugene, y French, Kenneth (2004): “The Capital Asset Pricing Model: Theory and Evidence”. Journal of
Economic Perspectives, vol 18 nº3, verano pp.: 25-46. Una parte sustancial de este apartado se basa en este trabajo.
17 Fama, Eugene, y French, Kenneth (1992): "The Cross-Section of Expected Stock Returns". The Journal of Finance
47, nº2 (junio). Pp.: 427-465.
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Al igual que el CAPM, la teoría de valoración por arbitraje (APT o arbitrage pricing
model)21 es un modelo de equilibrio acerca de cómo se determinan los precios de
los activos financieros. Esta teoría desarrollada originalmente por Stephen Ross se
basa en la idea de que en un mercado financiero competitivo el arbitraje22 asegura-
rá que los activos sin riesgo proporcionen el mismo rendimiento esperado. El mode-
18 Friend y Blume (1970): "Measurement of Portfolio Performance under Uncertainty." American Economic Review.
60:4, pp. 607-36.
19 Por ejemplo, cuando se estima la prima de riesgo del mercado se obtiene un valor medio, pongamos un 5,1% anual,
pero esta media lleva incorporada una desviación típica, por ejemplo del 1,6%. Esto significa que el rango de la media
+/- dos veces la desviación típica va desde un valor de la prima del 1,9% hasta uno del 8,3%. Así que si tenemos un
tipo de interés sin riesgo del 4% y una beta igual a la unidad, el rendimiento esperado de ese activo estará comprendi-
do entre el 5,9% y el 12,3%.
20 Ivo Welch (2006): A First Course in Corporate Finance. http://welch.econ.brown.edu/book/
21 Ross, Stephen (1976): “The Arbitrage Theory of Capital Asset Pricing” Journal of Economic Theory 13, nº3,
diciembre pp: 341-360
22 Recuérdese que arbitraje es la operación consistente en comprar un activo determinado en el mercado en que se
encuentre más barato y simultáneamente venderlo en el más caro. Con ello se consigue un beneficio sin riesgo.
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lo se basa en la idea de que los precios de los activos se ajustan conforme los in-
versores construyen carteras de valores que persiguen la consecución de beneficios
de arbitraje. Cuando ya no existan dichas oportunidades se alcanzará el equilibrio
en los precios de los activos financieros.
Según esta teoría la rentabilidad de cada acción depende por un lado de las
influencias exógenas de una serie de factores macroeconómicos y, por otro, de una
serie de perturbaciones específicas de cada compañía en particular. Así, para cada
acción hay dos fuentes de riesgo. La primera es la que proviene de los efectos ma-
croeconómicos que no pueden ser eliminados mediante la diversificación. La segun-
da es que el riesgo proviene de posibles sucesos que son específicos de cada em-
presa; éste tipo de riesgo es eliminable a través de la diversificación. De esta ma-
nera, la prima por el riesgo esperado de una acción es afectada por el riesgo ma-
croeconómico y no por el riesgo específico.
El modelo no dice cuáles son esos factores macroeconómicos o por qué son
económicamente relevantes sino que sólo señala que hay una relación entre ellos y
los rendimientos de los activos financieros. En todo caso los cinco factores más co-
múnmente utilizados son:
La APT manifiesta que la prima por el riesgo esperado (ke - Rf) de una ac-
ción debe depender de la prima por el riesgo asociada con cada factor macroeconó-
mico en particular y la sensibilidad de la rentabilidad del activo en relación a cada
factor (ßi). O expresado de otra manera, el rendimiento esperado de un título
cualquiera (ke) es igual a:
donde Rf es el rendimiento del activo sin riesgo y las λi muestran las primas de
riesgo asociadas con cada factor en particular (λi = Ei - Rf). La APT tendrá una uti-
lidad para el inversor siempre que éste pueda: a) identificar un número razonable
de factores macroeconómicos, b) medir la prima de riesgo esperada en cada factor
y c) medir la sensibilidad del rendimiento del activo con relación a cada factor. Una
vez definidos los factores pasaríamos a calcular un modelo de regresión multiva-
riante a través del que obtendríamos las betas de cada factor. Calculadas éstas po-
dríamos obtener el valor del rendimiento esperado de cada acción, es decir, su cos-
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te de oportunidad del capital (al que habría que añadirle si fuesen necesarios los
costes de emisión de dichas acciones).
Ejemplo: Supongamos que los parámetros del modelo APM para una empresa
determinada son λ1= 2,75%; λ2= 0,75%; λ3= 3,05% y el tipo de interés sin riesgo
es del 3,5%. Las correspondientes betas son, respectivamente, 1,20; 0,9; 1,15. Por
tanto, el coste de las acciones ordinarias es igual a:
Los supuestos de este modelo son más generales que los del CAPM (no hay
supuestos sobre las preferencias del inversor y son mínimos los referentes a las
distribuciones de probabilidad) y sus conclusiones son menos específicas porque
tanto el número de factores como su naturaleza no están especificados (ni siquiera
se sabe qué factores serán valorados en el equilibrio). El CAPM puede ser visto co-
mo un caso particular de la APT; el CAPM dice que uno de los factores es la cartera
de mercado y es el único que es valorado. Este es un resultado directo del teorema
de la separación: todos los inversores, sin tener en cuenta sus diferencias, dividen
su riqueza entre dos tipos de fondos, uno sin riesgo y el otro es la cartera de mer-
cado.
Las betas de la APT dependen de las mismas variables que la del CAPM: tipo
de negocio y apalancamientos operativo y financiero (incluso, en éste caso, las ex-
presiones de las betas factoriales apalancadas son las mismas que vimos en el
apartado anterior).
Bibliografía
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