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Psicologia Conductual, Vol. 2, N° 2, 1994, pp. 149-164 PSICOANALISIS Y TERAPIA DE CONDUCTA: EL ERROR FREUDIANO Hans J. Eysenck' University of London Resumen EI curioso caso de la adiccién a las teorias y practicas freudianas que sufria la mayoria de los psiquiatras, psicélogos y filésofos se ha terminado. Muchos de ellos ya han descubierto que el psicoandlisis como método de tratamiento simple- mente no funciona y no es superior a la falta de tratamiento —el ultimo meta analisis sobre 19 estudios que comparaban el tratamiento psicoanalitico con la au- sencia de tratamiento no encontré diferencias en los resultados. Las teorias freudianas se han sometido a pruebas experimentales y se han encontrado mu- chas deficiencias; la gran mayoria de los estudios han dado resultados negativos y aquellos que han obtenido resultados positivos estan sujetos a fuertes criticas. Se ha encontrado que las propias explicaciones de Freud sobre sus esfuerzos tera- péuticos y la historia de su vida son poco fiables, poco seguras y carentes de ver- dad. Se esta reconociendo cada vez mas ampliamente que Freud hizo retroceder a la psicologia y a la psiquiatria unos 50 ajios y evit6 el desarrollo de teorias y mé- todos de tratamiento considerados cientificos. Muy pocas veces en la historia de la ciencia un hombre, aclamado como un genio, ha hecho tanto dafto a la disci- plina en la que trabajé Pavasras Clave Psicoandlisis, terapia de conducta, el error freudiano Abstract The curious case of addiction to Freudian theories and practices which af- flicted the great majority of psychiatrists, psychologists and philosophers is over. Most have by now discovered that psychoanalysis as a method of treat- ment simply does not work, and is not superior to no treatment at all — the latest meta-analysis of 19 studies comparing psychoanalytic treatment with no treatment at all found no difference in outcome. Freudian theories have been tested experimentally and found wanting, the great majority of studies have come out negatively, and those with positive outcomes are subject to dama- Correspondencia Hans J. Eysenck, Institute of Psychiatry, University of London, De Crespigny Park, Denmark Hill, London SES BAF (United Kingdom) Articulo onginal. Traducido y adaptado del inglés por V E Caballo 150 EYSENCK ging criticism. Freud's own accounts of his therapeutic efforts and of his life history, have been found to be untrustworthy, unreliable and lacking in truth- fulness. tt is becoming widely recognized that he set back psychology and psy- chiatry some 50 years, and prevented the growth of properly scientific theories and methods of treatment. Seldom in the history of science has one man, hai- led as a genius, done so much harm to the discipline in which he worked Key Woros: Psychoanalysis, behavior therapy, the Freudian error Introduccion Para el hombre de la calle, Freud es el mayor psicélogo de todos los tiempos y, probablemente, el tnico de! que ha oido hablar, con la posible excepcion de Jung. Para ese hombre, el psicoandlisis parece ser el Unico método de psicoterapia que funciona — el «estandar de oro» del tratamiento psicolégico. Sin embargo, mu chos importantes psicdlogos y psiquiatras no comparten este entusiamo. Una en- cuesta realizada entre 227 cientificos distinguidos indicaba que el 96% de ellos pensaba que el psicoandlisis tradicional se utilizaria menos o apenas se emplearia hacia el afio 2000. Estaban de acuerdo en que el psicoandlisis no es realmente aplicable a las causas principales y mas graves de la enfermedad mental (McGui- gan, 1994, p. 520). El autor sigue diciendo que «aunque la influencia de Freud es inestimable, su método de psicoanalisis probablemente frend el progreso de la psi- cologia durante medio siglo debido a su ineficacia. Su «cura por medio de la pala- bra, que inicio la psicoterapia contempordnea, actualmente parece totalmente de- sacreditada» (p. 521). Y el ganador del premio Nobel, Peter Medawar (1972), dijo «Considerado en su totalidad, el psicoanilisis esta acabado. Ademas, es un pro- ducto obsoleto, como un dinosauro © un zepelin; ninguna teorla mejor se podra construir nunca sobre sus ruinas, que permaneceran para siempre como uno de los més tristes y mas extrafios hitos de la historia del pensamiento del siglo x» (p. 68). La comunidad cientifica envia hoy dia a Freud y a sus teorlas al cubo de la ba- sura; sélo le presta atencion el puiblico ignorante y los escritores avidos de utilizar el circo freudiano de los «id» y los «ego», de los complejos de Edipo y de Electra, de censores y represiones, de Eros y Tanatos, ahora que las deidades griegas y ro- manas y los héroes legendarios ya no son familiares para el gran pUblico con una educacién muy incompleta. Hay, por supuesto, muchos otros criticos cuyos traba- jos deberia consultar cualquiera que no se convenza con este articulo, incluido mi libro Decadencia y caida del imperio freudiano [Decline and Fall of the Freudian Empire] (1985). Entre ellos se encuentran Dryden y Feltham (1992), Edelson (1988), Escheurveder (1984), Gruenbaum (1984), Jurjovich (1974), La Pierre (1961), Princkney y Princkney (1968), Pohlen y Bantz-Holtsherr (1991), Prokop, Prokop y Prokop (1990), Rachman (1963), Rillaer (1980), Zimmer (1986) y Zwang (1985). Muchos de estos criticos empezaron como psicoanalistas practicantes, pero encontraron que lo que hacian era contraproducente. ¢Qué es lo que ha funcio- nado mal? El psicoandlisis y fa terapia de conducta 151 Las explicaciones de Freud no son de fiar Los historiadores han comprobado la total falta de fiabilidad de la propia auto- biografia de Freud, o de la de sus discfpulos, como Ernest Jones, que escribid una biografia de tres volmenes sobre Freud. Consideremos como fueron recibidas realmente las primeras ideas de Freud incorporadas a sus escritos iniciales. Ernest Jones, el bidgrafo oficial de Freud, nos dice que los descubrimientos mas creativos de Freud fueron «simplemente ignorados», que, dieciocho meses después de su publicacién, La interpretacién de los suefos todavia no habia sido revisada por una revista cientifica, y que solo aparecieron cinco revisiones de este trabajo clasico, tres de las cuales eran claramente desfavorables. Jones concluye que «raras veces un li- bro [tan] importante ha tenido tan poco eco». Este autor sigue diciendo que mien- tras que La interpretacién de los suefios ha sido tachada de fantastica y ridicula, Tres ensayos sobre teoria sexual, en donde Freud cuestionaba la inocencia sexual de la infancia, era considerado escandalosamente perverso, «Freud era un hombre con una mente obscena y depravada [...] este ataque a la inocencia primitiva de la infancia fue imperdonable» Freud mismo, en su autobiografia, intento dar una impresion similar. «Durante més de diez afios después de mi separacién de Breuer no tuve seguidores. Estuve totalmente aislado. En Viena era evitado; en el extranjero no habla ninguna noticia de mi. La interpretacién de los suerios, publicada en 1900, fue revisada en raras ocasiones en revistas técnicas». Y nos sigue diciendo: «Fui una persona que per- turbo el suefio del mundol...] No podia contar con objetividad y tolerancia» Todo esto esta en linea con el hermoso mito del aislamiento del héroe en el co- mienzo de su viaje, pero una mirada a los datos historicos reales nos mostraré que la recepcion inicial de las teorias de Freud fue muy diferente de esta explicacion tradicional. La interpretacién de los suefios fue revisada en, por lo menos, once re- vistas, incluyendo siete de los campos especificos de la filosofia y la teologia, la psicologia, la neuropsiquiatria, la investigacion psiquica y la antropologia. Estas re- visiones eran descripciones individualizadas, no simples noticias de rutina, y juntas sumaban més de 7.500 palabras. Aparecieron alrededor de un afio después de la publicaci6n del libro, algo que es mas rapido de lo que suele ser habitual. Para el ensayo Sobre los suefios se han encontrado diecinueve revisiones, que aparecieron en revistas médicas y psiquiatricas, jcon un total de 9.500 palabras y en un inter- valo medio de ocho meses! Como sefialan Bry y Rifkin, que fueron los que llevaron a cabo la investigacion en la que se basan estos hallazgos: «Parece que los libros de Freud sobre los suefios fueron amplia y répidamente revisados en reconocidas revistas, incluyendo las mas importantes de sus respectivos campos. Ademés, los editores de biograffas internacionales en psicologia y filosofia seleccionaron los li- bros de Freud sobre los suefios para ser incluidos en ella [...] Aproximadamente a final de 1901, la contribucién de Freud se habia presentado en los circulos médi- cos, psiquiatricos, psicolégicos y aquellos con una elevada educacién, a escala in- ternacional [...] Algunas de las revisiones eran muy competentes, varias las escri- bieron autores con importantes investigaciones sobre el tema, pero todas eras respetuosas. Las criticas aparecen después de un resumen imparcial de los princi- pales contenidos del libro» 152 EYSENCK De este modo, los dos libros de Freud sobre los suefios recibieron, por lo me- nos, treinta revisiones distintas sumando un total de 17.000 palabras. Se puede ob- servar el contraste entre los hechos y lo que cuentan sobre este periodo Freud, Jo- nes y los bidgrafos de Freud en general. Tampoco serla cierto decir que estas revisiones eran totalmente hostiles a la nueva teoria de Freud sobre los suefios. La primera que aparecié describe su libro como una obra que «hace época» y el psi- quiatra Paul Naecke, que tenia reputacion internacional en el campo y habia revi- sado muchos libros del mundo de habla alemana, dijo que La interpretacién de los suefios era «lo mas profundo que la psicologia de los suenos habia producido hasta este momento [...] en su totalidad el trabajo esta construido como un todo unifi- cado y desarrollado con ingenio» Es interesante considerar la revision escrita por el psicdlogo William Stern, que Jones habia descrito, junto con algunos otros, como «casi tan aniquilante como el silencio». Esto es lo que Stern dijo realmente: «Lo que parece ser valido sobre todo es el empefio [del autor] de no limitarse, en la explicacién de la vida de los suefos, a la esfera de la imaginaci6n, al juego de las asociaciones, las fantasias y las relacio- nes somaticas, sino que sefiala fos numerosos hilos, tan poco conacidos, que con- ducen al mundo més nuclear de los afectos y que quizés hagan comprensible la formacién y seleccién del material de la imaginacidn. Igualmente, en otros aspec- tos, el libro contiene muchos detalles de alto valor estimulante, excelentes observa- ciones y perspectivas tedricas, pero sobre todo [contiene] un material extraordina- riamente rico sobre suefos descritos con mucha exactitud, algo que tiene que ser muy bien recibido por los estudiosos de esta area» ZEs aniquilante? @Qué sucedié con los Tres ensayos sobre teoria sexual? Fue bien recibido, también, por el mundo cientifico y tuvo al menos diez revisiones que, aunque no sin criticas, dieron la bienvenida a la contribucion de Freud. Considere- mos lo que decia Paul Naecke: «El revisor no conace otro trabajo que trate proble- mas sexuales importantes de manera tan breve, tan ingeniosa y tan brillante. Para el lector e incluso para el experto, se le abren horizontes totalmente nuevos, y los padres y los maestros reciben nuevas ensefanzas para la comprensi6n de la sexuali~ dad de los nifios [...] cierto es que el autor generaliza demasiado sus tesis [...] lo mismo que todos amamos especialmente a nuestros propios hijos, asi el autor ama a sus teorias. Incluso si no somos capaces de seguirle en éste y en otros muchos as- pectos, no le resta valor al todo [...] el lector por si mismo puede formarse una idea correcta de la enorme riqueza de los contenidos. ;Pocas publicaciones merecerdn el dinero que se gasta en ellas como ésta!» (Cursivas de Naecke). Y oto sexdlago muy conocido concluyé que ningun trabajo publicado en 1905 habia igualado la introspeccién de Freud en el problema de la sexualidad humana. De manera similar, no deberlamos considerar necesariarnente como cierto lo que Freud tenia que decir sobre los casos tratados por él o descritos en sus libros. Como ejemplo, tomemos el caso de Ana O. que, segtin el mito, habia sido total- mente curada de su histeria por Breuer, y cuya historia se presenta como un caso clasico de histeria Ana era una chica de 21 afos cuando le pidieron a Breuer que la atendiese. Habia desarrollado su enfermedad mientras cuidaba a su padre enfermo y, desde el punto de vista de Breuer, el trauma emacional relacionado con la enfermedad El psicoandlisis y la terapia de conducta 153 y muerte final de su padre fue la causa que produjo sus sintomas. Breuer la trato con la nueva «terapia por la palabra», que mas tarde fue adoptada por Freud. El y Freud alegaron que los sintomas que aquejaban a Ana habian sido «eliminados totalmente» por el método catartico; pero recientemente se encon- traron en el Sanatorio de Bellevue, en la ciudad suiza de Kreuzlingen, sus notas de casos. Las notas de casos descubiertas contenian pruebas claras de que los sintomas que, segun Breuer, habian desaparecido se encontraban todavia pre- sentes mucho tiempo después de que hubiese dejado de atenderla. Los sintomas habian empezado con una «tos histérica», pero pronto estaban presentes con- tracciones musculares, pardlisis, ataques, anestesias, peculiaridades de la vision y muchas perturbaciones extrafias del habla. Estos sintomas no fueron curados por Breuer, sino que continuaron mucho tiempo despues de que dejara de estar im- plicado. ‘Ademés, Ana no sufria de histeria en absoluto, sino de una grave enfermedad fisica denominada meningitis tuberculosa. Thornton (1983) da una explicacion completa de todo el caso’ «La enfermedad que sufrié el padre de Bertha [el nom- bre verdadero de Ana era Bertha Pappemheim] fue un absceso subpleuritico, una complicacion frecuente de la tuberculosis, por aquel entonces muy comun en Viena. Al ayudar a la enfermera y pasar muchas horas al lado de la cama, Bertha se habria expuesto en muchas ocasiones a la infeccién. Ademés, a comienzos de 1881 su padre habia sufrido una operacion —probablemente la incision del absceso y la insercién de un drenaje; esa operacién se llevd a cabo en su casa de Viena por un cirujano. El cambio de ropa y la eliminacién de las secreciones purulentas habrian ayudado a una mayor diseminacién de los organismos infecciosos. La muerte del padre, a pesar de todos los cuidados, indicaria un ataque virulento de los organis- mos invasores» Deberia consultarse la detallada explicacién de Thornton para el desarrollo a largo plazo de la enfermedad y el hecho de que el tratamiento de Breuer fue total- mente ineficaz, sin ninguna relacion con la enfermedad misma, y basado en un diagnéstico equivocado. De este modo, todas las afirmaciones hechas sobre el caso por Freud y sus seguidores son erréneas e incluso Thornton deja claro que Freud es- taba al tanto de al menos algunos de estos hechos. También lo estaban muchos de sus seguidores; realmente fue Jung el primero en sefalar que el supuesto éxito del tratamiento no habia, de hecho, sido un éxito en absoluto. Esta historia deberia ha- cetnos muy cautos para aceptar las reivindicaciones planteadas por Freud y sus se- guidores sobre supuestos éxitos Esto mismo es cierto en los otros famosos casos de Freud (Eysenck, 1985). El hombre-lobo fue entrevistado por Obholzer (1982) sesenta afios después de su «cura» por Freud. Seguia sufriendo los mismos sintomas que antes y asi habia sido desde que Freud lo traté. Mahoney (1986) ha sefialado que en el caso del hombre rata, las notas de casos de Freud estén gravemente en desacuerdo con la presenta- cién real del caso. Scharnberg (1993) ha realizado un detallado y puntilloso examen de la veracidad de las explicaciones de Freud, encontrando que poco de lo que dijo es fiable. Freud surge de este cuidadoso andlisis como un mentiroso compulsivo Uno no se puede fiar de nada de lo que ha escrito. Este hecho, por si solo, deberia desengafiarnos de tomar en serio sus esfuerzos «cientificos» 154 eySenck La terapia de Freud no funciona En 1952 sefialé que la suposicion general de que el psicoanilisis no sdlo fun- ciona como método terapéutico, sino que es el Unico método que no lleva a la sus- titucin del sintoma, como hacian los métodos orientados hacia el tratamiento del sintoma, no tenia fundamento (Eysenck, 1952). Encontré que las comparaciones entre las tasas de éxito con pacientes neurdticos gravemente enfermos que habian sido tratados por medio del psicoanalisis y aquellos con pacientes igualmente enfer- mos que no habian recibido ningun tratamiento psiquidtrico, no mostraban dife- rencias; el psicoandlisis no era capaz de demostrar ninguin tipo de eficacia. Desde entonces he revisado muchas veces la literatura cada vez mas amplia (p.ej., Ey- senck, 1965, 1966). ¢Ha cambiado algo? En el ultimo metaanilisis de 19 estudios que comparaba la eficacia del psicoa- ndlisis y de la falta de tratamiento, Svardberg y Stiles (1991) encontraron que al aio de haber finalizado el tratamiento, no habia diferencias en el bienestar de los pa- cientes; en otras palabras, no habia cambiado nada desde mi resumen de la situa- cin en 1952 —jno existen evidencias todavia de que el psicoandlisis tenga algun efecto beneficioso sobre la salud mental de los pacientes! Es dificil admitir como puede ser éticamente permisible continuar tratando a los pacientes con un método ineficaz 0 ensefiar el método a futuros profesionales de la salud, especialmente cuando se ha demostrado que el tipo de método, totalmente diferente, de las tera- pias de conducta posee una eficacia claramente superior a la falta de tratamiento, al placebo 0 a otros grupos de tratamiento (Giles, 1993). Grawe (1992) ha llamado a los grupos de contraste «dindmico-humanistas» y «cognitivo-conductuales», y presenta una tabla que resume los resultados de tres amplios metaandlisis que comparan los resultados de estos dos métodos tan diferentes. Los tres metaandlisis muestran diferencias similares que favorecen a los métodos cognitivo-conductuales; las medias de la magnitud del efecto son, respectivamente, 0,44 y 1, atribuyendo al enfoque dinamico-humanista una tasa de éxito que se encuentra por debajo de la tasa de éxito del placebo presentada por Smith, Glass y Miller (1980). La evidencia que favorece a la terapia de conducta parece concluyente €sta conclusién ha sido contradicha por Smith, Glass y Miller (1980), cuyo libro sobre Los beneficios de la psicoterapia ha atraido una amplia atencién debido al gran ntimero de estudios empiricos analizados por ellos. A la pregunta de si fun- ciona la psicoterapia, Smith, Glass y Miller (1980) han dado una respuesta que ha sido ampliamente aceptada. «La psicoterapia es beneficiosa, lo es de forma consis- tente y de muchas formas diferentes. Sus beneficios estan a la par de otras interac- ciones caras y ambiciosas, como la escolarizacién y la medicina» (p. 183), procla- man. «La psicoterapia beneficia a personas de todas las edades de forma tan fiable como que la escuela les ensefa, la medicina les cura 0 los negocios les producen beneficios» (p. 183). «Los psicoterapeutas tienen un derecho legitimo, aunque no exclusivo, apoyado por la investigacion controlada, sobre aquellos roles sociales|...] cuya responsabilidad es restaurar la salud del enfermo, del que sufre, del enajenado y del descontento» (p. 184). {Son diferenciales estos efectos? No, «Distintas clases de psicoterapia (verbal o conductual, psicodinamica, centrada en el cliente o la de- sensibilizacion sistematica) no producen tipos 0 grados diferentes de beneficio» £ psicoandlisis y la terapia de conducta 155 (p. 184) (Todas las cursivas son de los autores). En otras palabras, como afirmaban Luborsky, Singer y Luborsky (1975), «jtodo el mundo ha ganado y todos tienen que tener premio!» {Nos encontramos entonces en un pafs del tipo de «Alicia en el pais de las maravillas»? La mayoria de los psicoterapeutas parecen haber estado de acuerdo con estas revisiones, aunque la misma evidencia proporcionada por Smith, Glass y Miller (1980) parece demostrar que sus afirmaciones estan mal fundamentadas. Mirando la magnitud del efecto promedio de las terapias estudiadas por ellos, uno observa un minimo de 0,14 y un maximo de 2,38, es decir, jnotables diferencias de magni- tud! Esto dificilmente puede sugerir igualdad en la eficacia. Podria alegarse que ni los valores bajos ni los valores altos se deben a los psicoterapeutas tipicos y es ver- dad (las magnitudes de los efectos se encuentran entre paréntesis): las terapias cognitivas (2,38), la desensibilizacion sistematica (1,05) y la terapia cognitivo-con- ductual (1,13) se encuentran por encima de la media y todas ellas son terapias de conducta. Miremos a los tipos tradicionales de psicoterapia Aqui nos encontramos con la terapia psicodinémica (0,69), la terapia adleriana (0,62), la terapia centrada en el cliente (0,62), la terapia de la Gestalt (0,64), la tera- pia racional-emotiva (0,68), el andlisis transaccional (0,67) y la terapia de la realidad (0,14), con una magnitud media del efecto de (0,65) (si omitimos la «terapia de la realidad») y con escasas evidencias sobre diferencias entre dichas magnitudes me- dias de los efectos (excepto para la «terapia de la realidad», sobre la que existen muy pocos estudios). De modo que para estas terapias (que probablemente consti- tuyan la gran mayorfa de las terapias utilizadas) parece aplicarse la revision de Lu- borsky y colaboradores. Como magnitud del efecto, el 0,65 general parece bas- tante aceptable, pero hay un inquietante Ultimo «tratamiento» incluido en la Tabla, a saber, e| «tratamiento placebo», jcon un efecto de 0,56! Es una curiosa aberra- cién incluir al «placebo» como tratamiento; jdeberia haberse considerado como una condicion control y haberse sustraido de los distintos tratamientos considera- dos! Cuando se hace esto, tenemos una magnitud media del efecto de 0,06 (o de 0,13 si se omite la «terapia de la realidad»), es decir, apenas observable o Util. Prio- leau, Murdoch y Brody (1983) estan de acuerdo, en su andlisis de los efectos del placebo, que no existen evidencias de los efectos de la terapia cuando se controlan los efectos del placebo Esto es un resultado curioso y probablemente inesperado, considerando la cali- dad tan pobre de los tratamientos placebo utilizados y del hecho de que las perso- nas que administraban los tratamientos placebo no habrian creido en su eficacia, mientras que creian notablemente en la eficacia de la terapia que se estaba admi- nistrando. De este modo, la propia terapia tendria un efecto placebo adventicio por encima del efecto del placebo mismo, aunque no parece que haya sido clara la es- perada superioridad Puede ser util listar los tratamientos estudiados por Smith, Glass y Miller (1980), dividigndoles en los dindmico-humanistas y los cognitivo-conductuales menciona- dos anteriormente. Esto se hace en la Tabla 1, que también incluye las magnitudes de los efectos, su desviacion tipica (DT) y los errores tipicos de la media (ETM). Se puede ver que las terapias dinémico-humanistas tienen una magnitud promedio del efecto de 0,65, que no es significativamente mayor que la magnitud del efecto de 156 EYSENCK los grupos placebo; esto valida de nuevo mi afirmacion de 1952. Por otra parte, los métodos cognitivo-conductuales puntdan el doble que los dinémico-humanistas, es decir, 1,30. Es dificil comprender cémo {os terapeutas pueden seguir utilizando mé- todos que claramente no son mejores que los patéticos métodos placebo utilizados en esos estudios. Aparentemente jpodriamos utilizar los métodos dindmico-huma- nistas como un tipo mejor de tratamiento placebo! Tabla 1. Magnitud del efecto de las psicoterapias, de las terapias de conducta y de los tratamientos placebo, segun Smith et al. (1980) Magnitud del efecto Tipo de terapia Psicoterapias DT ETM T, Psicodinamica = 0,50 0,05 T, Adleriana 0,62 0,68 0,18 T, — Centrada en el cliente 0,62 0,87 0,07 Ty Gestalt 0,64 0,91 = Ts Racional-emotiva 0,68 0,64 0,08 Ty, Transaccional 0,67 ao 0,17 Media 0,65 T, Placebo 0,56 0,77 0,05 Magnitud del efecto Tipo de terapia Terapias de conducta DT ETM Ty Desensibilizacién sistematica 1,05 1,58 0,08 Ty Implosion 0,68 0,70 0,09 T,, Modificacién de conducta 0,73 0,67 0,05 T,, Cognitivo-conductual We 0,83 0,07 T,, _ Otras terapias cognitivas 2,38 2,05 0,27 T,, _ Hipnoterapia 1,82 1,15 0,26 Media 1,30 En un reciente articulo de revision sobre «El problerna de los resultados en psi- coterapia: Qué hemos aprendido?» (Eysenck, 1944), he planteado otro punto im- portante. Cada una de las terapias dinamico-humanistas (T, a T,) se basan en teo- rlas que predicen que la eficacia de estas terapias deberian ser mas eficaces que otras cualesquiera. De este modo, el verdadero valor de la teoria puede compro- barse observando si esto es verdad. La tabla muestra que no Io es; todas estas tera- pias producen un efecto muy similar, lo mismo que el tratamiento placebo. Esto re- futa de un plumazo las teorias sobre las que se basan las terapias; las predicciones realizadas sobre la base de cada teoria especifica no son confirmadas. Y el hecho El psicoanalisis y la terapia de conducta 157 de que las terapias cognitivo-conductuales funcionen mucho mejor que las dind- mico-humanistas hace del asunto algo més impresionante. Sdlo las teorias cogni- tivo-conductuales pueden obtener apoyo a partir de estos estudios y de los citados por Grawe (1992) Las teorias de Freud estan equivocadas Mucha gente cree que el demostrar la inutilidad de la terapia freudiana no re- futa la teorfa freudiana. No creo que esto sea cierto; la teoria de Freud predice que la terapia psicoanalitica deberia funcionar mucho mejor que cualquier otra; no de beria provocar un retorno o una sustitucin del sintoma, y deberla conducir a la des- aparicién de los sintomas (asi como a otros beneficios deseables aunque no descri- tos claramente). También predice que todas las demés terapias deberian tener Unicamente efectos a muy corto plazo, deberian producir una sustitucion del sin- toma y no deberlan tener los efectos beneficiosos supuestamente producidos por el psicoandlisis. Como hemos visto, todas estas predicciones son, de hecho, refutadas, con la posible excepcion de los «beneficios» de! psicoandlisis que nunca se han puesto a prueba. Pero si ésta no es suficiente refutacién, puede ser util analizar los experimentos que pretenden haber comprobado las teorias de Freud (Kline, 1982, Eysenck y Wilson, 1973). Daré aqui dos ejemplos de como fallan estrepitosamente las teorias de Freud y lo pobres que son los estudios experimentales sobre la teorla de Freud en cuanto a rigor y andlisis Freud alega que la interpretacion de los suenos era el camino principal hacia el inconsciente y, por consiguiente, puede ser conveniente una mirada a la base empi- rica de esa afirmacién, Brevemente, la teoria afirma que los suefios son siempre rea- lizaciones de deseos, deseos que se relacionan con material infantil reprimido. Freud da muchos ejemplos en su libro de la forma como interpretaria los suefios, Pero, sorprendentemente, jninguno de esos suefios trata con material infantil repri- mido! Por supuesto, esto esté ampliamente reconocido por los mismos psicoanalis- tas. Aqui presentamos lo que uno de los més ardientes seguidores de Freud, Ri- chard M. Jones, decia en La nueva psicologia de los suefos: «He realizado una Investigacion completa de La interpretacién de los suefios y puedo informar que no existe una sola descripcién de realizacion de deseos que satisfaga el criterio de refe- rencia a un deseo infantil reprimido. Cada ilustracién plantea un deseo, pero cada deseo [...] es bien un deseo de una reflexion completamente consciente o bien un deseo reprimido de origen post-infantil». De este modo, Freud, por medio de sus propias interpretaciones de los suefios analizados, jrefuta claramente su propia teo- rial Me es dificil entender como toda la gente que leyo el libro no fue capaz de ver que contenia la mejor refutacién posible de la teoria que defendia —o, incluso, cémo el mismo Freud no fue capaz de entender esto. Lo que atrae a la gente de la teoria de Freud es probablemente el uso de la sim- bolizacion; a menudo hablamos con «simbolos freudianos» de las principales partes sexuales del hombre y de la mujer. Asi, mucha gente habla del simbolismo freu- diano, como si Freud hubiera descubierto, de hecho, la idea de que los objetos afi- lados y puntiagudos puedan simbolizar los genitales del hombre, y los objetos cur- 158 EYSENCK vados y los recipientes los genitales femeninos. Los seguidores de Freud fomentan, a menudo, esta impresién, pero claramente este tipo de simbolismo ha sido bien conocido por los escritores y fildsofos, poetas y psicdlogos, e incluso por el hombre de la calle, durante muchos miles de afios. Por ejemplo, en latin, el drgano sexual masculino era conocido vulgarmente como mentula o verpa, pero estos términos eran considerados obscenos y de aqui que se utilizaran muchas metaforas diferen- tes —realmente, éstas eran muy similares a las encontradas en la antigua Grecia. Como ha sefialado J.N. Adams (1982) en su libro El vocabulario sexual en latin, «ningun objeto es mas parecido al pene que los objetos puntiagudos y es probable que las metaforas provenientes de este terreno romantico abunden en todos los idiomas». En latin, los términos simbdlicos para denominar al pene son, por ejem- plo, virga (vara), vectis (estaca), hasta (lanza), rutabulum (rastrillo, atizador), termi- nus (mojén), temo (timén, como metafora nautica), vamer (arado), clavus (clavo). Adarns ofrece muchos otros ejemplos y sefiala también que «los que hablaban en latin pensaban que la serpiente tenia un significado falico», de modo que incluso aqui Freud no ahadié nada nuevo. El término vulgar para los genitales femeninos, cunnus, esta a la par con men- tula y raramente se utilizaba fuera de los grafitos y los epigramas. Sin embargo, las metaforas abundan. Adams dice: «La frecuencia [en latin y otras lenguas] de la me- tafora del campo, del jardin, de la pradera, etc., aplicada a las partes pudendas fe- meninas refleja, en parte, la apariencia externa del organo y, en parte, la asociacién entre la fertilidad del campo y la de las mujeres. La metafora complementa las me- tforas verbales de sembrar y arar empleadas para el papel masculino en la relacién sexual». Nadie que esté familiarizado con la antigua Grecia y la literatura de Roma, 0 con los textos y juegos medievales, puede tener ninguna duda sobre el uso co- triente del simbolismo sexual, o del hecho de que era conocido por practicamente todo el mundo. Imaginarse por un momento que ese simbolismo fue descubierto por Freud es tan absurdo como imaginarse que su uso en los suefios fue descu- bierto también por él; el empleo del simbolismo en los suehos tiene también una larga historia, retrotrayéndose al comienzo del lenguaje escrito. No es el uso de simbolos en los suefios lo que es novedoso en la explicacién de Freud, sino el em- pleo particular que hace de ellos y la interpretacién que da sobre el propésito del simbolisrno. Aqui, como en otras partes, lo que es nuevo en sus teorias no es cierto y lo que es cierto no es nuevo. Los simbolos se han utilizado realmente en los sue- ios, pero no son «freudianos» en ningun sentido del término. Hay muchas cosas raras en el trabajo de Freud. Es bien conocido, a partir de in- numerables estudios, que a menos que el suerio se escriba con detalle inmediata- mente después de que se despierte el sujeto, dicho suefio se olvida. Aun asi, Freud aconsejaba a sus pacientes jque no escribiesen sus suefios! Lo que le puedan haber contado dias 0 incluso semanas més tarde probablemente no tuviera relacion con el suefio real, de modo que es posible que Freud jnunca analizase suefios como ta- les! Realmente los suefios que cita se diferencian profundamente de los suefios que han sido registrados, que a menudo aluden a escenas explicitas de conductas se- xuales, agresivas y otras {contra las que, seguin Freud, se utilizaban los suefios para protegerse de ellas! Quizas los pacientes solo le contaban lo que queria ofr. El psicoandlisis y la terapia de conducta 159 Un psicoanalista norteamericano muy conocido, Judd Marmor, decia lo si- guiente: «Dependiendo del punto de vista del analista, los pacientes de cada escuela [psicoanalitica rival] parecen poner de manifiesto la clase de datos fenomenolégicos que confirman precisamente jlas teorias y las interpretaciones de su analista! De este modo, cada teorla tiende a validarse a si misma. Los freudianos producen ma- terial sobre el complejo de Edipo y la ansiedad de castracién, los jungianos sobre los arquetipos, los seguidores de Rank sobre la ansiedad de separacién, los adleria~ nos sobre las rivalidades masculinas y los sentimientos de inferioridad, los seguido- res de Horney sobre imagenes idealizadas, los discipulos de Sullivan sobre relacio- nes interpersonales perturbadas, etc.» Este es un importante reconocimiento por un convencido y destacado psicoana- lista, lo que indica realmente la extrema subjetividad de la interpretacion y la influencia de la sugestibilidad de los suefios y de las asociaciones libres de los pa- Gentes Otra cuestion. Freud afirma que los suenos estan disfrazados porque necesita- mos un «censor» para evitar que nos despierte el suefo explicito sin censura dExiste realmente alguna evidencia de que necesitemos un censor para proteger Nuestro suefio? A partir de estudios, a gran escala, sobre los suehos, parece extraer- se la conclusion de que la gente no se despierta cuando tiene los suefios mas vivi- dos, erdticos, obscenos y pornogrdficos, o cuando el suefio est lleno de una vio- lencia incontrolada y abrumadora. Si podemos sofar que estamos violando a nuestra madre y asesinando a nuestro padre, sin despertarnos, probablemente la utilidad del censor tenga que ponerse en cuestién. Como dice Jocasta a Edipo. «| Muchos jévenes suefan que se acuestan con su madre!». Por qué preparar un elaborado disfraz en un suefio cuando se hace caso omiso en otro? jQué lastima para la interpretacién de los suefios! Ahora examinaremos una se- rie de experimentos que a menudo se citan como la ultima prueba de que las teorlas freudianas son basicamente correctas. Me estoy refiriendo al trabajo de Silverman. En el método utilizado por Silverman desde el comienzo (Silverman y Silverman, 1964), se le presenta inicialmente al sujeto de estos experimentos un estimulo su- bliminal de control como linea base neutra, es decir, alguna palabra o imagen que se supone no va a generar ninguna reaccién emocional. El término «subliminal» significa que la exposicién es tan rapida (4 milisegundos) que no hay un efecto consciente, es decir, el sujeto no puede informar verbalmente si se le ha presentado algo. Luego se le muestra una palabra o imagen criticas, es decir, un estimulo cuyo contenido ha sido pensado para estimular los deseos, las fantasias y las ansiedades inconscientes que los psicoanalistas consideran como la motivacion central de la conducta. Se estudian los efectos comparando las puntuaciones de cambio, en otras palabras, cuando a un estimulo neutro le sigue otro estimulo neutro, no se espera ningun cambio, mientras que si a un estimulo neutro le sigue un estimulo critico, deberfa haber un cambio. Se realizan comparaciones entre los cambios ob- servados en las dos condiciones. éCémo podria ser el estimulo critico? Una frase utilizada a menudo por Silver- man es: «IMAMA ¥ YO SoMos UNO», acompariada por una imagen congruente; se st- pone que esto reduce la psicopatologia en esquizofrénicos (Silverman, Candell, Pet- 160 EYSENCK tity Blum, 1971). En realidad, esta frase se ha anunciado como un agente omnipre sente en la esquizofrenia (Silverman et al., 1975), en la obesidad (Silverman, Mar- tin, Ungaro y Mendelsohn, 1978), en las fobias (Silverman, Franks y Dachinger, 1974), en los trastornos emocionales (Bryant-Tuckett y Silverman, 1984), en {a tera- pia antitabaco (Pahnatier y Bornstein, 1980), en la ejecucién matematica (Arians y Siller, 1982) y en otras areas (Silverman, 1983; Silverman y Weinberger, 1985). La misma multiplicidad de los supuestos efectos clinicos demuestra el vaclo tedrico que subyace a todo este trabajo, no existe una base freudiana para considerar como un postulado los efectos positivos de frases «que se aplican jsobre el logro académico 0 la obesidad! Ademés de los estudios clinicos del tipo mencionado, Silverman y sus colabora- dores utilizaron también criterios y procedimientos mas directamente experimenta- les, como, por ejemplo, en sus estudios de los efectos patalégicos de la estimulacion agresiva subliminal (imagen de un leén que ataca) sobre hombres esquizofrénicos. La patologia se definia y se media de cinco formas diferentes —respuestas a man- chas de tinta, pruebas de recuerdo de historias, tests de asociacién de palabras, una combinacion de patologia verbal y no verbal y una puntuacién mezclada del recuerdo de las historias y de los tests de manchas de tinta. No esta claro si la «pa- tologia del pensamiento» obtenida a partir de estas distintas medidas refleja ia misma perturbacién cognitiva o cémo se relaciona con otra variable dependiente, utilizada también frecuentemente y denominada conducta patologica no verbal (conductas observadas por el experimentador como risa inapropiada, conducta ex- trafia, contracciones nerviosas, rascarse, etc.). No se proporciona informacion sobre la fiabilidad de estas observaciones o sobre las correlaciones entre las distintas me- didas, informacion absolutamente esencial para formarse una opinién razonada so- bre el supuesto éxito del método. Esta falta de informacién poco académica es solo una de las muchas criticas que se pueden hacer a estos estudios. En primer lugar, tenemos una serie de criticas re- ferentes a los aspectos técnicos del método para producir estimulacin subliminal. Estos incluyen el no tener un punto de fijacion en el campo en blanco (Fudin, 1986; Porterfield y Golding, 1985), la falta de atencién al Angulo visual subtendido por el estimulo (Fudin, 1986), la falta de cuidado sobre el grado en que un estimulo sin- tacticamente complejo puede procesarse subliminalmente (Spence, Klein y Fernan- dez, 1984); la necesidad de que los estimulos de control sean mas neutros psicold- gicamente y estructuralmente similares al estimulo critico (Landon y Alien, 1980, en Balay y Shevrin, 1988); y finalmente el problema de los niveles de iluminacién no controlados en los campos del taquitoscopio (Silverman, Ross, Adler y Lustig, 1978). Mas tarde analizaré por qué esos detalles son de vital importancia en la eva- Juacion de los resultados de estudios sobre la activacion subliminal y por qué elimi- nan totalmente la confianza en experimentos chapuceros. Luego tenemos los problemas estadisticos creados por la utilizacién de puntua- ciones de cambio (Porterfield y Golding, 1985), problemas no tenidos en cuenta por Silverman. Peor todavia es un error en la metodologia, que elimina cualquier fe en los supuestos éxitos de los estudios de Silverman. En vez de utilizar la(s) misma(s) medida(s) del efecto en cada estudio, Silverman arbitrariamente utiliza solo una e incluso en una réplica jemplea a menudo una diferente! De este modo queda ex- El psicoanilisis y la terapia de conducta 161 puesto a la critica de que aprovecha los errores debidos al azar, destruyendo asi la base sobre la que debe descansar cualquier evaluacién estadistica (Balay y Shevrin, 1988). Debido al azar, es muy probable que uno de los criterios empleados arroje resultados estadisticamente significativos en una ocasién, pero no en otras, se de berian haber utilizado medidas idénticas a lo largo de todo el experimento, pero no fue asi, Otra critica importante se refiere a la forma en que se obtienen resultados «sig- nificativos», En teoria, deberlan producirse por estimulos clave que dan lugar a cambios en la variable dependiente, mientras que los estimulos neutros no debe- rian producir ningun cambio. De hecho, como Balay y Shevrin (1988) demuestran, a menudo son los estimulos neutros los que producen cambios, en vez de ser los estimulos clave, un resultado que no se habia predicho en absoluto y que jcontra- dice la teoria sobre la que se basaba el experimento! Aun asi se afirma que esos re- sultados apoyan la teoria. Finalmente, los intentos de replicacién no han tenido éxito en general (p.ej., Porterfield y Golding, 1985; Greenberg, 1977; Litwacks, Widermann y Yager, 1979). Es verdad que las réplicas no siempre han sido muy exactas, cambiando as- pectos importantes del estudio original, pero como ya se ha sefialado, Silverman hizo exactamente lo mismo, por ejemplo, variando a voluntad la medida utilizada para evaluar los efectos, y aprovechandose de los errores debidos al azar; las répli- cas intentaron, ciertamente, capturar la esencia de su pensamiento, pero no fueron capaces de encontrar ningun apoyo. Después de haber descubierto que el «camino directo hacia el inconsciente», es decir, los suefios y sus interpretaciones, no conducen a ninguna parte sino a la re- futacion de las teorias freudianas sobre el inconsciente, encontramos también que lo que se ha defendido como el enfoque experimental de més éxito est plagado de una larga serie de equivocaciones funestas, errores y juicios equivocados relati- vos a la técnica, a la metodologia, al tratamiento estadistico y a los fundamentos tedricos, asi como una ausencia de replicacién independiente. |Qué lastima para la comprobacién experimental de las teorias freudianas! Conclusion He descrito unas cuantas razones por las que se ha puesto a prueba a Freud y se le ha encontrado poco fiable por sus colegas. Ni sus teorias ni sus métodos de tratamiento basados en ellas funcionan. Lo que es verdad en sus teorias no es nuevo; lo que es nuevo no es verdad. Sus propios escritos y demostraciones estan fatalmente complicados por su incapacidad para decir la verdad; la larga lista de afirmaciones y descripciones «no auténticas» hechas por Freud deberia estudiarse detalladamente por cualquiera que todavia crea en su veracidad (Scharnberg, 1993). Lo que permanece es el asombro y el desconcierto de aquellos que fueron engajiados y se creyeron toda una serie de extravagantes y poco fiables teorias, propuestas sin ninguna evidencia y, como en el caso de la interpretacion de los sue- fos, contradichas por las propias interpretaciones de Freud. Lo peor es el hecho de miles de pacientes que han gastado tiempo y dinero, que apenas se podian permi- 162 EYSENCK tir, en un tratamiento inutil, un tratamiento que, ademas, evitaba que recibieran otro tipo de tratamiento, conductual, mucho mas barato, breve y satisfactorio. El dafio hecho por Freud es incalculable y dificil de perdonar. McGuigan (1994) ha se- ialado, como ya se ha dicho anteriormente, que Freud retrasd este campo 50 afios, esto también es dificil de perdonar. Algo més sorprendente que el que estas teorias se hayan tomado alguna vez en serio es el hecho de que todavia influyen en la forma en que son tratados los pa- clentes neurdticos. Cuando existen disponibles terapias eficaces, no es posible justi- ficar el empleo de terapias inutiles, sobre las que a menudo se ha encontrado que producen efectos negativos, empeorando al paciente (Mays y Franks, 1985; Strupp, Hadley y Gomes-Schwartz, 1977). Consideremos una serie de investigaciones sobre una droga que no ha hallado ningun efecto cuando se la ha comparado con la au- sencia de tratamiento en 19 estudios distintos; ¢continuarian los médicos recetan- dola, si hubiera drogas disponibles claramente mas potentes? Pues éste fue el resul- tado encontrado en el metaanilisis de Svartberg y Stiles (1991), sin que hayan provocado ninguna disminucién de las alegaciones hechas por los psicoanalistas 0 de su uso. Esto es algo completamente inaceptable Los psicologos deberian hacer fo que estuviera en sus manos para que se conocieran los hechos y tendrian que multiplicar sus esfuerzos para hacer més disponibles los modernos métodos de la terapia de conducta y para ensefiar dichos métodos a los nuevos profesionales Solo comprobando de forma constante la superioridad de estos métodos podemos esperar que la influencia de Freud sea eliminada del campo de la psicologia clinica Referencias Adams, J (1982). The latin sexual vocabulary Londres Duckworths Arians, Sy Siller, J. (1982). 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