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cional operativo que trabaja con contenidos de la memoria. En lo cional operativo que trabalha com conteúdos da memória. Relati-
referente a la metamemoria los lóbulos frontales son fundamenta- vamente à metamemória dos lobos frontais, são fundamentais
les para los procesos de monitorización en general y para los jui- para os processos de monitorização em geral e para os juízos,
cios tales como los de ‘sensación de que se conoce’ en particular. tais como os de ‘sensação que se conhece’ em particular. Conclu-
Conclusiones. Los pacientes con daño prefrontal muestran una sões. Os doentes com lesão pré-frontal revelam um envolvimento
desproporcionada afectación en la memoria para recordar la fuen- da memória desmedido para recordar a fonte da informação.
te de la información. Así la información es correctamente recorda- Assim, a informação é recordada correctamente, mas o contexto
da, pero el contexto espaciotemporal en el que dicha información espaçotemporal em que a referida informação foi adquirida per-
se adquirió ha quedado olvidado. Para terminar, la memoria pros- manece esquecido. Para terminar, a memória prospectiva faz re-
pectiva hace referencia al recuerdo de hacer algo en un momento ferência à lembrança de fazer algo no momento concreto do futu-
concreto del futuro y la ejecución del plan previamente formulado. ro e a execução do plano previamente formulado. [REV NEUROL
[REV NEUROL 2005; 41: 475-84] 2005; 41: 475-84]
Palabras clave. Amnesia de la fuente. Córtex prefrontal. Funciones Palavras chave. Amnésia da fonte. Córtex pré-frontal. Funções exe-
ejecutivas. Memoria de trabajo. Memoria prospectiva. Metamemo- cutivas. Memória de trabalho. Memória prospectiva. Metamemó-
ria. Neuroimagen. ria. Neuroimagem.
Tabla I. Hallazgos clínicos que apoyan el diagnóstico de demencia vascu- contribuyen en gran medida a dificultar este aspecto. De acuer-
lar subcortical. do con los estudios patológicos, se sabe que al menos un tercio
de los pacientes con EA tienen lesiones vasculares, y que una
Presencia temprana de anomalías en la marcha
(pasos pequeños, arrastrados o marcha apraxoatáxica) proporción similar de pacientes con DV poseen cambios patoló-
gicos consistentes con la EA [3].
Signos de afectación de primera motoneurona, Como comentamos al principio, la DV constituye la segunda
como asimetría en los reflejos, incoordinación, etc.
causa más frecuente de demencia en las sociedades occidentales
Signos parkinsonianos, como bradicinesia, tras la EA. Sin embargo, es relativamente infrecuente en clínicas
rigidez, alteración de reflejos posturales, etc. de ‘demencia’, que son mayoritariamente clínicas de EA. La
Alteraciones esfinterianas, como incontinencia, explicación más plausible a esta menor frecuencia de DV consis-
urgencia miccional, etc., no atribuibles a uropatía te en un sesgo de selección de pacientes. Para el estudio, tanto
Disartria, disfagia, síndrome seudobulbar
clínico como epidemiológico de este tipo de demencia, sería pre-
ferible acudir a una ‘clínica vascular’, más que a una ‘clínica de
Síntomas comportamentales y psicológicos, como cambios memoria’. La razón, a tenor de lo expuesto anteriormente, nos
de personalidad, labilidad emocional, retraso psicomotor y depresión
parece obvia. El paciente con DV con mucha frecuencia ha
debutado con un episodio focal y se sigue en una ‘clínica vascu-
Tabla II. Escala isquémica de Hachinski y escala simplificada de Rosen. lar’; su motivo de consulta rara vez es una pérdida progresiva de
memoria, de forma claramente opuesta a lo que ocurre en la EA.
Ítems Puntuación Parece, pues, que diagnosticar una DV no es una tarea fácil.
En este momento se ensayan fármacos derivados de las demen-
Comienzo abrupto 2
cias degenerativas en el campo de la DV y cobra, por ello, un
Progresión escalonada 1 interés especial conocer con qué instrumentos y con qué fiabili-
dad somos capaces de diagnosticarla. Ese es nuestro objetivo en
Curso fluctuante 2
el presente trabajo.
Confusión nocturna 1
Tabla III. Criterios para el diagnóstico de demencia vascular (grupo NINDS-AIREN) y demencia vascular isquémica (grupo ADDTC). Tomada de las Guías
de Demencia del Grupo de Estudio de Neurología de la Conducta y Demencias, Revisión 2002.
NINDS-AIREN ADDTC
Demencia
Deterioro cognitivo de: Memoria + dos funciones cognitivas Más de una función cognitiva
Objetivado por: Examen mental o pruebas neuropsicológicas Examen mental o pruebas neuropsicológicas
Trastorno funcional de: Actividades de la vida diaria independiente de los defectos físicos Manejo de los asuntos habituales
En ausencia de: Trastornos de nivel de conciencia, delirio o psicosis, afasia grave, Trastornos del nivel de conciencia
trastornos sensoriomotores que impidan el examen cognitivo
Enfermedad cerebrovascular Signos focales en la exploración + hallazgos de neuroimagen Historia, exploración o neuroimagen de dos
o más ictus, o un ictus seguido de demencia
Datos de neuroimagen TC o RM característicos, infartos múltiples de gran vaso, Al menos un infarto no cerebeloso
infarto único estratégico, lagunas múltiples en núcleos basales
o en sustancia blanca, leucoaraiosis extensa periventricular
Relación demencia-enfermedad Siempre. Inicio tras tres meses del ictus o deterioro brusco Cuando sólo hay un ictus
cerebrovascular o curso escalonado o fluctuante
Demencia + +
Enfermedad cerebrovascular Signos exploratorios, ausencia de neuroimagen confirmatoria Historia, exploración o neuroimagen
o sin relación temporal clara demencia-ictus o inicio insidioso de sólo un ictus no seguido de demencia
insidioso y curso variable, incontinencia urinaria, trastornos de o síndrome de Binswanger sin ictus
de la marcha, leucoaraiosis extensa, factores de riesgo vascular
Ausencia de:
Lesiones degenerativas Por encima de los límites de la edad Ausentes
Otros trastornos clínicos +
o patológicos + +
Parálisis seudobulbar +
Retraso psicomotor +
Tabla III. Criterios para el diagnóstico de demencia vascular (grupo NINDS-AIREN) y demencia vascular isquémica (grupo ADDTC). Tomada de las Guías
de Demencia del Grupo de Estudio de Neurología de la Conducta y Demencias, Revisión 2002. (Cont.)
NINDS-AIREN ADDTC
punto crítico y difícil de resolver, tanto para los clínicos como de las demencias en general, y en el enfoque del tipo de demen-
para los epidemiólogos. En la cohorte canadiense –recogida co- cia en particular. El mismo DC que define a la demencia debe
mo parte del CSHA (Canadian Study of Health and Aging)– de basarse en evidencias de la historia clínica e, idealmente, en un
1.879 pacientes estudiada por Erkinjuntti et al [14], la frecuen- detallado examen neuropsicológico que incluya test cuantifica-
cia en el diagnóstico de la demencia varió considerablemente bles, reproducibles y estandarizados [11].
sobre la base de los seis criterios clínicos empleados para tal fin Existen algunos trabajos que intentan diferenciar la DV de
(DSM III, DSM III-R, DSM IV, ICD 9, ICD 10 y CAMDEX). la EA mediante test neuropsicológicos. De momento, la litera-
Empleando estos criterios diagnósticos, el número de pacientes tura al respecto es muy heterogénea y no hay estudios que
diagnosticados de ‘dementes’ difería hasta 10 veces. Es decir, la correlacionen el diagnóstico histopatológico de DV, especial-
prevalencia más alta de demencia, obtenida con los criterios mente el subtipo subcortical, y los hallazgos de la exploración
DSM III, fue diez veces más elevada que la obtenida con los cri- neuropsicológica. A continuación, revisamos algunos de los re-
terios ICD 10. Evidentemente, este desacuerdo tiene serias, y sultados existentes en este campo.
por qué no, graves implicaciones en varios ámbitos: tanto en la Marcos et al [15] compararon dos grupos de 30 pacientes a
investigación y el conocimiento de este tipo de patología, como fin de identificar, mediante una batería de test neuropsicológi-
de tratamiento y consecuencias sociales, ya que etiquetar a una cos, un patrón de deterioro neuropsicológico que discriminase
persona de ‘demente’ conlleva pérdida de derechos legales, res- entre demencia de tipo Alzheimer y DV en sus fases iniciales.
tricciones para conducir, e incluso rechazo sociofamiliar en al- Concluyeron que en los estadios tempranos es difícil diferenciar
gunos ámbitos. un patrón claro de déficit ‘cortical’ en la EA y un patrón ‘sub-
Como se deduce de los datos con que contamos actualmen- cortical’ en la forma vascular. Aun sin hallarse diferencias signi-
te y que hemos ido discutiendo, existen numerosos problemas ficativas, en la mayoría de los rendimientos de los test adminis-
en cuanto al uso de los criterios diagnósticos vigentes para DV: trados el grupo de DV obtiene mejores puntuaciones que el gru-
falta de criterios claros y ampliamente aceptados basados en po de tipo Alzheimer, salvo en la variable ‘vocabulario’.
evidencias, falta de fiabilidad y comparabilidad, ‘lagunas’ para En esta línea, Tierney et al [16] analizaron el rendimiento de
diagnosticar a los pacientes con síndromes demenciales no 10 tests neuropsicológicos en una muestra de sujetos con EA y
puros o mixtos, etc. Por todo esto, creemos que es preciso modi- DV del subtipo subcortical –afectación de pequeño vaso–, para
ficar los criterios actuales y dar paso a criterios diagnósticos determinar si alguna de las puntuaciones de estos tests permitía
basados en evidencias derivados del análisis de estudios pobla- diferenciar con precisión a los pacientes con ambos tipos de
cionales que se centren en los estadios inicialesla enfermedad. demencia. Los sujetos con DVS mostraron mayor deterioro en
las funciones ejecutivas y mayor conservación de la memoria de
reconocimiento, de acuerdo con los estudios previos [17].
PAPEL DE LA NEUROPSICOLOGÍA En coincidencia con los resultados de otros trabajos [18,19],
La mayoría de los autores han postulado una división entre un corroboran que los déficit que padecen los pacientes con DVS
patrón de alteración predominantemente ‘cortical’ en la demen- se deben primariamente a cambios en las estructuras subcortica-
cia de tipo Alzheimer y un patrón de afectación más ‘subcorti- les y la sustancia blanca (SB) del lóbulo frontal. Asimismo,
cal’ en la DV. Entendemos por afectación ‘cortical’ la referida a concluyen que los pacientes con probable EA y probable DVS
los procesos afasicoapraxoagnósicos, abstracción, memoria se pueden distinguir con un elevado grado de precisión em-
episódica diferida y memoria semántica, aprendizaje asociativo, pleando dos test neuropsicológicos: medición de memoria de
denominación del lenguaje, etc., y por afectación ‘subcortical’ reconocimiento verbal –peor en la EA–, y medida de la fluencia
la referida a los procesos de atención, concentración, memoria verbal –COWAT (Controlled Oral Word Association Test), peor
de fijación, control motor y esfinteriano, fluidez verbal, defec- en la DVS–.
tos visuoconstructivos, etc. Villardita [20] llevó a cabo un estudio con una amplia bate-
El papel de la neuropsicología es esencial en el diagnóstico ría de test neuropsicológicos en pacientes afectados de EA, de
b
que por sí sólo diferencie las funcio-
a
nes corticales de las subcorticales; en
cualquier caso, siempre será una ba-
tería de test la que ayude al diagnósti-
co y caracterización de estos pacien-
tes. Necesitamos estudios longitudi-
nales con confirmación histopatoló-
gica de los resultados obtenidos en la
exploración neuropsicológica que em-
pleen grupos de subtipos corticales y
subcorticales de demencia bien de-
finidos, en estadios tempranos de la
enfermedad y con diseños estadísti-
cos potentes.
PAPEL DE LA NEUROIMAGEN
En la actualidad, y de forma pujante,
Figura 2. Leucoaraiosis en diferentes técnicas de neuroimagen. Se observan hipodensidades de la sus- las técnicas de neuroimagen forman
tancia blanca periventricular en la tomografía computarizada craneal (a). En la resonancia magnética, la
leucoaraiosis se aprecia como hiperintensidades de señal en secuencias ponderadas en T2 y FLAIR (b).
parte esencial del arsenal con que
contamos para diagnosticar los dife-
a b rentes tipos de DC. Especialmente la
resonancia magnética tiene gran inte-
rés para la detección de cambios en la
SB, debido a su exquisita sensibilidad
para detectar daño en la mielina y
reconocer una elevada tasa de lesio-
nes en la SB, las cuales ocurren no
sólo en estados patológicos, sino tam-
bién en el proceso normal del enveje-
cimiento [21]. La tomografía compu-
tarizada (TC) es capaz de reconocer
tempranamente lesiones más extensas
de la SB, denominadas leucoaraiosis
por Hachinski et al [22] (Fig. 2). A pe-
sar de numerosos estudios, el signifi-
cado clínico de todas estas anomalías
todavía no se conoce del todo bien,
debido en gran parte a la falta de ade-
cuadas correlaciones clinicorradioló-
Figura 3. Resonancia magnética ponderada en T2 (a) y FLAIR (b), que muestra estado criboso en los gicas [23-25]. Parte de culpa de estas
ganglios basales y los casquetes periventriculares. Apréciese la diferencia en ambas secuencias: las
lagunas aparecen hiperintensas en secuencias T2, e hipointensas, en FLAIR. carencias y de que las correlaciones
clinicorradiológicas estudiadas lle-
guen con frecuencia a conclusiones
DV y en controles sanos. Se detectaron diferencias en orienta- diferentes se debe a diferencias en la evaluación de los cambios
ción temporoespacial, denominación y recuerdo inmediato y de la SB, que más tarde comentaremos.
diferido de un texto, que fueron significativamente peores en los Se deduce que de las técnicas de neuroimagen con que conta-
pacientes con EA. Los pacientes con DV puntuaron significati- mos habitualmente para la evaluación rutinaria de los pacientes
vamente peor en atención, autocontrol, planificación y tareas de con sospecha de demencia, la RM es más sensible para diagnosti-
coordinación finas. car la DV, mientras que la TC es más específica, ya que detecta
En conclusión, cabe destacar que la literatura dirigida a lesiones de la SB ya más extensas, vinculadas con cambios pato-
comparar en el ámbito neuropsicológico a pacientes con EA y lógicos y, por ello, con implicaciones pronósticas [26].
DV es escasa, y que muchos estudios a este respecto muestran Barber et al [27] encontraron en un estudio que el 100% de
limitaciones no desdeñables: los grupos comparados difieren los pacientes con demencia tenían hiperintensidades periventri-
en la gravedad de afectación por el cuadro demencial o en sus culares (HPV), frente al 92% de los controles. En común con
datos sociodemográficos, el control del nivel educacional no es otros estudios [28,29], existe una correlación positiva de estas
el adecuado, o no se identifica el subtipo de DV, entre otras. HPV con la edad. La prevalencia de hiperintensidades en la SB
Por otra parte, algunos test neuropsicológicos no son suficien- en la DV y en la EA, de acuerdo con estudios previos, fue de
temente sensibles para diferenciar trastornos demenciales [20], aproximadamente el 100% en los pacientes con DV, y entre el
ni son específicos de funciones cognitivas concretas. Con todo 60 y el 100% en los pacientes con EA [30, 31]. Al evaluarse las
esto, podemos concluir que actualmente no existe un único test hiperintensidades de la SB en cinco regiones (frontal, temporal,
parietal, occipital y ganglios basales), se observó un incremento intraobservador. Este problema se reduciría significativamente
pronunciado de las lesiones en los ganglios basales en la DV con sesiones de entrenamiento conjuntas y aportando ejemplos
(68%) respecto a la EA (21%) y la demencia por cuerpos de ilustrativos.
Lewy (26%), lo que sugirió que estos cambios podrían ser útiles Otra limitación no desdeñable en la evaluación de las lesio-
como ayuda diagnóstica diferencial para estos tres subtipos de nes de la SB es la baja especificidad de las secuencias conven-
demencia [32]. cionales de RM en cuanto al impacto actual de estas anomalías
Las lesiones intrínsecas de la SB, y que probablemente en el funcionamiento neuronal. Las hiperintensidades de señal
influyen en el desarrollo de la DV, deben diferenciarse de los en RM resultan de diversos tipos de histopatologías, y no indi-
cambios fisiológicos asociados al proceso normal del envejeci- can la presencia o ausencia de daño axonal y, por tanto, signifi-
miento, como los casquetes y las bandas periventriculares, y de cación clínica.
los espacios de Virchow Robin. Las lesiones genuinas de la SB Por otra parte, a pesar de la superioridad de la RM en la eva-
se visualizan mejor con secuencias de RM ponderadas en T2 y luación de la SB, la TC se utiliza ampliamente para el estudio
FLAIR (fluid-attenuated inversion recovery) (Figs. 2 y 3). de pacientes con DC e ictus en muchos países. La TC es más
La secuencia de RM más comúnmente empleada para de- económica y de menor complejidad que la RM, y en muchas
mostrar lesiones en la SB es la spin echo ponderada en T2 (Fig. regiones el número de exploraciones de RM todavía es limitada.
3), que emplea TE intermedios-largos (40-60 ms) para optimi- Así, se podría obtener información sobre la prevalencia y la
zar el contraste en T2 entre las lesiones propiamente dichas y la extensión del daño de la SB de grandes poblaciones más fácil-
SB circundante. Más recientemente, se ha introducido el uso de mente con la TC que con la RM.
la técnica FLAIR. Esta técnica es especialmente útil en pobla- Aunque existen sistemas de medición validados para ambas
ción anciana, en la cual el contraste entre la sustancia gris y la técnicas, como la ARWMC (age-related white matter changes),
SB se reduce, lo que implica un campo de señal disminuido de escala de medición para RM y TC [35], son todavía susceptibles
forma homogénea, lo cual dificulta en ocasiones diferenciar con de mejora. Ello, unido a las diferencias en sensibilidad de la TC
precisión lesiones en la SB. Una de las mayores ventajas del y la RM, hace difícil la comparación de los datos obtenidos con
FLAIR es la separación clara de las lesiones de la SB de los ambas técnicas, y, por tanto, la generación de conclusiones fir-
espacios de Virchow-Robin y las lagunas, alteraciones difícil- mes en este campo.
mente diferenciables en secuencias ponderadas en T2, por mos- Wahlund et al [36] crearon una escala para la puntuación de
trarse igualmente hiperintensas (Fig. 3). las lesiones de la SB en cinco regiones diferentes de ambos
Con la llegada de la imagen ecoplanar, se puede emplear de hemisferios cerebrales, la escala ARWMC. Se evalúan las re-
rutina en algunos centros la RM ponderada en difusión (diffu- giones frontal, parietooccipital, temporal, infratentorial y de los
sion-weighted imaging), que aporta información sobre la res- ganglios basales. Aplicando esta escala a 77 pares de imágenes
tricción de la movilidad de protones, como sucede, por ejemplo, en TC y RM, la escala ARWMC proporcionó una fiabilidad inte-
en el infarto agudo. Así, esta técnica está especialmente indica- robservadores buena para la RM (κ = 0,66) y moderada para la
da para diferenciar las lesiones isquémicas en la SB nuevas o TC (κ = 0,48). Como era de esperar, la RM fue superior para
agudas de lesiones preexistentes. Sabemos que la DV debida a detectar pequeñas lesiones de la SB, aunque las grandes lesiones
enfermedad de pequeño vaso resulta del impacto acumulativo se detectaron igualmente bien tanto con la RM como con la TC.
de la isquemia cerebral recurrente, y que estos episodios dan A pesar de la larga historia de escalas de medición de lesio-
lugar al deterioro ‘escalonado’ típico de estos pacientes. Choi et nes de la SB, el desarrollo, refinamiento y comprensión de sus
al [33] examinaron la capacidad de las imágenes de RM ponde- implicaciones está todavía en fase de investigación. Además de
radas en difusión para detectar isquemia cerebral recurrente en mejorar nuestro conocimiento sobre la histopatología de estas
sujetos con DV; concluyeron que la RM ponderada en difusión lesiones, su significado clínico y su progresión, es preciso es-
es capaz de detectar pequeños infartos agudos en pacientes con forzarse por mejorar los instrumentos de medida (RM y TC) y
DCV, lo que sugiere que esta técnica podría ser útil para moni- las escalas de cuantificación.
torizar la progresión de la DV en futuros estudios de observa-
ción e intervencionistas.
Gracias al desarrollo de las técnicas de neuroimagen, espe- PAPEL DEL ESTUDIO ECOGRÁFICO
cialmente la RM, existe un gran interés en el estudio de los Debido a la influencia de los factores de riesgo cardiovascular
cambios en la SB, tanto patológicos como asociados al proceso clásicos en el desarrollo de la DV, tanto en el subtipo cortical
normal del envejecimiento. Pero, a pesar de los numerosos estu- como en el subcortical, es previsible que el estudio neuroeco-
dios, todavía no conocemos el verdadero significado clínico de gráfico pueda desempeñar un papel importante en la evaluación
estas anomalías, en parte porque las correlaciones clinicorradio- y el seguimiento de estos pacientes. En nuestra experiencia,
lógicas llevadas a cabo frecuentemente llegan a conclusiones proponemos la evaluación de enfermedad carotídea mediante
diferentes. Con el fin de evaluar las lesiones de la SB se han ecografía Doppler carotídea y de la enfermedad arterial intra-
empleado diferentes escalas y sistemas de puntuación [34]. Aun craneal y la microangiopatía mediante estudio Doppler trans-
así, de momento, estos sistemas quedan lejos de aportar infor- craneal (DTC), midiendo especialmente la vasorreactividad, el
mación realmente fiable en el contexto de la DV, por motivos índice de pulsatilidad y la velocidad del flujo sanguíneo.
que a continuación discutimos. La relación entre la leucoaraiosis y el DC parece suficiente-
Tal vez la mayor desventaja del uso de sistemas de medición mente demostrada [36]. Casi todos los estudios han hallado ma-
es su falta de linealidad. Los criterios para la medición de las yor grado de DC en los pacientes con leucoaraiosis periventricu-
lesiones de la SB de acuerdo con escalas específicas, con fre- lar, en comparación con controles aleatorizados por edad y nivel
cuencia se definen pobremente, dando lugar a interpretaciones educacional [37-41]. El tipo de afectación cognitiva engloba un
subjetivas, tanto entre diferentes observadores-medidores como amplio intervalo de funciones y es típica de la demencia subcor-
tical: enlentecimiento en la velocidad del procesamiento mental, mejora de estas técnicas de neuroimagen asociada a la com-
del control ejecutivo y del recuerdo, entre otras [42]. prensión más adecuada de la fisiopatología del DCV, harán que
Sánchez-Pérez et al [43] analizaron los parámetros hemodi- estas técnicas formen parte esencial tanto de la evaluación ini-
námicos en los pacientes con leucoaraiosis mediante DTC, y cial de estos pacientes como de su manejo y seguimiento.
concluyeron en su estudio que la DTC es una herramienta útil Los criterios diagnósticos actuales para DV seleccionan a un
para detectar los cambios hemodinámicos del flujo cerebral en grupo clínica y etiológicamente muy heterogéneo, y se necesita
pacientes con leucoaraiosis. Estos pacientes tienen significati- la modificación de los mismos hacia unos nuevos criterios basa-
vamente menor velocidad sistólica, velocidad media y veloci- dos en evidencias, derivados del análisis de estudios poblaciona-
dad diastólica, y mayor índice de pulsatilidad en la arteria cere- les que se centren en la enfermedad en sus estadios iniciales.
bral media, comparados con los pacientes sin leucoaraiosis. Igualmente, la neuropsicología de la demencia en general, y
En conclusión, pensamos que la DTC es una técnica útil y del déficit cognitivo vascular en particular, supone un campo
de fácil acceso en la evaluación de pacientes con DCV subcorti- prometedor y de gran ayuda en la evaluación de estos pacientes.
cal (DCVS). Aun así, la sensibilidad y la especificidad de los No obstante, se precisan estudios que mejoren especialmente la
parámetros comentados debe mejorarse, y se necesita igual- especificidad de los test frente a las funciones que miden, así
mente el desarrollo de nuevos índices para una mejor caracteri- como su relación con la lesión de regiones anatomopatológicas
zación del DCV. y por neuroimagen concretas.
Como ya recalcamos, el subtipo de DCVS representa un
subtipo de deterioro vascular más homogéneo y que selecciona
CONCLUSIÓN a pacientes más representativos, con un cuadro clínico, evolu-
Como observamos, diagnosticar adecuadamente y con fiabili- ción, respuesta al tratamiento y pronóstico más predecibles.
dad a un paciente de DV no es tarea fácil. En cualquier caso, Estas características hacen de los pacientes con DCVS un grupo
parece más correcto hablar de DCV, que abarcaría un amplio ideal para la comparabilidad de estudios y ensayos clínicos. Son
espectro clínico, desde pacientes de ‘alto riesgo’ sin déficit cog- necesarias nuevas investigaciones que definan mejor el síndro-
nitivos establecidos, hasta pacientes con DC grave [44]. me, los estadios del DCVS, su historia natural y pronóstico, así
El papel de la neuroimagen es cada vez más importante en como la validación de los criterios de neuroimagen para este
el diagnóstico y conocimiento de esta patología. Sin duda, la subtipo de DV.
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