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EL HOMBRE Y LA DEMOCRACIA Georg Lukaes EL HOMBRE YLA DEMOCRACIA COLECCION OBRAS FUNDAMENTALES “El Hombre y ta Democracia” Georg Lukdcs ‘Tapa: Virginia Nembrini Traduccién y cuidado de la edicién: Mario Pritick y Myriam Kohen. cién “DEMOKRATISIERUNG HEUTE Primera edicion TID MORGEN™ Akadémiai Kiad6-Budapest 1985. KTORIAL CONTRAPUNTO S.A. Qyvadavie 16a5 12 12. Bs. As. Queda hecho el depésito que marca Ia Tey 11.723. ISBN. 95047-00144 PROLOGO la crisis en el socialisme I. Llegué por primera vez a Mosci en 1961. En medio de un largo atardecer de agosto, me destum- bré un cielo rojizo como nunca antes habla visto y, sobre él, recortado, el perfil de la muralla del Kremlin con la estrella roja encendida sobre una de sus torres. La bandera roja, flameando sobre ese fondo, provocé en mi interior un estallido de emo- ciones que munca pude expresar en palabras. Era la explosi6n del optimismo histérico que nos acora- zaba y con el que enfrentamos al enemigo, a las vacilaciones, al desdtlimo que sigue a derrotas y frustraciones, Con ese mismo espiritu, el que nos alienta en las grises batallas cotidianas y en los momentos euféri- cos del combate, habiamds Ilegado siete afios antes a Bucarest y a Varsovia para participar en 1953 en el IV Festival Mundial de Ja Juventud y el TIT Con- greso Mundial de la Unién Internacional de Es- tudiantes. Desembarcébamos en el puerto ideal del socialis- mo, hacia él se dirigian nuestros suenos de ado- lescentes cuando abrazamos la causa de la revo- lucion y el comunismo en medio de la lucha anti- fascista de los afios 40. ~Cémo mantener ese optimisme en medio de las crisis que sacuden a los paises socialistas? Cuando en Polonia y Hungria se advierten claros elementos de restauracién capitalista; cuando en China el poder surgido hace 40 afios de una de las grandes revoluciones del siglo xx enfrenta con violencia cruel las manifestaciones estudiantiles; cuando en la Union Soviética se enfrentan entre si etnias y nacionalidades, apareciendo las “manchas blancas” de su historia; cuando alli, por primera vez, tienen lugar huelgas obreras y elementos de oposicién que antes no admitiames y ni siquiera podiamos con- cebir. ¢¥ qué decir del impacto de los procesos por corrupcién y trafice de drogas en las mas altas cumbres de la Revolucién Cubana que también 30 afios atras reavivé la lama de nuestro optimismo histérico? ‘Transcurrieron casi cinco décadas de grandes con- mociones, de triunfes y derrotas. Después de 30 afios volyimos a Moscit en enero de este afio y todavia nos deslumbran la Plaza Roja y el ciclo moscovita. Cielo fuerte, cambiante, de negros nubarrones de tormenta, rojos resplandecien- tes de pasiones encendidas o de esperanzas infinitas, como las nubes que corren fantasmales sobre la gran ciudad campesina. Después de casi medio siglo de haberme enrolado en la gran aventura para alcanzar Ia utopia, sigue encendida la pasion revolucionaria, Pero no seria auténtico, en medio de las crisis que conmueven a los paises socialistas, al movimiento comunista y al propio marxismo, negar la necesidad de recomponer el optimismo histérico. Las respuestas facilistas 0 puramente misticas solo provecarian el escepticismo que estamos com batiendo. Sin desconocer la importante incidencia de los factores externos, no podemos tampoco adju- dicar 1a crisis a la politica del imperialisma que, por supuesto, no deja de impulsar cualquier pro- ceso de restauracién, Necesitamos bucear en las causas mas profundas de la crisis. Il. Veamos, por lo tanto, un criterio mas racional para encarar la cuestién. El siglo xx va terminando su recorrido en medio de una crisis generalizada, global, que abarca todo el planeta, con alto riesgo para la propia vida sobre Ja Tierra. “Las conrmociones alcanzan a los paises de los dos sistemas sociales: al sistema capitalista con siglos de existencia y al sistema socialista, surgido de las ilusiones y las convulsiones que dieron a luz en 1917 a la Revolucién Socialista en Rusia (ampliado después de la derrota del nazi-fascismo en la Segun- da Guerra Mundial a otras regiones de Europa Oriental y Asia). El movimiento de liberacién exter dié el mapa hasta Africa y América Latina, La crisis afecta muy duro a los pafses del Tercer Mundo, liberados 0 dependientes, cualesquicra sea la via adoptada para emerger del subdesarrollo economico, frute del yugo colonial. El mundo atravesé en el siglo xx por dos guerras mundiales, devastadoras guerras regionales, fuertes perfodos de revoluciones y conmociones sociales que, junto a la gran revolucién cientifico-tecno- Jogica, cambiaron su configuracién de manera sus- tancial, __ Se desintegraron poderosos imperios que parecian inconmovibles; se desvanccieron verdades que pa- recfan eternas y relaciones entre las personas que se consideraban inmutables; cayeron mitos de raices casi milenarias. El mundo de hoy asiste a una crisis de reacomo- damiento y reagrupamiento de fuerzas sociales y estatales que marca el fin de un ciclo en la historia (que comenz6 al promediar los 40 después de la Segunda Guerra Mundial) y el comienzo de otro. Un nuevo momento que tiene la virtud de introdu- cirse sin haber transitado el doloroso prélogo de una guerra mundial en la era atémica. Es la gran diferencia entre éste y los otros dos grandes momentos de recomposicién de fuerzas en el mundo durante este siglo: Aquel que sigue a la Primera Guerra Mundial —marcado por el triunfo de la Gran Revolucién Socialista en Rusia— y el que sigue a la derrota del nazifascismo como resultado de la Segunda Guerra Mundial —signado por la con- formacién de un sistema de paises socialistas—. En las dos situaciones anteriores el socialismo se convierte en tn factor decisivo para la derrota del nazi-fascismo y para la posibilidad de evitar la guerra mundial nuclear: III. La actual es una crisis mundial donde inciden fuertemente tanto la politica global del imperialis- mo norteamericano como los errores y desviaciones del campo socialista. Pero también el poder, la pre- sencia y gravitacién real que alcanz6 el sistema so- cialista, sobre todo la Unidn Soviética. La crisis en cuestion es crisis de sistemas, es decir de las relaciones de interdependencia y a la vez de contradiccién entre los dos campos. ‘Crisis del sistema capitalista mundial (hoy un capitalismo de manipulacién, tal como lo caracte- riza Lukécs en este ensayo) y de las relaciones de Subordinacién y dependencia que en él se estable- 10 cieron, de la que forma parte, la aguda crisis que vive la Argentina. Aquf esta cuestionado el propio sistema como tal, es decir las relaciones basadas en la explotacién del trabajo asalariado. En la crisis del sistema socialista deviene proble- mitico el modelo de acumulacién establecido, tal como éste se resolvié en los primeros tiempos de su corta existencia en la lucha ideolégica y pol: que coroné con la completa hegemonfa del estali nismo (concebido como algo mas que el “culto a la personalidad” de Stalin); también dado el punto de partida rezagado (no-cldsico) en cuanto al desa- rrollo de las fuerzas productivas y las propias rela- ciones de produccién. En el socialismo el sistema también esta —de algin modo— cuestionado. No por esto debemos inferir que la superacién de un modelo de acu- mulacién, de formas polfticas de hegemonia y de relaciones entre etnias, nacionalidades y estados, implica el fracaso del sistema socialista‘o su ban- carrota. Se reabre de manera diferente el gran interrogan- te que plante Lenin cuando se consolidé el poder politico en la Rusia Soviética de los afios 20: ¢Quién vence a quién? Es en este punto donde el andlisis de Lukacs se torna mas agudo con su planteo de que la alter- nativa a la crisis socialista no es la democracia bur- guesa, es decir, la restauracién capitalista, I movimiento general de la sociedad es hacia adelante, aunque admite retrocesos temporarios. Seria imposible concebirlo como linea recta. EI sistema socialista pudo haber fracasado en la respuesta a determinadas expectativas politicas, eco- némicas y sociales; incluso entré en tiempos de inestabilidad, Pero, la alternativa de una restaura- ui cidn capitalista haria girar la rueda de la historia al revés E] sistema capitalista, que pudo y supo captar con mayor rapidez. y provecho que el socialismo los logros de la revolucién cientifico-técnica, no puede en cambio sortear el cuestionamiento del sistema para que la sociedad avance en un sentido supera- dor, socialista, en un proceso de democratizacin tal como se desprende de la obra de Lukacs. IV. Para entender la cuestién en el campo tedrico y politico del marxismo es necesario un gran esfucr- zo creador del pensamiento, capaz de una correcta generalizacion de la experiencia de siete décadas recorridas, de la practica politica, estatal o de lucha por el poder. La obra de Lukacs, la que recorre todo este pe- riodo, es en si misma una expresién creadora de primera magnitud. La cultura moderna se distingue por la contradic: cidn entre la teoria y la practica. Nuevas condicio- ies objetivas exigen nuevas generalizaciones tedri- cas. No hay teorfa omnipotente como para interpre- tar el mundo de las relaciones sociales de una vez y para siempre; esas relaciones cambian y su exé- gesis requicre renovarse en la busqueda de nuevas correspondencias entre idealidad y realidad. La batalla entre los dos sistemas va dejando, en gran medida, el campo militar —sin excluirlo plena- mente— y se ubica en el terreno de una prueba de fuerza para el sistema, en relacién a su capacidad para superar una crisis que de alguna manera lo cuestiona. Por lo menos cuestiona el modelo de acu- mulacién forzada que se establecié en las primeras décadas del poder soviético y, asimismo, la degra- dacién burocratica del sistema politico. 2 Es un esfuerzo ideolégico, politico y econémico. Es en estas esferas donde se ubica una renova- cidn, la que implica ubicarse correctamente en el concepto de revolucién con que se maneja la iz- quierda, Para ello debemos partir del marxismo que no ha muerto y lucha, como teorla viva, por sacudirse los mitos que lo convierten en un dogma. Parte de esta lucha es la obra de Lukacs y su esfuerzo por con- cebir el Renacimiento en el marxismo. Para Marx la revolucién no era tan s6lo el acto que conducia al poder, la toma de la Bastilla o el asalto al Palacio de Invierno en nuestro siglo; era un proceso de cambios sociales y politicos. En el Famoso Prélogo a la Critica de la Economia Politica sefiala que, cuando las relaciones de produccién se convierten ya en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas, se abre entonces una época de revolucién. Este concepto, punto de partida en el trabajo péstumo del autor de Historia y conciencia de clase, nos permite ubicarnos en un contexto en el que se puede claramente establecer la direccién fundamen- tal del desarrollo en medio de 1a crisis. El criterio de época abarca los momentos de revolucién, con- trarrevolucién, restauracién y renacimiento revolu- cionario, inconcebible fuera de la dialéctica hege- liana transformada; es decir, desarrollada creadora- mente por Marx, quien no se limita a yuxtaponerle el materialismo. La obra de Lukaes constituye un esfuerzo magis- tral por sacar al marxismo del sociologismo abstrac- to y del reduccionismo economicista. La crisis en el socialismo es un dato de hoy que muestra la necesidad del buceo teérico en la pro- fundidad de sus causas no siempre esclarecidas. La 13 comprensién del tertium datur de Lukécs nos per~ mite en esta época de turbulencias pero también de busqueda y confusién, no incurrir en una equivoca convergencia que, en medio de la crisis en los dos sistemas, recurra en el error de los apologistas del capital que ven en ellas sélo Ja unidad y no la con- tradiccién; 0, en el de Rosa Luxemburgo y algunos populistas que vetan en las crisis la contradiccién logica pero no la dialéctica de las mismas, esclare- cedoras de su sentido mas profundo y estructural V. Agnes Heller, discipula-de Lukacs, destaca que “Ia izquierda representa siempre un tipo de insati faccién con e] orden establecido”, por eso implica un proyecto iluminista, renovador o transformador. Equivale a reconocer un esquema libre de prejuicios religioso-conservadores basado en la posibilidad de renovacin propia, a través de mecanismos de auto- examen y autorredefinicién; aceptacin del plura- ismo y del sentido universalizador de la teoria que expresa la aspiracién de emancipacién del Ser Humano. La ausencia de algunos de estos elementos es lo que leva a la crisis en la izquierda; crisis de iden- tidad profunda y hasta a veces tragica, como lo fue el estalinismo. Lukacs rescata el sentido critico de Ja filosoffa y de las teorias socialistas de la Historia que con- frontan el futuro con el presente que se trata de superar, y su omnicomprensién de los procesos ciales como integracién de los elementos de conti- nuidad y ruptura. Reafirma en El hombre y la demo- cracia la tradicién democratica de la izquicrda como uno de sus principios constitutivos principales. Con Lukécs el marxismo se ubica en la busqueda de una nueva racionalidad donde se eleva el papel de “ la subjetividad. Se rescata el sentido esencial de la conciencia, social y personal, en una reelaboracién de los problemas acuciantes de hoy. Arco amplio de la revolucién que abarca desde el poder hasta los problemas de Ia vida cotidiana, Para una recuperacién (o reformulacién?) de la racionalidad se plantea lo forzoso de superar el mito en la teoria, expresién de la necesidad de una veraz informacién por los actores sociales, Es la lucha que Lukacs libra en su trabajo para desenmascarar la democracia burguesa de hoy como una demo- cracia de manipulacién. Y, es fa expresi6n necesaria de una mayor autonomia, expresada en el empefo de Lukacs por la recuperacién del papel activamente participativo de las masas que expres6 el poder so- viético en las dos primeras décadas de la Revolucién Rusa, en las actuales condiciones. Es cierto que una izquierda sin mitos sufriria de lo que podriamos lamar el “‘sindrome de Hamlet”, el de “ser o no ser”; sobre todo por el carécter, en cierto modo mfstico, de la imaginacién revolucio- naria que hace vibrar la pasién movilizadora pero que pone el obstéculo de la irreflexibilidad a la accién transformadora exitosa, restando autonomia a la razon. De la crisis se sale por el camino de Ia renova- cién (que es también recuperacién actualizada de valores perdidos en las deformaciones espiireas) 0 por el camino de la restauracién. Para encontrar el Primero de estos senderos, el que ayudardé a mover rueda de la Historia hacia adelante, la concep- cién de una alternativa al estalinismo —que no es la democracia burguesa— constituye un aporte pre- monitorio de Lukacs a los dilemas acuciantes de hoy. VI. Perestroika significa avanzar en busca del ra- a5 ciocinio, superando errores del pasado y taras mile- narias en la conciencia de a Humanidad, como la obediencia irracional a la fuerza. En tal sentido, Ia obra de Lukécs ayuda a retornar al abe del mar- xismo en un grado mas elevado del desarrollo cultu- ral de la Humanidad que recoge criticamente todo Jo mejor que el Hombre cred y pens6 para encarar un nuevo escalamiento, un nuevo asalto a la razén. El socialismo no sale de la nada, ni va al salto en corto o mediano plazo, sino a través de toda una época histérica. La renovacién socialista es por fo tanto Renacimiento del marxismo y retorno al racio- nalismo en una escala superior de la espiral. Recoge la herencia —¢sin beneficio de inventario?— de 70 afios de poder, de un sigls y medio de existencia ideal en el pensamiento cientifico de Marx y Engels. Lukacs se acerca en un intento creador a Lenin con el planteo de la continuidad, convirtiéndose en un “clasico de Ia tercera generacién” (tal como lo Hama su bidgrafo George Lichteim). iCémo sc burlarfan Marx, Engels y el propio Lenin de verse repetidos en sus frases y pensamien- tos como si el mundo de los wltimos tramos del siglo xx fuese igual al que les tocé vivir, pensar y actuar en e] tramo que va de mediados del siglo xx hasta las primeras décadas de éste! jCon qué escepticismo, en un cierto sentido y as{ lo sefiala Lukécs, vefa Lenin la perspectiva que se cernia sobre el nuevo poder como conse- cuencia de la aparicién de los primeros indicios de burocratizacién y de una visién estrecha! ‘Lo circunstancial, coyuntural o meramente tactico impedia la amplia visién de una realidad que no podia torcerse a fuerza de puro voluntarismo; aun- que tampoco se pudiera cambiar sin una férrea 16 voluntad puesta al servicio de Ia transformacién necesaria de la sociedad. No se trata de una biisqueda de la razén abstract sino de la que se expresa cuando se llega al conoci- miento mas profundo de la realidad para penetrarla con la accién transformadora (creadora, por tanto) del Ser Humano. Esto es lo que encara la perestroika, de la que consideramos a Luk4cs un premonitor. Es ruptura de dogmas y a través de la glasnost trae a Ia super, ficie la verdad, aunque ésta se exprese en opiniones. plurales. No puede ser de otra manera: Reflejan Spticas distintas, :provenientes de situaciones y de intereses diversos. Se trata de Ia razén concreta de las postrimerias del siglo xx, la de la era nuclear y la del asalto a la naturaleza exterior por los individuos que son también parte de ella. Una época en la cual se re- quiere mas que nunca el esfuerzo colectivo, mucho mas que en las épocas primitivas pero con el mismo sentido de agruparse © morir. Esta colectivizacién reaparece hoy como una exigencia vital y como un renacimiento de los valores individuales (de la per- sonalidad) y de sus motivaciones en la revaloriza- cidn del factor subjetivo en el progreso de la Huma- nidad, fuera de los marcos de la objetividad vulgar de un materialismo mecanicista y, por tanto, meta- fisico. Fst4 también més allé de un falso progresi mo abstracto de la Historia. Vil. EL hombre y la democracia, uno de los tra: bajos postumos de Lukdcs, es en cierto modo el prélogo a la perestroika. Es volver a las fuentes. Es la busqueda de la racionalidad en todos los érdenes, Ww Es un esfuerzo supremo por despojar al socia- lismo de toda mistificacin. Es la recuperacién de la continuidad como linea del desarrollo humano. Es la reivindicacién para el socialismo de todos los valores creados por la Humanidad. Es, por lo tanto, la negacién del utopismo que consideraba todo “ex-novo” y la afirmacion de la utopia, creadora de suefos, al concebir el comuni mo como resultado de un largo proceso que pasa todas las fases sucesivas del desarrollo, una de s cuales es justamente la perestroika. Y, la lave maestra: es la recuperacién de la ver- dad como cuestién de principio del ser individual y socialmente considerado. Leer El hombre y la democracia es un reencuen- tro con la verdad. Para mi significé volver a sentir la bandera roja del optimismo flameando sobre las torres. Buenos Aires, 12 de agosto de 1989. Alberto Kohen 18 PROLOGO A LA EDICION HONGARA En el conjunto de la obra de Georg Lukcs se plantean los diferentes problemas de la democracia jolitica y su proceso de realizacién, Este ensayo po- litico que publicamos hoy por primera vez, escrito en 1968, se ubica dentro de las: Oeuvres a'las que Pertenecen, entre otras, Tdctica y ética, Tesis de Blum y La lucha del progreso y dé ta reaccién en ta cultura actual. Después del XX Congreso del PCUS y de los acontecimientos internacionales en los afios 60 (el probleina de China, la crisis en Checoslova- quia), asi como después de la realizacién de una nueva concepcién en Ia direccién econémica de Hungria, el problema de la democratizacién se evi- dencié en un nuevo aspecto, Estos acontecimientos le permiten a Lukics considerar las perspectivas de la democratizacién de un modo cualitativamente diferente, reconociendo su inevitabilidad desde su perspectiva socialista. Lukacs consideré que su tarea no era analizar politicamente los acontecimientos inmediatos, sino investigar la historia previa, la es- tructura de la situacién que habfa surgido y las falsas alternativas que aparecieron en ésta. Debla también ser develada la posibilidad efectiva —por mucho tiempo olvidada o tergiversada— de un ceso de democratizacion socialista, confrontandolo con las circunstancias histéricas e ideolégicas que 19 habjan hecho que esa posibilidad efectiva fuera eli- minada, La perspectiva del desarrollo socialista se Plantes en tuna época que comicnza a apartarse de las concepciones dogmaticas y retorna a la tradi- cién marxistaleninista, posibilitando asi pensar en una estrategia de Ja historia a largo plazo junto a las alternativas teéricas. El compromiso de Lukacs as{ como su actitud critica lo Mevan a buscar res- puestas positivas a las preguntas planteadas por la storia; preguntas que le permitiran al mismo tiempo la confrontacién tedrica con las falsas alter- nativas en el movimiento marxista. Esta confrontacién con los falsos extremos es una herramienta tedrica de la cual Lukées se sirve du- rante toda su vida. Su perspectiva se caracteriza constantemente por la biisqueda de una tercera po- sibilidad, el tertium datur, a través de la critica de Jos falsos extremos que predominan en la realidad. Este “tercero” no es, sin embargo, el “justo medio” entre los extremos; es una posibilidad cualitativa- mente superior a través de la cual —entre otras cosas— pueden ser desviadas las falsas alternativas del camino forzoso. En este ensayo Lukacs consi- dera los conceptos més diversos que se orientan a los sistemas de instituciones de los dos polos (desde el estalinismo a la democracia burguesa) como falsas alternativas. El “tercero” es un proceso de demo- cratizacién que abarca la totalidad de la vida cotidiana y la actividad econémica, las institu- ciones y el mecanismo politico para las decisiones. El énfasis no esta puesto en “mejorar” la esfera politica 0 el sistema de instituciones; debe demo- cratizarse el conjunto de la vida, incluida la vida cotidiana. Este es el nuevo andamiaje de ideas, leni- nista, que —en oposicién a sus anteriores escritos sobre la democracia— se destaca como consecuen- 20 cia del XX Congreso del PCUS. Esta nueva idea fundamental no se desprende inicamente del andlisis profundo y de la critica tedrica de la herencia de Ia época estalinista; se basa también en la investi- gacién de cémo se pudieron canalizar las tensiones acumuladas en los diferentes paises socialistas con la ayuda de una alternativa politica pluralista. Estas concepciones que surgieron tanto en 1956 como en 1968, tienen hoy la misma actualidad que entonces. EI “tercero” es, por consiguiente, el proceso de democratizacién socialists, el programa histérico a largo plazo, el camino de Ja practica social para la realizacién del hombre “politico” tal como lo comprende el marxismo. Democratizacion no es s6lo un medio para evitar la crisis, es un proceso de socializacion en el que es posible terminar con la herencia de la sociedad burguesa; es decir, la divi- sién de la vida humana en las esferas “pdblica” y “privada” (superar las diferentes variedades enaje- nadas de la dualidad entre el “citoyen” abstracto- formal y el “hombre privado” practico-limitado). Para Lukacs la democratizacién se relaciona con la tarea histérica fundamental del socialismo; tiene validez como medio social y politico, como préctica de la liberacién del enajenamiento. Lukies describe el proceso o alternativa de demo- cratizacién no como perspectiva, como resultado de “consecuencias” tedricas. Lo formula en ra- zén de las formas dadas en el transcurso de la historia, las que aparecieron como érganos del mo- vimiento espontaneo de las revoluciones socialistas con sus diferentes formas pero manteniendo siem- pre cl mismo contenido esencial. De la Comuna de Paris de 1871, de la Revolucion Rusa de 1905 y del Gran Octubre, al igual que dela Republica de los Consejos Hungara de 1919, nacieron movimientos 2 de masas revolucionarios que produjeron diferentes instituciones de poder de los consejos, fos que luego se fortalecieron bajo el poder soviético. La critica de Lukécs al estalinismo es mucho mas aguda allt donde escribe sobre el estrangulamiento y la trans- formacién de los rganos de poder populares demo. crdticos en instituciones formales. Herencia de ta politica cstalinista contra la que se deberia ante todo luchar. Destaca al mismo tiempo que una reany. macién artificial, la reimplantacién de esos Greanos bajo las condiciones histéricas actusles, modificactas serfa una utopia o ilusin, Tampoco ¢s importante para Lukédcs el aspecto organizativo exterior de esas formas, sino el contenido de esos drganos singidos espontanea, democraticamente, sobre cuya nature, leza revolucionaria escribié Marx en relacion con la Comuna de Paris y Lenin con los Soviets: el con. facto directo del “abajo” y el “arriba”, su perma. nente interacci6n en la préctica. En estas situaciones revolucionarias se dio una forma vigorosa que im pregné (oda la vida cotidiana de las personas, ain caer,en el formalismo de la “democratia participa. iva” 0 en la estructura parlamentaria de la socie. dad burguesa. Lukics analiza esta organizacién que abarca Ia totalidad de Ja vida, en la cual el con, tacto entre “abajo” y “arriba” tensa ambas esferas al servicio de la sociedad; “el abajo” representa las demandas y necesidades de las masas, las que el revolucionario “arriba” esta en condiciones de articular precisamente gracias a esta intermediacion viva. Aqui lo decisive no es ni la “Comuna” ni el ‘Sistema de Consejos” como formaciones histéricas en si que surgen de la irrepetibilidad de una etapa del desarrollo, sino la unién politica, directa de las masas; fa eliminacién revolucionaria de la interme. diacion escalonada, la alternativa socialist, 2 Esta perspectiva de Lukacs que poco a poco se convierte en recomendacién para un futuro (para algunos en una utopfa) en. realidad es una estruc. tura que se formé ya varias veces en el transcurso de la historia —la que incluso tiene una tradicién te6rica (Lenin)— pero que se oscurecié con los medios politicos de la época de Stalin. Lukacs alude a las estructuras pasadas y futuras con la misma orientacién, comprobéndolas mutuamente: Jo que en el plano estratégico aparece como una necesidad ineludible es desde cl punto de vista histérico una posibilidad olvidada que no deja por ello de probar- se y ofrecerse. E] “tercero” de Lukacs no es ningtin jucgo intelectual légico; franquea ideolégicamente las contradicciones de dos soluciones erréneas, plan- teando una alternativa real que surge de la inter- pretacién de los movimientos socialistas de la histo- ria al igual que de la demanda de puntos de orien- tacién para [a actualidad a la que considera ya como la era histérica. En ninguna otra parte Lukécs ha formulado sus puntos de vistas inequivocamente abiertos y teGrica- menie despiadados como en este trabajo. Céustica es su caracterizacién hacia aquellos reformistas so- cialistas bien intencionados que coquetean con el sistema de instituciones de la democracia burguesa; antes o después el destino de su pais estarfa sellado por un golpe de Estado de fa extrema derecha. Del. mismo modo, sin adorno alguno, discute las rela- ciones entre el mecanismo politico de decision de la burguesia y la CLA, como también la falta de influencias en los movimientos antifascistas de los partidos comunistas: europeos occidentales por la politica estalinista de 1939. La severidad en las for- mulaciones es la expresién del convencimiento co- snunista, marxista, de Lukacs, que esté muy lejos 2B de Ja consideracién dogmatica de una “politica realista” y de Jas tacticas. Durante todo el ensayo se evidencia lo dafiifia que es la practica de deducie directamente la teoria de Ja tactica. En dltima ins- tancia, Ja personalidad del autor estaba muy lejos de una conducta que operara con formulaciones de este tipo, Sin duda nosotros hoy podemos juzgar algunos de sus diagnésticos politicos —entonces ac- tuales— de otra manera (por ejemplo, el avance de fa socialdemocracia en la politica europea no apro. ximé a la extrema derecha al poder). Pero al expre- “sar ciertas verdades fundamentales, abriendo con. glentemente Ia polémica, Lukécs pretendia fomentar el desarrollo de discusiones reales, tedricas, Con este ensayo se proponia fortalecer la funcién ideolé- gica de la teoria: las diversas esferas de intereses del desarrolle socialista debian encontrar en la idealogla la posibilidad de desplegar su lucha en piiblico, es decir, democraticamente. Un medio teéri- co de este tipo solo puede surgir si se expresan ciertas verdades fundamentales y se eliminan to- dos los ocultamientos; sélo por esie camino se puede alcanzar un-consenso sobre los principales proble. mas. Ademis, este andlisis profunda —aunque siem- Pre permanece en el plano tedrico— constituye la demanda de Lukics para que la teoria marista pueda también meditar sobre las consecuencias que atin no estan en el orden del dia y cuya manifesta. cin piblica en un momento dado no es quizés ni siquiera deseable, pero sin Jo cual no es posible la politica del mafiana. sta actitud tedrica no se incluye “pacificamente” en el pensamicnto habitual sobre asonoe atin, Lukécs ¢s un te6rico “molesto”. Expresa relaciones, exfatiza problemas sobre los que por largo tiempo no es “conveniente” hablar pero de los que mas 4 tarde no sélo se debera hablar, sino que incluso se debera encontrar una solucién cuidadosamente preparada para la opinin publica, Profundamente comprometido con el movimiento comunista, Lukacs luch6 por una teoria mas profunda, capaz de impul- sar una estrategia politica, la que sdlo es posible cuando obtiene una Telativa autonomia. Esta es la raz6n por la que en este ensayo se pone tanto énfa- sis en Ia diferencia entre tactica, estrategia y teor al igual que en la verdadera dialéctica de sit accién reciproca. El lector de hoy, por cierto en posesion de experiencias hist6ricas, encontrar justificada la pregunta de si las condiciones tacticas de una polt- tica correcta ng devienen mas dificiles cuando se plantean problemas tedricos en el impulso sincero hacia la franqueza teorica prematura o simplemente en un momento incorrecto; los diferentes opositores tendrian argumentos para brindar. Aqui la contro- versia no gira tanto alrededor de los métodos dog- miticos, sino de la estructura de la publicidad polf- tica, la que es capaz de ampliarse 0 estrecharse en los mas diversos planos en diferentes momentos, La publicidad politica y la publicidad de confrontaci nes tedricas no necesariamente coinciden. Lukacs no recomienda um programa para la actualidad in- mediata. Su argumento se orienta. a alcanzar en un largo plato, en él transcurso del proceso histérico de democratizacién, que la prdctica politica (tActica y estrategia) y la teoria no se vineulen con un’corto- Circuito entre-si; que —a-diferencia de la practica -estalinista—-liegue~a~ser imposible abusar dela teorfa'como laracionializacién que confirma téctica- mente todo con posterioridad; que Ia teorfa pueda crear una legitimacion propia, independiente, por si misma, suscitando y manifestando problemas que la prictica politica atin no ha tenido en cuenta 0 con- 8 Sidera alternativas s6lo para Ia reflexi6 i lera_alternativa ion. teérica. ‘Acs €§ conciénte que con este punto foco de justificadas confrontaciones’ Sin cohaige: siente que es su deber frente a Ja teoria plaatear estas preguntas, aunque en el camino hacia una cc. lucion positiva (a la que concibe en gestacién) haya algunos obstaculos historicos, organizativos, en la esfera de la conciencia. Por eso se constituye en uns exigencia tedrica hablar acerca del proceso histé- Tico de la democratizacién. No sélo para alcanvar que la teoria marxista sea “abierta” ante los nuevos problemas de 1a realidad, para que sean formulados los problemas que ya existen en la practica social Pero que atin no se manifiestan, sino sobre todo Para garantizar y mantener —mediante el conoc’, micnto de los problemas que aparezcan en el fa turo— la influencia espiritual del Partido, su papel en la iniciativa y la direccién en el proceso de demo cratizacién. Los pensamientos polémicos de Lukace son producto de un sentimiento de responsabilidad ante el Partido. Queremos agregar que micntrs escribe este ensayo ya se encontraba en unidad creadora y debate con el POSH. in.el planteo de esta alternativa histéri luego Lukics no sélo tiene en cuenta Ine ninco hiingaras; desarrolla sus ideas —como siempre como contribucién a las confrontaciones vivae del Movimiento Comunista Internacional. Esto esta tam. conocié que los movimientos de izquier de ellos el _marxismo, tendrtan age ates, Se proximas décadas bajo condiciones mucho mas dite ciles. Es justamente esta “coyuntura negativa” que se aproximaba la que lo leva a considerar impor, 6 tante evidenciar ciertas verdades fundamentales. Es ésta la raz6n por la que en este ensayo llama varias veces la atencign del lector sobre el coraje necesario para usar hoy las expresiones de “neacolonialismo” e “imperialismo” en lugar de “sociedad industrial”. La misma actitud Jo impulsa también a medir las posibilidades histérico-mundiales del socialismo ante la fuerza de atraccién que esté en condiciones de ejercer una democracia real, hasta ahora en ninguna parte duradera en un nivel superior a fa que cono- Cemos en este momento. Hemos ya mencionado que para Lukacs el proceso de democratizacién verdaderamente profundo no sdlo concierne a {a esfera puramente politica, debe ademds transformar la totalidad de la vida como practica social que se realiza en todas partes, desde la vida cotidiana hasta las instituciones. Como momento decisivo de este proceso —precisamente porque es el problema a resolver— esta la configu: racin de una nueva relacién con respecto a la pro- duccién material. Se trata de superar la siguiente contradiccién histérica: Por un lado, tienen que ser modificadas las condiciones materiales de la pro- duccién como factores determinantes y.fundamento de la transformacién socialista del hombre y Ia so- ciedad, aboliendo la propiedad privada sobre los medios de produccién y garantizando un desarrollo de la economfa sobre nuevas bases; pero, por otro iado, fa esfera econémica no puede sola, por su ropio automatism, realizar ninguna liberacion del Rombre gue implique la. superacion de la enajena- cién, la formacién del nivel comunista de Ja. socka- lizacién. Las relaciones de propiedad socialistas no han miodificado la calidad en la division del trabajo como, por ejemplo, si lo hicieron las burguesas. Con estas iltimas se cred un modelo radicalmente nuevo 21 de ta division del trabajo —industria fabril en lugar de manufactura—. Las diferentes relaciones de pro- Piedad y el desarrollo de la economia forman, por cierto, el fundamento de la transformacién socia. lista del hombre y sus relaciones; pero esa fuerza transformadora debe ser “aportada” desde “afucra”, desde-et area de la conciencia comunista de la orga- nizacién social teleolégicamente dirigida en la esfera de la economia. Este factor muevo, “aportado desde afuera”, concivntemente creado, es la democratiza- cion. Encontrar una solucién duradera para realizar ésta tarea, para Lukdcs no es simplemente un mo- mento tactico-estratégico, sino el micleo de la com Vocatoria histérica mundial del socialismo. Estas ideas esquematicamente expuestas aqui por nosotros son en mas de un aspecto proféticas. A los 83 afios Lukacs reconocié con exactitud cudles eran los factores de fiésgo del’ proceso ‘de democriitiza. cidin, comenzando por la refinada manipulaciéni del imperialismo”hasta las ilusiones (pluralistas) demo- cratico-burguesas a las cuales se deslizaban los es. fuerzos reformistas, imposibilitando la realizacién de un cambio genuine. El cuadro que Lukacs reali, za de fa época en su conjunto esta impregnado por a lucha de Ios dos sistemas, una lucha “a pase 10 que pase” —un momento sobre el que llamo la aten. cién insistentemente también en Sus entrevistas, pero al que nosotros entonces, en el apogeo de la détente, no podiamos comprender como realidad— Su. vision de futuro le permitié percibir los riesgos que corria el desarrollo. del socialismo, Pado entre. ver una salida para esa situacién: La Posibilidad de subsistencia del socialismo estaba en poner en mar- cha el proceso de democratizacién. Lukacs estaba corivencide de que de esta manera se disminuirian los peligros. Reconocer correctamente los riesgos ¥ 28 estar capacitado para una critica a las falsas alter- nativas, le permitié establecer el criterio de que Yinicamente el Partido podia y debfa dirigir el multi- facético proceso de democratizacién: proceso que en un nuevo plano de la socializacion de la inicia tiva comienza por introducir la actividad de las masas hasta asegurarse de una alternativa socialista. Para esto se deben conformar nuevas formas de relacién entre ei “abajo” y el “arriba”, lo que an vez comporta la coder de desarrollar la de- interna partidaria, : Te ET ce me comeztin Sinicamente por las experiencias de crisis hist6ricas; se basa también en las tendencias de la actualidad. Reconoce en la democracia formalizada «un medio que’ paraliza “el impulso"de la accion de los hhom- bres, que estrangula la demanda‘de accionés para la comunidad. Cuando al participante de tint debate no Je queda otra alternativa que adherirse a la pro- puesta establecida cou anticipacién, cuando no tiene ninguna oportunidad para proponer eee (a Jo sumo el acta dejar constancia de un debate “vivo") esta excluido de la participacion efectiva. Esta exclusion acumularé tensiones que desembo- caran en la indiferencia 0, en el peor de los caso en apatfa. De esta manera se frenan las energias de iniciativa, cuya existencia Lukes toma por dadas —de ailf el ‘tono optimista de su escrito— y cuyo desarrollo multifacético es necesario para la reali- zacion de los esfuerzos de reformas. econémicas. Lukes cree que la alternativa democratica —Ia cual impregnaria la totalidad de la vida y provocaria una amplia colision de los intereses y las energias— no solamente podria apartar del camino los obstacu- os para la iniciativa y con ello crear un espacio cualitativamente superior para Ia accién orientada 29 colectivamente, sino que ademas —naturalmente a largo plazo, dentro de una perspectiva histérica— liberarfa las fuerzas esenciales del hombre. Aquellas fuerzas esenciales que Marx relaciona con el comu. nismo y que para Lukacs representan el objetivo “teleolégico” de este proceso: la conformacién de un cardcter social mas elevado del hombre, la reorien- tacién de la direccién de todas las acciones y hechos del conjunto del sistema de hdbitos de las perso- nas. La “instruccién”, comprendida en una escala hist6rica, en una prdctica social de este tipo podria climinar la actitud secular corrosiva de “‘lo que yo no sé no me interes” para abrir el camino hacia la disciplina de una cultura politica democrdtica, La actitud radical de este ensayo sobre la demo- cratizacién se corresponde con la de [as entrevistas y ensayos de Lukacs en Jos tiltimos afios de su vida. Su testamento tiene valor a largo plazo. Su posicion fue siempre construida en la confrontacién apasio- nada con los dos falsos extremos, orientada en el método del tertium datur; combatié siempre en una guerra con dos frentes, pero en mas de un aspecto estaba preparado para confrontar él mismo con su propio movimiento, el Partido. Gracias a este tertium datur, su posicién teérica se encuentra con la poli- tica, de la cual la sucesiva democratizacién —no explosiva, tampoco proclamada simplemente de boca para afuera— representa un objetivo de primer orden. Esta es la “contribucién” péstuma de Lu- kacs en donde se pone de relieve esta correspon- dencia. Lukacs con su anilisis tedrico incluye cues. tiones dificiles y con sus propuestas trasciende su época. Considera, como hemos visto, que es ésta Ja tarea de la teoria marxista. En su testamento plantea algunos problemas “molestos” y tesis dis- cutibles. Pero sabemos hoy que un interpelador 30 .etido partidariamente y al mismo tiempo gompromptde pardariamencs 7 4] lomo mes gramaticas, debates democraticos. A la conforma- Gién socialista de los asuntos comunes de la época para los que no hay ningin precedente ni vale nin- guna cita y para los que de hecho debemos hacer nuestra propia historia Miklés Almasi 1985 3 Georg Lukécs EL HOMBRE Y LA DEMOCRACIA Nota del traductor cra primera ediclin en espa ey ma trducciin del Esa iment clin, coat ose lade texte rg le, omar uprima las diferentes posibilidades en ta transcripcién det manuscri- ts en esti ear Bai eh eon deramos que asi se facilitard la lectura. Si hemos indicado ‘aquellas variaciones que implican un cambio 0 enriquecen Slt eo oe enti ? appre Ga roti cot ae ‘A. Scarpani realiza en la edicién italiana. Por esta Cid razdn, incluimos también algunas referencias de esta edicion, 1 RC a ee oe OBSERVACIONES METODOLOGICAS PREVIAS Uno de los hechos més importantes para el mar- xismo que fascind (aunque a menudo también apart6) a amplios circulos de la intelectualidad no- socialista, fue la monumental redaccién del Mani- fiesto comunista, del desarrollo histérico de la Iu- cha de clases: “Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, barén y siervo, maestros y oficiales en- tre si, sostuvieron una ininterrumpida lucha, ora eculta, ora lucha abierta, una lucha que termina con la transformacién revolucionaria de toda la so- ciedad 0 con el hundimiento conjunto de las clases beligeraiifes”? Exceptuando Ia alternativa de la tima frase, este cuadro histérico orienté durante mucho tiempo —a sabiendas o no— a los partida- rios de una posicién sociolégica abstracta del m: xismo, convirtiéndose en el punto de principal con- troversia para sus adversarios. El intento por ' Carlos MarnHederico Engels, “Manifiesto del Partido Comunista” en Obras escogidas, Tomo IV, Eds. Ciencias del hombre, Buenos Aires: 1973, pp. 934. 35 priorizar Ia teoria de la absoluta “unicidad” de todo fenémieno historico, liberado de toda regularidad de las leyes y excluyendo los conceptos generales, se ha ido pavlatinamente abandonando. ¥ con ra- on, porgue una oposicion, de este tipo cba esta tajante.alternativa entre el ser-en-sé-mismo? y la regularidad de Ja historia, no Heva mds que a una teoria irracional y, en la practica, a una “politica realista” privada totalmente de la reflexién y de las ideas; lo que no sélo es un estorbo para cualquier intento socialista (y pscudosocialista) para domi- nar Ia realidad historica, sino que obstaculiza tam- bign la puesta en practica de las tendencias mani- puladoras que se basan en el neopositivismo? ? La traduccion de este concepto de Lukécs impide per- eibir como en ef término original aleman (geradesoscin) la temporalidad. Este “seren-stinismo” es un estado que esta en si impreynado de movimiento. (Nota del traductor). 5 (Lukes revisa sumariamente al comenzar su ensayo algunas teorfas de Ia historia, precisando la diferencia en- tre marxismo vulgar y marxismo auténtico [el primero ve la realidad absolutamente determinada por sus propias le yes objetivas y limita por ello la accién humana; el se- gundo, por el contrario, la percibe abierta, con sus alter nativas, a las decisiones de los grupos y hasta de los indi viduos} y enuncia dos categorias fuindamentales de Ta. te0- ria de Ia historia 0 —como é1 la llama— de Ja ontologia Se trata del “seren-simismo” [expresion qite indica el ton: junto de caracteristicas que distinguen @ una pieza de la realidad o “ser"] y, de la “regularidad” histérica {es decir, el conjunto de las “tendencias” scgin las cuales se ordenan los procesos historicos de un “ser” dado]. De la relacién entxe estas dos categorias [entre el “ser-enstamismo” de una realidad, y Ia ley'o tendencia histérica dle esta ultima] y la “decision alternativa” de los individuos y grupos nace Ja dialéetica bistériea que Marx fue el primero en com prender. Solamente una teorfa raciomal de fa historia [que 36 La ciencia y la teorfa politica, influenciadas ideo- Jégicamente por esta posicién —al menos en sus formas de expresién— se habituaron a considerar cada vez mas como réalidades sociales las for mas del Estado, las fuerzas y tendencias sociales que se presentan de manera logicagnoseoldgica ge- neralizada. Esta orientacién metodolégica corre ¢l peligro de transformarse facilmente en un hal esponténeo; mucho mAs cuando aparenta apoyarse en venerables tradiciones, Por ejemplo, Aristdteles y Rousseau favorecen una concepcidn de este tipo, en Io que respecta a nuestro problema —la demo- cracia como forma adecuada de representacién— propia de esta terminologia universal. En efecto, desde las discusiones sobre dictadura y democra cia —durante y después de los acontecimientos de 1917— a la controversia “totalitarismo versus demo- cracia”, la inmensa mayoria de las alternativas deci- sivas se buscan (y se las pretende encontrar) hasta hoy dentro de esta perspectiva metodolégica Esto ocurre en términos no marxistas y, en gens ral, en términos por lo menos precipitados. En, la. teoria-de los. cldsicos del marxismo el ser-en-si-mis- mo de los fenémenos socic-histéricos y sus regula- ridades formnladas en general, no configuran nunca una contradiccién metodolégica; mds bien al con- trario, forman una indisoluble unidad dialéctica. El ser-en-si-mismo es, sobre todo, una categoria socio-histérica, la manifestacién necesaria del con- ‘tenga en cuenta esta dialéctica] permite actuar con realis- mo politico y simultaneamente tener en cuenta un penss- snienta general). Nota ata edicion italiana: Gybrey Le Kies, L'uomo ¢ la democrazia. Trad. de Alberto Scarponi, Lucarini, Roma: 1987, p- 24. 37 junto contradictorio de las fuerzas econémico-socia- Jes activas en una.lucha social de una determinada etapa de su desarrollo histérico. Para la teoria y la practica, el conocimiento de Ja regularidad particu- lar de un determinado ser-en-si-mismo es tan impor- tante como la determinaciin de la regularidad neral. Ineluso, para la préctica realizable de hecho en el conereto hic et nunc de una situacién socio- hist6rica, la correcta comprensién de ese ser-en-si- mo posee una prioridad ineludible. Los manipu- ladores y fetichistas de las necesidades generales abstractas se equivocan cuando piensan que pueden remitirse a Marx, Basta pensar en una obra como El 18 Brumario de Luis Bonaparte para inmediata- mente percibir que alli todas las clases y desarrollo de clase, toda la reforma del Estado y del gobierno, aparecen siempre en ese concreto ser-en-si-mismo, el que la Revolucién de 1848 cre6 en Francia. A partir de estos ejemplos concretos, siguiendo a Marx, nuestras consideraciones se basan en el he- cho de que siendo toda formacién econémica, onto- Iégicamente algo sujeto a la regularidad y al mismo tiempo a un ser-en-stmismo histérico, las formas superestructurales (como en nuestro caso 12 demo- cracia) conforme a su ser social, no pueden mas que estar constituidas en términos analégicos. Por esto, intentaremos aqui considerar la democracia (mejor dicho: fa democratizacién, ya que se trata sobre todo de un proceso y no de wn estado) histéricamente como fuerza politica concreta de la particular for- macién econémica sobre cuya base surge, actiia, se problematiza y desaparece. La ahistoricidad, aqui como en otras partes, crea fetiches que —posifiva ¢ negativamenté valorados— no ayudan sino que por cl contrario oscurecen y enmascaran los movimien- tos sociales concretos (y las leyes que los suscitan). 38 A propésito de esta cuestién, con frecuencia se habla también de Ja democracia como de un estado y se olvida examinar las direcciones del desarrollo Teal de tal estado, cuando sélo por esta via serd posible tener un cuadro adecuado de sus caracteristicas. Para subrayar esto es que preferimos ef término “democratizacién” al de “democracia’ 39 IL LA DEMOCRACIA BURGUESA COMO FALSA ALTERNATIVA PARA UNA REFORMA EN EL SOCIALISMO 1 Multiplicidad de las bases econémicas de las democxacias * Es evidente que se provocartan confusiones si su- yasiéramos simplificadamente que los tedricos re- levantes que afrontaron este tema, ya a partir de Aristételes, estuvieron completamente desatentos frente al problema de la pluralidad. Sus observacio- nes, sus clasificaciones y, sobre todo, sus evaluacio- nes, no podian surgir sin embargo del andlisis de la relacion entre la base econémica y la democracia como superestructura politica; mucho menos, de un examen del cardcter histérico de las formaciones sociales. Sus clasificaciones todavia se basaban en determinaciones generales (grandeza del Estado) 0 en consideraciones juridicas (zquién es el ciudada- no?). De esta manera aparecen simples clasificacio- nes generales y también valoraciones generales. No 1 de la democracia” a obsiante, nunca un conocimiento correcto de los hechos, como el ser-en-si-mismo de las diversas de- mocracias, surge espontdneamente de los desarrollos sociales primarios. Mas atin, de la génesis real a Ia evaluacion de las tendencias del crecimiento y de la decadencia dentro de un tipo particular de’ demo- cracia? econémicamente fundado, permanece una generalizacién abstracta que es imposible sea con- cebida como activa, operante, resultado de la “cosa misma”, del automovimiento de un complejo social especifico. ‘Marx seré el primero en partir de estos clementsles hechos ontolégicos de la vida social. Cuando habla de la democracia de la polis —la primera y durante los la de mayor influencia ideolégica como proto- tipo de lo que se consideraba democracia— la carac- tetiza y fundamenta en términos econémices: “La comunidad —como Estado— es por un lado, la rela- cién reciproca entre estos propietarios iguales y li- bres, su vinculo contra el exterior, y es, al mismo tiempo su garantia, La naturaleza de la entidad co- munitaria se basa aqui en el hecho de que sus micm- bros son agricultores de parcelas, propietarios de la tierra que trabajan, y, en igual medida, la autonom(a de éstos resulta de su relacién recfproca en tanto miembros de la comunidad, de la salvaguardia del ager publicus para las necesidades colectivas y para su gloria colectiva, etc. En este caso, sigue siendo presupuesto para la apropiacién del suelo el ser miembro de la comunidad, pero, en tanto miembro de la comunidad, el individuo es propictario priva- do. Se relaciona con su propiedad en tanto esto es determinado de democratizacién” a2 el suelo, pero, al mismo tiempo, en ianto ésta es su ser como miembro de Ia comunidad, y el manteni- miento de si mismo como miembro es igualmente el mantenimiento de Ia comunidad y a la inversa”.’ La democracia que se deriva de esta constelacién eco- némica no depende simplemente de Ia base general de las formas del ser humano, de Ja praxis humana —lo que ocurre en toda sociedad— sino, que esta indisolublemente vinculada con un modo de existen- cia individual, particular, de aquellos que participan activamente de ella; un modo de ser concreto itn) sible de suprimir. Ser ciudadano de la polis, parti pante activo de su democracia, no es simplemente una categoria determinante de Ia superestructura po- litica, sino también, e inseparablemente, Ja base eco- némica del ser social, la forma material de vida para cada ciudadano individual. Esto tiene importantes consecuencias. Con fre- cuencia hoy paradéjicamente aparentes, para el con- junto de Ia vida de los hombres de esta formacién social. En primer lugar, toda la vida privada se sitda en un plano secundario, socialmente poco rele- vante, El verdadero ser de todos los ciudadanos, su accién en corinin ea las tareas democraticas que sur- gen de su existencia y actividad, esta indisoluble- mente unido a la base econémica ya expuesta. Con su disolucién —lo que ocurre necesariamente a par- tir del desarrollo de las fuerzas productivas, lo que aqui no sélo es posible sino ademas necesario— la existencia y capacidad de funcionamiento de Ia de; mocracia de la polis termina por descomponerse. El 3 Carlos Marx. Hlementos fundarentates para ta critica de la economia politica, Tomo 1, Siglo XXI, 9* ed., p. 437. B gran prestigio, Ja gran consideracién ideolégica, el cardcter de ejemplo luminoso que recibié esta forma de democracia sobre todo en su forma “clasica” de Atenas y Roma, conduce, al mismo tiempo, por su necesidad econémica a su autodisolucién. Marx ex- puso con claridad su fundamento econémico: es la esclavitud la que forma la base de la cultura demo- cratica de esta sociedad; la lucha democratica se desarrolla siempre v solamente en el interior de una minorfa privilegiada; la gran masa efectivamente productiva est4 por principio excluida de ella como de toda participacion activa en la vida social. Adm cuando el fundamento originario de este ser econd- mico —Ia relativa igualdad de los propietarios de parcelas— se suprima, surge un proletariado que, segiin las palabras de Sismondi, vive a expensas de la sociedad mientras que en el capitalismo es la sociedad la que vive a expensas suya. La divisin del trabajo y de Ja propiedad, fundamento de toda democracia ‘de la polis, es en su génesis algo casi primitive, en muchos aspectos natural —segin Marx, esta propiedad es idéntica a la pertenencia a la tribu—. Es con el inicio del “retroceso de los limites naturales” * que deberé retroceder. Asi, esta 4 "de democratizacion” 5 (Frase de Marx con la cual se indica el proceso de reciente humanizacién (sociabilidad] de la vida de Ja he manidad -En virtud de tal proceso deviene, entre otros, el mas amplio y eficaz dominio del hombre sobre la natu: raleza [la cual se presenta come una batrera frente a la accign humana] pero sin llegar a una apropiacién total, ya que la naturaleza —por razones ontolégicas, o por razones intrinsceas al ser del hombre— no puede ser abolida del todo, Se trata ‘de un, proceso ininterrumpido). Nota a ta cian 44 ities democracia en el transcurso de su desarrollo econd- mico mas elevado, de la creciente civilizacién, pierde 8 peculiaridad humana, Je que se presenta como modelo: el individuo que actia en ella —precisa- mente porque ser ciudadano de la polis, poseer una parcela, pertenecer a una tribu, son condiciones eco- némico-sociales de su existencia que convergen para formar la identidad— no tiene ninguna “puntuali- dad’ en el sentido moderno. Para el ciudadano libre su propia identidad tiene exactamente al mismo significado para su ser que para su pertenencia a la polis. El cardcter socialmente secundario de la vida privada del ciudadano de la polis es la otra cara de su existencia hist6rica; aqui ser hombre, desarrollar- se como Persona es sustancialmente, en su dindmica como en su tendencia, idéntico al cumplimiento de los deberes ciudadanos en la democracia, al modo de realizacién de la democracia. La forma clasica de la moderna democracia bur- guesa, la de la Revolucién francesa, ha surgido y se hha construido con eficacia tomando muchisimo —in- cluso de manera conciente— del ideal de este mode- lo. En el plano socio-econémico se encuentra, sin embargo, cxactamente en ¢} polo opuesto. Al subra- yar esta contradiccién Marx destaca al mismo tiem- po que la libertad e igualdad (expresiones ideold- gicas centrales de las democracias modernas),* pue- den asumir desde el punto de vista ideolégico formas muy diferentes; pero en cuanto a la esencia econd- mico-social “no sélo son respetadas en el intercam- bio de valores de cambio, sino que el intercambio © “expresiones ideolégicas contrales de la esencia de Ja democratizacion. modem” 45 de valores de cambio es la base productiva, real, de toda igualdad y libertad”? Esta realizacién practica del dominio de la liber- tad y de la igualdad significa —con todas sus con- tradicciones— un enorme progreso en la prehistoria de la sociedad humana. Con ella toma vida la ver- dadera sociedad; el fandamento real, objetivo, de la esencia humana. Todas las determinaciones vincu- ladas, en mayor o en menor medida, a los limites naturales del ser social estén contenidas en su ma- nifestacién, La lucha social que ha producido este hecho, en su forma inmediata, directa, esta dirigi- da contra la articulacion de la sociedad por clases, estructuracién surgida en el y del feudalismo. La feudalidad, que el joven Marx lamé “democracia de la nolibertad”, le da a la estructura de la socie- dad “directamente” un caracter “politico”; “los cle- mentos de la vida burguesa, como por ejemplo la posesion o la familia, o el tipo y el modo de trabajo, se habian elevado al plano de elementos de la vida estatal, el estamento o la corporacion. Determina- ban bajo esta forma, las relaciones entre el in viduo y el conjunto del Estado, es decir, sus rela- ciones politicas””* La Revolucién francesa destruyé radicalmente to- da esta estructura social y, con ello por primera vez en la historia del mundo, constrayé la relacién entre Estado y sociedad civil ¥ en términos puramen- te sociales. Marx sefiala con razn que de este modo 7 Garlos Marx, Elementos fundamentates ... op. cit, p. 183. © Carlos Marx. La cuestién judta, Ed. Coyoacdn, Buenos Aires: s/f., p. 58. s “entre Estado y ciudadano de la sociedad” 46 | | | | pudo unificarse materialmente por primera vez la vida politica con respecto a la dispersién que existia en el feudalismo; liberada en lo inmediato de las caracteristicas de la sociedad civil, elevada a asun- to general del pueblo con independencia real de los elementos particulares.” De este modo, el objetivo de la batalla ideolégica de siglos por introducir el “reino de Ja razén” en la vida humana se convirtié en el fundamento de la vida social. Sélo que —como mas tarde lo sefialé Engels— este reino de la raz6n se evidencié como el reino idealizado de la burguesfa. No debemos entender aqui el término idealizado como una acusacién poli- tica —ideolégica—, sino como una comprobacién , objetiva, cientifica de la estructura social surgida. en la realidad. E] mismo Marx, en la comprobacién teGrica de las investigaciones que acabamos de citar sobre la transformacién real del conjunto de la es- tructura social, dijo que el idealismo del Estado, de Ia vida politica, que se produce como superacién del feudalismo, presupone como fundamento contra- rio la culminacién del materialismo de la sociedad burguesa. Ejemplifica csta contradictoria unidad en- tre Estado y sociedad civil, entre idealismo y mate- tialismo en la vida de la sociedad, en la vida de cada hombre individual en cuanto miembro suyo, analizando el primer gran documento practice" de esta transformacién: el texto de las Constituciones de la Revolucin francesa. Esta observacién se basa en la opo: entre homme (bourgeois) y citoyen. Citoyen 10 “de los elementos particulares de 1a vida burguesa” 1 "documento tedrico-préctioo” a7

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