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3.

Reseña histórica de perforación

Los petroleros no fueron los primeros en perforar pozos profundos: 2.000 años atrás lo hacían los
chinos para encontrar salmuera, con la cual obtenían sal. Para lograr sus propósitos disponían de
un equipo consistente en una estructura de madera, de la cual suspendían por cable una
herramienta cortante y pesada. La percusión intermitente sobre el terreno iba horadando
sucesivos estratos del subsuelo hasta llegar al objetivo. Este ingenioso sistema permitió perforar
hasta más de 900 metros de profundidad, aunque demandaba años completar el trabajo.

En los primeros años de la industria petrolera se utilizaron los mismos principios, de perforación a
percusión. Aunque todavía en ciertas circunstancias y principalmente en Estados Unidos se sigue
utilizando esta técnica (muy mejorada respecto del siglo pasado) fue universalmente reemplazada
por el método de perforación rotativa.

Los primeros pozos petroleros se perforaban mediante percusión, martillando una herramienta
sujeta a un cable. Poco tiempo después las herramientas de cables fueron substituidas por la
perforación rotatoria, que permitía perforar a mayor profundidad y en menor tiempo. En 1983 se
alcanzó un récord en el pozo Kola Borehole al norte de Rusia, que alcanzó 12.262 m de
profundidad, usando un motor de perforación no rotatoria en el fango.

Por lo general, cuando se trata de actividades en tierra la locación a perforar está ubicada en algún
sitio de difícil acceso, y hay que realizar importantes trabajos preparatorios antes de instalar el
equipo. Casi siempre se deben construir los caminos de acceso, que muchas veces suponen la
construcción de puentes y obras viales especiales, desmonte de selvas, o drenaje de pantanos. En
algunos casos, todo el equipo de perforación se traslada en helicópteros de gran Porte hasta la
locación previamente preparada.

Los pozos petrolíferos más antiguos que se conocen fueron perforados en China en el año 347 e.c.:
tenían una profundidad de aproximadamente 250 m y funcionaban mediante brocas fijadas a
cañas de bambú.1 El petróleo se quemaba para evaporar salmuera a fin de producir sal. Largos
conductos de bambú conectaban los pozos con las salinas. Numerosos registros de la antigua
China y Japón incluyen varias alusiones al uso del gas natural para iluminar y cocinar. El petróleo
fue conocido como «agua de quemar» en Japón en el Siglo VII.

DESARROLLO

En la primavera de 1858, el Coronel Drake comenzó a construir un pozo de perforación en Oil


Creek, cerca de Titusville (Pensylvania) sobre lo que había sido un antiguo asentamiento de indios
Séneca.

Lo hacía para una compañía recientemente formada llamada Séneca Oil (derivada de una anterior
llamada Pensylvania Rock Oil Company). La empresa había surgido buscando el negocio que
suponía emplear el petróleo para producir keroseno como combustible para lámparas.
Aunque no se puede asegurar con certeza que el pozo de Drake fuera el primero construido con el
propósito de extraer petróleo, lo cierto es que fue el primero en el que se utilizó una técnica
novedosa en la época que permitió profundizar en la tierra sin verse expuesto a sufrir el colapso
del terreno que terminaba taponando cualquier perforación.

Drake inició su pozo con métodos tradicionales, viendo como del agujero apenas salía petróleo y
además se colapsaba en cuanto alcanzaba la capa freática. Para evitar este último problema
decidió realizar las perforaciones introduciendo un tubo en la tierra que le permitía taladrar a
través de su luz y que impedía el derrumbamiento del pozo.

Tras meses de arduo trabajo sin éxito aparente, la mañana del 27 de agosto de 1859 un ayudante
de Blake, Billy Smith, se asomó a la boca del pozo con la intención de iniciar los preparativos de
otro día de faena y pudo observar como por el tubo salía, lentamente, el petróleo. Los primeros
litros, extraídos a mano, se fueron acumulando en una bañera y en barriles de whisky.

La profundidad del pozo de Drake era de unos 21 metros, y su rendimiento, de 25 barriles por día
(un barril equivale a casi 159 litros).

Los seres humanos conocen estos depósitos superficiales de petróleo crudo desde hace miles de
años. Durante mucho tiempo se emplearon para fines limitados, como el calafateado de barcos, la
impermeabilización de tejidos o la fabricación de antorchas. En la época del renacimiento, el
petróleo de algunos depósitos superficiales se destilaba para obtener lubricantes y productos
medicinales, pero la auténtica explotación del petróleo no comenzó hasta el siglo XIX. Para
entonces, la Revolución Industrial había desencadenado una búsqueda de nuevos combustibles y
los cambios sociales hacían necesario un aceite bueno y barato para las lámparas. El aceite de
ballena sólo se lo podían permitir los ricos, las velas de sebo tenían un olor desagradable y el gas
del alumbrado sólo llegaba a los edificios de construcción reciente situados en zonas
metropolitanas.

La búsqueda de un combustible mejor para las lámparas llevó a una gran demanda de “aceite de
piedra” o petróleo, y a mediados del siglo XIX varios científicos desarrollaron procesos para su uso
comercial. Por ejemplo, el británico James Young y otros comenzaron a fabricar diversos
productos a partir del petróleo, aunque después Young centró sus actividades en la destilación de
carbón y la explotación de esquistos petrolíferos. En 1852, el físico y geólogo canadiense Abraham
Gessner obtuvo una patente para producir a partir de petróleo crudo un combustible para
lámparas relativamente limpio y barato, el queroseno. Tres años más tarde, el químico
estadounidense Benjamin Silliman publicó un informe que indicaba la amplia gama de productos
útiles que se podían obtener mediante la destilación del petróleo.

Con ello empezó la búsqueda de mayores suministros de petróleo. Hacía años que la gente sabía
que en los pozos perforados para obtener agua o sal se producían en ocasiones filtraciones de
petróleo, por lo que pronto surgió la idea de realizar perforaciones para obtenerlo. Los primeros
pozos de este tipo se perforaron en Alemania entre 1857 y 1859, pero el acontecimiento que
obtuvo fama mundial fue la perforación de un pozo petrolífero cerca de Oil Creek, en Pennsylvania
(Estados Unidos), llevada a cabo por Edwin L. Drake, el Coronel, en 1859. Drake, contratado por el
industrial estadounidense George H. Bissell —que también proporcionó a Sillimar muestras de
rocas petrolíferas para su informe—, perforó en busca del supuesto “depósito matriz”, del que
parece ser surgían las filtraciones de petróleo de Pennsylvania occidental. El depósito encontrado
por Drake era poco profundo (21,2 m) y el petróleo era de tipo parafínico, muy fluido y fácil de
destilar.

El éxito de Drake marcó el comienzo del rápido crecimiento de la moderna industria petrolera. La
comunidad científica no tardó en prestar atención al petróleo, y se desarrollaron hipótesis
coherentes para explicar su formación, su movimiento ascendente y su confinamiento en
depósitos. Con la invención del automóvil y las necesidades energéticas surgidas en la I Guerra
Mundial, la industria del petróleo se convirtió en uno de los cimientos de la sociedad industrial.

Los pozos petrolíferos más antiguos que se conocen fueron perforados en China en el año 347 e.c.:
tenían una profundidad de aproximadamente 250 m y funcionaban mediante brocas fijadas a
cañas de bambú.1 El petróleo se quemaba para evaporar salmuera a fin de producir sal. Largos
conductos de bambú conectaban los pozos con las salinas. Numerosos registros de la antigua
China y Japón incluyen varias alusiones al uso del gas natural para iluminar y cocinar. El petróleo
fue conocido como «agua de quemar» en Japón en el Siglo VII.

La industria petrolífera del Medio Oriente se inició alrededor del Siglo VIII, cuando las calles de la
reconstruida Bagdad se pavimentaron con alquitrán, derivado de la hulla. En el Siglo IX se
explotaban ya campos petrolíferos en la zona lindante con la actual ciudad de Bakú, en
Azerbaiyán, para producir nafta. Tales campos fueron descritos por el geógrafo islámico Abu al-
Hasan 'Alī al-Mas'ūdī en el Siglo X, y por Marco Polo en el Siglo XIII, quien estimó que la producción
de los pozos era equivalente a la carga de cientos de navíos.

El petróleo fue destilado por el alquimista persa Muhammad ibn Zakarīya Rāzi (Rhazes) en el Siglo
IX, produciendo queroseno en alambiques,2 cuyo principal uso era como combustible de
lámparas.3 Alquimistas persas y árabes también destilaron petróleo crudo para producir
materiales inflamables con propósitos militares. Así, desde Al-Ándalus, la destilación llegó a estar
disponible en el occidente de Europa hacia el siglo XII.

Los primeros pozos petroleros se perforaban mediante percusión, martillando una herramienta
sujeta a un cable. Poco tiempo después las herramientas de cables fueron substituidas por la
perforación rotatoria, que permitía perforar a mayor profundidad y en menor tiempo. En 1983 se
alcanzó un récord en el pozo Kola Borehole al norte de Rusia, que alcanzó 12.262 m de
profundidad, usando un motor de perforación no rotatoria en el fango.

Hasta 1970 la mayoría de los pozos petroleros se perforaban verticalmente (aunque la diferente
litología y las imperfecciones mecánicas causaban que la mayoría de los pozos se desviaran, por lo
menos levemente de la vertical). Sin embargo, las tecnologías modernas de perforación
direccional permiten perforar pozos marcadamente oblicuos y hasta con tramos horizontales, los
que pueden llegar a gran profundidad. Esta posibilidad es importante ya que los yacimientos en
rocas que contienen hidrocarburos son normalmente horizontales o semi horizontales, por lo que
un pozo taladrado horizontalmente logra una mayor superficie en producción que uno hecho
verticalmente, lo que implica una mayor productividad. El uso de la perforación desviada u
horizontal también ha permitido alcanzar depósitos a kilómetros o millas de distancia de la
perforación y ha hecho posible la explotación de yacimientos de hidrocarburos situados debajo de
sitios en los cuales es muy difícil colocar una plataforma de perforación o bajo áreas
ambientalmente sensibles, urbanizadas o pobladas

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