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DIOXIDO DE AZUFRE

Curiosamente, a pesar de ser un contaminante muy perjudicial, es también un aditivo


alimenticio muy utilizado al tener características conservantes y antibacterianas. Se conoce
como E220 y se emplea en vinos- los famosos sulfitos- cervezas, zumos, caramelos, yemas
de huevo y otros productos con huevo.

En cuanto a los efectos de su consumo, en dosis bajas provoca irritaciones en el tubo


digestivo y hace inactiva la Vitamina B. En grandes dosis puede provocar dolores de
cabeza, náuseas, vómitos, alergia, irritación de los bronquios y asma.

El gas se utiliza principalmente para evitar el oscurecimiento de los alimentos,


especialmente en frutas y verduras, mediante la inhibición de la enzima polifenol oxidasa
(PPO). Además, el SO2 actúa como un potente agente antimicrobiano para prevenir el
deterioro producido por los microorganismos.

Los sulfitos se emplean principalmente para la conservación de:

 Zumos de uva, mostos y vinos, así como para la sidra y el vinagre.

En el vino, los sulfitos se encuentran de forma natural a bajos niveles. Posteriormente se


añaden más para su mejor conservación. Esta práctica se viene realizando desde hace siglos
y su finalidad es inhibir bacterias y mohos, evitar la oxidación del vino y preservar el aroma
y frescor, garantizando así su calidad. Un exceso de sulfitos en el vino también empeora su
calidad, ya que pierde color y toma un olor picante y altera su sabor. También se utiliza
como conservante en:

 Las salsas de mostaza y en los derivados de fruta.


 Las conservas vegetales y crustáceos, ya que por su actividad antioxidante inhiben
las reacciones de oscurecimiento que se producen por los enzimas de estos
alimentos.

SULFITOS EN LA ETIQUETA DE LOS ALIMENTOS

Los alimentos y las bebidas que contienen sulfitos en concentraciones de 10 mg/kg -


10mg/l o más, deben advertirlo en la etiqueta.

Al igual que los sulfitos también deben ser declarados en las etiquetas otros alimentos e
ingredientes que se sabe que producen hipersensibilidad, como son los cereales que
contienen gluten como trigo, centeno, cebada, avena, trigo, centeno, escanda e híbridos de
cereales; crustáceos y derivados; huevo y ovoproductos; pescado y productos derivados;
cacahuetes, soja y los productos de éstos; leche y productos lácteos (incluida la lactosa); las
nueces y productos que los incluyan.
La estructura de Lewis del dióxido de azufre Debido a que en el modelo RPECV se tratan
los dobles enlaces como si fueran sencillos, la molécula de SO2 se puede visualizar como
un átomo central de S con tres pares de electrones. De éstos, dos son pares enlazantes y
uno es un par libre. Se ve que la distribución de los pares de electrones es trigonal plana.
Pero, debido a que uno de los pares de electrones es un par libre, la molécula de SO2
tiene forma angular.

Con este nombre conocemos el dióxido de azufre (SO2) y distintos sulfitos


inorgánicos. Son compuestos polivalentes desde un punto de vista tecnológico y
pueden encontrarse en productos bebidas y alimentos, empleándose como
aditivos de acción antioxidante y conservante: previene la oxidación de aceites y
grasas, mantiene el color original de los alimentos (inhibición del pardeamiento
enzimático y no enzimático), prolonga la vida útil de los alimentos, y previene el
crecimiento de bacterias, mohos y levaduras, sobre todo en un ambiente ácido
(uso frecuente en zumos).

¿En qué alimentos podemos encontrarlos?


Se encuentran de manera natural en alimentos que han sufrido un proceso de
fermentación, como el vino, la cerveza o el pan, aunque las concentraciones son
muy bajas.

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