Contexto de emergencia:
Esta obra data del año 1947. Se desarrolla en el periodo de posguerra en EEUU. Se debe tenerse
en cuenta la situación artística norteamericana en los años que precedieron al gran conflicto
bélico. Había transcurrido ya mucho tiempo desde las primeras experiencias vanguardistas
relacionadas con la exposición del Armory Show en Nueva York, en 1913.
En 1940, la llegada de los surrealistas refugiados de guerra constituirá el impulso fundamental
para las vanguardias neoyorquinas. Jóvenes artistas aislados, aún desconocidos, fueron
profundamente influidos por Max Ernst, André Bretón, Masson, Matta. Es redescubierto el mensaje
de Marcel Duchamp. Aunque permanecen en Europa, los antiguos valores consagrados, Picasso, y
Miró, vuelven con todos los honores.
Para estos jóvenes pintores estadounidenses, la lección del surrealismo es doble. El surrealismo
implica un cambio radical en la naturaleza y la esencia del acto de pintar y el gesto pictórico se
convierte en emanación del puro automatismo psíquico. Por otro lado, el surrealismo entroncaba
en este sentido con el existencialismo kierkegaardiano o sartriano por la exaltación del
individualismo y la afirmación de la angustia de ser.
El expresionismo abstracto es un movimiento que nace en Estados Unidos hacia 1947, fecha en la
que la mayor parte de los artistas más importantes de esta corriente se apartan del lenguaje
figurativo y crean un nuevo estilo en donde se fusionan abstracción y surrealismo. De éste, toman
el automatismo, además de experimentar con nuevas técnicas practican un arte marcadamente
individualizado en el que prima la expresión de la personalidad del artista. La época de mayor
auge de este movimiento coincide con el momento en que el arte americano logra alcanzar su
propia identidad y desvincularse de la influencia del arte europeo. La presencia de importantes
artistas de las vanguardias europeas en Nueva York tras el estallido de la Segunda Guerra
Mundial, y en especial la del grupo surrealista en pleno determina e influye de manera decisiva en
el nacimiento de esta nueva corriente. En el expresionismo abstracto se pueden distinguir dos
grandes vías: la gestual o pintura de acción (action painting) y la pintura de superficie-color (color
fiel-painting). En la pintura de acción encontramos artistas como Pollock, de Kooning, Kline,
Motherwell, Gorky y Hoffmann. Estos artistas conciben la creación pictórica como un verdadero
ritual y utilizan la pintura para dar rienda suelta a sus estados de ánimo. La pintura de superficie-
color centra su interés en las diferentes posibilidades de ciertas yuxtaposiciones cromáticas y en la
combinación de colores en superficies generalmente de grandes dimensiones. Mark Rothko,
Clifford Still y Barnett Newman aparecen vinculados a esta vía.
El arte abstracto no necesita justificar la representación de las figuras sino que tiende a utilizar un
lenguaje visual propio con unos significados variados.
En sus inicios, el arte abstracto dio lugar a grandes polémicas y discrepancias. De hecho, ya en
tiempos de la Prehistoria se utilizaron la estilización y el geometrismo. Pero con el paso del tiempo
se ha convertido en una fuente inagotable de ideas para los artistas de nuestro siglo y nadie se
atreve ahora a poner en duda su existencia e identidad como un arte propio.
El lenguaje que se utiliza está basado en las experiencias fauvistas y sensaciones del autor,
exaltando normalmente la fuerza del color.
También existe la expresión con estructuración cubista, que da lugar a las diferentes abstracciones