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Con este libro nos podemos hacer una idea acerca de cómo es que la industria del país
se llevaba a cabo. Mediante esclavitud y sometimiento de la misma raza mexicana, y
claro, aunado con el comercio de esclavos extranjeros, todos ellos se encontraban en
la parte más baja del estrato social. Siendo ellos los que impulsaban al país de manera
anónima,cruel. En este periodo de mandato de Díaz se llevaron a cabo las más crueles
exterminaciones de grupos indígenas, ya fuese de manera directa o una más lenta, al
venderlos para su uso comercial estas personas sufrían aun mas.
Si bien en la constitución claramente se estipulaba que estaba prohibida la esclavitud
en el país, pero bueno, como al gobierno esto no le convenía, y cambiarla sería bastante
escandaloso, solo “modificaron” el significado de la palabra esclavitud, a su
conveniencia claro está. Por medio de esto hacían que los indígenas (los que se
encontraban en la cuerda floja) cayeran en sus trampas, y así aprovechar cualquier
pequeña oportunidad para engancharlos y engañarlos.
Los hacendados estaban coludidos con los federales, mas bien, todo el mundo sabía
(excepto los extranjeros de visita) que pasaba eso. Para que no huyeran los esclavos
estos eran esparcidos por lugares desconocidos, haciendo nulo su escape. Por
ejemplo en las haciendas henequeneras no había manera de escapar, moriría alguien
irremediablemente por el terreno que rodeaba a las haciendas.A través de las
narraciones del autor nos damos cuenta de cómo es que se trataban a las personas,
se llevaban como ganado, vendiéndolo, repartiéndolos, haciéndolos trabajar jornadas
inhumanas con una alimentación mísera, que cuando la leí, no pude evitar hacer
muecas y releerlo dos o tres veces más. ¿Cómo había sido posible todo eso? ¿Cómo
es que todo eso había quedado de manera impune al aire? ¿Por qué empeñarse en
destruir a tus hermanos? ¿Por el progreso? ¿Acaso el progreso merecía tales tratos,
tanto derramamiento innecesario de sangre? Las personas sufrían en silencio, y si
alguien decía o hacia algo era silenciado de l manera mas dolorosa, como escarmiento
delosdemás. Ellos se justificaban innecesariamente, y en sus pláticas con el autor
muchas veces se mofaban o vanagloriaban de sus matanzas, como con los yaquis,
gente de espíritu inquebrantable, que eran brutalmente arrancadas de sus tierras a base
de engaños, y luego a base de cacerías, como mero medio para obtener dinero. Y todo
esto pasaba debajo de las personas acomodadas, que disfrutaban de lo que nunca
pudieron ver los mayas, los coreanos, los yaquis etc. Sentí horrible cuando nos
describían los castigos y por la manera en la que se transportaba a aquellas personas,
evocando a torturas de la inquisición, transportados como los judíos a campos de
concentración, exprimidos de manera extenuante en cada trabajo. Parecían vivir en una
irrealidad. Y cuesta trabajo creer que eso sucedió aquí en nuestra tierra. El hecho de
que se diera a conocer este texto trajo como consecuencia una turbulenta mezcla de
apoyo y repulsión. Apoyo por aquellas personas que sabían de las condiciones que
mataban a una parte importante de la población. Repulsión a estas ideas por el simple
hecho de no parecer creíbles, ese era un punto, el otro era aquel en el que los
propietarios sabían que era verdad, así como otros inversionistas pero hacerlo pública
la verdad haría que todo quedara al descubierto, y esto para nada les convenía a las
grandes industrias. Porque hacer que trabajaran niños era barato, comprar a otra
persona era mejor que alimentar a sus trabajadores para mantenerlos en forma. Todo
y cada cosa fue acumulándose, como en un contenedor tapado que se calienta y se
calienta, habría un punto en el que inevitablemente explotaría, y con justas razones.
Muchas personas nunca se enteraron de esto, ya que vivían con lujos, con las
ganancias de aquellos que nunca las verían. Es más que triste el hecho de saber que
muchas de las personas encargadas de los trabajadores (dígase amos) disfrutaban de
hacerlossufrir. Como si eso realmente fuese digno de admirar. El gobierno de Díaz pudo
haber sido estable, próspero y admirable, pero… ¿con base en qué? ¿En deshacerse
de aquellos que sabían que era lo que realmente pasaba? ¿Acaso matarlos solucionaba
todo? Claro mitigaba esa rabia, ese enojo, pero no, no lo paraba, solo lo acrecentaba.
El país se vió beneficiado en muchos sentidos, los países lo reconocían, admiraban la
manera de gobernar (superficial) de Díaz. Pero… no toda la culpa es de Díaz, el era la
cabeza, pero eran los dueños de las haciendas, los gobernadores los mas inmiscuidos
en esos asuntos aquellos que destruyeron familias, tierras, y ¿todo para qué? Para
quedar bien con los extranjeros. Con este libro me quedo con un amargo sabor de boca
y no es por lo escrito, sino por lo descrito. Muy buena lectura, que ahora en nuestros
tiempos, sino es igual podemos encontrar algunas similitudes.