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LA HISTORIA MEDIEVAL HOY: DPERCEPCION ACADEMICA Y PERCEPCION SOCIAL Neder e208 Reflexiones, desde una universidad que ain no existe, sobre patrimonio y socializacion (Un estudio de caso: Vitoria-Gasteiz, la ciudad de as tres catedrales Acris Acc Indice Juan Camusco Pinez, La historia medieval bay. Andis y planteamiento general del ema Manuns, Gonzatsx Jiménez. Percepeién académica y social de la Edad Media, Un siglo de historia e historiaulares Florencio Fries SuARe2. Percepcién de la Historia Medieval en la Ensenanza Secundaria Jos? MANUEL Ruz ASNe10. Coninibucion de los paledgrafos-diplomatisias esparioles a os estt- dios mediccales ‘Orns Rey Castetao. BI impacto de las politicas cientificas en la investigacién bistérica recien- fe Miavet Anctt Lapexo Quesana. Bl papel de fa Real Academia de la Historia Jun Tenxcio Rez b¢ ta Pexa Sotar, Cuatro sacreedores preferentess del medievatismo espa- rol: Eduardo Hinojosa, Ramon Menéndez Pidal, Manwel Gimez-Moreno y Claudio Sanchez Albornoz Jost Cantos Mansi Bygue. Hacia una historia intelectual de la Esparia de 1900 José Exniovt Rinz-Dowtesec. HI poder de la ficcion. La Edad Media vista por la novela bisté- Preto Conano. Gli Studi medievali nella rete telematica fra specialismo, amatorialita e cul- sura comune AGUSTIN AZCARATE Gata-OLAtN. Reflectones, desde wma untoersidad que atin no existe, 3o- bre patrimonto y soctaltzacion. (Un estudio de caso: Vitorta-Gastelz, la ciudad de las tres catecrales) Caatos Love Ropricti, Los archivos bistéricos en Esparia y su proyecci6n social: propa- ganda y reatidad Jed Anco Gancth ne Comrkenn'y Roce ne Atunene: lomtenciins v elegiomalismn. Ln Bi toria sdespedazada. 0 «nvertebrada. Profesorado wniverstario de los Cuerpos Docentes. Historia Medieval (Anexo a cargo de MaanceLinio Bexovz LazcaNO) indice alfahético Reflexiones, desde una universidad. que atin no existe, sobre patrimonio y socializacion (Un estudio de caso: Vitoria-Gasteiz, Ja ciudad de las tres catedrales) A. Azkarate Garai-Olaun 1, Sobre la universidad y la naturaleza del conocimiento “Todos hemos conocido -y sufrido en alguna ocasién— la tensién que se vive en los claustros universitarios entre quienes enfatizan la docencia y quienes preficren valorar la investigacion, es decir, entre dos puntos de vista de origen decimonénico, deudor del modelo napole6nico el prime- ro (centralizado y orientado hacia la Formacion de profesionales) y del modelo humboldtiano el segundo (nacido del ideatismo alemin y mas enfocado hacia el conocimiento). Existen dos modelos mas por lo menos: el norteamericano estuvo influido en origen por la ética de Humbolelt pero se diferencid pronto del modelo aleman por su orientacién hacia un -saber titil que estreché los lazos entre universidad y empresa; el modelo britanico, finalmente, constituy6 durante mucho tiempo hasta su masi- ficacion— un referente dle autonomia institucional, financiera en primer caso, aunque también intelectual, Todos estos modelos son deudores de un optimismo ilustrado que deificé Ia Raz6n y que acab6 extendiendo la firme creencia en la ciencia como Gnico modo de conocimiento Capaz de aprehender la realidad del mundo, Una ciencia, ademas, neutra, objetiva y libre de valores. Durante mucho tiempo, por lo tanto, s¢ ha tenido la absoluta convieci6n de que is ciencia implicaba mas tecnologia y que mas tecnologia conllevaba automaticamente mas progreso y bienestar social, Era la famosa propuesta del cheque en blanco por ka que los politicos de! conceder autonomia 1, Aunque menos quiz de lo que se dice, como cabe deducir del bajo porcentaye de research unfvorsiticeen Estados Unidos, A. AZKARA’ completa a la ciencia y a los cientificos para que los avances tecnol6gicos condujeran, inevitablemente, al progreso general. Este era el espiritur que mpregnaba el informe de Vannevar Bush en la época de la Big Science’ Contra esta tradlicion triunfalista de la ciencia y la tecnologia que pa- recia imbatible desde Francis Bacon (Novum Organum, 1620), comenza- rain a surgir a partir de los 70 del siglo pasado los estudios CTS (Ciencia, ‘Tecnologia y Sociedad)’, heterogéneos ¢ interdisciplinarios, preocupados ante todo por la caracterizaci6n social de un proceso cientifico sustentado cen la reivindicacion de la ética y de la justicia por encima de los valores puramente epistémicos, en la evaluaci6n social de la ciencia, en la reclt- macién urgente de nuevos valores como la sostenibilidad y, especialmen- te, en la defensa de nuevos modelos de participacién pablica orientados a la demoeratizacion de la construceion tecnocientifica. Puede decitse, de manera breve, que los estudios sociales de la cien- cia y la tecnologia se van a caracterizar en adelante por la aparicién de diversas propuestas te6ricas sobre los modios de produccién del conoci micnto cientifico que tratarén de constituirse en alternativas a la tradici6n ilustrada dominante. En esta ocasi6n nos fijaremos sGlo en algunas de ellas, comenzando por la que propusicran en su dia M. Gibbons, M. Nowotny y sus colabora- dores y que definieron como -modo 2+ de producci6n del conocimiento, frente al smodo 1+ que representaria el modelo anterior". A diferencia del 2. V. Bost La fronters sin fin. Un informe al presidente, Julio le 1945.,en Redes, Revista de Estudios Sociales de la Ciencia, 0° 14, vo. 7, Buenos Aires, 1999 (Science-The Endless Frontier. 4 report to the President on a Program for PostwarScientiic Research, National Science Foundation, Washingion, reprinted, 1990).] Como se lia repetido en diferentes Fors, Bush Finalizé este informe en el ano 1945 y lo entrego al entonces presidente Truman, el mo mes en el que se levé a cabo It primera prucha nuclear dela historia en Nuevo México, Poco despucs vinieron Hiroshima y Nagasaki. Liego la guerea fia, las revueltasesttantles del 68, las movimientos antinucleares y ecologist, se fueron agudizanco los proble rinel planetario, ls eapa de o7ono, una pobreza escandalosa, hambrunss de dimensiones apocaliptieas... Evidentemente, la ciencis y el desarrollo tecnologico no resultaron ser Ia panacea que se prometa 3. Cir. GowAumz Gasca, M, Lon Cemzo, A. Liss, 1. (1996), Glencta, Tecrlegie sociedad una introduccién al estudio social de la clenca y fa tecnologia, Mack, 1996, ceva, J. 2008), La Revolucion Tecroctenuffica, México; ALveRs0z, M (2017), 08 o> blemas de la clenciay ef poder, Revista C18, n*8, vo. 3, pp. 47-68. 4. Ginnoss, M., Laiocrs, C, NOWOTNY, M, SCHBARTZAAN, S, Soar, Py Two, ML (1997), 1s nucca produceiin del conocimiento La dindmica de a clemcta la investigacidn en las sociedades contempordineas, Barcelona The net production of knosrtedge: The Dynamisof Science and Research i Contemporary Soctasies, London, 1994], 286 [REPLEXIONES, DESDE UNA UNIVERSIDAD QUIE AUN NO EXISTE: modelo tradicional de investigaci6n que organiza su agenda a partir de los intereses curticulares del cientifico o de las prioricades surgidas de una estructura de caricter netamente disciplinar y que ejercita el control de calidad de los resultados mediante el juicio de los pares en la disciplina, M. Gibbons y sus colaboradores propondrin una nueva manera de hacer ciencia en la que serin los intereses vinculados con el -contexto de apli- caci6n: los que orienten y articulen los proyectos de investigaci6n, dando cabida para ello a un conjunto de actores tradicionalmente marginados de La Repti En este nuevo escenario, la estructura de los equipos ya no sera disciplinar sino transdiciplinar en la medida en la que la investigaci6n se articulard en torno a proyectos de conocimiento proximos a su contexto de uso, tras diagnosticar los problemas existentes y consensuatr los objetivos tendentes su solucion; el control de calidad, finalmente, tampoco sera privilegio de los pares académicos, sino que incorporara otros criterios de cardcter social, politico y econémico y otros evaluadores que representen mejor los intereses ciucladanos. Estas ideas ~expuestas con diversos matices en obras posteriores‘— han aleanzado una gran repercusion: tuvieron (y tienen) muchos seguidores pero también detractores que han considerado que no constituyen sino un reflejo de la asimilacin de la investigacién cientifica a las practicas generadas por las doctrinas neoliberales. Quiz estas criticas explican kt ineidencia de la segunda entrega (Re-Thinking) en lo social y la insisten- cia que refleja su tercera aportacién (‘Mode 2” revisited) en que el «modo 2: no es Gnicamente un concepio sino, sobre toxlo, Un proyecto que tra dle implementar la distribuci6n social del conocimiento*. En cualquier caso, no son estos autores los tinicos que han defendido la necesidad dle buscar nuevas alternativas a la ciencia tradici linea similar, S. Funtkowicz y J. Ravetz” proponen también la necesidad de imaginar estrategias mas adecuadas a una compleja realidad contem- porinea en la que la ciencia no puede ser ya Gnica voz autorizada para mbitos tan sumamente complejos como la biotecnologia o el cambio cli- ico, por poner algin ejemplo. El viejo objetivo de la busqueda de lt 5, Nowony, HL, Soorr, P.y Ginnoxs M. 2001), Re-Thinking Science: Knowledge and she Public nan Age of Uncertainty. London, Nowerrsy, HL, Soorr, Py Ginors, M, 203), “Mode 2" revisited: The new production of knowledge. Introduction, Minera, 41 G), pp. 179-194 6, «Mode 2: revisited, ct. p. 180. 7, Foxmownc, S. y RAVE, J, (2000), Ciencia posnormal. Ciencia con ta gente, Barce lows ‘ARATE GARALOLAUN verdad deberia dejar paso, en consecuencia, al m; de la incertidumbre’ modesto del manejo En todas estas propuestas, y en otras que no podemos abordar’, la universidad esta en e! punto de mira de todos. Es, por tanto, inevitable que su tradicional estatus como principal generadota del conocimiento sea también objeto de revisi6n, Para los autores de The new production of knowledge, la universidad sigue caracterizada por el poder de los gremios académicos, por sus brazos organizativos, departamentos y disciplinas y. en Giltimo término, por el monopolio tradicional del que disfruta para otorgar titulaciones en ambitos definidos de conocimiento, Es natural, en consecuencia, que la resistencia ante el cambio que se demanda sea for- midable en su seno”. Hay incluso quien es atin més explicito y radical al denunciar la de- licada situacién de la universidad piblica, fuertemente golpeada por un descontento social nacido de su comportamiento social endogimico, dela pobre calidad de la ensefanzae que offece y de la naturaleza «socialmente irrelevante de buena parte de [a investigaci6n social y humanisticar que rea- liza por parte de unos «cadémicos profesionales centraddos en si mismnoss" Frente a esta diagnosis casi catastrofista se propone abordar la transforma- Gi6n de las universidac ‘sen instituciones socialmente orientadas através de la investiga in participativa, Para ello, no obstante, sera preciso que previamente abanclonen los escquemas tayloristas con los que funcionan® y promuevan en su lugar la investigaci6n participativa como cestrategia de investigacion alojada en la produccion del Modo 2 de conoci- miento a través del Moclelo II de sistemas organizacionales”. 8, Disavr, A. (2006), sa cieneia desde una perspectiva postmexdenna: entre l timidad politica y la valider epistemoligicn, 1] Jornadas de Flosofia: Filosofia y politica Malaga, p. 8 ‘9, Como la arple lice: Gnteraccton y comunicacion entre universidh, pobierno « industria), de notable ifluencia en la actualidad en les planes estratgieos de muchas tiniversidades, cents de investigacion, panques teenoligicos y gobiernos centriles 0 au tondmicos. Cf. Lvisponrr, H. y Brzxowrrz, H. (1997) (els), A triple Hells of University= Industry-Government relations. The future location of Research, New York. 10, Gluoss ea, tai nueva producciin del conocimient, ett. p. 196, 11. Guts eoon, DJ, (2007), Investigacion panicipatva y la tsformacion de las uni versidades pablicas: dar lugar ka producei6n de conocimiento en modo 2en opganizaciones de modelo I, Poca y Sociedad, vol. 44 nim. 1, p. 57 12. Fin los que] conocimiento-se corta en pequetios pedazos y se asigna a dseiptinas sepanidas que son evaluadas por el grado de excelencia que han aleanzado dentro de las cesttechasfronterascscipliares en ks que opera: biden, p. 100) 13. idem, p. 104, 288 .REFTEXIONES, DESDE UNA UNIVERSIDAD QUE ACN NO EXISTE. En este contexto critico, y desde hace unos aafios at esta parte, es cada vez mas frecuente hablar de lx pertinencia de la universidad, entendida como la adecuaci6n entre lo que la sociedad espera de la institucién uni- versitaria y lo que recibe de ella. Convertido casi en un fetiche omnipre- sente en cualquier documento que pretenda étre a la page, el concepto de pertinencia nacié lastraco por una partida de nacimiento" en la que figuran el Banco Mundial como anfitrion y M. Gibbons como uno de los invitados principales, datos ambos que se han convertido, segiin algunos, en argumentos suficientes para calificar la susodicha pertinencia como una rendici6n de cuentas a los intereses del Mercaclo en un contexto neo- liberal rampante”, Todo ello ha generado enconadas dliscusiones y posicionamientos mu- chas veces extremos. Pero, nos guste mis © menos, debemos reconocer que el satus quo tradicional sobre la produeci6n, tansmision y rentabiliza- cidn del conocimiento se esté viendo sicudido por importantes cambios. Por una parte, la renuncia de la epistemologia contemporinea a prover fundamentos absolutos a la ciencia ha acabadlo por cuestionar la propia tra- dici6n de la Aufkldrung humboltiana que daba por sentada la base racional desde donde asentar la universidad como critica autnoma". Y por otra, hay que reconocer también que frente a Ia idea ilustraca de una universidad sustentada en un criterio de totalidad del saber y de la universalidad de la filosofia como tronco y fundamento de dicha totalidad, han ido surgiendo otras propuestas que preficren legitimar su existencia «en funcién de su performatividad es decis, en funcion de su eficienciae positivo, desde nuestro punto de vista, que se formulen este tipo de planteamientos. Y es positivo también que se reflexione eriticamente sobre ellos. Hay quien cree que el concepto de pertinencia es equivoco y que, en realidad, esconde la idea de -responsabilidad: transformada en ‘accountability, una vision -en otras palabras- excesivamente economicis- 14. Gions, M. (1998), Pentnencia de a educaciin superior en el siglo XX, Conferen ‘ia Mundial sobre Educaciéin Superior de a UNESCO, Washington D.C 15. NupoxrJ..Giomaxa, Py Hons, M, (2007), ka pestinenca soci de la Universilad como categoria equivoca., Némadas (Universidad Central, Colombia), n 27, pp. 22-33 16, Nasorst F. (1998), «Autonoma académica y peninencia social de la Unwwersidad Pablica: una mira erica desde la filosoia politica, Troeatet Warkd Congres of Philosophy: Paidew: Philosophy Educating Humanity, Boston, bup://www bu edhe Papers! rue FdeNals htm 17. Ditcera, A. (2006), La ciencia dese una perspectiva postmodeenay, ci 289 A, AZKARATE GARALOLAUN ta derivada del modelo problema solving. Pero hay también quien, ante estos riesgos, propugna una ampliaci6n de esta pertinencia hacia dimen- siones sociales, culturales y politicas”. E incluso quien, :sin quitar nada a la necesicad de una pertinencia institucional de lt universidlad y de sus misiones, defiende el principio de una impertinencia epistémica del co- nocimiento como condicién de su libertad y de su fecundicad eriticas-" Desde nuestro Grupo de Investigacion en Arqueologia de la Arqui- tectura (GIA) en el que estin implicacos 5 centros universitarios, 7 de~ partmentos y 6 areas de conocimiento-, procuramos onganizar nuestra agenda de investigacion no solamente en funcién de los intereses culares al uso sino en funcién también de las necesidades de lo que se ha definido como el -contexto de aplicaci6n- de la propia actividad investi- gaclora y que ha acabado articulando muchas de sus experiencias en una sperspectiva CTS: que defiende la construccién social del conocimiento, El eslogan -abierto por obras» que preside el mas conocido de nuestros proyectos no es un acierto publicitario sino una deckaracion de principios sobre la responsabilidad social de la investigacion cientifica (ver fig. D. 2. Sobre la naturateza del Patrimonio Cultural En su sentido mas amplio el patrimonio es el conjunto de bienes he- redados del pasado en los que cada sociedad reconoce un valor cultural, Esta es una definicién dinamiea, pues los valores culturales son cambian- tes, lo que implica que el concepto mismo de patrimonio se encuentra en permanente construccién y que los objetos que integran el patrimonio forman un conjunto abierto, susceptible cle modificaci6n y, sobre todo, de nuevas incoporaciones. La construcci6n de este nuevo concepto, amplio, flexible y dialéeti co del Patrimonio es un proceso reciente y atin no concluido, un debate abierto, Las tiltimas décadas del siglo XX se han caracterizado por una profunda renovacién de las aproximaciones conceptuales y metodolog- 1S, Gf, NawDoRr, J, GIOHDANA, Py Hows, M, (2007), Lt pertnencia social de a Untver- sla, 1D. Mataaox, 1. (2003), La pemtinencia en la edueacién superior, ccomprension, en: Revista de la Kaucacton Superior, vol. XXXILG), 9° L Ie 20, Nast, F. (2003), Universidad y conocimiento: por un ethos dela impertinencia epistémics, Espacios de Critica y Produccién. n® 30, Universidad de Buenos Aiees, smentos para su ulio-septiom- 290 RFLEXTOVES, DESDE UNA UNIVERSIDAD QUE AEN NO EXISTE cas al tema del Patrimonio Cultural, renovacion que podria resumirse en. los siguientes rasgos" 2) Ampliacion de los dmbttos de tutela del patrimonio arquitectini- co. La substituci6n del propio concepto de -Monumentor por otros como Bien Cultural: 0 -Patrimonio., de significados mas plurales y clemocriti- ‘cos, ha diversificado los puntos de vista, desarrollando un proceso que ha pasado de la arquitecturs-objeto (del Monumento) 2 los Conjuntos, al Centro Hisrtérico, al Sitio Historico, al Paisaje Cultural, etc. by Superacién de las puntos de vista eurocentristas » mundializa cin del patrimonio.€ por la conservacién de los Bienes Cultura- Jes fue en origen un fenémeno propiamente curopeo. El Convenio para la Protecci6n del Patrimonio Mundial Cultural y Natural adoptado por la UNESCO en 1972 constituy6 un primer jalén que ha tenido continuictad, en numerosos documentos regionales que apuntan hacia el respeto a la diversidad en el marco de una normativa de aplicacién universal © Diversificacin de las potencialidades del patrimonto que co- menzara a ser visto no sdlo como un soporte de la memoria colectiva © como una herramienta imprescindible para el conocimiento hist6rico, sino como un recurso socio-econémico de primer orden ¢ imprescindible para el desarrollo sostenible de las sociedades contemporineas. Esta Gl- tima vertiente del Patrimonio es, probablemente, la que més relieve est alcanzando durante los tiltimos afios, hasta et punto de haber incorpo rado imperceptiblemente a nuestro vocabulario nuevos conceptos como industria del Patrimonio, recursos culturales, -rentabilizacion y gestion de nuestro patrimonio, ete Como estin advirtiendo las Gitimas Cartas internacionales, siendo ésta tuna situacion positiva en principio, no queda exenta de riesgos que con- viene tener en cuenta. Y es precisamente en forno a este tercer rasgo en. donde han cristalizado los debates mas encendidos. Efectivamente, en torno al tema del Patrimonio se estan librando duras batallas ideologicas, {que no hacen sino reflejar concepeiones antagonicas de la investigacion cientifica y del papel de la ciencia y de sus tradicionales usufructuarios en a sociedad contemporinea, Son muchos los intereses en juego y no es extrafio que se dispare en ocasiones con sal gruesa 21, Che Azxanae, A, REID As, Mey SANNA, A. (2008), El Patrimoni arguitecténicon, Ponencia del Plan Vasco de Cultura, 200, hige/ ww eh.es/arqueologiadelaarquitecty ra/castllanc/publicacion phe 123 201 ZKARATE GARAL-OLAUN Fjemplificaremos esta cuestion recurriendo a dos autores de honda influencia en la bibliografia mas reciente ~George Yodice y David Lowen thal~ comenzando por el ditimo de ellos. 1, Hay quienes han querido convertir a D. Lowenthal en un firme opo- sitor de los que defienclen Ia idea del Patrimonio concebido, simul mente, como memoria del pasado y recurso también para el futuro, No hay motivos, sin embargo, para tal supuesto, Si bien la actitud de Lowenthal parece en ocasiones ambivalente, no hay en su obra ~a pesar del titulo de uno de sus trabajos— ninguna cruzada contra el Patrimonio sino contra los excesos que en ocasiones se producen al mirar al pasado, En este sentido, su actitud puede compararse con la de T. Todorov cuando denuncia los abusos que se cometen en nombre de la Memoria, De la misma manera que este semi6iogo y fil6sofo francés —galarcionado recientemente con el Principe de Asturias en Ciencias Sociales no minimiza la importancia de Ja memoria colectiva sino su instrumentalizaciOn interesada, tampoco D. Lowenthal desautoriza a «quienes contemplan el Patrimonio como un recur- so cultural sino a quienes lo usufructiian perversamente. Frecuentemente protestari, por tanto, contra los nacionalismos y sus excesos, recordindo- nos que sla historia de los pueblos europeos no es la historia cle un momen- to primordial, sino un proceso continuo, una historia de permanentes cam- bios... que los francos cel hautismo de Clodoveo nada tienen que ver con Jos francos de Carlomagno 0 con los franceses que votan 2 Jean le Pen. .. 0 que los setbias de la batalla de Kosovo de 1389 tienen nada’en comin tam- poco con los apoyaron a Slobodan Milosevic... «, Obvio, por otra parte. Lo que hace Lowenthal, en definitiva, es censurar los primordialismos. Como ya lo hiciera E. J. Hobsbawm’, nos recordard que ni el geupo étnico ni I naci6n constituyen esencias primordiales, sino constructos del ionalismo, y que en consecuencis ambos (etnia y naci6n) no son, como 22, Lowesiat, D. (1998), HI pasado es un pats extrait, Barcelona (The pas sa forignt Country, Camibrilge, 1985) 19. (1998), The bertage crusade and the spoils of bistory, Can Deke: In, 1998), Fabricating Heritage, History Memory, Spring/Summer 1998, vo. 10,1 pp.5-2, 23. La fase con la que finaliza una de sus obras mis conocids wefleia bien ext an Divalent: Meritage bites, but due, atleast brings people together once ina while, Lo swim, D, 1958). 24, Topowox, 7 (1998), Les abus de la meme, Pari 25. Lowuvni, D. Heritage war, Spied Culture, 06. online con Antcles/HO0O0081C FCC bi 26. Hoasnsva, F, (1983), “Introduction: Inventing Traditions; Mass-Producing Tradl tions) Hurope, IS70-1914s, en” E,, Homnawy, Ey RANGER, T, The inetion of tradition, COsford, pp. 114 268-307 respecivamente 1 2006): b/w spe 292 REFLENIONES, DESDE UNA UNIVERSIDAD QUE AON NO EXISTE decia B, Anderson, sino «comunidades imaginadas-". El mecanismo ha- bitual para dotar de ‘sus 4 estas comunidades imaginadas consisti- ri siempre en autoproyectarse hacia el pasado, «inventar tradiciones: que arraiguen la trayectoria reciente del grupo” Es en este juego cle intereses en donde el Patrimonio se ha convertido cen una poderosfsima arma de doble filo, poteneiacla por las nuevas tecno- logias y la globalizaciOn. ¥ es precisamente esta instrumentalizacion del Patrimonio la que censura D. Lowenthal. No es, por lo tanto, un pensador al que pueda acudirse como argumento de atioridad para fustigar una supuesta (€ inevitable) mercantilizacién de la cultura En cualquier caso, a quienes ~con un oportunismo sesentayochista que anida cémodamente en muchos departamentos universitarios~ re- curren con frecuencia al fantasma de la mercantilizaci6n, habria que re- comdarles que tambien existe un Mercado Académico que no es sino tna estructura ocupacional al servicio de un sistema de distribuci6n de pres- tigio centrado en la excelencia académica” que, ademis, produce una dliferenciacién que no es s6lo de acadlémicos sino de instiuciones univer- s, dando lugar a un sistema de universidades que compiten entre si®. Puestos, por lo tanto, a azotar mercaderes, habria que comenzar por quienes viven plicida y endogimicamente instalados en la Academia 2, En un exttemo opuesto encontramos « autores como George Yii- dice, conocido por una obra de notable repercusi6n internacional, Para profesor newyorkino es imposible no concebir el patrimonio cultural también como recurso, «como una episteme moderna caracterizada por su transversaliiad social en la medicla en la que su gestion y rentabiliza- ciGn puede beneficiar a actores muy diversos®. Sin olvidar los riesgos de mercantilizacién que denunciara en su dia la Escuela de Franckurt™, hay que admitir, segtin Yiidice, que el terreno de juego esta no sdlo a dispo- 27. ANE, B. C1991, Imagined Communities Londor/ New York, 28. Che, a este respecto, Comin, J. 72005), Memo bistrica e entidad etalral ‘De a posguera a la postmedernidad. Barcelona, pp. 16-17 29, Nuon, Jy Maker, A, (2005), cL nites fa autonomva univertaria en el creo del debate sobre el desanollo lententecnolgieo, Cnt pur’ ers, vo. 5," pl 30, Nasser, F (2003), Universidad y conocimiom, ct BIL Yee, G. (2002), HD recurso ce ls cua, Ux de ka cite en ta eres pla arcelona 32 thidem, p15 35, Honstasien, M. y Avon, Th, (1988), Dialectica det iuminismo, a industria Gil ‘ura, Suminismo como misiicaciin de las masas, Buenos ites 293 A. AZKARATE GARALOLAUN sicion de quienes detentan el poder" sino también de quienes plantean, proyectos alternatives", sean estos para revitalizar econémicamente 20- nas deprimidas, para prestigiar y recuperar «ghetos: urbanos deteriorados, para potenciar identidades diluidas en la marea de la globalizacién © para cualquier otra causa, ‘Yoidice no oculta nunca los riesgos que existen, aceptando que no siempre resulta sencillo conjugar los aspectos sociopoliticos y econémi- cos de la gestién cultural sin incurrir en problemas ni contradiccionk pero afiade: «A mi criterio, es imposible no acudir a la cultura como re: ‘curso, Por tanto, el anzlisis cultural implica necesariamente una toma de posicién.*, una toma de posicién que, sin embargo, no necesita set nor ‘ativa, esto es, basada en lo correcto y lo errno. Foucault rechaz6 ese tipo de moralismo en la tiltima fase «le su obra, postulando en cambio una @tica fundada en la prictica... su nocién de souci de soi (el cuidado de si mismo) subraya el papel activo desempenado por el sujeto en el propio proceso de constitucion.... Quien practica el cuidado de si debe también forjar su libertad trabajando mediante los «modelos que el autor encuentra ‘en su cultura y que le son propuestos, sugeridos, impuestos por (..)_ st sociedad y su grupo social”, Esta noci6n foucaultiana del «souci dle soi le parece a YGdice compa- tible con la suya de -performatividad, entendida como -el modo en que se practica cacla vez mis lo socials, como la capacidad. para generar, in- ducir o sugerir una modificaci6n en los pardmetros del mundo, Se nos ha dicho en alguna ocasiGn que, desde nuestro Grupo de In- vestigicion, practicamos investigacion aplicada... y hemos notado en las, ccaras de quienes expresaban esta opini6n un cierto regocio al creer ellos 34. Bs la preocupactin sepentina por a cultura, bt dlentidad y el parimonio por pate dle aquellos sectors econsmicos que hasta no hace mucho ssacaban el reve cuando les hublaban de culture, lo que lleva a Vodice a preocuparse por esta cvestion. Uilzimos sus ropias palabras: Sse toma en cuenta la propensin de la empresa privada a buscar gaan- ‘Gas a toula centa (ya tendencia de las maciones desurolladas a sacar venta de los pes fen vias de desarrollo. entonces la euestion principal y mis acuciante pasa a ser la adminis: tticion de recurs, conocimicntos, teenologis, ssi como los resgos impliitos que poelen definite de incontables mane 35, La estitegt del Féreito Zapatista de Laberacion Nasonal por eemplo, supo utilizar cen propio bencfici recursos cultures que esuvieron iadcionalmente en manos de Estado (Ctdom, pp. 125-139. 36. tbdem, 9.54 537, Foveatet, M (1997, The Eihics of the concer for Self as Practice of Freedom: en abies, Subjectivity and Truth, Nueva York, Gado por G. YuDet, tide, pp. 16y 5. 38. Idem, 3. 294 REFLEXIONES, DESDE UNA UNIVERSIDAD QUE AUN NO EXISTE. «que la investigacion aplicada se sitda en un peldano inferior de la esca- Tera que da acceso a la excelencia, En nuestros equipos de investigacion dejamos hace ya_ tiempo de diseutir entre conceptos como Investigacion Basica e InvestigaciGn Aplicada porque, sencillamente, ereemos. no cons tituyen sino el anverso y reverso de una misma moneda”. No hay volun- tarismo en ello, ni cesion a atajos de Facil transito porque, como dicen que dice un proverbio chino, «es mas fil siher €6mo. hacerla. Y hacer una cosa significa, en palabras de D. Barreiro, «defender nuestras acciones en el marco del juego establecido y ser pragmaticos, pero siempre con la conciencia de que trabajar en el seno de las contra~ «licciones puede ser una forma de agudizarlas y modificar nuestra propia percepcion ce la realidad y de la dle los demas”. Por eso creemos que los nuevos tiempos estén alumbrando un conocimiento que enfatiza y defiende el binomio incestigacion-accion en detrimento del tradicional conocimiento-verdad. Y el binomio investigacion-accion se mueve como pez. en el agua en el proceloso océano del patrimonio cultural 0, mejor, de los paisajes culturales, c hace una cosa... que 3. Un estudio de caso: De la Catedral de Santa Maria ala Ciudad de las Tres Catedrales Algo de todo esto hay en la experiencia que brevemente les voy a resumir Tal y como defienden algunos filosofos de la ciencia como el pro- fesor Javier Echeverria, nosotros también estamos convencido de que el conocimiento resulta de la accion, En esta experiencia,por lo tanto, hay mucho de intuicién, de compromiso y de pasi6n. Pero también de reac cion ante una universidad onanista, autista, autocomplaciente, dominada fa por la concepei6n heredada a la hora de evaluar la excelencia de la cienefa y sus resultados, 39. Amwarame A. (2002), sIntereses cognosciivos y praxis social en Axqueologia de hy Aruitecrs, Arquoolega dle fa Arguitectra pp 55-72, 2006), H Patsmonio Fac do, Gestion y Difusim., Actas de las XVI Cursis Monograjics sobre ef Patrimonio Hstrco, Santander, pp. 35-46 APKAEST,A,Lastcanas, J. arqueologa y a recuperacn de as inquitectiras olviadas, 1V Congreso internacional de Kesauracion sestaurar la Meio as. Arqueolgia, Arte y Restauracién, Valladolid, pp. 137-160 40. Baexino,D. (2005), Arqueolaga y Sociedad: propuestaspltemeoldgla y anolgica ura usa arquccegia aplcad, Tess Doctoral Universi de Santiago de compost, pp 205.208, 41, Bonn, J. (2002), Clenctay Vator. Bascetona 295 A. AZKARATE GARAL-OLAUN por ello por lo que calificamos el proyecto de Vitoria como una ex- periencia en la construceién social del conocimiento, Renunciando, desde un comien7o, al conocimiento por el conocimiento”, pronto dimos priori- ad al compromiso que surge del contexto de aplicacién, un compromiso que fue modificando y ampliando los objetivos iniciales, Ha sido la propia sociedad la que ha :cabado moldeando nuestro proyecto. 1. EI punto de partida fue un requerimiento ciudadano. El proyecto nacia, por tanto, de un contexto de aplicacién muy especifico: la Catedral Vieja de Vitoria-Gasteiz padecia graves problemas de sustentaciGn y equi- librio de sus fabricas, mostrando un cuadro de deformaciones y lesiones de fabrica tan anormalmente profundo que, ante el riesgo serio de grave colapso, se procedié & su cierre al piiblico.

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