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MANCHESTER

Manchester fue la primera ciudad industrial del Reino Unido de Gran Bretaña, por lo
que mucho de su carácter lo debe al legado físico que aportaron las innovaciones de
la revolución industrial
En la época medieval, Manchester tenía ya cierta importancia regional, la cual giraba
en torno a la Catedral. A finales del siglo XVI y durante todo el siglo XVII, continuó
como un centro regional para el hilado, así como para el tejido de lana y el lino.
Cuando se integró el comercio del algodón, la ciudad prosperó aún más, y entonces
Manchester creció rápidamente hasta convertirse, en el siglo XVIII, en la primera
ciudad industrial.
En 1781-82 se construyó el primer molino de vapor para algodón en Shudehill, por lo
que a partir de entonces comenzó un auge en la construcción de plantas a lo largo de
los valles Irk y Medlock.
Un dato importante es que Manchester duplicó su población entre 1760 y 1800,
alcanzando la cantidad de 70,000 habitantes. Sin embargo, 20 años después de la
llegada del ferrocarril (1850), la ciudad censaba cerca de 400,000 habitantes
El Canal de Bridgewater que desde 1765 unió a Manchester con Liverpool fue
considerado como la principal vía de comunicación para el comercio mundial. En
1800 el Bridgewater se conectó al Canal de Rochdale y al Canal de Ashton, sobre el
cual se construyó un acueducto comercial que actualmente es el más antiguo y aún
se encuentra en uso; también existe una casa de ladrillo utilizada como caseta de
vigilancia, construida en el mismo año.
Los canales, que tienen la forma en cómo se distribuía la ciudad, fueron elementos
que propiciaron la construcción de muelles y almacenes, ya que funcionaban como
vías de transporte de carbón y materiales pesados, a través de máquinas de vapor.
En 1830, se construyó, igualmente entre Liverpool y Manchester, la primera línea
férrea del mundo para el transporte de pasajeros. Debido a que este transporte
requería largas vías y puentes para poder circular, se construyeron cuatro rutas para
cruzar la cuenca del canal en Castlefield, y desde allí, una más que llevaba al tren a
Manchester, Piccadilly, Oxford y Deansgate.
En resumen, la revolución industrial hizo de Manchester un lugar próspero, aunque
gran parte de su riqueza se gastó en grandes proyectos que fueron realizados a
expensas de su población. Desarrollos de ingeniería, tales como el canal fluvial de
Manchester
LONDRES.

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