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Soñando una nueva vida.

Transformaciones socio-económicas
en medio de la caída de la bonanza
cocalera, Serranía de La Lindosa-
Guaviare

Diego Fernando Jiménez Castañeda

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de antropología
Bogotá, Colombia
2017
Soñando una nueva vida.
Transformaciones socio-económicas
en medio de la caída de la bonanza
cocalera, Serranía de la Lindosa-
Guaviare

Diego Fernando Jiménez Castañeda

Tesis o trabajo de investigación presentada(o) como requisito parcial para optar al


título de:

Pregrado en Antropología

Director (a):
Juan José Vieco Albarracín Ph. D

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de antropología
Bogotá, Colombia
2017
Dedicatoria

A los campesinos del Guaviare

“Aquí afuera en los campos


Labro la tierra para alimentarme
Me rompo la espalda para ganarme la vida
No necesito luchar
Para demostrar que estoy en lo correcto
No necesito ser perdonado”

The Who – Baba O´Riley.


Agradecimientos

Quiero expresar mis más profundos agradecimientos a mi familia por haberme


acompañado durante todos estos años, especialmente a mi papá quien fue la primer
persona que me nombro al Guaviare, a la coca, a la colonización, cuando muy niño me
contaba sobre sus aventuras en Miraflores.

A la memoria de Don Campo Elías, el primer colono que conocimos en nuestras salidas
de campo y quien en paz descanse, quien desde el cielo ha participado de este. Quiero
agradecerle a Doña Gabriela Idarraga y a “Lucho” Baquero por haberme acogido en sus
casa como si fuese uno de sus hijos, sin ellos no hubiese sido posible el trabajo campo. A
Don José Noé Rojas y sus hijos Alex, Norbey y Marcela quienes me enseñaron y me
inspiraron a levantarme cada día con energía y ganas de seguir creyendo en el Guaviare
y su gente. También a Don Nelson Castro y su familia quienes me mostraron una forma
distinta de vivir en el campo y que vale la pena luchar por él.

También quiero agradecer a Marcos Baquero por su empeño en ofrecer nuevas


alternativas económicas a la región, gracias a él surgió el interés por hablar de las
asociaciones y nuevas formas de vida, alejadas de la coca, en la Serranía. Así mismo
agradezco a todos los líderes de las asociaciones y los campesinos entrevistados y a todos
aquellos habitantes del Guaviare que me permitieron compartir momentos de vida con
ellos, en especial a Don Ezequiel Mora cuyas anécdotas y sus concejos se hallan
plasmados en buena parte de este trabajo.

Gracias al profesor Virgilio Becerra por ser la persona que me presento al Guaviare y por
haberme enseñado a hacer trabajo de campo, por mostrarme que uno no es solo un
investigador en campo. Gracias al profesor Carlos Miñana por sus correcciones en el
diseño y planteamiento de esta investigación. Gracias al profesor Juan José Vieco quien
dirige este trabajo, guiándome en el camino final.

Muchas gracias a Oscar Prieto, David Urueña y Laura Hernández por ser mis “compañeros
de trocha” en las primeras salidas de campo realizadas, así como a mis demás compañeros
de clase por sus concejos y observaciones

Y por último quiero agradecerle a Ángela Patricia Melo, su compañía en las salidas de
campo, sus comentarios y correcciones han sido los más valiosos para este trabajo. Parte
de ella está escrito en este trabajo.
Resumen

Este trabajo busca dar cuenta de los procesos histórico-sociales que han existido en la
relación entre los colonos y el Estado, en La Serranía de la Lindosa- Guaviare, desde los
años sesenta hasta la actualidad. Para ello reconozco tres momentos: La colonización
dirigida y espontánea de la década del sesenta, la llegada y el auge de la producción de
hoja de coca durante los años ochenta y el declive de esta bonaza producto de múltiples
factores que dieron origen a nuevas economías, impulsadas principalmente por la
organización de productores en asociaciones. Con este proceso busco dar cuenta de la
importancia que tiene para los campesinos reconocerse como parte del estado y cambiar
los imaginarios que han sido construidos en torno a ellos, producto del conflicto y de sus
formas productivas, consideradas ilícitas, que aún están vigentes. Los datos fueron
obtenidos por medio de etnografía y entrevistas con enfoque biográfico, durante el año
2017, a partir de la información brindada por colonos de la época de la coca, colonos de la
década del setenta, líderes sociales y miembros de las asociaciones de productores, entre
otros.

Palabras clave: Colonización, desarrollo, coca, asociaciones, Estado.


Abstract

This dissertation has been developed to account for the historical-social processes that
have existed in the relationship between the settlers and the State in La Serranía de la
Lindosa-Guaviare, from the 60´s to the present. About this process I recognize three
moments: The directed and spontaneous colonization in the sixties; the beginning and the
peak of coca leaf production during the eighties and the decline of this heyday, which was
occasioned by multiple factors that gave rise to new economies, driven by the organization
of producers in associations. With this work, I wish to account that the peasants want to be
part of the state and they want to achieve the idea that Colombians have about them,
product of the conflict and their productive forms that still have and is considered illicit. I got
the information in my field work through ethnography and interviews with a biographical
approach, during the year 2017, from information provided by settlers from the coca era,
settlers from the 1970s, social leaders and members of producer associations, among
others

Keywords: Land settlement, Devolepment, coca, associations,State


Tabla de Contenido
Introducción....................................................................................................................... 8
Puntos de Partida ............................................................................................................. 10
Tabla N°1 .................................................................................................................. 12
En búsqueda de un sueño ........................................................................................................... 14
Mapa 1 ..................................................................................................................... 15
Fotografía 1 .............................................................................................................. 21
Fotografía 2: Miraflores, Guaviare. Grupo de colonos 1981. Archivo personal Diego Jiménez
.................................................................................................................................................. 26
Fotografía 3: Rio Vaupés, Miraflores Guaviare. Colonos en años de la Bonaza cacalera (1980).
Archivo propio ........................................................................................................... 31
Fotografía 4 .............................................................................................................. 34
Fotografía 5 .............................................................................................................. 46
Asociaciones: El aparente sueño de un grupo ............................................................................. 49
Asociación de Ganaderos Ecológicos del Guaviare (ASOGEC) ..................................................... 49
Asociación De Cañeros Del Caracol ........................................................................................ 51
Asociación de productores de La Carpa (ASOCARPA) ................................................................. 52
Fotografía 6 .............................................................................................................. 53
Asociación de productores y turismo de cerro azul (ASOPROTAZUL).......................................... 54
Turismo en el Raudal del Rio Guayabero ................................................................................. 54
Planes Estratégicos Territoriales (PET) ........................................................................................ 55
Una nueva división ........................................................................................................ 60
Asociaciones como un agente político ........................................................................................ 63
Fotografía 7 .............................................................................................................. 65
Una nueva colonización: Un nuevo sueño ................................................................................... 69
Conclusiones: Un espacio para el sueño de todos. ...................................................................... 71
Fotografía 8 .............................................................................................................. 72
Recomendaciones: Sueños cumplidos a medias. ............................................................................. 75
Fotografía 9 .............................................................................................................. 78
Bibliografía ................................................................................................................................. 80
Introducción
En septiembre de 2014 tuve la oportunidad de conocer por primera vez el Guaviare. En
aquella ocasión aprovechando una salida de campo del profesor Virgilio Becerra viajamos
a la Serranía de La Lindosa con la idea de registrar los paneles de pintura rupestre que allí
se encuentran. En aquella ocasión viajaba con muchos temores, sobre el Guaviare se
escuchaban muchos rumores de violencia, robos, abandono y tristeza, pero
inmediatamente al llegar la región esta visión cambio y me di cuenta que desde Bogotá
sobre regiones como estas se han construido imaginarios que nada tienen que ver con la
realidad. Allí los campesinos me ensañaron no solo sobre las pinturas rupestres, sino que
de a poco iba escuchando historias mágicas sobre como conquistar la selva, sobre cómo
ganarse la vida cuando no puedes vender nada, sobre cómo luchar por la vida en medio
de un conflicto armado. Escuche historias sobre gente que venía de tierras muy lejanas,
de regiones andinas con condiciones ambientales muy diferentes pero que aun así habían
podido adaptarse a este nuevo ambiente. Todas estas luchas, todos estos sufrimientos y
alegrías porque ellos, los campesinos del Guaviare, habían viajado soñando con tener una
vida propia. Seguí viajando, otra salida de campo más y luego muchas como estudiante
auxiliar en la elaboración del Plan de Manejo Arqueológico para la Serranía por lo que pude
conocerlos más y hacerme amigo de muchos. En cada nueva salida aprendía más,
escuchaba nuevas historias y me enamoraba más del Guaviare y su gente.

Este documento aborda por un lado la colonización de la serranía de La Lindosa, Guaviare.


En donde el centro no será las causas estructurales de su migración, sino en las
motivaciones que lleva a los individuos y familias a movilizarse y a los intereses puestos
por ellos en la región y de cómo estos han ido cambiando con el tiempo. A través de los
relatos de vida de los pobladores de la Serranía y confrontándolos con la realidad nacional,
contaré como los deseos, los planes de vida individuales y comunales, se transforman con
el tiempo. Y de cómo los mecanismos para llevar a cabo dichos planes de vida se modifican
en función de ellos.

Estos mecanismos se dan en función de variados aspectos, lo político, lo económico, lo


cultural, lo social, etc. Para esta investigación me centraré en los cambios que se dan en
torno a las relaciones sociales que sostienen la producción económica de quienes han
habitado la Serranía de La Lindosa desde los años sesenta.

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He dividió en tres grupos históricos de colonización: el primer grupo de colonos, llegados
durante la década de los sesenta y principios de las setenta, quienes venían en su mayoría
buscando una tierra propia, motivados por el estado o huyendo de La Violencia partidista.
Un segundo grupo de colonos que llegó con la coca y su principal interés en la región es el
aprovechamiento económico de la bonanza de cultivos ilícitos y para terminar un tercer
grupo de colonos son las personas que han llegado durante la última década a la región
buscando la tranquilidad y el confort que ofrece la vida rural. Como resultado de esta
interacción de intereses, sumado al reciente interés Estatal por la región, se ha configurado
unas maneras específicas de producción y de “desarrollo” regional que se manifiesta en
dos aspectos: La cotidianidad y la creación de asociaciones de productores, entorno de
estas se centrara la segunda parte de mi trabajo en la cual expondré las formas y medios
por los que se han constituido, los aciertos y desaciertos de estas y algunas
recomendaciones en torno a sus potencialidades.

En estas se puede observar como el pasado y las dinámicas organizacionales de hace 30


años aún siguen vivas y aunque el dinero y la monetización de las transacciones marcan
el derrotero, la vida de la serranía de La Lindosa aún se mantiene en la solidaridad, la
reciprocidad y el intercambio de productos.

La información que se presentara parte de dos trabajos de campo; el primero de ellos


realizado entre los meses de marzo y abril y un segundo trabajo en el mes de septiembre
de 2017. En el primer trabajo de campo las indagaciones de campo giran sobre relatos de
vida breves y concisos los cuales fueron dirigidos a buscar narraciones sobre cómo fue la
llegada a la región, que los motivada a viajar al Guaviare y la organización para trabajar en
aquella época, para construir historias comunes a partir de relatos personales.

La segunda temporada de campo se hace un acercamiento a las asociaciones y a su


proceso formativo, así como las interacciones posibles entre estas, el Estado y sus
instituciones y la presencia de actores foráneos a la región y que están interviniendo en
esta.

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Puntos de Partida
La teoría más clásica del desarrollo, o teoría liberal, está basada en una visión
economicista, en la cual desde los centros de poder se dirigen cambios sociales y políticos
hacia una sociedad con el fin de hacer crecer, acumulativa y duraderamente su producción.
Como tal fue concebido para modificar las formas sociales y económicas generadas en los
procesos sociales de la división del social trabajo (Furtado 2006). Es un proceso y un sueño
de modernización que es impuesto desde los centros de poder, en espera de que las
comunidades a las cuales se dirige cambien, en el caso de Colombia en Pro de la Nación,
bajo la premisa de ser cada vez mejores creyendo que el mejoramiento solo se logra con
un cambio en las formas de producción, en la organización social y en la inclusión a el
mercado de los sujetos. Estas apuestas van encaminadas hacia el fortalecimiento de la
individualidad, en algunos casos de las instituciones Estatales o hacia la apertura
económica y el fortalecimiento y mayor participación en los mercados. Todo esto guiado
bajo premisas sobre como los cambios son mediados por la cultura; en ese orden las
preguntas directrices de este enfoque van en camino hacia ¿cómo es posible adaptar la
cultura a los proyectos de cambio? o ¿cómo adaptar los proyectos a la cultura? (Escobar,
El "postdesarrollo" como concepto y practica social. 2005).

Ante las dificultades y consecuencias que ha traducido en las regiones periféricas de la


ciudad y el campo la implementación de la anterior visión de desarrollo han nacido
iniciativas que de alguna manera discuten con el discurso tradicional. El desarrollo
alternativo nace criticando la estricta racionalidad económica y la imposición de modelos,
este busca subrayar la economía como parte integrante de la sociedad, pero nunca
subordinar las demás esferas de la vida a esta. Lo social, lo ecológico, lo cultural, lo político
debe estar en un mismo nivel que lo económico, a la medida que crece una las otras
también lo hacen y deben mantenerse balanceadas (Santos y Rodríguez, Para ampliar el
canon de la producción 2011). Las relaciones sociales existentes, las ideologías y culturas
son relevantes y se piensa en reorientar el desarrollo hacia una justicia social y hacia la
sostenibilidad en todas las esferas de la vida. Bajo estos preceptos funciona el Desarrollo
Rural con enfoque territorial la cual es la teoría que guía la ejecución de los actuales
programas de desarrollo nacionales (Departamento Nacional de Planeación 2014), sin
embargo esta se ha quedado en el discurso y como se verá en el trascurso de este

10
documento a final de cuentas termina fallando por caer en una idea economicista del
desarrollo negadora de la diversidad cultural y social de la nación.

Las teorías marxistas del desarrollo por otro lado, aunque loables en su lucha, se han
quedado cortas en imponer sus modelos. Además de no permitir la libertad que cada
comunidad tendría a decidir qué rumbo tomar; se trata de llevar una modernidad de
izquierda/socialista. El discurso y el accionar marxista del desarrollo al ser contra
hegemónico en relación al capitalista, se ha centrado en dar un lugar protagonista a las
formas locales de resistencia al capitalismo por parte de los sindicatos, movimientos
sociales de obreros y campesinos y el cuestionar el papel de Estado (Escobar, El
"postdesarrollo" como concepto y practica social. 2005).

Por su parte para Daly (1996) este desarrollo alternativo o sustentable es imposible,
mientras siga habiendo crecimiento es imposible sostener formas de vida en el planeta, por
eso se habla de una alternativa al desarrollo donde más que crecer se habla de la
realización de potenciales, para pasar a un estado diferente y mejor. Este enfoque cae
dentro de las corrientes posestructuralistas, un enfoque donde el desarrollo ya no puede
ser el principio organizador de la vida, un desarrollo que no tome únicamente la visión de
occidente (Entendiendo que tanto el capitalismo como el comunismo/socialismo son
productos occidentales) y que de valor a los conocimientos no expertos, conocimientos que
nacen fuera de la profesionalización e institucionalización del desarrollo, la cual es una
característica dominante de las demás corrientes teóricas.

Para ampliar estas perspectivas a continuación aparece una tabla que amplía los
paradigmas de origen del desarrollo.

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Tabla N°1
Teorías de desarrollo según sus “paradigmas de origen”
Paradigma Teoría Liberal Teoría Marxista Teoría posestructalista

Variable
Epistemología Positivista Realista/dialéctica Interpretativa/constructivista
Conceptos -Individuo -Producción (p. ej. Modos -Lenguaje
Claves -Mercado de producción) -Sentido (Significación)
-Trabajo
Objeto de - "sociedad" - Estructuras sociales - Representación/Discurso
Estudio - Mercado (relaciones sociales) - Conocimiento/poder
- Derechos - Ideologías
Actores - Individuos - Clases sociales (clases - "comunidades Locales"
relevantes - Instituciones obreras, campesinos) - - Nuevos movimientos sociales
- Estado Movimientos sociales y ONG
(Trabajadores campesinos) - Todos los productores de
- Estado (democrático) conocimiento (incluidos
individuos, Estado,
Movimientos sociales)
Preguntas del - ¿Cómo puede una -¿Cómo funciona el - ¿Cómo Asia, África y
desarrollo sociedad desarrollarse desarrollo en cuanto Latinoamérica llegaron a ser
o ser desarrollada a ideología dominante? - representados como
través de la ¿Cómo puede subdesarrollados?
combinación de capital desvincularse el desarrollo
y tecnología y acciones del capitalismo?
estatales e
individuales?
Criterios del - "progreso", - Transformación de - Transformación de la
cambio crecimiento relaciones sociales economía política de la verdad
- Crecimiento más - Desarrollo de las fuerzas - Nuevos discursos y
distribución (años productivas representaciones (pluralidad
setenta) - Desarrollo de la de discursos)
- Adopción de conciencia de clase
mercados
Mecanismos -Mejores teorías y - Lucha Social (clase) - Cambiar las practicas del
para el cambio datos -Intervención saber y hacer
más enfocada
Etnografía Como el desarrollo y el Como los actores locales Cómo los productores de
cambio son mediados resisten la intervención del conocimiento resisten,
por la cultura desarrollo adaptan, subvierten el
- Adaptar proyectos a conocimiento dominante y
las culturas locales crean su propio conocimiento
Actitud crítica Promover un Reorientar el desarrollo Articular una ética del
respecto del desarrollo más hacia la justicia social y la conocimiento experto como
desarrollo y la igualitario (profundizar sostenibilidad práctica de la libertad
modernidad y complementar el (modernismo crítico: (modernidades alternativas y
proyecto de la desvincular capitalismo y alternativas a la modernidad)
modernidad) modernidad)
Tomada de Escobar (2005)

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El presente documento evidenciara como en la Serranía de La Lindosa las distintas ideas
de desarrollo confluyen y se manifiestan materialmente en condiciones específicas de vida,
las cuales no se ciñen a una sola corriente epistemológica, sino que por el contario pueden
ubicarse dentro de varias. Lo cual, como es de esperarse resulta en conflictos y la
imposibilidad de poner en marcha un plan de desarrollo preciso y conciso. Por ello y tras la
breve revisión de estos términos para el presente documento al hablar de desarrollo no se
hará referencia a ninguna de las corrientes citadas, si no que por el contario al referirme con
la palabra “desarrollo” haré referencia a las expectativas y deseos que las personas,
comunidades o instituciones tienen en su vida o en su proyecto de Nación. Esto quiere
decir cómo quieren vivir, que esperan obtener de las distintas actividades que realizan, que
es lo que le da sentido a su arribo o permanecía en el territorio y cómo proyectan sus vidas,
más allá de categorizarlo como desarrollo, desarrollo alternativo, alternativa al desarrollo,
etc. Lo cual se ajusta mejor a una realidad en la cual confluyen variadas visiones de mundo.

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En búsqueda de un sueño
Dicen que somos hijos de nuestro tiempo y por lo tanto cada generación es particular y sus
deseos y expectativas responden a situaciones y contextos socio-históricos particulares.
Por ello para el caso de la Serranía de La Lindosa, he decidido dividirla en tres
generaciones. El primer grupo de colonos llego en la década en los sesenta y durante los
primeros años de la década del setenta. Un segundo grupo de colonos llegó posteriormente
junto a la coca y para terminar un tercer grupo de colonos son las personas que han llegado
durante la última década a la región.

Los colonos que llegaron durante la época de la coca han debido reorganizarse social,
política y económicamente en el territorio. Pues producto de los cambios originados en la
cocalizacion de la economía y la quiebra de la misma han nacido iniciativas de producción
y resolución de los problemas, para el caso de esta investigación de los problemas
económicos y de las redes sociales que los soportan.

La Serranía de La Lindosa es una formación rocosa ubicada en el norte de la amazonia


colombiana entre los departamentos de Guaviare y Meta; esta se caracteriza por “presentar
una intrincada red de cárcavas, escarpes, sabanas naturales con roca expuesta y
pequeños cauces de río. Dentro de la Serranía existen además otros ecosistemas como
bosques de galería, relictos de bosque y sabanas de origen antrópico” (Cardenas Lopez, y
otros 2008, 37).

14
Mapa 1. Ubicación de la Serranía de La Lindosa.

15
En términos generales la Serranía de La Lindosa y su Zona de Preservación hacen parte
del Distrito de Manejo Integrado Ariari-Guayabero

El cual se caracteriza por el afloramiento rocoso, el cual brinda particularidades


paisajísticas, ambientales, culturales y especialmente de producción de agua.
Por su configuración geomorfológica fue utilizada durante varios siglos, por
grupos indígenas de la región como abrigos rocosos, en donde dejaron
manifestaciones pictográficas de gran belleza, diseminadas por todo el
afloramiento, lo cual ha motivado a los Guaviarenses a luchar por la defensa y
protección de este importante patrimonio natural (Cardenas Lopez, y otros
2008, 37).

Al estar ubicada dentro de la Amazonia sobre esta la nación colombiana ha configurado


imaginarios a partir de los cuales se ha direccionado la intervención en el territorio. Vista
como una frontera aislada del centro de poder de la Nación, históricamente sobre ella se
ha signado una mirada colonial y colonialista que se ha justificado en la necesidad de
usufructuar todos los recursos que allí se hallan. Sus ancestrales habitantes, indígenas, se
consideran como salvajes por lo que deben civilizarse e incorporarse, pues sus brazos son
útiles para las explotación de sus riquezas (Gómez 2010).

Al imaginarse como una zona deshabitada y abundante en recursos en ella varios hombres
y mujeres de Colombia han puestos sus sueños y esperanzas de cambiar sus insatisfechos
presentes. Como lo fue el caso de Ezequiel Mora, cuya historia presento a continuación:

Ezequiel Mora vive en el raudal del rio Guayabero, para llegar a su casa hay que
tomar una lancha en el corregimiento Raudal, San José del Guaviare. Desde allí a
unos diez minutos rio arriba, a mano derecha, justo en medio del raudal del rio
Guayabero y antes de iniciar la parte más estrecha del mismo, se encuentra una
pequeña bahía y en ella se halla un rancho palafítico. En este lugar vive Ezequiel
Mora, su esposa y su hijo. Ezequiel cuenta con una memoria prodigiosa y narrar su
vida tomaría un par de semanas, pero he aquí una parte importante de vida.

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Nació el 5 de Junio de 1931 en Viota, Cundinamarca. Al preguntarle por esto el
recuerda la pena y algo de vergüenza que hace años le daba decirlo. Para él y muchos
de su generación en Viota nace el comunismo en Colombia. Por aquellos años Viota
era un pueblo de techos y puertas rojas, en el frente de las casas ondeaban banderas
rojas y negras y la justicia se hacía a mano propia. Nadie robaba, pues si cogían a
algún ladrón este era sentenciado a muerte y asesinado por la turba enardecida que
se reunía para castigarlo – recuerda Ezequiel.

Aunque nació en Viota, desde niño vivió en un municipio vecino, Tocaima. Donde
su familia residía, en una estancia en la cual cultivaban la tierra para un viejo
hacendado de la región. El recuerda como un viernes de 1948 en horas de la tarde
por la carretera bajo un carro con un par de cintas negras en forma de “v” que
adornaban la parte delantera del vehículo. En ese momento Ezequiel no entendió
que pasaba, pues estas solo se usaban en las carrozas fúnebres y este no lo era. Un
par de horas después un vecino llego y le dijo “Ezequiel mataron a su papa”. Él se
sorprendió y dijo – pero, ¿cómo es posible eso? - Mataron a su papa, mataron a
Jorge Eliecer Gaitán- le respondió el vecino. A Ezequiel más extraño que la muerte
de Gaitán se le hizo el hecho de que tanta gente se enterase tan rápido del suceso.
Como era posible que algo que paso en Bogotá, un par de horas después se supiera
en los lugares más profundos del campo, más aun teniendo en cuenta que eran
pocos los que tenían radios. Los radios eran cosas de la gente rica. Ya para el
domingo a Tocaima empezaron a llegar personas extrañas que venían de regiones
desconocidas para Ezequiel. Esos hombres empezaron los saqueos, atracos y
asesinatos en serie, los que mancharon de sangre las veredas y pueblos de la región.

En 1950 Ezequiel con 19 años decide prestar el servicio militar, dice que lo presto
no para la nación sino para el presidente de entonces, Mariano Ospina Pérez. Por
lo cual se desplaza a Ibagué. Recuerda que en una de las primeras formaciones que
tuvo le dijeron que el ejército debería trabajar en alianza con la policía en pro de la
Nación, lo cual quedo en palabras al aire pues los hechos fueron muy distintos. Para
las fiestas de San Pedro mientras unos ibaguereños le invitaban una cerveza para
pasar el calor de medio día, en la calle empezaron a sonar disparos de fusiles.

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Cuando Ezequiel salió, vio como en la calle (la calle tercera) los soldados se
enfrentaban con la policía. Para ese momento varios policías ya habían caído
muertos. Él lo único que pudo hacer fue correr hacia el batallón, avisar a los
superiores y refugiarse. Las razones nunca las supo.

Meses después tras la posesión de Laureano Gómez cambiaron al Coronel


encargado del Batallón en Ibagué. Desde Tunja enviaron un hombre muy
conservador y su primer orden fue trasladar a los soldados que venían de pueblos
tradicionalmente liberales o comunistas. Ezequiel al ser de Viota fue uno de los
enviados a otro Batallón, a una zona muy lejana para esos días, fue reubicado en el
Cocuy. Allí termino su servicio militar, que había iniciado en marzo de 1950 y
terminaba en abril de 1951. Seria este el último contingente de jóvenes que prestaría
servicio por 13 meses, de allí en adelante cada joven debió estar en el ejército por
18 meses. Al terminar de prestar servicio militar se fue para Apulo, lugar en el que
trabajaría en la fábrica de Diacemento como perforista en las labores de explotación
minera de calizas y otras rocas necesarias en la fabricación de cemento.

En 1959 viajó por primera vez al Guaviare. Venía porque le dijeron que la pesca era
buena y podría hacerse a unos buenos pesos. Aunque para esos años él no conocía
nada de pesca, lo hizo esperanzado en ganar algo de dinero “fácil”. El viaje era largo
y difícil. De Bogotá se viajaba en bus hasta Puerto limón o Puerto Lleras, antes de
Puerto Concordia, era un viaje tortuoso y demorado, por una carretera que era más
una trocha que un camino. Desde este punto se tomaba una lancha que bajando
por el río Ariari, desembocaba en el río Guaviare por donde seguía la ruta para llegar
a San José. Por esos días San José no era más que un caserío de casas con paredes
de madera y techos de palma, rodeadas de gramalotales. Este viaje lo repitió en el
año 1963. De estos cada vez sacaban mejores y más costosos peces.

En aquellos años poco se oía hablar del raudal del Guayabero y cuando lo
nombraban le hacían sentirle que el lugar era sagrado, tenebroso. El raudal en
aquellos años era un mito. No se oía de hombre blanco alguno que lo haya
atravesado con vida, influía miedo y respeto, tanto por ver la enorme masa de agua

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que en invierno se arremolina entre las paredes de roca, como por el hecho de
pensar de que del otro lado era imposible que alguien pudiese vivir en aquella selvas.
Del otro lado solo vivían los animales y los salvajes.

Esta imagen cambió en 1965. Ese año Ezequiel regreso, esta vez venía con unos
turista que con cañas finas querían practicar pesca deportiva. Junto a ellos por
primera vez él atravesó el raudal. En esa travesía vio justo en medio del raudal una
bahía en la cual los chulos y otras aves venían a comer, por lo que la dejaban llena
de cabezas y espinas de pescado. En el futuro esa bahía, que es quizás el único lugar
calmo en el raudal, se convertiría en su hogar.

Durante los siguientes diez años siguiendo yendo de manera intermitente, hasta que
finalmente el 8 de noviembre de 1975 decidió quedarse una temporada , quería vivir
en esa bahía que tanto le gusto y de la cual se enamoró desde el primer día que la
vio. Su idea era cultivar tomates. Pero había un problema, esa tierra ya tenía dueños,
era de los indios. Hablo con ellos y acordaron que en un rastrojero le permitirían
sembrar los tomates sin cobrarle arriendo, a cambio Ezequiel les daría una parte de
la cosecha y además como él es pescador, compartiría con ellos parte de lo
capturado. De esta manera pudo sacar mil cajas de tomate, todas la logró vender a
un muy buen precio en San José. Con la ayuda de un vecino que había comprado
un motor de canoa pudo sacar su producto al mercado. El precio era muy bueno,
esto lo motivo para quedarse definitivamente en la región.

Por esos años por el raudal pasaban provenientes de la parte alta del río Guayabero,
canoas cargadas con distintos productos como yuca, plátano, ganado, etc. Eso junto
a la creciente demanda de alimentos hizo necesario la construcción de una plaza de
mercado en San José la cual Ezequiel junto a un funcionario de la alcaldía idearon
construir en el lugar donde se encuentra actualmente, cerca del puerto y del río.

Luego de esto nunca volvería a sacar una cosecha tan buena, cada vez la tierra se
ponía más mala y con la llegada de la coca todo se acabó de “joder”. Por eso desde
1978 y hasta 1989 vivía de manera intermitente entre el raudal y Bogotá. En Bogotá

19
consiguió trabajo como conductor de camión llevando mercancías hacia la costa
atlántica. Con ese trabajo conseguía el dinero necesario para pagar a quien le
ayudaban en el cultivo de tomate, pues había que pagar jornales, la coca había
llegado y nadie trabajaba gratis o a mano prestada.

En 1977 un aviador, sobrino de un colono de la región le entregó a un vecino del


Raudal unas semillas de coca, para que las sembrara y prometió que en un año
vendría por las hojas y le pagaría muy bien. Dicha siembra fue todo un éxito y la
coca llegó para quedarse un buen rato. Ezequiel se había ido a conducir su carro y
no había coca. Para cuando regresó, seis meses después, noto que todo era distinto.
San José ya no era el caserío de casuchas de madera que había conocido y ahora
estaba lleno de negocios y gente extraña que provenían de lugares de los cuales él
nunca había escuchado.

El pueblito del Raudal, un caserío ubicado justo donde inician las paredes de roca,
creció rápidamente y de ser un puerto de paso de la nada empezó a recibir visitantes
que venían a vivir en sus cercanías, pero más que nada que venían a gastar dinero.
Llegó a tener seis restaurantes, tres droguerías, discoteca y varios graneros. Cada
media hora salían voladoras con destinos cada vez más lejanos, río arriba o hacia
San José. Allí pusieron el primer puesto de salud rural que existió en el Guaviare.
Los lunes en la mañana las calles amanecían llenas de algo más que borrachos y
prostitutas, sus calles se tapizaban con mendas de peso y centavos porque nadie
quería cargarlas - con eso no se puede comprar nada - decían.

Era 1985 y el precio de la coca empezaba a bajar por los controles y la represión
estatal tras la muerte de Rodrigo Lara Bonilla. Lentamente la gente empezó a irse y
el pueblo que alguna vez estuvo lleno de vida, dinero derrochado, alegrías y tristezas
fue abandonado condenándose a vivir años oscuros de violencia y temor. El raudal
se convirtió en un sitio de disputa entre la guerrilla, los paramilitares y el ejército.
De los pocos años de esplendor solo quedaron pisos de cemento que son las únicas
huellas dejadas por las antiguas viviendas y junto a estos un puñado de familias que
se aferran a la esperanza de que algún día vuelva el pasado glorioso, esta vez de la

20
mano del puñado de turistas que anualmente viajan al lugar a ver esta maravilla
natural, adornada por pinturas rupestres y una fauna única.

Don Ezequiel finalmente se “fundó”1 en 1989. Construyó la casa en la cual vive


hoy, delimito su finca a su gusto, siguiendo los límites que tenían los indígenas los
cuales un día se fueron para nunca volver. Hoy en día vive de la pesca y de lo que
puede producir en una pequeña huerta, dice que no necesita tumbar monte como
lo hacen los demás. Por un lado ya no tiene las fuerzas para hacerlo, pero tampoco
lo necesita, vive bien, vive como quiere. No se quiso complicar la vida criando vacas
y nunca sembró coca pues siempre ha sido temeroso. Sabia del daño que conlleva
el cultivo de coca por los árboles que se deben tumbar, de los que mueren por culpa
de las avionetas fumigadoras que de paso envenenan el agua y enferman a los
campesinos, pero por encima de todo porque sabía, sin admitirlo, que al igual que
los demás con la coca nunca se enriquecería.

Fotografía 1. Verada Raudal, San José de Guaviare. Don Ezequiel Mora navegando en el rio
Guayabero. Tomada por Diego Jiménez (Marzo de 2017)

1 Cuando el colono habla de fundar o fundarse hace referencia al momento en que decide
construir una vivienda y adecuar el terreno a su necesidad. Es hacer una finca, es quedarse alistar
todo para vivir en un lugar determinado

21
Esta es una historia personal, pero Ezequiel comparte con sus vecinos los elementos
centrales de la narración, sobre los cuales girará el presente capítulo. A través de los
relatos de vida de los pobladores de la Serranía y confrontándolos con la realidad nacional,
contaré como los deseos, los planes de vida individuales y comunales, se transforman con
el tiempo. Y de cómo los mecanismos para llevar a cabo dichos planes de vida se modifican
en función de ellos.

Estos mecanismos se dan en función de variados aspectos, lo político, lo económico, lo


cultural, lo social, etc. Para esta investigación me centraré en los cambios que se dan en
torno a las relaciones sociales que sostienen la producción económica de quienes han
habitado la Serranía de La Lindosa desde los años sesenta.

Esta es su historia…….

En 1961 el gobierno Nacional adelantó una reforma agraria con el fin y basado en el
principio de ver al territorio como un bien común y por la necesidad de extender a sectores
cada vez más numerosos de la población rural colombiana el ejercicio del derecho natural
a la propiedad. Por lo que busco mediante la Ley 135 de 1961, “fomentar la adecuada
explotación económica de tierras incultas o deficientemente utilizadas, de acuerdo con
programas que provean su distribución ordenada y racional aprovechamiento.” En otras
palabras, al colono que fundara finca en las “tierras incultas” se le otorgaría un título de
propiedad.

Para Antonio Machado esta reforma fue “una herramienta del frente nacional frente a las
exigencias de la Alianza para el Progreso de Estados Unidos para otorgar más crédito y
recursos para el desarrollo colombiano” (Machado 2009, 151). Por lo cual se trata de un
mecanismo Estatal para implantar un modelo de desarrollo que siguiese los lineamientos
del Gobierno de Estados Unidos, quienes buscaban detener el avance del comunismo en
América Latina. Esta Ley motivó a que los campesinos de las zonas andinas,
especialmente Boyacá, donde la concentración de la tierra es alta y predominan los
minifundios, comenzarán a migrar hacia las zonas “incultas”, principalmente a la olla del río
Ariari y a las sabanas del Meta.

22
“… en Boyacá vivía con sus 7 hermanos en una finca de 7 a 10 hectáreas y los
jornales eran muy mal pagos, en cambio acá podía venir a hacerse de una
tierra propia y además se paga un poco mejor el jornal” (Diario de campo 24 de
Marzo de 2017).

Para el año 1968 la Ley 1 impulsada por el gobierno de Lleras

Buscaba terminar con los sistemas de explotación basados en el arrendamiento


y aparcería; por medio de ello se determinó que estaban sujetos al proceso de
expropiación los predios que se explotaran bajo esas modalidades a partir de
diciembre de 1961, con el fin de entregarlas a los arrendatarios y aparceros.
Ello generó una expulsión de arrendatarios y aparceros por parte de los
propietarios, para evitar que se apropiaran las tierras utilizando las normas
previstas por la Ley. Este proceso de expulsión y desplazamiento se unió con
el que tradicionalmente se ejercía por medio de la violencia terrateniente
(Machado 2009, 155).

Estas dos leyes y los programas creados en torno de ellas, generaron movimientos
migratorios individuales campesinos. Migraciones que no solo eran físicas, sino también
culturales. Con los colonos a estas regiones, en apariencia deshabitadas, también llegaron
formas particulares de vivir y aprovechar los recursos disponibles.

Estos primeros colonos venían buscando una tierra propia, la que el gobierno les prometía,
un lugar en el cual mediante su trabajo pudieran “mejorar”2 la selva y vivir tranquilamente,
teniendo garantizada su alimentación. Pero para muchos esto no fue así. Después de
asentarse por unos tres o cinco años, vendían las mejoras a otros campesinos y se iban
cada vez más adentro de la selva. El desmonte se convirtió en la profesión de muchos.

“Llegó a Nuevo Tolima por recomendación de su hermano quien había llegado


un par de años antes y compro un par de hectáreas que ya habían sido
mejoradas por los colonos fundadores. Estos provenían del Tolima y llegaron

2 Los colonos y campesinos cuando hablan de las mejoras hacen referencia a la adecuación del
terreno para el cultivo o la ganadería. Entre estas están por ejemplo: la talad e árboles, siembra de
pastos o la construcción de canales.

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a la región en los años sesenta (1963). Uno de ellos es José Campos Mayorga.
Varios de ellos llegaron y después de un par de años vendieron para irse más
adentro, de La Carpa para arriba.” (Diario de campo 24 de Marzo de 2017)

Esto es producto de que un colono llega a la frontera agrícola con muy pocas cosas. Fundar
finca requiere trabajo y el trabajo alimentación, herramientas, ropa, medicinas, pólvora, que
no él produce ni carga en abundancia. De su hogar salió con lo que podía cargar en sus
manos. Las primeras cosechas no eran lo suficientemente buenas, hay que recordar que
La Serranía de La Lindosa se halla en la zona de transición entre las sabanas de los llanos
orientales y la selva amazónica, por lo cual los cultivos no tienen los mismos rendimientos
que en las zonas andinas. Estas tierras requieren ser trabajadas de manera distinta, y los
primeros colonos aún no conocen la manera adecuada. Por lo que terminaron
endeudándose con comerciantes para poder seguir “mejorando” sus fincas. Comerciantes
que también eran quienes compraban al colono su producción, pero debido a los elevados
costos que implicaba la producción y distribución en zonas aisladas, al final el colono
terminaba fuertemente endeudado y viéndose obligado a vender al mejor postor sus
mejoras, para luego volver a empezar su fundo, esta vez, selva más adentro (Molano, Así
fue como la coca conquistó el campo de Colombia 2017).

Con este panorama, como mecanismo de defensa los colonos limitaban al máximo sus
transacciones económicas dejando que fueran intermediadas no por el dinero, sino por la
contraprestación de servicios, el pago en especie, la cooperación y la solidaridad.

“… como en la época de la colonización, dónde a cambio de productos se


pagaba con trabajo, ejemplo los trapiches a cambio de la miel y la panela la
gente trabajaba algunos días en el trapiche” (Diario de campo 25 de Marzo de
2017).

Mecanismo que habían sido efectivos en la zona andina, donde tanto la estructura agraria
(tipo de propiedad, relaciones sociales de producción, infraestructura) como las
condiciones naturales permiten que, hasta cierto punto, las relaciones económicas no
monetarias sean viables y faciliten la reproducción biológica social y cultural del campesino.
En las zonas de colonización esto es mucho más difícil ¿Cómo apoyarte en tus vecinos,
cuando el más cercano lo encontramos a cuatro horas de caminata o dos horas en canoa?

24
Pero sin embargo en algunos lugares, contrario a lo que pensaba el Estado y al imaginario
general las tierras no estaban deshabitadas. En ellas habitan grupos indígenas y muchos
colonos llegaron a asentarse en sus territorios. Lo que produjo sin dudas conflictos, pero
también alianzas y ayudas mutuas.

“… hablo con ellos (Un grupo indígena) y acordaron que en un rastrojero le


permitirían sembrar los tomates sin cobrarle arriendo, a cambio Ezequiel les
daría una parte de la cosecha y además como él es pescador, compartiría con
ellos parte de lo capturado” (Diario de campo 01 de Abril de 2017).

Así pues en donde fue posible el colono siempre busco una alternativa no monetaria para
sobrevivir. Ante el panorama descrito anteriormente podría afirmarse que por encima del
deseo de crecimiento económico (desarrollo económico), los primeros colonos –incluyendo
a muchos de los que vendieron– está el deseo y el interés por tener una tierra propia y un
lugar en el cual puedan asegurar su reproducción social y física, las transacciones
monetarias no es lo único que rige sus vidas, muchos también querían vivir como lo hacían
en sus regiones de origen. Querían tener un vecino con el cual colaborar para vivir bien,
un amigo, un familiar que les tendiera la mano cuando la cosecha fuese mala. El riesgo y
la inestabilidad de la economía campesina obligan a tener siempre una mano amiga.

Si muchos decidieron vender e ir a hacer su sueño realidad en otro sitio no fue únicamente
por el interés económico, para ellos el bienestar se logra en un equilibrio tripartito entre lo
económico, lo cultural y lo social. Cuando esto falla, todo el proyecto de vida falla y debe
reorganizarse. El no poder seguir reproduciendo sus condiciones sociales y culturales lo
impulsan a seguir buscando, reorganizar su vida sólo que cada vez es más adentro en la
selva.

Paralelo a los colonos que buscaban fundar y establecer todo su sistema socio-cultural en
el territorio, otro grupo de colonos ha visto la región como un lugar que no se puede habitar,
ni domesticar para el asentamiento humano, pero sí como una región rica en recursos. Así
que por ello, muchos establecieron empresas con el fin de explotar lo más rápido posible
la región y así poder hacerse de un buen capital económico el cual gastarían en sus lugares
de origen cuando regresasen después de explotar por unos años la selva.

25
A primera instancia esto no parecería ser un proceso colonizador. En esencia la
colonización, para los mismos colonos, consiste en dominar esa naturaleza a su gusto y
poder fundarse allí. Colonizar se trata de implantar todo un modelo de sociedad en un lugar
donde antes se hallaba otro.

Fotografía 2: Miraflores, Guaviare. Grupo de colonos 1981. Archivo personal Diego Jiménez

Aquellos que viajaron al Guaviare con el solo fin de enriquecerse no buscaban implantar
algún modelo de sociedad, solo querían dinero. El que hayan tenido que quedarse y
establecer un modelo de sociedad no estaba en el espíritu de aquellas empresas, solo fue
producto de las dinámicas que se produjeron en aquellos años.

“… llegó a Miraflores en el año 1972, en los últimos años de caucho; cuando la


Rubber empezaba a abandonar la zona y tras ella solo quedaba la pista de
aterrizaje y algunas casas. Durante esta época, dice él, que la colonización
no había empezado bien. (…) En esa época solo se poblaba el pueblo y la
selva que se tumbaba era para los caminos caucheros y no más allá de una
hectárea para la huerta. Casi todo se compraba y era traído por las empresas

26
caucheras. Complementario a esto durante los últimos años de la década del
sesenta e inicios del setenta se dio el auge del comercio de pieles, pero este
no trajo demasiada gente de fuera, pues requería conocimientos del monte”
(Diario de campo 22 de Marzo de 2017).

El comercio de pieles finas en la región del Guayabero para algunos colonos fue propiciado
en gran medida por funcionarios del ILV (Instituto Lingüístico de Verano) quienes servían
de intermediarios para que otros estadounidenses compraran las pieles a los indígenas
que habían sido “civilizados” por el ILV. Así lo recuerda una habitante del Raudal, quien
hace un par de años vivía en Laguna Gringo, a unas cuatro horas rio Guayabero arriba.

“En la región habitan muchos indígenas, por lo cual el ILV había adecuado en
la laguna una casa flotante, pensaban en civilizar a los Indígenas […] Por esto
a La Laguna la llamaron Laguna Gringo, la cual pertenece al Municipio de
Puerto Rico. […] Antes de la coca y de la marihuana hubo la Bonanza de las
pieles de tigre y otros animales, los gringos del Instituto Lingüístico de Verano
y otros eran los compradores” (Diario de campo 30 de Septiembre de 2017).

Ellos usando las mismas estrategias que tenían los caucheros, convencieron y
“endeudaron” a los indígenas de Laguna Gringo. La obtención de pieles la hacían los
indígenas que son los que conocen la selva, pocos fueron los colonos de origen campesino
o urbano se metieron al monte buscado pieles. La piel más apreciada era la de Jaguar o
Tigre mariposo, como es llamado localmente. Este animal era cazado usando micos
churucos, los cuales eran desollados y sus órganos regados por las orillas de los caños
pequeños, para después colgarlos en un árbol. Cerca de allí el cazador se ubicaba en la
parte alta de un árbol y esperaba el momento en que llegase el felino para dispararle.

Pero este trabajo no es tan fácil como parece. El jaguar es astuto y después de un tiempo
aprendió a no caer en esta trampa, él sabía que siempre se quedaban a esperarlo. Por lo
que los cazadores debieron modificar sus estrategias y empezaron a ir en grupos de cuatro
o cinco a montar las trampas. Cuando llegaba el momento de irse lo hacían hablando fuerte
y haciendo mucho ruido, todos se retiraban excepto uno. El jaguar confiado de que todos

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se habían ido se acercaba a la carnada y caía muerto por el cazador que se quedaba a
esperarlo. Si un hombre iba solo, el jaguar nunca caería en su trampa.

El comprador previamente había entregado: remesa, pólvora y herramientas a un alto


precio, con esto endeudaba al cazador y este se veía obligado a aumentar su productividad
si quería pagar esos adelantos. Como cada vez se hacían más escasos los animales y
cada día llegaban más personas a la cacería; terminó pasando que al igual que como
sucedió con el caucho, y como pasara más adelante con la coca, el endeudado nunca logra
pagar su deuda.

Los anteriores son relatos de los actuales habitantes de La Serranía de La Lindosa, quienes
desde jóvenes llegaron al Guaviare dentro del marco de las economías extractivas. Para
un colono, el caucho y el tigrilleo, eran procesos depredadores que no imponía un sistema
social y cultural. Durante décadas mucha gente iba y venía a la Serranía de La Lindosa.
Sus idas y venidas no dejaban nada a la región, sólo algunos se enamoraron de la selva y
decidieron quedarse a vivir allí.

El cultivo de coca llegó a mediados de la década de 1970, justo después de la bonaza


marimbera y de la caída de los precios de las pieles exóticas. La coca llegó y con ella se
repetiría la historia de la quina, el caucho o las pieles. La economía de la coca encontró su
nicho inicial en los primeros colonos. En aquellos que llegaron a la región soñando con un
pedazo de tierra propia, sueños que habían sido cumplidos a medias, pues así como tenían
sus fincas y hacían sus mejoras, al poco tiempo se veían obligados a vender y seguir
buscando su sueño cada vez selva más adentro, pocos lograron consolidarse en las
primeras tierras a las que llegaron.

Como se ha dicho en la idea de bienestar y proyecto de vida del colono de los años sesenta
y setenta incluye un bienestar económico, el cual no es logrado debido a las condiciones
ambientales, al vacío institucional que no reguló la ocupación, asistió con infraestructura y
créditos a los campesinos y ejerció autoridad y a la imposibilidad de establecer una red
social especifica. Lo cual facilitó no solo el avance de la colonización, sino que preparó las
condiciones sociales, económicas y políticas para la cocalización de su economía (Molano,
Así fue como la coca conquistó el campo de Colombia 2017)

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Se daba bien el cultivo de maíz, yuca, plátano y caña, en algunos sitios el de tomate, como
en Raudal, pero con el pasar de los años cada vez se iba haciendo más difícil la rentabilidad
de la vida en la Serranía. El mercado local de San José ya no era lo suficientemente grande
como para que todos pudiesen vender sus productos y la venta en otras regiones era
imposible ante la dificultad del transporte y el alto costo que conlleva. Así mismo la región
no contaba con bienes públicos, infraestructura, ni servicios Estatales. Las cosechas se
perdían y las deudas con los graneros aumentaban. El colono requería urgentemente hacer
rentable su tierra, sino se vería obligado a venderla y regresar a su lugar de origen o irse a
buscar un lugar en los nuevos frentes de colonización. Por lo tanto el problema no radica en
el que las personas pudiesen acceder a la tierra, si era necesario irían a los frentes de
colonización, en cambio la mayoría de las reivindicaciones de ese entonces estaban en la
dotación de bienes públicos como lo ilustran los paros campesinos que a inicios de la
década del setenta se llevaron a cabo en zonas de colonización como Caquetá en 1972
(Centro de Memoria Historica 2017) y en putumayo en 1976 (Centro Nacional de Memoria
Historica 2015).

La primera oleada de colonización en el Guaviare, había sido de carácter dirigido. Por lo


cual estos colonos viajan a esta tierra con la esperanza de que el gobierno les cumpla lo
que les ha prometido. Una tierra en la cual puedan vivir tranquilos, donde sus cosechas se
vendan y sus relaciones sociales sean las ideales. Al ver como con el pasar de los años
cada vez es más difícil poder llegar a vivir su sueño, por la inoperancia estatal en la región,
se generaron las grandes movilizaciones de campesinos colonos en el sur del país. En el
Guaviare esta se manifestó con el descontento de los guaviarenses en 1976 ante las fallas
en la compra institucional de maíz y arroz (Ramirez Montenegro 1994, 604)

La Serranía de la Lindosa no fue objeto de colonización dirigida pues se encontraba


protegida por la Ley desde que en 1959 y por efecto de La Ley Segunda el 93% del
departamento fue incluido dentro de la Reserva Forestal de la Amazonia y no fue sino hasta
después de 1972 con la Resolución 222 y el acuerdo 21 de 1971 que se promovieron
colonizaciones dirigidas en esta (SINCHI 1999, 72). Pero aquello no implico que
campesinos decidieran asentarse aquí aprovechando el impulso que les dio el saber que
a pocos kilómetros, en el Retorno, se llevaba un ambicioso plan de colonización dirigida.
Por lo que es natural que en ellos también se manifestase el descontento.

29
El tener una economía local que tradicionalmente se ha basado en el endeude, el nulo
control territorial, la deficiencia en la prestación de servicios estatales y la baja rentabilidad
de los productos de la economía campesina, facilitaron las cosas para la instalación de los
cultivos ilícitos.

La primer bonaza de economía ilícita fue la de la marihuana, aunque de esta la Serranía


de la Lindosa no participó sin embargo si motivo por ejemplo, que algunos de sus
habitantes se fuesen hacia la zona de la macarena.

“ … Su esposo se la llevo a vivir 5-6 horas rio arriba a Laguna Gringo. La idea
era sembrar marihuana que por esos días estaba en bonanza. […] En los
primeros años se sembró la marihuana y se cosechó muy bien. Ellos mismos
la sacaron y la enviaron al extranjero. En aquella época construyeron una pista
de aviones clandestina y con interconexión con otras pistas clandestinas
podían llegar con la carga a Bogotá o Medellín desde donde viajaban a la costa,
a la Guajira y en barco carguero de carbón mineral transportaban la marihuana
a Estados Unidos o Europa. Ellos mismos eran quienes controlaban la mayor
parte del tráfico de la marihuana” (Diario de campo 30 de Septiembre de 2017).

En un inicio el cultivo de marihuana representó un ingreso muy superior al que estaban


acostumbrados los colonos, en 1977 un bulto de hierba llego a valer hasta setenta mil
pesos, mientras un salario mínimo para un campesino en ese mismo año equivalía a 1.590
pesos. Pero debido a que en los países europeos y en Estados Unidos hacia finales de
esta década lograron cosechar localmente en invernaderos y sin semillas la marihuana, la
marihuana colombiana se quedó por fuera del mercado, al ser sustituida por una
producción local (SINCHI 1999).

El fin de la bonanza marimbera fue hábilmente aprovechado por los narcotraficantes para
instalar el cultivo de coca. Las relaciones sociales ya habían empezado a modificarse, ya
habían sido monetizadas muchas de las relaciones laborales entre campesinos y muchos
habían visto en el cultivo de coca la salida a los serios problemas económicos.

Según los relatos locales la coca llegó al Guaviare en el año 77. Y fue en Miraflores en
donde tuvo mayor fuerza por aquellos años, sin desconocer que en otros lugares también

30
se sembraba, como en el raudal del río Guayabero el cual hace parte de la Serranía de La
Lindosa.

“Hacía en 77, inició la entrada del cultivo de coca, por unos gringos que primero
habían traído marihuana pero que nunca la recogieron. Aprovechando el
aislamiento (Calamar-Miraflores se hacía en tres días y dos noches) (Ocho
horas en Voladora) la gente comenzó a cultivar coca, para lo que empezaron a
tumbar monte y a fundar finca. Los precios eran buenos, 400 pesos el jornal, lo
que motivó la migración de personas. Miraflores llegó a tener más de 30.000
personas. Era como la séptima, la gente no necesitaba poner puestos para
vender solo iban de arriba hacia abajo ofreciendo y no necesitaban locales.
Mucha gente empezó a llegar y con sus familias. Había trabajo para todos.”
(Diario de campo 22 de Marzo de 2017)

Fotografía 3: Rio Vaupés, Miraflores Guaviare. Colonos en años de la Bonaza cacalera (1980).
Archivo propio.

Esta primera bonanza duró hasta 1982, momento en el que la popularización de las
siembras se tradujo en sobreproducción y por tanto en una baja en los precios. Con ello la
gente inició su éxodo, algunos volvieron a sus ciudades de origen y otros, aquellos que
quedaron atrapados dentro de la economía de la coca lo hicieron hacia regiones como

31
Vichada, donde empezaba el cultivo. Pero también llegó a otras zonas del Guaviare, como
es el caso de la vereda Nuevo Tolima en la Serranía de La Lindosa.

Algunos de ellos llegaron y pudieron aprovechar los últimos reductos de selva que
quedaban y lograron fundarse en alguna vereda, pero en general la mayoría de estos
hombres y mujeres para esta época arribaron a trabajar como raspachines de los finqueros
que ya estaban asentados. Otros llegaron y en los incipientes caseríos compraban un lote
en cual montarían graneros, droguerías, discotecas, etc. Y otros, muy pocos, compraron
mejoras y fundaron pequeñas fincas.

En esta época empezaron a evidenciarse distintos actores dentro de la economía de la


coca, en la que empiezan a generarse nuevas divisiones sociales del trabajo producto de
las nuevas relaciones de intercambio, contratación y prestación de servicios y emergencias
de nuevas profesiones en la zona como los boticarios. Relaciones marcadas por los
devenires históricos de cada grupo social y su posicionamiento económico y político en el
territorio. Los que con la llegada del conflicto armado a la región se multiplicarían cada vez
más.

Los finqueros rápidamente consolidaron sus fincas como grandes áreas de cultivo, algunas
en promedio con 15 a 20 hectáreas, capaces de producir hasta 2500 arrobas de hojas de
coca, lo que equivaldría a unos 50 kilogramos de pasta de cocaína cada dos meses.

El aislamiento geográfico y la inoperancia institucional fortalecieron el lucrativo negocio,


que impulsó la llegada de hombres y mujeres que viajaban al Guaviare con un solo fin;
trabajar en los cocales y en el procesamiento de la base de coca, para hacer dinero
rápidamente y regresar a sus ciudades de origen con un “plante” 3 con el cual asegurarían
su futuro. Muchos de ellos provenientes de las zonas marginales de las ciudades que vieron
en la coca la posibilidad de salir de su pobreza, cosa que aprovechaban narcotraficantes y
finqueros para traer mano de obra para el cultivo

“Llegó en 1985, nació en Garagoa, Boyacá pero creció en Bogotá, donde


trabajaba de día en una panadería de Paloquemado y en la noche estudiaba

3 La
palabra plante hacer referencia al dinero invertido inicialmente para la creación de empresas y
negocios.

32
en el Gustavo Restrepo. Cuando tenía 17 años fue de vacaciones a su pueblo
y vio que había un hombre buscando obreros para trabajar en la coca, acá en
el Guaviare, la paga era muy buena y él decidió trabajar para él”(Diario de
campo 25 de Marzo de 2017).

Ellos, los raspachines son en su mayoría son hombres y mujeres que no poseen tierra o
poseen muy poca, por lo que trabajan al servicio de los finqueros. El siguiente es un
recuento del cómo es ser raspachín hoy en día:

Caño cabra es un afluente del Río guayabero, a unas 8 horas de la desembocadura del
caño con el río se halla una finca, la última de la zona. La única manera de llegar a este
lugar es por rio. Allí en una finca, existe un cultivo de unas 15 hectáreas de coca en donde
cada 40 días se reúnen 20 hombres para trabajar raspando hoja por una semana. Les
pagan $6.000 por arroba de hoja que recojan, para llevar al máximo su rendimiento ellos
se despiertan desde las dos de mañana para ir a raspar con linternas, aprovechando la
frescura de la madrugada pues en el día la temperatura es altísima y el viento no sopla. De
esta manera un raspachín experimentado para las diez de la mañana puede raspar hasta
veinte arrobas de hoja, lo que equivaldría a ganar en un día $120.000. Aparte de este pago
ellos reciben desayuno, almuerzo, comida, tinto, la dormida y la panela para la preparación
de Guarapo.

Teniendo en cuenta que se encuentran en una zona aislada, lejos de cualquier caserío, el
finquero crea una pequeña Bodega en donde vende las cosas que necesitan los
raspachines: Productos de aseo personal, pilas para las linternas, gaseosas, cervezas,
cigarros, etc., estas vendidas a precios muy elevados. Por ejemplo un par de pilas que
cuesta dos mil pesos en San José, en Caño Cabra puede valer siete mil pesos.

En esta finca también hay personas contratadas como químicos, es decir las personas
encargadas del procesamiento de la hoja de coca. A ellos la paga es en función del
rendimiento de la coca, es decir cuanta pasta base de cocaína es capaz de obtener de las
hojas. Aunque este trabajo en los últimos años ha ido cambiando pues para ahorrar precios
los pequeños productores, dueños de finca, se han convertido en los encargados de dicha
labor.

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Fotografía 4: Miraflores Guaviare. Grupo Raspachines (1980). Archivo personal Diego Jiménez

Por otro lado existen mujeres encargadas de la cocina, ellas deben preparar las comidas
para los raspachines. Son las primeras en levantarse y las ultimas en acostarse, muy
temprano en la mañana deben tener listo el tinto así mismo alistar el desayuno para unas
treinta personas. Es un trabajo muy difícil, teniendo en cuenta que por lo general es una
única mujer la encargada y su paga es de unos treinta mil pesos al día.

Algunos raspachines cuentan con pequeñas chagras de menos de una hectárea la cual
trabajan unas dos veces al año, mientras tanto permanentemente están movilizándose
entre la Macarena, San José o Calamar buscando fincas en las cuales raspar. Otros por
su parte viven rio arriba-rio abajo buscando una finca en la cual los reciban para la raspada.

En la década de los ochenta todo esto era a mayor escala y se hacía de una manera más
abierta, no era necesario ir a buscar el último reducto de selva para poder tener 20
hectáreas sembradas en coca. De allí que muy cerca a los caseríos, hubiesen fincas por

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lo que en los caseríos se llevaban a cabo no solo actividades de recreación, sino también
de comercialización.

En el Raudal, frente a las casas se ubicaban “chazas” en la cuales se hacían los


compradores. Allí ellos ponían balanzas de tres brazos y llegaban a venderles la pasta de
coca. Con una vela se derretía una pequeña muestra de pasta en una cuchara para verificar
su calidad. La dinámica del mercado era como la que se ve en una plaza de abastos hoy
en día. “Al iniciar los días el precio del alto del $2500 pero en las horas de la tarde se
pagaba poco, unos $1600. Funcionaba como una plaza” (Diario de campo 29 de
Septiembre de 2017). Aquellas personas que llegaban a comprar de esta forma se les
denominaban “chichipatos” pues siempre buscaban acceder a la cocaína al menor precio
posible. Ellos en su mayoría eran intermediarios entre los campesinos y los capos del
microtráfico de las principales ciudades. Para evitar esto la guerrilla entraría una década
después en el escenario regulando los precios.

Desde que en 1982 varios colonos abandonaron la zona, de Miraflores fue la guerrilla de
las FARC-EP fue posicionándose lentamente en las zonas desalojadas por los colonos, lo
que les permitió tomar poder en el control de la producción y distribución de la coca. “El
vacío dejado por la ida de la mafia y de los colonos que esta había llevado al Guaviare fue
aprovechado por la colonización armada4 y la organización campesina para poder crear un
poder local sólido” (Molano 2006).

Las FARC-EP pocos años después de su surgimiento se asentaron en la región del rio
Guayabero y por ende en la Serranía de La Lindosa. En los primeros años, década del
setenta, encontró en los campesinos-colonos de la zona un apoyo a muchos de sus
ideales. Compartían la sensación de sentirse abandonados por el Gobierno, que los
perseguía bien por sus ideales políticos o los relegaba a ciudadanos de segunda clase sin
derecho a gozar de los beneficios del “progreso” por el hecho de considerarlos incultos,
pero más que todo por pertenecer a una clase social inferior, ellos son los hijos de las

4 Alfredo Molano al hablar de colonización armada hace referencia a los grupos campesinos
organizados que tomaron armas y se rebelaron contra la hegemonía de los partidos políticos
tradicionales. Estos grupos humanos debido a la represión militar debieron migrar hacia las selvas
con sus familias, lugar en el cual se asentaron. Las FARC nació como un grupo de campesinos
desplazados por bombardeos en la década de los sesenta.

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aparceros y arrendatarios de las grandes haciendas andinas de cuya descomposición nace
por una lado una buena parte del campesinado colombiano y por otra las bases guerrilleras.

En la región de a pocos la guerrilla se fue convirtiendo en el organizador, es decir, en un


“Estado”. Ellos organizaban los convites y daban los “mandatos” para la construcción de
carreteras. Ellos ponían las maquinaria, los campesinos el trabajo y la alimentación. De
esta manera se construyeron carreteras informales, como la que en un principio unía
parcialmente a San José del Guaviare con la Macarena o vías terciarias, como la que en
el caso de la Serranía de La Lindosa comunica a la vereda Nuevo Tolima con la vereda
Cerro Azul, por el sector de Los Alpes. En regiones apartadas como Laguna Gringo, las
FARC-EP construían puentes en madera sobre las zonas de rebalse del rio, que permitían
la movilidad de los campesinos.

Durante las décadas del ochenta y noventa era muy común poder ver a guerrilleros
transitando por las zonas urbanas de los caseríos, sentados en el parque, en la tienda,
verlos un domingo en la cantina, hablando con la población de manera muy tranquila sin
necesidad de que hubiese enfrentamientos o disputas con la población civil.

De esta manera ellos lograron aumentar su aceptación, eran muy bien vistos y muchos
jóvenes veían a la guerrilla como una buena opción de vida. Una señora, colona, cuenta
como hace 23 años un hijo suyo decidió por voluntad propia irse para la guerrilla cuando él
contaba con solo 12 años. Desde que se fue no supo nada de él y no fue sino hasta hace un
año, después de los acuerdos de paz que ella pudo volver a verlo.

La guerrilla en un ejercicio de manejo de precios inicio controlando la entrada y salida de


los “chichipatos”, así el campesino era libre de vender a quien mejor le pareciera su
producto siempre y cuando este comerciante haya pagado los impuestos correspondientes
a los frentes de guerra de las FARC-EP.

Con el pasar de los años en la Serranía de La Lindosa y otras regiones donde la economía
se basaba en la cocaína se fue produciendo un curioso fenómeno de intercambio. El dinero
fue reemplazándose por la coca, esto quiere decir que a los raspachines empezaron a
pagarles con pasta base de cocaína, con la cual ellos iban a los negocios ubicados en los
caseríos y pagaban al menudeo pesando los gramos. Mucha de esta coca se quedaba

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circulando, no salía y a largos plazos podría significar pérdidas y fallas en la economía de
la zona. Por lo cual la guerrilla decide intervenir y ejercer control sobre esta dinámica y
muchas otras que se venían dando.

Primero que todo, al quedarse la cocaína en la región muchos campesinos empezaron a


consumirla, en palabras de ellos “se volvieron viciosos”. El consumo de sustancias fue
fuertemente perseguido por la guerrilla, aquellos que eran sorprendidos consumiendo
pasta base se “arrestaban”. Luego procedían a desnudarlos y amarrarlos a algún poste o
columna en un caserío a donde pertenecía la persona y en un juicio público eran ellos los
que decían si esta persona debía ser asesinada o expulsada de la vereda. “Casi siempre
se mataban, porque después iban con esos vicios a otros lugares” cuentan.

Por otra parte, para fortalecer la economía y permitir que siguiera entrando y saliendo
capitales, la guerrilla dispuso unas ordenes, que debían ser acatadas so pena de castigos.
A los finqueros se les prohibió el pago en cocaína a los raspachines. Las únicas personas
que podían recibir pagos o intercambios de productos por cocaína eran los dueños de las
tiendas y bodegas de alimentos. Si el día de la paga no había el suficiente dinero, el
finquero debería ir a donde el tendero y cambiar cocaína por remesa y con esta abonar
parte de la paga del raspachín.

El precio de la pasta base de cocaína fue establecido por la guerrilla. Ellos decidían cual
era precio más adecuado y tanto el campesino como el comprador debían ajustarse a este.
Cabe recordar que la guerrilla desde la década de los noventa se volvió el principal
comprador de pasta de cocaína, la cual ellos mismos cristalizaban y comercializaban en
las grandes ciudades y en el extranjero. En palabras de un campesino “La coca dejo de
ser libre”.

En el 2002, con el fin de la zona de despeje, este panorama cambió radicalmente. El


ejército, de la mano de los grupos paramilitares decide hacer control territorial en la región
del Guayabero. La entrada de estos modificó fuertemente las relaciones entre la comunidad
y la guerrilla, agudizó el conflicto armado y por ende la misma comercialización de la coca.

Con el ingreso de otros actores armados se desatan fuertes enfrentamientos. Muchas de


las carreteras que la guerrilla, en conjunto con la comunidad habían construido, son

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destruidas al ser consideras parte de la infraestructura que facilita el narcotráfico.
“Sabiendo que esos puentes y esas vías son de la comunidad”. El ejército y los paras
ingresaron a la fincas con la excusa de la búsqueda de guerrilleros. En estas quemaban
los cultivos y las casas, se llevaban los animales para su consumo sin autorización e incluso
llegaron a violar a las mujeres y asesinar a los hombres.

La guerrilla por su parte impuso toques de queda cuando sabía que las campañas del
ejército se aceraban. Con la entrada del ejército, la guerrilla inicio el cobro estricto de
impuestos. “Hasta las gallinas quedaron con impuesto”. Así como también impidió el
ingreso de personas ajenas a la región, ante el temor que fuesen informantes de la policía
o paramilitares. Por lo que empezó a disponer de retenes, tanto en carretera como en el
rio, en los cuales verificaban que personas ingresaban, si no las conocían o si no habían
sido informadas por los campesinos de que esa persona venia y a que venía, era retenido,
algunas veces secuestrado y en otras desaparecido y asesinado.

La misma práctica la realizaron los paramilitares y el ejército, esto hizo que mucha gente
no pudiese ni salir ni entrar a la región por temor. Un campesino que viviese en el Raudal
y que debiese por alguna razón salir hacía San José, podría ser retenido en algún punto y
por el solo hecho de ser de esa vereda, automáticamente era considerado colaborador de
la guerrilla o guerrillero y ser retenido. Estigmatización que al día de hoy aún se mantiene.

La guerrilla se fue convirtiendo en la principal compradora de la coca. Lo hacían


imponiendo un precio, el cual desde hace veinte años se fijó en 2.500 pesos por gramo y
al día de hoy no se ha modificado. Muchas veces el dinero no alcanzaba para pagarles a
todos su producción, por lo que quedaban a deber parte de la paga. A un finquero que
contara con unas 20 hectáreas, le podían llegar a quedar a deber hasta 30 o 40 millones
de pesos del pago de la pasta base de coca que sacaba. Si el cobrador era muy insistente
o la deuda llegaba a valores muy altos, la guerrilla se quitaba el problema de encima
matando a quien le debía. Esta práctica había sido muy común en los primeros años de la
coca, cuando los finqueros contrataban jóvenes de las periferias de las ciudades y al cabo
de un año cuando no habían pagado los sueldos, los asesinaban. Junto con ellos moría la
deuda.

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“Acá todo era muy complicado, muchos patrones le dejaban a uno la comida,
las herramientas y lo que se necesitase por adelantado y se comprometían a
pagar a una el sueldo en un año, cuando la cosecha terminara. En muchos
casos sucedió que una vez recolectada la cosecha, uno iba a cobrar y para no
pagarle a uno pues lo mataban, lo desaparecían. Igual como nadie decía nada.
Y como tanta gente llegaba constantemente pues la mano de obra nunca
faltaría.” (Diario de campo 18 de Marzo de 2017)

Se negociaba a un precio y se pagaba a otro; las palabras empeñadas no se


cumplían. Las autoridades eran sobornadas por los capos. El asalto se convirtió
en la manera de obtener el dinero necesario o el dinero prometido o soñado.
En ciertos momentos ni se cubrían los costos, y nadie estaba seguro de poder
conservar la vida en medio de aquel infierno. (Molano 2006, 76)

Paralelo a los enfrentamientos armados, se empieza llevar a cabo la erradicación y


fumigación de los cultivos de coca. Las fumigaciones con aspersiones aéreas iniciaron a
mediados de la década de los noventa. Este método fue uno de los más agresivos tanto
con el medio ambiente como con los campesinos.

“Cuando una avioneta de esas pasaba, el veneno no mataba solo a las matas
de coca, no era si no mirar esos rastrojeros y potreros como quedaban, todos
amarillitos. La mata de plátano es muy sensible a eso, eso queda toda amarilla
y a los dos días ya está toda muerta. Cuando caía el veneno, los caños y ríos
se contaminaban, el Yamús5 dejo de producir peces, eso en verano se veía
como sobre la superficie del agua crecía una capa verde. Alguna vez de La
Carpa para arriba, una pareja mayor de esposos que estaba trabajando en una
platanera ubicada justo al lado de una cocalera, pero el veneno se lo llevo el
viento y cayó sobre ellos. El señor murió, la señora estuvo grave pero
sobrevivió” (Diario de campo 26 de Septiembre de 2017).

Varias personas narran situaciones parecidas, cuando caía el glifosato, todos raspachines
y finqueros corrían a la chagra y entre todos se cortaba lo más rápido posible la planta por

5 El caño Yamus es el principal rio que atraviesa la Serranía de La Lindosa.

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el tallo a unos 30 o 40 centímetros de altura, esto se llama socar. Así de esta manera se
salvaba de que muriera en su totalidad la planta. A los ocho meses las plantas habían
crecido de nuevo y estaban cargadas nuevamente de hojas listas para ser raspadas, pero
para esos días la avioneta volvía a pasar y envenenaba de nuevo todo. “Con las avionetas
nos ganaron la batalla.” Cuentan los campesinos.

Para el bien de muchos campesinos la corte constitucional, ante una acción de tutela
de la comunidad indígena Carijona, del resguardo de Puerto Nare, Guaviare decidió
prohibir el uso del herbicida glifosato en el programa de erradicación de cultivos ilícitos en
la forma de aspersión aérea. (SENTENCIA T 236 de 2017)

Complementando a la erradicación por aspersión de glifosato, el gobierno encabezado por


la Policía Nacional desde el 2010 inicio un plan de erradicación manual de cultivos ilícitos
para que de “manera técnica, controlada y eficaz se erradicaran las plantaciones de uso
ilícito de arbusto de coca, amapola y marihuana detectadas en el territorio nacional y que
de manera directa afectan a la comunidad colombiana y repercute a nivel internacional”
(Policia Nacional de Colombia 2010, 18).

Como estas operaciones se llevan a cabo dentro de las fincas de los campesinos, en más
de una ocasión ha repercutido en roces y disputas con los cultivadores y raspachines e
inclusive generó enfrentamientos entre la guerrilla y la policía. “Doña Consuelo muchas
veces terminó huyendo de su casa en un potrillo por los caños porque en su finca, en su
hogar, se desataban fuertes disputas territoriales entre la guerrilla y la Policía.” (Diario de
campo 30 de Septiembre de 2017).

También han existido planes de erradicación voluntaria, como el programa PLANTE (Plan
Nacional de Desarrollo Alternativo) de 1995, que busco en su momento formular y ejecutar,
con base en la participación comunitaria, proyectos para crear oportunidades licitas de
generación de ingresos, mejoramiento de la calidad de vida, conservación ambiental y
fomento de los valores éticos y culturales para la convivencia pacífica (CONPES 2799).
Acogiéndose a un programa de este tipo es que la vereda Nuevo Tolima decidió erradicar
la coca y son programas como estos los que hoy en día, hasta cierto punto, alientan la
formación de asociaciones. Asunto que será tratado más adelante.

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“Si no fuera por la coca seríamos más pobres pero viviríamos mejor.” Esta frase dicha por
uno de los colonos en una entrevista evidencia la sensación que dejó esta época. Algunos
lograron ahorrar y hacerse de una buena finca, mejorar sus viviendas, invertir en negocios,
etc. Pero en ese mismo escenario se desató la guerra, las envidias y la despreocupación
por el prójimo, la persecución estatal, el abandono y la imposibilidad de cumplir sueño a
cabalidad.

La llegada del conflicto armado hace que la economía de la coca deje de ser una opción
viable para el campesino, las limitaciones a la movilidad y el estancamiento de los precios
locales se manifestaron en una mayor inequidad en favor de los intermediaros y
proveedores de insumos, relegando cada vez más a los raspachines y pequeños finqueros.
“Además la coca le deja todo el dinero es al de los químicos y al de la bodega, pero al
campesino al fin de todas lo deja sin nada, no se ve su avance.” (DIARIO DE CAMPO 02
OCTUBRE).

Así el conflicto, la persecución Estatal del cultivo de coca, el control de precios y la


generación de nuevas economías generó en el despoblamiento sistemático de La Serranía
de La Lindosa. Durante los años de bonanza, en la medida de lo posible y ante el fuerte
aumento poblacional se instalaron micropuestos de salud en algunas veredas, como Nuevo
Tolima y Cerro Azul, así mismo se construyeron pequeñas escuelas con internados, pero
debido al abandono de la tierra y la baja densidad poblacional, muchas de estas han sido
cerradas y como registro no quedaron más que construcciones a punto de caer.

A nivel económico ha repercutido en bajos niveles de rentabilidad en la producción de pasta


base de coca. La siguiente es una breve explicación de cómo hoy en día se produce y
comercializa cocaína y el por qué ya no es rentable su producción a pequeña escala.

La hoja de coca una vez raspada, se lleva al cambullón (el laboratorio de procesamiento)
en donde inmediatamente se pica la hoja con una guadaña. Esto tiene que hacerse
inmediatamente sino la hoja se empieza a quemar, es decir a poner amarillenta, y baja su
productividad. Una vez picada la hoja se extiende sobre un plástico negro, para iniciar el
proceso de salado.

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En el salado a las hojas de coca se les agrega primero el cemento y con los pies se va
revolviendo. Posterior a esto se les agrega una mezcla de sal de amonio y soda cáustica.
Este proceso se llama salado, debido a que durante los primeros años en lugar del cemento
se usaban cal viva y sales especiales, pero debido a las prohibiciones que se generaron a
partir de la Ley 30 de 1986 en la cual se penaliza al que, entre muchas otras situaciones,
“ilegalmente tenga en su poder elementos que sirvan para el procesamiento de cocaína o
de cualquier otra droga que produzca dependencia…”, por ello muchos insumos han tenido
que ir cambiando a medida que se van fortaleciendo los controles militares. Uno de esos
cambios fue por ejemplo la prohibición de transportar cal viva y sales por las carreteas
locales, a lo que con el pasar de los años constantemente se han dado búsquedas y
soluciones, una de ellas por ejemplo, fue el reemplazar la sal y la cal por el cemento, este
último actualmente está prohibido por la Ley 30.

Las hojas una vez mojadas se pasan a una caneca grande la cual posee un agujero en su
parte inferior, a esta caneca se le agrega el amarillo, que es una mezcla de gasolina, ACPM
y otros, adicionalmente un producto denominado “J.P” que es gasolina para aviones. El
agujero ha sido tapado previamente y ahora se destapa, la mezcla amarrilla que sale de la
caneca se recoge en otra, para volver a hacer pasar la mezcla por las hojas. Este
procedimiento se repite tres veces. Las hojas que quedan al final pasan a una prensa, en
la cual se le exprime toda la mezcla de ACPM, gasolina y “J.P” que haya sido absorbida.
La mezcla puede decirse que va lavando la hoja y es la encargada de extraer el principio
activo de la cocaína, “ahí ya está la mercancía”- dicen.

Este filtrado es trasvasado a otra caneca donde ya hay una mezcla de agua con ácido
sulfúrico. Al mezclarlos se produce una reacción química que separa los líquidos. En la
parte superior queda una mezcla amarilla, y en la parte inferior un líquido más claro. Este
líquido se separa usando una manguera que succiona solo el líquido inferior. Este es
llamado “el guarapo” a este se le agrega el amoniaco. El amoniaco es un insumo prohibido
por la Ley 30, como todos los demás, por lo que para obtenerlo es necesario procesar Urea
que es un fertilizante.

“El amoniaco empieza a pelear con el sulfúrico y tiene que ganar” a medida que se le va
agregando el amoniaco, la mezcla con sulfúrico empieza a colorearse de a poquitos de
blanco, cuando se pone totalmente blanco es el punto para dejar de agregarle amoniaco.

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Se deja asentar, en la parte superior el líquido que queda llamado suero es separado y
agregado a la mezcla de agua y soda caustica y en la inferior se deposita una mezcla
espesa, grumosa y de color blanco que lentamente va solidificándose. Esta última ya es la
paste base de coca la cual se calienta en la estufa para evaporarle los residuos para que
una vez prensada sea comercializada.

Como vemos la producción de cocaína requiere un buen número de insumos que ante la
ilegalidad que conlleva su manejo aumentan considerablemente de precio. Un tambor de
5 galones de “J.P” cuesta $800.000, un tambor de amarillo vale de $350.000 a $400.000,
una botella con un poco menos de un litro de ácido sulfúrico vale unos $50.000. Estos
precios sumándole el coste de la mano de obra, el mantenimiento del cultivo y del
laboratorio, al ponerlos en contraste con los $2.500 que se pagan por gramo hacen de la
producción de coca un negocio que hoy en día sea cada vez menos rentable. Una hectárea
de coca produce aproximadamente unas 100 arrobas de hoja, las cuales darán a lo sumo
dos kilogramos de pasta base de cocaína, que en el mercado oscilaran entre cuatro y cinco
millones de precio. Así pues un campesino con una pequeña chagra de una hectárea, cada
dos o tres meses como ganancia obtendrá por mucho un millón de pesos.

El negocio de la coca fue tan rentable en aquellas décadas por otros factores, como lo
fueron la libertad del manejo en los precios de venta, la poca persecución a los insumos
los cuales circulaban libremente y la poca presión estatal en los territorios, que facilitaba el
cultivo en grandes áreas. A medida que el Estado fortaleció su presencia militar en la zona
y que se acordaron leyes y sanciones para quienes de alguna manera tuviesen algo que
ver con la producción se desincentivo, parcialmente, el cultivo de coca.

Hoy en día la coca en la Serranía de La Lindosa es un producto complementario de la


economía campesina, al igual que el ganado o la agricultura, y a pesar de la situación
descrita sigue siendo aún más rentable económicamente que la producción agrícola licita.

Al ir retirándose la economía de la coca, los distintos actores que se mantienen en el


territorio deben ir reconfigurándose socio-económicamente ante los nuevos escenarios.
Por un lado los finqueros, acostumbrados a tener sembrados de 15 a 20 hectáreas, han
debido reconvertir sus fincas especialmente para la ganadería. Y los raspachines o

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personas que llegaron para trabajar en los negocios que se ponían en los caseríos han
empezado a trabajar como jornaleros o han emigrado a las ciudades.

“Con la entrada de la ley todo se fue transformando y la gente fue yéndose,


emigrando de tal manera que al final solo se quedaron los fundadores. Muchos
de ellos en esas pequeñas migraciones se fueron río arriba y fortalecieron unos
pocos caseríos. Porque para él, para algunos vivir de la coca se convirtió en
una especie de necesidad, de vicio y que al final no les deja nada a ellos, los
campesinos, si acaso pa´ la comida.” (Diario de campo 01 de Octubre de
2017).

Este panorama hace que aparentemente en este tipo de economías sea difícil el trabajo
colectivo y/o la solidaridad; pues las buenas condiciones económicas hacen que cualquier
necesidad pueda ser suplida con la compra de algo, así mismo el trabajo en mano vuelta
es limitado pues un jornal pago hace que pocos busquen apoyo en esta forma de trabajo.
Sumándole la desconfianza y la ruptura de los lazos sociales producidos por el conflicto.
Escasamente se limita a ayudas familiares.

Al mismo la capitalización de las fincas les ha permitido acceder a herramientas


tecnológicas, que habían estado tradicionalmente fuera de su alcance. Con la introducción
de estas cada vez se requiere menos mano de obra, el trabajo se hace más suave y por
ende no se necesite un vecino que ayude en el trabajo. Por ejemplo durante el proceso de
abrir monte primero un grupo de hombres se adelantaba y con machete en mano
“desocolaba”, esto quiere decir que con machete se limpiaban los árboles de bejucos,
enredaderas, malezas y cualquier planta que obstaculizara el tronco de los árboles
mayores. Posterior llegaba el hachero, un hombre fuerte y especializado que con un hacha
empezaba a tumbar los árboles. Esta era la etapa más demorada. Luego de esto se le
alistaban las hogueras y se le prendía fuego. Sobre las cenizas que quedaron se siembran
las plantas que se necesitaran.

“Hoy en día el proceso ha sido tecnificado pues la “desocolada” se hace con


guadaña y el corte de árboles con motosierra “y aun así los jóvenes se quejan”
dice José Noé. Sus hijos le responden “ahora rinde más el trabajo y se

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requieren menos jornales” pues con un trabajador es posible hacer lo que antes
requería cinco o diez. También es más económico pues no les toca pagar
tantos jornales, por lo que la inversión inicial se verá amortizada” (Diario de
Campo 30 de marzo de 2017).

La economía de la coca cayó tan rápido que para cuando se dieron cuenta los colonos, ya
era demasiado tarde. El dinero se había ido y no había quedado nada para ellos. La
mayoría regresaron con una mano adelante y otra atrás a sus ciudades de origen y unos
pocos, los que aún viven en la región se quedaron como dice un paisa colono de la región:
“esperando a conseguir el dinero para el pasaje de regreso”. En lo que eso sucede esto los
colonos han sabido configurar su sistema social y han buscado maneras de vivir bien en la
Serranía, ahora tratan de hacer realidad su sueño en la Serranía de La Lindosa.

En la vereda Nuevo Tolima la bonanza duró hasta el 95 y los últimos cultivos de coca
estuvieron hasta el 2007 cuando en medio de un plan de erradicación voluntaria, la vereda
unánimemente decidió acogerse a un plan en el cual cada dos meses y durante 3 años,
ellos recibieran un apoyo económico de $800.000. Este apoyo fue entregado parcialmente,
no todos lo recibieron, además no fue suficiente para generar proyectos productivos
locales.

En la vereda Nuevo Tolima en la medida de que fueron disminuyendo las áreas cultivadas
en coca, sus ingresos económicos fueron cayendo, para intentar garantizar el mismo nivel
de ingresos se ven obligados a iniciar la adecuación de potreros para la ganadería
extensiva, lo que degeneró en el aumento de las áreas deforestadas. A medida que
disminuye el área de cultivos ilícitos, aumenta el área deforestada. Sumándole a ello,
en la región empezaron a correr rumores sobre la titulación de tierras, se decía que solo
se titularía las tierras que estuviesen mejoradas, que nada en monte sería objeto de
legalización, por lo que muchos decidieron empezar a crear potreros con el fin de aumentar
sus predios. Estos desató en un conflicto ambiental, entre los campesinos de la vereda
Nuevo Tolima y la CDA (Corporación para el desarrollo sostenible del Norte y el Oriente
Amazónico) que culminó con la creación de un plan de Co-manejo ambiental, en donde se
estipularon áreas de protección ambiental, como las cuencas de los caños y ríos, así como
el área en montaña. (CDA y CINDAP 2007)

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Fotografía 5: Vereda Nueva Tolima, San José del Guaviare. Selva deforestada para alistar terrenos
para cultivo. Tomada por Diego Jiménez (Marzo de 2017)

Producto de la firma de los acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de la FARC-EP


se estableció, en el punto cuatro del acuerdo, una búsqueda de soluciones al problema del
cultivo de drogas ilícitas. En el punto “se reconoce expresamente la pertinencia y necesidad
de implementar planes integrales de sustitución de cultivos de uso ilícito y desarrollo
alternativo como herramienta para solucionar el problema de las drogas ilícitas, como parte
para la transformación estructural del campo que busca la Reforma Rural Integral que
contribuya a generar condiciones de bienestar y buen vivir para las poblaciones afectadas
por esos cultivos. […] Por lo cual se crea el Programa Nacional Integral de Sustitución de
Cultivos de uso Ilícito (PNIS) cuyo objetivo es promover la sustitución voluntaria de cultivos
de uso ilícito, a través del desarrollo de programas y proyectos para contribuir a la
superación de las condiciones de pobreza y marginalidad de las familias campesinas que
derivan su subsistencia de los cultivos de uso ilícito.” (Decreto 896 de 2017)

Por lo cual se crea el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de uso Ilícito
(PNIS) cuyo objetivo es promover la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, para
contribuir a la superación de las condiciones de pobreza y marginalidad de las familias
campesinas que derivan su subsistencia de los cultivos de uso ilícito, mediante la creación

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de Planes integrales comunitarios y municipales de sustitución y desarrollo alternativo
(PSIDA).

En la vereda Cerro Azul dicen ya haberlo puesto en marcha pero aún no ha iniciado ningún
proyecto productivo, por espacio de un año y cada dos meses los campesinos recibirán el
pago de dos millones de pesos, al finalizar el año les harían entrega de $1.8000.000,
posteriormente un nuevo pago de nueve millones y finalmente uno de diez millones, lo que
suma finalmente $32.800.000. La idea de estos pagos es que el campesino por un lado se
vuelva autosostenible, parte del dinero va para construcción de huertas y por otro lado para
que sea capaz de generar proyectos productivos propios con los que pueda incluírsele en
una economía de mercado.

La versión oficial sobre la implementación de proyectos productivos y el pago de subsidios


es distinta. Los proyectos y programas dentro del PNIS deberán destinar recursos para
cubrir las asignaciones familiares, la asistencia técnica y los proyectos productivos. De lo
definido cada familia recibirá $12 millones ($1.000.000 cada mes) y se asignarán otros
$12.400.000 para su autosostenimiento y seguridad alimentaria, asistencia técnica y
proyectos productivos. Esto para un total de $24.400.000 por familia. (FIP 2017, 12). Estas
diferencias entre lo que se promete, lo que se entiende y lo que en realidad se ejecuta, al
final se hará una explicación más a profunda de alguno de los factores que entorpecen la
ejecución de la erradicación.

Con este panorama aparecen como una aparente solución económica y social las
asociaciones de productores, desde las cuales se busca por parte de los campesinos
mejorar los niveles económicos, ser competitivos en el mercado y mantener una identidad
social y las prácticas culturales que han tenido durante las últimas décadas, esto en una
relación fuerte y dinámica con las instituciones estatales que son las que dinamizan en su
mayoría la formación de asociaciones.

Antes de seguir con el tema de las asociaciones es bueno recalcar que si bien la
introducción definitiva de la monetización aparentemente configuraba un nuevo escenario,
donde todo está aparentemente trazado por el dinero y el beneficio personal; a pesar de
ello a través del ejercicio etnográfico se puede ver que la realidad es diferente y a pesar

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del dinero aún se ven fuertes lazos de solidaridad y cooperación que lucen espontáneos y
desinteresados como los que caracterizaron la primera oleada de colonización.

“En la noche cuando llegue a la finca habían traído una cerdita para acompañar
a Piolín, el cerdo. Pero esa misma noche Piolin sufrió un paro cardíaco y murió.
Inmediatamente fue castrado, lo “pajearon” para sacarle el berrinche y fue
apuñalado en el corazón para sacarle la sangre. Luego se peló y se abrió para
sacarle las tripas. Todo esto lo hizo Albeiro quien vive en la finca de al lado,
pero casualmente había venido por una panela prestada. Esto lo hizo
“desinteresadamente”, pues él no come carne de cerdo que haya muerto
naturalmente y no pidió nada para llevar a su hogar, lo que me hace dudar y
me reforma en que la solidaridad está más allá de la obligación de un pago de
o multas o por la presión de un guerrillero.” (Diario de campo 22 Marzo de 2017)

“En la noche vino una vecina que buscaba semilla de arroz para sembrar pero
no tenía el suficiente dinero para comprar, por lo que José Noé decidido
prestarle el arroz, 17 libras y le dijo que cuando ella haya cosechado le devuelva
ese arroz y si quería con ñapa.” (Diario de campo 30 de Marzo de 2017)

Los anteriores son ejemplos que muestran como a pesar de del cambio que produjo la
monetización de la economía del lugar, en los campesinos de la Serranía de La Lindosa
aún mantiene en su cotidianidad algo de las formas de trabajo y producción que
caracterizaron la primer oleada de colonización.

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Asociaciones: El aparente sueño de un grupo

En la Serranía de la Lindosa desde la década pasada han empezado a aparecer


instituciones tanto estatales como no gubernamentales que en el afán de llevar su idea de
“desarrollo” han generado un buen número de proyectos con los que buscan articular las
economías campesinas de la región con las economías de mercados a mayor escala. Con
lo cual se busca subsanar los problemas de la economía ilícita de la coca. Ante lo cual una
buena cantidad de productores campesinos se han asociados y constituido empresas y
organizaciones con las que buscan garantizar su bienestar no solo económico.

Las asociaciones, cooperativas y otras formas de trabajo colectivo muestran ser, lo que
podría decirse, un camino hacia una “gama de posibilidades que incluyen maneras de
concebir y organizar la vida económica que implican reformas radicales dentro del
capitalismo, basadas en principios no capitalistas o que apuntan, incluso, hacia una
transformación gradual de la economía en formas de producción, intercambio y consumo
no capitalistas” (Santos y Rodríguez, Para ampliar el canon de la producción 2011, 17).
Pero como se verá la realidad es distinta y mientras se llega a ese punto, estas
asociaciones intentan por lo menos incomodar la reproducción capitalista de la vida

Como parte de esta investigación tuve la oportunidad de entrevistar a miembros y directivos


de algunas de las asociaciones presentes en la Serranía de La Lindosa, estas son:
ASOGEC, la Asociación de Cañeros de la vereda Caracol, la Asociación de productores
de La Carpa, la Asociación de productores y turismo de Cerro Azul y la labor comunitaria
en torno del turismo en caserío de El Raudal.

Asociación de Ganaderos Ecológicos del Guaviare (ASOGEC)

ASOGEC nace en 1997 por intermediación del obispo de San José del Guaviare, Belarmino
Correa Yépez, funcionando como un fondo rotatorio de ganado, vendiendo leche y
gestionando proyectos productivos ante instituciones, fundaciones, ONG, etc. Hoy en día
la asociación cuenta con 43 miembros los cuales en su mayoría son nuevos, pues los

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socios antiguos han decido abandonarla: “muchos se inscribieron solo de nombre” – dice
uno de sus gerentes.

Para que una persona pueda formar parte de la asociación debe presentar una carta, la
cual es leída y evaluada por parte de la junta directiva. Los únicos requisitos que se solicitan
es que el campesino tenga tierra en la región, no necesariamente titulada, y el pago de una
cuota de inscripción de cincuenta mil pesos y otra cuota de sostenimiento de cuatro mil
pesos mensuales.

Hasta hace tres años el fondo rotatorio funcionaba entregando cierta cantidad de cabezas
de ganado, esto dependía de la cantidad de tierras disponible que tenga el asociado, y tres
años después el fondo recogía la misma cantidad de cabezas de ganado que había
entrego, más dos en compensación. Pero esto cambio para dar paso a un intercambio en
función de la ganancia en peso del ganado. El asociado se queda con el 70% de la
ganancia y la asociación con el 30%. Esto ha sido mucho mejor para la asociación pues
anteriormente era común que las reses perdieran peso o se descuidaran, para evitarlo se
generó esta nueva modalidad

La línea de gestión de proyectos se encarga de presentar ante entidades gubernamentales


y ONG las propuestas de proyectos la idea es que ASOGEC se presenta ante las
entidades, les informa que hacen, como lo hacen, quienes participan y las entidades
deciden si financian o no proyectos productivos para ellos. Pero al final pocas veces es
desde la base de ASOGEC que se generan proyectos, por ejemplo recientemente fue la
FAO quien apareció en el escenario y busco generar proyectos de ganadería intensiva,
proyecto al cual de una u otra manera los campesinos han decido unirse o no. “No todos
los asociados participan de los proyectos”

En cuanto a la venta de leche, la Asociación posee una finca en donde se instaló un centro
de acopio que es administrado por una pareja joven de esposos, allí se recibe la leche no
solo de los miembros de ASOGEC sino de cualquier campesino que desee venderla allí.
Este centro funciona como una compra-venta de leche. Si bien es Alquería el destinatario
final de la leche; es por medio SUAPEG, que es una asociación de mayor tamaño y quien
ganó la licitación ante alquería, que se hace garantiza la venta del producto. Alquería
compra a SUAPEG diez mil litros diarios, de los cuales ASOGEC pone tres mil. Lo cual

50
significa que su leche es comprada a un precio inferior del que obtendrían si ellos fuesen
los directos proveedores de Alquería. Para el mes de septiembre de 2017 el precio que se
pagaba por la leche en el centro de acopio era de 740 pesos por litro. Si la leche se recoge
en las fincas se hace un descuento de 90 pesos por litro para el pago del transporte, es
decir se pagaría 650 pesos por litro.

En el centro de acopio se realizan labores de control de calidad como lo son acidez,


presencia de antibióticos, contenido de agua, etc. Esta última muy importante pues es
común que en las fincas, inclusive de mismos socios de ASOGEC, que la leche se rebaje
con agua para obtener mayores ganancias. Por otro lado han logrado gestionar también
proyectos en aspectos, en apariencia no económicos, como es la consecución de plantas
de energía solar para algunos de sus miembros.

La asociación también ha intentado generar productos con valor agregado, yogurt y


quesos. Los cuales lograron posicionar en almacenes de cadena en Bogotá. Este intento
fracasó, por problemas principalmente administrativos –dicen los miembros de la
asociación. Así pues las fincas empiezan a convertirse en empresas productivas,
diseñadas para satisfacer unas demandas del mercado.

Asociación De Cañeros Del Caracol

La vereda Caracol está ubicada en la ruta que de Nuevo Tolima conduce al corregimiento
de La Carpa. Allí hace 18 años en colaboración con la UMATA (Unidad municipal de
asistencia técnica) un grupo de campesinos logro gestionar un trapiche el cual junto a unas
parcelas que les fueron dadas en un comodato permitió dar arranque a una asociación
dedicada a la producción y procesamiento de caña. Diez años después la asociación
recibiría un nuevo impulso gracias a que la Pastoral Social les hizo entrega de un trapiche
nuevo con el cual pudieron mejorar su rendimiento. Desde su creación la asociación
siempre ha contado con diez miembros, a cada uno de los cuales le ha sido asignada una
parcela de cuatro hectáreas en la cual cultivan de manera autónoma la caña. Si por alguna
razón, algún asociado no cultivase su parcela o la dejase abandonada, el espacio y la
producción de caña son asumidas por los otros nueve miembros. La única persona que
recibe un sueldo es el operario del trapiche, los demás perciben ganancias en función de
lo que cosechen y transformen.

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En el trapiche no se procesa la caña para panela, esta asociación es productora de miel
de caña que es el ingrediente principal del Guarapo. Este producto tiene una gran
demanda, el guarapo es la bebida predilecta para refrescar las jornadas de trabajo y el
trapiche no da abasto con los pedidos que recibe. Dicen que no producen panela porque
no es tan rentable, si la produjeran deberían empacarla en bosas plásticas, obtener un
registro sanitario y estar recibiendo continuamente controles sanitarios.

El día de hoy la asociación debió parar; ha aparecido un heredero de la persona que les
entrego en comodato las parcelas y tras una disputa judicial debieron entregar la finca.
Ahora están buscando maneras de conseguir un nuevo espacio, aunque sea de unas dos
hectáreas para instalar allí el trapiche por lo que a cada asociado le tocaría sembrar en sus
fincas la caña.

Asociación de productores de La Carpa (ASOCARPA)

La Carpa es un corregimiento ubicado a orillas del río guayabero y es paso obligado en el


tránsito entre San José del Guaviare y La Macarena. En la bonanza cocalera el caseri
creció en gran medida y llego a contar inclusive con una pista de aterrizaje. Allí existen
graneros, cantinas y varios locales que abastecen y entretienen a las distintas personas
que pasan por aquí. En su mayoría son campesinos y colonos provenientes de los
pequeños corregimientos que se encuentran rio arriba, a cuatro o cinco horas de
navegación por el rio Guayabero.

Doña Nubia Rueda trabaja en la carnicería del corregimiento y es miembro de la asociación.


Ella nació en Santander y llego al Guaviare en 1986. Vino con su esposo para trabajar
comprando y vendiendo carne de res. Ella no cultivó coca pero toda su vida y sus prácticas
económicas estaban fuertemente ligadas con la bonaza y las grandes cantidades de dinero
que llegaron a circular.

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Fotografía 6: Corregimiento La Carpa, San José del Guaviare. Fotografía aérea. Foto, Henry
Gonzales (1989)

La asociación nació como un proyecto en unos talleres impartidos por el SENA, el taller se
llamaba “Jóvenes emprendedores rurales” en donde los capacitaron tanto en asociatividad
como en la ejecución de proyectos productivos. La asociación no está especializada en un
solo producto, si no que sus cultivos se encuentran diversificados en función de los
proyectos que hallan podio ser gestionados ante las entidades, por ejemplo desde hace un
año se dedican a producir plátano.

La asociación al día de hoy cuenta con 32 miembros y están integrados al programa de


Alianzas Productivas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural el cual “es un
instrumento que vincula a pequeños productores rurales con los mercados a través de un
esquema de agronegocio con un aliado comercial formal” (Ministario de Agricultura y
Desarrollo Rural 2016, 4)

La asociación no cuenta con tierra propia, se han visto obligados a arrendar las tierras en
las que cultivan y el año pasado cuando el rio se desbordo se llevó toda la producción de
plátano, el trabajo de un año se perdió. Este año volvieron a sembrar y cosechar plátano,
pero se han evidenciado graves problemas de comercialización que a la final representa
más perdidas que ganancias.

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Asociación de productores y turismo de cerro azul (ASOPROTAZUL)

Esta asociación ha nacido hace poco por una iniciativa de la alcaldía y de la UMATA de
San José del Guaviare. Un proyecto Estatal que busca ayudar a familias campesinas con
un apoyo de ocho millones de pesos en arados, insumos y semillas para que en un espacio
de tres hectáreas cada familia cultive maíz, es el que ha motivado la creación de la
asociación. Para que los campesinos puedan ser beneficiarios del proyecto, por vereda
deben formarse asociaciones de productores cada una de 20 familias. Este proceso
también se ha llevado a cabo en veredas cercanas como Refugio.

La pequeña asociación de 20 familias es una pequeña parte de un proyecto de mayor


envergadura que pretende tener en un par de años sembradas mil hectáreas de maíz,
logradas por medio de la creación de 30 pequeñas asociaciones diseminadas por todo el
municipio. Lastimosamente la necesidad de tener 30 asociaciones es la que ha impedido
que el proyecto de maíz se ponga en marcha y que por ende ASOPROTAZUL no haya
podido iniciar el trabajo pues la alcaldía decidió no dar inicio hasta que se hayan
conformado las 30 asociaciones y aún están pendiente la organización de estas en varias
veredas.

Aprovechando la creación de la asociación, los campesinos de cerro azul decidieron darle


espacio a la actividad turística dentro de esta, pensando en que este carácter les permitirá
en un futuro gestionar proyectos enfocados a la preservación de los sitios turísticos, la
capacitación en guianza y el mejoramiento de los servicios prestados a los visitantes.

Turismo en el Raudal del Rio Guayabero

En el corregimiento del Raudal el turismo se ha convertido en el medio de subsistencia más


importante. Allí cada fin de semana llegan turistas locales y extranjeros que buscan conocer
la belleza natural del raudal, las pictografías rupestres y la espectacularidad de la
biodiversidad de la región, entre las que se encuentran las toninas o delfines rosados del
Orinoco, las tortugas terecas, entre muchos más.

La comunidad del Raudal no está organizada formalmente, no tienen una asociación con
nombre y papeles registrados en la cámara de comercio, pero esto no quiere decir que no
haya un trabajo grupal en pro del turismo local. Hasta hace dos años no estaban

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organizados de ninguna manera y no era posible ofrecer un buen servicio, pero apareció
ECOAMEN como motivador del proceso organizativo y todo cambio. ECOAMEN es un
operador turístico de base campesina que ha trabajado en el área de la Serranía de La
Macarena y del rio Guayabero fortaleciendo y ejecutando proyectos para el mejoramiento
ambiental y de las condiciones de vida y la paz de las comunidades (ECOAMEN sf). Ellos
de la mano de ASCATRAGUA lograron obtener permisos para hacer turismo en medio del
conflicto armado con lo cual pudieron posicionar una opción de vida en medio del fuego
cruzado de la guerrilla y el ejército.

ASCATRAGUA es una asociación de campesinos y trabajadores de la región del


Guayabero que durante años ha venido generando y fortaleciendo procesos de
movilización, pero que ha venido perdiendo apoyo debido a que no se ha visto ningún
cambio, algunas personas sienten que han sido en vanas las movilizaciones y que han
perdido su tiempo y sus recursos en estas.

Aunque no se han constituido legalmente una asociación, los pocos habitantes del
corregimiento si han sabido organizarse y respetar los espacios y labores de cada uno a la
hora de recibir visitantes. Algunos dan alojamiento, otros se han especializado como guías,
unas dan el desayuno y otras el almuerzo y así, cada uno tiene una labor dentro del turismo.
El no estar constituidos legalmente ha sido su talón de Aquiles, pues les ha impedido
gestionar recursos para mejoramiento de los servicios que ofrecen. “Aquí todo se hace con
las uñas” – Dice Disney Ardila coordinadora en Raudal del turismo.

Planes Estratégicos Territoriales (PET)

Con los cinco anteriores ejemplos se hace evidente que las asociaciones han venido
naciendo impulsadas por actores externos a los territorios, los cuales buscan establecer en
los territorios modelos que ellos consideran adecuados al haber sido exitosos en otros
escenarios, pero que al fin de cuentas terminan funcionando dificultosamente en la
Serranía de La Lindosa. El Estado y las ONG, que con las nuevas políticas neoliberales y
de reducción del Estado han terminado siendo las delegatarias de las funciones Estatales
en las regiones, han priorizado y tomado, en apariencia, el papel de organizadores,
coordinadores y responsables de la formación de asociaciones de productores. Como

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ejemplo de ello el gobierno actual para el cumplimiento de este objetivo creo los planes
estratégicos territoriales (PET)

Los PET buscan ser apuestas generadas por la institucionalidad pública local
en territorios altamente afectados por el conflicto armado, presencia de cultivos
ilícitos, baja capacidad institucional y altos indicadores de pobreza. Dichos
planes permitirán, en el marco de los lineamientos que el Gobierno nacional
defina de manera conjunta con los actores pertinentes en el territorio, entre los
que se encuentran organizaciones de mujeres y grupos étnicos, construir
propuestas participativas e incluyentes de paz que orienten en el mediano y
largo plazo, los objetivos, estrategias de desarrollo y proyectos territoriales en
esta materia, así como la movilización de recursos y generación de
capacidades para su materialización (Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018
2014, 528)

Precepto bajo el cual la Agencia Nacional de Renovación del Territorio está poniendo en
marcha programas de desarrollo rural con enfoque territorial (PDET). Aunque para los
habitantes de la Serranía de La Lindosa esta propuesta no es novedosa y lo único que
hace es repetir el discurso de promesas y esperanzas que les han vendido siempre.

En la reunión de socialización de los PDET´s en la vereda Nuevo Tolima, en donde llegaron


líderes y habitantes de 10 veredas, algunos manifestaron su inconformidad ante la gran
cantidad de reuniones a los que los invitan y a la inclusión al programa PNIS del cual aún
no han recibido nada, alguno dijo: “si fuera por el Estado yo ya tendría como 17 casas”. Se
quejan de que a pesar de ir a las reuniones nunca son tenidos en cuenta en la formulación
de los proyectos, todo se queda en las entidades y al campo no llega sino migajas. Al final,
como siempre, queda la promesa de incluirlos en la formulación de los PDET´s con los que
se espera por enésima vez transformar el campo colombiano.

Las entidades Estatales proponen un desarrollo para el campo basado en el enfoque


territorial del desarrollo rural. Este enfoque propende por la articulación de los campesinos
a las redes de comercialización y su inclusión a una economía de mercado. El mundo rural
se considera cada día en una más estrecha relación con lo urbano y las diferencias han
venido reduciéndose; por lo que tiene sentido basar el desarrollo de los territorios en esta

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complementariedad, con el objetivo de lograr cohesión social y económica, así como
sostenibilidad ambiental sobre los territorios. Las políticas enfocadas a esto deben
favorecer zonas amplias e interconectadas en contravía de las políticas sectoriales, de la
lógica sectorial debe irse a la lógica integral, que contribuya y promueva la cooperación
entre los distintos actores sociales y económicos presentes en cada región. (IESA 2009)

Dichas políticas, entre muchos de sus ideales, promueven la creación de clústers6


económicos que es lo que en la teoría producirá las ventajas competitivas necesarias para
competir en el mercado, por lo que el impulso a la creación de empresas rurales es vital.
Para el desarrollo rural con enfoque territorial

Las zonas rurales pueden por si mismas desarrollar ciertos tipos de


capacidades y competencias, a partir de su propia organización pero
lastimosamente existen otras determinantes del desarrollo a la que los pobres
sólo accederán a través de puentes que los vinculen con otros agentes
económicos y sociales. Por ende, la construcción de dichos puentes y el
relacionamiento con estos otros actores, es decir, la promoción de la
concertación social, son tareas ineludibles del Desarrollo territorial rural. Y
existen innumerables ejemplos de iniciativas que responden a esta lógica:
agricultura de contrato; contratos de abastecimiento a supermercados y
cadenas de restaurantes; asociaciones de pequeños y medianos productores
para resolver problemas de economías de escala; asociaciones por rubros, con
una clara localización geográfica para resolver problemas de infraestructura y
servicios; organizaciones para el manejo de sistemas de regadío; subsidios y
garantías a instituciones financieras privadas para cubrir los costos de
transacción del microcrédito; y otras (Schejtman y Berdegué 2004, 37.)

El Desarrollo Rural Territorial parte de paradigmas de desarrollo sostenible los cuales son
mirados principalmente desde una mirada que sostiene que el objetivo no es mantener un
determinado nivel de Stock físico o de la producción física de un ecosistema a largo tiempo,
sino sostener un incremento en el nivel de bienestar individual y social.

6A grandes rasgos los clusters corresponden a la concentración espacial de firmas de un


determinado sector, agrícolas en este caso.

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El desarrollo sostenible es el manejo y conservación de la base de recursos
naturales y la orientación del cambio tecnológico e institucional de tal manera
que asegure la continua satisfacción de las necesidades humanas para las
generaciones presentes y futuras. Este desarrollo sostenible (en los sectores
agrícolas, forestal y pesquero) conserva la tierra, el agua y los recursos
genéticos vegetales y animales, no degrada el medio ambiente y es
técnicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable.
(FAO 1989, 65)

Teniendo en cuenta estos enfoques las asociaciones aparecen como herramienta para
superar los problemas económicos, pero también son un medio eficaz para el
fortalecimiento de los aspectos sociales, culturales e inclusive ambientales y políticos si se
hacen de la manera adecuada. Al nacer como organizaciones colectivas que buscan
articular a una población excluida dentro de una economía de mercado con principios no
capitalista, en donde los trabajadores son los dueños de los medios de producción, con el
fin de reducir la desigualdad social y económica. (Santos y Rodríguez, Para ampliar el
canon de la producción 2011). Por lo que se hace importante rescatar y verificar de qué
manera actúa la asociatividad en este aspecto, el cual debe ir más allá de lo meramente
económico, motivo por lo cual durante las entrevistas realizadas las preguntas giraron
también en torno a la posibilidad e importancia dada a los progresos y beneficios en el
campo social, cultural y ambiental.

Aunque las asociaciatividad tienen como principio el trabajo colectivo la realidad es muy
distinta y la sensación que ha dejado en los campesinos es muy contraria a este principio.
Las siguientes notas de campo son escritas a partir de preguntarle a personas sobre qué
problemas y dificultades ven en la asociación:

“¿Porque no puede fortalecerse la asociación? Porque esto se ha ido


convirtiendo en un solo deme. Si usted busca; vaya y consígalo usted sólo y
como sea, la asociación se ha convertido en una mera herramienta para pedirle
al Estado, pero al fin de cuentas socialmente no genera nada.”

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“… decidió salirse de la asociación […] los miembros han sido desleales con la
venta de leche pues han venido rebajándola con agua y así ya no se puede eso
lo desmotiva a uno.”

“Los asociados siguen pensando en sí mismos, el interés individual está por


encima del grupal, nadie quiere trabajar en pro de la asociación, todo se lo
dejan al director. Si el decide salirse será motivado por la pérdida y falta de un
bienestar social, si no se encuentra este, si son más las peleas y disputas que
los buenos momentos, entonces para qué seguir con eso lo mejor es no seguir
“botándole corriente” a eso.”

“Para él el problema de la asociación radica en que es como un colegio: “A la


vez que es de todos, no es de nadie.” Nadie se pone enfrente y cuando alguien
lo hace lo dejan solo o hablan mal de él, sino es que el líder lo usa para su
beneficio personal como sucedió con el anterior presidente.”

“Hemos hablado con ella sobre las juntas de acción comunal y las
asociaciones. Para ella la junta está supuestamente para gestionar proyectos
y en eso se queda, cobran para inscribirse así uno ni siquiera viva en la vereda
o participe del proyecto. Las juntas y las asociaciones fallan porque ¡¡están
llenas de ratas!!”

“Cuentan con 32 miembros, aunque muchos no participan como lo deberían


hacer y solo esperan que les lleguen con proyectos a las fincas. En las
reuniones dicen que sí, que van a trabajar pero a la final no salen con nada. “Y
uno les dice que ayuden, que es por el bien de todos que si no trabajan hay
problemas. Pero nada, eso es como con las cajetillas de fumar en donde
advierten todos los riesgos pero igual la gente lo sigue haciendo.””

“Para ella el problema de la asociación radica en saber manejar a la gente, dice


que se tiene que ser flexible para poder entenderse y sacar los proyectos
adelante.”

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“La asociación es lo mismo que una junta ¿Cuándo es buena? Nunca. Siempre
hay alguien a quien no le parece lo que se hace.”

“Con las asociaciones pasa lo mismo que con la coca al ver el dinero se daña
y se cambian los ideales, así como le paso a las FARC-EP.”

“Él fue delegado como presidente, se estableció un proyecto pero al final no


pudo llevarse a cabo. Se produjeron choques internos, alegatos entre los
socios, para él porqué todos no piensan más que en el dios dinero. A eso él
dice pues “que los demás se hagan ricos que yo soy feliz viendo una taranga
chuparme la sangre.””

Como se hace evidente, los miembros de las asociaciones de La Serranía de La Lindosa


en su mayoría trabajan por su cuenta y a pesar de estar en una tienen serias dudas sobre
ellas. Cada miembro ha terminado siendo el responsable de su producción y no permiten
que fácilmente su libertad de decidir qué hacer con su tierra se vea coartada. Si bien
muchas veces aceptan formar parte de los proyectos productivos al final cada uno actúa a
su modo, muchos terminan uniéndose en la espera de terminar siendo participes de algún
proyecto.

Muchos manifiestan descontentos hacia los líderes y directores, casi siempre terminan
siendo ellos los responsables de los errores de las asociaciones ¿Esto hasta qué punto es
una respuesta a un proceso de división del trabajo?

Una nueva división

Los campesinos históricamente han trabajado bajo relaciones sociales horizontales, si bien
en un trabajo a “mano prestada” se está a las órdenes del dueño de la finca o si se hace
minga se está bajo la dirección de la junta de acción comunal siempre se habían hecho sin
que existieran una posición de superioridad de unos hacia los otros en términos de exigir
cumplimiento de metas o de percibir una mayor ganancia con respecto a otros. Y si bien
durante las diferentes bonanzas que hubo si existieron relaciones jerárquicas estas muy
raras veces se daban únicamente entre campesinos, esas diferencias se dieron como ya
se anotó anteriormente entre los distintos actores que hicieron presencia.

60
Los beneficios sociales vienen de la mano de costos sociales que no hay en el
trabajo individual. Por ejemplo, los procesos deliberativos de decisión en la
cooperativa dan lugar a constantes diferencias entre los socios y afectan el
funcionamiento de aquella, en ocasiones de forma grave. Los conflictos más
frecuentes que surgen en las reuniones formales y en las charlas informales
tienen que ver con la desconfianza y el resentimiento mutuos entre los socios
que tienen puestos administrativos de responsabilidad en la cooperativa, por
un lado, y los que realizan trabajos manuales en las calles o en la bodega, por
otro (Rodríguez 2011, 275).

Con la aparición de la asociación y la necesidad de la gerencia de la misma dentro del


grupo se producen rupturas en las relaciones sociales del trabajo, puesto que algunos
campesinos deben ser escogidos para la junta directiva y aquellos elegidos empiezan a
realizar labores de gestión de proyectos, manejo contable, representación en eventos en
otras ciudades, manejo y control de la producción y rendimientos de los asociados, etc. Lo
que a la larga termina en una división social del trabajo, puesto que para poder sostenerse
muchos líderes deben dejar la dedicación de tiempo completo de su finca y por ende
necesitan devengar salarios para poder subsistir, estos terminan siendo pagados por la
misma asociación lo que a la larga se manifiesta en el descontento de muchos hacia la
dirigencia y el abandono de la asociación y de los proyectos al considerar que las directivas
trabajan solo para sí mismos. Problemática que fue abiertamente estudiada para el caso
de las cooperativas de recicladores de Bogotá.

La división entre directivos y recicladores, que es constantemente recalcada


por unos y otros, impide las relaciones horizontales que faciliten el trabajo
cooperativo y deliberativo, y tiende a reproducir la jerarquía de las empresas
capitalistas – esto es, entre “jefes y “obreros” […] Aunque la cooperativa tiene
usualmente entre 40 y 50 miembros, son frecuentes los retiros temporales y
definitivos (Rodríguez 2011, 276).

Los directivos de algunas asociaciones han optado por no recibir salarios, como es el caso
de ASOGEC, pero esto no es suficiente para evitar los recelos. El problema también pasa
por la libertad de acción, el limitado conceso y la dificultad que nace en la toma de
decisiones a medida que crece la asociación. El siguiente fragmento es tomado de las

61
notas de campo tras la entrevista a uno de los miembros de la asociación de caña de la
vereda Caracol:

“Tal vez sea por la cantidad de miembros, son sólo diez y así es más fácil
organizarse, tomar decisiones y ver ganancias. Él también pertenece a
ASOGEC y dice que sólo se reúne con los demás socios una vez al año, los
que se reúne seguido son los de la junta directiva. Ellos en la asociación de
cañeros al ser pocos se hace fácil evitar que se hagan lo que pocos quieren.
En ASOGEC al final sólo deciden los de la junta. Se supone que la asociación
es algo común, por el bien de todos no para el de unos pocos en eso fallan las
asociaciones, muchos se afilian sólo esperando un beneficio individual por los
proyectos.”(Diario de campo 21 Septiembre de 2017)

En ultimas la asociación no termina trabajando colectivamente y rara vez los socios


cuentan con metas comunes. Dicho por la mayoría, se inscriben en las asociaciones para
ver de qué manera a sus fincas pueden llegar los distintos proyectos productivos y como
ellos individualmente se benefician de ello.

Y aquí es donde los actores externos que motivan la asociación entran a jugar un papel
importante, pues por parte de ellos no se capacitado en asociatividad y todas las
motivaciones que ellos ponen para crear o ingresar a las asociaciones pasan por la
participación en proyectos productivos. En la mayoría de ocasiones en las que se hacen
preguntas entorno al porque decidieron unirse en una asociación era común escuchar:
“Porque así nos escucha el Estado” o “porque así me llegan las ayudas del Gobierno”.

Para algunos campesinos y líderes las asociaciones para poder funcionar deben funcionar
como empresas, así no pasaría lo mismo que sucedió en ASOGEC donde, para ellos, por
no pensar de esta manera la comercialización de los productos con valor agregado fue
todo un fracaso. La visión empresarial está siendo aceptada por algunos campesinos y
ahora ven sus fincas de una manera distinta ahora que la coca se ha ido, especialmente
en la vereda Nuevo Tolima

“... sus negocios y su vida pasa en el campo […] dice que trabajar la finca por
la finca no es vida, es una esclavitud, se tiene que trabajar por el negocio,

62
sacando productos y animales para la venta es que tiene sentido la finca. Pero
esto no le quita que se sienta un gran cariño por el campo y sus formas de vida,
solo ha comprendido las dificultades económicas que lleva el trabajo de la finca
por la finca, ya no es posible ser auto sostenible…” (Diario de campo 19 de
Marzo de 2017)

Si bien la finca es un negocio, con las observaciones de campo se nota que evidentemente
el beneficio económico no es el único interés. Si bien lo económico puede ser una vía para
obtener tranquilidad y bienestar en el aspecto social y cultural, esa no es la única vía. Es
en el equilibrio que se satisface la vida.

Aunque puede verse muchas dificultades en el ejercicio asociativo, en esta también existe
una gran oportunidad que se manifiesta en un proceso de reconocimiento y exigencia en
doble vía tanto del Gobierno hacia los campesinos, como de los campesinos hacia el
Gobierno, emergiendo la asociación como un agente y una herramienta política.

Asociaciones como un agente político


Como ya se ha venido anotando desde las perspectivas epistemológicas que dominan las
teorías de desarrollo con enfoque territorial se ha venido dando un peso muy relevante a
la creación de asociaciones, cooperativas y organizaciones campesinas que se articulen a
las economías de mercado, esto de la mano del Gobierno y de las empresas privadas
Como el plan de Desarrollo Nacional parte de estas premisas las distintas entidades
gubernamentales se han dedicado en las regiones a promover la creación de asociaciones
y el apoyo a los campesinos vinculados a estas. Así lo informaba el director de la UMATA
de San José del Guaviare:

“Ellos siguiendo los lineamientos del Plan de Desarrollo Municipal, inician la


formulación de proyectos hasta el punto en el que alcancen los recursos, para
poder así cumplir con las metas del Plan de Desarrollo” (Diario de campo 02
Octubre de 2017)

63
El gobierno reconoce a los colonos como campesinos y por ende busca generar proyectos
que los articulen a sus planes de desarrollo dejando de lado los imaginarios que convertían
a cualquier habitante de las zonas rurales en un potencial guerrillero y por ende enemigo y
un sujeto sin derechos, no merecedor de los beneficios del “desarrollo”. De esta manera
aparecen las asociaciones como una manera de darle derechos a los campesinos y de
intégralos como ciudadanos. Pero por otro lado también significa la imposición de un
modelo específico de aprovechamiento de recursos, una manera específica de organizarse
que tiene que ir en línea a los preceptos gubernamentales o el exigir producciones
específicas sin importar si estas tendrán valor en el mercado.

Este reconocimiento ha venido siendo exigido desde que los primero colonos en 1972
emprendieron paros. Pero más allá de la movilización social ellos haciéndose un espacio
en la participación económica del país han logrado mostrarse como ciudadanos. Desde
hace años vienen posicionándose como un agente que solicita sus derechos, por ejemplo
en la vereda Nuevo Tolima la participación en los proyectos productivos del Estado permitió
que los cocaleros exigieran ser reconocidos como actores diferentes, no guerrilleros, ni
delincuentes. En ASOGEC la denominación de ganaderos, de ecológicos, de guaviarenses
en sus cartas de presentación son las herramientas más fuertes con las que cuentan ante
el Estado.

Como un mecanismo de agencia los colonos crearon organizaciones donde el


apelativo a lo ecológico recobró gran importancia. Así el surgimiento de las
Asociaciones Campesinas permitió la consolidación su sistema de producción
como motor del desarrollo económico regional. En este punto es importante
mencionar no solo el que se hayan reconocido como ecológicos, sino que
comenzasen a dejar a tras el apelativo de colonos y plantean la durabilidad de
su locación, los mecanismos ecológicos de apropiación territorial y el trabajo
articulado con instituciones del Estado, como la forma de generar agencia a
partir de una ubicación espacial de subjetivación (Barbero 2015, 37).

En este sentido la ciudadanía entendida como el tener una cedula, el vivir en un


departamento del país, el tener prácticas productivas deseables, el buscar formas de vida
licitas, da una identidad política en la cual la participación en las esferas económicas del
país

64
…proveen a los excluidos política y socialmente de espacios públicos críticos
y alternativos en los que ellos pueden reconstruir identidades culturalmente
estigmatizadas y aun mas, vilipendiadas, y reclamar se derecho a tener
derechos no solo de servicios sociales sino de dignidad humana, diferencia
cultural y equidad social (Álvarez 1997, 109)

Fotografía 7: vereda Nuevo Tolima, San José del Guaviare. Entrada a la finca de ASOGEC. Foto
tomada por Ángela Patricia Melo. Septiembre de 2017

Las asociaciones se convirtieron en uno de los mecanismos, que por medio de la


participación ciudadana y basados en ejercicios y discursos democráticos, con los que se
han empujado y fomentado procesos locales de empoderamiento. Por lo que se configura
un escenario en el cual el empoderamiento como individuos y comunidades está
íntimamente ligado con el reconocimiento ciudadano como ha sucedido en otras zonas de
colonización tal es el caso del Movimiento Cívico de putumayo que después de los
movimientos cocaleros de mediados de la década del noventa lograron apropiarse de las
políticas públicas de democracia participativa y desde allí liderar luchas por cambios
sociales, aunque limitados por el accionar de los distintos grupos armados en la región
(Ramirez 2017)

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Lastimosamente la participación política es aparente y no es suficiente para lograr un
bienestar social en la región, pues se halla limitada por cualidades políticas, sociales y
culturales que han dificultado el accionar tanto institucional como el de los grupos
campesinos. En una entrevista realizada a un campesino que lleva más de 20 años en la
vereda Nuevo Tolima:

Le pregunto por el porqué de la denominación de Ecológico de la asociación,


¿De dónde proviene? ¿Qué practicas ecológicos tiene él en uso en su finca?
El guarda silencio un momento y responde – ummmmm de la leche que es
producida limpiamente y pues porque así le pusieron, así estaba cuando yo
llegue y no me he preocupado por eso. […] Para el uno de los problemas más
graves que poseen es que para el Gobierno la ganadería extensiva es un
problema ambiental y por ello se promueven principalmente proyectos de
ganadería intensiva más amigables con el ambiente para los cuales ellos no se
sienten preparados. Si bien él tuvo la fortuna de que por medio de un proyecto
de la FAO pudiese conocer prácticas silvopastoriles, viajar y capacitarse en
técnicas alternativas de producción para él ha sido dificultoso el ponerlas en
práctica. Dice “Es que yo he visto eso para fincas de cuatro hectáreas y hay es
fácil, pero dígame como hago yo con la mía que es de doscientos.” Los
proyectos de huertas no se han consolidado, algunos cultivos requieren de
invernaderos, controles de plagas y muchos cuidados, él nunca ha hecho algo
así y dice – “Porque tengo que hacerlo, más ahora que ya estoy viejo, si toda
mi vida ha funcionado sin las huertas, porque debería complicarme y trabajar
más duro si con las vacas dan el dinero suficiente para comprar todo.”(Diario
de campo 15 Septiembre de 2017)

Otro aspecto que dificulta el reconocimiento y la participación radica en que en los últimos
meses en las regiones tradicionalmente cocaleras la presencia de grupos armados legales
e ilegales sumado a la limitada implementación de los PNIS han causado fuertes disputas
entre campesinos, fuerzas armadas, disidencias guerrilleras y bandas del narcotráfico que
han terminado en muertes como la de los siete campesinos en Tumaco (SEMANA 2017) y
en el Guaviare con la muerte de un policía y cuatro campesinos heridos (Caracol radio
2017). Ambos hechos sucedieron en medio de jornadas de erradicación forzosa y protesta
campesina.

66
Estos son dos ejemplos de cómo la labor de reconocer a los campesinos cocaleros debe
ir mas allá del discurso y la generación de proyectos que se quedan en el papel por no
considerar como factores distintos a los económicos altera los resultados esperados y
desembocando en problemas económicos, sociales, ambientales y violentos.

La forma en que han venido ejecutándose y proyectándose los proyectos productivos han
modificado sustancialmente el papel de las juntas de acción comunal las cuales han ido
siendo desplazadas sustancialmente por las asociación. Esto teniendo en cuenta que las
juntas eran las “encargadas de establecer planes y programas relacionados con las
necesidades, intereses y posibilidades de las comunidades” (Decreto 1930 de 1979) por lo
que son las delegadas para interlocutar ante el Gobierno sobre los distintos proyectos que
llegasen a la vereda. Pero esta situación ha cambiado desde que los nuevos modelos de
Desarrollo Territorial empezaron a evocar una relación Estado-Campesinos que se da por
medio de las asociaciones de productores en cuanto a temas económicos, de producción
y comercialización se refiera. Situación que se hace evidente en la creación de la
asociación de productores y turismo de Cerro Azul y en la manera de cómo se motiva la
creación de distintas asociaciones por veredas, las cuales a pesar de pertenecer a un
mismo programa actúan totalmente por su cuenta y sin aparente articulación. Lo que a la
larga desemboca en el distanciamiento de las relaciones políticas y sociales de las
económicas lo que entorpece la ejecución de los Planes de Desarrollo y dejando con una
mala impresión tanto a juntas de acción comunal como a las asociaciones.

“En la mañana mientras esperaban el ordeño, se pusieron a hablar sobre la


junta de acción comunal. La manera de afiliarse a la junta consiste en pagar
una cuota de afiliación y demostrar, o mejor dicho llevar viviendo varios años
en la vereda. Al afiliarse a la junta de acción los habitantes de la vereda pueden
participar e integrarse a los distintos proyectos que lleguen desde el Estado, lo
que ha hecho que el número de afiliados tienda a crecer. En la vereda hay
cuarenta fincas las cuales afilian a ciento diez personas, para ellas es producto
de que mucha gente aprovechando los incentivos ha comprado puestos en la
junta sobornando a los líderes. Esto a costa de limitar los espacios para la
participación de los jóvenes de la vereda” (Diario de campo 27 Marzo de 2017)

67
“En la reunión liderada por la agencia de renovación del territorio se hacía una
socialización de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET´s)
cuando el representante de la agencia exponía y proponía la creación conjunta
de propuestas, como una región muchos se oponían a este modelo y decían
que eso debía de hacerse a nivel de vereda, porque ellos conocen es su vereda
no la región” (Diario de campo 13 Septiembre de 2017).

Con oportunidad de la elaboración del Plan de Manejo Arqueológico para la Serranía de


La Lindosa durante la primera fase se hizo un diplomado en el cual se reunieron habitantes
de zonas verdales y urbanas y allí se llevaron en grupos a los distintos paneles pictóricos
diseminados por la región. En los recorridos hechos fue posible evidenciar como muchos
campesinos a pesar de llevar más de veinte años viviendo en la región no conocían muchas
de las veredas de la región. Canales de comunicación, transporte, comercialización,
integración social y cultural entre veredas se han visto cortados y en su mayoría han sido
dirigidos hacia San José del Guaviare desconociendo los potenciales que se pueden dar a
nivel veredal. Siguiendo las ideas de Margarita Serje (2017) las dinámicas de apropiación
nacional del territorio amazónico y de frontera responden a las lógicas de penetración y no
a la de la articulación regional, por lo que por ejemplo la infraestructura en la que se ha
invertido no responde a necesidades de intercambio local o regional. Así, las carreteras,
puertos y canales e incluso aeropuertos se han establecido respondiendo a las
necesidades de penetración y control del centro más que de acuerdo a la lógica de los
intercambios locales. La infraestructura termina finalmente convirtiéndose en un obstáculo
para las posibilidades de organización. Situación que se ve reflejada en las dificultades
para generar un conceso en cuanto a la forma de abordar la región desde los PDET´s y el
desconocimiento de las veredas por parte de algunos campesinos a pesar de no estar
ubicadas a más de diez kilómetros de distancia de su vereda de residencia.

68
Una nueva colonización: Un nuevo sueño

La colonización en la Serranía de La Lindosa no ha terminado. A la zona aún llegan


personas y familias con sueños de poder allí vivir bien, tranquilos, sin deberle nada a nadie
y sin que nadie los moleste. Familias que han nacido en la ciudad, pero que por
motivaciones que en fondo pareciesen muy personales han decidido ir a vivir al campo.
Ellos ven en la ruralidad una posibilidad de vida que es más tranquila y saludable que la
han llevado durante todos estos años en la ciudad.

Su discurso con la naturaleza son diferentes a los que tienen los campesinos que han vivido
en la Serranía desde la década del sesenta. Ellos hablan de la protección medio ambiental,
la reforestación, el reciclaje y el reducir al minino sus desechos por encima de cualquier
tipo de aprovechamiento de recursos que pueda haber. En sus prácticas económicas no
se halla el trabajo de la tierra más allá de una pequeña huerta en la cual tienen yucas y
algunos vegetales, pues consideran que cualquier actividad lo que hace es deteriorar más
el medio ambiente. Usan gas natural para cocinar pues consideran que cortar leña para la
estufa tradicional campesina es un factor que no ayuda en nada a la conservación
ambiental.

Critican fuertemente el estilo de vida de la ciudad, sienten que es un lugar estresante,


contaminado; que es más lo que los enferma que el bien que les hace por lo que consideran
en el aire puro y la calma del campo la salvación. No confían en los medios de
comunicación, así como el mal uso que se da a la tecnología por lo que a sus hijos le
restringen el acceso a ciertos contenidos, más no a los usos y el conocer cómo funcionan
los sistemas y aparatos.

Si se mirara superficialmente esta visión fácilmente entraría entre lo que se ha denominado


ontología relacional en la cual no existe la división entre naturaleza y cultura como la
conocemos, y mucho menos entre individuo y comunidad —de hecho, no existe el
«individuo» sino personas en continua relación con todo el mundo humano y no-humano,
y a lo largo de los tiempos. Lo humano y lo natural forman un mundo, con otras distinciones
en contra posición a una ontología moderna en la cual subyace el binario naturaleza-cultura

69
que ha desembocado en la crisis ecológica que en fondo es una crisis de la racionalidad
dualista y de los modelos de pensamiento basados en esta (Escobar 2012).

Si bien tiene tanto el discurso como la práctica son relacionales con la naturaleza se hallan
mediados por un entendimiento y una relación que nace desde la ontología moderna. Ellos
como medio de subsistencia cuentan con rentas y pensiones que mensualmente consignan
en sus cuentas de ahorros el dinero que siguen y seguirán necesitando para vivir
cómodamente. Si no fuese por estas entradas monetarias no podrían vivir de esta manera.
Ellos entienden las dificultades y limitaciones de un modo de vida rural en el contexto
colombiano, sino contasen con ingresos foráneos se verían obligados a tumbar monte para
cultivos o para abrir espacio al ganado o para la leña.

Su construcción y su relación con el medio ambiente está constituida desde una


concepción “moderna” de la naturaleza, sin que esta implique un rompimiento total con una
visión de conservación y mutualismo con ella y que al estar supedita a una condición
económica monetariamente buena, la hace un agente revolucionario y trasgresor del
sistema capital. En los términos ya expresados por Buenaventura de Souza Santos en
cuento al tema de las asociaciones y cooperativas, es incómodo al capital, nace inspirado
en buena medida en él y lucha contra este en la medida de sus posibilidades. Es una forma
de pensamiento y de práctica que ponen en duda la separación entre realidad y utopía y
formulan propuestas lo suficientemente utópicas para representar un desafío al status quo
y suficientemente reales para no ser descartadas con facilidad por inviables (Wright 1998).
Es una manera distinta de concebir el mundo, es una manera distinta de desarrollo que
articula corrientes y que al mismo tiempo puede llegar a ser capaz de deconstruir las
hegemonías.

Estas prácticas hacen un llamado a una Ontología Política y a una sociología de las
emergencias o de las ausencias7 que buscan visibilizar las múltiples formas de “mundificar”
la vida que contribuyen a defender este mundo en sus propios términos. En lugar para la
ontología política re-situara un mundo moderno en relación a otros mundos.

7 Hace referencia a una ciencia social en la que mucho de lo que no existe en nuestra sociedad es
producido activamente como no existente, y por eso la trampa mayor para nosotros es reducir la
realidad a lo que existe. Así, de inmediato compartimos esta racionalidad perezosa, que realmente
produce como ausente mucha realidad que podría estar presente.(Santos 2006)

70
Conclusiones: Un espacio para el sueño de todos.

Los procesos de colonización y poblamiento del norte de la amazonia han estado


circunscritos a variados factores como la violencia en zonas andinas o la “civilización” de
indígenas. Para el caso de los procesos mostrados en este trabajo se hace evidente como
existen motivaciones que transcienden al plano de la planificación de la vida a largo plazo.
Los procesos migratorios que han sido mencionados obedecen a expectativas de cambio
y mejoramiento de condiciones de la vida, mejoramiento que se expresa en múltiples campos
de la vida.

Y son estos sueños, estas expectativas de una nueva vida las que rigen y condicionan la
vida social y económica de las regiones producto de colonización. La ola más grande de
migración del Guaviare es producto de la economía de la coca, que es extractiva pues en
esta debido a la fuerte demanda que ha adquirido en el mercado internacional, alcanzado
en ocasiones fabulosos precios, pero con la característica fundamental de que los
beneficios obtenidos de la explotación, transporte y comercialización de esas riquezas, no
se materializan en la región misma y por el contrario fluyen a otras regiones y otros países,
pero si se materializan en ostensibles transformaciones socio-espaciales, y por supuesto,
dramáticos conflicto sociales y daños ambientales (Gomez 1999).

Una economía de la coca, en la cual para camilo Dominguez (Dominguez 1999, 51) “las
relaciones sociales en torno a la coca son débiles e incapaces de generar arraigo espacial,
donde le trabajo y el capital migran hacia donde puedan encontrar apropiadas para
reproducirse, volatizando y dificultando la identidad colectiva y el control de la gente sobre
sus vidas y entornos”.

Si bien esto es cierto si miráramos las grandes variaciones demográficas que han
presentado los caseríos que alguna vez estuvieron habitados por miles de personas y en
los cuales hoy solo quedan ruinas, esta visión impide ver que como aquellas personas que
se quedaron en la región tras la bonanza cocalera, se han apropiado y han constituido un
sistema social y unas prácticas económicas y culturales distintas con las cuales han
reafirmado sus identidad como guaviarenses y como colombianos.

71
Solo hace falta hablar con aquellos que llegaron como colonos hace veinte o treinta años,
con sus hijos o con las pocas personas que llegado recientemente a la región para darse
cuenta que en medio de este proceso migratorio, en medio de la economía extractiva han
constituido un sentido de identidad y pertinencia con el territorio y con sus historias
comunes. En los símbolos municipales, en canciones de música popular, en sus formas de
bailar y disfrutar de las fiestas se refleja el sentimiento de ser hijos de la coca.

Fotografía 8: Escudo de San José del Guaviare, la capital de la esperanza Colombiana. En el se


observan como la imagen del colonos o de las economías extractivas (caucho) se han configurado
símbolos de identidad

El trabajo presento a las asociaciones como uno de los motores de la identidad para los
campesinos de la serranía de la Lindosa, no es el único, pero se debe recalcar que en
estas y sus interacciones con el Estado, que se da en términos políticos y económicos, se
marcan nuevos retos a los que los ciudadanos de las zonas de colonización para lograr la
consolidación de un nuevo Estado en la localidad, en el cual ejercer su ciudadanía y donde
la participación, antes que el paternalismo, sea lo que los defina. Pero sobre todo para
lograr que su “conocimiento subyugado” construido por medio de su experiencia de vida
en la amazonia sea haga oír en las esferas nacionales (Ramirez 2017). Para que desde
allí se construya de la mano del Estado, ONG y otras alternativas de vidas viables y acordes
con sus planes de vida.

72
Es en esta interacción entre actores, entre distintos modelos de desarrollo que cobra
importancia repensarse el desarrollo y la economía surgen como tareas importantes de una
ontología política que avance en las formas de entendimiento del individuo y de las
comunidades junto a lo real. Las múltiples búsquedas por alternativas al desarrollo y “otras
economías” pueden de esta manera ser vistas como ingredientes cruciales para una
ontología política de los territorios. Otro enunciado posible de estas metas es que fomenten
formas no-capitalistas y no-liberales de organizar los entramados humano-naturales
(Escobar 2012).

Pero dadas las realidades en las que el Estado se presenta se hacen necesario un
replanteo de la concepción de Estado y democracia, pues la actual solo multiplica y
fortalece la exclusión social, porque a pesar de la avanzada neoliberal el Estado continúa
siendo un campo decisivo de acción social y de lucha política (como se ha evidenciado en
el proceso creación y fortalecimiento de las asociaciones) y la democracia es algo más
complejo y contradictorio de lo que hace suponer las premisas del Banco Mundial o la ONU
(Santos 2005).

El capital ha perfilado desde el capitalismo la desigualdad y las políticas culturales,


económicas, ambientales y poblacionales sustentadas en la exclusión, la que se ha
perfilado en un poblamiento del Guaviare problemático lleno de vacíos y de disputas que
cada actor a subsanado a su manera, pero que a la luz de un proceso de paz, y el intento
de incorporación a la Nación se hace necesario sinergias entre agentes tanto exógenos
como endógenos con la cual sea posible constituir un Guaviare digno y económica y
políticamente participativo del desarrollo nacional.

El cambio proviene del movimiento social en todos los campos de la vida posible, no se
trata solo de la huelga y la negoción posterior, como el proceso de asociaciones lo ha
demostrado es posible hacer presencia y cambio social desde la participación económica,
desde la innovación social y tecnológica de las prácticas impuestas Estatalmente, el
conjunto de todas las acciones posibles que encaminen al empoderamiento local y la
emancipación son las que deben guiar el gran pacto social por una nueva vida y el Estado
quedando este solo como el marco que albergue el bien común y considerado como un
mero aparto institucional y burocrático, mas no como un creador de ideologías e
implementador de teorías de desarrollo. En el que su mayor relieve se encuentre en la
competencia que adquiere para ordenar y dar cabida a los variados interese y
73
organizaciones que surgen con motivo de la desestabilización. De este modo el estado
participa en la redistribución democrática, pues es la única manera en que democracia y
capitalismo pueden darse la mano ya que una redistribución democrática obliga a una
participación democrática que envuelve tanto a la acción del Estado como a la de empresas,
movimientos sociales y otras organizaciones no gubernamentales (Cabrero Blasco 2013).

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Recomendaciones: Sueños cumplidos a
medias.
Si bien las asociaciones han servido como herramientas de reconocimiento político e
identitario para los colonos-campesinos, tras la observación etnográfica y las entrevistas
realizadas se evidencias grandes dificultades que han impedido el fortalecimiento en
aspectos económicos, sociales y ambientales como han sido anotados anteriormente. El
presente apartado mostrara una síntesis breve sobre él porque han fallado las
asociaciones.

 Tradicionalmente las propuestas de mejoramiento, aprovechamiento de recursos y


generación de proyectos productivos con valor agregado, han provenido desde
actores exógenos a la Serranía de La Lindosa. Como se ha mostrado con el ejemplo
de ASOGEC el pensar que porque una práctica productiva que fue exitosa en algún
lugar inmediatamente va a funcionar en otro es un gran error. Las prácticas
productivas van más allá de un gesto técnico o de un estudio de rendimientos, el
cual es muy necesario, pero si no se tienen en cuenta los factores sociales y
culturales que están detrás de las prácticas muy difícilmente puedan llevarse a cabo
proyectos exitosos.

 Siguiendo el anterior punto se hace necesario un giro en el movimiento social el


cual tras lograr un reconocimiento parcial como campesinos ahora deben dejar de
ser agentes pasivos que esperan a que un Estado paternalista les entregue ayudas
para dar paso a ser agentes activos que lleven propuestas y propongan cambios.
En frase de un líder local no se trata de decirle al Estado “Tráigame el sombrero pa´
poner los huevos” sino de todo lo contrario, es decir “mire tengo estos huevos, que
tiene usted pa´ llevárselos”. O como dicen en la asociación de cañeros del Caracol
“La idea es mostrarle al Estado lo que uno tiene y lo que ha venido haciendo, no
pedir sin siquiera saber si uno es capaz de hacer algo” (Diario de campo 21
Septiembre de 2017). O como es el caso de la recién creada asociación de Cerro
Azul “Ese es uno de los problemas. Si bien la ayuda viene desde el gobierno, pero
lo que hay que hacer es adelantarse y mostrar lo que nosotros tenemos” (Diario de
campo 26 Septiembre de 2017).

75
 Algunos dicen que para que la asociación funcione debe funcionar como empresa,
y es cierto hasta un punto. Como ya fue expuesto anteriormente una visión
meramente empresarial y economicista genera divisiones y rompimiento de los
lazos sociales campesinos. El intento de ASOGEC de generar productos con valor
agregado, que además son novedosos y encontraron un buen mercado puede
haber fallado por el pensarlo únicamente como una empresa, como una empresa
de ciudad y no como una organización de carácter campesina que se halla cruzadas
por intereses de tipo social o cultural y que probablemente fueron obviados.

 El carácter comunitario de las asaciones se rompe con el crecimiento desmesurado


y la entrada de más y más miembros. No se trata de crecer por crecer, sino de
hacerlo bien. La asociación de cañeros ha contado siempre con diez miembros y
son esos diez lo que deciden que se hace, más que democrático se trata de un
ejercicio de conceso. Situación muy distinta en las demás asociaciones donde a
medida que entra nueva gente se ven más disputas y molestias en función de las
decisiones que se toman en las juntas directivas. El llamado es por asociaciones
con pocos miembros, pero más productivas y más democráticas.

 De esta manera si se multiplicasen las asociaciones es probable que se diversifique


la producción. En lugar de tener una asociación con cien miembros produciendo
leche o plátano o yuca exclusivamente, se puede esperar que se generen cinco
asociaciones en la cual cada una produzca productos diferentes de consumo local
con los cuales es posible fortalecer la seguridad y soberanía alimentaria de la
región.

 Esta diversificación también puede fortalecer y facilitar el mercado local. Es decir


en vez de tener que comprar en San José productos traídos de otras regiones o el
tener que transportar hasta el pueblo lo producido, teniendo en cuenta las
dificultades del transporte en la región, se podrían comercializar entre veredas los
distintos productos. Lo ideal sería que estos ya tuviesen un valor agregado, como
panela, harinas, etc., para con ello disminuir precios y aumentar la interacción
veredal y garantizar la comercialización de los productos.

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 Las asociaciones deben trabajar de la mano de las juntas de acción comunal. No
se trata que cada una por aparte jalone sus propios proyectos, las dos tienen
elementos comunes como lo son la gestión económica y social de los territorios. El
proyecto del maíz de la UMATA es bueno al tratar de integrar a estas dos con una
asociación por junta pero aún hace falta, ya que limita la producción únicamente a
la cosecha de maíz.

 La capacitación en asociatividad y cooperativismo es indispensable si se piensa en


estas como vía hacia el desarrollo de la región. De las asociaciones pocas han sido
formadas en esto, en el entender los compromisos, deberes y derechos que se
pueden obtener en medio de una relación que vincula al Estado y a ONG con la
comunidad mediante la labor colectiva.

Las asociaciones son una opción, una de las muchas respuestas, en el paso de una
economía ilícita a una licita. Por lo cual para terminar es pertinente una revisión pequeña
a la sustitución y erradicación de cultivos ilícitos.

La implementación del PNIS es deficiente, al día 30 de septiembre de 2017 solo ha llegado


al 5% de su meta anual y en el 86% de los municipios sujetos de PNIS aún continúan
llevándose jornadas de erradicación forzosa (FIP 2017). A estos sumándole que muchas
familias a pesar de acogerse en el programa siguen cultivando y procesando la hoja de
coca.

En la reunión de socialización de los PDET´s los campesinos manifestaron en que se


diferenciaría esto de los PNIS y mostraron sus descontentos de participar en tantas
reuniones que terminan igual. El PNIS está totalmente desarticulado del PDET lo cual
dificultara enormemente el avance de ambos proyectos, de ninguna manera la manera la
dejación de los cultivos ilícitos está articulada o siquiera enfocada a una reforma rural que
garantice la no reaparición del cultivo, además los PNIS se ejecutan a nivel familiar en
contraprestación de una visión regional. Si esta visión no se transforma lamentablemente
se repetirá la historia del PLANTE o de los planes de desarrollo producto de las marchas
cocaleras de mediados del noventa en los que se dieron cambios mínimos que de ninguna
manera evitaron la multiplicación de zonas de cultivo ilícito.

77
Pero a pesar de ello aún hay esperanzas para el cambio y un buen encaminamiento de
estos programas. En la vereda cerro Azul nace la iniciativa para que con los dineros que
cada familia recibirá por del programa PNIS cada una de una cuota con la cual poder
formular y generar un proyecto productivo. Ejemplos como estos muestran la construcción
conjunta de propuestas de desarrollo, donde una ontología política emerge y se construye
en el conjunto el futuro en el cual todos puedan tener cabida.

Fotografía 9: Vereda Cerro Azul, San José del Guaviare. Don José Noé Rojas. Fotografía David
campusano. Marzo de 2017

78
Los colonos del Guaviare, hoy en día campesinos, son resultado de un proceso histórico y
político en el cual los actores exógenos son los que han construido las relaciones sociales
y culturales implementando por medio de ellas formas de desarrollo que no responden a
las necesidades del grupo colono. Desde los campesinos que llegaron soñando con un
pedazo de tierra propia y que tuvieron que irse a buscarla selva más adentro ante las
dificultades que encontraron por no conocer el terreno, pero más que todo por no poder
realizar intercambios económicos justos con comerciantes o aquellos que llegaron soñando
con llenar sus bolsillos de dinero en el auge cocalero pero que en realidad encontraron un
escenario de muerte, desconfianza y lucha; siempre ha estado la injerencia de instituciones
o individuos que buscan beneficiarse sin importarles como repercuta esto en el desarrollo
de la vida de los campesinos. Afortunadamente parece que con el proceso de paz y las
nuevas formas de intervenir el territorio por parte del Estado, probablemente los
campesinos hallen una voz en medio del conflicto y puedan por fin después de tantos años
consolidar formas de desarrollo propias, dignas y justas.

No queda más que decir en palabras de Jose Noé Rojas, campesino habitante de la vereda
Cerro Azul: “Es una gran mentira que si se acaba la coca uno se muere de hambre, mi
familia me crio a mi junto a diez hermanos y no había coca y nunca pasamos hambre y
aquí estamos” Y estoy seguro que seguirán estando por muchos años más.

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