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UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN

ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE

<<ALMA MATER DEL MAGISTERIO NACIONAL>>

PROCASE - COMAS

SEMINARIO DE EDUCACION AMBIENTAL

ALUMNOS : VIVAR DE LA CRUZ MARCOS

PROFESOR : Mg. Wilfredo Dionisio Cieza

CICLO : III

MAYO- 2016
Antropocentrismo Extremo:
Muchas veces al referirse a la crisis
ecológica actual se menciona la
excesiva visión antropocéntrica
como la principal causa. De hecho,
el Papa Francisco en la reciente
encíclica Laudato Si critica al
antropocentrismo radical, bajo el
cual el utilitarismo y hedonismo
predominan en nuestra forma de
relacionarnos con el mundo natural.

El antropocentrismo no es más ni menos que una posición ética que ubica al hombre
en el centro del cosmos. En el otro extremo de la ética ambiental se ubicaría el
biocentrismo (o ecocentrismo) en donde los organismos vivos y los ecosistemas en
general tienen un valor no instrumental. Entre medio se ubicaría la ética del
patocentrismo en donde solo algunas especies tienen el status moral de los
hombres. Aclaro que no soy un experto en temas de ética por lo que aquí escribo
puede no ser del todo correcto.
Ahora bien, cuando hablamos del valor de los servicios ecosistémicos antes de
poder valorarlos debemos preguntarnos para quién es ese valor. Bajo la ética
antropocéntrica solo el hombre tiene un valor intrínseco (o innato), y por lo tanto
derechos, y los demás organismos vivos, incluidos los ecosistemas que conforman,
tienen solo un valor instrumental (o extrínseco) otorgado por el hombre. Es decir, lo
que la naturaleza tiene para ofrecer tiene un valor siempre y cuando contribuya al
bienestar del hombre. Bajo esta perspectiva, la conservación ambiental debería
fomentarse si es que esta contribuye positivamente con el bienestar del hombre
(incluido a las generaciones futuras).
Por otro lado, una perspectiva ética más amplia, como ser el patocentrismo o el
biocentrismo, otorga valor innato a las demás formas vivas independientemente de
si le reportan bienestar al hombre o no. Bajo esta concepción parecería lógico
suponer que si el causal del daño ecológico es el excesivo utilitarismo del hombre,
la forma de solucionarlo sería otorgarle derechos a las demás especies y a los
ecosistemas. Es decir, adoptar una ética que quita el hombre del centro del cosmos
y por lo tanto proteger a la naturaleza por su sola existencia.
La economía como ciencia adscribe al concepto ético del antropocentrismo. De
hecho, el concepto de valor para el consumidor en la economía neoclásica es
precisamente la disponibilidad a pagar por el consumo (o disfrute) de un
determinado bien o servicio (valor de uso), incluido, claro está, a los bienes y
servicios ambientales. También los economistas reconocen que las personas
pueden valorar bienes que no necesariamente consumen (valor de no-uso).
Quizás para los ecologistas o los científicos provenientes de las demás ciencias
naturales esta visión explícitamente antropocéntrica que tiene la economía pueda
resultar desagradable. A veces creo que los libros de texto de economía ambiental
debería venir con una advertencia que diga "este libro contiene lenguaje
antropocéntrico explícito". Más allá de las bromas, uno debería preguntarse si el
verdadero problema es la ética antropocéntrica y si las alternativas no presentan
problemas en sí mismas.
Si uno comienza por el segundo interrogante, algunos autores hacen referencia al
problema de definir qué es la naturaleza y si el hombre es parte de ella o no. Parece
razonable asumir que la naturaleza sería más bien un proceso dinámico (vía la
evolución de las especies). Nuestra propia existencia es evidencia de ello. Lo que
el biocentrismo trataría de preservar es un concepto de naturaleza mas bien
estático.

Si uno interpreta que el hombre forma parte de la naturaleza entonces nosotros no


seríamos mas que uno de los tantos forzantes que la modelan continuamente,
aunque quizás uno muy importante (tanto como para tener una era
geológica propia). Cómo solucionamos entonces el trade-off entre nuestras
necesidades y las de la naturaleza, cualesquiera sean estas. La alternativa es poner
al hombre fuera de la naturaleza. La idea en este caso sería que hemos sido tan
exitosos como especie que hemos podido desligarnos de alguna forma de la
naturaleza. Esto, sin embargo, no parece una alternativa muy razonable.

Sin embargo, el antropocentrismo bien podría funcionar para conservar el planeta.


Claramente nuestro bienestar está ligado al correcto funcionamiento de los
ecosistemas, o al menos algunas de sus funciones. La actual preocupación por el
cambio climático es prueba de ello. Parece obvio que adscribir a una ética
antropocéntrica no quiere decir que vayamos a destruir el planeta. Por el contrario,
nada es más conveniente que mantener los ecosistemas de una forma sustentable.
Eso no excluye, claro está, la posibilidad de la extinción de algunas especies.

El antropocentrismo tiene una base ética lo suficientemente sólida para preservar la


biósfera. Quizás lo que falle sean los incentivos para alcanzar lo que como sociedad
nos conviene. En este sentido el gran problema no es si lo correcto sería adoptar la
ética antropocéntrica o biocéntrica, sino cómo solucionar los problemas de
coordinación para la provisión de bienes públicos globales. Y para ello tenemos que
preguntarnos qué clase de especie queremos ser respecto de la preservación del
planeta y qué instrumentos tenemos para conseguirlo.
Etnocentrismo
Occidental

El etnocentrismo se define como la tendencia emocional que hace de la cultura


propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos,
razas o sociedades. Es decir un individuo o grupo social interpreta la realidad
únicamente dentro de sus parámetros culturales colocándose así , como un punto
de referencia único y absoluto, y considerando que sus prácticas y rasgos culturales
son superiores a los de otras culturas , creyendo que el grupo social al que
pertenece es el más importante , o inclusive el único.
La contraparte del etnocentrismo es el relativismo cultural. Como abemos, todas las
culturas son diferentes y no existen valores o principios universales, pues cada uno
tiene formas distintas de percibir el mundo; aquí tiene su origen el relativismo
cultural que es la actitud que se caracteriza por contemplar una visión absoluta de
la riqueza de cualquier cultura. Por medio del relativismo cultural se acepta que las
tradiciones, leyes, valores, etcétera, con valido para cultura que los tiene.
El relativismo cultural se determina la ideología basado en que una cultura tiene un
mismo valor. Se distingue por ser paralela a cualquiera y no existe una comparación
entre ellas.

Consumismo Exacerbado:

El consumismo es la introducción al consumo no necesario a través de una larga


publicidad que lleva a la compra de productos no necesarios y rápidamente
sustituibles por otros, igualmente innecesarios y poco perdurables, con el fin de
mantener la producción.

En el consumismo es importante el hecho de consumir, tal vez lo más característico


sea el hecho insaciable que crea.
También podemos definir el consumismo como una forma de estimulación no
necesaria, propia del capitalismo destinada a actuar como mecanismo de
sostenimiento de una actividad productiva creciente.

Con estas definiciones podemos decir que hoy en día nuestra sociedad se ha
convertido en una sociedad muy consumista. Hoy en día, como por ejemplo los
jóvenes, se han convertido en unos grandes consumistas: “me voy a comprar las
zapatillas que salen en la tele”. La juventud se ha convertido en el centro de la
producción y en los técnicos de ventas con la intención de crear más necesidades:
el producir, usar y tirar se convierte en la necesidad de descubrir, experimentar y
vivir nuevas y continúas experiencias del joven.

Nos hemos convertido en una sociedad en la que cuanto más tenemos, más
queremos.

Las mujeres son también grandes consumistas. Las grandes empresas han
conseguido abusar de la mujer, por ejemplo para vender una colonia, utilizan a una
mujer guapa y atractiva o en su defecto, famosa.

Pero todos en general hemos llegado a ser unos grandes consumistas, en la medida
de que si sale en la televisión, tengo que comprármelo.

Todos tenemos que consumir productos o servicios, es evidente.

Pero no voy a hablar del consumo normal sino el irracional el compulsivo el que
conocen también los expertos en “Merchandising”.

La “compra compulsiva”, por capricho, que no responde a necesidades del individuo


crece sin parar.

En este factor también influyen la publicidad, las marcas, las fiestas (como la
Navidad) que veremos a continuación.

El consumismo en la sociedad española:

Aunque a simple vista pudiera parecer lo contrario, los hábitos consumistas en


nuestra sociedad es un fenómeno relativamente reciente. Los más jóvenes hemos
nacido en este ambiente y los adultos se han habituado a cambios significativos en
sus pautas de consumo.

La Televisión, tan vinculada al fenómeno consumista, no inició su andadura hasta


finales de los años 50 y tardó más de una década en extenderse. España, sumida
en una autarquía, vivió prácticamente una situación de economía de subsistencia
hasta la erupción del denominado «desarrollismo», durante los años sesenta. La
incomunicación con los países europeos en la que nos sumió la dictadura fomentó
el que lo americano adquiriera un fuerte prestigio y se convirtiera en un modelo a
imitar, conocido como el «American way of life». El cine de Hollywood y la influencia
norteamericana sobre la industria cultural, fundamentalmente audiovisual, marcaron
nuevas pautas de comportamiento.

El desarrollismo abrió una etapa en la que, por primera vez, muchos españoles y
españolas de diversos estratos y capas sociales, tuvieron acceso a bienes y
servicios que hasta ese momento les habían estado vetados.

El fin de la dictadura, la consolidación de la democracia y el ingreso en la Comunidad


Europea fueron hechos históricos que derribaron los muros que nos separaban de
Europa y originaron que, en menos de veinte años, la sociedad española se
aproximara al ritmo de vida y a las coordenadas de los países de nuestro entorno.

El efecto uniformador de la televisión, el control del mercado por parte de las


multinacionales y el mayor contacto con los centros emisores y difusores de los
hábitos del consumo y de la moda han propiciado que, en pocos años, la austera
sociedad española se haya convertido en el ámbito consumista que padecemos.

«Usar y tirar» La adquisición de lo superfluo se ha convertido en norma aunque, a


veces, sea perjudicial para la salud o para el medioambiente. La adquisición
convulsiva de las últimas novedades del mercado (ordenadores, compacts discs,
automóviles, etc.) está estrechamente vinculada a las aspiraciones de los jóvenes
que, si bien prolongan sus estudios y ven limitadas sus posibilidades de acceder al
mercado laboral, han adquirido tempranamente hábitos consumistas, en virtud de
los cuales, no vinculan su incorporación a la vida productiva con su exigencia de
disponer de bienes y servicios.

Toda persona consumista es, por definición, un inmaduro o inmadura, incapaz de


elegir libremente y esclavo de unos hábitos que lo convierten en un juguete
manipulado por intereses espurios.

El consumismo en Navidades

Las fiestas navideñas, más allá de su significado religioso, constituyen la época


privilegiada del año para hacer regalos. En estas fechas, las empresas sacan sus
productos al mercado y bombardean al consumidor con sus mejores ventajas y
cualidades envueltas en el celofán brillante de la publicidad. Es inevitable caer y
comprar no sólo los productos alimenticios que se necesitan para las cenas y
comidas navideñas sino también los regalos de diferentes caracteres y precios para
familiares y amigos.
Los grandes almacenes se llenan y cierran en horas inoportunas y los ciudadanos
se dejan llevar por la publicidad y la ansiedad para adquirir más productos de los
que se necesitan Y es que las Navidades son las fiestas consumistas por excelencia
y más de uno se pregunta si alguien todavía se acuerda de verdad del significado
de las celebraciones religiosas. Comprar, comprar y comprar, todo el mundo quiere
comprar y regalar.

La gran demanda navideña es aprovechada por las empresas que ponen los precios
de los productos por las nubes. Es la época en la que aparecen los productos
típicamente navideños como turrones, polvorones, champán, cavas o mariscos.

Los viejos valores de la Navidad como festividad que rememora el nacimiento de


Jesús para los católicos o la unión familiar que se establece en estas fechas,
desaparecen ante las compras y los regalos. Pero a todos les da igual, porque las
calles se engalanan de luces y las casas se adornan con belenes y árboles
navideños y si la Navidad sirve de pretexto para comprar, pues entonces bienvenida
sea, porque la sociedad en la que vivimos es consumista por naturaleza.

El consumismo: la publicidad.

La publicidad y el marketing son creadores de necesidades y deseos: llaman la


atención y despiertan el interés, producen el deseo y casi nos conducen a la compra
del producto. Se compra siguiendo unos modelos estándar: persona que vive
confortablemente; señor de éxito, triunfador; persona de prestigio social, etc.

El resultado de algunos estudios sobre el consumismo ha demostrado que los niños


son los mejores consumidores. Los niños son las víctimas principales de la
publicidad desenfrenada.
En relación con la alimentación, el exceso de publicidad ha cambiado algunos
hábitos de consumo infantil, no sólo se consumen más alimentos "chatarra" sino
muchos otros que no son siempre los mejores para una buena alimentación.

Para el cuidado de la alimentación se han introducido una serie de disposiciones


gubernamentales. Algunas mandan incluir leyendas en la publicidad que promueven
una dieta balanceada.

Pero ¿Qué ha sucedido en los años más recientes como consecuencia de la


publicidad en los medios masivos, sobre todo la TV?, que a los niños se les han
impuesto por medio de la publicidad, los juegos y los juguetes.

Podremos ver que esos juegos y juguetes no se lanzan al mercado apoyados


únicamente por una fuerte campaña, sin importarles a las grandes multinacionales
lo que piensen los niños de ese producto o si será resistente y divertido.

¿Y qué consecuencias tienen los niños ante esto?


Como el juego y los juguetes no fueron escogidos por ellos, casi inmediatamente
son abandonados.

El poco o mucho uso de ese tipo de juguetes, no obstante que es un juego que ellos
no eligieron, si llega a causarles un daño en cuanto que, por lo común, esos juegos
y juguetes representan acciones violentas, agresivas y destructivas.

Tomando en cuenta el tipo de juguetes que se producen, resultan inhibidos de la


fantasía, iniciativa e inventiva de los niños.

Seguramente más de una vez nos ha tocado presenciar cómo un pequeño que
apenas puede andar, juega a matar a todo aquel que se le pone enfrente.

Como resultado de la TV, hoy día los niños y jóvenes emplean un lenguaje muy
pobre condicionado por la permanencia de los personajes y de los programas que
lo crean.
Las formas de hablar, los gustos y modas, sacadas de la TV, igualan los gustos de
los jóvenes, intentando que imiten los cánones impuestos por la publicidad.

Lo mismo ocurre con la música ya que se da importancia a gente sin ningún mérito
musical únicamente por su buen aspecto haciendo que los jóvenes den de lado a la
buena música o los grandes clásicos ya que los empiezan a considerar anticuados,
además destruyen el criterio de los jóvenes ante la música ya que llega un momento
en el que no saben diferenciar a los músicos "basura" de los que realmente son
músicos.

Funciones de la publicidad.

a) Función sustitutiva: Es cuando el objeto que se anuncia se le dota


de cualidades que realmente no tiene.

b) Función estereotipara: Es la que se encarga de igualar los gustos de las


personas y formas de pensar haciendo que el consumidor compren objetos del
mismo tipo.

c) Función desproblematizadora: Es la que muestra únicamente el lado bello del


mundo mostrando prototipos de personas felices y perfectas que están muy lejos
de la muerte y el dolor.

d) Función conservadora: Es la que tiende a consolidar los valores establecidos


de la sociedad.

e) Función ideológica: Es la que se encarga de crear estados de opinión en la


sociedad.
Consecuencias del consumismo:

- Aumenta las diferencias existentes entre los países ricos y los pobres.

- Genera bolsas de pobreza.

- Deteriora el medio ambiente

- Hace confundir a las personas haciéndoles confundir lo que son con lo que tienen.

- El consumismo no es un modo adecuado ni inteligente de lograr la felicidad.

Por lo tanto el consumismo es injusto, insolidario y deshumanizador.

De la novedad a la basura: problemas de la sociedad de consumo.

El dinamismo de la producción en la sociedad de consumo tiene aspectos positivos:


el crecimiento económico, la mejora de la calidad de vida, el aumento de las
posibilidades de ocio y de tiempo libre.

Pero la sociedad de consumo tiene aspectos negativos y creo muchos y


graves problemas:

 en los países desarrollados los ciudadanos que disfrutan de las posibilidades


que ofrece la sociedad viven según unos modelos que deben renovarse
continuamente: en el ámbito profesional y familiar, en el entorno social y
profesional.
 La rueda del consumo gira vertiginosamente: aumentan las necesidades y se
consume sin freno.
 Los ciudadanos de los países que no pueden disfrutar del consumo
son marginados y muchas veces condenados a la supervivencia. En las
grandes ciudades de España, miles de personas malviven en auténticas
bolsas de miseria.
 Los países del tercer mundo son los países pobres y subdesarrollados.
Disponen de pocos recursos, y si los tienen, son materias primas y fuentes
de energía que explotan los países ricos del Primer Mundo.
 Ruptura del equilibrio en la relación hombre-naturaleza. La fabricación de lo
que consumimos precisa de recursos naturales, y el consumismo acelerado
produce una sobreexplotación de estos recursos, la generación continua de
desechos y el nacimiento de nuevos problemas en una dinámica imparable
que puede llegar a paralizar la misma sociedad del bienestar.

Un planeta para vivir: del consumismo a los problemas ecológicos.


Uno de los mayores problemas de nuestra sociedad son los problemas ecológicos
producidos por el consumo de los seres humanos. A continuación se exponen varios
problemas:

 La contaminación es la alteración de medio ambiente con elementos


perjudiciales para los seres vivos. La mayor parte de los procesos
contaminantes de los suelos, de las aguas y de la atmósfera se debe a la
actividad humana.
 Los residuos sólidos de origen industrial o domestico son otra fuente de
contaminación. Cada día se generan toneladas de basura en las ciudades y
en las empresas. Vertederos saturados o incontrolados y montones de
plásticos por doquier son una imagen constante de la vida actual.
 El efecto invernadero: los gases naturales que componen la atmósfera
permiten que la energía solar llegue a la Tierra y no escape, para que
mantenga el planeta cálido. La actividad humana de los dos últimos siglos ha
alterado este efecto natural y puede producir un cambio climático. La forma
como lo están consiguiendo es mediante la destrucción de los bosques, la
quema de combustibles...

 La capa de ozono. Las sustancias químicas artificiales de aerosoles,


neveras y congeladores, suben a la estratosfera y destruyen el ozono.
 Los residuos peligrosos. Con los poco más de 100 elementos químicos
diferentes que existen en la naturaleza, de los que se desconocen, en parte,
los efectos nocivos que pueden tener para la naturaleza y el hombre a medio
y largo plazo.
 Sobreexplotación de los recursos naturales: materias primas y fuentes de
energía. La sociedad de consumo de los países industrializados con un
modelo de crecimiento sin límites, oculta una realidad que cada vez se hace
más patente. Hasta nuestros días, el hombre ha practicado el nomadismo en
la búsqueda de recursos naturales.

La lista de problemas ecológicos puede ser mucho más larga: la erosión de suelo,
la desertización, la lluvia ácida, el aumento incontrolado de la población,
las grandes ciudades, las armas químicas, la energía nuclear...
Presentismo extremo:
Dentro de la filosofía, el presentismo es la corriente que afirma que el pasado y el
futuro no forman parte de la realidad, ya que lo único que existe es el presente. De
acuerdo a esta doctrina, tanto el pasado como el futuro son sólo construcciones
lógicas desarrolladas por el ser humano.
Muchos son los que defienden y abogan por el presentismo. Así, por ejemplo,
podemos decir que los budistas están totalmente de acuerdo con el mismo como
así lo demuestran determinados documentos de esta religión en la que viene a
plasmarse la idea de que sólo el momento presente es real y físico, mientras que el
pasado y el futuro son irreales.
Partiendo de esa idea podemos decir que el presentismo mantiene una estrecha
relación con una expresión o máxima que se ha mantenido del latín: “Carpe Diem”,
que viene a significar “Vive el momento”. En este caso, ese consejo no tiene tras de
sí tan complicado proceso filosófico pero sí viene a determinar que realmente lo
importante, lo que existe y lo que podemos cambiar o mejorar es el presente.
Esa máxima se convirtió en emblema gracias, por ejemplo, a la afamada película
“El club de los poetas muertos” (1989), dirigida por Peter Weir y protagonizada por
el desaparecido Robin Williams. Este da vida a un profesor que llega a dar clase a
un centro sustentado aún en normas antiguas, que pretende que sus jóvenes
alumnos busquen su camino y lo hagan dándole a su vida los cambios que
necesitan.

Individualismo Egoísta:
Llamo individualismo radical al modelo que sostiene tres tesis individualistas:
1) ética; 2) política; y 3) económica.
Este modelo parte de la noción de derecho como restricción moral que marca el
límite de lo que puede, hacerse o no hacerse a una persona.
Las restricciones morales encuentran su fundamento en la segunda formulación del
imperativo categórico, según la cual los individuos son fines y no solamente medios,
y como tales, "no pueden ser sacrificados o usados para logar otros fines sin su
consentimiento.
Los derechos que funcionan como restricciones morales están basados en la
creencia de que los individuos poseen racionalidad, libre albedrío, conciencia moral
y capacidad para formar y llevar a cabo ciertos planes, es decir, que ellos son
capaces de darle un sentido a su vida.
De esta concepción de los derechos individuales se infiere que el único Estado que
los respeta es el Estado mínimo, es decir, el que únicamente redistribuye protección.
De la misma manera el único sistema económico justo es el mercado, pues es el
único que respeta el derecho que tienen las personas de intercambiar bienes y
servicios como más les convenga. El mercado también permite a los individuos la
posibilidad de emplearse o no emplearse en el mercado de trabajo.
Los individuos se encuentran en una sociedad con intereses y deseos particulares,
la cooperación social se da porque les permite satisfacer mejor esos intereses y
deseos. También entran con distintas capacidades y habilidades, por eso el único
principio de distribución al que se debe acudir es el de la contribución.
El principio de la contribución afirma que las personas más talentosas deben recibir
más que las menos talentosas. Por ejemplo, los profesionistas que tienen más
preparación y que por eso ayudan más a la sociedad deben ser mejor remunerados.
Por otra parte, el criterio con el que se evalúa la remuneración que es justa para un
individuo es el de la producción marginal, es decir, cada individuo merece lo que es
capaz de producir.
Este criterio de distribución es más justo que la remuneración por un salario o por
ciertas necesidades.
Este modelo es definido por R. Nozick, quien de un individualismo radical infiere
lógicamente que es injusto ponerle trabas a la libre empresa; que un sistema de
impuestos viola los derechos de las personas, que cualquier modelo de distribución
que no sea "a cada quien lo que escoja y de cada quien como es escogido" interfiere
con la libertad, y que hay más argumentos en favor de la desigualdad que en favor
de la igualdad.
Me parece que el modelo individualista radical
es profundamente antidemocrático. Se ha
argumentado que si viviéramos en una
sociedad donde las diferencias fueran sólo de
deseos y de intereses, el mercado, sin duda,
sería el sistema distributivo más igualitario. Sin
embargo, no sólo las diferencias de talentos o
capacidades arrojan resultados desiguales,
también hay desigualdades de antecedentes.
Por ejemplo, los hijos de aquéllos que no
tuvieron éxito en el mercado de trabajo
empezarán con una desventaja frente a los
hijos de los que sí lo tuvieron. Esta desigualdad
es perjudicial para la democracia, razón por la
cual Machperson afirma quienes por su
educación y ocupación experimentan muchas
más dificultades que otros para adquirir, dominar y sopesar la información necesaria
para lograr una participación efectiva, se hallan en clara desventaja, una hora de su
tiempo consagrada a la participación política no tendrá tanto efecto como una hora
de los otros. Así la desigualdad económica crea la apatía política.
La desigualdad económica, pues, viola uno de los requisitos fundamentales del
método democrático al eliminar alternativas reales a un gran número de personas.

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