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PROCASE - COMAS
CICLO : III
MAYO- 2016
Antropocentrismo Extremo:
Muchas veces al referirse a la crisis
ecológica actual se menciona la
excesiva visión antropocéntrica
como la principal causa. De hecho,
el Papa Francisco en la reciente
encíclica Laudato Si critica al
antropocentrismo radical, bajo el
cual el utilitarismo y hedonismo
predominan en nuestra forma de
relacionarnos con el mundo natural.
El antropocentrismo no es más ni menos que una posición ética que ubica al hombre
en el centro del cosmos. En el otro extremo de la ética ambiental se ubicaría el
biocentrismo (o ecocentrismo) en donde los organismos vivos y los ecosistemas en
general tienen un valor no instrumental. Entre medio se ubicaría la ética del
patocentrismo en donde solo algunas especies tienen el status moral de los
hombres. Aclaro que no soy un experto en temas de ética por lo que aquí escribo
puede no ser del todo correcto.
Ahora bien, cuando hablamos del valor de los servicios ecosistémicos antes de
poder valorarlos debemos preguntarnos para quién es ese valor. Bajo la ética
antropocéntrica solo el hombre tiene un valor intrínseco (o innato), y por lo tanto
derechos, y los demás organismos vivos, incluidos los ecosistemas que conforman,
tienen solo un valor instrumental (o extrínseco) otorgado por el hombre. Es decir, lo
que la naturaleza tiene para ofrecer tiene un valor siempre y cuando contribuya al
bienestar del hombre. Bajo esta perspectiva, la conservación ambiental debería
fomentarse si es que esta contribuye positivamente con el bienestar del hombre
(incluido a las generaciones futuras).
Por otro lado, una perspectiva ética más amplia, como ser el patocentrismo o el
biocentrismo, otorga valor innato a las demás formas vivas independientemente de
si le reportan bienestar al hombre o no. Bajo esta concepción parecería lógico
suponer que si el causal del daño ecológico es el excesivo utilitarismo del hombre,
la forma de solucionarlo sería otorgarle derechos a las demás especies y a los
ecosistemas. Es decir, adoptar una ética que quita el hombre del centro del cosmos
y por lo tanto proteger a la naturaleza por su sola existencia.
La economía como ciencia adscribe al concepto ético del antropocentrismo. De
hecho, el concepto de valor para el consumidor en la economía neoclásica es
precisamente la disponibilidad a pagar por el consumo (o disfrute) de un
determinado bien o servicio (valor de uso), incluido, claro está, a los bienes y
servicios ambientales. También los economistas reconocen que las personas
pueden valorar bienes que no necesariamente consumen (valor de no-uso).
Quizás para los ecologistas o los científicos provenientes de las demás ciencias
naturales esta visión explícitamente antropocéntrica que tiene la economía pueda
resultar desagradable. A veces creo que los libros de texto de economía ambiental
debería venir con una advertencia que diga "este libro contiene lenguaje
antropocéntrico explícito". Más allá de las bromas, uno debería preguntarse si el
verdadero problema es la ética antropocéntrica y si las alternativas no presentan
problemas en sí mismas.
Si uno comienza por el segundo interrogante, algunos autores hacen referencia al
problema de definir qué es la naturaleza y si el hombre es parte de ella o no. Parece
razonable asumir que la naturaleza sería más bien un proceso dinámico (vía la
evolución de las especies). Nuestra propia existencia es evidencia de ello. Lo que
el biocentrismo trataría de preservar es un concepto de naturaleza mas bien
estático.
Consumismo Exacerbado:
Con estas definiciones podemos decir que hoy en día nuestra sociedad se ha
convertido en una sociedad muy consumista. Hoy en día, como por ejemplo los
jóvenes, se han convertido en unos grandes consumistas: “me voy a comprar las
zapatillas que salen en la tele”. La juventud se ha convertido en el centro de la
producción y en los técnicos de ventas con la intención de crear más necesidades:
el producir, usar y tirar se convierte en la necesidad de descubrir, experimentar y
vivir nuevas y continúas experiencias del joven.
Nos hemos convertido en una sociedad en la que cuanto más tenemos, más
queremos.
Las mujeres son también grandes consumistas. Las grandes empresas han
conseguido abusar de la mujer, por ejemplo para vender una colonia, utilizan a una
mujer guapa y atractiva o en su defecto, famosa.
Pero todos en general hemos llegado a ser unos grandes consumistas, en la medida
de que si sale en la televisión, tengo que comprármelo.
Pero no voy a hablar del consumo normal sino el irracional el compulsivo el que
conocen también los expertos en “Merchandising”.
En este factor también influyen la publicidad, las marcas, las fiestas (como la
Navidad) que veremos a continuación.
El desarrollismo abrió una etapa en la que, por primera vez, muchos españoles y
españolas de diversos estratos y capas sociales, tuvieron acceso a bienes y
servicios que hasta ese momento les habían estado vetados.
El consumismo en Navidades
La gran demanda navideña es aprovechada por las empresas que ponen los precios
de los productos por las nubes. Es la época en la que aparecen los productos
típicamente navideños como turrones, polvorones, champán, cavas o mariscos.
El consumismo: la publicidad.
El poco o mucho uso de ese tipo de juguetes, no obstante que es un juego que ellos
no eligieron, si llega a causarles un daño en cuanto que, por lo común, esos juegos
y juguetes representan acciones violentas, agresivas y destructivas.
Seguramente más de una vez nos ha tocado presenciar cómo un pequeño que
apenas puede andar, juega a matar a todo aquel que se le pone enfrente.
Como resultado de la TV, hoy día los niños y jóvenes emplean un lenguaje muy
pobre condicionado por la permanencia de los personajes y de los programas que
lo crean.
Las formas de hablar, los gustos y modas, sacadas de la TV, igualan los gustos de
los jóvenes, intentando que imiten los cánones impuestos por la publicidad.
Lo mismo ocurre con la música ya que se da importancia a gente sin ningún mérito
musical únicamente por su buen aspecto haciendo que los jóvenes den de lado a la
buena música o los grandes clásicos ya que los empiezan a considerar anticuados,
además destruyen el criterio de los jóvenes ante la música ya que llega un momento
en el que no saben diferenciar a los músicos "basura" de los que realmente son
músicos.
Funciones de la publicidad.
- Aumenta las diferencias existentes entre los países ricos y los pobres.
- Hace confundir a las personas haciéndoles confundir lo que son con lo que tienen.
La lista de problemas ecológicos puede ser mucho más larga: la erosión de suelo,
la desertización, la lluvia ácida, el aumento incontrolado de la población,
las grandes ciudades, las armas químicas, la energía nuclear...
Presentismo extremo:
Dentro de la filosofía, el presentismo es la corriente que afirma que el pasado y el
futuro no forman parte de la realidad, ya que lo único que existe es el presente. De
acuerdo a esta doctrina, tanto el pasado como el futuro son sólo construcciones
lógicas desarrolladas por el ser humano.
Muchos son los que defienden y abogan por el presentismo. Así, por ejemplo,
podemos decir que los budistas están totalmente de acuerdo con el mismo como
así lo demuestran determinados documentos de esta religión en la que viene a
plasmarse la idea de que sólo el momento presente es real y físico, mientras que el
pasado y el futuro son irreales.
Partiendo de esa idea podemos decir que el presentismo mantiene una estrecha
relación con una expresión o máxima que se ha mantenido del latín: “Carpe Diem”,
que viene a significar “Vive el momento”. En este caso, ese consejo no tiene tras de
sí tan complicado proceso filosófico pero sí viene a determinar que realmente lo
importante, lo que existe y lo que podemos cambiar o mejorar es el presente.
Esa máxima se convirtió en emblema gracias, por ejemplo, a la afamada película
“El club de los poetas muertos” (1989), dirigida por Peter Weir y protagonizada por
el desaparecido Robin Williams. Este da vida a un profesor que llega a dar clase a
un centro sustentado aún en normas antiguas, que pretende que sus jóvenes
alumnos busquen su camino y lo hagan dándole a su vida los cambios que
necesitan.
Individualismo Egoísta:
Llamo individualismo radical al modelo que sostiene tres tesis individualistas:
1) ética; 2) política; y 3) económica.
Este modelo parte de la noción de derecho como restricción moral que marca el
límite de lo que puede, hacerse o no hacerse a una persona.
Las restricciones morales encuentran su fundamento en la segunda formulación del
imperativo categórico, según la cual los individuos son fines y no solamente medios,
y como tales, "no pueden ser sacrificados o usados para logar otros fines sin su
consentimiento.
Los derechos que funcionan como restricciones morales están basados en la
creencia de que los individuos poseen racionalidad, libre albedrío, conciencia moral
y capacidad para formar y llevar a cabo ciertos planes, es decir, que ellos son
capaces de darle un sentido a su vida.
De esta concepción de los derechos individuales se infiere que el único Estado que
los respeta es el Estado mínimo, es decir, el que únicamente redistribuye protección.
De la misma manera el único sistema económico justo es el mercado, pues es el
único que respeta el derecho que tienen las personas de intercambiar bienes y
servicios como más les convenga. El mercado también permite a los individuos la
posibilidad de emplearse o no emplearse en el mercado de trabajo.
Los individuos se encuentran en una sociedad con intereses y deseos particulares,
la cooperación social se da porque les permite satisfacer mejor esos intereses y
deseos. También entran con distintas capacidades y habilidades, por eso el único
principio de distribución al que se debe acudir es el de la contribución.
El principio de la contribución afirma que las personas más talentosas deben recibir
más que las menos talentosas. Por ejemplo, los profesionistas que tienen más
preparación y que por eso ayudan más a la sociedad deben ser mejor remunerados.
Por otra parte, el criterio con el que se evalúa la remuneración que es justa para un
individuo es el de la producción marginal, es decir, cada individuo merece lo que es
capaz de producir.
Este criterio de distribución es más justo que la remuneración por un salario o por
ciertas necesidades.
Este modelo es definido por R. Nozick, quien de un individualismo radical infiere
lógicamente que es injusto ponerle trabas a la libre empresa; que un sistema de
impuestos viola los derechos de las personas, que cualquier modelo de distribución
que no sea "a cada quien lo que escoja y de cada quien como es escogido" interfiere
con la libertad, y que hay más argumentos en favor de la desigualdad que en favor
de la igualdad.
Me parece que el modelo individualista radical
es profundamente antidemocrático. Se ha
argumentado que si viviéramos en una
sociedad donde las diferencias fueran sólo de
deseos y de intereses, el mercado, sin duda,
sería el sistema distributivo más igualitario. Sin
embargo, no sólo las diferencias de talentos o
capacidades arrojan resultados desiguales,
también hay desigualdades de antecedentes.
Por ejemplo, los hijos de aquéllos que no
tuvieron éxito en el mercado de trabajo
empezarán con una desventaja frente a los
hijos de los que sí lo tuvieron. Esta desigualdad
es perjudicial para la democracia, razón por la
cual Machperson afirma quienes por su
educación y ocupación experimentan muchas
más dificultades que otros para adquirir, dominar y sopesar la información necesaria
para lograr una participación efectiva, se hallan en clara desventaja, una hora de su
tiempo consagrada a la participación política no tendrá tanto efecto como una hora
de los otros. Así la desigualdad económica crea la apatía política.
La desigualdad económica, pues, viola uno de los requisitos fundamentales del
método democrático al eliminar alternativas reales a un gran número de personas.