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Diseñador gráfico, investigador en temas a fines al


diseño.

El desafío de emprender un producto en el


mercado de diseño
13 MARZO, 2015 | ITLACAELEL | 2 COMENTARIOS
El propósito de esta conversatorio es compartir con ustedes la experiencia de lanzar un producto de
diseño dentro de un circuito de mercado que se ha establecido en México como son los bazares de
diseño, para al parecer, estimular la venta y compra de productos de diseño (mobiliario, accesorios,
joyería, moda, iluminación, interiorismo, entre otros) además de propuestas arquitectónicas y
gastronómicas.

Pero, ¿Qué son?, ¿para qué sirven?, ¿cómo funcionan?, ¿quiénes asisten?, ¿de cuánto es la inversión
que se debe considerar para iniciarse en este circuito como expositor?, ¿cuál son las ventajas y
desventajas?, ¿dónde se realizan los bazares?, ¿cuánto cuesta participar?, ¿quiénes están detrás de la
organización de estos bazares?, ¿por qué son relevantes?

Escenario

Un bazar de diseño se puede comprender como un evento realizado por un grupo de personas que
reúne a diseñadores, artistas, productores o comerciantes de, por lo general, objetos de uso personal o
de decoración, en dicho evento es común el consumo de alimentos y bebidas dentro de un espacio
alquilado o propio, en una serie de días en dónde posiblemente habrá música y mucha concurrencia
de interesados en algún producto para adquirirlo, de quienes busquen algo que llame su atención o
solo deseen ver la mercancía.

La aparición de este tipo de mercado se puede calcular hace más de diez años, cuando surgió Bazar
Fusión en 2003, en la Ciudad de México. En los últimos cuatro años han proliferado estas plataformas
que fungen como promotoras de diseño, arte y artesanías, ya sean escaparates itinerantes o
consolidados en algún sitio concurrente de la capital como el Centro Histórico o el centro de
Coyoacán, también se han realizado en los camellones de avenida Álvaro Obregón en la colonia
Roma del Distrito Federal o alguna avenida con un jardín grande como en el jardín Ramón López
Velarde que se encuentra sobre la avenida Cuauhtémoc donde asiste mucha gente porque enfrente se
encuentra el Centro Médico Siglo XXI en la colonia Roma.

Entre algunos de los criterios tomados en cuenta por los organizadores de los bazares para otorgar un
espacio a los interesados son la calidad, innovación, presentación y tendencia, propiciando la
participación equitativa y la colectividad de los jóvenes para encontrar su nicho, sin embargo, existen
restricciones de tipo personal que limitan la participación ya que si conoces al organizar hay una
probabilidad muy alta que formes parte de un concurrido bazar, de lo contrario, los iniciales criterios
serán la tarjeta de presentación, a no ser que el bazar este empezando y busque posicionarse como
primera estrategia en la mente de un público local.

Generalmente se lanza una convocatoria de participación para formar parte de alguna de las fechas
organizadas por el grupo gestor proporcionando un correo electrónico para establecer el primer
contacto y solicitar alguna forma de contacto, descripción del producto o servicio, fotografías de los
mismos, FanPage (muy importante), web site, entre otros. Una especie de comité o grupo de personas
revisa el material y lo evalúa para determinar si formas parte o no del evento y cuando se da la
respuesta a favor de la participación te proporcionan más información con relación a los objetivos y
metas que persigue el evento, su ubicación, los horarios, horarios de montaje y desmontaje, las
estrategias de promoción o difusión con las que se comprometen participar (ya sea virtualmente o
físicamente), las dimensiones del espacio con el que cuentan, lo que incluye el espacio como puede
ser una mesa plegable, silla y/o mantel, el costo por cada uno de los espacios con los que cuente, y las
formas de pago que pueden ser transferencias bancarias, depósitos o pagos por evento.

Por lo regular, el tipo de personas que asisten depende de la ubicación geográfica del evento, sin
embargo, si la marca del producto ya existe y se ha posicionado o ha ubicado a su público meta es
muy probable que la gente siga a la marca al evento donde se presente ya sea por un pedido especial
o para conocer los nuevos productos que exhibirán en el bazar. Los jóvenes entre 20 y 30 años son los
que inundan los pasillos de los bazares, pero es común ver a familias que viven por la zona y
aprovechan el fin de semana para convivir.

El público asistente a los bazares se puede identificar entre los niveles socioeconómicos A/B, C+, C y
probablemente C-

[1], caracterizándose principalmente porque gasta en entretenimiento o estar comunicado con un


smartphone que cuente con internet móvil a través de un plan de datos o a través de la red WiFi en
lugar de priorizar necesidades básicas como alimentación o transporte. No todos los bazares son para
todo tipo de público, la Lonja Mercantil y Mercado de Diseño proyectan una imagen que se perfila
para el grupo A, B, y mayoritariamente C+, Tráfico Bazar y Casa Fusión se han establecido entre el
gusto del nivel C+ y C y otros bazares como Mexicanitas, Vanitas y Liebre Libre oscilan entre el C y
C-, aunque esto no sea una norma sí es un hecho que observar.

Un bazar, mercadillo o mercado tiene como propósito llegar una compra a través de la venta de
productos o servicios que busque satisfacer los deseos y necesidades de una persona o grupo de
personas. Existen bazares que funcionan mediante el trueque (como habitualmente se hacía en
mercados prehispánicos), sin embargo, son los pocos o son esporádicos y están vinculados más al arte
que al diseño.

El bazar estimula el empoderamiento de los ciudadanos para no depender económicamente hablando


de una empresa o trabajo por lo que demanda una preparación y constante capacitación en términos
administrativos, contables y fiscales si es que pretende formalizar el emprendimiento y establecer un
negocio que forme parte de su vida.

Cuando se piensa participar en este tipo de mercado será importante considerar esencialmente los
costos de inversión, producción, distribución, almacenaje y difusión, sin embargo, lo más importante
es la observación y estudio es decir, si el objetivo es formar parte de este circuito de compra y venta
de objetos de arte y diseño lo primero que sería bueno hacer es saber qué se vende dentro para que el
producto o servicio tenga un elemento diferenciador o sea “novedoso”; si se reconoce las habilidades
con las que cuenta el productor o grupo productor lo que seguiría es estudiar los bazares para saber
que su propuesta llamará la atención.

Los productos que más abundan en los bazares son los accesorios de ropa como lentes, pulseras,
dijes, pajaritas, entre otras; bolsos, morrales, mochilas, calcomanías, botones, productos para el
cuidado personas, tazas, cojines, floreros, joyería, juguetes, libretas, plantas (suculentas), ropa y
calzado para hombre y mujer. Algunos bazares tienen productores de objetos más grandes como son
muebles para el hogar y tienen el espacio para que ingresen Food Trucks o carpas para vender
comida, bebidas, helados artesanales así como chocolates.

Para la gente que prefiere los productos orgánicos y sustentables como mobiliario o construcción de
huertos urbanos un bazar interesante es Casa Fusión que ha ofrecido un espacio para que se
comercialicen dichos productos en sus eventos y de manera fija ya que este bazar ha dejado de ser
itinerante teniendo una ubicación y horario fijo que permite al público ir el día que mejor le parezca.

El trabajo de ilustradores es muy común en los bazares ya que utilizan los objetos cotidianos para
plasmar su última serie de trazos que encuentran en estos objetos un medio de difusión masiva. Art
Toys y lámparas poco convencionales son expuestas a los ojos de los visitantes para ver si logran
cautivarlos y formar parte de sus decoraciones o colecciones. Existen productos para los recién
nacidos, objetivo que en este sentido ha sido poco explotado y podría funcionar como un gran nicho
de productos de diseño, básicamente se limita a la producción de ropa, sin embargo, los juguetes
tejidos y cosidos son el pretexto ideal para crear títeres o móviles para las cunas.

Para participar en alguno de los bazares se debe considerar entre $500 y más de $3,000 por evento, es
decir, si el evento consta de tres días el pago los cubrirá, si son menos también lo cubrirá el precio. En
muchas ocasiones el precio incluye una mesa que se adapta al espacio otorgado, una o dos sillas y un
contacto de electricidad; el mantel, decoración de la mesa o stand corre por cuenta del expositor. El
costo cubre la logística, organización, difusión y renta del espacio, no incluye comida ni bebidas para
el expositor, pero no sería mala idea que por participar se diera un descuento por comprar comida a
los expositores gastronómicos y viceversa. Los organizadores por lo regular dejan que guarden sus
cosas en el lugar del evento para el día siguiente, es por eso que tienen la alternativa de llevarse a
casa lo más importante y dejar resguardado lo demás en el sitio del evento.

Algunas consideraciones que hay tomar en cuenta antes de participar son:


Hacer una planeación anticipada con lo que idealmente sería un plan de negocios.
Elegir el tipo de bazar al que se quiere participar ya que son públicos con características
específicas.
Ver en cuál se tiene mejor difusión ya que algunos publican poco en Facebook pero están más
posicionados, otros publican mucho pero no vinculan a la marca o no tienen una estrategia de
publicación o contenido interesante.
Revisar la propuesta de diseño u objeto de acuerdo al estudio previo de la competencia para
lograr diferenciarse.
Los primeros bazares en los que se vaya a participar se deberán considerar como una inversión
para la estrategia de posicionamiento por lo que el éxito comercial será la combinación de la
planeación y la estrategia de posicionamiento.
Considerar el registro del nombre y diseño de marca ante INDAUTOR (Instituto Nacional de
Derechos de Autor) que no es lo mismo que el registro de marca, además de registrar el producto
que se está ofreciendo en venta.
Vincularse con la comunidad, el éxito traducido en ventas no viene solo por participar en un
bazar, el productor debe tratar de entender el territorio en el que está para acercarse y ofrecer eso
que quiere el público, es trabajo no magia por lo que los expositores pueden explicar su proceso
creativo o si el producto habla por sí sólo entonces será evidente que hubo un estudio previo del
objeto que se insertó en el gusto del público dirigido.
Constancia, es una palabra muy común pero que marcan la diferencia dentro de la cultura del
emprendedor. Si esto es lo que realmente te gusta se debe propiciar entre expositores y visitantes
un ambiente lúdico o divertido para que no se transforme en un trabajo más.
Renovarse regularmente, así como las colecciones de moda, la gente busca cosas nuevas dentro de
los bazares por lo que es importante estar revisando su producción y estar abiertos al feedback, la
retroalimentación que el público da al objeto o producto, lo que se reflejará como una oportunidad
de crecimiento e innovación.
Calendarizar los bazares y definir las fechas en las que es más relevante tu presencia de acuerdo al
producto que ofreces, es decir, preveer fechas como 6 de enero, 14 de febrero, 30 de abril, 24 de
diciembre, entre otras, para establecer la estrategia de participación a los bazares y resulte
provechosa la inversión.
Ya que se establecieron las fechas buscar una promoción irresistible que cautive al público para
adquirir el producto o vincularse con otros expositores para construir promociones que los
beneficien y a la comunidad también.

Relfexión

Los organizadores que convocan a diseñadores y artistas a esta comunidad dicen que buscan
construir vínculos para a través de sus plataformas se desarrolle y fomente los procesos de
intercambio de bienes o servicios entre individuos de un lugar en específico, con el fin generar la
experiencia de venta directa entre productor (creador) y público para exaltar lo “Hecho en México”
como sello de calidad e innovación en marcado por las tendencias de diseño contemporáneo.

Probablemente el éxito de estas organizaciones sea que el público trata con el diseñador o artista sin
haber intermediarios de por medio que le hablen del producto, como si el producto estuviera
transparente y vulnerable a los ojos del público. Este diálogo es la oportunidad que aprovechan los
organizadores para fomentar espacios aparentemente autogestivos aunque las decisiones finales
siempre provengan de los organizadores.
Irvyn Roho en su texto “Bazares de diseño: el pulso del diseño loca”, hace una reflexión muy abrupta
sobre su experiencia sobre los bazares de diseño que según su experiencia representan. Cuando él
participó en 2011 con los organizadores parecía todo tan bueno que representaba una buena
oportunidad para los diseñadores independientes que empezaban una carrera profesional,
refiriéndose al termino independiente a las personas y empresas que no necesariamente cumplen con
los lineamientos legales para comercializar, y por lo regular no pagan impuestos ni seguro social sin
intención de adjetivar el concepto peyorativamente. Para el 2014, con la proliferación de los bazares
de diseño, la periodicidad de los eventos fue más recurrente y los criterios de conformación de
expositores fue pobre según se percibe en su texto cuando se refiere a la curaduría.

La malversación de los organizadores por acaparar expositores y tener que vender en el público
propicio al parecer una desconfianza entre el público sobre los productos, los procesos de diseño y
producción artística se fueron reduciendo para priorizar el consumo de objetos carentes de contenido
y sentido, una comercialización de piezas prefabricadas y armadas sin propuesta.

Pese a la poca profundidad de análisis de Roho existe una clara desilusión sobre lo que se proponía
en el año 2011, su falta de precisar conceptos hace ambiguo su texto, como por ejemplo qué entiende
como mercado de diseño, explicar la función de una curaduría en el bazar, analizar sobre su idea de
diseño independiente, explicar las relaciones sobre objeto de diseño y público y cómo se genera este
imaginario sobre lo que rodea la producción de diseño en marcado por las variantes políticas, sociales
y económicas del país, o ahondar sobre el mito que solo los diseñadores compran a los diseñadores y
saber cuál es siguiente nivel, ¿según quién o según qué?

Para entender la complejidad del tema sería bueno establecer en otra plática una reflexión más
profunda que clarificara las dudas que salen a flote con estas ideas. Pero lo que es un hecho innegable
es que se puede observar algunas deficiencias que toda competencia genera cuando se emprende un
negocio, ya sea que el negocio de la organización de eventos o la producción de objetos exhibidos
dentro del evento, como por ejemplo: la incongruencia entre los propósitos de los organizadores con
la selección de expositores, sobre oferta de bazares similares, la falta de retroalimentación entre
algunos organizadores por atender la demanda del público así como la de los expositores, la
informalidad fiscal que predomina entre organizadores y expositores, la falta de planeación
administrativa y utilización de estrategias de mercadotecnia que idealmente se hacen para beneficio
del negocio.

Sin embargo, la cultura del emprendimiento se ha desarrollado ampliamente en el país y existen


muchos recursos que se pueden utilizar para prepararse y tomar lo que mejor convenga para
emprender un producto de diseño en el mercado o bazar. Mucha información se puede obtener de
Internet y de sitios como www.pepeytono.com.mx (http://www.pepeytono.com.mx),
www.nafin.com (http://www.nafin.com), o fundaciones como www.proempleo.org.mx
(http://www.proempleo.org.mx), que capacitan para realizar planes de negocio y se pueda preveer
el éxito del producto o servicio.

Es innegable el impulso y promoción que estas plataformas ofrecen para los jóvenes diseñadores; el
ejercicio de emprender un producto no puede ser mejor experimentado a través de estos espacios que
sirven para dimensionar el trabajo de llevar la idea a la producción y de ahí al consumo aunque para
los productores de arte puede ser ajeno el formato, sin embargo, algunos organizadores están abiertos
a recibir trabajos de artistas.
En cuanto a innovación es un tema muy controversial pues supone cuestionarnos ¿qué es innovación
o a partir de qué o quién se puede entender la innovación? Ya sea de una disciplina como la
mercadotecnia o desde el punto de vista del arte se extendería esta exposición al infinito ya que hay
diversas explicaciones o puntos vistas, por lo regular, las variantes económicas hegemónicas dictan lo
que es y no es innovador reduciendo la propuesta de producción a una muy específica que dejaría
afuera la diversidad de proyectos de diseño.

Esta multiplicidad de bazares o mercados de diseños más que una dificultad plantean una
oportunidad para establecer estrategias de diseño que favorezcan a los productores a ser concientes,
propositivos, responsables socialmente y estar al día con lo que los compañeros exponen; supone el
desafío de tomar la decisión de producir un objeto interesante que comunique algo o comercializar
objetos publicitarios (termos, playeras, Mouse pad, protectores de teléfonos móviles, tazas, libretas,
mochilas, entre otros).

[1] Niveles propuestos por la Asociación Mexicana de Investigación de Mercados y Opinión Pública
(AMAI) 2011, publicados por Consulta Mitofsky 2012-2013

2 thoughts on “El desafío de emprender un producto en


el mercado de diseño”

1. CHRISTOPHER MÉNDEZ dice:


Excelente! Muchas gracias!

6 SEPTIEMBRE, 2016 AT 4:56 AM | RESPONDER


ITLACAELEL dice:
Muchas gracias Christopher.
Saludos.

12 SEPTIEMBRE, 2016 AT 2:47 PM | RESPONDER

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